Laberinto de dudas
Shen Jiu mantuvo la vista fija sobre su taza de café, aunque realmente no le prestaba atención, su mente se concentraba en idear planes para entrelazarlos a su manera, pronto el sonido de una puerta abrirse hizo apenas eco; los pasos apresurados le acompañaron un instante antes de que se revelara que quien era el dueño del ruido no era más que Shang Qinghua, quien encendió la televisión de inmediato, con una prisa ruidosa y una postura rígida.
El secretario deslizó la mirada cautelosamente, ignoró sus pensamientos para prestar atención en los movimientos ajenos, posó apenas la taza de café contra sus labios y esperó; Qinghua estaba tan rígido que era similar a una estatua, el televisor mostró la imagen de una reportera a las afueras de una casa que era bien conocida para él como el hogar de Tianlang Jun; tensó los labios ocultando la sonrisa y prestó atención a lo que la mujer decía.
—Aparentemente el hogar del candidato a gobernador Tianlang Jun no solo nos muestra la elegante forma en la que vive, también nos da indicios que lo que vemos detrás nuestro fue construido gracias al dinero sucio proveniente de la venta ilegal de drogas y otras sustancias adictivas y dañinas para la salud.
Shang Qinghua dejó caer el control remoto al suelo, lentamente se hundió contra el sofá y ocultó su rostro entre sus manos soltando un gran sollozo en el acto, aquella acción hizo a Shen Jiu querer rodar los ojos, sin embargo y sumergiéndose en su papel humanitario, dejó sobre la barra de la cocina la taza de café para acercarse a él.
—¿Qué ocurre? —Cuestionó intentando sonar suave.
—Mi medio hermano —musitó tan bajo que Shen Jiu tuvo que entrecerrar los ojos intentando leer los labios contrarios—, me ha hablado hace un momento para decirme que lo acusan injustamente de tener un laboratorio clandestino —alzó el rostro lleno de lágrimas—, él no es alguien que tenga ese tipo de negocios, es integro, cuando era joven me alentaba a no caer en ese tipo de cosas y descubrir hoy por las noticias de lo que lo culpan me causa tanto conflicto porque sé que él no es el dueño de lo que dicen.
Shen Jiu apenas ladeó los labios en una mueca de resignación, alzó la vista hacia el televisor y esta vez fue la conductora de las noticias la que mostraba los vídeos donde se apreciaba a Tianlang Jun caminando por el laboratorio.
—Nos damos cuenta de que no todo lo que brilla es oro —habló en un tono neutral aunque sus expresiones delataran lo contrario—, la lista no está limpia en estas elecciones ya que dos candidatos están muertos, uno presuntamente vinculado con el tráfico de drogas y bueno, solo nos queda Yue Qingyuan ¿qué sorpresa nos dará este último? ¿Acaso él también tendrá un laboratorio clandestino? ¡Quédese y le mantendremos informado! —La toma se detuvo en su rostro sonriente antes de cortar y mandar a comerciales.
Shang Qinghua fijó la vista en el televisor, rodó los ojos y volvió a ocultar su rostro entre sus manos dejando ir más llanto en el acto. Shen Jiu fue ajeno a ello, su mirada se centró en el recién llegado; Yue Qingyuan apareció por el pasillo, al ver a su novio llorar se detuvo sin saber qué hacer, nuevamente fue el secretario quien le señaló al joven con la mirada, apenas movió las manos y prácticamente lo obligó a sentarse a lado del menor.
—Los dejaré a solas, iré a comprar otra caja de aspirinas para el dolor. —Se excusó dejando a la pareja a solas, ahora sería Yue quien le diera el debido consuelo, así que alejándose del departamento, emprendió marcha hacia la farmacia más cercana.
No le convenía mandar a Qingyuan a la casa de Tianlang Jun, tampoco era conveniente mandarlo a la fiscalía donde posiblemente acabaría Shang Qinghua ya que sería blanco fácil de la prensa y aunque podía controlar a Binghe para evitar un disparo en vía pública, nada le aseguraba que su novio le obedeciera al no hacerlo por lo que mantendría al candidato en su hogar lejos de la prensa por si querían interrogarlo al ser cuñado del delincuente, así que solo llevaría a Shang Qinghua a la fiscalía rogando internamente que no entrara en una crisis nerviosa a causa de todo lo acontecido.
