Catarsis enemigas

—¿Cómo te fue? —Binghe ayudó a desvestir al pelinegro, quien solo se dejó desnudar al pie de la bañera.

—Agotador, ya cumplí lo necesario, llevar a Yue Qingyuan a la gubernatura. —Suspiró estirando los brazos hacia atrás para despojarse de la camisa blanca.

Luo Binghe sonrió y asintió, dobló la ropa del ajeno y la colocó sobre la cesta de mimbre que guardaba su novio bajo el lavamanos, hecho eso retornó su atención al más bajo y le abrazó.

—Estoy orgulloso de ti —besó la coronilla de su cabeza estrujándolo con suavidad, ganándose a cambio una corta risa que rejuvenecía su alma—, ¿qué harás ahora? ¿Dejarás de ser Xiao Jiu?

—Sí, es momento de decirle adiós a ese nombre, tal vez mañana vaya a recoger mis cosas de la casa de Qingyuan —soltó relajando los hombros, aunque sus planes eran otros no podía expresarle la verdad a Luo o todo se vendría abajo—, volveré antes del mediodía, después iré a renunciar a Creative think en esta misma semana para comenzar a desaparecerme. —La última confesión era tan falsa como la primera pues acudiría con Yue para despedirse de él como secretario.

Binghe asintió dejando un beso al hombro desnudo, ahora tenía vía libre para poder dispararle al ahora gobernador en un lapso de dos meses, la fecha ya estaba impuesta, incluso el arma y la bala. Alejar a su novio era lo primordial, ahora solo podía concluir su misión con éxito para recoger su merecida medalla de honor.

Con aquellos pensamientos en mente logró alejar la enemistad laboral con el ser que amaba para concentrarse en su cuerpo, en sus labios y su mirada profunda.

El baño fue relajante debido a que Luo Binghe se encargó de masajear la espalda tensa que desde hace semanas suplicaba un poco de alivio. Aquella noche durmieron abrazados, cada uno con diferentes planes en mente, cada uno con el objetivo de alcanzar el éxito para despedirse de sus trabajos dignamente, tan contrarios y a la vez tan unidos que sin saberlo se volvieron de nuevo enemigos.

Al día siguiente, Shen Jiu logró despedirse del alto con un beso y un abrazo, jugaron un poco mientras hacían el desayuno y compartieron su última sonrisa ya que el secretario se marchó a su misión mientras que Binghe tomó camino hacia la base militar para saber acerca de su baja anunciando así a su novio que posiblemente no llegaría a casa esa noche ya que necesitaba hablar con Mobei Jun para limar asperezas que él mismo creó y así mismo mentirle acerca de las balas fallidas.

Cada uno se fue por diferente camino, sonrientes y positivos aunque lentamente salieron a relucir sus verdaderos planes; o al menos eso aplicaba para Shen Jiu quien aún se aferraba a la mentira para proteger su noviazgo.

Woo Huameng aguardaba silencioso sobre el colchón, masajeó con nerviosismo sus nudillos y resopló, estaba decidido a golpear y defenderse con tal de salir de aquella prisión que aquel joven había creado para él, no tenía idea de donde yacía o qué tan lejos se encontraba de la ciudad pero haría su mayor esfuerzo por correr tanto como se lo permitieran sus piernas.

Lo que el consideró una eternidad no fue más que horas, donde ideó un plan de escape y justo cuando estaba por levantarse, la puerta se abrió revelando a un mortalmente serio Shen Jiu, quien se internó con una pistola en mano haciendo que el hombre se pusiera nervioso ya que no deseaba salir herido por intentar huir.

Shen Jiu pareció notar la tensión y la postura, ya que Huameng movió sus piernas hasta doblarlas, listo para correr sin embargo el pelinegro le quitó aquella idea al negar con la cabeza lentamente.

—Estimado director Woo Huameng, me complace informarle que será libre —esbozó una sonrisa, apenas y creíble gracias a la expresión neutra en sus ojos, el nombrado se levantó lentamente y observó detrás del joven, logrando ver a lo lejos el reflejo de la luz no sabiendo si era solar o artificial.

Shen Jiu volvió a negar y alzó unos centímetros más el arma, con gesto resignado chasqueó la lengua y sonrió.

