Capítulo 5
—¡¿A magia?! ¡Por favor, eso es imposible! —Exclamé, yo era una humana.
—Puedes negarlo todo lo que quieras, pero es la verdad, Ellia. No hueles como el resto de los humanos, sino que hueles a magia, a magia salvaje y rebelde, aunque dormida —por un momento pude ver que los ojos de Riku brillaban un poco.
—¿Qué tipo de magia? —Cedí un poco, un vampiro tenía el olfato muchísimo más desarrollado que un humano, y mis ojos y mi regeneración me conducían a pensar que quizá Riku tuviera razón en lo que decía.
—No lo sé, no lo tengo muy claro porque está dormida, pero lo salvaje suele estar relacionado con el bosque y la naturaleza, así que tranquila, que no es magia vampírica.
Era un alivio, por supuesto que lo era, pero obviamente seguía preocupada. Toda mi vida había creído que era una humana que destacaba entre los de su raza, pero ahora esa verdad se estaba desmoronando y yo solo podía observar como el muro se caía lentamente, golpeado con fuerza por las verdades que aquel desconocido me estaba revelando.
—Supongo que tarde o temprano terminará despertando, ¿no? —Riku se encogió de hombros.
—Eres la primera persona que conozco con esta condición —admitió —. ¿Siguiente pregunta? —Al parecer mi zumbido seguía siendo molesto para él.
—Se supone que los vampiros necesitáis sangre humana para vivir, ¿no? —Riku asintió —. Antes has dicho que no tomas nada que venga de un humano, ¿cómo es que sigues vivo?
—Mi equipo y yo logramos hacer una especie de síntesis con los componentes que se encuentran en la sangre. Es como una sangre humana artificial, hecha a partir de diferentes animales. También tomamos unos sueros especiales con vitaminas y muchísima carne roja. No es ni de lejos lo más idóneo para los vampiros, pero nos mantiene con vida y en un estado saludable —explicó.
—Entiendo... —susurré, comprendiendo que esos viales que vació antes en su café eran el suero y la sangre artificial —. Y vuestra capacidad... ¿no se ve afectada?
—Depende de cuánto forcemos nuestro cuerpo. Pero para eso tenemos unas inyecciones especiales —le miré dudosa, eso sonaba a que era una droga.
—Sois todo un ejemplo a seguir, entonces —jamás pensé que halagaría a un vampiro, pero ahí estaba, sentada a la mesa con uno y diciéndole que era como un referente del cambio. Un antisistema... la resistencia en contra de Los Doce.
—Supongo que lo somos, pero los demás vampiros de esta sociedad podrida no pensarían lo mismo —admitió con un deje triste en la voz —. Ellos solo saben pensar en los humanos como comida y nada más, y gran parte de la culpa de ese pensamiento la tienen Los Doce. Ellos instauraron esa nueva idea, arraigándola en las mentes de los demás.
—Te compadeces mucho de los humanos —la charla que había empezado como un interrogatorio se había vuelto mucho más profunda.
—Tengo mis razones para hacerlo —concluyó, dejando claro que no quería ahondar en el tema.
Tras eso terminamos de desayunar y Riku llamó a alguien, una chica por lo que parecía, para que se acercara hasta su casa con ropa para mí. Fuera hacía frío y yo solo disponía de un pijama.
Y así fue, a los pocos minutos alguien llamó al timbre y Riku fue a abrir mientras yo esperaba en el salón, sin dejar de pensar en el asunto de que, según él, yo no era humana del todo.
Alcé la mirada cuando reconocí la voz de la chica que venía con Riku: era Xion. Sus palabras aquel día volvieron a mí, y fue entonces que me di cuenta de que fue una especie de plegaria por su parte, rezaba para que el plan de Riku saliera bien.
—¡Ellia! ¡Me alegro mucho de que estés aquí! —Exclamó ella, acercándose hasta mí y cogiendo mis manos entre las suyas.
Yo le sonreí, era agradable ver una cara conocida, no importaba que solo hubiéramos estado juntas una noche, y tampoco lo que habíamos hecho esa noche, sino que lo que realmente importaba era que ella estaba ahí, y, por muy loco que sonase, su presencia me reconfortaba en cierta forma.
—Hola, Xion. Es agradable verte de nuevo —respondí yo.
—¿Ahora confías un poco más en mí? —Habló Riku, apoyado en la barra de la cocina mientras preparaba un café para Xion. No pude evitar sonreírle.
—Solo un poco más —reí, y Xion conmigo.
—¿No nos la podemos quedar, Riku? Es muy mona y graciosa —El recién mencionado puso los ojos en blanco ante la petición de la chica.
—Sabes que no, ella pertenece a las colonias, donde ningún vampiro la esclavizará ni intentará aprovecharse de ella de nuevo —le dijo con un tono muy serio.
La situación era cómica en parte, Xion era como una niña que había encontrado un gato por la calle y pretendía llevarlo a casa y domesticarlo, mientras que Riku se asemejaba a un hermano mayor que sin duda era la viva voz de la razón.
—Bueno —cedió, alargando la "e" de la palabra —. Entonces disfrutaré al máximo el tiempo que esté bajo nuestra protección.
