Disparo final
Shen Qingqiu abrió los ojos lentamente, el espacio donde yacía comenzó a tomar forma cuando la luz del sol iluminaba sutilmente la habitación volviéndola etérea y falsamente pacífica.
Lejanamente se oía el ruido de los autos en la vía rápida que solo le hacían ser consciente de que estaba en su realidad.
Giró el rostro lentamente topando su mirada con unas espesas pestañas acariciando sutilmente los parpados inferiores, bajó lento y directo hacia la boca sonrosada que se mantenía sellada mostrando el grueso de sus labios en forma circular. Shen Qingqiu se movió un poco al notar el peso de la mano ajena directo sobre su abdomen, soltó una baja risa y se permitió acercarse al cuerpo ajeno para abrazarse a él.
—Perdón. —Musitó cerrando los ojos; decidido a no revelar sus lágrimas— Es necesario, amor.
Permaneció unos segundos cerca de su amado para separarse con suavidad; al lograr tomar asiento Binghe abrió los ojos y sujetó la cintura ajena para abrazarla con su brazo en un acto reflejo ocasionando que Qingqiu se sobresaltara.
—¿Dónde vas?
—Iré a hacer el desayuno —relajó sus facciones y se acercó a él para darle un beso a sus labios—, lamento despertarte.
—Descuida —soltó lento el agarre hasta asegurarse de que su amado no huía—, ¿dormiste bien? ¿Tuviste algún mal sueño?
—Ninguno, desde que duermo contigo ya no sueño. —Confesó regalándole una sonrisa.
Binghe pareció convencerse por lo escuchado, observó la sonrisa contrario y asintió tomando asiento para dejarlo ir; estaba seguro de que todo cambiaría cuando se marchasen a Huan Hua, aunque la culpa sobre Mobei Jun seguía siendo un peso grande, no le impedía el sentirse bien por saber que su amado iba progresando en sus ataques de ansiedad.
—Haré el desayuno. —Informó el más joven abandonando la cama.
Luo Binghe asintió para después tomar un tiempo antes de dejar la habitación, sabía que Qingqiu gustaba de cocinar por eso le permitió tal acción ya que a veces él mismo se sentía demasiado sobre protector para con el cuidado de su pareja y lo que menos deseaba era limitarlo en sus gustos culinarios.
Shen Qingqiu por otra parte bajó despacio las escaleras para ir directo a la cocina, ahí observó el reloj de pared percatándose de que Lao Gongzhu sería transferido al penal de Huan Hua dentro de poco menos de ocho horas por lo que estaba a tiempo para transferirse al lugar asignado.
A pasos agiles y rápidos abrió la alacena y la nevera para sacar los necesario, antes de que Binghe lograra bajar, se acercó al reloj de pared para despegarlo por la parte inferior haciendo que del diminuto hueco que tenía lograra caer una capsula blanca que contenía una cantidad adecuada de ketamina, suficiente para adormecer a un humano por un par de horas.
Las ganas de llorar eran nulas, solo se concentró en elaborar algo lo rápido antes de que bajara su pareja, como tal logró pincharla para verterla en la taza de café de Binghe. No era justo lo que le hacía pero era su única salida por ahora.
—Para protegerte, perdón por favor. —Musitó bajo desechando la capsula vacía dentro del lavabo para que se deshiciera con el agua.
Sabía que era arriesgado que Luo Binghe supiera de su última misión ya que si lo tenía cerca sería incapaz de completar su última labor logrando así ponerlo en riesgo y ante todo lo amaba lo suficiente como para protegerlo de lo que haría.
Respiró hondo sintiéndose debilitado de golpe; aferró sus manos al borde de la mesa y cerró los ojos esperando a que su malestar pasara, era consciente de que se trataba de un malestar por el embarazo lo que no deseaba era que pasara a un ataque de ansiedad ya que temía no poder acudir al encuentro con Gongyi Xiao.
—¿Estás bien? —Luo Binghe bajó en ropa deportiva y con el cabello húmedo.
—Sí —abrió los ojos y exhaló el aire retenido—, fue un mareo fugaz, estoy bien.
El alto se acercó para sujetar suavemente por la cintura a su amado quien solo se abrazó a él pegando su rostro contra su pectoral izquierdo ocultándose de sus futuras acciones.
—¿Seguro que estás bien?
—Sí, mejor vamos a desayunar que tenemos que seguir viendo lo de la mudanza.
Shen Qingqiu se mantuvo unos segundos más aferrado a él antes de soltarlo para sonreír tanto como pudo, se giró hacia la mesa y esperó paciente a que Binghe tomara asiento frente a él.
