Acción y Reacción.

The Spectacular Spider-Man.

-Hola- Persona hablando.
-(Maldición)- Persona pensando.
-Hola- Criatura y/o Monstruo hablando.
-(Corre)- Criatura y/o Monstruo pensando.
-[Hola/hola]- hablando por teléfono, comunicador, video llamada, micrófono, Etc.
《Hola》texto en carta, mensaje, nota.
*Onomatopeya de sonido*
-X-XX-XXX-XX-X- cambio de ubicación y/o lugar. 
{Takashi} Punto de vista de cierto personaje.
~Sum~ Sentido Arácnido.

Arco 01: ¡¿Qué me está pasando?!

Capítulo 02: Acción y Reacción.

X-XX-En las Calles de la ciudad de Tokonosu-XX-X

-¡Espera Takashi!- gritó Saya intentando darle alcance a su amigo/interés romántico.

-¡Es la pubertad, si debe ser eso!- se trataba de auto convencer el castaño. Primero lo de pegarse a la pared en la mañana, luego esas “telarañas” en el comedor. ¿Qué sigue después? Le saldrán patas de araña de la espalda -Es la pubertad, es la pubertad, es la pubertad.-

Repetía una y otra vez como si fuera una especie de mantra que le hiciera olvidar todo lo que ha hecho hasta ahora. Por desgracia no podía, todo estaba tan claro como el agua, más no quería admitirlo.

~Sum~

-¡Cuidado Takashi!- gritó Morita al ver como el semáforo cambió de rojo a verde.

*Pfffffff*

Pero incluso antes de que su amigo le avisara o de escuchar el sonido de las llantas al patinar en el suelo, aquel zumbido en su cabeza le volvió a advertir.

De un pequeño salto quedó sobre el cofre de vehículo y por instinto utilizó sus brazos para impulsarse hasta el otro lado de la calle cerca de un edificio.

-¡Wow! ¿Vieron eso?-

-¡Increíble!-

-¿Debe de trabajar en algún circo?-

Fueron los comentarios de distintas personas que vieron lo ocurrido. El castaño se sentía débil y que le faltaba el aire así que se recargo en la pared más cercana. Sus amigos esperaron hasta que el semáforo volvió a cambiar para atravesar la calle para poder ayudarlo.

-¿Takashi?- dijo la peli rosa con preocupación al ver como la piel de su amigo se tornaba ligeramente pálida. El se tensó cuando una mano se posó en su hombro.

-Esto no es la pubertad.- admitió derrotado.

-Tranquilo amigo.- dijo Morita tratando de animar al hijo mayor de los Komuro -Encontraremos una solución a esto.-

-Gracias… A los dos…- les agradeció con una débil sonrisa -¿Pero que debemos hacer ahora?-

-Primero que nada debemos entender como funcionan estas… ehh… “Habilidades” que tienes.- analizó la ojidorada haciendo énfasis en la palabra -¿Conocen algún lugar donde estemos alejados de las personas?-

El castaño negó rápidamente, el conocía perfectamente la ciudad pero no más haya de ella. El ojiverde por otro lado se sujetó el mentón en una pose pensativa antes de chasquear los dedos.

-Conozco uno.- exclamó alegremente Morita. Empezó a caminar en una dirección en específico, antes de voltear sobre su hombro y hacerles señas para que lo siguieran -¡Vamos, no esta muy lejos!-

Takashi y Saya veían a su amigo con duda, pero si el decía conocer un lugar donde pueden estar tranquilos no tenían nada que perder.

X-XX-A las afueras del lado oeste de Tokonosu-XX-X

-¿Y qué les parece?- preguntó Morita luciendo alegre por las caras de asombro de sus amigos.

El castaño de ojos verdes los trajo a un viejo edificio con obvias señales de abandono, como son las telarañas, las fisuras en las paredes, la pintura descarapelada e incluso los vidrios rotos. Pero a pesar de eso el lugar todavía de encontraba lo suficientemente firme.

-Genial.- comentó el castaño más alto viendo cuanto espacio tenían -¿Qué era este edificio?-

-Una antigua fábrica de zapatos que se fundó en 1935. La empresa fue creciendo hasta que en 1970 se cambió al otro lado de la ciudad. Desde entonces nadie ha vuelto a usar el lugar, ya que fue heredado al nieto de fundador.- explicó la peli rosa dejando sorprendidos a los chicos por su conocimiento del lugar. La joven con peinado de coletas sacó una libreta y una pluma -Ahora quiero que te sientes en esas escaleras Takashi. Morita, saca tu teléfono y graba todo lo que el diga.-

Ambos castaños realizaron el pedido de la auto nombrada genio. El ojiverde sacó su celular y encendió la cámara. El castaño que parecía estar desarrollado cualidades arácnidas tomó asiento en el lugar indicado.

X-XX-XXX-XX-X

{Morita}

-Son las 15:45 del 21 de junio del 2018. El individuo de nombre Komuro Takashi ha empezado a mostrar una serie de habilidades que no son comunes en la raza humana.- habló Saya. Podía sentir como una gota de sudor se deslizaba por mi nuca, esto me recordaba los interrogatorios en las películas -Díganos Komuro-San ¿Cuándo fue que presentó los primeros síntomas de estas habilidades?-

-Fue el día de hoy en la madrugada.- contó Takashi haciendo memoria -El primer indicio fue que podía ver claramente casi como si el sol ya hubiera salido. Creí que habíamos olvidado apagar las luces, solo para descubrir que todo el tiempo estuve moviéndome con la luz apagada.-

Saya escribió lo dicho en su libreta y luego lo resumió con la palabra “Visión nocturna”.

-La segunda señal ocurrió cuando estaba por tomar un baño. Al quitarme la ropa me di cuenta de que mi cuerpo había cambiado.-

-¿Qué tipo de cambios?- preguntó la Tsundere peli rosa. ¡No le digan que pensé eso!

Takashi abrió la boca para responder pero la volvió a cerrar inmediatamente, al parecer se le ocurrió algo mejor. Se levantó de la escalera y procedió a… ¿Quitarse la ropa?

-¿Takashi…? ¿Qué estás…? ¡Por Kami-Sama!- deje mis preguntas al ver el cuerpo de mi amigo. No se confundan, me gustan las chicas y no cambiará por nada del mundo. Pero díganme si ustedes no tendrían la misma reacción al ver como el cuerpo de una persona que muy, muy, MUY escasamente realiza ejercicio cambié de la noche a la mañana.

¡¿Por que no me paso a mi lo mismo que a el?! Mira nada mas ese cuerpo del que hasta un medallista olímpico se pondría verde de envidia. Volteé a ver a Saya para saber como reaccionó ella, e imaginen mi sorpresa al ver como se sostenía la nariz y un delgado hilo de sangre se filtraba entre sus dedos.

-Mi cuerpo desarrolló musculatura que antes no tenía.- las palabras de Takashi lograron que ella reaccionara.

-Y-ya veo… E-entonces me imagino que el último indicio fueron las telarañas que creaste en el comedor, ¿verdad?- Takashi solo negó a la pregunta mientras se volvía a poner la ropa.

-Antes de eso pasaron otras cosas. Mis manos se pegaron a la pared de mi habitación, mientras trataba de soltarme iba subiendo de poco en poco. Lo último fue durante el almuerzo en la escuela. Un… llamémosle “zumbido” en mi cabeza me alertó de ayudar a Niki-San y también sobre el auto que casi me atropella.- termino de relatar para concentrarse en sus manos

-Con eso basta por el momento… Ahora creó que lo mejor será que tratemos de darnos una idea de qué fue lo que causó estos cambios en ti.-

-¿Tendrá algo que ver con el hecho de que ayer casi parecías a punto de morir?- pregunté al recordar el estado en el se encontraban mi amigo de cabellos rojizos.

Enfoque a Saya con la cámara, se había sujetado la barbilla con una mano, parecía que estaba pensando en algo.

-Si mal no recuerdo los malestares empezaron cuando estábamos en Oscorp. ¿Recuerdas algo en particular que ocurriera mientras estamos en ese lugar?- Takashi tomó una pose pensativa ante la pregunta de Saya.

-Recuerdo haber entrado y ver los inventos de Oscorp, después escuchar las palabras de su fundador y luego pasar a los laboratorios, donde perdí por completo el interés.- relató el. No lo culpo por eso último, a mi también me pasó -Después hable con Rei y creó que eso fue todo… ¡Oh!, además de que me picó una araña…-

Me quedé tieso al escuchar eso último, y por la forma en que temblaban los cuerpos de Saya y Takashi supongo que ellos se sentían de igual forma. Picado por una araña, una simple oración que en el pasado no le tomarías importancia alguna, ahora podría ser la respuesta a nuestras dudas.