—Ha sido un placer haber trabajado conmigo, libre usted, Shang Qinghua podrá sentirse pleno al no cargar con el peso de un secreto.

—¿Disculpa? —Huameng sudó frio, la vestimenta del joven era demasiado elegante, hasta ahora lo notaba, inspeccionó el traje negro que curiosamente le quedaba grande, sin embargo aquello no le distrajo tanto como ver el rostro sin expresión de su secuestrador— ¿Shang Qinghua es libre?

—Así es, como usted, solo que su libertad será meramente espiritual, tendrá el privilegio de que su cuerpo sea parte de la SEMEFO ¿acaso no le emociona eso? ¡El director Woo Huameng siendo un paciente más, digno de una autopsia! ¡Asesinado por su gran amigo el ex gobernador Lao Gongzhu! —Sonrió burlesco.

—¡No! —Gritó y se abalanzó sobre él.

Lastimosamente para él, aquello fue el peor error puesto que Shen Jiu disparó el arma dándole justo en la frente, haciendo volar pedazos de cerebro, hueso y cabello.

El cuerpo cayó inerte, sufriendo los espasmos naturales que suceden cuando el sistema nervioso colapsa al ser cortado de la región cerebral, Shen Jiu hizo una mueca de asco antes de arrojar el arma al suelo, el guante de látex dejó bien marcadas las huellas tanto en la pistola como en el gatillo y por supuesto en la bala.

El traje negro se vio salpicado de sangre que pese a no verse daba un toque brillante gracias a la luz del interior, lentamente y con sumo cuidado se ajustó los guantes de látex blanco que portaba desde el inicio, se fue retirando el saco, la camisa y acto seguido los pantalones, su vestimenta normal consistía de una camisa y unos jeans que se había encargado de enfundar en plástico adherible transparente de esa forma su ropa no se mancharía y no dejaría evidencia.

Por último sacó de su mochila pequeña unas simples toallas de bebé, mismas que usó para limpiarse la cara de las minúsculas gotas de sangre roja del hombre que yacía muerto a pocos metros de él; tras acabar con su aseo, tomó la ropa negra, la hizo ovillo y la colocó en un lugar estratégico de forma que haría creer a los peritos forenses que el asesino había intentado ocultar la evidencia.

Tras comprobar que no había dejado evidencia propia alguna, se marchó del lugar dejando un cadáver y un crimen que se resolvería tan fácil gracias a sus acciones bien planeadas.

Abordó el bus con suma tranquilidad, esta vez su lugar de destino era su departamento, necesitaba editar las cintas de grabación para enviarlas a sus destinos y ya que no podía volver a su casa por riesgo a toparse con Binghe, optó por llevarse su equipo al minúsculo lugar.

Pasó parte de la mañana y tarde trabajando en la cinta, manipulando todo para que su voz no fuese escuchada y a cambio hacer que encajara todo en una sola pieza, también editó el audio de la carta que había obligado a Huameng a escribir aumentando el sonido para resaltar su respiración nerviosa tal como si estuviese siendo amenazado.

Cerca del atardecer, guardó en su mochila un traje de intendente color gris, modificó su apariencia haciendo que ahora portara un bigote semi canoso, junto a una peluca de corte militar del mismo tono que el bozo falso, se colocó un gorro Gatsby de tono grisáceo con matices cuadrados y cerró aquel disfraz con unos lentes de media luna que le hacían ver como un adulto de edad media.

Abandonó sigiloso el departamento y con la ayuda de un taxi fue como se transportó hacia la SEMEFO, lugar que pese a mantenerse limitado de personas debido a la desaparición del director, seguía laborando bajo horarios controlados.

En apariencia tenía un buen sistema de seguridad, ningún extraño entraba y tampoco salía, lastimosamente no pensaron en la posibilidad de que se infiltrara una persona haciéndose pasar como alguien del personal para llegar hasta la oficina del director, una que yacía solamente cerrada y sin ningún sello de protección.

Todo era fácil para Shen Jiu, quien a pasos calmos y con la mirada alerta, logró adentrarse al lugar para colocar la cinta donde aparentemente Huameng dictaba el porqué de sus órdenes impuestas para con Shang Qinghua y el motivo de su desaparición, culpando abiertamente al ahora ex gobernador Lao Gongzhu.