La compra fue inmediata, una botella de agua se sumó a las pastillas que pronto fueron ingeridas por un aún dolorido agente, caminó de vuelta a paso firme y analítico, aún restaba el hecho de enfrentar al señor Woo por lo que sería buena idea mandar al médico forense con su hermano mientras él se encargaba del director.
Al volver al departamento, encontró a la pareja junta pero sin llegar a tocarse ya que Shang Qinghua sostenía ligeramente tembloroso una taza de café mientras que Yue bebía lento sin apartarle la mirada, los dos voltearon a ver al secretario en cuento entró y juntos le dedicaron una mirada decisiva.
—Pasaremos aquí el día —soltó el candidato—, considerando la situación hemos llegado al acuerdo de que ni Shang ni yo nos acercaremos a la fiscalía ni a mi casa para evitar problemas con los reporteros.
—De acuerdo señor —Shen Jiu asintió lentamente, le habían cambiado los planes y eso no era nada bueno para él, así que solo le quedó mantener una postura inexpresiva ideando nuevamente otra ruta de escape a sus objetivos— ¿quiere que me haga cargo de algo o puedo retirarme un par de horas?
—Tienes el día libre A'Jiu, considero que te hemos robado demasiada privacidad al ser tus huéspedes aquí y bueno —miró al joven quien asintió lentamente—, si gustas podemos irnos a un hotel para que estés aquí tranquilo.
—Oh no señor, no es necesario, aprovecharé mi día libre para ver a mis amistades. —Esbozó una sonrisa.
—¿Seguro?
—Sí señor, no puedo estar tanto tiempo encerrado, me acostumbré a mantenerme activo, hay suficiente comida y lo necesario para que no salgan de casa, si necesita algo no dude en llamarme ¿de acuerdo?
Yue Qingyuan asintió antes de volver su mirada hacia el joven Shang quien volvió a su posición de ver hacia la nada aún con la taza de café entre sus manos. Shen Jiu se sintió extraño así que fue a su recámara para extraer su celular y textear a Binghe que iba camino a casa, se cambió de ropa a algo más informal para convencer a Yue de que saldría con sus amigos imaginarios, un par de jeans y una sudadera verde fueron su atuendo, ignoró el calor de la costa y abandonó el departamento para ir hacia su hogar, el que consideraba verdadero.
Al llegar a casa, soltó un suspiro, observó por el retrovisor como la puerta de Luo Binghe se abría revelando así al apuesto sargento con ropa demasiado informal, incluso Shen Jiu se atrevió a pensar que aquellos pantalones eran el pijama de su novio; al bajar del auto el alto le sonrió y besó.
—¿Tan temprano aquí?
—Querían privacidad y no me sentía cómodo al verlos en blanco —sinceró Shen Jiu quien sonrió abrazándose al alto—, además de que prefiero dormir aquí a estar alerta con ellos.
—Eres malo Qingqiu —Binghe guió al secretario a su hogar, había hecho el desayuno para consentirle después de haber sido privado de su compañía por la noche—, ¿ya viste las noticias? ¡Eres todo un villano!
—No lo soy, le advertí desde antes que cambiara el nombre de su laboratorio, incluso le dije que le pusiera a nombre de Yue pero no me hizo caso y aquí las consecuencias —chistó adentrándose al hogar de Binghe—, además de que con esto no solo Yue Qingyuan ganará también Tianlang Jun irá a la cárcel un par de años sin derecho a fianza y bueno, será lamentable pero justo.
—No dejas de sorprenderme ¿sabes?
Binghe se adentró a la cocina seguido por Shen Jiu, juntos llevaron lo necesario a la mesa donde tomaron asiento disfrutando de un buen desayuno.
—Luces tan cansado —opinó Binghe viendo las apenas perceptibles ojeras del pelinegro, por la noche no eran tan notorias como ahora— y sigues tan herido.
