El cazador y la presa

La barba de días y la mirada ojerosa eran en apariencia solo un poco de cómo se sentía Luo Binghe, la realidad había golpeado duro su corazón cuando después del accidente Shen Jiu no regresó a casa esa noche, ni al día siguiente, ni a la siguiente mañana.

Y así había llegado martes para completar ocho días sin él, sin sus sonrisas ni sonrojos; ocho delirantes días sin saber de él y sobre todo con la duda carcomiendo su corazón respecto a sobre si volvería a verlo.

Shen Jiu no había huído ¿verdad?

¡No!

¡Él regresaría, tan orgulloso y altivo, tan perfecto y cuidadoso! ¡Y cuando eso pasara entonces Binghe saldría a su encuentro y le rogaría una oportunidad para hablar!

La desventaja cayó sobre el francotirador cuando se llenó de esperanzas e ilusiones, mismas que se rompieron con el pasar del tiempo y fue entonces cuando la realidad le azotó tan fuerte y duro que supo que Shen Jiu tenía el suficiente valor para desaparecer de su vida como si jamás lo hubiese conocido y eso dolía porque se marchó sin antes hablar.

Cada mañana despertaba y rogaba internamente que su amado regresara, se levantaba poco cuidadoso por su herida y caminaba hacia la puerta de la casa ajena, tocaba un par de veces y esperaba a que alguien abriera, siendo un esfuerzo en vano, siendo desconocedor de que adentro ya no había nada; solo una casa abandonada más no un hogar.

Lentamente se sintió derrotado y condenado por sus propias acciones, su ambición por llegar a obtener una medalla de honor le cegaron a tal grado de que destruyó la relación que tenía; Shen Jiu le había contado su pasado doloroso, se había desnudado temeroso y Binghe solo había utilizado su pena para herirlo profundamente, y eso no se lo perdonaba.

Había sido un imbécil, un cruel verdugo que había asesinado su propio amor, había causado que la mirada esmeralda se volvieran lluvia por los recuerdos que él transformó en dagas filosas.

Había clavado cada una con tanto coraje que ahora sabía que posiblemente jamás saldrían o lo peor, que jamás sanarían, dejando al espía totalmente indefenso y vulnerable en el amor.

Primero fue el coraje, saber que Shen Jiu se había marchado había causado que su sangre hirviera y despotricara contra todo lo que sus brazos tocaran, lanzó cosas, destruyó cuadros y libros, rompió todo lo inservible para sacar un poco de lo que su ser sentía.

Lentamente ese coraje se transformó en decepción, terminó cayendo al suelo mientras se tomaba la cabeza con ambas manos y dejaba salir algunas lágrimas, ¿por qué había sido tan imbécil? ¿Por qué tuvo que arruinar la oportunidad de ser feliz?

Aquel lamento pasó a la tristeza, una que salía lentamente de su cuerpo entre cervezas y cajas de comida rápida. Su mirada no dejaba de ser dirigida hacia la casa de enfrente, el día le iluminaba y la noche solo indicaba que adentro no había vida.

Su espía se había marchado dejándole un profundo hueco en el corazón y sabía que era su culpa, si tan solo se hubiese mantenido callado, si no se dejara llevar por sus estúpidos impulsos.

—¿De qué sirve tener una medalla de honor? —Murmuró una noche sin dejar de ver hacia afuera.

Shen Jiu tenía razón, esa medalla iba a ser ganada con su esfuerzo y sudor pero también era un valioso metal bañado en sangre que podía ser inocente, porque Binghe jamás preguntó ni se detuvo a cuestionar si la persona a matar era culpable o inocente, él solo llegaba, ajustaba su rifle, esperaba y finalmente disparaba para después sacurdir sus manos, recoger sus cosas y marcharse para cobrar por la misión cumplida.