Sabía que no habían acudido a registrar las cosas del ahora difunto por cuestiones de privacidad ya que aún creían que estaba vivo y se había fugado con una supuesta novia, así que dejando la evidencia de la cinta, logró abandonar el edificio borrando así todo rastro de su existencia, tenía tiempo para hacer todo lo planeado y volver a casa para disfrutar de su soledad.

Había conseguido escapar con facilidad, incluso logró deshacerse de la ropa de intendente sin levantar sospecha alguna ya que el sol era cada vez más nulo y la oscuridad se abría paso.

Al guardar el uniforme en su mochila, extrajo la peluca rojiza para colocársela apresuradamente de esta forma siguió avanzando a pasos calmos pasando totalmente desapercibido ya que la gente solía estar metida en sus propios asuntos; decidió que caminaría hasta el edificio de markething para recoger sus cosas, así como también pasaría por su auto que había dejado ahí a propósito para no levantar sospecha alguna frente a Binghe.

Cerca de las ocho de la noche su móvil vibró anunciando una llamada, el pelinegro sacó el aparato y leyó el nombre de su novio, apenas y sonrió cuando contestó.

—¿Hola?

—Hola amor ¿cómo estás?

—Bien, sigo en casa de Yue ¿qué sucede? —Mintió adentrándose al edificio para amortiguar el ruido.

—Estoy camino a verme con Mobei, le pediré disculpas por mi comportamiento como sargento y deseo hacer las paces como amigo —la voz del francotirador sonaba animosa, cosa que hizo a Shen Jiu sonreír— , es posible que nos embriaguemos.

—Está bien cariño, te veo mañana entonces, prefiero que duermas en casa ajena a que tengas un accidente —se internó en el ascensor y pulsó el número asignado de su piso—, cuídate y disfruta mucho tu noche de amigos.

—Te extrañaré —susurró causando que Shen Jiu cerrara los ojos debido a la gran sonrisa que alzaba sus mejillas—, piensa en mí.

—Siempre. Te amo.

—Te amo Qingqiu.

Ambos colgaron, el pelinegro acomodó discretamente la peluca y adoptó una pose relajada. Al abrirse las puertas, avanzó en dirección hacia su oficina, tomó todas sus pertenencias que consideraba importantes y se marchó dejando su carta de despido diciéndole así adiós al publicista Wu Qingqiu.

Con la recolecta de evidencias de su existencia en el asiento, se marchó directo hacia el rastro abandonado, se acercó lo más que pudo para marcar el número de emergencias.

—110. ¿Cuál es su emergencia? —La voz tranquila de una asistente saltó casi al instante.

—Escuché un ruido muy fuerte, como si de una explosión se tratara —moduló su voz haciéndola parecer totalmente conmocionada al expresarse en demasía—, ocurrió en el rastro abandonado de Luo-xhi y cuando he acudido a ver qué pasaba descubrí un cuerpo tirado sobre un charco de sangre.

—¿El antiguo rastro Luo-xhi? —Cuestionó experta y tranquila— ¿Puede decirme algo más?

—No, hui de ahí por miedo, había sangre, mucha sangre, por favor vengan ya. —Y colgó.

Sabía que su llamada sería rastreada por lo que arrojó el teléfono desechable a la carretera, con todos los autos que pasaban acabarían destruyéndolo hasta hacerlo minúsculos pedazos sin sentido.

Habiendo realizado la llamada, condujo hasta su verdadera casa donde el silencio le recibió, sin embargo y aunque estaba solo no se sentía del todo mal ya que le gustaba celebrar sus triunfos sin tener acompañantes por lo que se dio el lujo de tomar una burbujeante ducha al estar sumergido en la bañera mientras sus dedos sostenían firmemente una copa del mejor vino.

Sonrió relajado al sentir que su trabajo estaba completo por ahora, solo restaba ver en las noticias el cruel acontecimiento de un hombre corrupto que había sido asesinado por el ex gobernador. Y disfrutaría de ello.