La primera acción de Qingqiu fue mirar hacia el suelo cuando vio a Binghe endulzar su café, supo que ya no tenía tanta resistencia mental cuando su espalda y nuca se sintieron calientes anunciando que pronto comenzaría a sudar por la ansiedad de ser descubierto.
Al bajar la mirada a su regazo observó con atención como sus manos temblaban ligeramente, solo necesitaba distraer un poco más al alto y una vez dormido podría relajarse al dejarlo en su hogar para ir a su destino.
Esperó paciente a que su pareja comenzara a comer degustando lo que para Binghe era la mejor comida casera.
—¿Algún día podré sentirme bien? —Confesó tomando los palillos para comer arroz.
—Encontraremos paz, podrás liberarte y sentirte bien.
—Desde que supe de la existencia del bebé pensé que no merecía tal dicha —confesó entre bocados lentos—, después de todo fue mi trabajo lo que me condujo hacia ti y viceversa.
—¿Sigues pensando que nuestro hijo tendrá a los peores padres? —Binghe frunció lentamente el ceño.
—No —dejó los palillos sobre el tapete y observó a su pareja—, solo sigo pensando que la vida es cruel pero hermosa, tendremos un bebé y eso es hermoso, pero me da pavor que algún día él o ella paguen las consecuencias de nuestras acciones.
—¿Karma?
—Llámalo karma, castigo divino, ojo por ojo, lo que sea, pero sí —hizo una mueca—, nos ganamos grandes enemigos, Binghe. ¿No te has puesto a pensar en que algún día lo que hicimos lo pagaremos con nuestro hijo?
—Lo pensé en su momento sin embargo haré todo lo posible para protegerlos, por ahora no me gusta que pienses en su futuro, lo estás condenando a que sea señalado por tener padres asesinos aún cuando es posible que jamás se entere de lo que hicimos.
—Desearía que todo esto jamás hubiese pasado, desearía que...
—Ni lo menciones —Luo Binghe bajó los palillos para señalarle con el índice, tan serio y preocupado que Qingqiu tuvo ganas de llorar—, no vuelvas a repetir que desearías haber muerto cuando joven porque no te lo perdono, Shen Qingqiu.
—Es solo que... —suspiró sintiéndose culpable por haber lastimado así a su pareja— no sé qué hacer.
—Ser feliz y libre.
—Tal vez. —Bajó la mirada totalmente derrotado— Algún día me perdonaré todo el daño que he hecho.
—A veces somos víctimas y otras veces los agresores, se ensañaron contigo en el pasado y por ello desarrollaste una personalidad así, pero eso no significa que seas malo, fuiste contratado para cumplir labores, no lo hiciste por mero disfrute, no eres un sádico.
Shen Qingqiu tensó los labios, estiró su mano y tomó su taza de té para beber lentamente empujando así las palabras reales que rondaban en su cabeza porque no revelaría detalladamente la manera en la que concluía sus labores, ni tampoco aceptaría que había un poco de disfrute en ver el sufrimiento de sus víctimas, tan solo guardaría esos pensamientos para él mismo, quizá en un futuro y cuando sus crisis de pánico no ganaran podría contarle solo un poco sobre sus acciones. Mientras no.
—Dejaré de pensar en ello y me concentraré en nuestro futuro. —Cerró el tema tras tomar sus palillos de nueva cuenta para retomar su comida.
Luo Binghe asintió no muy convencido de las palabras ajenas, continuó comiendo hasta concluir su desayuno sintiéndose satisfecho; por otro lado, Shen Qingqiu se tensó un instante cuando notó la mirada fija del alto sobre él, desvió la vista y se concentró en concluir su desayuno picando apenas la carne y el congee.
Después de algunos bocados vio el reloj y masticó lento, aún tenía buen control de tiempo por lo que se permitió relajar solo un poco los hombros, ignorando así la presencia ajena.
Luo Binghe no ignoró los movimientos ajenos; siguió con la mirada el curso de la vista ajena y cayó en cuenta de que el reloj seguía avanzando causando que el contrario voltease de vez en cuando a verificar la hora.
Exactamente cinco minutos después, Luo Binghe bostezó ganándose una mirada curiosa.
—¿Sueño? —Preguntó Qingqiu en voz baja.
—Sí un poco, creo que me faltó dormir.
—¿Y si tomamos una siesta? —Cuestionó esbozando una sonrisa que el alto tomó como un gesto hermoso.
—¿También tienes sueño? —Volvió a bostezar.
—Sí, espero pronto mis horarios se regulen y pueda encontrar un buen descanso sin sentirme cansado todo el tiempo.
—Pasará, ya verás. —Binghe se levantó y comenzó a recoger los platos sucios.
Shen Qingqiu apresuró su desayuno, ayudó al alto y juntos lavaron los pocos trastos sucios para poder marcharse a la recámara donde ahí pudo contemplar como su francotirador se acostaba exigiendo compañía cosa que él aceptó gustoso al ser recibido entre los brazos fornidos de su amado.
