Florida
No pude dormir muy bien esa noche, y pensar en que dejaría Seattle no ayudaba en nada, tenía miedo de cerrar los ojos y que al abrirlos ya estuviera en... Florida...
Como ya no soportaba estar acostada sin nada que hacer y sintiéndome cada vez peor, decidí que ya era tiempo de levantarme. Eran las 5:15 de la madrugada, ¡Menuda hora!... me estiré, tendí la cama, aparté las maletas que contenían mis cosas personales de las que sólo tenían ropa.
Salí de mi habitación, la cuál se encontraba en el segundo piso, a un lado del cuarto que algún día fue de mis padres. La parte de abajo, en la epoca en que mis padres estaban juntos, era recibidor, comedor y sala de juegos... ahora la sala de juegos es el cuarto de mamá, y lo que antes fue el cuarto de mis padres ahora es donde guardamos las cosas fuera de temporada.
Me dirigí a la cocina y me dispuse a desayunar, pero como soy una papa para cocinar, lo único que pude hacerme fue un cereal.
Al terminar lavé mi plato y me fui a la sala; faltaban 4 horas para que saliera nuestro vuelo. Decidí ir a caminar un rato por el bosque, pero antes que nada... le dejé un recado a mi madre, no vaya a pensar que me he escapado o algo por el estilo...
Mamá:
Me fui a dar una última caminata por el bosque, para despejar la mente y reflexionar sobre lo sucedido anoche.
Regresaré, no te preocupes ni mandes judiciales a buscarme. Estoy bien, sólo quiero sentir el aire fresco de Seattle por última vez, antes de irnos... ¡Te amo mamá8!
Beth♡...
Salí de la casa y comencé mi caminar rumbo al bosque; apenas cruzar 2 filas de árboles sentí el frescor matutino. Anduve tropezando todo el camino y caí varias veces... típico de mí. Después de haber caminado un buen rato sentí una urgencia por volver a casa, pues empecé a sospechar que me había alejado bastante. Apreté el paso de regresó a casa pero me sentía fatigada de tanto caminar, me senté a descansar un rato, miré el reloj y marcaba las 7:20am, me sacudí el pantalón y anduve de nuevo por el camino que, según yo, daba a mi casa.
Después de medía hora logré salir del bosque y corrí de regreso a mi casa; al llegar, vi a mi madre afuera de la casa, ésta vez no me estaba esperando, pero se notaba que estaba molesta. Me acerqué lo más rápido que pude pues andaba muy cansada por tanto caminar, y por supuesto... tropecé un par de veces.
—¿Dónde estabas Elizabeth? ¡Me tenías muy preocupada jovencita! — dijo molesta.
—Fui a caminar mamá, te dejé una nota en la mesa de la sala.
Mi voz sonaba agitada por correr.
—¿Estás bien? Te escuchas agitada.
—Estoy bien, corrí de regreso a casa y me cansé.
—Bueno, baja tus maletas que ya es hora de irnos —dijo ignorandome por completo.
Dejé las maletas en la entrada para que el chófer del aeropuerto las guardara en el maletero. Me devolví a la casa para mirarla por última vez, y digo última vez porque no se cuándo volveré, ni siquiera sé si volveré...
Todo el trayecto hacia el aeropuerto (y al llegar a éste), tenía esa sensación de haber olvidado algo, pero no podía recordar que era.
El vuelo fue un poco turbulento. Iba viendo por la ventanilla, pero empecé a sentir mucho sueño y cerré la ventana para dormir un rato.
—Elizabeth...
Me llamó mi madre.
—Beth despierta, ya llegamos...
Intenté abrir los ojos pero los sentía pesados.
—¡Beth!
Me agitó con insistencia el antebrazo.
—¡Despierta!
Me agitó mas fuerte.
—¿Qué pasa?
Aún sentía sueño.
—Ya llegamos a Florida, nos tenemos que bajar del avión, levantate ya.
Con todo el pesar de mi ser, bajé de ese avión.
No sé que es lo que hago aquí... debí de haber luchado por quedarme en Seattle. Tengo el presentimiento de que mi estadía en ésta ciudad no va a ser para nada buena... cuando estoy aquí, siempre tengo la sensación de que algo me acecha, como si alguien me persiguiera a donde sea que vaya... mamá dice que sólo son ideas mías y que con el tiempo voy a sentirme como en casa, cosa que dudo mucho.
Al recoger nuestro equipaje y cruzar las puertas hacía la sala dónde todos esperan a los que bajan de los aviones, vimos a la tía de mi madre, una de las tantas personas que dicen que soy rara y que necesito mas color en mi piel... al instante de verse comenzaron a entablar conversación...
