Primer Encuentro
Estaba en medio de la sala comiendo una rebanada de pay de queso. Tocaron a la puerta... abrí. En ese momento ya estaba caminando por el bosque. Llevaba puesto un vestido azul de seda... iba persiguiendo ese aroma tan seductor. Al entrar a un sendero lleno de huesos... ahí estaba de nuevo... la sombra de ojos rojos y dientes afilados... Sonriéndome...
Empecé a reaccionar, pero en ratos escuchaba un zumbido aturdidor. Apenas y escuchaba partes de lo que dos personas hablaban... una mujer y un hombre... discutiendo...
-...loco?...- creo que es la voz de Karen.
-... no pude evitarlo...-
-... gusta ella?...- sí, es Karen.
-... ¡Sí, me atrae!...-
-...La próxima vez... suerte!...- el zumbido se fue.
-¡No te atrevas Karen!-
-¡Vete y no vuelvas!- gritó Karen.
-No te prometo nada- dijo el desconocido con voz suave. Se escuchaba cerca de mí. Sentí que algo frío me rozó el rostro.
Abrí los ojos y vi como Karen cerraba la puerta del patio con violencia, al mismo tiempo que... ¿gruñia?...
-¡¡Elizabeth!!- gritó mi madre. Volteé a verla. -¡¿Karen me puedes explicar que fue lo que pasó?!- le gritó.
-Entró un ladrón señora Bellith. Nos atacó a los tres.- dijo rápidamente.
-¡¿Y que haces ahí tan calmada?!- dijo acercándose a Jorge. Yacía en el suelo con sangre en la cabeza. -¡¡Lleva a Beth a su cuarto y traeme el botiquín de primero auxilios, rápido!!- gritó mi madre. No quería dejar a Jorge sólo, me preocupa.
Karen me ayudó a levantarme y caminamos hacia mi cuarto, nunca antes me había tocado; emana frío de su cuerpo...
Apenas entrar a mi cuarto cerró la puerta y me empujó a la pared bruscamente...
-¡¡Karen que te...- me puso la mano en la garganta.
-¡¿Qué fue lo que viste?!- preguntó con los dientes apretados.
-Nada... yo...- apretó más fuerte.
-¡¡Dime qué fue lo que viste!!- me jaló y empujó contra la pared con fuerza.
-Un hombre... y a ti cuando me golpeaste... pero solo eso... lo juro...- dije con dificultad.
-Si no quieres que nada malo le pase a tu familia será mejor que no digas nada de lo que viste... Entró un ladrón a la casa, nos atacó y huyó. ¿Está claro?- apretó aún más mi garganta.
-Sí... por favor...- dije con un hilo de voz.
-Más te vale que no digas nada de lo ocurrido aquí, o tu familia lo pagará muy caro...- siseo mientras me golpeaba contra la pared y me soltaba.
Salió de mi cuarto y escuché como mi madre le gritaba, pero no logre escuchar que decía. Caminé a tientas para encontrar mi cama, cuando la encontré me recosté en ella. Me quedé viendo fijamente la ventana cerrada y después una de las esquinas del cuarto... no daba nada la luz ahí... sentí como si alguien estuviera ahí... viéndome... comencé a caminar a tientas hasta esa esquina, notaba un aroma bastante familiar proviniente de ese lugar...
Las voces de mamá y Karen se escuchaban cada vez mas cerca. Paré de caminar antes de llegar a la esquina y volteé hacia la puerta. Mamá encendió la luz y al instante sentí una brisa fresca de la ventana... ahora abierta...
-¡Beth, ayudanos a acostar a Jorge!- dijo mi madre. Corrí a ayudar y Karen me miró fijamente a los ojos... amenazante...
-Karen por favor traeme agua tibia.- le ordenó.
-Enseguida señora Bellith.- me fulmino con la mirada. Salió.
-Beth... ¿que fue lo que pasó?... quiero la verdad...- dijo en voz baja.
-E-estábamos en la sala, Karen acababa de llegar de hacer las compras y fue a la cocina a guardar todo... escuchamos un ruido y corrimos a ver qué había pasado y...- vi a Karen en el umbral de la puerta...- y... l-lo último que recuerdo es que vi a Karen en el suelo y quise salir de la cocina... c-cuando abrí los ojos ya estabas aquí...- mentí. Karen entró al cuarto y mamá me limpió la frente con una gasa, hasta ese momento no me había dado cuenta que estaba sangrando...
-Lo que no me explico es como solo Jorge y Elizabeth están heridos...- dijo mirando a Karen.
-Disculpe mi atrevimiento señora Bellith, pero yo también resulte herida.- le mostró una cortada en el antebrazo. Seguro que ella se lo hizo sola.
-Ve a curarte. Ni una palabra de ésto a tía Merry... ¿entendido?- dijo mirándonos a las dos.
-Como usted diga señora Bellith. Si no necesita nada más, me retiro. Con su permiso.- hizo una reverencia y salió.
-Beth recuestate enseguida de Jorge, yo aquí me voy a quedar cuidándolos mientras llega tu padre. Gracias a Dios que me devolví por la cartera, no quiero ni pensar que hubiera pasado si no regreso por ella...- dijo mientras limpiaba la herida de Jorge. Volteó a verme y me acarició el rostro.
-¿A dónde fue papá?- pregunté.
-Cuando llegamos a la casa, tu padre vio que alguien salió corriendo por el jardín... fue a perseguirlo pero todo va a estar bien, no te preocupes.- dijo.
-¿Que no me preocupe? Mamá ese hombre...- Karen estaba en el umbral de la puerta... -... nos... atacó, puede ser peligroso.- dije nerviosa.
