Rivales del destino

—¿Qué tal se ve esto? —Shang Qinghua alzó una camisa holgada frente a Shen Jiu.

—Luce bien —El pelinegro esbozó una sonrisa de aprobación antes de relajar los músculos y seguir observando la ropa—, todo luce bien. —Musitó lo último avanzando un par de pasos para permitir que Qinghua recorriera tranquilo la tienda de ropa.

Bajó la mirada hacia sus manos; las observó unos segundos y tras comprobar que temblaban las cerró en puños, inhaló hondo y volvió la vista al frente hacia la salida para asegurarse de que la escolta estuviese atenta a cualquier cosa.

Su ansiedad comenzaba a sobrellevarlo, pocas veces le ocurría, incluso se atrevía a decir que tenía años sin tener un problema de ansiedad recordando sus años veinte donde tuvo un único ataque de esa índole que le causó ser hospitalizado para ser sedado.

Dejó ir el aire retenido y volvió a observar la entrada, estaba perdiendo el control de si mismo y aunque lo sabía, necesitaba forjar su calma antes de echar a perder sus propios planes; aún había muchas cosas que resolver, lo principal ahora era el cambiar los expedientes de la morgue para regresarlos a su lugar, necesitaba calmar ese picor que sentía en su corazón por salvar de una u otra forma a Binghe.

—¿Xiao Jiu? —La voz del más joven causó que el nombrado girara el rostro. El menor ladeó la cara y se acercó lento— ¿Estás bien?

—Sí ¿por qué?

—Estás sudando demasiado y tus manos están blancas —señaló con la mirada los puños cerrados—, te estás cortando la circulación.

—¡Oh! —Relajó las falanges hasta dejarlas expuestas frente a él— ¡Estoy bien!

Shang Qinghua entrecerró los ojos, negó lento y se giró para ir hacia la zona de pagos; Xiao Jiu actuaba muy extraño a veces, comenzaba a catalogarlo como una persona bipolar ya que al inicio lo veía tan serio e inmutable que después pasó a ser alguien con el corazón destrozado y terminó en alguien perdido ya que por mucho que el hombre quisiera aparentar, la mirada perdida ganaba en su ser.

Por la tarde y cuando ya se encontraba en su departamento, decidió empezar a falsificar los documentos, tuvo que añadir calibres diferentes, así como también dar una explicación congruente que encajara con el perfil que mostraba el cuerpo en las fotografías, apenas logró completar el caso de Meng Mo cuando tuvo que detenerse por la ansiedad que crecía en él.

Se duchó e intentó relajarse, horas antes Qinghua le había invitado a comer sin embargo se negó ya que sentía un nudo en el estómago y hasta ahora seguía con aquella sensación por lo que intentó apaciguarla con bastante agua fría.

Aún estaba pendiente su charla para con Mobei Jun así que imprimió solo un acta, la guardó y después se marchó para irse a encontrar con el hombre que ya le esperaba sentado en una de las bancas externas a la playa y con una ropa más casual que alejaba todo tipo de vestimenta acuática.

—¡Hey! —Alzó la mano en señal de saludo.

El hombre sonrió, se puso en pie y contempló el cuerpo ajeno, unos jeans deslavados, una camisa holgada de manga larga blanca y unos mocaciones blancos le daban ese toque juvenil a quien creía que ya pasaba los treinta, sin embargo lo que más le gustaba era la sonrisa tranquila y el tono de voz relajado que empleaba; Xiao Jiu le hipnotizaba.

—¡Quiero invitarte a cenar! —Soltó de inmediato, haciéndolo notar como una orden.

El más bajo deshizo la sonrisa unos segundos antes de bajar la mirada y negar, lentamente comenzó a reír porque aquello le recordaba tanto a Luo Binghe que se dio cuenta de cuanto lo extrañaba y de cuanta falta le hacía. Extrañaba oír su voz autoritaria que nacía cuando se avergonzaba o aquella dulce que expresaba contra su oído palabras de amor.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y fue aquello lo que le hizo espabilar de inmediato por bajar la guardia frente a un desconocido; inhaló hondo y se recompuso para retomar su papel de asistente, necesitaba averiguar que planes traía Mobei, quizá en su casa se podía lamentar en la soledad, más no ahora frente al hombre.

—Vamos, ¿tienes algún lugar en mente?

