Epílogo: The Sniper
Silencio.
El latido de su corazón rezumbando en sus oídos; el movimiento en su interior que se sentía como ondas de agua, su respiración. La de alguien más. Todo y a la vez nada.
Llanto y gritos de dolor se mezclaban con las risas y el sonido del roce de ropas, la oscuridad y frialdad del suelo daban paso a un ambiente cálido y lleno de luz.
El sonido de risas infantiles y la voz de Binghe diciendo que todo estaría bien.
Los gritos del alto pidiéndole que se quedara con él, el disparo, la sangre cayendo del cielo tal cual lluvia, el asfixiante silencio, la oscuridad devoradora de felicidad. El insufrible momento en que su piel se abría gracias a una navaja.
—Despierta. —La amorosa voz de Binghe hizo eco en su interior.
Shen Qingqiu abrió los ojos lentamente; rodó la vista hasta fijarla en el alto quien le dio la bienvenida con una sonrisa, pronto tomó su mano y besó sus nudillos. El hombre enfocó la vista en su entorno, reconoció por el color del techo la habitación que compartía con su amado, también logró divisar la puerta corrediza que daba exclusiva vista al jardín trasero al tener una pequeña terraza donde había una mesa con dos sillas de madera tallada.
El aire entraba frío anunciando un pronto invierno, Qingqiu pestañeó y se removió lentamente siendo ayudado por los brazos de Binghe ya que le acomodó las almohadas tras su espalda con tanta suavidad que el ex agente creyó estar flotando.
—Tienes visitas. —Anunció sonriente.
—¿Quién? —Habló con voz rasposa.
Binghe le cedió un vaso de agua tibia que bebió tranquilo para aclarar su voz, al devolverlo se percató de que Binghe no estaba solo ya que un extraño irrumpía su habitación, aunque ese pensamiento fue fugaz al ver bien de quién se trataba.
—Señor Yue. —Qingqiu sonrió al ver al gobernador de Cang Qiong a unos metros de él.
—Hola Qingqiu, me da gusto verte. —Yue sonrió pacifico.
—Que vergüenza que me vea así —el somnoliento hombre tocó sus mejillas comprobando que no estuviese sonrojado, se acomodó mejor apoyando la cabeza sobre la cabecera y le sonrió— ¿cómo se encuentra?
—Excelente ¿qué tal tú? —le dedicó una mirada curiosa acercándose unos pasos más— ¿Cómo llevas tu embarazo?
—Supongo que bien, no me quejo. —Esbozó una sonrisa cansina.
—Recuerdo que una vez me dijiste que no podías estar quieto tanto tiempo y mira ahora no puedes abandonar la cama para nada —el hombre intentó reír aunque Qingqiu supo que aquel gesto era meramente cortés—, lamento que hayas acabado así.
—No tiene porqué disculparse señor Yue.
—Qinghua lo ocasionó. —Culpó el gobernador.
—No —bajó la mirada y comenzó a jugar con el edredón en un gesto de indiferencia, aunque su avanzado estado de seis meses de gestación le hacían lucir como alguien frágil—, él realmente no tuvo la culpa, no debería decir eso.
—Tal vez no. —Qingyuan soltó un suspiro y guardó silencio.
Qingqiu arqueó una ceja, observó a Binghe quien había tomado asiento cerca de él solo por mera precaución de salud y se encogió de hombros ya que ambos desconocían por completo lo sucedido con la pareja del gobernador.
—¿No ha sabido nada de él? —Interrogó posando una mano sobre su vientre.
—No, tomó sus cosas y se marchó —Qingyuan sonrió con fingida felicidad—, creo que después de todo no estábamos destinados a quedarnos juntos.
—¿No lo volvió a ver después del juicio?
—No, cuando llegué a casa ya no había nada, solo soledad, un anillo y una carta.
—Lo lamento señor. —Confesó evitando el alzar el rostro.
—No hay nada que lamentar, después de todo él se ensañó contigo y solo estaba entorpeciendo la investigación con su insistencia a la inocencia de Mobei para culparlos a ustedes.
Binghe y Qingqiu se observaron fugazmente; fue el último quien se movió y carraspeó.
—¿Usted no lo ha buscado?
—No; me sumí por completo en el juicio y me consumí en el trabajo, llegué a dormir incluso en la oficina porque mi energía se agotaba antes de llegar a la cama —se cruzó de brazos unos segundos—, con el pasar de los días comprendí que fui yo quien forzó las cosas desde un principio.
—¿Cómo, señor?