—Todo saldrá bien, Qingqiu —musitó Binghe acariciando los cabellos ajenos—, te protegeré hasta el final.
El nombrado tensó los labios; se abrazó al cuerpo que comenzaba a perder fuerza y permaneció inmóvil el tiempo suficiente para comprobar que Binghe se había dormido nuevamente.
—Perdóname, será la última mentira, mi última vez haciendo esto. —Sinceró en voz baja.
Suavemente se apartó del calor ajeno, tomó asiento en la cama y suspiró dejando caer su cabeza al frente, tenía ganas de llorar porque en verdad ya no deseaba ensuciar más sus manos, estaba cansado de seguir mintiendo, de fingir que se encontraba bien cuando la realidad era que nada estaba bien en su interior.
Suspiró soltando un bajo gruñido cuando cerró los ojos deteniendo así sus lágrimas, al inhalar profundo se levantó de la cama y procedió a buscar su móvil para llamar directamente a Gongyi Xiao.
—¿Hola?
—Estaré saliendo en media hora de aquí.
—Perfecto ¿y Binghe?
—Lo he dormido. —Confesó culpable al ver al nombrado en la cama.
—Bien. —La cortante y neutra voz de Gongyi Xiao causó envidia en Qingqiu.
—Nos vemos.
Quería volverse insensible y profesional, suplicaba por un poco de valentía, coraje y fuerza para enmascarar sus sentimientos, quizá al verse frente a su ex entrenador las cosas cambiarían ya que el hombre no dudaría en golpearlo con tal de hacerlo entrar en razón para acatar las órdenes.
Con aquello en mente acudió al closet para sacar un pantalón de pitillo negro, una camiseta blanca y una sudadera negra con estampado, adicionalmente agregó un saco medio dándole así un toque de sofisticación y clase.
Maquilló una última vez sus ojos y al concluir tomó una simple cartera negra donde guardó su móvil y dinero suficiente para poder viajar; tomó de la mesa de noche las llaves de la camioneta de Binghe y dedicándole una última mirada se marchó hacia su última pesadilla.
Cerró la puerta lo más suave posible, quitó la alarma del auto y subió a este para abandonar su hogar temporal ya que el punto crucial le esperaba; se marchó siendo desconocedor de que Binghe se encontraba despierto y con celular en mano.
—¿Dónde dices que va?
—A la fabrica abandonada de Xuzhou —confesó Gongyi Xiao—, por un momento creí que Shen te había dormido.
—Aprendí lo suficiente como para ya no confiar en él cuando está solo, me ha aplicado esto las veces necesarias como para espiarlo todo el tiempo. —Suspiró tomando su calzado.
—Bien porque honestamente no creo poder controlarlo si algo pasa aquí.
—Descuida, nos vemos entonces. —Y colgó.
Se calzó de inmediato, cargó con su cartera, móvil y las llaves de la casa para marcharse directo a la base naval donde se encontraba guardada su motocicleta, perdería tiempo en ir a la base pero esperaba recuperarlo y lograr alcanzar a Qingqiu antes de que cometiese alguna tontería, desconocía sobre su misión ya que no Gongyi Xiao quiso mencionarla sin embargo sabía que era de gran carga para su amado.
—No hagas nada Qingqiu, por favor. —Suplicó antes de abandonar su hogar.
Era necesario detenerse.
El temblor en sus manos le causó sudoración excesiva y calambres, necesitaba detenerse en alguna tienda de auto servicio en la carretera para comprar pañuelos desechables y alguna golosina que le ayudara a calmar su ansiedad, sin embargo entre más avanzaba más se percataba de que dichas tiendas eran casi inexistentes o se encontraban fuera de servicio.
Debía manejar cinco horas para llegar a la orilla de Xuzhou, la ciudad conocida por ser de las más grandes en cuestión de industrias textiles y petroquímicas; ahí según las palabras de Gongyi Xiao se encontraría con Lao Gongzhu ya que la ciudad estaba a unos dieciocho kilómetros de Huan Hua por lo que la conexión ayudaba a hacer del homicidio algo bien planeado.
Pisó el acelerador con la urgencia de acabar su tarea, se concentró en la carretera y aplanó sus pensamientos hasta volverlos inexistentes, entre menos pensara mayor probabilidad de éxito tendría.
Cerca de las seis de la tarde llegó a su destino; un edificio abandonado que fungía antaño como fabrica textilera; Shen Qingqiu observó las grandes chimeneas tubulares de concreto que le daban un toque ochentero a tal fabrica, estacionó el auto debajo de un puente que conducía directamente a la vía principal para entrar directo a la ciudad de Xuzhou, el atardecer le recibió cálido aunque su alma comenzaba a enfriarse.