Lo que por tantos años anheló ahora le sabía a autentica derrota, ganar una medalla le había costado el amor y el cansancio finalmente comenzó a hacer trabajar su razón para darse cuenta de que no ganaría nada al dispararle a Yue Qingyuan, después de todo había llegado a la gubernatura y no había expuesto a Lao Gongzhu porque este había sido encarcelado por un crimen que no cometió pero que Shen Jiu tuvo muy bien detallado en planear para cerrarle toda posibilidad de disparo.

¡Era un maldito agente secreto y le había ganado sin siquiera usar la violencia física!

—Siempre ibas delante de mí, ingenuamente creí que aquí el vencedor sería yo. —Murmuró bebiendo la fría cerveza que calmaba un poco de su amargura.

Shen Jiu era tan inteligente que ahora conocía a un auténtico agente secreto, un hombre calculador y maestro del disfraz, ¿cómo es que jamás pensó en él como un enemigo? ¿Cómo era su modo de operar?

Porque era claro que el pelinegro era alguien que se camuflaba y viéndolo desde un punto de vista ajeno a él, era calculador y manipulador ya que al parecer no generaba sospecha alguna de sus movimientos, ahora sabía que mientras él se encontraba sumamente enamorado y perdido bajando la guardia para entregarse por completo, Shen Jiu trabajaba constantemente.

Y no es que tachara a su novio de alguien descorazonado porque ciertamente no creía eso de él, le había mostrado su vulnerabilidad y sabía que el sentimiento de amor era mutuo, la diferencia era que él no hacía evidente su trabajo y entonces cayó en cuenta de lo fuerte que era.

Aquellas noches de cansancio, los silencios prolongados, los dolores de cabeza e inclusive la mirada ausente, eran claro signo de que el espía jamás dejaba de trabajar ni maquinar planes y eso ahora le hacía sentir como un estúpido porque mientras él solo recibía instrucciones para disparar, su pareja se encargaba de crear todo desde cero y eso solo le hacía sentir más miserable por haber dejado ir a un ser valioso.

—¡Eres un gran imbécil Luo Binghe! —Se maldijo mientras aplastaba la lata de cerveza.

Estaba decidido a buscarlo para pedirle perdón, así que se levantó y espabiló para acudir a su dormitorio, por la mañana acudiría a casa de Qingyuan, intuía que ahí se encontraba dada su cercanía que aunque no lo admitía abiertamente le generaba grandes celos por saber que su novio estaba siempre junto a Yue Qingyuan.

Con aquellos pensamientos se fue a dormir y cuando despertó lo primero que hizo fue acudir al cuarto de baño para tomar un aseo digno y también una buena rasurada a su barba que le hacía ver como todo un vagabundo.

Para cuando salió, cerca de media hora después y con su herida bien desinfectada, se colocó unos pantalones militares, calzó sus botas y usó una de sus tantas camisas de deporte que le ayudaban a absorber la sudoración cuando se encontraba haciendo esfuerzos grandes.

Apenas y desayunó algo tan simple como un café con galletas, su urgencia por ver a Shen Jiu era mayor así que apresuró su comida y aunque caminaba con un poco de dificultad, no le impedía avanzar a grandes zancadas.

Sin embargo y lo que le detuvo unos segundos fue ver gracias a la ventana como un auto negro se estacionaba frente a la casa de su novio, aquello causó que se ocultara tras las cortinas para ver lo que sucedía porque claramente ese carro no pertenecía a su novio.

Las dudas de Binghe se vieron incrementadas cuando vio descender de la unidad a un joven, vestido muy casual y con una mochila de espalda colgando por su hombro derecho. Inmediatamente lo identificó al abrir apenas la boca.

—Shang Qinghua.

¿Qué hacía ahí? ¿Y sí algo le había pasado a Shen Jiu? ¡Él era el novio del gobernador y su Qingqiu trabajaba para él! ¿Por qué estar en un lugar como la casa del secretario particular?