-¿E-en que momento exacto fue que te picó?-

-Cu-cuando estábamos en los laboratorios y nos guiaba ese sujetó que le faltaba el brazo derecho…-

-El Dr. Curtis Connor.- nos corrigió Saya.

-¿Ese es su nombre?, bueno no importa. La araña me picó en el momento en que me separé del grupo.-

-¿Cuando ya habíamos pasado a otra sala y regresé por ti?- Takashi respondió afirmativamente a mi pregunta. Por lo menos ya nos logramos ubicar -¿Qué era lo que nos estaban mostrando en esa parte?-

-Era una demostración de como se podían controlar unos rayos de radioactividad que no fueran letales para el humano.- Los ojos de Saya se abrieron con sorpresa, parecía que se había dado cuenta de algo -¿Radiación? ¿Arañas? ¿Será posible que…? ¡¡Eso es!! ¡¡Takashi…!!-

Takashi y yo no sobresaltamos por aquel grito.

-¡¡Te mordió una araña radioactiva!!-

{Morita Fin}

X-XX-XXX-XX-X

-(Te mordió una araña radioactiva, te mordió una araña radioactiva, te mordió una araña radioactiva…)- aquellas palabras se repetían una y otra vez en la mente de joven Komuro. Ciertamente eso resolvía algunas dudas sobre el como es que obtuvo esas habilidades arácnidas -¿E-estas segura? ¿No se supone que la radiación es letal para los humanos?-

-¡Escuchaste algo de lo que dije! ¡Era radioactividad no letal para el ser humano!- gritó la peli rosa con enojo -¡La araña podría haber sido un experimento que tenían en secreto y se les escapó o solo fue un accidente!-

La ojidorada terminó de hablar tomando grandes bocanadas de aire, se podía notar que ella también estaba obligando a su mente a trabajar al 100% para encontrar una solución.

-¿Q-qué tal si nos calmamos un poco? Todos estamos preocupados por Takashi pero el perder la calma no ayudará en nada.- intervino el ojiverde. Por suerte tenía algo para cambiar el tema -Concentrémonos en que Takashi aprenda a controlar sus poderes.-

Era evidente el intento por evadir el estado de ánimo actual, pero no podían negar la veracidad en sus palabras. Ahora los tres se encontraban en un piso superior de la que seguramente fue la oficina del dueño, si es que el gran escritorio quería decir eso.

-¿Por qué estamos aquí?-

-Iremos probando una a una de tus nuevas habilidades, Takashi. Mencionaste que tus manos se pegaban a las paredes, empezaremos por eso.- afirmando a las palabras, ella prosiguió -Utiliza esa pared he intenta repetir lo que te pasó en la mañana.-

Inseguro camino hasta estar frente a la pared. Levantó la mano y la colocó sobre la superficie. Pero algo estaba mal, su mano no se quedaba fija a pesar de haberlo intentado seis veces.

Frustrado se volteó tratando de calmarse, mientras Saya y Morita trataron de animarlo con la mirada, agradecía el gesto pero todavía tenía dudas, pero noto algo en la esquina de la pared.

Se trataba de una araña que caminaba por su red sin ningún problema, eso pareció motivarlo de una extraña manera. Colocó la mano otra vez en la pared, más en esta ocasión sintió algo diferente, dio un pequeño tirón y no pudo reprimir una sonrisa al ver que estaba “pegada”. Siguió con la otra algunos centímetros por encima.

Igual que lo ocurrido en su habitación, fue escalando la pared solo que ahora también utilizaba sus pies para subir. Cuando estaba por hacer contacto con el techo una idea algo loca surgió en su mente, cerró los ojos y e inhaló, si esto no funcionaba el dolor que le esperaría sería mucho peor que el de la mañana.

-¡Takashi!- gritaron la ojidorada y el ojiverde al ver como su amigo se soltó de las manos. Morita casi avienta su teléfono para atrapar a su amigo y que la caída sea menos dolorosa.

Pero no fue necesario. Ante la mirada incrédula de los dos, el castaño rojizo seguía pegado a la pared… Solamente sosteniéndose solo con los pies.

Takashi también estaba mudó al ver que la gravedad no le afectó esta vez. Una enorme sonrisa se abrió paso en su rostro hasta que no pudo contenerse más.

-¡¡Wooo hooo!!- gritó lleno de emoción y alegría. Usando sus manos y pies se impulso hasta el otro lado de la habitación.

Apenas las suelas de sus zapatos hicieron contacto con la pared empezó a correr sobre esta, dándole varias vueltas a la habitación sin despegarse o tocar el suelo.

-¡Ya basta!- gritó la peli rosada deteniendo el avance del castaño -¡Probemos con otra cosa que ya me estas hartando y me estoy mareando de solo verte hacer eso!-

-Le quitas lo divertido a la vida.- se quejó malhumorado al bajar de la pared.

Los tres se acercaron la gran ventana que dejaba ver el resto de la fábrica. El ojiverde en ningún momento dejó de firmar.

-Ahora pongamos a prueba esas telarañas.- declaró Saya apuntando al otro lado de la fábrica -Dispara una de esas telarañas y ve llenando los  huecos de  las vigas de soporte. Será algo así como una práctica de tiro.-

Takashi avanzó unos pasos hasta estar casi al borde de la ventana y con una sonrisa extendió el brazo mientras gritaba…

-¡Telarañas!- pero nada pasó. Su piel no se removió para revelar aquel orificio -¿Vuela?-

Nada aún.

-¡Arriba, arriba y muy lejos! ¡Shazam! ¡Anda sal, sal telaraña!- empezó a gritar mientras movía las manos formando todo tipo de señas, pero nada parecía funcionar -¿Pero qué estoy haciendo mal?-

-¡Espera amigo, tengo una idea!- Intervino Morita -Quiero que extiendas el brazo con el dorso de tu mano apuntando al suelo.-

El castaño rojizo alzó una ceja ante el raro pedido, pero en un día lleno de rarezas creía que ya nada podría sorprenderlo. Murmurando un “De esta forma” realizó lo indicado.

-¡Si! Ahora quiero que dobles tus dedos medio y anular hasta que peguen con tu palma.- el castaño de ojos verdes realizó la seña que mencionaba. Se parecía a la clásica señal que hacen los amantes del Rock and Roll.

-¿Así?-

*Thwip*

-¡Wow!- exclamó sorprendido al ver otra vez salir aquella telaraña, la cual carecía de fuerza y terminó cayendo en una de las viejas máquinas.

*Thwip*

*Crash*

*Thwip*

*Thwip*

Ahora que había encontrado el “interruptor” dio tres disparos rápidos. El primero terminó rompiendo una ventana. El segundo falló por una buena distancia. El último dio en el blanco rellenado el hueco. Estaba seguro que muchas arañas se alegrarán al ver que tienen una red nueva.

Iba a realizar un cuarto disparó, más su mente le dio una mejor idea.

*Thwip*

Volvió a disparar pero esta vez mantuvo presionados los dedos. Tal y como esperaba la telaraña no se cortó como en las ocasiones anteriores, solo hasta que se pegó con la viga Takashi usó sus manos para agarrar un extremo.

-¡Espera baka!- gritó la joven de apellido Takagi. Pero fue en vano, el castaño saltó sosteniendo firmemente la cuerda blanca.

La telaraña se tensó por el peso de su creador, pero no se rompió demostrando la resistencia que poseía.

-¡Wooo!- fue el gritó emitido por el ojicafé mientras se columpiaba hasta el otro lado.

Bajo lo suficiente para que sus pies rozaron el suelo, y lo tomó como la señal para soltarse y caer exitosamente de pie. O al menos ese fue su pensamiento inicial.

Al abrir su mano se sorprendió al ver que no caía mientras seguía balanceándose. La razón, la telaraña aún seguía unida al orificio de su muñeca.

-¡¿Cómo rayos me suelto de esta cosa?!- gritó alarmado.

-¡¿Qué?!-

-¡¡Cuidado Takashi!!- ante el gritó de su amigo de ojos verdes, Takashi volteó al frente solo para ver la pared acercándose a gran velocidad.

*Bam*

Saya y Morita cerraron los ojos cuando su amigo se estrelló contra la pared. El pobre termino completamente aturdido tras el golpe, su visión era borrosa y todo le daba vueltas. Para empeorar las cosas la telaraña se rompió dejándolo caer

-¡Aahhh!-

*Tum*

*Crash*

*Zwich*

Se escuchó un potente ruido cuando su cuerpo cayó sobre un montón de sillas viejas y oxidadas que estaban amontonadas ahí. Seguidamente se escuchó el sonido de cristales romperse y metales doblarse, para luego terminar con el sonido de la tapa de una lata rodar antes de caer sobre su propio eje.

-¡Takashi! ¡¿Estás bien?!- sabía que era estupido preguntar eso, pero fue lo primero que se le ocurrió decir.

