Rascacielos de naipes
La noche era fresca, servía como calmante para quienes sentían el coraje de una misión fallida y también para quienes podían volver a sentir su corazón ligero a causa de dudas resueltas.
Binghe alzó el rostro hacia el imponente edificio de Creative think, el logotipo del cerebro con tonos coloridos era clara prueba de que ahí trabajaban los mejores publicistas, entre ellos su novio.
El coraje y malhumor seguían fluyendo en su mente y venas, había desquitado parte de su frustración haciendo ejercicio más no había servido del todo, solo deseaba estrangular al candidato y al chico rubio que le distrajo.
—¿Acaso veo a alguien de malas? —La tranquila y amable voz de Qingqiu trajeron al alto a la realidad.
—Un poco. —Sinceró intentando sonreír.
—¿Qué pasó? —Qingqiu se preocupó, se acercó más al alto y acarició su rostro con suma cautela; detuvo un poco el movimiento al sentir la exhalación medianamente abrupta del ajeno y acto reflejo le hizo dar un paso atrás— ¿Binghe?
—Nada, he fallado una misión laboral y puede que sea la causa por la que mi baja pase a ser algo ridículo, me enoja y me frustra saber que ante mis soldados puedo ser visto como un sargento inútil por tan simple labor que debí cumplir y fallé. —Luo se deleitó al ver al pelinegro, la preocupación en su rostro le hizo esbozar una sonrisa.
—¿Era muy importante?
—Demasiado —extendió ambas manos hacia al frente para sujetar por la cintura al más bajo, le plantó un suave beso en su frente y suspiró—, no quiero pensar en ello ahora, no quiero que me veas enojado.
—En algún punto ambos debemos conocer esos lados, no siempre estaremos felices —Qingqiu pegó la mejilla al pectoral ajeno dejándose abrazar, sintiendo el alivio correr por su cuerpo al estar de nuevo con el alto—, conocer cada faceta nuestra solo hará que nuestra relación crezca.
—No lo sé Qingqiu, suelo ser demasiado explosivo cuando me enojo.
—¿Debo preocuparme? —Soltó una baja risa.
—No —se separó lo suficiente para darle un suave beso a sus labios—, sería incapaz de hacerte daño.
Qingqiu sonrió después del beso, se dejó envolver por sus palabras adentrándose en una burbuja frágil de felicidad; una que explotaría y causaría demasiado dolor, desconfianza y miedo.
—Te quiero. —Dijo volviendo a abrazarse al alto.
—Y yo a ti te quiero más. —Dejó un último beso a su frente antes de moverse—¿Nos vamos?
—Vamos.
Apenas entrelazaron sus manos unos segundos antes de separarse, Qingqiu se adentró a la camioneta y Binghe le secundó arrancando el auto casi al instante.
—¿Dónde iremos ahora, hermoso joven?
—Le Calandre, es un restaurante italiano. —Comentó sonriente.
Binghe recordó que ese era el último restaurante nocturno que Yue Qingyuan visitaría, era el lugar perfecto para tomar asiento, disfrutar un vino y contemplar el paisaje buscando el punto idóneo, esta vez no fallaría, su reputación como francotirador estaba en juego.
Observó de soslayo a Qingqiu quien mantenía la mirada hacia la ventanilla, contuvo un suspiro al sentir la paz invadir su ser a causa de que su novio se encontraba a su lado. El trayecto fue apenas hablado ya que el pelinegro le respondía con monosílabos sin dar más detalles alegando que tenía prohibido hablar sobre sus proyectos por el contrato de confidencialidad que había firmado a lo que solo le habló del clima, de la gente y de los lugares que recorrió en su corta estancia en la capital.
Al llegar al elegante restaurante, Luo se percató de lo ridículamente extravagante que era, se situaba en un edificio de al menos veinte pisos de altura, todo con el propósito de hacer de sus paredes un elegante mural visual gracias a enormes pantallas de plasma que simulaban el paisaje de Italia, desde sus elegantes y románticos canales de Venecia hasta el Coliseo pasando por las tranquilas aguas de Silicia. El ambiente era tan fantasioso que llegabas a sentirte fuera de Jieshu.
—Buenas noches —Qingqiu se presentó ante la hoostes quien les recibió con una sonrisa y reverencia—, mesa para dos en el canal.