Apresurándose y haciendo caso omiso al ejemplo de camuflaje que usaba Shen Jiu para notarse tranquilo, salió tan rápido que no tuvo cuidado cuando azotó la puerta de su casa y avanzó hacia la ajena.

Shang Qinghua volteó y observó al hombre; alto, muy alto, intimidante y de porte peligroso gracias a su andar. Dio un paso atrás y cuadró los hombros intentando mostrarse seguro de sí mismo.

—¿Buscas a alguien? —Fue lo primero que preguntó el francotirador.

El menor boqueó por el impacto de las duras palabras, salidas como si de una orden se tratase, el hombre frente a él tenía esa aura de superioridad que le intimidaba demasiado ¿por qué tenía que enfrentarse a hombres de ese estilo?

Aclarando su garganta y pasando la saliva que lentamente escaseaba, asintió sin bajar la mirada.

—Bu-busco a Luo Huaying. —Habló claro.

Binghe arqueó fugazmente ambas cejas, observó hacia la puerta y retuvo el aire. ¿Por qué Qinghua se presentaba a buscar a Shen Jiu bajo otro nombre?

¿Acaso había alguien que intentaba exponerlo al decirle la dirección de su hogar? ¿Quién era aquella persona que había mandado a Qinghua a buscar al que era el secretario de su novio con la excusa de otro nombre? ¿Y si intentaban lastimar a Qingqiu? ¡No, eso no lo podía permitir!

—¿Luo Huaying? —Preguntó cruzándose de brazos. Adoptó una pose pensante e hizo uso de su mirada intimidante para intentar asustar al menor.

—Sí... —Shang Qinghua movió nerviosamente las manos, lentamente bajó la mirada y rezó por no morir en manos del hombre frente a él. ¿Por qué sentía que hablaba con un perro guardián?— Me han dicho que aquí vive Luo Huaying...

—¿Para qué lo requieres? —Preguntó sin bajar la guardia.

—Yo —miró hacia cualquier dirección buscando una salida— yo... —tartamudeó sintiéndose desfallecer por los nervios— creo que aquí vive alguien importante.

—¿El señor Luo es importante? —Entrecerró los ojos.

—Sí... —alzó la mirada hacia el hombre. Temeroso y sorprendido por la pregunta— ¿Señor? ¿Aquí vive un señor?

Binghe relajó un poco los brazos, entonces no sabía que ahí vivía Shen Jiu pero le hizo pensar que si el menor lo buscaba era porque alguien sabía su identidad o tal vez fue una de las tantas inventadas que lo llevaron a exponerse.

—Sí, el señor Luo es un hombre mayor, lastimosamente no está, se fue de vacaciones. —Mintió cuidadosamente.

El silencio instalado se interrumpió cuando el móvil del joven sonó, Binghe mantuvo su postura al ver que Qinghua sacaba el aparato para responder.

—¿Sí? ¿En serio? —Le dedicó una mirada a la casa, inspeccionando que hubiese alguien dentro— ¿Estás afuera? —Su desconcierto causó que Binghe prestara atención— ¿No me ves? ¿Dónde estás? —Luo agudizó el oído intentando captar algo, sin embargo le fue imposible— ¡Oh, iré hacia allá en un momento!

Colgó y apresurándose a esquivar la barrera humana, subió al auto y este arrancó apenas la puerta trasera fue cerrada. Binghe observó unos segundos, volvió la vista al frente y suspiró. ¿Qué diablos ocurría?

Palpó su bolsillo del pantalón y avanzó hacia su camioneta para arrancar e ir en dirección a la casa de Qingyuan, encontraría a Shen Jiu y hablarían, pero sobre todo le dejaría en claro que ganar una medalla no suponía nada si a cambio había perdido su amor.

Incluso estaba firme en renunciar a seguir su misión, él ya no deseaba nada, solo la compañía de su amor y una vida feliz junto al de mirada esmeralda, costase lo que costase estaba dispuesto a rogar para intentar sanar las heridas que él mismo había causado.