Cerró la puerta del auto; divisó el campo de trabajo percatándose que esa zona carecía de habitantes ya que no había casas ni comercios; la fábrica se encontraba cercada siendo rodeada externamente por hierba alta que lograba darle un aspecto fantasmagórico, lugar ideal para cometer un crimen sin levantar sospecha alguna.
Los cristales tintados impedían visualizar el interior, pero eso no fue problema para el ex agente ya que avanzó a paso calmo hacia el lugar, logrando acceder por un lateral de la valla metálica que yacía cortada permitiendo la entrada.
En el corto trayecto para ingresar, observó el camión que utilizaba el gobierno para transportar reos ya que se apreciaban las siglas de seguridad y el nombre del penal al que se dirigía, por un momento se cuestionó si algún conductor lograría ver tal camión pero desechó aquella pregunta ya que difícilmente se veía.
A pasos seguros se adentró al edificio descubriendo así que aquella fabrica había sido abandonada ya que apenas y tenía muebles, un par de maquinarias y papeles regados por doquier, la primera planta la encontró desierta, el sonido del aire siendo cortado por los autos era su única playlist ya que se fusionaban con el suave eco de sus botas al pisar.
Se deslizó por el lugar hasta llegar a las escaleras; el edificio contaba con tres plantas que pese a ser de numerología corta rebasaban entre cada piso ya que existía por lo menos una separación de al menos seis metros haciendo que la escalinata luciera eterna y pesada por tener algunos escalones de concreto deshechos o a punto de deshacerse.
Al llegar al segundo piso encontró solo un salón enorme y desierto, el polvo cubría el suelo que se hacía notar gracias a la poca luz que llegaba a colarse entre las ventanas; retomó la escalinata para finalmente llegar al último piso donde se encontró directamente con Gongyi Xiao a su espera.
—¿Acaso planeas matarme? —Shen Qingqiu bufó cansado— Dentro de poco no podré hacer ni eso.
—Supongo que es normal en tu condición. —La frialdad en su voz hizo que el recién llegado frunciera el ceño.
—¿Dónde está?
—Por aquí. —Avanzó dándole la espalda.
El más bajo lo siguió intentando controlar su respiración; atravesaron todo el salón que estaba repleto de mesas y sillas bien apiladas, al parecer antes en ese piso fungía como comedor por la cantidad de objetos que había de dicha índole.
Gongyi Xiao continuó caminando hasta el final del piso, ahí abrió una puerta que los condujo a un espacio más reducido regalándoles como detalle adicional el hecho de que una de las paredes había colapsado y regalaba así una vista directo hacia las montañas verdosas que rodeaban la ciudad.
Shen Qingqiu permitió observar mediante el gran hueco los tonos nacarados combinados con violáceos del cielo, el tono se mezclaba con el verde musgo de las montañas y las nubes grisáceas por la sombra solo hacían aquella vista algo digno de una pintura; se sumergió lo suficiente hasta que escuchó un quejido, parpadeó y giró el rostro hacia sus laterales topándose con un hombre colgado por los brazos y con el rostro cubierto.
—¿Es él? —Interrogó al general.
—Sí —se giró para avanzar hacia un trípode que tenía una cámara—, lamento informarte que no te puedo ayudar.
—¿Qué? —El terror en la cara de Qingqiu causó estragos en su general.
—Tu padre me pidió que grabara lo que haces, de esa forma se asegura que hayas cumplido con tu palabra, solo así podrás obtener la libertad sin ser desertor.
—Pe-Pero... —parpadeó anonadado— no podré. Yo no puedo.
—Eres débil Qingqiu. —Expresó tan serio que el nombrado bajó la cabeza— ¡Das vergüenza!
El nombrado apenas asintió, sintió el sudor manar de sus palmas e intentó relajarse aunque fue imposible. Logró divisar las botas del capitán, mismas que le hicieron alzar el rostro para ser recibido con una fuerte sacudida por los hombros.
—¡No puedes ser débil ahora, debes retomar por un instante a Shen Jiu y darle su merecido a quien tanto daño causó! —Aseguró severo causando que el ex espía se sintiera aturdido— ¡No puedo hacer tu trabajo, eres tú, es tu libertad a cambio de eliminar al estorbo!
—No quiero...
—¡No tienes opción! —Lo arrojó lejos de sus manos ocasionando que el joven trastrabillara torpe al grado de casi caer. Gongyi Xiao le miró enfurecido haciendo al ajeno alguien sumiso— ¡No hay salida o lo tomas o vives para Wu Yanzi sacrificando a Binghe y tu hijo!
—No...
Gongyi Xiao se giró; avanzó hacia una mesa y tomó una navaja, retornó al futuro homicida y la cedió obligando a tomarla.