-¡No, no lo estoy…!- respondió el dolorido castaño. Podía escuchar los acelerados pasos de sus amigos acercarse -(Tengo mucho que practicar todavía.)-

X-XX-Al día siguiente-XX-X

-Auch.- murmuró el ojicafé frotando su mejilla resintiendo el dolor del día anterior.

Después de la dolorosa experiencia, y un regaño por parte de Saya, siguieron practicando por las siguientes dos horas hasta que tuviera un control decente en sus telarañas y la adherencia a las superficies. Aunque tuvieron que retirarse para que sus padres no se preocuparan.

No sin que antes Saya le comentara que no le contará de sus poderes a nadie, ni a su hermano, sus padres o cualquier otra persona. Según ella era para evitar que la información se propague y llegue a oídos de cualquier persona indeseada.

En la actualidad el joven con poderes arácnidos caminaba por su vecindario en una dirección en específico. Vestía una simple remera roja de manga corta y pantalones de mezclilla con zapatos negro.

Se detuvo frente a una puerta negra y procedió a tocar el timbre.

-[Hola, ¿quién es?]- hablaron por el comunicador.

-Hola Miyamoto-San. Soy Takashi.- saludo.

-[¿Takashi?, vaya que sorpresa. Espera un poco, enseguida te abro.]- segundos después la puerta fue abierta.

Era una mujer que parecía estar cerca de los cuarenta. Su cabello tenía un color anaranjado que le llegaba hasta la base del cuello y un mechón que sobresalía en su cabeza. Ojos marrones en un rostro de expresión serena.

Su vestimenta consistía en un suéter violeta que contenía unos grandes pechos. Y una falda morada que terminaba por debajo de las rodillas.

-Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos visitaste.- comentó la mujer con una sonrisa. Ambos entraron a la casa.

-S-si je, je, je… Estuve ocupado con la escuela y ciertas… “Cuestiones personales” que surgieron hace poco.- ella alzó una ceja ante el énfasis en esas dos palabras, pero decidió no preguntar.

-Si, me imagino… Pero por favor Takashi, nos conocemos prácticamente desde que eras un niño, no tienes que ser tan formal conmigo.- el castaño solo le dio una mirada plana antes de soltar una leve risa.

-Tiene razón. Lamentó las molestias, Kiriko-San.- la peli anaranjada soltó un suspiro, al menos era un avance.

-¡Takashi!-

-¡Aahh!- gritó cuando el dueño de aquella voz lo abordó por detrás. Unos brazos rodearon su cuello sujetándose de el, tuvo que fijar sus pies al suelo para no ser derribado -También me alegra verte Rei.-

Volteando sobre su hombro vislumbró de quien se trataba. Era una chica de más o menos su edad. Era una copia exacta de Kiriko solo que unos centímetros más bajita. Su cabello era largo hasta la cintura con dos mechones que sobresalían del resto de su cabello y una parte la amarró en una pequeña cola de caballo en la parte posterior de su cabeza.

A diferencia de la mujer mayor ella traía puesta una minifalda roja que dejaba a la vista unas hermosas y torneadas piernas, y una blusa blanca de tirantes.

La peli anaranjada menor respondió poniendo más fuerza en el abrazo.

-Ya basta de ponerse cariñosos ustedes dos. Todavía no quiero ser abuela, así que controlen sus hormonas por favor.- dijo la mayor burlonamente.

-¡Kaa-san!- exclamó Rei avergonzada y sonrojada. Takashi estaba en un estado similar pero prefirió mantenerse callado.

No queriendo que su madre la siguiera avergonzado empujó al castaño en dirección de su cuarto lo más rápido que le fuera posible. Pero antes de que se alejaran la mayor siguió hablando.

-Y Takashi…- ambos voltearon a verla confundidos -Dile a tu madre que espero con ansias el día que nos volvamos a ver… Todavía tenemos cuentas pendientes que arreglar.-

Al decir eso último un aura morada cubrió a la mujer. Incluso podrían jurar ver la imagen de un león que rugía furioso.

La frente de los adolescentes se tornó ligeramente azul al ver la actitud de la madre.

-No se preocupe… Yo le digo.- el semblante de Kiriko cambió a una sonrisa nerviosa mientras se retiraban.

Los dos continuaron con lo suyo hasta estar dentro de la habitación y Rei procedió a recargarse en la puerta.

-Lo siento por eso.- dijo todavía sintiéndose avergonzada.

-No te preocupes… Sabes que a mi Okaa-San también le gusta molestarnos de ese modo.- las palabras de Takashi lograron sacarle una sonrisa a la peli anaranjada -Me sorprende que realmente nos permitieran ser amigos, considerando la historia que tienen.-

-Lo sé... Todavía recuerdo como dejó caer la vajilla entera cuando le dije que nos volvimos amigos.- comentó tratando de suprimir una risa.

-Vamos a empezar de una vez.- tomando asiento frente al escritorio de su amiga estaba por tomar el libro, pero una pequeña duda lo invadió -Eres una alumna de buenas calificaciones, ¿Para que necesitas que te ayude a estudiar historia?-

Preguntó confundido. Ella solo le dio una sonrisa traviesa al sentarse a su lado.

-Sabes que historia no es mi mejor materia.-

-Pero si tu última calificación fue de 93.-

-Y por eso quiero mejorar. 93 no es suficiente para mí.- declaró con un fuego en ojos.

Una pequeña gota de sudor se deslizó por la nuca de Takashi al ver lo determinada que estaba la ojiroja.

-Ok… Pero antes respóndeme algo.- le peli anaranjada salió de su estado al escuchar esas palabras -¿Tienes algo planeado para la próxima semana?-

-¿Eh?-

X-XX-Embajada de los Estados Unidos de Tokio, 08:45 PM-XX-X

-¿Esta seguro de esto, Señor Osborn?- preguntó un hombre de una estatura corta, con cabello corto marrón y ojos azules cubiertos por unas gafas cuadradas.

Vestía un chaleco verde con una camisa amarilla debajo y un moño naranja, todo cubierto por una bata blanca de laboratorio. Pantalones marrones con zapatos del mismo tono.

-Por supuesto que no Doctor Octavius, pero no tenemos otra opción. Es gracias a el que podremos continuar nuestros experimentos sin ser molestados por S.H.I.E.L.D o por la hojalata andante de Stark.- comentó Norman a su científico líder, Otto Octavius. Ambos recorrían los pasillos de la embajada.

-¡Pero señor Osborn! Lo que están pidiendo es algo imposible.- dijo el científico con un tono de súplica -Desde que el científico encargado del proyecto fue asesinado y “el” murió en combate la fórmula original se perdió. Muchos la trataron de replicar, pero hasta nuestros días nadie a tenido éxito.-

-Lo sé perfectamente Otto. Solo nos queda esperar a que todo salga bien.-

*Gachan*

Abriendo una puerta los dos entraron a una habitación donde ya los estaban esperando.

-Llegas tarde.- con voz dominante un hombre que medía 1.80 metros. Por su apariencia se podría estimar que tenía sesenta años, si también se tomaba en cuenta su corto cabello y bigote blancos. Pero su fornido cuerpo demostraba que no era alguien frágil. Sus ojos eran azules mostrando una absoluta seriedad y frialdad.

Su ropa era un uniforme militar con varias medallas de honor. En su cabeza de encontraba una gorra que cubría una buena parte de su cabello y tenía cuatro estrellas en la parte de enfrente.

-También es un gusto verlo General “Thunderbolt” Ross.- el militar entrecerró los ojos ante el saludo.

-Ve directo al grano Osborn. No estamos aquí para tener una agradable conversación.- ordenó con el mismo tono que usaría con un soldado novato -Quiero ver los resultados. No moví los hilos para que tú empresa cambiara de capital en vano.-

-Apenas han pasado dos días Ross. Necesito de algunos meses para que el edificio esté terminado y todo el equipo llegue para empezar a trabajar.- informó el peli cobrizo sin dejarse afectar por el tono del hombre de más edad.

*Bam*

Otto saltó cuando el puño del general se estrelló en la pared.

-¡Eso es demasiado tiempo!- gritó cambiando su semblante a uno de furia -¡Si tomamos en cuenta el tiempo que mencionaste ya sería cerca de un año desde que acordamos que crearías el suero del súper soldado!-

-¿Y que quieres que haga? El proceso lleva tiempo, no es algo que se haga de la noche a la mañana. Tampoco puedo juntar lo que sea y dártelo. Podríamos terminar creando una abominación. ¿O acaso ya olvidaste lo que pasó cuando engañaste al Doctor Banner para usar radiación gamma?- la palabras del fundador de Oscorp tuvieron efecto en el General.