Shen Jiu cerró la puerta de su apartamento, arrastró los pies de nueva cuenta hacia el sofá y se dejó caer por completo. Cerró los ojos y suspiró, Shang Qinghua había prometido que pasaría por él, sin embargo la hora indicaba que llevaba cerca de media hora atrasado, tiempo que bien pudo invertir en seguir durmiendo, aún cuando el reloj marcaba las once del día, él sentía que su deber era dormir más para compensar las noches de agotadores pensamientos.

Sin quererlo se quedó dormido de nueva cuenta, poco le importaba arrugar su ropa, total la formalidad ya no existía en él, así que solo se permitió disfrutar de un corto descanso.

Una hora después, llegó Qinghua y tocó tantas veces el timbre que creyó que Shen Jiu se había marchado, sin embargo cerca del duodécimo timbrazo la puerta finalmente se abrió revelando a un hombre por completo somnoliento.

—¿Xiao Jiu? —Preguntó suavemente.

Verlo en su departamento, aquel que había compartido solo le causó pensamientos encontrados ¿por qué Tianlang Jun le había dicho que lo encontraría en un residencial bajo un nombre diferente? ¡Era claro que Xiao Jiu vivía en su departamento! ¿Por qué la mentira? ¿Por qué meter a personas ajenas solo para dañar a Yue? ¡Tonto Tianlang!

Lo que también le sorprendió fue verlo tan adormecido y con ropa informal digna de un joven. Lo observó retroceder para ir por sus cosas, Qinghua se adentró y observó el lugar percatándose de que efectivamente ahí vivía ya que todo lucía como cuando habitaba ahí, incluso le sorprendió ver que sobre la mesa había cajas posiblemente vacías de comida rápida.

—¿Estás bien? —Preguntó al ver la lentitud de los movimientos ajenos.

—Sí, lo estoy.

—Xiao Jiu —se animó a entrometerse un poco en la vida de su nuevo secretario—, ahora no está Yue, tampoco está tu compromiso por ser alguien serio y cerrado por el trabajo.

Notó que su secretario se tensaba unos segundos antes de girarse para dejarse caer sobre el sofá. Ocultó su rostro entre sus manos y negó. Shang Qinghua sintió compasión al verlo así por lo que se acercó lentamente para acuclillarse y así posar una mano sobre el hombro contrario.

—Te he visto mal desde que ocurrió el tercer incidente, te vi derrotado del alma y eso me preocupa porque tú eres fuerte y verte así me sorprende.

—No me pasa nada. —Habló sin mostrar su rostro.

—Xiao Jiu...

El nombrado, cansado de todo, de guardar sus emociones, de ocultar secretos y de también fingir ser alguien que no era, explotó. Aunque solo lo hizo exponiendo lo que le dolía en el momento, su relación. Fue por eso que liberó su rostro de la cárcel de sus manos y mostró la tristeza que le embargaba al exponer sus lágrimas y sollozos.

—¡Terminé con mi novio y fue precisamente porque me involucré demasiado con ustedes! —Se levantó dejando aturdido a Shang Qinghua, causando que se sintiera culpable al instante— ¡Lo terminé porque me hirió y porque fui claro al decirle que antepondría mi vida con tal de que ustedes estuviesen a salvo porque son personas buenas!

—Xiao Jiu...

—¡Y no lo entendió! —Gritó derramando más lágrimas, su rostro se tornó rojizo debido a que estaba enojado con Binghe— ¡Él solo se encargó de hacerme mierda! ¡No le importó mi sacrificio, ni tampoco haberle dado lo mejor de mí! ¡Él solo...! —Y calló.

Shang Qinghua se levantó para acercarse al contrario, quien yacía llorando al pie de la mesa, tocó apenas su hombro y suspiró.

