Apología
Shen Jiu fijó la vista hacia el frente, su cabeza dolía a consecuencia de no tener un correcto descanso, apenas pensaba en comida y lo que coronaba el asunto era que aún le faltaba concluir con varios objetivos para finalizar su misión.
A pocos metros de él se encontraba Yue Qingyuan y Shang Qinghua, después de lo sucedido con Tianlang Jun la ceremonia de compromiso había quedado en el olvido lo que conllevó a una simple pero intima cena para la pareja.
Se giró sobre sus talones y se alejó de aquella escena para darle privacidad al dúo, su pensamiento seguía activo, en ningún momento se permitió un descanso, tenía el tiempo encima y requería de perfección para que todo saliera bien.
Tomó asiento en frente a su escritorio, comenzaría a organizar todo para recoger sus pertenencias, su tiempo con Qingyuan se acababa y aunque le alegraba, una parte de él se había anclado a su misión de protegerlo, leyó sus reportes escritos y se permitió sonreír al pensar que había fingido muy bien el ser un secretario.
Eliminó las copias que tenían como destino Tianlang Jun, cambió palabas de algunos otros documentos y también comenzó la agenda póstuma a la toma de la gubernatura, dejaría en orden todo para el nuevo personal que asumiría su puesto.
Cuando su horario concluyó, se despidió solo de los guardias de seguridad ya que no quería importunar la felicidad ajena, se marchó hacia el edificio de marketing, aquel donde le esperaba Binghe para llevarlo a cenar, aunque su apetito fuese realmente nulo.
—¿Estás bien, amor? —Binghe le observó mientras acariciaba sus manos.
—Sí, contigo estoy bien, me olvido de todo y me siento lleno de vida. —Sinceró librando una mano de la prisión ajena para acariciar con suavidad el pómulo izquierdo.
Luo Binghe decidió no cuestionar más, ambos habían acordado no hablar ni mezclar más sus trabajos, así que se dedicaron a charlar sobre temas tan triviales como la historia griega, las leyendas de sus respectivos países e incluso sus costumbres.
La cena fue coronada cuando al llegar a casa Shen Jiu decidió pasar la noche en el hogar de su novio, dejándose envolver en los brazos fuertes, derritiéndose entre jadeos y caricias de amor, palabras de aliento y besos que sabían a un futuro pleno.
Aunque realmente nada duraba y por segunda ocasión se volverían a separar, sin haberse dicho cuanto se amaban verbalmente porque para Shen Jiu no había mejor castigo que sentirse solo después de haberse acostumbrado a estar abrazado y protegido.
La mañana del viernes era en apariencia tranquila, fresca y llena de sol; en uno de los tantos cuartos forenses se encontraba Shang Qinghua con su mejor amigo trabajando en una autopsia, el silencio tenso se veía reflejado a causa del compromiso del mayor de los dos ya que el amigo seguía dudoso y aun negativo para con Qingyuan.
—¿Te das cuenta a lo que te expones? —Masculló el amigo intimo mientras cosía el cuerpo sin vida.
—Lo supe desde el inicio.
—¿Entonces? ¿Por qué no solo te alejas de él si ya sabes el peligro que corres?
—Porque lo amo, sabes muy bien que no dejé de hacerlo y espero que realmente dejes de insistir en el tema. —Shang Qinghua no separó su vista de la tabla de información rellenada.
—Te quiero Shang, no deseo que te pase nada malo. —Sinceró.
—Nada me pasará, pronto todo este problema pasará al olvido —suspiró dejando ir un poco de frustración, desvió la mirada hacia su amigo y frunció el ceño— ¿Sabes? Cuando fui a ver la semana pasada a mi hermano me dijo algo extraño y que a la fecha me sigue haciendo cuestionar todo.
—¿Qué cosa? —Siguió pasando la aguja entre la carne tiesa para cerrar el pecho.