-(Tanta fuerza y poder desperdiciandose por estar en alguien tan insignificante.)- apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos. Si tan solo el se hubiera ofrecido para probar el suero aquel día. Soltando un fuerte suspiro se pasó la mano por el rostro. De nada servía lamentarse lo hecho, hecho está -¡Seis meses! Solo te doy ese tiempo Norman. Aprovéchalo…-

*Pam*

El hombre de mayor edad cerró de un portazo al salir de la habitación.

El Doctor Octavius, quien había estado temblando al presenciar el enojo del General Ross, volvió a la realidad con aquel sonido de la puerta cerrarse con mucha fuerza. Nervioso volteó a ver a su jefe quien no se notaba alterado en lo más mínimo.

-¿Q-qué vamos a h-hacer ahora señor Osborn?- Norman no respondió a la pregunta mientras se encaminaba a la ventana viendo la puesta del sol en el horizonte.

-Parece ser que no tenemos otra opción. Si Ross quiere resultados yo se los daré.- volteando a ver al científico castaño sobre su hombro, hablo con un tono serio -Es hora de que “eso" pase a la fase tres.-

-¿Fase tres? ¿Se refiere a…?- el Doc. ni siquiera termino su pregunta cuando fue interrumpido por el propio Norman.

-Si… Es hora de probar los efectos del “Globulin Green” en los humanos.- declaró al ver el sol desaparecer mientras la oscuridad cubría el cielo.

X-XX-Una semana después-XX-X

-Camina más rápido Nii-san.- gritó el hijo menor de los Komuro.

-No es necesario que te apresures tanto, la pista de patinaje no irá a ningún lado.- respondió con una sonrisa a la exigencia del pequeño.

Su atención se alejo del castañito para concentrarse en sus propios problemas.

Una semana había pasado en un abrir y cerrar de ojos y en los últimos días no hizo nada más que entrenar todas las habilidades brindadas por la mordida de la araña radioactiva. Descubrió que no solo su agilidad mejoro, si no que también su fuerza se vio considerablemente aumentada. No sabía cuán fuerte era pero obviamente superaba a todos sus compañeros de la escuela ya que fácilmente pudo levantar 8 sacos cemento sin problema alguno.

Haciendo cuentas sus habilidades serian; Adherencia a las superficies, disparar telarañas orgánicas, fuerza, agilidad y reflejos mejorados. Sin olvidar la visión nocturna y aquel zumbido en su cabeza.

Disimuladamente pasó su mano izquierda por el antebrazo derecho antes de llegar al codo y se estremeció al recordar el singular poder que tenía en esa parte. Era algo que le brindaba capacidades ofensivas, pero que si no tenía cuidado podría herir gravemente a alguien.

Salió de su trance al sentir un tirón de su pantalón. Se trataba de su hermano, el cual tenía una cara de preocupación por el estado en el que se encontraba el mayor.

-¿Estás bien, Nii-San?- ante la pregunta el hijo mayor le dio una sonrisa forzada.

-Si Takato, solo… Estoy preocupado por mis calificaciones. Si no alcanzó la calificación que necesitó no podré entrar en la escuela que deseó.- si antes Takashi estaba mal, ahora se sentía como la persona más horrible del planeta. Odiaba mentirle a su hermano, pero era necesario para evitar que el se involucrará en esto.

El castañito no parecía estar convencido del todo, más decidió ya no seguir presionando. Después de caminar otros cinco minutos por fin llegaron a la plaza central de la ciudad de Tokonosu.

Los ojos de menor de los hermanos Komuro brillaron de emoción al ver la pista de patinaje. Nunca había visto una en persona y las que mostraban en las películas eran muy pequeñas a su parecer.

-Que bueno que ya llegaron.- saludo Morita al dúo, junto a él se encontraba Hisashi. Ambos usaban ropa casual.

-¿No se suponía que Takagi-San iba a venir contigo?- preguntó el peli gris sin ver a la gritona de pelo rosa.

-No pude ir por ella debido a que estábamos en casa de nuestros abuelos.- el pequeño de cabellos castaños asintió confirmando las palabras de su hermano -Le pedí a Rei que pasará a recogerla. Deberán estar aquí en unos minutos.-

Hisashi y Morita se le quedaron viendo con duda. Siendo el peli gris quien habló.

-¿Seguro que fue una buena idea hacer eso?-

-Claro que sí. Los tres hemos sido amigos desde el preescolar, ¿qué podría ocurrir?-

-Despistado.- comentaron en sincronía Hisashi, Morita y Takato, confundiendo al hermano mayor.

-¡Quieres darte prisa, Miyamoto!- gritó una voz conocida para el cuarteto.

Todos voltearon para ver a la peli rosada caminar en su dirección cruzada de brazos y con el ceño fruncido. A unos pasos detrás de ella venía una peli anaranjada en el mismo estado que la otra.

-Con esto se referían a si fue buena idea dejarlas juntas, ¿verdad?- preguntó el castaño con nerviosismo. Los tres no respondieron de forma verbal, solo le dedicaron una mirada que gritaba “Lo dices en serio” -De acuerdo, de acuerdo, lo entiendo. Fue una mala idea.-

-¡Claro que fue una mala idea! ¡¿Cómo se te ocurre hacerme venir junto a esta niña que no tiene modales?!- gritó la peli rosada indignado a la otra chica.

-¡¿A quién le dices que no tiene modales, niña presumida?!- reclamó la ojiroja plantandole cara a la joven Takagi.

Ambas se sostenían la mirada con rayos saliendo de los ojos. Los hombres instintivamente dieron un paso atrás al ver lo furiosas que estaban ambas chicas. Pero solo uno fue el valiente que se atrevió a intervenir.

-Por favor… no peleen entre ustedes.- ambas féminas bajaron la mirada para encontrar al castañito viéndolas con ojitos de cachorro triste.

Las dos empezaron a temblar por lo adorable que veía el pequeño. Rei fue la primera que se rindió.

-¡Kyaa! ¡Kawai!- gritó la peli anaranjada abrazando y frotando su mejilla contra la del castaño menor -Esta bien, esta bien, ya no pelearé con la presumida.-

Saya rechino los dientes ante las palabras de la ojiroja. Pero no quería que el castañito se pusiera triste nuevamente.

-Bien…- murmuró y de un rápido movimiento tomó al pequeñín jalandole de las mejillas -Pero te he dicho que me llames Saya-Onee-Sama.-

-¡Ahh!- se quejó.

-¿Takashi…?- el nombrado dejó de reír por la situación en la que se encontraba su hermano -¿Quién es tu amigo?-

Takashi parpadeó confundido hasta que recordó que de los presentes solo había uno a quien Rei no conocía.

-¡Oh, es cierto! Rei te presento a Igou Hisashi. Mi mejor amigo.- señalando al nombrado, la  joven Miyamoto le dio una linda sonrisa -Hisashi, ella es Miyamoto Rei. Mi mejor amiga… Por ahora…-

-…-

-¿Hisashi?-

-…-

*Paf*

-¡Reacciona Igou-San!- hartó de ver que su amigo no contestaba, el ojiverde procedió a darle un pequeño golpe en la mejilla para ver si eso lo hacía reaccionar. Lo cual funcionó.

-¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo…?- empezó a preguntar desorientado. Al calmarse se aclaró la garganta tratando de olvidar su vergonzosa forma de actuar -E-es un gusto conocerte.-

-El placer es mío. Espero que seamos buenos amigos Igou-San.- saludo Rei regalándole una hermosa sonrisa al peli gris.

Esta era la chicha de la que siempre hablaba su mejor amigo. Aquella con la que hizo la promesa de casarse en algún momento en el futuro.

-(¡Maldito suertudo!)- insultó a su amigo forzando una sonrisa en su rostro.

-¡Apresúrense de una vez quieren!- el gritó de Saya los hizo voltear para encontrarle apuntando a una larga fila de personas que se encontraban ahí -¡Si no nos damos prisa pasaremos el resto del día aquí parados!-

Todo el grupo avanzó para tomar un lugar en la fila y entrar a patinar. Takashi volteó a ver el cielo azul con una que otra nube blanca.

Era un hermoso día y estaba seguro de que nada podría arruinarlo.

X-XX-En otro lugar-XX-X

*Bam*

Las puertas de un banco fueron abiertas de golpe permitiendo salir a cuatro personas que usaban pasamontañas para cubrir sus rostros. Apenas pisaron la banqueta un coche se detuvo frente a ellos.

-¡Quietos!- gritó un hombre vestido con el uniforme de la policía.

*Tuk, tuk*

El uniformado les apuntaba con un pequeño revólver. Uno de los enmascarados, al ver esto le apuntó con la escopeta que sostenía en sus manos después de cargarla.

-¡Cúbranse!- gritó el oficial tirándose al piso. Las demás personas que se encontraban cerca siguieron su ejemplo lo más rápido que podían, otro se encendieron detrás de cualquier cosa que pudiera cubrirlos.

