Capítulo 12

Los brazos y piernas fueron recuperando la movilidad lentamente hasta lograr moverse como lo hacía un humano normal; solo su rostro no sufrió cambios, y la misma expresión de sufrimiento permaneció en él. Con cada movimiento que realizaban, emitían un grito o un gemido, como si caminar y estirar los brazos fuera causa de gran dolor.

Los chicos dejaron sus intentos de abrir la puerta y se alejaron con velocidad para evitar que la estatua de la entrada los atrapara con la única mano que tenía. Otra de las estatuas, un chico de preparatoria, corrió sin dejar de lanzar alaridos hacia donde estaban Myeong y Misuk.

Entre empujones, jalones y gritos, corrieron en direcciones opuestas antes de que aquella estatua los atrapara. Chocó con la pared, dando un fuerte golpe que la hizo temblar y soltar un grito de dolor. No tardó mucho en recomponerse e ir por su siguiente víctima: Hye.

Su rostro antes inexpresivo se llenó del mismo miedo y urgencia por huir de aquellas estatuas vivientes, como todos los demás. No dudó en correr para escapar de ella, que movía en el aire sus brazos con desesperación, como si atrapar a uno de los chicos fuera la manera de conseguir algún maravilloso premio.

Apenas corrió unos cuantos pasos cuando otra de las estatuas, con forma de un chico alto y ancho de espalda, se puso enfrente suyo. Gritó tan fuerte como la estatua que tenía enfrente, pero, a pesar del susto, logró esquivar a tiempo la mano que la quería atrapar.

En el otro lado de la habitación, Jungkook había quedado atrapado contra la pared. Sus ojos se movían de un lado a otro, desesperados por encontrar una forma de huir de las dos estatuas que lo amenazaban.

Una de ellas no tenía brazos y se movía como si cargara con algo muy pesado. Pero se movió con la misma urgencia por atraparlo que la otra estatua, que sí tenía brazos y se agitaban de un lado a otro para alcanzar a su presa. Ella fue la primera en abalanzarse contra Jungkook, lanzando su mano para tomarlo del brazo.

Sin embargo, Baek fue más rápido que la furiosa estatua, jalando a Jungkook fuera de su alcance. Soltó un gemido de decepción mientras corría tras los chicos, sin darle tiempo a Jungkook para agradecer a Baek por salvar su vida.

Taehyung era quien peor la estaba pasando, con tres estatuas que habían logrado acorralarlo contra la pared. Respiraba agitado mientras su cerebro trabajaba a toda velocidad buscando alguna forma de salir ileso de aquella mala situación. Pero las estatuas eran de gran tamaño, y la forma en que agitaban sus brazos como tentáculos fuera de control le dejaba pocas opciones de escape.

Solo cuando miró hacia los pies fue que encontró una salida. Tomó un poco de impulso para resbalar en medio de los pies de una de ellas. Esta se agachó y logró tomarlo por la capucha de su sudadera, que se rompió por la fuerza con que la sostuvo.

Tan rápido como se puso de pie, se alejó de ellas. Pero su andar se detuvo al sentir una extraña pesadez en su espalda que se extendía por sus hombros y toda la espalda hasta sus brazos. Un grito de horrible sorpresa surgió de su garganta cuando sus ojos, cubiertos de miedo, observaron cómo la tela de la sudadera se convertía en piedra blanca.

Con algo de dificultad y tan rápido como pudo, quitó la pesada prenda de sus hombros. Cuando la dejó caer al suelo, esta se rompió en varios pedazos.

La camisa blanca estaba intacta, y su piel también. Había creído que las monstruosas estatuas querían lastimarlos, pero la trampa de aquella habitación era otra

—¡No dejen que las estatuas toquen su piel! ¡Si lo hacen, se convertirán en una estatua más!

—¡De cualquier forma, no pensaba dejarme atrapar por ellas! —le gritó Hye mientras corría lejos del alcance de una de ellas.

Misuk se agachó para esquivar el golpe que le quería propinar en la cabeza y gateó tan rápido como pudo lejos de la escultura.

—¡Tenemos que encontrar una forma de salir! —comenzó a correr lejos del alcance de otra estatua que la estaba persiguiendo—. ¡No aguantaremos más tiempo de esta forma!