—¿Canal? —Binghe arqueó una ceja.
—Ya verás. —Habló emocionado.
La mujer llevaba puesta la vestimenta típica italiana, la falda de vuelo amplio lucía rojiza y llamativa bajo la luz, la blusa de mangas abombadas y el pequeño corsé que se ajustaba como una torera le daban un toque glamuroso. Qingqiu guió al alto, había poca gente sin embargo todo el ambiente se notaba animoso.
Apenas recorrieron un extremo del piso cuando la mujer se detuvo y les abrió una puerta de cristal negro, otorgándoles una vista espectacular no solo de la ciudad de Jieshu, sino que también de la fuente que abarcaba toda la planta rodeando el piso simulando ser el canal de Venecia, las mesas muy al estilo italiano se esparcían armoniosamente, la luz que desprendía aquella fuente daba un toque romántico y sumamente elegante.
Binghe admiró todo el lugar, al ser el edificio más alto de aquella zona no había edificios cerca que lo rodearan u opacaran, detalló en cada espacio y también analizó las probabilidades de un disparo certero; Qingqiu por su parte observó con disimulo el lugar, su vista se enfocaba en los alrededores en la búsqueda de un edificio alto y lo encontró.
Oscuro, sin ventanas ni protección se apreciaba un edificio a lo lejos en construcción, pese a ser de noche el lugar no pasaba desapercibido por su altura, apenas analizó el único sitio de donde saldría la bala para darle la espalda y tomar asiento.
—Es un lugar maravilloso. —Admitió Binghe sin dejar de contemplar el lugar.
Las cartas fueron entregadas, había pocas personas afuera, sin embargo las conversaciones no lograban mezclarse por lo que cada mesa tenía intimidad social.
—¿Me extrañaste? —Preguntó un sonriente Binghe.
—Mucho —Shen Jiu imitó su sonrisa, colocando su mano sobre la ajena que reposaba en la mesa—, de verdad que necesitaba verte, me sentía sumamente estresado.
—¿Tanto trabajo?
—Demasiado.
—Mi pequeño Qingqiu debe ser consentido —el nombrado asintió lentamente— ¿qué tal una copa de vino y una película cuando lleguemos a casa?
—Me parece buena idea.
La comida no fue nada del otro mundo, se decantaron con ravioles rellenos de carne molida, la salsa de tomate casera bañaba elegantemente cada paquetillo de pasta que invitaba al comensal a degustarlo lentamente; a ese platillo le siguió una pieza individual de pollo a la parmigiana, el corte era grueso pero bien compensado con la suavidad de la pechuga del ave al ser mezclado con hiervas aromáticas, queso mozzarella, queso parmesano y salsa marinara, sellaron aquella comida con un excelente vino tinto joven que les limpió el paladar dejando en gusto las tonalidades de la uva, el barril de madera, los tonos frescos de los frutos rojos y toques picantes de canela.
Finalizaron aquella cena degustando una porción de tiramisú, dejando en la boca el delicioso sabor del suave y cremoso queso marcarpone que lograba fundirse con la saliva, aunado a ello el toque perfecto de la carga de café expreso que compensaba la amargura del postre con las soletas remojadas y las virutas de chocolate, el licor y la cocoa afianzaban armoniosamente el postre puesto que ambos lo disfrutaron pese a no ser tan amantes de lo dulce.
Aquella sería la última cena que tendrían, ambos sin saberlo pronto revelarían la verdadera identidad de su ser, sería doloso pero necesario, por esa noche solo bastaba su compañía para dejarse llevar por la mentira de un noviazgo de ensueño.
El rascacielos que habían construido comenzaba a tambalearse tal cual castillo de naipes, amenazaba con venirse abajo causando una oleada de adrenalina y destrucción puesto que uno de los constructores estaba pronto a quitarse el casco para revelar su rostro.
—¿Vamos a casa? —Qingqiu sugirió abrazado al brazo de un relajado Binghe.
—Vamos.
El trayecto fue silencioso, el pelinegro se encontraba relajado y feliz, después de tanta tensión sentía que podía derretirse con tan solo cerrar los ojos, su calmante efectivo sin duda ahora era Luo Binghe quien por su parte había olvidado largo rato el malhumor que le perseguía desde que su primer intento de disparo había sido fallado.
