La mente de todo
Shen Jiu se deleitó observando como Mobei Jun se retorcía, un grito doloroso resonó en el lugar causando que el agente soltara el arma para acercarse a él.
—¿Estás bien? —preguntó fingiendo preocupación, extendió una mano hacia él y sonrió— ¡Venga dame una mano!
Acto seguido comenzó a carcajear cruelmente, sus ojos lagrimearon y su herida punzó causando que callara para tocar la zona lastimada, apenas y palpó sintiendo húmeda la venda; gruñó sabiendo que estaba sangrando, así que deshizo la sonrisa mientras bajaba la mirada.
—¡Oh, encontré tus dedos! —Se agachó y los colocó cerca del hombre que aún yacía retorciéndose del dolor— ¡Toma y de nada!
—¡Maldito! —Gimió intentando levantarse.
Shen Jiu le había disparado en la mano, su objetivo había sido destruírsela por completo sin embargo al final decidió solo rozarle la palma derecha y a consecuencia le había volado el dedo pulgar e índice ya que la bala pasó justo en medio de ellos.
A pasos rápidos acudió a la cocina donde extrajo una bolsa de hielo, la cargó y la dejó caer sobre la mano sangrante ocasionando que el joven candidato a sargento gritara de dolor.
—No sé por qué gritas tanto, ayer no hice eso y hablamos de que también me rozaste, eres un quejica inservible. —Le propinó una patada.
Dejó que el hombre sufriera en el suelo mientras que él se encargaba de tomar los dedos ensangrentados para limpiarles la yema y así tras sacar el rifle colocó y presionó el dedo tantas veces como quiso dejando así plantada la evidencia de sus huellas principales.
Tras obtener lo deseado, guardó el arma bajo la cama del hombre, revisó una vez más que los documentos que le había sembrado como evidencia directa siguieran en su lugar, para su suerte ahí yacían intactos ocultos entre la ropa interior.
Limpió su rostro con agua tibia y se marchó dejando ahí a Mobei Jun, mismo que juró vengarse de él, no contando con que jamás lograría hacerlo ya que en palabras de Shen Jiu, no podría volver a sujetar un arma jamás, dejando en claro que el espía había ganado.
El inexpresivo rostro cambió cuando al llegar a la planta baja se encontró con Binghe quien venía de prisa hacia él. Luo le observó analizando su cambio de ropa y su rostro, pronto soltó un suspiro y relajó los hombros.
—Tardaste demasiado.
—Tuve que hacer una visita rápida a mi casa.
—¿Aquí?
—Sí y ahora vámonos, necesitamos llegar al aeropuerto.
—¿Cómo? ¡Está retirado!
—El metro pasa frente a la playa, necesitamos irnos ya para tener tiempo suficiente.
Binghe asintió; observó que su pareja sujetaba su lateral y frunció el ceño.
—¿Qué pasa?
—Creo que se ha abierto la herida —gruñó aplicando presión—, vamos en el tren me reviso.
Binghe gruñó, tomó la maleta de su amado y caminó a su lado, pese a su malestar físico el pelinegro no cedió ante el dolor y siguió avanzando a pasos rápidos, hubiese comprado una caja de analgésicos o algo para calmar la molestia.
Al llegar a la estación se adentraron al vagón, suerte que no hubiese gente ya que pudieron tener un poco de privacidad para hablar sobre lo sucedido.
—¿Cómo te fue con tu capitán?
—Me felicitó por mi labor de proteger a Qingyuan, al decirle que me iba a ir de vacaciones me cuestionó las razones y el lugar así que le dije que iría a Suiza a visitar los mejores lugares para mi pronta luna de miel.
Shen Jiu le observó divertido, Binghe imitó su acción y rió entre avergonzado y emocionado por no recibir una negativa por parte del de mirada esmeralda.
—Así que con eso dicho fue más fácil despedirme de él.
—Todo saldrá bien.