—Pasará, las heridas sanan y las ojeras desaparecen durmiendo. —Concluyó fácil y sin prestarle demasiada atención.
—¿Volverás a ver a tu jefe?
—No, pese a que te dije que volvería en la noche con esto ellos solo quieren estar a solas para consolarse mutuamente, ya mañana acudiré con él. —Volvió a retomar su comida.
—Entonces quiero salir contigo —al ver la mirada interrogante del espía, aclaró—, me refiero a que quiero pasear, tener una cita de novios normales que no saben sobre armas, peleas y problemas políticos, quiero ir al cine, tomarte de la mano, comer un helado a tu lado, cosas románticas que no involucren nuestra profesión.
—Tengamos una cita que no involucre lo que somos —expresó con rostro cansino—, entre más lo pienso más me doy cuenta de que si nos involucramos más en el trabajo de cada uno, más nos vamos a separar.
—Comprendo, ¿volveremos a las apariencias?
—Un poco, solo quiero descansar, no te voy a mentir que me siento liberado contigo pero tampoco me siento en plena confianza de expresarte lo que me ocurre en el trabajo y lo mismo aplica para ti, así que tan solo por ahora ignoremos lo que somos y disfrutemos lo que surgió aquella noche en el supermercado.
—¿Qué desea hacer hoy joven Wu Qingqiu?
Shen Jiu deslizó la mirada desde su comida hasta las manos masculinas, acto seguido fijó la vista en la ajena sonriéndole con tan sensualidad y lentitud que Binghe inspiró hondo al reaccionar de manera primitiva, no importaban los golpes que salpicaban su piel ya que eran opacados por los ojos claros y seductores, demasiado transparentes en el deseo que ambos habían creado; la tensión renacía en situaciones así y ahora que se conocían más no dudarían en calmarse.
—Señor Luo, deseo tomar un baño de tina con usted ¿me concederá mi capricho? —Arqueó una ceja resaltando sus gestos sensuales.
—Si lo pide de tan buena forma, no me opondré. —Binghe sonrió de lado, la tensión creada pronto se esfumaría entre espuma y caricias llenas de jabón.
Lo que inició como un desayuno se complementó con un baño cargado de sonrisas, jadeos y mimos; Shen Jiu ignoró las cicatrices de su cuerpo cuando en cada beso Binghe le decía que lo amaba, todo el dolor de su pasado pasó al olvido cuando las manos callosas del francotirador delinearon con infinito amor cada cortada sellada, siendo su mirada la que proyectaba todo lo que sentía.
Ambos besaron cada cicatriz que los habían forjado, delinearon las gruesas líneas y se entregaron al hecho de que con o sin marcas, ellos se amaban con tal transparencia que no importaba su pasado.
Por la tarde y con el deseo saciado, caminaron por uno de los tantos centros comerciales, ambos iban vestidos tan informales que pasaban como una pareja de jóvenes universitarios disfrutando su romance; Tomaron café frío mientras hablaban sobre los idiomas que habían aprendido con los años y también de las comidas internacionales, desde las más deliciosas hasta las más desagradables.
Cuando la noche comenzó a hacerse presente, la pareja disfrutó de cenar en un buen restaurante chino, permitiéndose así el probar nuevos sabores al probar platillos que jamás habían consumido.
Finalmente volvieron a casa cerca de las diez de la noche, Qingqiu se había rendido al sueño desde que subió a la camioneta, despertó gracias a las manos de Binghe contra su rostro lastimado y a pasos torpes y lentos se fue directo a la cama del sargento donde no tuvo que acatar ninguna orden cuando se desvistió quedando en ropa interior, así como tampoco tuvo problema en robarle una camiseta al alto para colocársela y así internarse en la cama.
—¿Muy cansado? —Binghe se acostó a su lado, al instante sintió el cuerpo delgado apegarse a él.
—Mucho. —Gimoteó pegando su nariz a los pectorales ajenos, pronto ladeó el rostro y suspiró cerrando los ojos.
El sueño fue inmediato, Shen Jiu cayó dormido consiguiendo así el tan anhelado descanso que su cuerpo le pedía en brazos de quien más amaba. Binghe le secundó al sentirse satisfecho por ver a su novio dormir tranquilo, así que tan solo disfrutó la noche descansando igual al ajeno.
