Eres tú
KarmaxKayano
—Esperamos que vuelvas pronto Kayano-san —se despidió Manami desde la puerta.
Kaede los despidió con un ligero gesto de la mano y, cuando la puerta se cerró, volvió a recostarse,con las sábanas tapándola hasta la cabeza.
—¡Ahhhhg!
Un grito de frustración salió de su garganta unos segundos después.
Sus amigos habían ido a visitarla al hospital regularmente desde el incidente con Koro-sensei, pero hasta ese momento aquel que la había detenido no se había presentado.
En cuanto lo vio una terrible conmoción se apoderó de ella y tuvo que hacer acopio de todo su talento como actriz para poder disimular.
Tenerlo tan cerca después de ese beso... era demasiado.
Y no solo por el hecho en si.
En su mente y corazón los sentimientos se arremolinaban en un constante y muy molesto barullo de razones y confusiones.
Nagisa era su amigo, sí. Y la había besado, por supuesto, pero a pesar de todo ello no se sentía demasiado... especial.
¿Era porque no fue un beso real? O por otro lado, tal vez sus sentimientos por Nagisa no eran lo que pensaba. Una fuerte amistad o algo mas... ¿cómo saberlo?
Y, como si no fuese suficiente, en su mente danzaba una imagen difusa, en donde no era el peliazul quien la besaba, sino mas bien...
—Kayano-chan, ¿estas despierta?
No pudo evitar soltar un gritito de pura sorpresa al escuchar la voz de su nuevo visitante.
—K-karma-kun, no te esperaba...
Y ahí estaba, Karma Akabane, con su pelo rojo, sus gatunos ojos dorados y su sonrisa ladeada de siempre.
—Bueno, no sabía si venir o no, pero luego pensé que sería un desperdicio no darte esto —dijo, al tiempo que le entregaba una bolsa repleta de su pudín favorito.
Ella lo tomó por puro reflejo, antes de siquiera poder analizar la situación: aún se sentía un tanto abrumada por la presencia de Nagisa y ahora se presentaba ÉL...
Precisamente ese chico de quien se sentía extrañamente atraída desde... bueno, no podía decir exactamente desde cuando, pero la inquietud que sentía cada vez que estaba cerca de suyo aumentaba un poco cada vez y, cada vez, era más difícil esconderlo.
Y, para colmo, también estaba el asunto de la relación del chico con Manami, eran muy cercanos y si ella se entrometia... simplemente temía la reacción de su amiga.
—Kayano-chan, ¿te encuentras bien? —la pregunta la sacó de sus pensamientos, ¿cuánto tiempo se había desconectado?
—Sí... sí, estoy bien, no te preocupes —repuso con una sonrisa, antes de abrir el primer flan y probar un bocado— ¡Ah! ¡Esta delicioso!
Siguiendo así, se terminó el postre con rapidez. Desde que entró al hospital no había probado más que la insípida comida que servían a los pacientes. Ese primer dulce le sabía a gloria.
Dejando de lado el envase vacío, le dirigió una mirada a Karma. El pelirrojo estaba recargado en la silla, con el codo apoyado en el reposabrazos de ésta, la mano en un puño donde descansaba la mejilla. Por alguna razón parecía que no había apartado la vista de ella mientras comía. Darse cuenta de ello hizo que se sonrojara.
—Y bien, ¿cómo te ha ido? —preguntó jugueteando con el envase vacío.
—Supongo que bien. Fuera de enterarme que el profesor-pulpo-mach 20 fue uno de los mejores asesinos del mundo y una de mis amigas casi muera por vengar a su hermana muerta, no me ha pasado nada más interesante en la última semana. Por cierto, gran beso aquel —recordó sacando su celular y mostrándole una fotografía de ese momento.
El rostro de Kaede enrojeció aún más al ver la pantalla del aparato, apartó la mirada y tapó su cabeza con las sábanas una vez más.
—¡No te burles Karma-kun! —reclamó al escuchar la risa del pelirrojo.
—Lo siento, lo siento. Tu cara sonrojada es... adorable.
Un pesado silencio se instauró entre ellos. ¿Había escuchado bien?
—¿Sabes, Kayano-chan? En ese momento yo también pensé desesperadamente en busca de alguna distracción, pero antes de que pudiese dar con alguna Nagisa-kun se me adelantó. Antes que cualquiera se hiciera una idea de sus intenciones... bueno, hizo lo que ya sabes —dijo con cierta amargura.