*Bang*

*Crash*

El sujeto disparó el arma y un pobre teléfono público fue hecho añicos y separado de su base al recibir los perdigones.

Rápidamente se subió al asiento del copiloto cuando sus demás compañeros ya estaban adentro. Una vez a bordo el auto aceleró a todo lo que daba.

-Lo logramos, ¡Lo logramos!- exclamó uno con alegría.

-Hay más de un millón de Yenes aquí. Nos sacamos la lotería muchachos.- secundo el que sostenía una bolsa con el botín.

-Todo gracias a estas lindas armas que nos proporcionó nuestro nuevo jefe.- agregó un tercero al levantar una Forgueo Ekol Dicle 9mm -¿Dónde esta el de todos modos?-

-Sigue en América. Dijo que tenía unas cosas que hacer antes de venir a presentarse formalmente.- informó el conductor -¿Cómo dijo que lo llamáramos?-

-The Big Man.- dijo el qué sostenía la escopeta con una sonrisa salvaje.

El conductor tenía una sonrisa similar. Sus ojos se movieron al espejo lateral y se abrieron de golpe al ver que tres coches de policía los seguían.

Piso el acelerador a fondo iniciando una persecución.

X-XX-De regreso con Takashi y sus amigos.-XX-X

-¡Ahh!- gritó el menor de los hermanos Komuro al perder el equilibrio y caer sobre su trasero en el piso de hielo -Itai.-

-¿Estás bien, Takato-Chan?- preguntó la joven Miyamoto ayudándolo a levantarse.

-Si, pero esto es difícil.- dijo con un adorable puchero en su cara.

Le tomó toda su fuerza de voluntad a la peli anaranjada el no abrazar al pequeño.

-Vamos no te enojes. Nadie aprendió en una sola vez.- trató de animar al castañito -Incluso tú hermano tiene problemas para patinar.-

Ambos buscaron con la mirada al castaño rojizo. Sus bocas se quedaron abiertas al ver como patinaba sin problema alguno, casi al nivel de alguien experimentado.

Takashi estaba tan sorprendido como ellos. Si esto hubiera sucedido hace una semana el estaría pasando por lo mismo que su hermanito. Debía agregar a su lista de habilidades “un buen equilibrio”.

Algunos metros detrás de él una pareja de peli naranjas que se podría estimar que estaban por los veinticinco, patinaban mientras ocasionalmente se daban besos y abrazos. En un pequeño descuido por parte de el, la chica se liberó de sus brazos y patinó a una velocidad mayor.

El hombre sonrió ante la actitud de su esposa. Aumentando la velocidad, la alcanzó en un abrir y cerrar de ojos. ella estaba sorprendida no se esperaba que la alcanzarán tan rápido, pero era lo suficientemente ágil para esquivarlo.

Por desgracia el terminó por perder el equilibrio ocasionando que cayera y su barbilla chocara contra al suelo. Debido a la velocidad con la que iba su cuerpo se deslizó por el hielo.

~Sum~

El zumbido alertó al castaño. Dándole una rápida mirada sobre su hombro distinguió al sujetó que estaba por derribarlo.

Doblando ligeramente las rodillas saltó evitando al peli naranja, quien al no poder detenerse terminó impactando con la malla de seguridad.

*Clap*

Los patines volvieron a conectar con la pista. Takashi en ningún momento falseó o se tambaleó. Rápidamente se acercó hasta el caído para comprobar su estado.

-¿Puede levantarse señor?-

-Auch… eso dolió.- se quejó el hombre una vez de pie -Estoy bien. Gracias por ayudarme niño.-

Después de ser ayudado por su esposa, ambos peli naranjas salieron de la pista.

-¿Estas bien, Takashi?- el castaño parpadeó sorprendido, ni siquiera había sentido cuando se le acercó su mejor amigo.

-Claro… El señor solo tuvo un pequeño accidente.- dijo señalando con su pulgar a la pareja.

-No lo digo por eso…- le interrumpió el peli gris -¿Cómo le hiciste para esquivarlo saltando y todavía al caer nunca perder el equilibrio? Nunca estuviste en alguno club deportivo.-

El castaño se tensó por las palabras de su mejor amigo. Hisashi no era tonto así que tenía que tener cuidado con lo que fuera decir.

-E-eso no es del todo cierto… Recuerda que te conté que durante la primaria estuve en el equipo se Béisbol. Ellos me enseñaron a caer firmemente tras saltar para atrapar la bola. Ese tipo de cosas nunca se olvidan.- explicó recordando aquellos años de su niñez.

El peli gris tenía sus dudas pero recordó aquellos videos que le enseñó de cuando ganó el campeonato estatal.

-¡Nii-San…! ¡Eso no es justo!- reclamó una voz -¿Por qué tu si puedes patinar bien y yo no?-

Los dos voltearon en dirección de donde vino el grito para ver a su hermano acercarse a ellos mientras era sosteniendo de las manos por Saya y Rei. La peli anaranjada también parecía curiosa mientras la peli rosada lucía una expresión ligeramente nerviosa.

-Por lo menos veo que las prácticas que tomamos te sirvieron de algo.- intervino la ojidorada.

Takashi se dio cuenta de las intenciones de su amiga y decidió seguirle la corriente. Pero antes de que pronunciara palabra alguna alguien más gritó.

-¡¿Cómo que estuviste tomando clases de patinaje con ella?!- reclamó la ojiroja frunciendo el ceño, con unos celos más que evidentes. El castaño rojizo alzó las manos tratando de calmar a su amiga.

-S-si estuve tomando clases. Y no te dije por qué… por qué…- empezó a repetir las últimas palabras sumamente nervioso. Hasta que se le ocurrió algo -Quería sorprenderte, para patinar los dos juntos.-

Las reacciones de todos fueron variadas. Rei estaba sumamente sonrojada por la declaración. Saya apretó los dientes con furia, era una suerte que sus dientes no cedieran ante la presión.

Pero el más sorprendido de los presentes era Hisashi. Durante el año que tenía de conocerlo nunca había escuchado a su mejor amigo decirle algo parecido a alguien. De hecho el castaño parecía no estar interesado por las chicas, aunque ahora sabía el porqué. Mientras el menor de los hermanos Komuro tenía una sonrisa de oreja a oreja. Estaba completamente seguro que Rei en un futuro se convertiría en su Onee-San.

Más la ausencia de cierta persona llamó la atención del hermano mayor.


-¿Dónde está Morita?- preguntó volteando a todos lados buscando con la mirada a su amigo.

Hisashi y Rei también parecían sorprendidos ya que no había notado la ausencia de su amigo, pero no había ni rastro de el.

-Se salió de la pista desde hace rato. Mencionó algo de unas chicas calien…- dijo Saya cruzando los brazos por debajo de sus pechos. Más se interrumpió ella misma al recordar que había un pequeño presente -Quiero decir… Unas chicas muy lindas, o al menos en sus palabras.-

*Paf*

El castaño rojizo se palmeó el rostro mientras soltaba un suspiró de exasperación. De todas las cosas que podrían hacer cambiar de opinión a su amigo, tenían que ser las chicas las que causaban mayor efecto sobre el.

-… ¿Por qué tenía que ser tan… Tonto?- se lamentó por su amigo, pero también teniendo cuidado de las palabras que usaba -Es su dinero de todos modos.-

Con eso dicho todos patinaron en direcciones distintas, con Saya llevándose al pequeño. Excepto la peli anaranjada, ella lo observaba con una sonrisa antes de reducir la distancia entre ellos y extenderle la mano.

-Takashi… Vamos…- comentó ella sin perder la hermosa sonrisa de su rostro.

Regalándole una sonrisa tomo la mano y el dúo comenzó a patinar muy felices de estar juntos.

X-XX-XXX-XX-X

-¡Phew!- exclamó el joven con habilidades arácnidas al salir del baño.

Después de patinar junto a su futura novia (según el) hasta que el tiempo se les agotará. El grupo entero salió de la pista para ir a comer algo. En ese momento el ojiverde volvió juntarse con el grupo completamente cabizbajo.  Toda chica con la que se acercaba lo rechazaban rotundamente, algunas incluso ni siquiera lo dejaban hablar.

Al terminar la comida estaban más que dispuestos a formarse para volver a entrar, pero la naturaleza llamó al cuerpo del castaño.

-Hay que apurarnos entonces. Los demás ya entraron otra vez.-

-¡Aahh!- gritó cuando alguien habló a su espalda. Volteó rápidamente para ver a su amigo de ojos verdes -¡Maldita seas, Morita! ¡No vuelvas a hacer eso!-

-¡Je, je, je! Perdón pero creí que ese “Zumbido” te alertaba de este tipo de cosas.- se burló el ojiverde recordando aquella capacidad.