—¿Qué le hiciste a Mobei? —Preguntó esta vez un tanto tenso.
—Cosas malas —sinceró bajando el rostro—, creo que necesitaré terapia ya que esto me está superando y temo desarrollar algún trastorno.
Binghe negó; pasó un brazo por los hombros ajenos y lo atrajo en un suave abrazo, extrañaba tenerlo así y por lo visto el contrario también ya que no se movió en absoluto.
—Saldremos de esta, lo haremos.
—Binghe —atrajo la atención del mencionado. Shen Jiu alzó el rostro para detallar el ajeno—, ¿me perdonarás cuando sepas lo que le hice?
—Él te disparó primero, le advertí ayer que tuviese cuidado de ti ya que eres alguien de armas tomar y aunque tengo pensamientos encontrados no puedo opinar al respecto.
—Me estoy perdiendo.
—No si estoy aquí ¿por qué dices eso? —Acarició sus cabellos con suma lentitud.
—La mafia lavó mi cerebro, me metió ideas tortuosas y son las que he aplicado a lo largo de mi profesión, te herí aún cuando pensé que te amaba —se separó del alto apoyando las manos en su pecho— ¡Te herí y fui consciente de lo que hice!
—Bueno tampoco es como si yo hubiese sido inocente, te provoqué y también te lastimé.
—Ese no es el punto Binghe; me heriste pero emocionalmente sin embargo yo pude haberte matado, pude haberte disparado y aún así lo consideraría lo más normal del mundo solo porque estoy acostumbrado a la frialdad de la venganza.
—No digas más por hoy Qingqiu —Binghe lo volvió a abrazar—, estás cansado y enfermo, encontraremos una solución.
—La hay.
—¿Cuál es?
—Se le llama retiro.
—Lo tendrás.
Shen Jiu se acomodó de forma en la que Binghe no presionara su herida que seguía punzante y llegaba a sentirse de momento húmeda. Cerró los ojos cansinamente, llegando al aeropuerto compraría algo para comer y beber, sabía que Binghe se encontraba igual por lo que la comida rápida americana les caería bien por ahora, entre sus pensamientos y preocupaciones terminó quedándose dormido, por primera vez en dos meses, sin soñar con Luo Binghe ya que este estaba sosteniéndolo.
Hora y media después fue despertado por los sutiles movimientos del alto, alzó el rostro y parpadeó lento viendo como el tren se detenía en la estación correcta.
—Tenía planeado huir con otra identidad pero no mereces eso —sinceró avanzando hacia el aeropuerto causando que Binghe le observara curioso—, es difícil tomar otro nombre e historia.
—¿Lo ha sido para ti?
—Demasiado, llevo diez años perdido, ya no sé lo que soy, lo que fui o lo que creí ser —confesó deteniéndose frente a las aerolíneas disponibles—, dame tu pasaporte.
Luo Binghe obedeció, cedió el pasaporte al agente quien tras tomarlo se encaminó hacia el mostrador para solicitar dos boletos directos a Huayue, no importaba el precio, asiento o clase, era un viaje corto por lo que le bastaba con huir de ahí para sentirse a salvo.
Fue una suerte para las dos el que encontraran asientos disponibles, su viaje saldría dentro de dos horas así que tras registrar las maletas y recibir los boletos, se permitieron acudir a un McDonals para comer algo mientras esperaban.
Tras concluir su comida y esperar lo suficiente, finalmente su hora había llegado, su vuelo fue anunciado y con ello los invitó a pasar a la puerta para abordar el avión; habían pasado cinco horas desde que había dejado el hospital y para Shen Jiu la espera había sido corta, era ahora o nunca, debía dar el salto final para decir adiós al hombre que cuidó hasta el final.
—Necesito hacer una llamada, te alcanzo en un momento.
—¿Seguro?
—Sí, ve.
—Bien, no tardes por favor.