Todos pusieron sus mentes a trabajar para idear un plan, pero era tan complicado pensar con claridad cuando grandes y pesadas estatuas los perseguían por un espacio reducido, dispuestas a convertirlos en lo mismo que ellas y aumentar la colección de esculturas.

Apenas habían logrado librarse de una cuando había otras dos esperándolos para atraparlos.

Una de las estatuas que perseguía a Misuk la acorraló contra una de las esquinas. Esta era especialmente más alta y grande que las demás, y el terror y dolor que constreñían el rostro de la estatua, así como sus fuertes gemidos, aturdieron a Misuk y la hicieron imitar inconscientemente la misma expresión. El pánico se apoderó de ella, paralizándola en aquella esquina.

Misuk cerró los ojos, resignada a un destino que se impidió gracias a la intervención de Myeong.

Fue gracias a eso que Hye la había criticado que logró salvar la vida de su amiga. Un fuerte miedo a perderla le dio las fuerzas que necesitaba para cargar una pesada piedra de mármol, una que quizás antes había sido parte de alguna de las estatuas, y se la lanzó con todas sus fuerzas a la que estaba a punto de atacar a Misuk. La piedra impactó con el brazo y lo hizo añicos, provocándole un horrible dolor que hizo a la estatua gritar con más fuerza.

Misuk quedó perpleja por tal acto de valentía de parte de la chica miedosa del grupo.

—¡No te quedes ahí parada! ¡Muévete! —le instó con urgencia, jalándola de la muñeca lejos de ahí—. ¡Los escombros no nos hacen nada si los tocamos! ¡Podemos usarlos para romper la puerta!

—Buena idea, Myeong —le felicitó Misuk con una sonrisa que duró poco.

Otra estatua más había comenzado a perseguirlas.

—¡Baek, Jungkook! ¡Nosotros intentaremos abrir la puerta! —Asintieron y de inmediato tomaron las piedras de mármol de mayor tamaño que podrían servirles—. ¡Chicas!, ¡ustedes distraigan a las estatuas!

Todos comenzaron a hacer lo que se les pidió. Hye, Misuk y Myeong llamaban la atención de las estatuas y las hacían perseguirlas lejos de los chicos. Mientras tanto, ellos golpeaban con fuerza la perilla con las pesadas rocas blancas. Pero aquello estaba resultando más complicado de lo esperado. Por más fuerza que pusieran para lograr romper la perilla y la puerta, esta no cedía; ni siquiera lograron hacerle un rasguño a la pintura.

—¿De qué demonios está hecha esta puerta? —Se quejó Taehyung.

—No lo sé. Tú sigue golpeando. —le instó Baek.

Una de las chicas gritó y llamó por un instante la atención de los chicos. Por muy poco, Hye logró esquivar una enorme piedra de mármol blanco que lanzaron contra ella. Corrió para tratar de recuperar el aliento.

—¡Apúrense en abrir esa puerta, las cosas se están complicando! —Les pidió Hye con la garganta ardiendo por causa del polvo y tanto gritar.

—¡Hacer esto tampoco es fácil!, ¿sabes? —se quejó Taehyung.

Los chicos golpeaban con más furia la puerta y con más prisa que antes, solo que esta vez, estaban teniendo resultados. El metal de la perilla comenzaba a arañarse y a crearse unas pocas abolladuras. La esperanza brilló en el rostro de los tres jóvenes, y con renovado entusiasmo, golpearon más fuerte que antes la perilla. El golpe que logró romper la perilla fue Jungkook. Esta cayó contra el suelo y la puerta se abría con mucha facilidad.

—¡Lo logramos! —Jungkook no pudo contener su emoción.

—¡Vamos! ¡Salgamos de aquí! ¡Rápido! —les apremió Baek.

Ellos fueron los primeros en salir, seguidos por Myeong, que tenía la cara sucia por el polvo y las lágrimas. Misuk tuvo que esquivar el golpe de una estatua antes de comenzar a correr hacia la salida.

Hye se quedó atrás por culpa de un enorme proyectil que la estatua le lanzó a la cabeza y que esquivó por muy poco. La piedra se quebró en pedazos que cayeron sobre Hye y también un montón de polvo que le causó una molesta tos. A sus ojos entró un poco de ese polvo fino y causó que sus ojos lloraran. Con su vista empañada, no lograba vislumbrar bien su alrededor ni mucho menos la salida.