Mobei Jun observó el actuar ajeno, se sintió nervioso por ser rechazado incluso quiso arrepentirse y cambiar el tema al notar que el de mirada esmeralda guardaba silencio, aunque todo aquel pensamiento fue eliminado cuando Xiao Jiu le sonrió de nueva cuenta para aceptar su invitación.

—Sí, un buen restaurante de mariscos, hacen el mejor estofado de aquí.

—¿En serio? No lo conozco. —Comenzó lentamente a indagar mientras caminaba a su lado.

—¿No? ¡Todo habitante de Pawan lo conoce!

—Bueno siento decirlo pero no lo conozco, rara vez acudo a restaurantes aquí ya que prefiero la comida rápida de las calles —se encogió de hombros suavemente—, pero por lo que veo tú si conoces más.

—Sí, vivo al sur, ahí está la marina.

—¿La marina?

Mobei Jun calló de golpe al revelar un lugar importante y personal, observó nervioso a Xiao Jiu quien tan solo le miraba curioso antes de asentir.

—¡Eres abogado y tienes contactos en la marina! ¡Claro! —Fingió creerle dando una estúpida suposición.

—¡Sí! —Afirmó tenso, la sonrisa nerviosa no ayudaba a disimular su mentira por lo que de nueva cuenta decidió cambiar de tema— ¿Y tú prácticas algún deporte?

—Actualmente no pero antes solía practicar muay thai —esbozó una sonrisa que a Mobei Jun dejó asombrado—, decidí abandonar eso porque soy débil.

—¿En serio? —Se atrevió a dar cortos saltos para quedar frente a él, dobló las rodillas tal cual boxeador y puso sus puños cerca de su pecho fingiendo atacar— muéstrame.

—No. —Negó desviándose del hombre.

—¡Vamos, he deseado aprender ese arte!

—¡Pero si te vez lo suficientemente musculoso como para no necesitarlo, fácil me derribarías! —Expresó continuando su caminata.

—¿Acaso estoy viendo a un practicante que llegó solo al calentamiento? —Retó sonriente.

—No te va a gustar, créeme.

—¡Vamos, enséñame! —Sin esperar respuesta jaló el brazo contrario para llevarlo a la suave arena donde al soltar al más bajo retomó su posición de ataque— ¡Derríbame!

Xiao Jiu arqueó fugazmente una ceja, observó el cuerpo atlético y permaneció silencioso unos segundos mientras admiraba la postura imponente, una parte de él quería reír por lo estúpida que estaba siendo la escena, otra deseó que aquel frente a él fuese un Binghe travieso jugando un poco antes de abalanzarse a sus brazos para una sesión de besos y la última parte dictaba que era necesario enseñarle a Mobei Jun que si él lo exigía, él lo tendría.

Fue por eso que imitó su movimiento al ponerse en posición de defensa, tan solo bastando unos cuantos segundos antes de soltarle una patada en su costado izquierdo causando así que Mobei Jun se ladeara por la fuerza del impacto en el empeine.

Apenas pudo reaccionar a mantenerse firme cuando intentó soltar un puñetazo que no fue recibido ya que el de mirada esmeralda sujetó su puño para torcerlo hacia atrás causando que el atlético hombre soltara un bajo jadeo.

Todo ocurrió tan rápido para él que tan solo fue necesario para Shen Jiu el patear detrás de sus rodillas para tumbar al hombre contra la arena que servía de colchón.

—¡Ganas, ganas! —Alzó la mano en señal de rendición.

—No es bueno presionarme —Shen Jiu se acercó para ayudar al hombre a levantarse—, es un deporte peligroso.

—¡Podrías matar a alguien!

—O salvarme la vida. —Rodó los ojos recordando aquella noche donde se enfrentó con Binghe.

Ambos salieron de la arena para continuar su camino por la acera nocturna, había poco tráfico y la gente parecía disfrutar de esa noche tranquila, el silencio se instaló en ellos unos cuantos minutos antes de que Mobei revelara algo que le sorprendió a sí mismo.

—¡Eres admirable!

—¿Disculpa? —El espía no sabía si era un halago o una burla.

—¡Eres admirable! —Repitió alzando la voz. Mobei aclaró el tono e intentó sonar natural, aunque eso fuese imposible ya que tenía esa similitud con Luo sobre el manejo de sus emociones— Eres atractivo físicamente, no te conozco del todo pero ¿quién te invita a cenar al segundo día de conocerte? ¿Quién te sonríe por una lata de soda?