-El “Zumbido”, como tu lo llamas, me advierte de peligros no de la presencia de la gente…- reclamó en un tono de murmullo ya que había gente a su alrededor.

~Sum~

Como si fuera una señal el zumbido en su cabeza reaccionó. Alzó la mirada volteando en todas direcciones para identificar que fue lo que lo hizo reaccionar, desgraciadamente no encontró nada.

*Bang*

Un disparo se escuchó desde la esquina de la calle. Todos los presentes dirigieron su mirada en la misma dirección para ver cómo un coche daba vuelta mientras era perseguido por tres patrullas.

~Sum~

De una de las ventanas del coche perseguido emergió un tipo que usaba un pasamontañas y sostenía una escopeta, la cual estaba cargando para disparar.

-¡Al suelo!- gritó el Komuro mayor tirándose al suelo juntó a su amigo. Las personas a su alrededor hicieron lo mismo asegurándose de cubrir a los niños presentes.

*Bang*

*Crash*

Otro disparó terminó rompiendo las puertas de cristal de un local. El que conducía soltó una carcajada al ver por el espejo lateral que, a diferencia de ellos, la policía no podía dispararles por el riesgo de que una bala perdida le de a un civil. Sus ojos volvieron a la calle solo para abrirse como platos cuando el coche botó por qué la llanta chocó con algo. Posiblemente un bache.

El vehículo se sacudió y para empeorar la situación, la persona que estuvo disparando perdió su blanco por tan brusco  movimiento. El arma terminó siendo disparada contra una de las llantas reventandola.

El auto seguía avanzando sin control hasta impactar y atravesar la malla que marcaba el límite de la pista de patinaje. Creyendo que trataba de un accidente la gente se acercó para comprobar que se encontraran en buen estado.

*Pam*

Una de las puertas fue abierta de una patada y de ella salió un hombre con cara de pocos amigos.

*Bang, bang*

Liberando dos disparos al aire, la gente gritó mientras retrocedían asustados al ver que les apuntaban con un arma.

-¡Cierren la boca!- gritó acercándose más -¡De rodillas ya!-

Una mano lo sujetó del hombro y lo obligó a voltear.

-¡¿Qué estás haciendo, Idiota?!- exclamó uno se los secuaces- ¡Esto no era parte del plan!-

-¡El plan quedó inservible desde el momento en el que el coche dejó de ser nos útil!-

-Pe-pero estas personas…- fijando su vista en el grupo de personas logró distinguir que algunos era solo unos niños -N-no creo que pued…-

*Bang*

Todas las personas vieron con horror como la cabeza de aquella persona “explotó” cuando le dispararon con la escopeta. Los enmascarados voltearon a ver perplejos al responsable de tal acción. Este solo se encogió de hombros restándole importancia mientras se quitaba el pasamontañas, revelando a un hombre de cabeza rapada.

-Si no estaba dispuesto a ayudar entonces solo era un estorbo.- comentó con una mirada plana. Lo más tétrico fue cuando se dio cuenta de que algunas gotas de sangre le habían salpicado a la cara, y en lugar de asquearse o asustarse, el parecía estar feliz.

En un momento utilizo la culata de su arma para golpear en la cara a la primera persona que tenía enfrente para derribarla. Volvió a cargar su arma y procedió a apuntándole a las personas.

-¡Quédense quietos!- grito alzando su arma. Las personas ni siquiera lo pensaron dos veces antes de arrodillarse. Este hombre le disparó a uno de sus compañeros solo por dudar, quien les podría asegurar que no los mataría solo por estornudar.

Debido a los disparos todo oficial de policía que estaba cerca se apresuraron al lugar y acordonaron el área alejando a los civiles. O al menos eso intentaban.

-¡Joven por favor cálmese!- gritó una mujer que tenia el cabello corto y negro, casi a la altura del mentón. Y ojos azules claros.

Ella portaba el uniforme femenino del Departamento de Policía de Tokonosu. El cual constaba de una camisa blanca con una corbata negra. Una falda que cubría hasta las rodillas y una chaqueta azul, del que colgaba un brazalete verde con rayas blancas en el brazo izquierdo.

Ella junto a otros dos oficiales trataban de contener a cierto castaño rojizo que se negaba a seguir sus indicaciones.

-¡No lo entienden! ¡Déjenme pasar, mi hermano está ahí!- gritó Takashi mientras avanzaba otro paso. Los oficiales se encontraban realmente sorprendidos de que un simple adolescente tenga la fuerza para moverlos.

-¡Basta!- gritó cierto individuo alto y de físico trabajando. Cabello castaño corto y ojos rojizos.

Los oficiales rápidamente soltaron al chico y se formaron en línea completamente rectos al reconocer la voz. El era Miyamoto Tadashi, jefe del departamento de policía… Y el padre de Rei.

El hombre le dio un rápido asentimiento a sus compañeros. Sus rostros no cambiaron en lo más mínimo, pero sus cuerpo se relajaron visiblemente, antes de concentrarse en el chico.

-Cálmate Takashi.- le pidió al joven amigo de su hija. Los otros oficiales estaban sorprendidos de que su jefe conociera a este chico -¿Qué estas haciendo aquí? No se suponía que estarías con Rei el día de hoy?-

-¡Eso es lo que estaba tratando de decir!- gritó antes de señalar en dirección de donde ocurría todo -¡Ella, mi hermano, Saya y Hisashi, estaban patinando cuando ocurrió todo esto!-

Antes de que el detective Miyamoto mencionara palabra alguna, otro oficial se acercó a gran velocidad.

-¡Señor, hemos identificado a las personas que tienen de rehenes!- comentó -¡Una de las implicadas es la hija de Souichiro-San, señor!-

Dudo en pronunciar las siguientes palabras, pero era mejor ser honesto.

-La otra… Es su hija señor.- apenas esas palabras salieron de su boca, fue que pasó.

La temperatura pareció disminuir unos grados. Un estremecimiento recorrió la columna de todos cuando los ojos del detective Miyamoto.

-¡Quiero que todos los activos presentes rodeen todo el lugar y quiero francotiradores que cubran el área desde los techos!- ordenó el. Inmediatamente los dos oficiales fueron a transmitir las indicaciones a sus demás compañeros.

La peli negra por el contrario tomó su radio mientras se alejaba del alcance de oído de Takashi.

-Quiero que ustedes dos se alejen de aquí- comentó mirando la mayor de los hermanos Komuro y el ojiverde detrás de él, quien no había hecho nada hasta el momento.

-Pero…-

-Takashi. Entiendo tu preocupación, pero debo pedirte que te alejes para poder encargarnos de esto.- el ojicafé estaba listo para replicar pero una mano en su hombro lo detuvo.

-Viejo vámonos. Tenemos que irnos para dejar que ellos trabajen.- ante las palabras de su amigo Takashi soltó un suspiro de resignación. No le gustaba, pero tenía que hacerlo.

Apenas avanzaron unos pasos cuando la voz de aquella oficial lo detuvo.

-¡Señor, ya me comunique con los miembros de las fuerzas de Autodefensa!- informó la peli negra -¡Nos brindarán el apoyo de uno de sus activos, pero llegará dentro de unos 15 minutos!-

-(¡15 minutos! ¡Oh no, claro que no! ¡Si ellos no pueden ayudar a mi hermano y a los demás, lo haré yo mismo!)- con eso en mente, el castaño salió corriendo ignorando la voz de su amigo.

Tadashi vio la acción de su “futuro yerno”, como le solía decir su esposa, pero no comentó nada más. Tenía trabajo que hacer.

Morita empezó a correr tras su amigo. Se encontraba preocupado después de verlo salir corriendo alejándose y tras recorrer dos cuadras distinguió al castaño metiéndose abruptamente a un callejón.

Cuando llegó al lugar encontró a su amigo pegado a la pared apuntó de subir al techo.

-¡Espera Takashi!- el gritó logro detenerlo de lo que sea que tuviera pensado hacer.

-¡No me voy a quedar de brazos cruzados mientras mi hermano y los demás necesitan ayuda!- reclamó volteando a ver al ojiverde, pero sin despegar las yemas de los dedos y los pies de la pared.

-¡No te estoy diciendo que no hagas nada!- exclamó el ojiverde confundiendo a su escucha -¡Simplemente no puedes ir solo así! ¡Te reconocerán y luego posiblemente te arresten por interferir con asuntos policíacos! ¡Y luego sabrá Kami-Sama que es lo que harán contigo cuando se enteren de tus poderes!-

Takashi no tenía nada que pudiera contradecir las palabras de su amigo. A el tampoco le agradaba la idea de que lo encerraran en un laboratorio para experimentar.

Le dio una rápido mirada al su alrededor y una bombilla imaginaria se prendió en su cabeza.

-Parece ser que tendré que improvisar.- comento el castaño rojizo al ver a su alrededor los numeroso tendederos llenos de ropa que le podrían ser útiles.