—Me dijo que Xiao Jiu trabajaba para él y que fue el causante de que yo estuviera de nuevo con Yue —ladeó el rostro dubitativo— también me dijo que ese no era su nombre verdadero y que no vivía en donde yo supongo lo hace.
—¿Qué él los unió? —El acompañante cortó el hilo finalizando el trabajo.
—Lo sé, es algo que aún no me explico, me refiero a que Tianlang Jun me dio a entender que Xiao Jiu nos unió por algo y que al trabajar con mi hermano obviamente sabía toda la información de Yue sin embargo nunca hubo plagio, a Tianlang le dispararon antes de hacer su campaña por lo que los discursos de Yue eran auténticos y nadie los repitió, estoy muy confundido porque Xiao Jiu actúa tan misterioso.
—¿Cómo de misterioso?
Ambos envolvieron el cuerpo en la bolsa hermética, depositaron la ropa del cadáver sobre las piernas del difunto y llamaron a los familiares para que contactaran con el servicio funerario, de esta forma una carroza acudiría para levantar el cuerpo.
Al concluir su labor, caminaron hacia el cuarto de reportes donde introdujeron la información recolectada para hacer el acta de defunción.
—Xiao Jiu es... —habló después de unos minutos de silencio— como un fantasma, no lo ves claramente pero cuando logra hacerse presente te da miedo, su mirada es demasiado profunda y fría, no me ha hecho nada pero siento que no es lo que Yue cree en relación a su pasividad laboral.
—¿Y qué piensas hacer para sacarte de la duda?
—Mi hermano me sugirió seguirlo ¿crees que sea correcto? —Preguntó temeroso— ¿Y si no es lo que parece? ¡Él me está ayudando junto a Yue a no correr riesgo!
—Es un tanto contradictorio ¿no? —el menor se sentó a lado de su compañero revisando el informe redactado— Tianlang Jun dice que trabajaba para él pero con ustedes incluso arriesgó su vida, por lo que me contaste el arriesgarse a morir por ustedes dice mucho de que así sea alguien de mirada fría, en verdad está comprometido con su bienestar.
—Lo sé, por eso tengo dudas —tecleó rápidamente copiando cada detalle de su tablilla de información—, ¿será correcto seguirlo e investigar en el lugar donde me dijo Tianlang Jun? ¿Y si todo es mentira y solo caí en la broma de mi hermano?
—Podrías comprobarlo —se encogió de hombros con suavidad—, las votaciones son en dos días, ya no correrás tanto peligro si Yue gana, además de que así saldrás de dudas que te has planteado.
—Tienes razón —Shang esbozó una sonrisa—, quizá tanto pienso y resulta ser lo contrario.
Al acabar el reporte, lo imprimió y archivó en una carpeta amarilla, misma que estaba destinada a los casos cerrados por muertes accidentales. Le tocaba a su compañero el hacer entrega de la copia del reporte a las autoridades correspondientes por lo que se despidió de él para reencontrarse en la comida.
Shang Qinghua abandonó la sala de autopsias a pasos calmos, su vista yacía concentrada en su celular ya que iba texteando a Yue respecto a su día productivo y aparentemente tranquilo al no tener cerca al director Woo.
Entre sus pasos, su distracción y sus pensamientos sobre las cercanas votaciones, no notó cuando chocó de hombros con otro doctor o más bien, doctora.
—Lo siento —se disculpó bajando la cabeza, su mirada se movió solo un poco para mirar las manos ajenas—, lo siento de verdad.
—Descuide doctor. —Una voz femenina le recibió con suavidad, aceptando sus disculpas sin detenerse en ningún momento.
Shang Qinghua siguió con la vista las manos, pudiendo apreciar como en el dedo anular izquierdo se hacía notar un anillo de plata en forma de corazón, frunció el ceño extrañado por ver otro anillo similar; alzó la vista y vio el cuerpo delgado de la mujer, la bata médica cubría parte de su vestimenta apenas pudo notar los pantalones acampanados color negro seguido de unos zapatos cerrados de tacón medio.