Shen Jiu evitó arquear las cejas para no delatar que ese había sido su plan desde el inicio.

—¡Estás aceptando salir a cenar con un desconocido!

—¿Tiene algo de malo aceptar una cena? ¿Acaso consideras que tenemos quince años? —Preguntó lo más dulce que pudo.

—Bueno sí pero ¿qué hubiese pasado si yo tuviera intenciones malas? Ser violador, secuestrador o algo así. —Rascó su nuca con nerviosismo.

—Pero no lo eres ¿o sí? —Cuestionó observando su perfil— la pregunta aquí sería ¿por qué te has acercado a mí? invertiré el papel de tu pregunta, ¿qué tal si yo me acercara a ti y fuese un secuestrador o violador? ¿Por qué habría en primer lugar de estar junto a ti? ¿Por qué te daría una lata de soda? ¿Por qué me atrevería a pedirte en la tercera noche de charla una cena en un restaurante volviendo esto más íntimo?

Mobei Jun balbuceo, meditó apenas las preguntas que solo le causaron confusión por lo que instantáneamente soltó lo que su lado inconsciente guardaba receloso.

—Lo haría porque me gustas y quiero saber sobre ti.

La sonrisa de Shen Jiu fue de auténtico gozo, fijó la mirada en la ajena y ladeó el rostro para permitirse asentir lentamente mientras acercaba una mano al hombro ajeno dándole así unas cuantas palmadas.

—He ahí tu respuesta.

—¿A qué?

—A tu admiración. —Se limitó a responder retomando la tranquila caminata, ahora sabía que había un gusto de por medio pero lo más importante era que deseaba saber sobre él y eso solo le volvía más paranoico porque intuía que algo tenía que ver con atacar a Yue Qingyuan ya que Mobei Jun era un francotirador.

El mejor amigo de Luo Binghe permaneció estático contemplando la figura de Xiao Jiu alejarse a paso lento, sentía que había recibido una patada mental y ni siquiera encontraba respuesta a sus dudas ya que la extrañeza en sus pensamientos le nubló a tal grado de que no notó que le habían aplicado la psicología invertida y que lastimosamente lo hizo débil ya que cuando volvió a su realidad consideró las palabras ajenas como un gusto mutuo y eso solo le causó fascinación por gustarle al secretario de Yue Qingyuan.

—¡Espera! —Mobei Jun le alcanzó para enseñarle mediante señas el restaurante— Xiao Jiu ¿tienes novio?

El nombrado tensó la sonrisa, si decía que sí perdería posiblemente la oportunidad de estar cerca de Mobei lo que no le beneficiaría porque no sabría qué planes traía en mente pero por otro lado si negaba la pregunta posiblemente el alto se pondría un tanto intenso y sinceramente deseaba todo menos una relación enfermiza, mucho menos podría tenerla considerando que aún amaba a Binghe y su prioridad aparte de él, era concluir su trabajo para decirle adiós definitivamente.

—Es muy pronto responder preguntas personales.

Mobei asintió lento, definitivamente Xiao Jiu era alguien admirable, hermoso y muy interesante, tanto que por su cabeza no había posibilidad alguna de atacarlo ya que rápidamente se convirtió en alguien majestuoso y no merecía morir.

La cena fue tranquila, conversaron sobre las mejores playas para practicar surf y también sobre la diversidad marina, para Mobei aquella cena fue un buen inicio pero para Shen Jiu aquello solo fue una débil comparación de lo que conversaba con Binghe y eso solo le frustraba porque el francotirador experto estaba tan dentro de sus pensamientos que sentía que no podría separarse de él, ni siquiera se sentía listo para eliminar sus recuerdos, todos aquellos felices porque le dolía en el alma y eso sabía que a la larga le haría infeliz.

Regresaron a la playa, siendo ese su punto de encuentro nocturno, ambos se despidieron y avanzaron en direcciones opuestas, mientras que un feliz Mobei Jun se marchaba un doliente Shen Jiu avanzaba a pasos sudorosos hacia su departamento, necesitaría comprar algo para su ansiedad y para el insomnio ya que sabía que se estaba encaminando directo a un colapso físico dada la gran carga emocional y mental.