Al día siguiente el despertar fue tranquilo, apenas tuvieron tiempo de hablar cuando el celular de Shen Jiu sonó indicando que Qingyuan necesitaba ayuda, así que tuvo que romper su burbuja de intimidad para responder, procurando que este no hablara de más para que Binghe no escuchara.
—¿Sí?
—¡A'Jiu! ¿Por qué no has venido a dormir?
—Lo siento señor, me he pasado de copas y me quedé dormido en casa ajena.
—¡Oh A'Jiu! —Yue suspiró haciendo al agente fruncir el ceño— ¿Será posible que vengas a casa? Shang quiere ir a ver a su hermano, esta mañana ha sido detenido oficialmente y se lo han llevado a la fiscalía.
—¿Ahora? —Se pasó la mano por el cabello alborotado, Binghe le observó curioso desde su lugar— Sí señor, estaré ahí en un rato. —Colgó dejando ir un largo suspiro de frustración.
—¿Qué pasó?
—¿Sabes qué? ¡Renuncio a ser esto! —Arrojó el móvil a su costado, talló con sus dedos sus parpados cerrados y volvió a suspirar— ¡Estoy tan cansado, me sigue doliendo el cuerpo, me duele la cabeza de tanto pensar, me estoy volviendo loco!
—Renuncia —Binghe se encogió de hombros abrazándole por la cintura, ambos yacían sentados en la cama—, déjame hacer el trabajo a mí.
—No, una cosa es que me vuelva loco por tanto trabajo mental y otra es que te dé acceso a él —ladeó el rostro dedicándole una falsa cara de molestia—, así que vete olvidando de esas ideas.
—Al menos lo intenté —sonrió dejando un beso a su hombro—, vamos a desayunar algo y te puedes marchar.
—No tengo tiempo, quizá venga a cenar —difícilmente se separó del cuerpo musculoso para recoger su ropa y colocársela con prisa—, no olvides que te amo. —Robó un beso de los labios carnosos antes de huir puesto que sabía que si Binghe se lo proponía lo convencería de quedarse y aunque lo deseaba no podía por ahora, así que huyó tan rápido como pudo hacia su auto para marcharse del lugar.
Media hora después, llegó al departamento, subió aparentando tranquilidad aunque su respiración demostraba lo contrario, había llegado rápido debido a que sentía el tiempo correr y lo que odiaba era ser impuntual; Al abrir la puerta se encontró con Shang Qinghua quien salía de la cocina, al verle le sonrió cómplice e incluso le dedicó un guiño.
—Así que... ¿te pasaste de copas y dormiste en casa ajena? —la mirada del menor se enfocó en su cambio de ropa— ¡Oh Xiao Jiu y nosotros que pensábamos que eras alguien ajeno a la palabra amor!
Shen Jiu evitó fruncir el ceño, en su lugar su inexpresivo rostro cambió solo a una ligera mueca en sus labios curveados para no verse tan descortés, asintió lentamente y avanzó otro paso más.
—Nuestro secreto estará guardado lejos de Yue y su pensamiento. —Mantuvo la sonrisa alejándose del camino para ir hacia el comedor donde el candidato le esperaba.
—¡Buen día señor! —Saludó cortés haciendo una reverencia.
—Buenos días A'Jiu, te esperábamos para irnos, no sé si sea conveniente el que me dejes en casa y vayas a dejar a Shang a la fiscalía —el candidato ignoró por completo la ropa del secretario, ni siquiera recordaba cómo iba vestido un día antes por lo que no causó interés alguno, así que continuó con su charla— ¿crees que haya reporteros esperando afuera?
—Lo más probable es que sí pero podemos poner a seis guardias para que acompañen al joven Shang directo al interior sin causar problema alguno con su espacio.
—Bien, ¿nos vamos?
Shen Jiu asintió solamente, salió primero que la pareja y los guió al auto donde condujo hasta llegar a la casa del candidato ya que no había organizado nada con el cuerpo de escoltas, la división fue rápida y cronometrada, Yue permaneció en casa mientras que Shang fue enviado en una camioneta blindada directo a donde yacía Tianlang Jun.