Al llegar a casa Qingqiu hizo amago de ir hacia su hogar, sin embargo la rápida y firme mano del alto le detuvo al cernirse sobre su cintura para apresarlo entre la camioneta y su cuerpo.
—Tenemos una película pendiente. —Musitó sonriente.
—¿Puedo verla en pijama? —Sonrió ligeramente tímido.
—Lo que mi pequeño ordene, dejaré la puerta abierta.
Al dejarlo en libertad el pelinegro huyó prácticamente de ahí, se encaminó hacia su hogar donde hizo una rápida inspección para subir hacia su habitación olvidando por completo su compromiso laboral.
Detuvo sus movimientos un momento cuando su vista se enfocó sobre su pijama, demasiado holgada, no quería exponer su piel ante Binghe, no deseaba mostrarse tal cual era; rápidamente cubrió su tobillo con una venda color carne y aplicó también algunos trozos de cinta micro porosa del mismo color para cubrir las palabras que ahora eran cicatrices.
Saber que su espalda no podía cubrirla le causó malhumor sin embargo confiaba en que su playera no se levantara en absoluto, así mismo repitió la acción con su brazo izquierdo cubriéndolo con la cinta y después con la manga larga del algodón crema.
Su pijama era en absoluto seductora ya que no tenía ningún plan de llegar a algo íntimo con su pareja, por mucho que lo deseara el asco en su cuerpo ganaba más que la necesidad de fundirse entre sus brazos de una forma erótica. Se calzó sus sandalias, despeinó su cabello y abandonó su hogar para ir al ajeno.
Para su sorpresa Binghe también tenía pijama, sus pantalones solo eran ligeramente holgados ya que los músculos de sus piernas apenas y le daban paso a la tela, su camisa blanca de dormir no ayudaba mucho a imaginar lo que se encontraba debajo de ella puesto que era igual de cernida que el pantalón.
—¿Qué veremos? —Qingqiu tomó asiento a lado del alto quien le recibió entre sus brazos, aspiró hondo y relajó el cuerpo. Sí, eso era lo que tanto necesitaba.
—¿Algo de terror?
—Puede ser, casi no he visto ese género.
—¿O prefieres algo fantasioso? —Binghe apretó el mando para mostrar el catálogo de películas.
—Esa —señaló el castaño sin importarle mucho el género, la trama o su soundtrack, solo la escogió al azar—, se ve linda.
—No creí que Capitán América se viese linda. —Bromeó sonriente.
—No te burles, casi no veo películas, ponla, quiero verla.
Binghe obedeció, la película inició y el silencio les envolvió haciendo el ambiente tranquilo, ambos se mantenían entre los brazos del otro, dando cortos tragos a sus copas de vino, entreteniéndose con una historia ficticia que ocasionalmente les hacía reír por ese toque de patética inocencia en un hombre guapo, entre tragos y arrumacos Qingqiu fue cerrando los ojos apoyando casi por completo su peso en el ajeno.
—¿Amor? —Llamó Binghe con suavidad.
No hubo respuesta alguna y Binghe se vio envuelto en la felicidad de tener tan cerca al pelinegro que lo estrujó con suavidad unos segundos antes de acomodarlo sobre su regazo para incorporarse con facilidad y llevarlo directo a su habitación para permitirle un descanso que en palabras de Qingqiu, no había logrado concretar por su tarea.
Al llegar a la cama, lo acostó con suavidad intentando no despertarlo, más fue un movimiento innecesario ya que el ser durmiente abrió los ojos apenas tocó la cama.
—Duerme Qingqiu, quiero que descanses. —Expresó Binghe dándole una sonrisa rayando lo paternal.
—Quédate conmigo —tomó una de las manos masculinas para estrujarla con nula fuerza—, por favor, lo necesito.
Ante aquella suplica cargada de amor, Binghe no logró oponerse, se retiró un momento aludiendo que debía apagar las luces en la planta baja, solo así Qingqiu le soltó la mano y esperó paciente deseando no volver a dormirse hasta estar acompañado.
Por otro lado, Binghe no se imaginó que lograrían romper esa barrera de intimidad, para él valía más dormir con Qingqiu entre sus brazos para darle esa protección que el pelinegro pedía en su mirada, el sexo era un segundo plano que no se atrevía a tocar por el momento, sabía que las cosas se darían naturalmente y lo que menos deseaba era presionar a su novio por algo que posiblemente aún no deseaba.
