Jiro y Liz (Parte 1)

P.O.V Jiro

— Estás raro...— comentó Issey mientras me ponía el uniforme de la preparatoria— Incluso si ya podemos regresar a la escuela si queremos debido a que "Kageyama" confesó, ninguno de nosotros quisiera volver lo más pronto posible a aquel infierno.

— Tengo mis razones.

— Si no me las dices de una significa que no quieres hablar de eso, por lo que como buen hermano mayor respetaré tu privacidad y no me meteré.

— Te lo agradezco mucho.

— No hay de qué.

— Bueno, adiós, quiero llegar temprano y no caminar por los pasillos acompañado de los murmullos de los demás.

— Hubieras elegido quedarte en casa hasta que la suspensión termine.

— No, gracias.

[• • •]

Caminaba por los desolados pasillos, lo único que se escuchaba era mi tarareo feliz. 

Pensar que hace un año ni siquiera quería pasar por esta puerta...

Pensé viendo el cartel que decía "enfermería". Abrí la puerta y la vi, estaba de espaldas acomodando las camillas.

Me acerqué silenciosamente y rodeé mis brazos en su cintura, atrayéndola hacia mi pecho y recostando mi cabeza contra su hombro.

— ¿¡Ji-Jiro-kun!? Me-me a-asustaste.

— Liz-san, no soporto la espera, ¿Cuánto falta para graduarme?

— Jiro-kun... Aún faltan algunos meses más, ¡Sé que puedes aguantar hasta entonces!— giró su cabeza para verme a los ojos y sonreírme.

— Si me sonríes así, puedo hasta con el problema más difícil— se sonrojó fervientemente.

— Gra-gracias.

Aún no me creía como había llegado hasta aquí, yo, quien nunca creyó en el amor ni en las "luces de la vida", terminé cayendo en las garras de ambos para nunca más escapar. 

Todo comenzó el año pasado...

Hace un año...

¿Cómo es que perdí jugando piedra, papel o tijera?

Me pregunté mientras veía el semáforo, esperando que la luz cambiara a verde. Cuando al fin cambió a verde crucé junto a las demás personas, deteniendome a las pocas cuadras al presenciar una multitud y luego un edificio en llamas.

— ¡Ayuda, mi hija está ahí adentro!— gritó desesperada una mujer

— ¿¡Cuánto más van a tardar los bomberos!?— se alteró un hombre.

Hay una niña ahí adentro...

Pensé vagamente.

Lo mejor será que me vaya, con la mala suerte que me rodea quizás y hasta termine muriendo.

Iba a retirarme pero justo vi como una mujer corría rápidamente hacia el edificio en llamas. La gente exclamó sorprendida.

Bien, ella se encargará de todo, como siga tardando con el videojuego Sakura me va a matar.

— ¡AH! ¡Creo que quedó atrapada!— una vena sobresalió de mi frente.

¿¡En serio!? ¿¡Uno no se puede retirar tranquilamente sin que algo pase!?

Dejé la bolsa con el videojuego en el suelo y corrí directamente al edificio que se estaba desmoronando.

Maldición... ¿Por qué diablos me metí? ¡Los bomberos deberían llegar dentro de poco!

Aún cuando en mi mente me quejaba, seguía buscando a la mujer y a la hija de la otra señora.

— ¡Ah!— retrocedí justo para evitar que un pedazo de techo se cayera encima mio— Maldición... justo por esto no me quería entrometer— me volví a levantar y las seguí buscando hasta que las encontré en el cuarto piso, la mujer rubia estaba semiinconsciente cubriendo a la niña que ya estaba inconsciente— ¡Oye!

— ¿Qué...?— estaba respirando con demasiada dificultad.

— Tranquila, las voy a sacar de acá— la agarré en brazos junto a la pequeña y miré por la ventana.

Bien, es una caída de 4 pisos, nada letal para mi pero para ellas...

Chasqueé la lengua y fui hasta la puerta del apartamento en el que estaba, ¡Pero casualmente se cayó parte del techo tapando la jodida puerta!

— Bien, lo siento pero no puedes ver esto— me quité el parche de mi ojo dejando ver mi ojo negro, ella me miró fijamente y luego se desmayó, volví a ponerme el parche y las dejé delicadamente en el suelo durante un segundo, toqué los escombros que tapaban la puerta  y estos comenzaron a flotar, agarré nuevamente a la mujer y a la niña y salí de la habitación—. Soltar— mientras corría por el pasillo, escuché como volvían a caer los escombros que estaban flotando.

Cuando salí del edificio, divisé a los bomberos, unos estaban preparando la manguera y dos vinieron al lado mío, en cuanto les di a la mujer y a la niña me desmayé, había inhalado mucho humo.