—Fui yo quien se metió en su vida prácticamente por la fuerza, me dejé llevar por su rostro inocente y su deseo de justicia, me cegué al idealizar el amor en la persona equivocada porque pese a que Qinghua es alguien valioso, no me hacía sentir completo, no me veía progresando a su lado porque no teníamos los mismos ideales.
—Entonces —Qingqiu parpadeó confuso— ¿por qué su insistencia en él? ¿por qué orillarlo a un compromiso prematuro?
—Por idiota. —Confesó soltando una baja risa.
Shen Qingqiu evitó molestarse, todo el esfuerzo aplicado para unir a la pareja resultó en nada cuando a su ex jefe no le nació buscar a su novio, recordó que meses atrás Qingyuan le había mencionado que había perdido el amor por idiota y ahora lo comprobaba.
—Me disculpo por la interrupción —la secretaria particular del gobernador se detuvo bajo el marco de la entrada—, señor tiene una llamada.
Qingyuan alzó el rostro para ver a la mujer y asintió.
—¿Me permiten un momento? Acudiré de inmediato, traje algunos presentes para la pequeña. —Sonrió dejando a la pareja sola.
—¿Lleva mucho aquí? —Preguntó el ex agente.
—Un poco; le expliqué sobre tu condición cuando noté su mirada sobre la escalera, creyó que bajarías y tuve que decirle que no puedes moverte en absoluto.
Shen Qingqiu asintió; respiró hondo y siguió jugando con su hija quien se movía enérgica en su interior; desde aquella noche donde había dado fin a la vida de Lao Gongzhu se desencadenó todo un tormento para el joven ya que se sumó la epistaxis por hipertensión lo cual se volvió un problema grave ya que el sangrado nasal no se podía detener y eso conllevaba a que Qingqiu sintiese asfixia momentánea con su propia sangre.
Aunado a ello y cuando se logró controlar tal hemorragia, fue diagnosticado con preeclampsia que puso en riesgo la vida de su hija ya que los doctores no detectaban movimiento en el feto cuando realizaron la ecografía poniendo a la pareja al borde del colapso.
Cuando daban por perdida a su hija, logró reaccionar a los estímulos, aunque no era suficiente para llevar a término el embarazo ya que Qingqiu no lograba tener control de sus ataques de ansiedad causando que su presión aumentara y con ello la hemorragia nasal acudiera nuevamente.
A la pareja le costó dos meses de hospitalización donde el ex agente no podía ni moverse debido al temor de perder a quien Binghe ya consideraba su gran felicidad, ya no era fuerte como para asimilar una pérdida importante por ende puso todo su empeño en sincerarse y revelar sus traumas a su nuevo terapeuta asignado librándose así poco a poco con la carga de consciencia que llevaba arrastrando por quince años.
Finalmente, un mes atrás había sido dado de alta y ahora se encontraba en cama solo con la condición de no moverse excesivamente y no hacer ejercicio ya que la epistaxis podría regresar al aumentar el flujo sanguíneo en sus fosas nasales.
—Así que Qinghua lo dejó —hizo un mohín pensante—, no fue del todo mi culpa.
—No digas más, solo sé un oyente —regañó suavemente Binghe— a mi pequeña Yingtai no le gustará oír lo que dices.
Qingqiu sonrió; estiró una mano y sujetó la ajena para jalarla con suavidad para colocarla sobre su vientre abultado, la adoración de Luo para con su hija era tan autentica y amorosa que eran la fuerza emocional para que Qingqiu no cayera en depresión pues después de todo ver la felicidad del alto pasaba a ser propia cuando sentía como en su interior se movía lo que se volvió su todo.
—Me disculpo por la ausencia —Qingyuan entró nuevamente, esta vez portando en sus manos un ramo de flores que cedió sonriente a Qingqiu—, le traje un regalo a la pequeña Ying'er pero no cabrá aquí ya que está armado.
—¿Qué es señor Yue? —Qingqiu sonrió abrazando suavemente el ramo.
—Una cuna.
—¡Oh señor Yue! —Qingqiu deseó poder levantarse para acudir a la habitación destinada a su hija, desconocía por completo su estado ya que Binghe poco le decía sobre ello. Saber que ahora su hija tendría un lugar donde dormir le causó felicidad— ¡Muchas gracias por sus atenciones para con nosotros!
—Te debo la vida Qingqiu, es lo menos que puedo hacer. —Asintió lento.
—Señor Yue.
—¿Si?
—Deseo que sea feliz —sinceró entregando el ramo de flores a su pareja—, en verdad deseo que encuentre a su pareja ideal.