—¿Le molestó tu trabajo? —el otro asintió— ¿Le molestó tu cercanía para con Yue? —Volvió a repetir el movimiento— ¿Le molestó saber que trabajabas para él? —Otro movimiento positivo solo hizo que Qinghua le dedicara una sonrisa compasiva— ¡Es un idiota!

—Lo sé. —Musitó dolido.

—¿Cómo molestarse con alguien que es fiel, leal y entregado a su trabajo? ¡Por favor, Xiao Jiu! ¿Quién sería capaz de dar su vida para salvar otra? ¿Quién podría ser tan valiente y entregado en su trabajo? ¡Él se lo pierde al no valorarte!

—Es solo que... —hipó enjugando sus lágrimas con torpeza. Pestañeó y observó al joven que se mantenía en silencio— me enamoré de verdad, ambos cometimos errores y aunque sé que no soy perfecto, me dolió lo que me dijo.

—¿Qué te dijo?

Shen Jiu detuvo su tristeza, no podía decirle a Qinghua la verdadera razón, las palabras hirientes porque sería una autoeliminación inmediata a su trabajo. ¿Qué mentira podría ser fugaz y creíble a estas alturas?

—Nos conocimos desde el instituto, sin embargo ambos hemos tenido diferentes amoríos y finalmente cuando nos dimos una oportunidad me reprocha mi pasado y me trata de alguien que solo usó a las personas para su propio beneficio.

Había un poco de verdad en su mentira pero eso Qinghua pareció no notarlo ya que solo frunció el ceño con molestia.

—¡Es un imbécil! ¿Qué acaso es más importante lo sexual al amor?

—Para él era más importante otra cosa. —Suspiró limpiando sus lágrimas.

—¿Qué? —Preguntó curioso.

—Su ego como hombre. —Mintió fugaz, debía detenerse o la mentira crecería y podría olvidarla.

—¿De verdad? ¡Qué imbécil!

—Sí pero ya no deseo hablar de él —aclaró su voz, tras tomar una profunda bocanada de aire, acomodó su ropa intentando alisarla por costumbre. Parpadeó eliminando todo rastro de lágrimas y se forzó a relajar su postura o al menos a componerla—, decidí que lo mejor es seguir mi vida y aunque tengo un duelo que pasar, no me puedo permitir el hundirme en mi miseria. ¿Nos vamos?

—¡Ese es el Xiao Jiu que conozco! —Sonrió con orgullo— ¡Estás en derecho de estar triste pero tu fortaleza gana y te hace quedar como alguien de gran fortaleza!

Shen Jiu se limitó a asentir, tomó sus cosas y se marchó del departamento junto a Qinghua, irían al centro comercial a comprar cosas para el menor y comenzarían a buscar la casa modista que se encargaría de confeccionar el traje para el futuro esposo.

En el camino, Shang intentó recordar el nombre del ex novio de Xiao Jiu, ahora ese anillo tenía sentido, las pláticas nocturnas y las escapadas habían sido para verse con él.

Bajó la mirada al regazo ajeno y observó sus manos limpias y sin nada que adornara sus dedos, confirmando así la ruptura de su asistente con su pareja ya que el anillo en forma de corazón ya no estaba.

Desvió la mirada al instante al recordar fugazmente las manos de la doctora con la que había chocado una semana antes, había algo que lucía similar pero no sabía que era, no podía ahondar en algo que era vago en su mente.

También pensó en el hombre de la mañana, tan imponente y autoritario que temía encontrárselo de nuevo, había algo extraño en él pero así como sucedía con las manos de la doctora, no sabía qué era, todo le parecía tener secuencia pero a su vez se sentía como si de tres temas separados se tratasen.

Decidió no pensar más en lo acontecido a su alrededor, en su lugar decidió centrarse en buscar tiendas de ropa casual, solicitar modista y empezar a buscar el servicio de banquetes.

El chofer finalmente los dejó en uno de los mejores centros comerciales, Angelopolis denotaba glamour y elegancia, sus tiendas exclusivas y sus tres pisos llenos de diversos comercios, daban credibilidad de que ahí acudían las personas con un alto rango económico.