Kaede sólo atinó a mirarlo de vuelta después de dejar caer la sábana. ¿Acaso era en serio? Karma tenía las mejillas ligeramente sonrojadas y miraba a cualquier cosa que no fuese la peliverde.
Kaede empezó a reír casi histéricamente.
Karma la observaba con una expresión entre el asombro y la diversión. No entendía que le hacía tanta gracia, pero su risa era contagiosa.
Momentos después ambos estaban riendo.
—Lo siento, pero toda esta situación es tan... surrealista —comentó Kaede una vez que pudo parar de reir—. Justo estaba pensando en ciertas cosas antes de que llegaras. Por un tiempo llegué a pensar que lo que sentía por Nagisa era algo más que amistad, pero siempre había algo, o más bien alguien, que siempre atravesaba mi mente antes que él. Traté de negarlo, pero con el tiempo se hacía cada vez más difícil. Y cuando Nagisa me besó... me di cuenta de que no podía seguir mintiendome.
Lo miró a los ojos con intensidad.
—Karma, en realidad tú...
—¿Señorita? Lo siento, pero la hora de las visitas terminó. Su amigo debe retirarse pero puede volver mañana.
Una enfermera de semblante amable se asomaba por la puerta regalándoles una sonrisa, sin ser consciente del momento que acababa de arruinar.
Karma no pudo hacer más que tomar sus cosas y retirarse, no sin antes dedicarle una mirada desconcertante.
***
Los días siguientes a esa charla inacabada fueron tranquilos para los dos. Kayano seguía en el hospital mejorando rápidamente. Karma, por su parte no volvió a visitarla por una u otra razón, pero principalmente, porque no tenía ni idea de que cara poner al verla.
Cuando las vacaciones de invierno terminaron, los alumnos de la clase E volvieron a su rutina y el salón se llenó de a poco.
Kaede se sentó en su lugar un tanto nerviosa, ¿cómo podría ver a Karma a la cara?
En cuanto el pelirrojo llegó, desvió su atención al paisaje fuera del edificio. No quedaba casi nieve y el cielo estaba cubierto por grandes nubarrones grises.
Karma se sentó dudando si acercarse a ella o no. Al final no pudo hacerlo pues Koro-sensei entró justo al sonar la campana que anunciaba el inicio de clases.
Japonés, matemáticas, historia, ciencias, las clases se sucedían a ritmo lento, una tras otra como todos los días.
Al final todos se retiraron como de costumbre, inseguros sobre su situación actual.
Tras sus compañeros salió Kaede, mirando el suelo al caminar. De repente, un brazo salió de uno de los salones vacíos y la arrastró dentro.
Karma se posicionó frente a ella y, acto seguido, clavó sus brazos en la pared, a ambos lados de sus cabeza.
—Al final no pude esperar más.
Justo después atrapó los labios de Kaede con los suyos, obligandola a cerrar los ojos y soltando un suspiro quedo.
Ella tardó un segundo en corresponderle, pero en pocos instantes ya tenía los brazos alrededor de su cuello, atrayéndolo aún más.
Se separaron minutos después y, al encontrar la mirada del otro soltaron una risilla.
—Después de todo sólo eres tú, Karma —sonrió Kaede antes de depositar otro beso, esta vez más corto y tierno, en los labios del pelirrojo—. Sólo tú.
*****
—Nurufufufu, estos chicos se lo tenían muy bien escondido, ¿cómo es que no me dí cuenta antes?
—Vamos Sensei, acabo de inventarme esto, ¿cómo iba a darse cuenta?
—Después de todo no se ven mal juntos *saca una cámara y les toma fotos desde todos los ángulos*
—No me está escuchando...
*sigue sacando fotos*
—Bueno, mientras Koro-sensei sigue con el chisme, dejenme decirles que estaba insegura sobre que pareja escribir ahora, me pidieron tantas y algunas tan crack :v pero empece con esta porque el que viene va a estar ligado hasta cierto punto... sí ya se con cual seguir :3
—Son tan lindos, e inocentes y fotogenicos...
—Ok...)? antes de que a Koro-sensei le de algo, me despido. Nos leemos pronto :3
InfiniteTrigger_uw (y el profesor-pulpo-mach20 :v)
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