Capítulo 1

Corrí lo más rápido que pude, iba viendo que no hubiera zombies cerca, los zombies por lo regular no atacaban de noche, siempre habían más por el día, seguí caminando, hasta que llegué a un vecindario, por lo regular siempre iba lejos de la ciudad, pero esta vez necesitaba descansar, necesitaba dormir para pensar con claridad lo que haría el día siguiente.

Me metí a una casa, lancé una moneda y ocasiono un ruido estruendoso, pero nadie salió, estaba limpio.

Regla Número 1: Los zombies aman el ruido, el más mínimo ruido los despierta.

Caminé por toda la casa, no había nadie, fui al sótano estaba solo.

Cerré puertas y ventanas, puse una cobija en el suelo y me dormí.



Me desperté por un ruido, inmediatamente saqué la escopeta y apunté hacía la puerta.

Vi como alguien trataba de abrir la puerta del otro lado, al final lo logró, entró una chica de cabello castaño, me apuntaba con un rifle.

— ¿Quién eres y qué haces en mi sótano?

— Tranquila, mi nombre es Jason estaba en la quinta zona cuando los zombies me atacaron, caminé y como era muy noche decidí entrar.

Ella bajo la pistola y me miró.

— ¿La quinta zona fue atacada?, ¿Hubo sobrevivientes?

— No, todos murieron.

— Rayos.

— ¿Qué pasa?

— Pasa que estuve buscando esa zona desde hace meses y ahora me dices que fui destruida, no sé cuanto podre sobrevivir.

Saqué de mi mochila un mapa que me había dado Mike, al recodar su final sentí como la piel se me ponía chinita.

— ¿Qué haces?

— Hay una sexta zona.

— Eso no puedo ser verdad, solo son rumores.

— No, un amigo de la quinta zona me ha dado este mapa donde se ubicaban todas las zonas seguras.

Extendí el mapa, viendo calles, ciudades y zonas.

— Aquí es la quinta zona. 

Dije señalándola, era en Orlando Florida. 

  — Y aquí es la sexta zona.

Ella se quedó viedo el mapa.

— Eso es en Carolina del Norte. Escucha, en la mañana me iré en busca de la sexta zona, si vienes conmigo no me molestaría.

  — Tendré que pensarlo, por ahora será mejor que vayamos a dormir, es tarde.

— Sí, oye ¿Cuál es tu nombre?

— Lia. — Ella solo se fue.



Desperté a las 9 de la mañana, empaqué mis cosas y subí al piso. Lia estaba con el pelo suelto, traía una blusa de tirantes y un pantalón negro, con unos tenis.

— Hola...

— Hola.

— Bueno, me tengo que ir.

— Espera, lo he pensado e iré contigo.

— Asombroso.

— Sólo espera, iré por cosas que no serán útiles, ven para que me ayudes.

Yo subí y su habitación estaba llena de armas, comida, medicina, agua y comida.

Ella en una mochila gigante, metió todo lo que pudo y entró todo.

—Espera abajo tengo que hacer algo... 

Asentí con la cabeza y bajé.

Después de unos minutos ella bajó.

  — Escucha, allá afuera haremos cualquier cosa por sobrevivir, si podemos nos salvaremos el trasero, a partir de ahora somos compañeros.

— De acuerdo, ¿lista para caminar?

— ¿Caminar?, iremos en mi jeep.

— ¿Es seguro?

— Claro, vamos.

Salimos a su cochera y estaba estacionado un jeep.

— Vamos.

Ella se subió y puso la maleta atrás.

Yo la imité y me subí en el coo-piloto. 

Abrió la cochera y avanzó, algunos zombies comenzaron a acercarse, ella aceleró hasta que nos alejamos de ese vecindario.

Íbamos por la ciudad viendo como todos los zombies avanzaban lentamente.

  — Oye tenemos que parar en una gasolinera, yo llenaré el tanque. —Dijo ella.

Ella se bajo del carro, se acercó a la gasolinera, comenzó a llenar el tanque.

Me quedé vigilando, nunca sabías cuando podía parecer un zombie.

  Regla número 2: Siempre estar atento. 

Ella terminó de llenar el tanque. 

— ¿Quieres ir al baño?, antes de seguir avanzando. —Dijo ella.

— No, estoy bien.

— Bien, iré por comida a la tienda, quédate en el carro.

— ¿No quieres que vaya contigo? — Pregunté.

— No cuida el carro de los mencenares.

Asentí con la cabeza.

Los mencenares eran los hombres y mujeres que se habían delincuentes, mataban a todos por cosas útiles, como comida, carros, gasolina.

Ellos daban más miedo que los zombies.

La humanidad se había perdido con el virus, ya nadie pensaba en los demás primero era salvar tu trasero, eso lo había aprendido a las malas; por eso siempre me gustaba estar solo, además que todas las personas que había amado había muerto, en este nuevo mundo no podías amar a nadie, porque el amor te hacía débil.

Vi como Lia venía con mucha comida y agua.

La hecho en la cajuela y continuamos.

El viaje había sido muy tranquilo, tratábamos de evitar las calles, íbamos solo por carretera, ya que por ahí no había muchos zombies.

— Entonces Jason, ¿Qué estabas haciendo cuando llegó el virus?

— Estaba en el centro con mi familia, íbamos de compras, cuando comenzaron a comerse los unos a los otros, mi padre me salvó, el me encerró en un casillero. Vi como se lo comían, vi como mi madre se comía a mi padre. No es algo lindo por recordar. Por eso siempre trato de recordar los buenos momentos que viví con ellos. Y ¿Tú?

— Yo. — Hizo una pausa. — Estabamos en nuestra casa, vimos en la tele sobre zombies, sobrevivimos 6 meses, pero salimos para buscar comida, fue cuando nos atraparon en medio de la calle, ahí se comieron a mi mamá, mi padre y mi hermana menor. En momentos como estos lo único que puedes hacer es pensar en como era antes, en estos momentos te enseñan a atesorar como era tu vida antes.

Yo asentí con la cabeza.

Sinceramente me hubiera gustado tener más tiempo con mis padres, yo los amo ellos sacrificaron su vida por mí y siempre los recordaré.

  — Oye tengo hambre, pásame comida. — Dijo.

Agarre la mochila y saqué un hot dog.

Ella lo agarró y comenzó a comer. 

  — ¿Cuánto falta? 

  — Si seguimos sin parar como en 3 horas.

Asentí con la cabeza.

Vi como alguien hacía señales hacía nosotros, Lia la pasó de largo.

— Oye detente, creo que ella necesita ayuda.

— No, tal vez es una trampa.

— Por favor. — Dije. 

Ella me miró, dio vuelta y volvimos con ella.

—¿Estas bien? — Dije. 

Ella comenzó a llorar, después sacó una pistola.

— Bájense del carro.

 Otro chico apuntaba a la cabeza de Lia. 

Ella agarro su mochila y se bajo.

Agarré mi mochila y la escopeta, después me baje.

  — Muchas gracias, tontos.

Ellos se subieron y nos dejaron ahí, solos en la carretera.


N/A

En multimedia Lia.

 


 

 

 


 

 




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