[• • •]

Entreabrí los ojos y los volví a cerrar en cuanto me recibió la potente luz blanca de hospital, volví a separar mis párpados lentamente, acostumbrandome a la luz.

— ¿Ya despertó?— la enfermera parecía asombrada— E-espere unos minutos, ya traigo al doctor— salió por la puerta dejándome solo en la habitación.

Inhalé y exhalé profundamente.

— Me siento como nuevo, es increíble teniendo en cuenta la gran cantidad de humo que inhalé— luego de eso entró el doctor, me hizo un chequeo y me dijo que lo más recomendable era quedarme hasta mañana por las dudas, incluso cuando mi condición no tenía nada raro.

— Oh, por cierto, esto te lo da la mujer a la que salvaste, dijo que no se podía quedar a esperar a que despertases pero que estaba sumamente agradecida por haberla salvado— me pasó un tupper que adentro tenía varias galletas con glaseado de animalitos—. Se ven ricas, espero que la disfrutes.

— Gracias— la enfermera se retiró y aproveché para leer la nota con la que venía el tupper.

"Muchas gracias por salvarme. 

Lamento no poder estar presente para darte las galletas personalmente pero no vivo en esta ciudad y mañana comienzo mi nuevo trabajo.

¡Lo siento mucho!"

—Bueno, lo importante es que las galletas están ricas— dije después de morder una.

[• • •]

— ¡Ay!— separé mi mano de la reja de la azotea.

— ¿Te lastimaste?— preguntó preocupada Kyoka.

— Sí, pero no es nada grave.

— No sé tú, pero un tajo así es algo un tanto grave— respondió Issey.

— Lo mejor sería que vayas a la enfermería.

— No, en serio, estoy bien— sonreí.

— Jiro— infló sus mejillas.

— Está bien, está bien— me retiré con una sonrisa del lugar. Una vez fuera de su rango de vista permití que mi sonrisa se transforme en una mueca de fastidio.

En todo el camino hacia la enfermería, me mentalicé el hecho de que tendría que ponerme yo los vendajes debido a que los enfermeros siempre hacían mal el trabajo, a veces porque querían terminar rápido y no querían estar cerca de mi y otros por simple maldad.

— Permiso...— pasé y adentro vi a una rubia de ojos grises, tenía su pelo atado en una colita y tenía la bata de enfermería, por debajo llevaba una remera amarilla, unos jeans y las pantuflas que usan los profesores.

Ella miró mi mano ensangrentada y fue por vendas y desinfectante.

— Si quiere puedo tratarme yo la herida— me miró aterrada y luego negó con la cabeza, indicándome que me sentara en una silla, ella vino a mi lado y comenzó a desinfectarme el corte.

— ¿Có-cómo te hiciste esta herida...?— hablaba tan bajo que tenía que adivinar lo que decía.

— Un alambre de la reja de la azotea se soltó y me hizo este corte.

— Ya-ya veo...

Ahora que lo pienso, se parece a la mujer que salvé ayer pero no estoy seguro, no le vi bien la cara.

— Gracias— dije cuando me terminó de vendar la mano—. Bueno, nos vemos— iba a salir pero su grito me detuvo.

— ¡E-espera!— me giré para verla, ella hizo una reverencia— ¡Gra-gracias por salvarme el otro día!

Así que sí era ella.

— No hay de qué, no podía quedarme de brazos cruzados mientras usted trataba de salvar a esa niña— ahora sí, salí de la enfermería.

Ahora que lo pienso, no parecía tenerme miedo y hasta trató como se debe mi herida, ¿Aún no se habrá enterado del rumor?

Recordé su voz.

Tiene un acento diferente, ¿Será extranjera? De todas formas, tiene una voz preciosa.

[• • •]

— Otra vez yo...— entré a la enfermería con todo el brazo ensangrentado, a la enfermera casi le da un paro cardiaco.

— ¿¡Qu-qué pasó!?

— Ah, ¿Esto? Alguien del equipo de béisbol rompió por accidente una ventana y yo me resbalé, clavándome los pedazos de vidrio en mi brazo.

— Ya-ya veo, siéntate que ya v-voy por los materiales...— pese a que después de una semana de encuentros ya hablaba un poco más, seguía hablando bajito y de una forma torpe, como si se avergonzara de su voz. 

Comenzó a sacar los vidrios con unas pinzas y luego limpió la sangre, siempre me sorprendía el cuidado que tenía al tratarme, más allá de mi madre nadie me trataba así cuando me curaba.