Shen Jiu por su parte se mantuvo en la casa de Yue Qingyuan para organizar la fiesta de compromiso aunque con lo acontecido con Tianlang Jun, dudaba mucho de que hubiese un motivo para celebrar, así que tan solo se mantuvo al margen a la espera de que todo saliera bien para Shang Qinghua y su regreso.
Shang Qinghua iba nervioso, se mordía el labio constantemente y secaba a cada rato sus palmas contra sus pantalones debido al sudor, no esperaba encontrarse en situaciones así y mucho menos había concebido en su mente el hecho de acudir a un lugar de justicia para ver a su hermano detenido tras las rejas por un crimen que quizá no había cometido.
El descenso fue rápido, el cuerpo de escoltas ayudó gracias a su altura, lograron internarlo en la fiscalía con rapidez y sin tantos disturbios por la prensa amarillista, ya en el interior solicitó informes con el guardia en turno para ser dirigido a las celdas de prevención mientras el caso era investigado. Zhuzhi Lang estaba afuera a la espera de saber noticias positivas, aunque su abogado no dijera lo mismo; Shang Qinghua logró entrar a ver a su medio hermano quien yacía sentado al fondo frotándose las manos en clara señal de desespero.
—¡Tianlang Jun!
—¡Qinghua! —El ahora prisionero se levantó del asiento de concreto para acercarse a su hermano— ¡Shang no saldré de aquí!
—¿Cómo que no saldrás? —Musitó lloroso.
—¡Me traicionaron! ¡Ese bastardo me traicionó! —Gruñó furioso mostrándose violento contra los barrotes— ¡No le bastó con dispararme, ahora me ha metido a la cárcel!
—¿Quién? —Mantuvo la voz baja.
—Shen Yuan —sus ojos se encontraron con los del menor quien mantuvo la boca cerrada—, así lo conocí yo pero en realidad ya no sé cómo se llama.
—¿Cómo es? ¿Quién es? ¿Dónde lo encuentro?
Tianlang Jun sonrió burlesco, negó mientras casqueaba la lengua, incluso se atrevió a tocar la mano ajena en señal de apoyo y resignación, puesto que lo que diría posiblemente sería su perdición y posible distanciamiento para con su hermano.
—Es el maldito secretario de Qingyuan, yo lo contraté para que me diera información política.
—¿Qué? ¡Eso es imposible! ¡Así no se llama su secretario! —Qinghua negó lentamente.
—Tiene demasiados nombres Shang, tan solo ten cuidado con él, que no te engañe su apariencia porque es más peligroso de lo que crees.
El medio hermano entrecerró los ojos, se alejó lentamente y negó; No. Xiao Jiu no podría ser la persona que mandó a su hermano a la cárcel, ni tampoco podría ser un traidor al pasarle información que Yue con esmero había ideado.
—¡Que equivocado estás! ¡Él nos salvó!
—¿Seguro? —esbozó una sonrisa— ¿Nunca te has preguntado por qué tú y Yue están de nuevo juntos?
—¡Por supuesto que sí y llegué a la conclusión de que fue el destino!
—Siento decirlo pero quien lo unió fue él con mi ayuda —bajó la mirada, avergonzado de sus actos—, yo le decía tus ubicaciones y a cambio él trazaba planes para mandar a Yue Qingyuan a los mismos lugares que tú.
—¡No te creo! ¡Xiao Jiu es leal y servicial, es fiel a Yue! —Expresó ligeramente enojado e indignado.
—Bajo advertencia no hay engaño Shang —al ver que el menor negaba, suspiró y retrocedió un paso—, cuídate de él y cuestiónate esto; ¿cómo sabía él que tú y Qingyuan fueron pareja? ¿Cómo sabía él que había o hay un posible tirador detrás de tu amado novio? ¿Cómo sabía él de un asesinato impune y sobre todo que tu novio tenía la evidencia?
—¿Cómo... cómo sabes eso? —Shang Qinghua se vio sorprendido ante la última pregunta.