-Tu padre sabe defenderse, lo sabes. ¿Cenaste?- preguntó mientras enjuagaba un trapo para ponerlo en la frente de Jorge.
-N-no tengo hambre...-
-Tienes que comer. Descansa, voy a prepararte algo para que cenes.- Karen aún estaba en la puerta.
-¡D-de verdad no tengo hambre!- dije en voz alta para que mamá no la viera.
-Vas a comer sí o sí. ¿Entendido?- se levantó para tomar la bandeja con agua e irse.
-¡¡Mamá...!!- grité. Me miró.
-No voy a discutir contigo...- dijo. Volteé a la puerta... Karen no estaba...
-Te amo...- dije. Mamá se acercó a mí.
-Yo te amo más Beth.- besó mi frente y se fue.
Me levanté de la cama para cerrar la ventana. Había algo en esa esquina, de eso no hay duda. Ese aroma... es el mismo que percibí en la cocina cuando algo frio me tocó el rostro... pero... ¿Qué será?...
Regresé a la cama y me senté enseguida de Jorge. Me quedé mirando la ventana unos segundos y comencé a sentir mucho sueño.
Estaba en un lugar muy obscuro, tenebroso. Intenté gritar. La voz no salía de mis cuerdas vocales. De la nada apareció una pequeña luz, haciéndose cada vez más grande... tomó la forma de una ventana idéntica a la de mi cuarto. Me acerqué a ella. En el cristal se reflejaban dos pequeñas luces rojas. Volteé a mis espaldas. Ahí estaba de nuevo... esa sombra de ojos rojos... sonriéndome...
-Beth despierta hija... te traje tu cena...-dijo susurrando.
-¿Qué hora es?- pregunté bostezando.
-Eso no importa, come hija.- aún susurraba.
-¿Porqué susurras mamá?- pregunté curiosa.
-No quiero despertar a Jorge, necesita descansar.- asentí.
-¿Qué me trajiste de cenar?-
-Croquetas de papá y atún.- No se me antojaban nada.
-Mamá, perdón... no se me antojan... ¿podrías traerme unos emparedados?-
-Con gusto te los preparo hija.- dijo.
-Gracias mamá, con 2 tengo.- sonreí.
-¿Mantequilla de maní y mermelada de fresas?- sonrió. Yo asentí varias veces. -Ya te los traigo hija.- salió.
Jorge dormía plácidamente en mi cama. Noté que se mueve mucho, probablemente él también tenga pesadillas como yo... ¿Debería preguntarle si recuerda algo de lo que pasó? Tengo curiosidad de saber qué fue lo que él vio.
Mamá entró al cuarto con 2 emparedados y una jarra de leche, en una bandeja. Timbro su celular y sólo los dejó en la mesita, besó mi frente y salio del cuarto. De verdad tenía mucha hambre. Tomé uno de los emparedados y comencé a comer de él, me levanté de la cama y abrí el cajón donde guardaba mi álbum de fotos. Sonreí al encontralo. Mordí el emparedado para llevarmelo en la boca, me puse debajo del brazo el álbum, tomé el vaso de leche, la jarra y me fui al sillón que estaba cerca de la ventana.
Amo mi álbum, en él tengo fotos de mis pocos amigos, mis cumpleaños, los viajes que he hecho con mis padres, etc.
La primera foto es una que me regaló mi madre, estoy recién nacida. En ella están mis padres... me tienen envuelta en una frazada amarilla y traía un gorrito a juego, supongo que de ahí salió mi amor por el color amarillo.
La segunda foto fue tomada aquí. En ella tía Merry me tiene en brazos y, que tristeza... el tío Sam... él fue el primer amor y esposo, de tía Merry. Él está sentado al lado de ella, se veían tan felices. Mamá está sentada a los pies de tía Merry. Mamá me contó alguna vez que el tío Sam había muerto de una forma muy extraña... sentí un escalofrío correr por mi espalda al ver a Karen... está idéntica... y... ésta foto es de hace... casi 18 años...
Busqué otra foto donde saliera Karen. Encontré 2 más y... era la misma. No puede ser posible que no haya envejecido nada. Saqué las 3 fotos y seguí buscando más, sacando todas cuantas encontraba.
No podía creer lo que estaban viendo mis ojos. Después de todos éstos años sigue igual, todos envejecimos excepto ella...
Le di un gran sorbo a mi vaso de leche y tuve que servirme más. ¿Cómo puede ser posible que no haya cambiado en nada? ¿Cómo puede seguir igual?
Guardé todas las fotos y él álbum para luego enseñarselas a mi madre, pero... ¿y que tal si Karen descubre que las tengo?...
Saqué todo y mi cámara. Fotografié de nuevo todo. Las guardé en una carpeta en mi laptop, me envíe un correo con esas fotos y guardé otras copias más en una memoria. No iba a esperar a que Karen las encontrase para arrepentirme por no haber hecho copias.
Debería mostrarselas a alguien mas, pero temo que Karen... o lo que sea que eso sea... le haga daño a mi familia.
Jorge despertó justo al mismo instante en que mi madre entraba al cuarto. Escondí rápidamente las fotos y cerré el álbum. Mamá seguía hablando por teléfono. Sólo entró para llevarse a Jorge de mi habitación y desearme buenas noches. Me despedí de Jorge con la mano y cerré la puerta.
La cabeza me daba vueltas por todo lo que había pasado hoy. Conseguí terminarme el último emparedado a regañadientes, tomé otro sorbo de la leche, ya caliente, y dejé todo en la mesa del tocador.
Entré a mi armario para ponerme la pijama y me encontré con una rosa roja encima de mi maleta... seguro Jorge la puso ahí.
Me cambié de ropa y me fui a acostar. No duré mucho tiempo en quedarme profundamente dormida.
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