Cita

A pedido de Fireleila y Kimberlymse, y las demás que me han tenido paciencia les doy esta actualizacion, porque posiblemente mi cabeza explota para mis finales de examenes. Por lo que gracias a vosotras mis ganas de escribir empezaron a nacer de nuevo. Gracias. Espero que les guste este capítulo, y pues... Entiendan lo que es el "Shuisa" a fin de cuentas.

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El día al fin había llegado, todo estaba listo para el momento indicado, el bello durmiente tan solo estaba buscando una perfecta excusa para tenerla sin usar mucho esfuerzo ya que todo ello lo había gastado en organizarlo, de cierta manera quería que Isa lo disfrutase.

Justo esa noche había sido agotador para ella, por lo que estaba mas adormilada de lo acostumbrado, pero como sus subclases la cuidaban y cuidaban de la humana se había dedicado a cerrar un momento sus parpados y descansar.

Lo que mas a Isa le gustaba era dormirse como un ovillo de ropa en su forma gatuna, aquello de cierta forma le recordaba a su padre, lo extrañaba tanto.

Extraña verla a ella, ser una familia, estar en su hogar, aunque probablemente a estas alturas su madre ya no fuese así de joven y en el peor de los casos ninguno estuviese vivo. Aquello no lo quisiera era una daga punzante en ella, pero como había aprendido a tragarse y ocultar esos sentimientos tras una capa de somnoliencia, nadie parecía notarlo.

Su cumpleaños era aquel día, sin embargo como ningun vampiro y humana le agradaba lo suficiente no había compartido ese dato adicional sobre ella. Por ende, al fin se encontraba siendo una desconocida ante los ojos de los demás, poder pasar otro año de sueño sin festejar algo que solo lo hacía con sus padres, los únicos con quienes valía la pena demostrar mas felicidad de la que ya pudo demostrar alguna vez.

[...]

-oh~ Que delicioso aroma~

Raito había presenciado junto a Ayato como ella sola había llegado a ese lugar, donde solo le traía a ambos recuerdos de su madre, aquella detestable mujer.

Yui se encontraba desconcertada, había pensado que el poder ver a los Sakamaki en la infancia había sido un sueño pero parecía ser algo más. Se encontraba confundida estando en ese alcantarillado con ambos justo cuando esta viviendo sus recuerdos de la infancia.

-Que bueno que te encuentro.
-Vamos a divertirnos juntos, aquí-dice Raito con aquella mirada gatuna.

Yui traga saliva, entre estar mirando su dedo indice lastimado por aquella rosa blanca del recuerdo, y tener a Ayato tan cerca...

-Ciertamente tienes un aroma extraordinario. -admitió Ayato.-Me parece haberlo sentido antes.

Como acto reflejo, Yui intenta abrir la unica puerta visible pero se asusta ante la cercanía de Raito a ella, sin embargo, aquello no iba a suceder por mucho.

-¿Por que? -pregunta Yui.

-Obviamente porque es divertido -admite Raito deslizando su mano derecha al menton de la humana, agachándose levemente un poco mas hacia ella.

-Hazte a un lado -dice Ayato al verlo tan cerca de la humana, acercandose al cuello de la misma.

Sin embargo, una pelotita redonda y esponjosa había salido de entre sus hebras rubias, mas exactamente un puffle, subclase.

-¿Uh? ¿Que hacemos aquí Yui?

Evitando que siga con su cometido. La rubia platinada se alivia levemente al tener esa compañía, por lo que suplicante con aquellos ojos rosados casi rubíes, ayuda, por que salgan de este lugar. Aunque ambos pelirrojos chasquean la lengua al ver la molestia de ese ser entre sus planes en ese momento.

-Entiendo. La tenéis aquí en contra de su voluntad otra vez. ¿Para cuando váis a aprender a tener educación para servirse la comida? A mi ama no le gustará verlos así y aquí.

Ayato lo agarra entre manos y lo intenta arrojar lejos pero parece que se encuentra pegado a ella, gruñendo fastidiado.

Por lo que un descuido al sentir esa molestia de ser aplastado, la bolita rubia se desprende para ser arrojado abruptamente por una pared, mas nunca se escucha el golpe.

-Ciertamente, no me agrada.

-Nfu~ nfu~ ¿te unes a nuestra diversión neko-chan?

-No sóis de mi agrado para esa clase de actividades. Además este no es un lugar y momento para ello. Como Reiji-san se entere que ensuciaron la comida les irá mal.

Isa se encontraba demasiado agotada entre que sus pensamientos se habían mantenido recordando el pasado, no había podido dormir a sus anchas en las madrugadas y ahora casi ya eran las 10 de la mañana, era de esperarse que estos vampiritos desearan mantenerse en la oscuridad. Sin embargo la jaqueca que poseía ni con una broma como esta ni burla la apaciguaría.