— ¿Por qué no me tiene miedo?— pregunté mientras me ponía el vendaje, ella paró y me miró sorprendida.

— ¿Mi-miedo? ¿Te refieres a los rumores?

— Sí, ya ha pasado tiempo suficiente como para que el veneno de los demás llegara a sus oídos, ¿Por qué me sigue tratando con delicadeza?

— ¿Por qué...? Porque es mi trabajo. Además, tú no pareces alguien capaz de matar— sonrió y luego se tapó la boca avergonzada.

— Enfermera... Hay algo que me gustaría preguntarle— ella asintió— ¿Se averguenza de su acento?— me miró sorprendida y quitó la mano de su boca.

— Un poco... El primer día el director se reía cada vez que hablaba, con el profesor a cargo de mostrarme la preparatoria lo mismo y de vez en cuando noto como algunos estudiantes se aguantan la risa...— comenzó a pasar sus dedos por su pelo nerviosamente.

— Ya veo... Son unos idiotas— ella alzó la vista sorprendida.

— ¿Po-por qué di-dices eso?

— Tu acento es hermoso, cada vez que te escucho hablar es como que me olvido de todos mis problemas, podría vivir solo de escuchar tu voz. Tu cuidado al atender las heridas, tu voz y tu cara angelical hacen una perfecta para ser enfermera— sus mejillas se tornaron de un leve rojo mientras pequeñas lágrimas rodaban por sus mejillas— ¿P-por qué lloras?— pregunté levemente alterado.

— E-es que...— se limpió como pudo las lágrimas— E-es que fu-fueron palabras muy bonitas...— sonreí de forma cálida mientras veía como seguía soltando lagrimas. Inconscientemente, llevé mi mano a su cabello y lo comencé a acariciar.

[• • •]

En cuanto abrí la puerta corrediza, Anderson-san sonrió soltando una pequeña y armoniosa risita.

— ¿Otra vez? Si me pagaran por cada vez que vienes herido a la enfermería sería multimillonaria— fue por los materiales mientras yo me sentaba con el brazo raspado.

— En mi defensa, esa rama se metió en mi camino aproposito— bromeé mientras veía embelesado como desinfectaba los raspones.

Desde hace un tiempo, noté que cada vez que veía a Anderson-san mi corazón latía de felicidad inexplicablemente y cualquier cosa, por más mínima que sea, que ella hiciera me provocaba paz. Luego de mucho pensarlo y de consultarlo en foros de internet, llegué a la conclusión de que estaba enamorado de Anderson-san y algunos por algunos de sus gestos parecía que mis sentimientos eran recíprocos.

— Anderson-san.

— ¿Sí?— me miró sonriente.

— Casemonos— su cara se tornó de un rojo ardiente.

— ¡Shi-Shinhen-kun!— se apartó avergonzada mientras trataba de calmarse.

— ¿Tú no sientes lo mismo? Pensé que era recíproco...— comenté triste.

— ¡No-no es eso! ¡T-t-tú ta-también me gustas... y quizás hasta te a-a-a-ame! ¡Pe-pero esas proposiciones no se hacen tan casualmente!

— ¿Ah, no? ¿La gente no se declara así?

— ¡O-obviamente no! ¡Ha-hay etapas en una relación!

— ¿Ah, sí? Como jamás me declaré, jamás se me declararon y jamás presencié una declaración...

— ¿Y en las películas o series romanticas?

— Solo veo terror— su cara se puso azul y luego volvió a la normalidad.

— Ya-ya veo...— nos quedamos en silencio hasta que ella volvió a hablar— Y-yo...— la alarma sonó, interrumpiéndola— Se-será mejor que vuelvas a clases.

— Tienes razón...— salí de ahí un poco triste porque Anderson-san no me dijo lo que quería decir pero a la vez feliz porque ahora sí estaba seguro de que ella sentía lo mismo que yo.

[• • •]

Miraba con el ceño fruncido y las mejillas infladas el techo mientras abrazaba mi almohada.

— Odio los fines de semana— solté en voz alta mientras daba vueltas en mi cama.

Los fines de semana no veo a Anderson-san...

Mi teléfono sonó y contesté rápidamente, además de la familia la única que tenía mi número era Anderson-san.

— ¿Hola? Ander-

— Sh-Shinhen-kun— su alegre tono era reemplazado por uno aterrado—. N-no tengo mucho tiempo para hablar, necesito que envies policías al hospital Tsukishiro.




Al fin ptm :D

Unas perras ganas tenía de escribir el capitulo.

No tengo mucho para decir (bueno, jamás tengo mucho para decir JASJAJJA) así que besos en el siempre sucio y hasta el próximo capítulo

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