*Thwip*

*Thwip*

*Thwip*

Con tres disparos rápidos varias prendas fueron tomadas de los tendederos en los que se encontraban.

-¿Qué tal así?- preguntó tras cambiarse incluso hasta el calzado.

-No esta mal… Pero te hace falta algo.- comentó mientras le daba un rápido vistazo a los tendederos y dos puntos rojos le llamaron poderosamente la atención -¡Takashi, toma esas dos cosas!-

*Thwip*

Tomando los artículos señalados, se sorprendió al ver entre ellos una Máscara para cubrir su rostro. Poniéndose esas últimas partes estaba listo.

-¿Ahora como le haré para llegar hasta ellos?- pregunto a nadie en particular. Era obvio que no podría abrirse paso entre la multitud, así que tendría que encontrar otra forma.

-Bueno… Tengo una idea....- dijo el castaño de ojos verdes.

Takashi no necesitaba del “zumbido” para saber que esto no saldría bien.

X-XX-XXX-XX-X

-¿Puedes repetirme que estamos haciendo aquí?- preguntó Takashi, mientras el y Morita se encontraban en el techo de un edificio -¿Y por qué rayos estoy usando mis telarañas de esta forma?-

Alegó notando como disparo en dos direcciones diferentes. La izquierda se pegó a una pared, mientras que la derecha se fijó a una antena de comunicación. Dio unos cuantos pasos hacia atrás haciendo que las telarañas formen una “V”.

-Tu eras el que quería una forma de pasar sin que te detuvieran y esta el la forma más rápida. Te aconsejo que aproveches el que sabes hablar en ingles para que nadie te reconozca. Ahora da dos pasos a la derecha.- siguiendo las indicaciones, el castaño alzó la vista distinguiendo la pista -Y para responder a tu pregunta. De pequeño solía jugar con una resortera, así que tengo buena puntería.-

-¿Resortera? ¿puntería?- repitió dándose una idea de lo que planeaba su amigo -Espera… Si esto es una reportera gigante, ¿Qué planeas utilizar como proyectil?-

Ante la pregunta el ojiverde no se molesto en ocultar una sonrisa maliciosa.

-No debiste preguntar eso.-

-¿Por qué no….?-

~Sum~

El joven Komuro se detuvo a media frase por qué el “Zumbido” se activó. Desgraciadamente no logro reaccionar a tiempo cuando recibió una patada en la espalda que lo empujó y causó que sus pies se desprendieran del suelo.

Gracias a esto, sumado a lo tensas que se encontraban las telarañas, causó que el adolescente con poderes arácnidos saliera disparado con dirección hacia su objetivo.

-¡¡¡Malnacido!!!- gritó en el aire.

Morita por su parte observaba divertido lo ocurrido, más internarme era otra cosa

-(Kami-Sama por favor, que no le pase nada a ninguno de mis amigo.)-

X-XX-XXX-XX-X

-(Esto no podría ir peor.)- fue el pensamiento de Tadashi Miyamoto.

Diez minutos habían transcurrido desde que se había solicitado apoyo a las fuerzas de Autodefensa, pero después de eso no volvió a tener noticias. Incluso algunos reporteros llegaron a la zona para grabar los hechos.

Y para aumentar su preocupación por su hija y los demás civiles, lograron identificar a uno de los sujetos. El mismo que se quitó el pasamontañas como si no le importara que lo reconocieran, incluso ahora se quitó la chaqueta dejando su torso al descubierto y revelando un tatuaje de la cara de un dragón en el hombro izquierdo.

Gatsuru Makoto era el nombre del sujeto. Una peligrosa persona con un historial de treinta robos a mano armada y culpable de más de una docena de homicidios.

Apretó los puños con furia. Su hija y la gente a la que juró proteger desde sus primeros días en el departamento de policía necesitaban de su ayuda, y no había nada que el pudiera hacer.

-(De nada sirve que me desespere… No es como si la respuesta a esto fuera a caer del cielo.)- pensó con una pequeña sonrisa al pensar lo último.

-¡¡¡Aaahhhhh!!!- gritó alguien causando que los policías, civiles, rehenes y los bandidos levantaran la mirada para ver como un borrón rojo atravesó el “espacio aéreo” del lugar.

Makoto fue el último en percatarse de ello. El solo se encontraba apuntándole a los rehenes esperando a que le dieran la más mínima escusa para matarlos. Pero eso nunca pasó. Cuando desvió la mirada de ellos solo alcanzó a ver un borrón rojizo estrellarse contra el.

El aire abandono sus pulmones cuando el bólido rojizo se estrelló contra su estómago. Ambos rodaron por el suelo unas cuantas veces. El de cabeza rapada se quedó tendido en el suelo tomando grandes bocanadas de aire en un intento de volver a llenar sus pulmones. El de rojo también rodó unas cuantas veces antes de usar sus brazos para elevarse.

Dio unas tres vueltas en el aire antes de caer en el techo del auto sosteniéndose con las dos manos y en cuclillas.

Sin prisa alguna se fue levantándose mostrándose ante todo el mundo.

Lo primero que todos notaron es que se trataba de un varón que estaba cerca de los veinte. Usaba un par de Converse rojos y un pantalón de mezclilla.

Una remera negra holgada cubría su torso, y por encima de esta se hallaba una campera roja con manga azules, las cuales estaban dobladas a la altura del codo. En las manos tenía un par de guantes de motociclista rojos con negro.

Pero lo que más llamaba su atención era su cabeza. Una máscara roja cubría el rostro con dos triángulos blancos que simulaban ser los ojos. Para finalizar traía puesta la capucha de la campera.

-…- silencio. Eso era lo que reinaba en el lugar. Nadie sabía que decir ante en misterioso enmascarado.

-Hello my Friends. (Hola mis amigos.)- habló recordando el consejo que le dio su amigo de ojos verdes. Todos los que se encontraban de rehenes se sorprendieron de que el enmascarado resultara ser un extranjero ya que su hablar era muy fluido.

-¡No se queden parados como idiotas! ¡Atrapen a ese payaso!- gritó el que parecía ser el líder al salir de su estupor.

Los otros dos regresaron a la realidad por el gritó de su compañero. Ambos empezaron a cerrar la distancia con el enmascarado mientras el tercero le apuntaba con la pistola.

Takashi al ver eso dio un pequeño salto… ¡De más de ocho metros de altura!.

*Thwip*

Aprovechando que estaba en el aire disparó una telaraña a los ojos del que tenía la pistola segandolo.

-¡Aarrggg! ¡¿Qué es esta cosa?!- exclamó tratando de usar sus manos para quitarse aquella pegajosa sustancia, pero fue una pésima decisión ya que antes de darse cuenta sus manos también estaban atrapadas e impidiendo que dispare el arma.

-Stay down! I got this! (¡Quédense abajo! ¡Yo me encargó de esto!)- le gritó a los rehenes al momento en que volvió a caer y sin perder tiempo se lanzó contra el primer sujetó que tenía enfrente.

El hombre lanzó su mano izquierda sosteniendo un cuchillo con la intención de herir al chico. Sin dejarse intimidar el castaño atrapó aquella extremidad para incredulidad del dueño.

Una ligera mueca se hizo presente en su rostro del tipo ante la presión que era ejercida en su mano.

Sin querer darle tiempo para pensar en cómo soltarse, lo sujetó firmemente de la muñeca y del pantalón para posteriormente empezar a dar vueltas con aquel tipo antes de arrojarlo contra su cómplice derribándolos.

Pasando sobre los caídos alcanzó al que tenía la telaraña en la cara. Lo sujeto de los costados de la cabeza propinadole un rodillazo en el estómago antes de derribarlo.

*Thwip, Thwip*

Con dos rápidos disparos le fijó los pies al suelo. Su cabeza zumbó advirtiéndole del peligro, más no alcanzó a reaccionar cuando fue tacleado.

El mismo sujeto que había intentado apuñalarlo había regresado para terminar el trabajo. Posandose encima del enmascarado para que no escapara, alzó las dos manos sosteniendo el cuchillo en ellas.

Dejo caer la puñalada para terminar con todo. Pero Takashi lo detuvo con una mano empezando a forcejear para ganar contra el, mientras que con la otra disparó una telaraña al aire, y seguidamente otro a la espalda del tipo.

-Have a good trip. (Ten un buen viaje.)- murmuró con diversión y el efecto fue inmediato. Un repentino tirón lo elevó en el aire, más no volvió a bajar. Confundido volteó sobre su hombro para encontrarse con una gran red de telarañas que se fijaban a los postes de luz. Empezó a moverse con desesperación tratando de liberarse sin éxito alguno.

~Sum~

El zumbido se activó nuevamente y esta vez ni siquiera buscó la causa, solo se dejó guiar por el saltando.