—... Y entonces me la pasé entrenando toda la semana. —Mobei carcajeó abrazando con la mano su botella de cerveza.

Binghe le secundó, ambos habían hecho las paces, dando cada uno mínimos detalles del porqué de sus acciones, ya que Luo no expondría a su novio al revelar que por él todos los tiros habían fallado, así como tampoco Mobei Jun habló de su nueva misión, en su lugar hablaron de cosas menos importantes sin llegar a profundizar el tema.

—¿Y mejoraste?

—¡Tuve ocho fallos de diez! Gran avance ¿no? —Expresó orgulloso.

—Muy buen avance.

—¿Cómo va tu baja?

—Me la darán el veinte de agosto, será oficial así que espero estés con tu mejor traje ya que oficialmente te cederé mi lugar —Binghe suspiró largo pensando en su futuro, sonrió y bebió animoso la botella de cerveza—, oficialmente seré un civil.

—¿Qingqiu acudirá?

—¡Por supuesto que irá! —Luo Binghe sonrió imaginando a su novio en la ceremonia privada donde sería despedido como el mejor sargento tirador.

—¿Cómo vas con él?

—Excelente, al final de mi baja estoy decidido a seguir formalizando mi relación, sin duda alguna sé que él es mi complemento, aquello que tanto he necesitado. —Sonrió relajado.

Los amigos hablaron de otros temas, para cuando sentían que comenzaban a relajarse de más, decidieron pausar su borrachera para cenar algo y dado que Mobei Jun vivía en la costa de la ciudad en un pequeño departamento de Puwan, no hubo problema alguno en salir a caminar para buscar algún local de deliciosa comida caliente que les estabilizara su lado sobrio.

Encontraron un buen lugar unas cuadras lejanas del departamento, tomaron asiento y ordenaron lo mejor para saciar el hambre producida por el alcohol, así como también ordenaron un par de bebidas carbonatadas para endulzar su paladar; mientras comían las televisiones en el establecimiento mostraron la imagen de una reportera al pie de lo que parecía ser una fábrica abandonada y que ella aclaró era un rastro abandonado.

—¡Y lo que resultó como una fuga de amor, resultó en una mortal mentira ya que lamentablemente, el cuerpo encontrado aquí es del director de la SEMEFO Woo Huameng!

Habló frente a la cámara, misma que enfocaba el fondo asegurado por policías y agentes criminalistas, cubriendo y recolectando toda muestra posible del crimen.

—Se desconocen las causas del homicidio, el director Woo era aparentemente un hombre entregado a su labor y no tenía relación alguna con un bando criminal o eso desconocemos, las interrogantes ahora son ¿por qué? y sobretodo ¿quién fue la persona que le privó de la vida? ¡Esperamos que la autopsia y alguna evidencia encontrada nos dé el indicio del homicida!

Binghe observó el televisor, su adormecida mente no le hizo pensar en nada ya que volvió la vista a su plato de jugosa carne condimentada, siguió charlando con Mobei y volvieron a casa para seguir embriagándose sin preguntarse ni levantar sospecha alguna de nadie.

Al día siguiente, los amigos se encontraban desayunando una pizza junto a varias sodas para animar a su cuerpo resacoso, ambos yacían desparramados sobre el sofá del más joven mientras veían televisión, masticaban por inercia ya que su cerebro yacía dormido a causa de la deshidratación causada por el alcohol.

La mirada perdida de Binghe se vio lentamente vivaz cuando el programa matutino familiar se pausó para dar paso a un corte informativo de la cadena televisiva, la conductora del noticiero esbozó una sonrisa luciendo a su lado una imagen del difundo director Woo con un listón negro.

—Anoche fue hallado sin vida al director de la SEMEFO Woo Huameng y a primera hora de esta mañana las evidencias encontradas han hallado al presunto culpable, todo apunta a que el homicida es el ex gobernador Lao Gongzhu. —Entrelazó sus dedos y negó— Expresamos nuestro profundo pésame para el director y mientras el caso se resuelve, se busca mantener en prisión preventiva al ex gobernador quien apenas hace dos días dejó la gubernatura oficialmente. ¡Lamentable este hecho!