Al regresar a su habitación se percató de que el más bajo ya había destendido la cama para fundirse con las sábanas, su rostro quedaba frente a él por lo que sonrió cuando el alto entró; Binghe se apresuró para acostarse a su lado sintiendo casi al momento el peso ligero del castaño quien se abrazó con fuerza a su torso.
—Bésame una vez, luego dos veces —Qingqiu alzó el rostro para ver el ajeno—, ha sido un largo tiempo sin ti —sentir los labios esponjosos contra su boca le hicieron sonreír—, ahora sé de donde sacaste esas frases.
—Comparado contigo yo si veo películas —admitió juguetón al saberse descubierto por el soundtrack de la película anteriormente—, me gusta más la primera versión de la canción.
—¿Cómo se llama?
—It's been a long time —volvió a darle otro beso a su amado para pasar una de sus manos por sus cabellos ligeramente despeinados—, la interprete original es Kitty Kallen.
—Me gusta —Relajó su cuello para alejarse del rostro contrario, adoptando una pose tranquila al apoyar su rostro contra el pecho ajeno—, me gusta sentir nuestro romance con toques antiguos, lo hace tan bohemio al no regirnos por el estereotipo de un noviazgo común.
—Debe ser porque no eres común, amor. —Binghe posó las manos sobre la cintura contraria trazando y creando formas amorfas, de vez en cuando abanicaba los dedos para cubrir cada parte de la piel cubierta por el pijama.
Qingqiu se tensó al sentir los dedos ajenos sobre sus cicatrices, deseaba alejarse del toque porque no quería ser expuesto, no quería que su burbuja de amor se reventara tan rápido cuando Binghe sintiera los bordes de su piel cicatrizada contra su columna, por lo que lo soltó para darle la espalda y suspirar.
—Abrázame. —Rogó haciéndose medio ovillo a la espera de no haber arruinado el momento.
Binghe contempló el movimiento, la distancia que había puesto el más bajo y su postura, dando a entender que no deseaba más caricias y que no se sentía cómodo con ello, así que para no incomodarlo más obedeció su orden y lo abrazó por la espalda, dejó un beso en su sien y aspiró el aroma de sus cabellos.
—Solo tú puedes hacer la oscuridad brillante —besó su nuca—, solo tú puedes emocionarme y llenar mi corazón de amor solamente para ti.
—Solo tú puedes hacer este cambio en mí. —Qingqiu coreó la canción, la conocía ya que era una de sus favoritas, Only you cantada por The Platters era algo que impregnaba su corazón de anhelo por ser amado y que ahora Binghe le cantara con tanto amor solo derretía cada barrera impuesta que se había esmerado en construir desde los quince.
—Eres mi sueño hecho realidad.
Qingqiu cerró los ojos, deseaba fervientemente cambiar, dejar atrás el pasado, eliminar cualquier duda sobre sí mismo para mostrarse entero a Binghe, quien se había enamorado solo de una de sus personalidades, no de quien en verdad era.
Quizá algún día, si Binghe no lo rechazaba, quizá se animaría a contarle la verdad sobre él mismo, una que latía en cada emoción positiva y que Shen Jiu ocultaba para dar paso a la negatividad y aislamiento.
Se dejó llevar por la canción, se entregó al sueño de ser alguien entero y amado aún con su pasado, permitió bajar la guardia para sentirse bien resguardado entre los protectores brazos de Binghe, a quien dejó de escuchar cuando se sumergió en la oscuridad de un pasado tormentoso.
—Volveré en la noche cariño, no podré pasar por ti al trabajo. —Binghe besó los labios ajenos con suavidad.
El tan esperado sábado había llegado, los días precedentes al encuentro final, la pareja había vivido sumergida en una burbuja fantasiosa, aparentemente eran la representación de un noviazgo de ensueño, por la mañana despertaban juntos, Binghe iba a dejar a Qingqiu a su trabajo y lo recogía en la noche, cenaban en algún restaurante o en casa, veían películas y se daban besos melosos.