—Debes ser cruel.
—Pero...
—Frío.
—Yo no...
—Indiferente.
—Tengo miedo.
—Autentico. —Sentenció causando que Shen Qingqiu comenzara a llorar.
—No.
—Entonces no tendré más opción que acabar con Luo Binghe y después con tu hijo.
Gongyi Xiao se alejó nuevamente; Shen Qingqiu sollozó con las manos temblantes observando como su capitán se dirigía directo hacia el ex gobernador, al estar a una buena distancia, estiró la mano y le quitó con un brusco movimiento la capucha revelando así el rostro de quien tenía la culpa de todas las acciones crueles del ex secretario; el hombre parpadeó aturdido, iba a hablar pero Gongyi Xiao lo sujetó del mentón creando un buen espacio para que Qingqiu lo observara.
—¿Acaso vale más la vida de este miserable que la de Binghe y tu hijo?
El pelinegro parpadeó alejando sus lágrimas ya que descubrió que el ex gobernador le sonreía con burla y eso le hizo fruncir el ceño.
—¿Es más importante la vida de este sujeto?
—No. —Respondió alejando cualquier signo de compasión sin perder de vista a Gongzhu.
Sin embargo la realidad era otra; el ex gobernador no sonreía, en su lugar mostraba un rostro cargado entre confusión y miedo, fue testigo de la transformación de un hermoso ser de ojos esmeralda con aura débil y mirada cargada de dolor para dar paso a alguien descorazonado e inexpresivo y eso solo le hizo tragar duro ya que el joven parecía otro.
—Aquí tienes al culpable de todo, ¿no crees que la señora Su Xiyan merece justicia? —Gongyi Xiao mantuvo el fuerte agarre en el mentón del prisionero.
—Yo no hice nada. —Gongzhu habló fingiendo valentía.
—Él es quien te orilló a mentir, fue quien amenazó a Yue Qinyuan desde el inicio y obligó a Binghe a cometer atroces actos, ¿no crees que es justo que pague?
Shen Qingqiu inspiró hondo, alzó la mano y lo señaló; Gongyi Xiao se colocó detrás del hombre para desatar la soga y dejar libre al reo que portaba el uniforme de la correccional. Todo se mantuvo en silencio, el eco de los autos pasar era casi nulo al encontrarse del otro lado del edificio, la respiración agitada de Lao Gongzhu sonó irritable a los oídos de Qingqiu quien de un momento a otro bajó el brazo y asintió.
—Libéralo.
La sonrisa de satisfacción en Gongyi Xiao fue autentica, sabía que necesitaba persuadir al contrario para lograr su objetivo principal y lo consiguió al ver la postura y mirada determinada en los ojos esmeralda. Ya no había sollozos ni temblores, en su lugar ya no estaba Shen Qingqiu el humano, por unos breves segundos se veía frente a Shen Jiu, el mejor agente y eso le enorgulleció porque al final obtendría su libertad.
La soga se deslizó del cuerpo ajeno, Lao Gongzhu se movió tan rápido como pudo y avanzó hacia adelante para poder correr y escapar de aquel jovenzuelo que según tenía entendido era el secretario de Qingyuan.
—Niño bonito quítate de mi camino. —Esbozó una sonrisa que Gongzhu consideraba como seductora.
Qingqiu arqueó una ceja ante tal grotesco gesto, se hizo a un lado permitiendo que el ex gobernador pasara corriendo aunque ese fue un grave error por parte de Gongzhu ya que al pasar al lateral ajeno, recibió una patada contra su abdomen que le hizo retroceder hasta caer al suelo por completo.
—No puedo creer que seas mi última misión, lo peor es que no pudo tocarme alguien mejor.
Lao Gongzhu intentó recuperar el aliento, al momento de recomponerse el pie del ex agente cayó contra sus costillas aplastándolas por el centro con tal fuerza que creyó serían fracturadas.
—Dime —Shen Jiu mantuvo el pie con la fuerza suficiente para inmovilizar al hombre— ¿No era más fácil divorciarte de la señora Su? ¿Por qué matarla?
—Esa perra —gimió en busca de aire—, esa perra era una adultera.
—¡Oh habló el señor santidad! —Se mofó regalándole una burlesca carcajada— ¿Y Sha Hualing qué es? ¿Una monja?
—A ella no la metas en esto.
—Tienes razón, no la meteré en esto —se encogió de hombros fingiéndose relajado—, los violadores que contraté serán los que le metan algo más que "esto". —Puntualizó sonriendo con cinismo.
—¿Qué? —La expresión de dolor cambió a una de terror.