Luo Binghe dejó caer la rebanada de pizza a la caja, el ex gobernador estaba implicado en un crimen bastante grave y lo peor es que recordó las cortas discusiones que había tenido con Qingqiu sobre él y el director.

A su mente llegó el recuerdo de la frase explicita, aquella que expresaba su descontento al someter al novio del entonces candidato a gobernador en manos del director de la SEMEFO, así como también llegó el tono cargado de justicia de su novio.

—No. —Musitó masajeando sus sienes puesto que el recuerdo de la defensa y postura de Qingqiu aquel día después de haberse descubierto sus identidades, ahora encajaba en el crimen cometido.

—¿Pasa algo? —Mobei siguió masticando con calma.

—Debo irme. —Se levantó tan rápido como pudo, se colocó el calzado deportivo y abandonó el departamento dando un portazo de despedida.

Mobei Jun arqueó ambas cejas antes de retomar su desayuno de las once de la mañana, cambió de canal y se perdió en sus propios y casi nulos pensamientos debido a su resaca adormecedora.

Mientras el futuro sargento dormitaba para recuperarse de una borrachera, un muy furioso Binghe caminaba en dirección hacia su camioneta, sacó el móvil y marcó a su novio recibiendo a cambio el buzón ya que no contestaba y eso solo le frustró más.

Arrancó la camioneta rumbo a su casa, lugar donde interceptaría al pelinegro y le cuestionaría sobre sus acciones porque para Binghe no había duda alguna de que la muerte de Huameng había ocurrido a manos de Qingqiu todo para liberar a Shang Qinghua de las amenazas bajo las que vivía en su trabajo.

Con aquel acto, estaba bastante seguro de que Lao Gongzhu iría a la cárcel y sucediendo aquello Yue Qingyuan podría abrir el caso de la esposa muerta del ex gobernador, revelando así toda la verdad y por supuesto aquello solo haría que los medios informativos se volvieran cazadores al hilar lentamente a cada funcionario a cargo evidenciando lo corruptos que llegaban a ser y aunque a Binghe no le interesaba del todo aquello, su molestia fue más contra su novio por el simple hecho de que le frustró su misión y ahora si Yue Qingyuan moría como lo acordó con Gongzhu, solo haría del ex gobernador un implicado directo en el caso de un homicidio a distancia.

—¡Mierda! —Golpeó el volante con coraje.

Volvió a sacar su móvil y marcó de nuevo a su novio, esta vez contestó al tercer tono.

—¿Hola?

—¿Dónde estás? —Ni siquiera disimuló su malhumor.

—En la agencia ¿por qué?

—Ven a la casa ahora. —Le habló como si de una orden de sargento a soldado raso se tratase.

—¿Pasa algo? —Shen Jiu cuestionó confundido.

—Ven y te explicaré que mierda pasa. —Y colgó.

El francotirador retomó la marcha para ir hacia el condominio, los nudillos blancos y la mandíbula tensa eran apenas y poca señal de lo que realmente ocurría en su interior; le tomó llegar cerca de media hora a su hogar, aparcó y azotó la puerta del vehículo, esperaría a su novio afuera por lo que se cruzó de brazos, bufó y se apoyó en el metal brilloso que cubría el carro.

Quince minutos después, el auto de su novio se aproximó a su hogar, Binghe se puso recto y avanzó lentamente mientras Qingqiu estacionaba el auto; el desconcierto en su rostro fue notorio ya que cuando bajó intentó acercarse al alto más este en lugar de recibirlo con una sonrisa solo le dedicó la más cruel de sus miradas.

—¿Por qué lo hiciste?

—¿Hacer qué? —Preguntó totalmente perplejo por la actitud ajena.

—¡No finjas que no sabes nada! —Alzó la voz causando que su novio tuviese un rápido encogimiento. Acto seguido lo tomó del brazo izquierdo y lo llevó hacia su casa donde tras abrir la puerta, lo empujó al interior con rudeza ya que no deseaba montar una escena que los vecinos pudiesen apreciar con horror.

Shen Jiu soltó un quejido, se soltó de la mano fuerte y frunció el ceño, desconcertado y dolorido, se alejó lentamente de su novio quien le miraba con odio.