Y justo aquel fue el problema que la condenó.

Una mano fría y dura se cerró sobre la mano caliente y pequeña de Hye con firmeza. Apenas sintió el frío toque de la estatua, un agudo dolor le recorrió el brazo. Las cuencas de sus ojos se abrieron hasta el límite cuando vio cómo su piel se convertía en un material duro y de color blanco. Su boca se contrajo en jadeos llenos de miedo y sus ojos lagrimearon.

Los chicos que ya estaban fuera del peligro de la habitación se estremecieron al escuchar el grito de desesperación y angustia que salió desde lo más profundo de la garganta de Hye. Los rostros de todos se llenaron de un profundo pánico y angustia mientras la comprensión de lo que estaban viendo los atravesaba como una daga: Hye estaba a punto de morir convertida en una estatua.

Myeong cubrió su boca para callar un grito y los sollozos desesperados que la asaltaban ante tal escena. Misuk aguantó la respiración y su boca se abrió; el terror que la invadió al ver cómo el brazo de Hye se convertía en mármol la dejó paralizada, al igual que Baek y Taehyung, sintiéndose impotentes sin saber cómo poder ayudarla. ¿Había al menos una forma de hacerlo?

—¡Hye! —la llamó Jungkook.

Al ver la desesperación en los ojos de Hye y cómo esta luchaba por soltarse de las garras de la estatua de mármol, corrió llevado por su instinto para intentar salvarla. Pero apenas puso un pie dentro, el resto de estatuas se pararon frente a la puerta, impidiéndole el paso. Misuk gritó su nombre con miedo a que cometiera una locura; tuvo que jalarlo del cuello de su camisa para impedir que la estatua de una chica bajita lo tocara con sus manos.

Jungkook se congeló por un breve momento. No se había percatado de que las estatuas se habían amontonado cerca de la puerta para impedirles el paso. Aun así, se soltó del agarre de Misuk e intentó de nueva cuenta entrar a la habitación para salvar a Hye. Pero fue nuevamente detenido por Misuk y ahora también por Taehyung.

—¿Qué crees que haces? ¿Acaso quieres morir?

—¡Tenemos que ayudarla! ¡Aún podemos…! —Su respiración era agitada, al igual que sus palabras.

Estaba inundado en desesperación y angustia; aun a pesar de que Taehyung y Misuk lo sujetaban con fuerza, quería entrar.

—¡Jungkook! ¡Por favor, ayúdame! —Le suplicó entre jadeos, estirando su mano libre hacia los chicos.

La estatua que la sostenía la tomó con su otra mano, y la transformación que estaba sufriendo se aceleró, incrementando a su vez el dolor que le atravesaba la piel hasta llegar al hueso.

—¡No se queden ahí parados! ¡Ayúdenme! —gritó tan fuerte que sintió que su garganta se desgarraba—. ¡Se los ruego! ¡No me dejen morir!

Jungkook se resistía y hacía mil cosas para tratar de soltarse y entrar; incluso le dio un fuerte codazo a Misuk, que la obligó a retroceder, quejándose del dolor en las costillas derechas. Baek intervino de inmediato para ayudar a Taehyung e impedirle a Jungkook cometer un suicidio.

—Jungkook, detente. Ya no hay nada que podamos hacer. —Las palabras de Baek salieron con dificultad.

Le dolió decirlo y a los demás escucharlo, pero lamentablemente era la verdad. La mayor parte de su cuerpo ya se había convertido en mármol, y las estatuas los seguían acechando. Por más que les doliera, no podían hacer nada más que esperar con impotencia en sus rostros el final de Hye.

Ella estiraba su cuerpo al igual que su brazo en un vano intento de resistirse a su inminente destino. Aquel proceso era doloroso; su piel se contraía y los huesos se dislocaban. Su carne perdía color y endurecía, provocando cada tanto un gemido de dolor insoportable. Sentía que su cuerpo podía estallar en cualquier momento.

Con un último grito de agonía, su humanidad se difuminó y la frialdad del mármol la consumió por completo. Ahora era una estatua más que formaba parte de aquel tenebroso museo.

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