—Dale la ropa y que se cambie, quiero presentarle al resto de integrantes del grupo —la mirada de Riku iba y venía de Xion a mí mientras daba golpecitos en el suelo con la punta de su zapatilla, ansioso por que sus órdenes se cumplieran.
La chica asintió y me extendió una bolsa de deporte que había dejado en el suelo. La tomé y fui escaleras arriba mientras que ella y Riku se quedaban hablando en el salón de no sé qué cosa, no presté mucha atención a lo que decían.
Una vez cambiada a unos vaqueros negros y una sudadera del mismo color me calcé unas deportivas blancas y salí de la habitación, bajando de nuevo hasta el salón, donde Xion apuraba su taza de café y Riku consultaba su teléfono móvil.
No hizo falta hablar para llamar su atención, ya que tan pronto como bajé el último peldaño de la escalera los vampiros alzaron la mirada hasta mí. Era algo que me había estado pasando durante toda mi vida, siempre sabían cuándo estaba ahí sin siquiera verme. No me era molesto, pero nunca terminaría de acostumbrarme a ello.
—Vamos, ¡te van a caer genial los demás! —Animó Xion mientras me cogía la mano y tiraba de mí.
Riku nos dedicó una fugaz mirada, y podía decir sin duda alguna que la situación le divertía.
Salimos del chalet y caminamos un poco, hasta que llegamos a otro chalet, el que supuse que era la base. Este era igual de grande que el que ocupaba Riku como vivienda, pero tenía un aura de clandestinidad consigo. Las ventanas tenían las persianas bajadas, y todo estaba como oscuro, en penumbra. Avanzamos por el pasillo de entrada y llegamos hasta una puerta cerrada que Riku abrió tras acercar su ojo y su pulgar derecho a un escáner.
Pasamos y bajamos unas escaleras hasta un sótano, donde había ordenadores, pantallas y cables por doquier. No presté mucha atención a las pantallas, y de hecho tuve que entornar un poco los ojos debido al brillo de las mismas. Eran la única fuente de luz de la oscura habitación y era demasiado intensa.
Finalmente, atravesamos una puerta y llegamos hasta una sala con una gran mesa en ella, con sillas alrededor. Me recordaba al gran salón de banquetes que Lord Xaldin tenía en casa para cuando los demás miembros de Los Doce venían a cenar o a simplemente reunirse para hablar de su próximo plan político.
—Os presento a Ellia, Ellia, estos son mis compañeros —habló Riku, señalando a los vampiros sentados en torno a la mesa, que eran cuatro.
A un lado había un chico y una chica sentados uno al lado del otro, el chico tenía el pelo castaño, peinado en puntiagudos mechones por toda su cabeza, además de unos enormes ojos azules que parecían muy amigables. La chica que estaba a su lado tenía el cabello lacio y más o menos igual de largo que el mío, con la diferencia de que el suyo era pelirrojo. Al igual que el chico, ella también tenía los ojos grandes y azules.
Por otro lado, en frente de la pareja había dos chicos sentados, uno con el cabello largo y puntiagudo y de un rojo fuego muy vívido, ojos verdes y dos marcas moradas en sus mejillas, que recordaban a lágrimas. El chico sentado a su lado era rubio y con los ojos azules.
Todos ellos vestían de negro y me miraban atentamente, haciéndome sentir un poco cohibida.
—Sora y Kairi son la pareja de la izquierda —señaló Riku —. El grandullón de pelo rojo es Axel, y Roxas es quien le acompaña —presentó rápidamente.
—¿Qué tal? —Saludó Sora con una amplia sonrisa mientras que Riku y Xion avanzaban para sentarse a la enorme mesa.
—Bien, es un gusto conoceros a todos —hablé con timidez, sabía que eran "vegetarianos", y aunque me había pasado toda mi vida rodeada de ellos, siempre me sentía algo nerviosa cuando estaba en una habitación con vampiros, especialmente si los acababa de conocer.
Esa era una de las razones por las que no me gustaba que Los Doce vinieran a cenar a casa de Lord Xaldin, además de que Xemnas, su líder, me daba algo de miedo incluso. Era un hombre alto y de cabello largo y plateado, algo más oscuro que el de Riku, de mirada seria y de un dorado muy brillante. Siempre que me miraba sentía que estaba mirándome directamente al alma.
Riku dio comienzo entonces a la reunión, no sabía muy bien por qué me estaba haciendo partícipe de ella, pero no le di importancia y simplemente escuché con atención lo que decían. ¿Quizá en el fondo quería que me quedase con ellos y les ayudara con su causa? No, imposible, él mismo le había negado a Xion el deseo de que me quedara.
Riku quería llevarme a las colonias humanas para que mi vida comenzara de nuevo en un lugar mejor, pero si era sincera me daba miedo ese momento. Tenía claro que mi vida sería mucho mejor entre los que en teoría eran como yo, pero ahora que había descubierto que quizá yo no era humana del todo me daba miedo formar parte de una sociedad de puros humanos.
En el mundo vampírico yo era una esclava, poco más que algo a lo que usar y que simplemente era útil para servir, pero ¿y si en el mundo humano no encajaba? ¿Y si me veían como alguien demasiado diferente para ellos?
Estar rodeada de vampiros no era seguro para mí, pero tenía miedo de ser rechazada por los humanos, destinada a un limbo del que acababa de tomar consciencia.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top