—¡Oh vamos, no es como si te fuese a doler! —Shen Qingqiu retiró su pie para darle la espalda y avanzar unos pasos lejos de él— Las prostitutas y las putas están acostumbradas a eso, al menos las sexo servidoras cobran, en cambio Hualing lo hace gratuito, que asco.
Lao Gongzhu giró sobre su espalda para incorporarse lentamente, recuperó oxígeno y se lanzó contra el joven sintiendo autentica rabia por expresarse así de su esposa, lastimosamente era un hombre ingenuo y confiado ya que cuando estiró las manos para alcanzar al hombre, este se giró y le propinó un puñetazo tan fuerte que le ladeó la mandíbula, mandándolo nuevamente al suelo.
—¡En tu asquerosa vida vuelves a atacarme por la espalda! —Gruñó amenazante.
Lao Gongzhu masajeó su rostro, escupió sangre y se incorporó furioso por haber sido golpeado de forma tan baja y lo peor por un niño débil.
—Así que dime mi estimado viejo —el joven metió las manos en sus bolsillos— ¿disfrutabas de golpear a Su Xiyan? ¿Era violencia intra familiar o la golpeaste solo el día de su muerte?
—¡Que te jodan! —Escupió molesto.
—¡Oh bueno, me jodieron de lo mejor! —Shen Qingqiu carcajeó sacando una mano de su bolsillo para masajear su vientre— Si yo lo disfruté ¿lo harás tú también cuando te joda?
—¿Qué? —El hombre frunció el ceño confuso.
—Lo que oyes —le dedicó una escalofriante mirada al ex gobernador, tan plástica, tan letal que solo indicaban un buen comienzo— tú me jodes, yo te jodo, ¿crees que no sé que me mandaste a matar? ¿Acaso me consideras tan idiota como para no descubrir que contrataste a Mobei Jun para esa labor?
—Yo no...
—¿Crees que me fue fácil asimilar que Luo Binghe iba tras de Qingyuan? —Las palabras que empezaron con una sonrisa se volvieron cortantes y carentes de humor.
—¿Lo sabías? —Gongzhu tensó los puños.
—¿Acaso crees que no disfruté de asesinar al estúpido estorbo de Huameng? —Arqueó una ceja.
—¿Qué? ¡Por tu culpa! ¡Por tu culpa...! —Gongzhu se lanzó hacia él para golpearlo.
Shen Qingqiu logró esquivar un puñetazo, el otro le pasó rozando la mandíbula logrando que Lao Gongzhu sonriera victorioso sin embargo el joven tomó aquel puño al aire para sujetar su brazo, atraerlo hacia él y doblarlo de tal forma que el ex gobernador cayó al suelo sobre su cara.
Qingqiu gruñó y tiró de la mano ajena hacia arriba bañándose auditivamente con el sonoro grito del hombre.
—¡Duele! —Chilló.
—No tanto como me dolerá a mí, cariño. —Sonrió de lado antes de tirar con más fuerza hacia arriba.
El cuerpo del hombre se retorció en busca de la liberación, Shen Qingqiu colocó un pie contra su hombre y tiró del brazo ajeno con tanta fuerza que sonrió aliviado al escuchar el crujir de los huesos ajenos, acto seguido Gongzhu comenzó a gritar alto y fuerte causando que el ex espía carcajeara al borde del llanto.
—¡Eres una maldita escoria inservible! —Pateó el cuerpo ajeno.
Gongyi Xiao observó detrás de la cámara los movimientos ajenos, tensó los labios y comenzó a preocuparse ya que el tiempo pasaba y Luo Binghe no llegaba.
Conocía el historial psicológico de Qingqiu, así como también las advertencias sobre su embarazo, él realmente no quería obligar a su mejor estudiante pero conocía las reglas y era fundamental que se cumplieran o de lo contrario Wu Yanzi olvidaría que tendría un hijo y lo mandaría a matar lenta y dolorosamente comenzando por su pareja, por ende no podía permitirse el ayudarlo.
Retomó su atención hacia el joven quien se encontraba pateando por los costados al ex gobernador el cual solo podía soltar quejidos y lamentos al ser torturada, internamente se rió ya que aquello no era una tortura, Qingqiu estaba siendo demasiado suave como para considerarse digno de ser espía.
Aficionado era el termino idóneo, lo que hacía el hombre era algo solo por mera obligación, no le nacía ser sádico, tampoco disfrutaba de escuchar los gritos ya que su rostro pese a verse sonriente carecía de esa intensidad y pasión; ni siquiera había jugado con la víctima, aún no había sangre ni cortadas causadas con navajas.
Gongyi Xiao solo observó que las acciones de Qingqiu eran automáticas y sin sentido y eso solo le relajó ya que creyó que el joven ex espía no tendría ningún ataque de ira.