—¡Bellith, Bellith, por aquí! —dijo tía Merry.
—¡Tía Merry que gusto me da verla! —dijo mi madre.
—¿Cómo han estado Bellith? Tenía mucho tiempo sin verlas.
—Muy bien tía Merry, ¿y usted?. Es que Elizabeth estaba muy ocupada por la escuela y no podíamos venir de visita.
Mintió.
—Sí, lo entiendo, no te preocupes... ¡Elizabeth! Veo que... —me miró de arriba a abajo —. no has cambiado en nada —. dijo con desagrado.
—¡Tía Merry! Usted tampoco ha cambiado en nada —. una sonrisa falsa se formó en mi rostro —. aunque viendola bien, se ve más delgada.
Mentí.
—¿De verdad se nota? —dijo sorprendida. -¡Debe ser la dieta!- sonrió de oreja a oreja. -Bueno basta de halagos, vayamos al auto.- dijo sonrojada.
Agradecí mucho que mi madre mantuviera ocupada a tía Merry platicando, mientras ibamos en el carro. El trayecto hacía casa de tía Merry era muy largo y hacía un calor de los mil demonios, sentía que me asfixiaba. Extraño tanto Seattle, su frío abrazador, los días sin sol... me va a ser muy difícil acostumbrarme a este clima.
Después de casi media hora de camino, llegamos a casa de tía Merry. Bajamos las maletas del coche. Mamá hacía comentarios sobre lo Bonita que era la casa. Metimos todas las maletas y nos sentamos en la enorme sala.
-¡Bienvenidas a mi humilde morada! Siéntanse como en su casa-
-Muchas gracias tía Merry, pero no nos tendrás aquí por mucho tiempo. Buscaré una casa cerca del trabajo. No queremos incomodarte.- dijo mi madre.
-¡Pero claro que no! Ustedes no son ninguna molestia, pueden quedarse todo el tiempo que quieran Bellith.-
-Pues muchas gracias tía Merry, creo que te tomaré la palabra- dijo riendo.
-Elizabeth, tu cuarto está en el segundo piso, solía ser el cuarto de tu prima Amy, espero que te guste.- su voz era melancólica.
-Gracias tía. Bueno, me retiro. Iré a instalarme en mi recámara.-
Acerqué mis maletas a las escaleras y las subí en 3 viajes, una a la vez. Abrí la puerta del cuarto de Amy, ahora mío, y metí las maletas. La cama era exageradamente grande, probablemente Queen Size. Tenía muchas almohadas encima, fácil serían unas 8. Tenía 2 barrotes en la cabecera, uno en cada esquina de la cama, los cuales sostenían un techo de metal con cortinas blancas transparentes colgando de él... típico de una niña mimada como mi prima Amy... ya luego me encargaré de quitar 6 almohadas... oh, no...
Eché un vistazo por la enorme ventana, me senté al borde de la misma, en el suelo, y admiré la puesta del sol; al parecer lo único que me agrada de Florida...
Tocaron a mi puerta:
-Adelante- contesté sin dejar de mirar el cielo.
-Señorita Elizabeth, la cena está servida.- era el ama de llaves.
-Gracias Karen, enseguida bajo.- seguía viendo el cielo.
-Con su permiso señorita Elizabeth.- salió de mi cuarto.
Bajé las escaleras y entré al comedor. Vaya que sí está grande la casa de tía Merry, los cuartos, la mesa, la sala, el comedor... ¿Cómo estará el baño?... Me senté en la primer silla que vi, tía Merry se sobresaltó exageradamente...
-¡Elizabeth no te sientes ahí, ese es el lugar de mi esposo!.- me miró fijamente por 3 segundos. -En ésta casa TODOS tienen su lugar designado. El tuyo es al lado de tu madre.- estaba muy molesta.
-¡Lo siento, no lo sabía!- me salí del comedor y mi madre fue detrás mío.
-Elizabeth no te comportes de esa manera, es obvio que las sillas de los extremos son para los dueños de la casa.- dijo en voz baja.
-Pues disculpa mi ignorancia madre, da la casualidad que en mi casa nunca supe de eso.- también hablé en voz baja.
-Elizabeth no es tiempo de reproches. Regresa al comedor y comportate por favor.- se escuchaba un poco molesta.
Toda la cena me estuve en silencio. Terminé de cenar y me levanté de la mesa. Les di gracias por la cena, les deseé buenas noches a las 2. Me fui directo a mi cuarto.
Me puse el pijama y me dormí apenas tocar la cáma...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top