—Yuan o Jiu como le quieras decir, me citó hace un par de semanas para hablarme del caso de Lao Gongzhu, me habló incluso de Meng Mo y Qingyang Mo ¿qué aquello no era confidencial? —Arqueó ambas cejas interrogantes.
—¡Estás equivocado! ¡Estás mal! —A su mente acudió el recuerdo de las amenazas del director Woo por haber hurtado la valiosa información privada. Observó a su hermano sorprendido antes de negar— Xiao Jiu no me haría esto, ni a Yue; él no sería capaz de causar tal desastre para darle fin a... —Detuvo el habla al sentirse indefenso.
—¿Y sí lo que te está pasando junto a Qingyuan son las consecuencias de un acto cometido por él?
—¡No!
—¡Yo solo quería información política de Yue, una noche él solo me cuestionó sobre esas muertes más no le di importancia, mira ahora cómo acabé y como están ustedes dos!
—Imposible —sentía sus ojos aguarse debido a la confusión creada—, él nos está ayudando, incluso está severamente lastimado.
—¿Y sí todo fue un plan para hacerles creer que está de su bando?
—Él no sería capaz, incluso nos tiene ocultos en su casa lejos de todo problema.
—¿Estás seguro? —Tianlang Jun frunció el ceño, extrañado por aquellas palabras— ¿Dónde duermen?
—En una recamara, él tiene la propia y pese a ser un departamento pequeño tenemos privacidad.
—¿Qué? —Abrió los ojos con asombro— ¿Departamento? ¡Pero si él tiene una casa de dos plantas a las afueras de aquí!
—¿Disculpa?
—¡Oh hermano, Xiao Jiu te ha estado mintiendo! Si me hundiré aquí en la cárcel no será solo. —Sonrió apenas satisfecho.
—¿Qué dices?
—El hogar al que yo fui está en un residencial, se llama Qing Jing village, lo encontré como Luo Huaying ¿por qué no le das un vistazo? No te recomiendo que entres ya que te puede disparar algo y no quiero que corras riesgo, tan solo quiero que te des cuenta de lo que en verdad es.
—¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Por qué te has callado?
—Tenía miedo —sinceró esbozando una sonrisa—, lo subestimé y a cambio acabé en el hospital, tan solo ve y cerciórate de que no es quien crees y descubre por ti mismo que él es el causante de todo lo que le está pasando a Qingyuan.
—No te creo Tianlang, esto lo dices solo para fastidiar mi felicidad —arrugó el ceño sin creer nada—, desde que Yue aspiró a candidato le tuviste envidia, lo sé, no te creo nada.
—Puedes creerme o no, posiblemente me den un par de años por fabricación de drogas gracias a Xiao Jiu, tan solo ve por ti mismo que las apariencias engañas y el enemigo está más cerca de lo que crees. —Retrocedió un par de pasos más— ¡Vete si no me crees!
—Eso haré, no creo palabra alguna tuya, te veré en el juzgado —mantuvo el ceño fruncido antes de marcharse—, cuídate Tianlang Jun.
El nombrado tomó asiento, había perdido a su hermano por ahora, sabía que volvería a contarle que todo lo mencionado había sido real y que Xiao Jiu era un traidor de primera que solo le importaba su propia victoria a costa de vidas ajenas.
—¡Te ha de llegar tu castigo, Shen Yuan! —Apenas sonrió con suficiencia.
Y mientras Tianlang Jun aceptaba su derrota al no haber hecho caso a las sugerencias de Shen Yuan, un confuso Shang Qinghua abandonaba la fiscalía.
No sabía si creer o no en su hermano, todo era caos en su mente y aunque había preguntas obvias sobre el secretario, todas parecían no tener respuesta; Hasta ahora.
Solo quedaba el hacerse un espacio entre su vida laboral y amorosa para poder prestar atención a Xiao Jiu, el secretario particular de Yue Qingyuan.
Sería sigiloso e investigaría por su propia cuenta algo que había despertado lentamente un interés que antaño ignoraba, la llama de la sospecha había sido encendida, faltaba poco para que explotara causando tan solo un poco de desorden.
El laberinto de dudas por fin había abierto una salida, una posiblemente mortal.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top