—Según el informe forense, la señora Xiyan presentaba dos costillas fracturadas, moretes en los brazos y bueno un cráneo destrozado producto de una caída, debió dolerle demasiado ¿no crees? —Qingqiu preguntó arrastrando el cuerpo del gobernador.
—Por favor, por favor.
—¡Oh vamos! —El verdugo dejó caer los brazos ajenos con desgane— ¡Ni siquiera debe dolerte este arraste, no es como si te estuviese moliendo a golpes!
—Por favor.
—Sí, esa también fue mi palabra favorita —observó su mano con desdén— por favor no los mates, por favor no me mates, por favor no te detengas, por favor no me odies, por favor, por favor, por favor...
Lao Gongzhu tenía los ojos llorosos, intentó incorporarse aunque le costó ya que sus piernas temblaban, su brazo izquierdo ardía y dolía por la extremidad luxada, su mano derecha se movía temblorosa intentando conseguir fuerza para soltar un golpe más lo único que logró fue apoyarla en el suelo para poder incorporarse.
—No me mates.
—No mereces ni eso, podré vanagloriarme en tu dolor cuando te mande vídeos y fotos de como ultrajan y cortan parte a parte de tu esposa —Qingqiu sonrió esperando a que el hombre se pusiera en pie— deseo ver tu cara cuando veas como la van despedazando sin tener derecho a una anestesia o muerte instantánea.
—¡No!
El hombre volvió a intentar lanzarse contra el joven ganándose un nuevo puñetazo contra su rostro manchando así los nudillos blanquecinos; Gongzhu trastrabilló y lo volvió a intentar, esta vez fue sujetado por las solapas del uniforme para ser acercado a un rostro carente de emoción.
—Escucha bien pequeña escoria, estoy cansado de acabar con tipos como tú, poco me importa si vives o mueres, también no me molestaría el que te murieses de una jodida vez, eres un estorbo y he de confesar que a la basura o se le quema o se le arroja a la trituradora.
El ex gobernador tiró la cabeza hacia atrás para darle un cabezazo que impactó directo a la nariz del verdugo ocasionando que su nariz comenzara a sangrar.
—¡Imbécil! —Bramó Shen Qingqiu soltando al hombre de las solapas para dirigir sus manos contra su cuello y así estrujarlo con fuerza— ¡Así me des golpes suaves, así me insultes o intentes huir, jamás saldrás con vida!
El ex gobernador boqueó intentando inhalar aire, Qingqiu frunció el ceño comenzando a cegarse de odio, afirmó su agarre contra el cuello ajeno y gritó al momento en que un recuerdo del pasado golpeó contra él de tal forma en que cerró los ojos sin detener su acción.
—¡A... ayu... ayu! —Jadeó el hombre.
Qingqiu abrió los ojos, soltó el agarre y le propinó una patada al hombre contra sus costillas escuchando el crujir de su rodilla contra los huesos protectores del tórax, ayudó al hombre a caer cuando lo empujó con fuerza para subirse en él y comenzar a brincar sobre su abdomen.
—¡Muérete maldito, muérete! —Gritó colérico.
Lao Gongzhu jadeó en cada salto que el joven daba contra su cuerpo, su caja torácica se expandía y comprimía, podía sentir en su esófago como los líquidos de su estómago subían y se mezclaban con el aire en sus pulmones, comenzando así a vomitar.
—¡Muérete, muérete sin derecho a la justicia! —Volvió a gritar con fuerza— ¡Muere por tus acciones, porque fuiste verdugo y ahora serás el sentenciado! —Volvió a saltar sobre él hasta que perdió el equilibrio y cayó al suelo.
Gongyi Xiao corrió a auxiliarlo; se arrodilló a su lado e intentó incorporarlo más la agilidad de Qingqiu relució cuando se abrazó a él para sacarle una navaja de supervivencia y así girarse contra el hombre clavando directamente el arma punzocortante en uno de sus ojos.
—¡No habrá autopsia para ti, imbécil! —Gruñó empujando al capitán para sacar la navaja del rostro sangrante y así alzarla hasta clavarla con fuerza contra su pecho recibiendo un salpicón de sangre directo a su cara.
Gongyi Xiao intentó acercarse para alejarlo pero el espía fue rápido y jaló al hombre hacia su regazo abrazándolo por completo colocando así la navaja en su yugular.
—¡No te acerques, él es mío! ¡Mío! —Gritó colérico.
—¡Basta! —Dijo firme.
—Querían que lo matara, lo haré, es mío. —Gruñó retrocediendo con el hombre moribundo entre sus brazos directo hacia el precipicio.
—Shen Jiu...
Pero el nombrado no escuchó ni prestó atención, él se centró en acabar su misión, volvió a clavar una última vez la navaja contra el pecho ajeno perforando así los pulmones y recibiendo a cambio que Gongzhu vomitara sangre mezclada con el bolo alimenticio pero eso no lo notó el verdugo.