—¿Señor Yue? —La secretaria se asomó con cautela— La comida ya está lista.
—¿No ves que Qingqiu no puede moverse? —Yue regañó aunque Qingqiu tomó aquellas palabras como una suave represalia— Señorita Qi le recomiendo que traiga aquí lo indispensable para una comida.
La secretaria asintió esbozando una sonrisa, el tinte en sus mejillas indicaban que su rubor era de vergüenza por ser reprendida frente a testigos; Binghe colocó las flores sobre la mesa de noche para ayudar a su amado a incorporarse de la cama de tal modo en el que quedaría sentado sin necesidad de levantarse.
A los pocos minutos subieron dos personas para colocar dos mesas frente a Qingqiu, un par de sillas y la comida suficiente para tres personas. El ambiente fue ameno, hablaron solo un poco del juicio ya que Shen evitaba a toda costa tocar ese tema; Binghe se dedicó a comer mientras explicaba que tenía un trabajo de media jornada como profesor de deportes en una escuela primaria cerca y Yue solo contemplaba como su ex secretario se mantenía perdido en su propio mundo, posiblemente idealizando a su futura hija en sus brazos.
El gobernador se retiró entrada la tarde, anunciando con volver pronto para conocer a la pequeña Ying'er, evitó a su vez hablar sobre su futuro amoroso ya que aún se encontraba asimilando su duelo por lo que se marchó sonriente dejando a la pareja en paz.
—Está enamorada de él.
—¿Quién? —Binghe le ayudó a acostarse.
—La secretaria Qi, está enamorada de él.
—¿Cómo sabes eso?
—Sus acciones, supongo —soltó un suspiro cansino—, después de todo Qinghua era solo la persona que conduciría a Yue a revelar lo que era obvio pero que él no sabía —tras ser ayudado por Binghe abrazó la almohada que yacía a su costado y cerró los ojos—, diez años le bastaron para encontrar a su pareja ideal, quizá la secretaria lo sea, después de todo merece ser feliz.
Binghe asintió; se acercó y depositó un beso a la frente ajena para posteriormente arroparlo con calma, el cansancio posiblemente no se iría en el resto del embarazo por lo que cuidaría todo lo posible a Qingqiu ahora que solo eran dos.
—No pienses más en ellos.
—Merecen ser felices, todos. —Balbuceó relajando el cuerpo.
—Descansa Qingqiu.
El nombrado se entregó al sueño; Binghe decidió concluir sus labores de decorar el cuarto de su hija añorando el momento en que por fin podría tenerla entre sus brazos, el sueño de ser una familia se estaba cumpliendo, solo faltaba una cosa importante para él: Casarse con su Qingqiu.
Y lo conseguiría.
Las risas infantiles en aquel día de primavera eran en conjunto lo suficientemente ruidosas como para permitir el decantarse por los sonidos de la naturaleza, no se escuchaba el ruido de la fuente, ni del agua caer, tampoco se lograba percibir el eco de los pájaros cantando, nada, solo ruido.
Shen Qingqiu se encontraba concentrado comiendo congee directo del refractario; ignorando en toda medida posible el ruido externo, aprovecharía esos minúsculos momentos de soledad para satisfacer su antojo o de lo contrario sabía que se pondría extremamente irritable.
Afuera sus tres hijos jugaban, ya conocía muy bien que cuando su hijo lloraba era porque su hermana mayor lo había sacado del juego o viceversa, así que tan solo se centró en su refractario, después de todo faltaban un par de horas para que comieran por lo que los niños no tendrían especial interés en pedir comida ni golosinas ya que sus horarios habían sido establecidos prácticamente desde el año de nacidos, creándoles así una agradable disciplina que Binghe había llevado a cabo con éxito.
Del otro lado de la cocina, se apreciaba a Lui Binghe sentado en una de las tantas sillas del comedor; la mesa se encontraba llena de algunos libros de su especial interés ya que los iba adquiriendo conforme sus hijos crecían, estaba tan interesado en su lectura que apenas percibió el tirón a su pantalón de mezclilla a la altura de su pantorrilla.
—Ento... —Balbuceó Mingbao, él menor de sus hermanos.
El pequeño de tan solo dos años avanzó dos pasos más antes de dejarse caer sobre su trasero para poder jalar con su nula fuerza un gran libro de cartón que contenía cuentos didácticos, lentamente señaló el gran reloj que yacía sobre la ventana y exigió atención.
Binghe comprobó la hora al ver que su hijo le miraba deseoso de escuchar su cuento del día, el pequeño era inteligente por lo que sabía que a esa hora se le otorgaba una lectura divertida.