Al mirar hacia arriba, notó la cabellera negra y de corte medio puesto que las puntas rozaban sus hombros, al parecer era la nueva moda en cabello ya que había visto a varias chicas así; no alcanzó a ver su rostro por lo que le restó importancia a la doctora y siguió su camino directo hacia su oficina, hablar con Yue era más importante que husmear en personas que eran ajenas a él.
El contoneo en sus caderas era natural y casi no requería esfuerzo, había sido fácil falsificar una credencial para ingresar al centro médico forense, basándose en la de Shang Qinghua logró obtener una copia digna de ser médico.
Figuraba como Song Gucheng, el pantalón acampanado, las botas medias, la blusa holgada y brillante le daban un toque retro, la peluca corta y con fleco al frente solo acentuaba mejor que su estilo estaba inspirado en la moda estadounidense de los setenta; los lentes de armazón alargado le hacían lucir una mirada seductora, incluso se había colocado cinta para crear el doble parpado y había hecho uso de un maquillaje brillante pero decente.
La bata de médico era solo un plus, en esta aseguró mediante un broche su credencial para introducirse fácilmente en el edificio.
A pasos calmos se fue abriendo paso buscando la oficina de Woo, iba tan concentrado que fue inevitable el choque de hombros que tuvo con un desconocido que había doblado en la esquina saliendo repentinamente.
Fingir la voz no fue difícil, no le prestó atención a la persona ya que no se detuvo en ningún momento, solo siguió caminando hasta llegar a la oficina madre, donde existía un hombre que en público mostraba una cara y con su personal otra.
Entre pasillos y escaleras, llegó hasta la oficina, no había nadie a su alrededor, ni tampoco había cámaras externas por lo que la ventaja fue demasiada, así que abrió la puerta y se internó despacio para finalmente encontrarse con el director.
—¡Hola Woo Huameng! —Sonrió con toques coquetos.
—¿Disculpe? ¿Quién es usted? —El delgado director frunció el ceño de inmediato.
Shen Jiu puso seguro a la puerta de inmediato, al instante sacó una pistola y apuntó directo al hombre de mediana edad, el cual boqueó sorprendido, incluso el color de su tez se fue notando pálida a cada segundo causando que el agente secreto mantuviera la sonrisa de arrogancia.
—Pon tus preciosas manos sobre el escritorio, pega las palmas y no te muevas o me veré en la penosa necesidad de dispararte —mantuvo el tono femenino en todo momento, avanzó un par de pasos hasta quedar frente a él—, vas a cooperar por las buenas o tus amados nietos pagarán por las malas; ¿entendido?
Huameng palideció aún más ante la mención de sus nietos ¿quién era aquella mujer que se atrevía a amenazarlo con algo tan valioso como lo era su familia? Detalló en su rostro, blanco como la nieve, el maquillaje brillante y la sonrisa arrogante, sus ojos se posaron sobre los verdes cargados de autoridad.
—¿Quién eres?
—¿No sabes leer? —Señaló su gafete— doctora Song Wucheng pero para ti, doctora pesadillas —soltó una baja risa— me han dicho que eres un niño malo y a los niños malos se les dan nalgadas para reprenderlos.
—¿Qué? —El hombre echó la espalda hacia atrás sin comprender que sucedía.
—Levántate —la sonrisa desapareció lentamente ante la orden—, coloca las manos al frente, no se te ocurra hacer una estupidez porque contrario a lo que piensas no te daré una muerte rápida. —Amenazó sacando del bolsillo de su bata dos tiras blancas, aquellas que eran colocadas a los presos en las cárceles de alta seguridad. Acto seguido sujetó las muñecas contrarias y las unió con fuerza— ¿Damos un paseo?
—¿No sabes quién soy yo? ¡Te puedes morir por meterte conmigo! —Amenazó intentando infundir miedo.