Shen Jiu suspiró aliviado al ver a Binghe alejarse con las maletas, se sentía extremadamente tenso a su lado para lo que haría así que prefirió la soledad y solo así retomó su plan al ir hacia un teléfono público, ingresó el número personal de Qingyuan y esperó con manos temblorosas.
—¿Hola? —Contestó un confuso Yue.
—Señor Yue buenas tardes —empezó amable— lamento hablarle ahora pero la situación lo amerita.
—¿A'Jiu? ¡A'Jiu! ¿Qué sucede? ¿Requieres de algo en el hospital? ¡Voy justo para allá!
El espía inspiró hondo, siguió con la mirada al francotirador quien aún caminaba hacia la puerta indicada, lo haría por él, tendría que volver a mentir solo para salvarlo porque aunque expresara lo contrario la realidad era que verlo le atormentaba tanto que le dolía porque lo amaba y así como lo hizo con Yue así lo haría con Binghe, era capaz de ser escudo para protegerlo.
—No señor y lamento expresarme por este medio sin darle la cara —mordió su labio inferior, las palabras las había pensado prácticamente desde que huyó del hospital así que estaba seguro de lo que diría—, señor le he mentido todo este tiempo.
—¿Qué? ¿Cómo?
—Señor yo no soy un simple secretario —aguardó unos segundos—, fui contratado para protegerlo.
—¿Qué? —Yue Qingyuan gritó de sorpresa.
—Señor la persona que vio ayer, el hombre que se proclama mi novio en realidad es mi sargento y él me contrató para protegerlo ya que Lao Gongzhu mandó a matarlo.
—¡Oh Dios mío, A'Jiu! ¡No puede ser cierto!
—Señor lamento haberle fallado al no decirle la verdad, en realidad soy un simple sub sargento que tomó la misión de protegerlo.
—A'Jiu lo que dices...
—Mi misión ha sido cumplida, lo siento por no darle la cara y lo siento por lo que le hice a Shang Qinghua.
—¿Qué le hiciste? —El pánico inundó su voz.
—Solo lo dejé dormido en la habitación señor, él me culpó de ser principal sospechoso de los atentados que surgieron estos meses y culpó a mi sargento de ser el francotirador que deseaba acabar con su vida, sin embargo y como lo notó ayer, mi sargento iba como civil y acudió a mi al instante en que recibí el disparo pero eso no lo comprendió Shang y para evitar más problemas solo concluí mi trabajo con él.
—Pero A'Jiu, debo agradecerlo en persona y agradecerle al sargento Luo lo que hizo por nosotros.
—Lo siento señor, espero pueda comprenderme pero esto es un adiós, mi misión aquí ha terminado y espero en un futuro volver a verlo. —Su mirada se posó sobre el reloj digital, el tiempo se agotaba.
—A'Jiu...
—Y señor; descubrí quien robó los expedientes, mi agenda y la evidencia del caso, fue el mismo quien tenía el objetivo de acabar con usted, se llama Mobei Jun pero no se preocupe, me encargué de él. —Confesó rápidamente.
—Pero A'Jiu...
El nombrado colgó, inspiró hondo y exhaló con fuerza apoyando la frente contra la cabina de cristal, lo que estaba haciendo era demasiado arriesgado pero tenía la ventaja de que la mayor evidencia la tenía Mobei y con ello se conformaba para salvar a Binghe.
Cerró los ojos sintiendo el vértigo acudir a él, tantos días sin comer y recibir un alimento bajo de nutrientes no ayudó mucho. Respiró hondo y abandonó la cabina para acudir donde un tenso Binghe le esperaba.
—Volví. —Esbozó una sonrisa.
—Temí que me dejaras.
—No —caminó a su lado hasta dejar las maletas en la cinta transportadora—, no podría.
Luo Binghe esbozó una sonrisa, conforme con la respuesta decidió seguir con el protocolo de inspección para poder abordar, tras haberlo concluido caminó por el túnel que le llevaría al avión.