—¡Eres poco hombre para mí! —Habló riendo enloquecido.
Su rostro se encontraba manchado de la sangre ajena, su mano derecha por lo consiguiente, sus lágrimas comenzaron a descender y eso desencadenó un grito de lo más profundo de su alma al darse cuenta de lo que había hecho.
Se levantó con el hombre en brazos, giró y lo empujó para acercarlo hacia el final del piso, entre sus lágrimas y risas se permitió burlarse del aspecto ajeno, Lao Gongzhu ya no suplicaba ni gritaba de dolor, estaba perdiendo la vida rápidamente y solo podía ser testigo con su único ojo de como el joven que se veía débil disfrutaba de sus últimos momentos de vida.
—¡Qingqiu! —El grito de Binghe fue ignorado un segundo— ¡Qingqiu!
Binghe había logrado llegar, su pecho se expandía anunciando que había corrido, el sudor en su frente eran claro indicio del ejercicio. Se encontraba a unos pasos del nombrado quien giró lentamente el rostro sangrante para dedicarle una mirada de auténtico dolor.
—Ven aquí amor, no lo hagas. —Binghe extendió tembloroso la mano, temía por la vida de Qingqiu.
—No lo entiendes y no espero que lo hagas —el ex agente derramó un par de lágrimas, en sus nudillos había sangre y eso alertó al alto ya que temía que su pareja estuviese en gravemente herido—, lo hago por ti, por mí, por nuestro bebé solo quiero ser feliz.
—No es la manera, ven aquí. —Mantuvo la mano extendida. Evitó observar el cuerpo ajeno aunque fue imposible el ver a Gongzhu sin un ojo, con el rostro cubierto de sangre y con el pecho igual.
El ex agente fijó la mirada en la nada antes de sonreír.
—Lo siento, no puedo.
Y con toda la fuerza que tenía en sus brazos, empujó al hombre directo al precipicio, poco le importó llegar a caer con él desde ese piso, estaba jodido, lo sabía.
Carcajeó ganándose una nueva crisis de ansiedad, misma que le golpeó con fuerza ya que cayó al suelo, sujetó su cabeza con ambas manos y empezó a llorar al instante sintiendo la culpa rodearlo.
—Lo maté. Lo maté. Lo maté.
Cerró los ojos deseando poder retroceder el tiempo, añorando jamás haber conocido a ese hombre de tez cremosa y mirada amable. Todo se redujo a silencio y pronto a oscuridad ya que el desmayo llegó violento para calmar sus tormentosas emociones.
Binghe corrió a auxiliarlo; lo cargó y limpió su rostro, el pánico llegó a él cuando vio que su nariz no dejaba de sangrar, palpó con rapidez su cuerpo buscando alguna herida sangrante más no la encontró, poco le importó la muerte de Gongzhu, él se concentró en su pareja y su hijo.
—El hospital más cercano está a quince minutos de aquí. —Gongyi Xiao lo ayudó a salir de la fábrica, al estar afuera sacó las llaves de su auto y las mostró— Llévate mi coche, me encargaré de lo tuyo.
—Gracias.
Gongyi asintió; Binghe internó en el auto a Qingqiu y se marchó de inmediato dejando al capitán a cargo de la limpieza de evidencia, el vídeo fue cortado para dar paso a su edición. Lao Gongzhu había muerto gracias a la caída y finalmente el último disparo había sido dado por el mejor francotirador de los tiempos.
Ahora quedaba el que Qingqiu tuviese una pronta recuperación, pero sobre todo que lograra superar todos sus problemas del pasado para darle un buen futuro a su hijo.
—Larga vida a Shen Qingqiu. —Musitó Gongyi Xiao al concluir la limpieza del piso usado.
La camioneta que había transportado al ex gobernador fue abandonada, el chofer que la conducía era un hombre contratado de identidad desconocida, Gongyi Xiao había realizado cada acción para hacer del traslado algo desapercibido ya que bastó hacer un par de movimientos para dar la autorización de traslado aún cuando ninguno de los directores de ambos penales sabía de tal acto, todo pasó desapercibido que la desaparición de Gongzhu tardaría cerca de un día en darse a conocer.
Guardó la motocicleta del sargento en un garaje oculto y se marchó en la camioneta que el ex espía había conducido para ir hacia el hospital, después de todo era más que su alumno, se había vuelto su compañero y lo estimaba.
Ahora quedaba ser libre y feliz, habiendo hecho justicia por todo lo que ocasionó el ex gobernador solo por ambición.
Tan solo quedaba un final feliz.
¿O no?
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Ahora sí, el siguiente es le último, yujuuu.
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