Caminaron despistados, por suerte para Qinghua no le fue difícil entablar conversación con Xiao Jiu ya que tocaron temas meramente superficiales como la moda, la comida lujosa y el café, algo tan vago pero que había funcionado para no causar silencios incómodos.

—¿Siempre traes la agenda entre tus manos? —Preguntó el menor al ver que Xiao Jiu bajaba la vista para hacer anotaciones.

—Sí, siempre, me permite tener un mayor control sobre lo que haré y lo que no debo olvidar. —Explicó mientras escribía sobre las tiendas departamentales donde Qinghua había comprado un par de prendas por si requería en un futuro otras piezas más.

—Admiro esa capacidad tuya para organizarte, una vez usé agenda y la terminé perdiendo. —Rió bajo al recordar ese momento.

—Entonces no te confiaré mi agenda. —Sonrió causando que el menor volviese a reír.

Al concluir sus compras, acordaron verse al día siguiente para ir a las oficinas donde daban servicio de banquetería, esperando también encontrar sugerencias para el salón de eventos. Así que el chofer dejó en su departamento a Shen Jiu y pronto Shang Qinghua se marchó de vuelta a casa de Yue para contarle sobre su progreso en el primer día de trabajo con su ahora asistente.

Entrada la noche, Shen Jiu decidió bajar del edificio para ir en busca de su cena, sabía que debía limitarse con las harinas o empezaría a subir de peso sin embargo quiso consentirse y auto animarse en su depresión al comer un poco de la comida callejera que a su parecer era la más deliciosa.

Procedió a hacer su rutina, la cual consistía en comprar algo sencillo y fácil de llevar entre las manos para comerlo frente al mar sentado en la arena fresca, escuchar el sonido de las olas romper le causaban cierta calma pues el ruido exterior calmaba lo que traía en su interior, su mente parecía detener sus pensamientos ante los sonidos así.

Comió lentamente la masa de arroz picante, su mirada yacía perdida en el lejano océano mientras se su boca masticaba autónoma pasando un bocado para consolar a un estómago hambriento.

—Linda vista ¿no crees?

Shen Jiu detuvo el movimiento en su mandíbula, giró el rostro y observó como a unos metros a su costado, yacía un hombre con una postura relajada y un traje de surfista, a su lado se posaba su tabla clavada y también cerca de sus pies se apreciaba su maleta deportiva.

—Sí, supongo. —Se limitó a responder antes de volver la vista al frente.

—¿Vienes todas las noches aquí?

—Un par de veces. —Musitó comenzando a sentirse incómodo.

—Mi nombre es Mobei.

—Xiao Jiu.

—Lindo nombre —acto seguido el hombre se levantó, no sin antes dedicarle una sonrisa al ajeno—, un nombre lindo para alguien como tú.

Shen Jiu pasó su bocado, observó la sonrisa ajena y después lo vió marcharse, sus defensas estaban tan bajas, su lado paranoico yacía tan muerto que no logró detectar el peligro, ni siquiera se animó a voltear el rostro para seguir con la mirada al hombre que se alejaba a pasos tranquilos.

Él solo se dedicó a seguir comiendo para calmar su poca hambre, fue demasiado ingenuo y confiado al dejarse llevar por la tranquilidad de alguien que en apariencia pasaba desapercibido pero que por desgracia ya había hecho contacto con su presa.

Mobei Jun se alejó hasta perderse en las calles tranquilas, si bien su labor era acabar con él, una parte de él se sintió curioso por ver al famoso Xiao Jiu comer en silencio mientras su mirada yacía perdida, ahora que había escuchado su voz, no podía sentirse seguro de mantenerse tranquilo ya que cuando la curiosidad despierta no hay quien la detenga y fue por eso que planeó su encuentro a la siguiente noche, esta vez iría preparado.



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top