Shen Jiu por su parte avanzó a pasos lentos por el túnel, se detuvo solo cuando las azafatas le pidieron de nueva cuenta su pasaporte para verificar por segunda vez su nombre.
—¿Liu Qinglian? —Preguntó amable.
—Sí.
—Adelante.
El espía asintió para continuar su trayecto, tomó asiento a lado de Binghe y suspiró bajando por completo la guardia.
—¿Liu Qinglian?
—Si utilizaba a Xiao Jiu se registraría y Qingyuan me podría encontrar.
Binghe tan solo tomó la mano delgada y la estrujó con firmeza, acto seguido Shen Jiu apoyó su rostro contra el hombro ajeno y cerró los ojos, el cansancio le venció al instante, sería una corta siesta de tres horas, las suficientes como para reponerse al llegar a Huayue, su lugar de origen.
Cuando Shang Qinghua abrió los ojos se asustó por ver el techo del hospital, no recordaba nada de lo sucedido por lo que se levantó e inspeccionó su cuerpo, notando principalmente que no tenía bata de paciente. Bajó de la camilla y masajeó su cuello, observó todo más no encontró nada relevante, hasta que los recuerdos llegaron de golpe.
—¡Xiao Jiu! —Gritó buscando al ex secretario en el baño. Al no encontrarlo solo pudo jadear de asombro— ¡Ese bastardo!
Abandonó la habitación para ir al control de enfermería, ahí de mala gana exigió revisar las cámaras de seguridad sin embargo le fue negada la petición.
—¡Xiao Jiu ha escapado y ustedes solo me niegan ver hacia donde se fue! —Gruñó molesto.
—¿Cómo que escapó? —La enfermera que le había sido asignada gimió angustiada— ¡No puede irse aún, necesitaba más estudios, un ultrasonido para ser exactos!
—¿Qué diablos?
La enfermera revisó las cámaras, justo en la número siete se apreciaba a Xiao Jiu saliendo cuidadosamente de la habitación, llevando de la mano a un protector Binghe que a su lado lucía como su guardaespaldas, la secuencia siguió hasta ver como el ex secretario abandonaba el lugar por la entrada principal del hospital que se encontraba del otro lado de emergencias.
—¿Qué haremos? —Preguntó la enfermera a su compañera.
—Nada, no hay nada que se pueda hacer, la cuenta será cerrada ya que ayer la dejó abierta el gobernador, el paciente se fue y sería correcto hacer el cobro, solo podemos entregar el reporte de su salud.
Shang Qinghua bufó molesto, intentó contactar a su novio pero la llamada no entraba, Yue Qingyuan le había dicho por la mañana que iría a varios estudios de grabación para hablar sobre lo acontecido el día anterior por lo que ese era el principal motivo por el que no respondía.
—Joven Shang —una enfermera se acercó a él y le entregó un sobre amarillo—, es el reporte médico, ahí también va incluido el reporte de cuenta dada por liquidada.
—No puede ser, dejaron escapar a dos asesinos. —Masculló saliendo del hospital, afuera dos guardias le esperaban, abrió el sobre y leyó la información, quedando sorprendido por el reporte— ¡Me lleva la mierda!
Subió molesto a la camioneta, aunque intentaba comunicarse con Qingyuan este jamás respondió, así que la única alternativa que tenía era yendo a la casa de Luo Binghe y al departamento de Xiao Jiu a la espera de verlos y exigirles una explicación, ya hablaría con Yue y le contaría todo lo que el ex secretario confesó, le haría pagar con la cárcel sus actos.
Solo esperaba que Qingyuan le creyera e hiciera un heroico acto de justicia por encarcelar a los culpables de todo lo malo que les había sucedido durante esos meses, importándole poco el futuro de quien consideró el mejor secretario de Yue y su mejor asistente: Xiao Jiu.
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