*Bang*

*Crash*

Un disparo se escuchó, seguido del sonido de una de las puertas del coche siendo dañada por el disparo. El castaño rojizo se había sostenido de la red que formó recientemente. El responsable de disparar aquella arma fue la persona con el tatuaje en el hombro.

Takashi tuvo que moverse cuando le apuntaron con el arma nuevamente.

*Bang*

Salto a la derecha para evitar el disparo, que casi le da al que se encontraba pegado en la red. Para después volver a saltar mientras disparaba otra telaraña que se unió a la red y le permitió balancearse contra el maleante.

*Bang*

A medio camino tuvo que soltarse para evitar el disparo que destruyó una buena parte de su telaraña. Rodo por el suelo una cuantas veces antes de recuperarse y lanzarse contra el hombre armado con la intención de conectar un derechazo. No se esperaba en absoluto que el de cabeza rapada retrocediera causando que perdiera el equilibrio.

Antes de caer al suelo lo golpearon con la culata de la escopeta en el estómago, y el de cabeza rapada aprovechó el mismo movimiento para conectar un golpe ascendiente al mentón del joven arácnido.

Termino siendo derribado por aquella maniobra del loco que sostenía el arma, no se esperaba que ese tipo supiera defenderse. Estaba por volver a levantarse cuando notó como le apuntaban a la cabeza con el cañón de la escopeta.

-Es la hora de ver de qué color es la sangre de las arañas.- sentenció apretando el gatillo. El Komuro mayor cerró los ojos esperando el disparo.

*Click*

Fue el sonido proveniente del arma que causó que los ojos de ambos se abrieran en estado de shock.

-¡Maldición!- exclamó con incredulidad Makoto, de tanto estar disparando se le habían acabado las balas.

Aprovechando aquella distracción, el enmascarado tomó el cañón y dio un pequeño tirón mientras soltaba una patada al estómago del sujetó del tatuaje.

Lo que ninguno de los dos se esperaba era que el “tirón” le hizo avanzar unos pasos al de cabeza rapada, lo que causó que la patada perdiera su objetivo dirigiéndose a otro lugar más… vulnerable.

-¡¡¡Aahhhh!!!- gritó el hombre de mayor edad al momento de que la patada conectó con su entrepierna.

Todos los hombre presentes abrieron sus ojos en estado de shock e incluso algunos apretaron las piernas sintiendo el “dolor hermano” al ver como el desafortunado maleante dejaba caer su arma para caer de rodillas mientras se sujetaba la zona afectada.

-¡¡Holy shit!! (¡¡Santa mierda!!)- expresó el adolescente al ver el resultado de sus acciones.

*Thwip*

A pesar de lucir avergonzado por lo que hizo, no desaprovechó la oportunidad para enredar en telarañas a su desafortunado adversario.

~Sum~

Su cabeza zumbó nuevamente, pero esta vez ni siquiera necesito voltear para detener el golpe del último maleante que quedaba en pie. Hartó de todo esto decidió ponerle fin de una vez por todas. Alzando su mano libre realizó un pequeño movimiento con su muñeca.

*Zap*

Un hueso con forma de aguijón emergió del antebrazo del enmascarado.

*Slash*

-¡Ah!- gritó el último de los bandidos cuando recibió un rápido corte en el pecho. Retrocedió a una distancia considerable viendo su pecho, la herida no era profunda, pero si fue lo suficientemente certera para atravesar la ropa y piel.

Pequeños hilos de sangre empezaron a descender de la herida. La frustración inundó su ser. Todos sus compañeros fueron detenidos y sus planes frustrados por un mocoso. Buscando en su cinturón encontró su último recurso, una… ¡Granada!

Fue otra de las armas otorgadas por su nuevo jefe. Les fue brindada solo para ser utilizada en situaciones drásticas… Y esta era una de esas situaciones.

Los ojos de Takashi se abrieron como platos tras la máscara al reconocer lo que sostenía entre sus manos aquel sujeto. El miedo fue compartido por los demás al ser testigos de como la anilla de seguridad fue retirada.

El castaño maldijo intermitentemente por como iban las cosas. Solo esperaba que el efecto secundario de usar sus aguijones actuará ya.

El tipo estaba a punto de lanzar el explosivo pero se detuvo abruptamente. Su cuerpo se empezó a sentir entumecido, su visión se distorcinaba y todo le daba vueltas. Su equilibrio le fallaba, ya que se tambaleaba de manera incontrolable.

*Bam*

Cuando cayó al suelo ya estaba inconsciente.

Más eso no disminuyó la preocupación de los demás, de hecho aumentaron cuando la granada se deslizó de las manos de aquel sujeto.

*Thwip, thwip, thwip*

-¡¡No, no, no, no!!- gritaba desesperado el joven de poderes arácnidos al intentar atrapar el explosivo con sus telarañas, y fallando estrepitosamente hasta que se perdió debajo del accidentado auto -Shit.-

*Booom*

La granada explotó alzando el vehículo por los aires. Los rehenes se movieron rápidamente alejándose del lugar. Cierto pequeño de cabellos castaños terminó cayéndose al tropezar.

-¡Takato!- exclamó la hija del detective Miyamoto regresando para ayudar al pequeño. Sus ojos se abrieron con miedo cuando notó que el auto en llamas volaba en su dirección.

Sabiendo que no podrían ponerse a salvo, cubrió al castañito con su cuerpo esperando protegerlo, o por lo menos que su cuerpo se llevará la mayor parte del impactó.

*Zwich*

El sonido de metal doblarse llegó a sus oídos, pero extrañamente no sentía dolor alguno. Tras pasar algunos minutos abrió los ojos sorprendida de encontrarse intacta. Sus ojos viajaron al menor de los hermanos Komuro que sostenía en sus brazos, el también se encontraba en excelentes condiciones, pero los orbes cafés del pequeñín no estaban fijos en los de ella.

Volteando lentamente se encontró con lo mismo que dejó sin palabras al niño, quedándose en un estado similar.

Se trataba del misterioso enmascarado quien se mantenía de pie protegiéndolos con los brazos en alto mientras… ¡Sostenía el auto con las manos!

-Hello ... How are you? (Hola... ¿Qué tal?)- murmuró con un notable esfuerzo el arácnido. Esto superaba por mucho el levantar sacos de cemento.

X-XX-Fin-XX-X
X-XX-Avance para el siguiente capítulo.-XX-X

-Tienes hasta el día de mañana para darme el dinero.- declaró un hombre que vestía un elegante traje a una persona de piel morena que estaba tumbada en el piso.

-No soy un héroe, Morita.- comentó el castaño rojizo, mientras el y su amigo de ojos verdes caminaban tranquilamente por las calles de la ciudad.

-[¡Takashi…! Estamos en el hospital…]- el mundo del joven con cualidades arácnidas se detuvo al escuchar esas palabras de su progenitora a través del teléfono.

-¡¡Por que tenías que matarlo!!- exigió Takashi con su traje improvisado sosteniendo del cuello de la ropa a una persona.

-…- nada salía de los labios del castaño. Sus ojos vacíos se encontraban enfocados en el ataúd frente a el. La lluvia caía mojando su traje negro, pero eso parecía un afectarle mientras sus manos sostenían ferozmente la foto de su familiar.

Todo esto y más en el próximo capítulo de The Spectacular Spider-Man, llamado…

-El Último Deseó.-

-No se lo pierdan.- dijo Takashi con un tono apagado disparando una telaraña a la pantalla volviendo todo negro.

X-XX-XXX-XX-X

-¡¡Y corte!!- gritó el autor sentado en su silla -¡Y eso es todo!-

-Esto va avanzando de poco en poco.- comentó Hikari al ver el avance del fanfic.

-Lo sé. Ni siquiera yo esperaba sacar este capítulo tan pronto.- dijo el peli negro luciendo satisfecho -Pero cuando te esfuerzas y te llega la inspiración puedes realizar cosas que nunca te imaginaste.-

-Espero que les haya gustado este capítulo. Y esperen con ansias el siguiente donde se verá el evento que aparco la vida de todo Spider-Man.- declaró con tono misterioso, dejando en claro que no dará Spoilers -Y aquí están los resultados de la votación sobre quién será la pareja de Takashi hasta el momento…-

Itsuki - 2
Miku - 6
Rossweisse - 3
Sasha - 3
Yui - 4

-Como pueden ver Miku Nakano es la que lleva la delantera, seguida de cerca por Yui Kotegawa. Recuerden que la encuesta se cierra hasta el capítulo 4, así que todavía no hay que celebrar la Victoria de nadie.- recordó el autor -Pero que no se les olvide que no estará con ninguna de las chicas de H.O.T.D.-

-Sin más que decir me despido de todos ustedes.-

-Sayonara.- se despidieron el peli negro y la castaña.

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