—Sé perfectamente quien eres y por eso vida mía es que tengo que hacerme cargo de imbéciles como tú —su voz tenía matices coquetos haciendo que el hombre se sintiera burlado—, lástima que aún no sea invierno, deseaba tomar clases de natación contigo en algún lago —suspiró fingidamente derrotado— pero bueno, encontré un lugar mejor, así que te diré el plan.
—Gritaré cuando salgamos de aquí.
Inmediatamente Shen Jiu sacó una minúscula pistola la cual dirigió al cuello apenas arrugado, disparó causando que el hombre soltara un grito de terror que apenas fue audible a las afueras de la oficina; el agente sonrió triunfante y retiró el arma.
—Te acabo de inyectar diaffenbachia cariño, una minúscula capsula que se derretirá gracias a la acción de tus valiosas cuerdas vocales se derretirá y ¿sabes que pasará? —al ver que el hombre negaba lento—, te asfixiará lentamente, te causará taquicardia y ¿qué crees? que tendré que ahorrarme el antídoto gracias a que tu propia idiotez te llevará a la muerte.
—¿Qué? —Musitó tan bajo que Shen Jiu casi carcajea.
—Así es cariño, no hables —posó su dedo sobre los labios resecos dedicándoles una caricia—, si lo haces solo ayudarás a la capsula a derretirse, entre más te comportes mejor te irá; ¿entendido? —el hombre asintió verdaderamente asustado—, iremos a dar un paseo, me darás lo que quiero, te daré el antídoto y te dejaré ir. ¿De acuerdo?
Huameng no tuvo que replicar nada, podía sentir claramente la minúscula capsula clavada en su laringe cuando pasaba saliva, así que totalmente temeroso y sumiso, se dejó guiar por la mujer de apariencia seductora; sus manos unidas impedían que pudiese hacer algo y aunque lo quisiera hacer, tenía miedo de morir y sobre todo de que le hicieran daño a sus nietos.
Shen Jiu entrelazó su brazo con el izquierdo ajeno, salieron de la oficina como un par de enamorados, después de todo el director había enviudado hace años por lo que todos esperaban que encontrase la felicidad; aquella fue la coartada perfecta para hacerse pasar como pareja del hombre para hacer del secuestro algo más fácil.
Abandonaron el lugar a pasos calmos, haber ido en horas de comida había sido benéfico puesto que no había casi nadie por el lugar, se despidieron fingiendo una sonrisa del guardia de seguridad y caminaron hacia el auto del director, en el camino Shen Jiu le quitó las llaves para abrir la puerta e introducir al hombre en la parte trasera.
—Acuéstate en el asiento —ordenó mortalmente frío haciendo que el hombre sintiera escalofríos—, si se te ocurre intentar escapar en el lugar entonces no dudaré en torturar a la pequeña A'Qiu o al hermoso Xie'er, no deseamos eso ¿verdad? —Sonrió con suficiencia.
—No. —Obedeció sumisamente.
Al estar acostado en el asiento, Shen Jiu sacó una minúscula inyección que clavó en el brazo derecho del hombre, recibiendo apenas un gemido antes de ver como este cerraba los ojos casi al instante.
Guardó la evidencia en la bata y fijándose en que nadie le siguiera, subió al auto y arrancó directo hacia los límites de Jieshu donde podría charlar amenamente con el hombre sin complicaciones ni tiempo limitado, la valiosa información sería entregada a los medios de comunicación para no darle tiempo a la policía de investigar con discreción por lo que con ello liberaría a Shang Qinghua de tener que lidiar con un idiota como lo era Woo Huameng.
—Dulces sueños mi pequeño forense que la siguiente autopsia será la tuya. —Miró hacia el cuerpo durmiente antes de abandonar las vías urbanas para tomar la carretera rural, aquella que pese a ser un poco más larga, era más segura para no ser descubierto en el acto.
La defensa contra la justicia había comenzado, se libraría del mal y dejaría en libertad a la pareja, olvidándose de algo muy importante; un sargento tirador que por mucho amor que le tuviese no le perdonaría el haber frustrado su misión y eso pronto lo comprobaría.
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