Finalmente, y cuando ya se encontraba frente al computador para redactar el siguiente informe, pensó en lo que había pasado con Mobei, ¿por qué razón lo estaría investigando? Él sí podría saber fácilmente que trabajaba para Yue dado que se presentó como Xiao Jiu, así como también estaba la posibilidad de que era francotirador pues le había revelado que estaba en una misión con Binghe y este le despidió.

Tenía lógica ya que rememorando el primer disparo, Binghe le había estado mandando mensajes de texto mientras ocurría el atentado, la bala había sido disparada y fallada, la segunda vez se topó con un sargento muy molesto que fingió calma en una cita que lo llevaría a conocerlo y finalmente estaba la última noche, aquella donde Shen Jiu descubrió que el tirador era su novio.

Había descartado a Binghe por esos mensajes pero el destino le jugó una mala pasada al presentarlo como lo que era, un francotirador; Había bajado la guardia y se había entregado a la confianza de que él no era, ahora tenía sentido.

—Era Mobei Jun la primera vez, quizá la segunda también lo fue y por eso Binghe estaba molesto, lo despidió y me encontré con él, si hubiese sido diferente me habría enfrentado ante alguien débil y posiblemente seguiría creyendo la mentira de un noviazgo feliz. —Estrujó lentamente entre sus falanges la taza de café.

Sonrió cansino, burlándose de él mismo por lo tonto que había sido.

—De nada hubiera servido eso, la mentira continuaría y ambos seguiríamos siendo extraños, fingiendo que trabajamos en cosas distintas y aparentando ser un buen noviazgo, al menos Mobei sigue siendo su amigo y le toleró sus palabras —fijó la mirada en la pantalla que mostraba el procesador de texto abierto—, bueno, quizá de todo esto solo me quede la satisfacción de conducir al mejor amigo de Binghe a mi trampa, si algo pretende lo descubriré pronto.

Masajeó con lentitud su sien derecha, dejó la taza vacía sobre la mesa y suspiró; necesitaba dormir pero no lo haría hasta concluir su informe e imprimirlo para dejarlo lo antes posible.

Animándose así a dejar también el expediente de la esposa muerta junto con la verdadera evidencia recolectada por Yue Qingyuan, esta vez Lao Gongzhu no tendría escapatoria y no habría problema alguno de culpar a Binghe ya que no existía evidencia alguna, al menos no probada en los expedientes.



—Esperaba encontrarte muerto, incluso eso es mejor a verte así. —La ácida voz de Mobei Jun causó que Binghe gruñera.

—¿Qué mierda quieres?

—A un lado Luo —el de menor rango empujó al sargento para adentrarse a su hogar, inspeccionó todo e incluso olisqueó el aroma del hogar adverso—, ¿qué carajos pasó contigo? ¡Luces como basura!

—Soy basura.

—Bien es posible —se encogió de hombros y adentró a la cocina—, vine a verte para hablar no para escuchar tus patéticos lamentos que tú mismo generaste.

Binghe gruñó de nueva cuenta, azotó la puerta de la casa y avanzó hacia la sala donde desinteresadamente se tiró al sofá fijando la vista sobre la mesa central, ahí donde yacían desde cajas de pizza y latas de cerveza hasta bolsas de golosinas. Momentos después Mobei Jun tomó asiento frente a él mientras degustaba una cerveza fría.

—¿Y bien?

—¿Qué?

—¿Te darás una ducha o te baño afuera como si fueses un perro? —El joven contempló a su superior con total desagrado.

Luo Binghe portaba un pantalón deportivo negro, estaba descalzo y usaba una camisa sin mangas revelando sus músculos, el cabello despeinado y la barba de días solo le daban un aspecto de lo más desagradable ya que el hombre era correcto, bien vestido y amante de la limpieza corporal, cosa que parecía nula ahora.

—Vete.

—No hasta que me digas lo que le hiciste a Qingqiu.

—La cagué.

—Lo noto y no te compadezco porque eres un imbécil pero mi pregunta aquí y lo que me causa cólera es ¿por qué mierda de entre toda la gente tuviste que dañar a la persona que te amaba? —Mobei depositó la lata en un minúsculo espacio de la mesa, observando con asco la basura acumulada— ¿Por qué Binghe? ¿Qué te hizo?

—Arruinó mis planes.

—¿Cuáles eran?

Luo Binghe soltó un suspiro, no le diría a su amigo que su novio era un espía ni que tampoco había sido el causante de sus misiones fallidas, en su lugar solo prefirió mentir antes que revelar y exponer el pasado de su amado.