Cerró el libro de campamentos infantiles y cargó al menor sujetando en el acto el libro de cartón, lo llevó hacia la sala y tomó asiento colocando al pequeño en una de sus piernas para permitirle que viese el libro cuando era abierto.
—¿Quieres un cuento de aquí? —el menor negó vigoroso causando que Binghe sonriera sabedor de lo ya acostumbrado— ¿Te cuento el cuento de mami? —El chiquillo asintió mostrando sus cuatro dientes de leche ocasionando que el hombre diera repetidos besos a sus mejillas regordetas— Bien, había una vez un gatito chiquito que perdió a sus papás cuando era un bebé...
—¿De verdad le contarás mi historia a Ming'er? —Qingqiu interrumpió al cuentista al acercarse a ellos tomando lugar frente a la ventana, estiró las piernas sobre el sofá y suspiró.
—Ming'er lo disfruta ¿verdad, cariño? —El menor asintió emocionado por seguir escuchando más.
—Solo espero que no quiera ser un agente secreto. —Sinceró abrumado.
—No creo. —Binghe le apoyó evitando reír.
Un segundo después, el sonido de una puerta abrirse y azotarse con fuerza indicaban que sus tres hijos mayores habían entrado; Qingqiu intuía que su armoniosa paz se destruiría al ver su hogar hecho un desastre al llegar la noche, sin embargo se permitió el fingirse tranquilo cuando vio a sus hijos llegar.
—¡Yo seré el mejor espía del mundo! —Anunció Luo Qiangyen, el segundo hijo del matrimonio.
Qingqiu rodó los ojos y Binghe solo pudo reír al ver la pose conquistadora de su hijo; aquel que físicamente se parecía a él pero que había heredado todo el comportamiento ágil de su esposo que ahora se encontraba masajeando su cabeza.
—A nadie le interesan los espías porque yo... —Yingtai, la hermana mayor, empujó al niño haciéndolo caer para posar un pie sobre su espalda y así hacer con sus manos una simulación de un rifle—... seré el mejor francotirador. —Sonrió triunfal.
Binghe olvidó la sonrisa para dar paso a un ceño fruncido; Qingqiu evitó reír y negó; observó como su hija menor se acercaba a él tímidamente para abrazarse a su vientre semi hinchado.
—¿Y tú mi amor? ¿Qué deseas ser? —Preguntó tranquilo a Jianliu, su tercera hija.
—¡Presidenta! —Chilló entusiasta la pequeña de cuatro años.
Qingqiu sonrió tenso dedicándole una mirada a su esposo quien le devolvió el gesto, definitivamente sus hijos le causarían tremendos dolores de cabeza.
La pequeña Ying'er con ocho años ya mostraba actitudes dignas de un sargento, el ágil y carismático Qing'er era tan discreto en cuestiones de hurtos de galletas y de juguetes confiscados que no había cerradura que lo detuviera; la pequeña Jian'er de cuatro años era tan dulce y encantadora que Qingqiu supo en el momento en que abrió sus ojos esmeralda que definitivamente podría llegar a ser mucho más que una presidenta.
El pequeño Ming'er solo mostraba la natural cualidad de ser inteligente y adorable puesto que sabía los horarios para comer, tomar la siesta y por supuesto pedir la lectura de su cuento favorito, el de Qingqiu.
Finalmente se acercaba el descubrimiento del integrante en desarrollo dentro del ex agente; con cinco meses presentaba demasiados movimientos, la pareja desconocía su sexo ya que aún no tocaba la tomografía, pero sin duda sabían que por ley heredaría algo de ellos, ocasionando así que la familia fuese única en todo sentido.
Ocho años después de aquellos sucesos que había pasado y la vida los había castigado y recompensado con creces; costó años de terapia para que Qingqiu pudiese aceptar su pasado, afrontar sus traumas y aceptar los males causados; Binghe estuvo a su lado en todo momento por lo que no se vino abajo por completo, sin embargo había días en los que se lamentaba por sus actos y había otros en los cuales culpaba a su antigua profesión.
Yue Qingyuan fue feliz a lado de su secretaria Qi Qingqi, lo que se consideraba algo no duradero logró concretarse en un matrimonio feliz que causó en Qingqiu una extraña sensación de que eso era lo correcto, independiente de su antiguo desenlace anterior con Qinghua, sabía que Yue había encontrado a la persona que lo complementaría en un todo y eso le bastó para sentirse tranquilo.