—¿Por qué mierda tuviste que estropear mi misión? —Gritó tan alto y alterado que causó que el agente se estremeciera y diese un par de pasos hacia atrás.

—¿De qué me hablas?

Luo Binghe bufó, pasó veloz a su lado para hacerse camino directo hacia la sala donde tomó el control remoto, encendió el televisor y colocó el canal de noticias donde actualmente hacían seguimiento del homicidio de Woo Huameng; volvió sobre sus pasos y sujetó de nuevo el brazo delgado con tanta fuerza que Shen Jiu sintió que se lo podía fracturar.

—¡Me lastimas! —Intentó zafarse más fue imposible.

Intentó en golpearlo para defenderse más no logró cometer tal acto ya que Binghe lo sujetó del rostro para forzarlo a ver el televisor.

—¡Fuiste tú quien mató a Huameng y ahora Lao Gongzhu está a un paso de ser un preso!

Shen Jiu manoteó, soltó un codazo al pecho fornido para alejarse de él, Binghe observó la brusquedad de sus propios movimientos y se separó al darse cuenta de que su furia llegaba a cegarlo.

—¡Sí! —Gritó enérgico el espía— ¡Yo fui quien lo mató porque quería asegurarme de que Gongzhu estuviese preso y fuese expuesto como lo que es, un maldito criminal!

—¡Te has metido con mi trabajo, Qingqiu! —Bramó furioso.

—¡Solo te salvé de que no te implicaran en el asesinato de Qingyuan! —Tensó los puños.

—¿Cómo es que puedes pensar eso? ¡Has estropeado mi vida! ¡Sabías lo importante que era para mí el conseguir esa medalla de honor! —Acusó al señalarlo.

Shen Jiu abrió los ojos en demasía, pronto boqueó y negó asombrado de lo que había escuchado.

—¿Te importa tanto una maldita medalla?

—¡Luché años por ella!

—¡Es una medalla ganada con sangre, Binghe! —Vociferó furioso e indignado— ¡¿Por qué te has de sentir orgulloso por tener una medalla que está llena de sangre posiblemente inocente?!

—¿Qué sabes tú? —Frunció el ceño mientras le atacaba al mirarlo con desprecio— ¿Qué sabe un simple espía que no tiene nada? ¿Qué sabe alguien que finge tener varios nombres y se quedó sin personalidad?

La mirada de Shen Jiu pasó del asombro, al coraje y finalmente decepción, Luo Binghe pareció no notar aquello ya que mantenía el sentimiento de odio cargado en sus ojos y por supuesto en su postura rígida.

—Este espía sin nada solo quiere vivir su vida sin problemas, este hombre sin personalidad tuvo que renunciar a su verdadera identidad y nombre como dices tú para sobrevivir y trabajar sin problema —se señaló al colocar su índice en el centro del pecho al reprochar las cuestiones hechas. Pronto atacó destilando tan solo un poco de su veneno. Solo poco—, ¿qué certeza tienes tú de que Gongzhu no te señalara a ti como el real homicida? ¡Eres el tirador más estúpido que pude haber conocido!

—¡Retira tus palabras Shen Jiu! —La amenaza nació seria y cargada de furia.

—¿Sabes que Gongzhu fácilmente puede salir de la cárcel si Qingyuan muere? —sonrió con suficiencia aunque internamente comenzaba a sentirse mal emocionalmente— ¿Qué clase de francotirador experto utiliza el mismo calibre para tres asesinatos en diferentes fechas? —Se mofó de aquella información que había leído y por supuesto almacenado en su memoria, aquello que fue lo que le hizo escalar hasta llegar a Binghe.

Y ahora. Con aquella verdad revelada, el sargento no hizo más que fruncir el ceño totalmente molesto con Shen Jiu y por supuesto con él mismo por haber empleado las mismas balas.

—¿Sigues deseando tu medalla de honor ganada con tu última misión? ¿Serás capaz de asesinar al hombre que solo pide justicia y que le dará un descanso merecido a una mujer inocente que no tenía la culpa de que su marido fuese un imbécil corrupto? —Le atacó severo.

—¡Es mi medalla y yo decido como ganármela! ¡Interferiste en mi misión y eso no te lo perdono! ¡Voy a acabar con Yue Qingyuan así Gongzhu siga en la cárcel!