—Acabaría esta misión y le propondría formalizar bien, incluso le planteé la idea de un futuro juntos a largo plazo.

Mobei entrecerró los ojos, convencido de que aquello había sonado tan escuálido y sin sentido, no creía que aquel fuese el motivo, tal vez era otro más grande porque el aspecto de su amigo era extremo y sabía bien que Binghe rara vez tenía caídas emocionales por lo que verlo así y escuchar su versión le pareció totalmente incoherente.

—¿Y no quiso casarse contigo o algo?

—No, no es eso —suspiró largo. Observó por la ventana la casa de enfrente y negó—, le dije algo muy fuerte, algo por lo que me culpo hasta ahora y en su momento no pensé.

—¿Qué fue?

—Lo culpé de su pasado, él al inicio me confesó la razón del porqué era así de retraído emocionalmente y cuando la discusión se dio sobre nosotros solo le solté aquello y aunque me arrepentí él no quiso oír.

Mobei parpadeó, boqueó y bebió más cerveza para calmar toda emoción que trepaba por su esófago, aunque eso no fue suficiente ya que terminó gritándole.

—¡Eres un imbécil!

—¡Ya lo sé! —Se tomó de la cabeza y maldijo.

—¡No, no lo sabes! —Acusó con el dedo mientras fruncía el ceño— ¡Nunca sabes que tan imbécil eres hasta que cometes tus errores pero tal parece que no aprendes! ¡Yo te perdono porque somos amigos y cuando te enojas conmigo es en plan laboral pero él no te va a perdonar porque no era ni tu subordinado ni trabajador, era tu novio y decidiste arruinar tu propia felicidad!

Luo Binghe cerró los ojos, tiró de sus cabellos y negó, oír a Mobei solo le hizo caer en cuenta de la realidad, de sus errores y de que había perdido. Sus ojos se llenaron de lágrimas y finalmente comenzó a llorar de amargura.

—¡Eso ya lo sé! ¡Yo lo amaba, le prometí no lastimarlo y terminé haciéndolo! ¡Tú no sabes y no tienes ni la menor idea de lo que era estar a su lado! ¡No conoces lo perfecto que era y saber que yo mismo terminé con esto me causa inmenso coraje contra mí mismo por no mantener la boca cerrada!

Mobei Jun dejó que su amigo llorara, torció la boca contemplando el dolor ajeno, uno que se exponía autentico ya que Binghe no dejaba de llorar ni de maldecirse a sí mismo.

—Me regresó el anillo de pareja, incluso dejó aquí su celular, lo he ido a buscar a su trabajo, he estado en los lugares que frecuentaba y no lo encuentro —hipó furioso con la mirada pérdida—, me dijo que no lo volvería a ver y lo cumplió Mobei. ¡Lo cumplió!

El nombrado guardó silencio, Binghe le ocultaba la verdad, lo sabía pero no deseaba indagar porque ver a su amigo así solo demostraba que el problema había sido grande y que Wo Qingqiu era alguien de armas tomar, tan intenso como su amigo y que posiblemente por eso congeniaban.

—Lo extraño, lo necesito, lo quiero para pedirle perdón y para implorarle una segunda oportunidad, sé que no la merezco, lo sé de sobra pero es tan indispensable en mi vida que me siento miserable. ¡Soy un maldito miserable sin él! —Espetó enérgico— Tan solo deseo que aparezca, quisiera poder hablar con él y si no me perdona entonces entenderé pero quisiera pedirle perdón para poder dejarlo ir y que sea feliz aunque no quisiera su felicidad con otro sino conmigo pero a estas alturas ya considero imposible eso, tan solo deseaba mi felicidad sin fijarme en la de él, no me importó lo que pensaba por mi ambición de ganar.

—¿Ganar?

—La medalla de honor —respiró hondo eliminando todo rastro de lágrimas—, le confesé lo que era y me echó en cara eso, así que le respondí con coraje y ahora no sé de él.

Mobei Jun entrecerró los ojos, no comprendía nada ya que no sabía lo que era real y lo que no sobre la relación de su amigo, tan solo se dedicó a escuchar atento mientras el francotirador se lamentaba en su lugar.

No sabiendo que ahora él también se había vuelto el rival de su mejor amigo por tener un interés más allá de lo profesional por un chico de ojos verdes.



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