-Tks... Ya dejanos disfrutar, es nuestro comida no tuya. No es de tu incumbencia. Ore-sama detesta que le interrumpan. -agarra a Yui de cuello, accediendo sin mas a morderla, sin embargo, se escucha otro crujido, y ese era el cuello del mismo.

-Interesante, no estáis hechos de piedra. Creí que los vampiros de sangre real serían indestructibles. -la peliceleste se encontraba con la mano bien firme deteniendo la acción en el cuello del pelirrojo-. Es aburrido cuando solo eres así. Raito, ¿sería mucho pedir que por un momento se fueran a un lugar mas limpio? -pregunta sin muchas ganas de moverse.

-Nfu~ Nfu~ ya no lo se... -alega divertido ahora acercandose al cuello de la peliceleste-,si no deseas que hagamos actividades con Bicht-chan, entonces porque no contigo. -la muerde sin esperar nada a cambio.

Una vez que el contacto de los colmillos con su piel se incrustran en Isa, la sangre brota pero hace que instantaneamente queme los labios del pelirrojo pervertido siseando.

Sin embargo, Ayato percibe ese aroma mas fuerte y delicioso provenir de la herida de Isa, quien se encuentra con los iris contraídos en dolor.

Por lo que por un momento se aleja de la humana, e intenta tambien probarla, no había tomado en cuenta lo dañino que había sido para Raito el consumirlo. Sin embargo, el aroma de la sangre de la peliceleste se extendió rapidamente hasta las fosas nasales de Shu. Quien ya se encontraba alejando a Isa de Ayato, agarrandola por la cintura.

-Tks... No necesito de tu ayuda.

Fue lo primero que hiza susurró en protesta, esa mordida quierase o no, le había dolido no era como las del rubio de ojos celestes. Por lo que ardía cual daño de un humano ante el raspón de una caida contra el piso de cemento.

-Ayato, mira lo que ha pasado con Raito y dime. ¿serías tan ldiota para ser masoquista como él? -ignora la queja de Isa, Shu le hace notar a su hermano lo que ocurre viendo una mueca.

Pero cuando intenta retroceder sobre sus pasos e ir por la humano, la cosa peluda desparece con Yui.

-Maldita sea. Vete al carajo Shu.

Se esfuma Ayato enfurecido por no poder consumir la sangre de la humana. Sin embargo, Raito, se encontraba quejandose.

-Es mejor... Q-que nunca bebas de su sangre, daña. No es... Comestible -se queja de dolor el pelirrojo pervertido.

Sin embargo, Shu solamente sonríe levemente, acercando su rostro al cuello lastimado, aunque arruga la nariz al olfatear en ella el aroma de Raito, por lo que desliza a un lado el cabello peliceleste y pasa levemente por aquella líquido azul con aroma a sangre, limpiandosela con cierta delicadeza, curando aquella herida hecha por él.

-¿Uhm? Está en perfectas condiciones. -admite Shu.

Raito gruñe estafado, mirando y advirtiendo con esa mirada enfadada y herido, que esta no se quedaría así, por lo que desaparece del lugar.

Justo cuando lo hace, el rubio escucha un último susurro de su amada peliceleste.

-Shu...

Y sin más la nota desvanecerse entre sus brazos. Transformándose en un gato al caer en un desmayo. Eso quería decir que Isa estaba débil.

Por lo que con cierta amargura, la llevó al punto donde todo este día debía acabar, sus hermanos habían arruinado un poco sus planes, ahora debía esperar por la recuperación de ella, para seguirlas. Aunque esperaba que descansara mejor a su lado.

[...]

De ser las 10 am pasó a ser las 10 pm, unas doce horas había dormido aquella gatita, y parecía relajarse aun mas en los brazos de Shu, aunque entre los sueños la misma sensacion de hace unas horas, se sentir la lengua viperina del rubio había logrado encender una llama que creía nunca sentir. No después de que aquel humano hubiera fallecido.

Isa entre sus sueños se desenvolvía en un ambiente humedo, su cuerpo incandescente, removiendose ante las caricias que el vampiro le hacía, este parecía estar embriagandole en deseo y placer por todo su cuerpo. Hasta que de la nada escuchó un:

«Feliz cumpleaños mi niña preciosa, pronto nos veremos»

Aquello había sonado tan real que logró despertarla de aquel sueño delicioso, ¿para que negar?, hace un mes y medio que ya se encontraba con él, empezaba a sentir atracción hacia Shu. Y era evidente que sucedería el hecho de un sueño humedo, mas cuando la mimaba como ahora lo estaba haciendo.

-Buenas noches, dormilona.