Sin embargo los dos eran cínicos de sus movimientos, cuando Shen Jiu dejaba a su novio, en lugar de trabajar como mercadólogo se escabullía al ver la camioneta alejarse, se colocaba una gorra que le cubriese y huía de ahí para encontrarse una cuadra después con la camioneta de Yue Qingyuan la cual le llevaba directo al puente donde le esperaba el auto prestado del candidato, se marchaba de inmediato hacia la casa donde yacía escondida la pareja y retornaba a la mansión dejando de paso a un tenso Shang Qinghua quien se encaminaba hacia su trabajo para fingir que nada ocurría y que todo se encontraba bajo control.
Binghe retornaba a casa y se dedicaba a entrenar, desquitaba el poco coraje guardado haciendo ejercicio, limpiaba sus armas y ajustaba sus miras, sabía que todas estaban calibradas pero era algo que él disfrutaba hacer desde que adquirió el conocimiento de ello.
Así habían sido los dos cortos días que Binghe y Jiu habían estado. Enamorados de una personalidad, ajenos a que eran enemigos.
La noche llegó lenta, Qingqiu permanecía frente al espejo del baño en la mansión Kim, acomodó meticulosamente la peluca rubia dorada ocultando todo mechón negro, maquilló sus parpados con un delineador, sus ojos se volvieron demasiado exóticos y gatunos, incluso se atrevió a usar un poco de bálsamo reparador para sus labios ya que entre los pequeños mordiscos de Binghe y los propios habían causado diminutas heridas que ardían ante la falta de un hidratante cremoso.
Por último acomodó bien su saco de gamuza verde, la camisa negra bien planchada le daba ese toque glamuroso, el pantalón blanco y los zapatos blancos a juego con el conjunto le hacían parecer una celebridad en lugar de un secretario, un espía, un mercadologo, un mentiroso.
Suspiró frente al espejo, alzó la mirada y se topó con la de Qingyuan quien le observaba desde el marco de la puerta.
—¿Estás seguro de que lo atraparás? —Cuestionó suave. Transparente y esperanzado.
—Lo haré señor, no puedo fallar —se giró para encarar bien al hombre—, esta vez no podré estar con usted, quiero que se resguarde en casa cuando de la indicación mediante el intercomunicador, huya y ocúltese.
—¿Estarás bien? —Qingyuan se acercó para mirar el semblante ajeno— ¿Qué pasará después?
—Nada. Tenemos una semana de campaña interna antes de que sea el cierre, finalmente y en su discurso podrá decir la verdad del porqué quiere asumir el cargo de gobernador, me encargaré de buscar las pruebas de aquel delito, de hacer viral todo.
—A'Jiu te expones demasiado, no quisiera perder a mi mejor secretario.
—No pasará señor.
Yue Qingyuan le dio un ligero apretón en los hombros antes de girarse y marcharse del lugar, en la sala esperaba Shang Qinghua quien iba vestido adecuadamente para la ocasión.
—Sin fallos. —Dijo Xiao Jiu una última vez antes de que todo el movimiento comenzara.
Lentamente la casa se fue vaciando, Yue Qingyuan y Shang Qinghua abandonaron el lugar junto a su cuerpo de escoltas, dos camionetas más aguardaron a que Xiao Jiu les diera instrucciones concretas.
—Perímetro de un kilómetro, pese a ser el único edificio no olviden que el tirador puede huir y ocultarse —se colocó el auricular subiendo al auto individual para manejar directamente al edificio en construcción—, la prioridad es el candidato, me encargaré del resto.
—¿Cuánto tiempo lo esperamos joven Xiao? —Preguntó uno de ellos al pie de la ventana.
—Media hora.
—Es demasiado.
—Es lo justo si el bastardo escapa de mis manos, considera la altura del edificio, a partir del minuto veinte pueden comenzar a subir, les tomará diez llegar al final donde estaré con él.
—Hecho.
Xiao Jiu inspiró hondo, pronto todo se vendría abajo; Arrancó y condujo directamente hacia el edificio sin saber que un francotirador de corazones le esperaba para darle el tiro mortal y donde probablemente sus personalidades se vieran desnudas y expuesta por primera vez.
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NA: A veces se me complica adaptar mi propio fanfic porque el original se llama Nikite Vólkov, es ruso, rubio, ojo azul y piel pálida que ama vestir de negro con rojo mientras que su pareja es Evan Blake, un americano de tez tostada, cabello negro y ojos castaños. Luego se me olvidan los cambios de descripción y dejo aquí a Shen rubio, lol, perdón XD
Gracias por leer uwu
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