Capítulo 7

Estuvimos encerrados un par de minutos, hasta que un joven llegó y nos obligó a ir hasta el último piso, entramos por la puerta y todos se nos quedaron viendo.

  — Él nos podrá servir, es veloz. —Dijo un joven de pelo negro, de ojos azules. — Ella, la podemos usar para divertirnos...

— ¡No la toques!

Dije aquello mientras lo empujaba, él cayó al piso todos se quedaron viéndolo, esperando indicaciones de él joven.

Él se paró demasiado orgulloso.

  — Muy bien, creo que nos servirás para muchas cosas más, además tranquilo no le haré nada a la pequeña.

Brenda se tensó, pero en ningún momento mostró debilidad o miedo.

  — Mi nombre es Erick. — Hizo una pausa y caminó unos metros lejos de nosotros. — Nosotros somos mercenares, ya saben lo que significa eso... Lo que estamos haciendo es recolectar a personas para ser mucho más fuertes. En pocas palabras se unen a nosotros o mueren.

  —Me uniré, pero dejen que ella se vaya.

  — ¿Por qué haríamos eso?

Di una paso adelante.

— Porque yo lo digo.

Erick sonrió complacido.

— Vaya, vaya, tienes agallas, eso me gusta... Sólo por eso la dejaremos ir.

— Vígilenlos... Dejen que ella se vaya.

Todos comenzaron a dispersarse, abracé a Brenda y bajamos hasta el Lobby, un sujeto se nos quedaba viendo, la abracé y le susurre al oído.

  — Váyanse de aquí, encuentren la sexta zona...

 — No, no nos iremos sin ti... 

  — No hay tiempo, encuentra a Lia y váyanse, no es seguro. Les juro que tratará de escapar, pero ahora esta su seguridad... Por favor.

Escuché como Brenda lloraba, se separó de mí y asintió, después corrió fuera del edificio.

  — Nuevo, Erick te quiere ver, esta en el piso 8.

Él y yo nos subimos al elevador, en el elevador había muchos espejos, me veía en todas partes, este se detuvo en seco y se abrieron las puertas, dejando ver un pasillo sombrío y vacío.

Él me aventó fuera y las puertas del elevador se cerraron dejándome solo en aquel lúgubre lugar.

Respire hondo y caminé por todo el pasillo, este daba vuelta a la derecha así que seguí el caminó, al final del pasillo estaba un pequeño despacho. 

Erick estaba sentado en la silla con los pies recargado en el escritorio y un cuchillo en la mano.

  — Brenda ya se fue, ahora dime que tengo que hacer para ganarme mi libertad, yo no quiero ser un mercenar.

— Que bien, además nadie quiere serlo, hacemos cosas malas, robamos, matamos, pero todo es por sobrevivir.

— ¿Sobrevivir? y por eso matan a personas inocentes... Creo que tanto tiempo con esto del virus ha hecho que olviden su humanidad.

— En eso tienes razón, perdí mi humanidad hace mucho tiempo, cuando vi como mataban a toda mi familia, cuando vi como mataban o morían mis amigos, a mi novia, he perdido a todos los que amó, he perdido todo lo que hacía que fuera humano, ¿Aún no te has dado cuenta?, él mundo perdió su humanidad desde hace mucho.... Las guerras, las matanzas, los asaltos, los secuestros... Hace mucho el mundo había perdido su humanidad, poco a poco la iba perdiendo... Antes no había una razón justa para hacerlo, ahora la hay. Sobrevivir. Es lo que todos estamos buscando, como tú tratando de llegar a la Sexta zona.

— ¿Tú que sabes de la sexta zona?

— No mucho, solo rumores, pero dicen que la entrada de dicha zona esta infestada de zombies, muy pocos logran llegar a ella. Es mejor no arriesgarse, es mejor quedarse aquí.

— No, lo mejor es moverse, si nos quedamos en un mismo lugar, podríamos morir.

Él me sonrió, se paró y se fue a una mesa que estaba en frente de él, agarro una botella y se sirvió el contenido en un vaso, dio pasos lentos y sigilosos hasta llegar al escritorio donde se recargó.

  — No sé si eres muy valiente o demasiado estúpido.

— Un poco de ambas... — Dije.

Él rodó los ojos.

— Pero, no vale la pena, arriesgarnos para poder ir a la zona segura, tal vez ahí podemos recuperar la humanidad.

— ¿Estas buscando una zona o un hogar?, lo lamento es que mas confundido.

— Ambas. — Dije. —Por eso te pido que me dejes ir, no quiero ser un mercenar, no quiero quedarme en este estúpido edificio, yo no soy de los que se quedan en un lugar dijo.

— No, eres valiente, veloz; digamos que ese tipo de cualidades no se encuentra con mucha frecuencia.

— Sabes, si no me dejas ir, haré lo que sea para escaparme... Así que tienes dos opciones o me dejas ir o mientras duermen, yo huiré.

— Déjame pensarlo... No.

— Ya tienes la camioneta, las armas, comida, medicamento, lo tienes todo, no me necesitas.

— Tendría que suceder un milagro para que te dejara ir.

 — ¿Alguien dijo milagro?

 Voltee atrás de mí y estaba Lia, apuntando con su metralladora a Erick.

— ¿Quién eres tú? — Dijo Erick.

— Soy su milagro, ahora nos dejarás ir, si no una docena de balas atravesarán tu cuerpo.

—Hagamos un trato, ¿En serio quieres que él se vaya contigo?, harás lo que yo diga: Tienes dos segundos para bajar el arma, antes de que alerte a mis hombres y los maten a los dos.

Ella lo miró desconfiada.

— Uno.

Ella bajó el arma. 

  — Muy bien, ahora si tanto lo quieres, él luchará por su libertad, literal.

— ¿De qué estas hablando?

— Él va  a luchar contra Luki, si Jason mata a Luki, será libre, pero si Luki lo mata...

— Jason, no.

— Acepto.

— En 10 minutos en el 2 piso.

Él se fue, mientras Lia se quedó confundida por lo que acaba de pasar.

— No vas a pelear con Luki. —Dijo.

— Vamos, alguien llamado Luki no deber ser tan intimidante.



  — Oh dios si es demasiado intimidante.

Estaba arriba del ring con Luki, él era un joven de unos 27 años, medía 2 metros y estaba muy musculoso, frente a él parecía un palillo.

  — Luki... Y si hacemos una tregua...

Él me dio un puñetazo y yo caí.

Me paré inmediatamente después del golpe que me había dado, al estar de pie, me dio una patada en el estómago, todos ahí gritaban, logré pararme con mucha dificultad. Esta vez no dejaría que me venciera, con mucha velocidad, le di un golpe en la cara, después en el estómago y por una última vez en el rostro, él cayó de inmediato. Después de unos segundos, él se paró sumamente enojado y corrió hacía mí, rápidamente agarré el cuchillo que nos había dado y se lo encaje en el corazón.

Todos se quedaron sorprendidos, hasta yo, evité mirarlos a los ojos, en algún lado leí que si matabas a alguien no lo vieras a los ojos o te perseguiría el resto de la vida.

Lia brincaba de emoción y le gritaba a todo el mundo que podía hacer lo que quisiera.

Erick se subió al ring.

  — Ves, te he dicho que eras más veloz... Muy bien te has ganado tu libertad, se pueden ir.

Me bajé del ring y abracé a Lia.

— ¡LO HICISTE!

— Jason. — Dijo Erick desde arriba. — Buena suerte con la sexta zona, ustedes lo lograrán, recuerda eres veloz y valiente.


  

 


 

 

 


 

 

 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top