-Buenas noches~

Aquel 11 de diciembre, aquella noche se encontraba bonita en demasía, tanto que se quedó admirando las estrellas del cielo por unos segundo, hasta que el rubio puso su mano en el menton gatuno, y se acercó delicadamente a ella.

-¿Uh? ¿Que sucede, Shu?

Al sentir la frente del joven vampiro sobre la de ella, no pudo evitar sentirse mas pequeña ya de por si por estar en su forma gatuna, que con esa acción. Mas aun al escucharle decir:

-Feliz cumpleaños, Isa.

Aquello la había sorprendido, abriendo aquellos ojos ambarinos, siendo asi como se conectaba ambas miradas en una. Sintiendo justamente ese día aun mas, cariño, amor y una conección de la cual empezaba a no ser tan arisca de aceptar.

-G-gracias.

Tartamudea avergonzaba, tanto que sin poder evitarlo se tira a abrazarlo, transformándose en su forma habitual y abrazarlo. Tanto que sintió como se fueron tiñendose así de un suave rubor en las mejillas. Siendo Shu testigo de aquel maravilloso momento.

Fue así como Shu empezó a comprender ciertas cosas que habían pasado desde que vino ella hasta ahora, sin embargo, para evitar estropearlo se dedicó a darle sin despegarse ni un momento de ese abrazo impuesto por ella, para alimentarla a base de cerezas.

Acción que realmente parecía gustarle, porque los ronroneos como el rubor sin desaparecer, hacía la escena lo mas sencilla y romantica que pudiera haber creído poder vivir.

No hacía falta palabras, ni mucho menos tanta decoración, actualmente se encontraban en un jardin dónde en las ultimas semanas se había dedicado a crear con la servidumbre un patio de girasoles solamente para ambos, donde de pura casualidad sus puffles lo habían encontrado y dado visto bueno.

Aquella noche era sumamente tranquila, relajante y dulce.

Mientras Shu observaba comer gustosa las cerezas con él, ya que no pudo negarse a dejar que a través de besos esa peliceleste le ofreciera las cerezas.

Que segun ella: "No quiero ser la única en morir por diabetes. "

Disfrutando de besos, roces de besos, y delicioso sabor que cerezas que ahora poseía aquellos labios, lo iban demostrando cuanto era lo que le importaba a él aquella chica.

Sin palabras, sabía que por el brillo ambarino de aquellos ojos, sabía que el lugar y los girosoles habían sido la perfecta elección para que ella se dejase tratar y encontrarse tranquila junto a él.

Desde que Raito la mordió supo que para algo ella estaba allí, quiso molestarle pero al ver que ella de manera inconsciente se entregaba a él, a pesar de ser bruta y desconfiada, tambien le había agarrado cariño como él lo hizo con ella. La sangre que ambos poseían era como si esto los llamara, los incitara a solo ser proclamados por ellos mismos, no por segundos, no por terceros, solo por ellos.

Y lo comprobó con el claro hecho de Raito, quien acabo con quemaduras de tercer grado, siendo regañado por Reiji.

En cambio, Raito había comprendido que Isa nunca había sido para nadie mas que solo para Shu. Por esa razón, el rubio se encontraba gratamente feliz de haber ganado la silenciosa batalla disputada entre ambos.

Tan perdido había estado entre sus pensamiento que cuando sintió un leve cosquilleo en los labios, pestañeó logrando volver al presente, fuera de aquellos pensamiento.

Observando a una peliceleste que lo observaba con ojitos brillosos, con ambas manos tomando el rostro del vampiro.

-Shu...

-¿Uhm?

-Te quiero.

Aquellas palabras, sencillas, cortas se hundieron en el corazon del rubio como dagas, pero tan solo acertó a decir.

-Yo te quiero más, cariño.

Fue así como Isa y Shu no necesitaron de mas palabras para fundirse en un beso que solo ellos podían dar y recibir un amor que se transformaría en mas, al cabo de unos meses mas.

Perdiéndose en la luz de las estrellas y la noche, en un comodo ambiente carnal y dichoso en amor.

Aquella noche ambos vampiros se habían declarado y profesado su amor, de una manera que solo ellos necesitaban decir para entenderse.

Isa sabía que ese pequeño mote «cariño», sólo significaba que ya la aceptaba como pareja.

Shu sabía que la frase «te quiero», era signo que ella al fin aceptaba que le gustaba, y confiaba en él. Por lo que ese cariño, significaba su forma sencilla de decirle que la aceptaba y pedía que fuera su novia.

Ambos eran holgazanes para decir mas palabras que acciones, y viceversa. Si ambos se entendían, ¿para que usar palabras re cliches, famosas y exageradas para cuando solo simples acciones con fuerza que provenían de si mismos, lo decía ya por mucho lo que sentían?

Esto era el romanticismo ideal del Shuisa.

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