Mobei Jun no tuvo una condena extremadamente larga; a los tres años de haber recibido el primer juicio fue declarado cómplice con tentativa de homicidio, los cargos le fueron reducidos cuando se esclareció que había sido contratado por el gobernador por lo que no había sido algo que él realmente hubiese planeado; después de encontrar muerto a Gongzhu se retomaron las evidencias de su caso desde la grabación de Huameng antes de morir hasta la testificación de Binghe al revelar que había contratado a Qingqiu para proteger al futuro gobernador.
Debido a su buena conducta y su historial militar como sub sargento tirador, su condena se redujo a quince años sin embargo y dada la condición de su mano mutilada se decidió por unanimidad que su condena la pasara en prisión domiciliaria por lo que tras tres años de estar en un reclusorio militar pudo volver a casa.
Aunque no volvería solo ya que a su salida quien le recibió fue Shang Qinghua ya que directa o indirectamente había sido unido a él gracias a Qingqiu; al menos el joven dejó su paranoia para expresar su sentir después de tener un corazón roto gracias a Yue Qingyuan.
Una pareja fue unida por circunstancias del destino, ninguno quitó el dedo del renglón hasta el final; uno clamando justicia y otro siguiendo órdenes, su choque de caracteres los llevó a una vorágine de emociones extremas que finalizó en una hermosa familia, los dos avanzaron con cicatrices nuevas pero unidos ante todo.
Una pareja fue destruida al no existir amor verdadero desde el inicio, los dos sufrieron y se perdieron en su soledad, misma que los llevó a conocerse más para darse una nueva oportunidad como seres que desean amar y entregarse sin problema, encontrando así a su pareja ideal en el momento adecuado aun cuando la circunstancia fuese extraña, tan solo surgió.
El francotirador resultó cazado, el cazador cayó en su propia trampa. Lo que comenzó como una meta a morir se volvió un amor explosivo y letal. El cazador no dudó en colocar las trampas necesarias, fue el lobo y la presa, aprendió el arte del disfraz con tal de lograr su cometido.
El tirador aprendió del cazador e imitó sus movimientos, se volvió su sombra y descubrió un mundo diferente al ya establecido, asimismo aprendió a disparar en el momento indicado sin precipitarse a su presa, aprendió a cargar un fusil y mirar con indiferencia para que el tiro fuese perfecto.
Los dos aprendieron que pueden ser el cazador y la presa ante el mínimo descuido y fue eso lo que los unió más cuando aprendieron a lidiar con sus propias fortalezas logrando volverse uno solo cuando la amenaza estaba pronta.
Ahora tenían una nueva misión, ser los francotiradores para proteger a quienes más amaban: Sus hijos.
Porque cuando Luo Binghe se enfurecía no dudaba en disparar y tener un tiro perfecto pero cuando Shen Qingqiu entraba en el campo de batalla; acababa todo desde el interior y era por esa razón que ambos hacían tan buen equipo porque así como tenían debilidades también existían sus fortalezas y esas por mucho ganaban.
El espía ganó como el mejor Sniper, sus años de entrenamiento habían sido los suficientes como para volverlo una persona de hielo capaz de mostrarse indiferente ante las peores situaciones; había derrocado a los mejores gracias a sus habilidades y finalmente había encontrado la paz.
Y ahora...
¿Quién sería el siguiente Sniper?
F I N
-----
¡¡¡Finalmente he acabadooooo wuuuuu!!!
Si soy sincera, será mi primer y único fanfic adaptado de mis novelas originales, es un rollo cambiar el género, el escenario, los rasgos físicos, es agotador, aunque si me tardé su tiempo y eso que ya está escrita la historia.
Lo peor; Y eso que no le metí los 10 capítulos spin-off de la original pero es que eso ya se consideraría OOC y ya ando hasta el queque de que luego me tiren hate diciendo que no les gusta lo que escribo por exceso de OOC y mmda y media >:D (Las veo, ando en todo, soy bien psycho)
En fin; estoy feliz de haber adaptado mi segunda novela a una pareja diferente, a una hermosa ship china ya que la primera fue coreana y que también se adaptó muy bien a las personalidades de mis personajes originales.
Gracias a quienes leyeron, votaron y comentarion.
Gracias por su apoyo y no dejar morir mi historia, es mi bebé que tardé 9 meses en crear y 4 meses en adaptar a esta ship; mi ship favorito.
Me despido feliz y de nuevo, muchas, muchas gracias por su apoyo y animamer a seguir escribiendo.
Les ama y les quiere; Hanna Star.~~
<3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top