Shen Jiu sonrió con lástima, sus ojos se llenaron de lágrimas y negó lentamente.

—¡Tú lo has escogido y ahora ante mí solo serás un asesino!

—Quizá lo sea, pero al menos no fui yo quien se manchó las manos con su propia sangre. —Atacó verdaderamente molesto.

El pelinegro se cubrió la boca e inevitablemente derramó las lágrimas contenidas al oír aquello. Él le había expuesto sus penas ¿y así lo atacaba? ¿Así se desquitaba?

Binghe tarde se dio cuenta de sus palabras, observó al espía y parpadeó percatándose del muy bajo golpe que le había dado a la persona que amaba.

—Qingqiu...

—Shen Jiu para ti —se alejó lentamente, su voz quebrada se fue modulando porque pese a sentirse roto, no permitiría que Binghe le siguiera ofendiendo con algo que era demasiado íntimo. Alzó la mano y lo acusó con el índice—: cumple tu maldita misión, haz lo que quieras, no volverás a verme en tu miserable vida.

Inhaló hondo alejándose lentamente al ver que el alto se acercaba intentando pedir perdón.

—Podrás ser el mejor francotirador pero te falta algo muy importante... te falta inteligencia y valor para desprenderte de tu verdadera identidad porque mientras tú apenas sabías sobre mí yo ya te había investigado por completo.

—Shen Jiu... —Musitó su nombre esperando persuadir al pelinegro, rogando un perdón con la mirada.

—Si quisiera, podría acabar contigo, tengo el poder de hacerte pedazos y ser yo mismo quien entregue el arma y la munición que utilizaste, si así lo deseo puedo acusarte incluso por ser el francotirador que contrató Gongzhu para acabar con Qingyuan —sonrió aunque sus ojos siguieran derramando lágrimas dolorosas—, ¿y sabes algo? ¡No me importarías!

—¡Shen Jiu lo siento! ¡No pensé y solo solté dolorosas palabras!

El nombrado se desprendió del anillo, lo alzó a la altura de la vista de Binghe y después con calma lo colocó sobre la pequeña mesa de la sala, avanzó hacia el arco de la entrada que conectaba el corredor principal y sacó el móvil que utilizaba con el francotirador para también colocarlo ahora sobre el suelo.

—También puedo destrozarte verbalmente pero ¿sabes? a diferencia de lo que todos e incluso tú piensan de mí, yo si soy empático y no lastimo a los que amo —se burló de sí mismo al fingirse pensativo—, es cierto, no amo a nadie porque a quienes amaba, los maté. Creo que es hora de ir por mi medalla de honor.

—¡Por favor no!

El alto se acercó veloz al más bajo, Shen Jiu tiró la mano hacia atrás y sacó una pistola, misma que accionó y disparó directamente sobre el muslo ajeno quien soltó un gruñido y cayó al suelo.

—Te dije que no confiaras en mí. —Observó desde el suelo como Binghe se sujetaba la pierna con ambas manos, quiso actuar como el agente burlón y descarado, más solo logró verse como alguien indiferente— Estamos a mano señor Luo, usted me lastimó con mis recuerdos, yo lo lastimé al dejarle un recuerdo mío.

—Shen Jiu... —Se movió arrastrando su pierna intentando seguir a su novio.

—Llama a emergencias, no te morirás por si te preocupa eso, solo te he rozado y desgarrado apenas el músculo.

La voz sonaba fría e indiferente sin embargo y cuando se giró para abandonar el hogar ajeno, derramó más lágrimas y se armó de valor para no voltear a ver al hombre que amaba, estaba herido, demasiado; Binghe había pasado el límite al burlarse de la muerte de sus padres y eso no lo permitiría.

Cerró la puerta y corrió a su casa para guardar todo, cumpliría su palabra y desaparecería de la vida de Luo Binghe, tenía ahora una nueva misión.

Proteger al presidente en el día exacto y sería él mismo quien conduciría a Binghe a su propia trampa para evitar el cruel suceso, eran de nuevo enemigos solo que esta vez para Shen Jiu aquello ya no era un juego, era una declaración de guerra.





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