Capítulo 21

Ellia's POV: 

Mi ser se encontraba dividido en dos en aquel momento. Por un lado, una parte de mí me decía que necesitaba que Riku se quedase conmigo, que la soledad tan solo me haría más daño. Pero la otra parte rogaba por estar sola, diciendo que era demasiado peligrosa como para tener a alguien a mi lado. Además, esa parte se aferraba al sentimiento de incomodidad y a la tensión que había entre el vampiro y yo para guiarme a la decisión de estar sola.

Y es que, cuanto más tiempo pasaba con Riku, más incómoda me sentía. Tenía que dejar de posponer la charla de los sentimientos que teníamos el uno hacia el otro, pero ¿cómo iba a pedirle que me explicase lo que sentía por mí cuando ni yo misma sabía qué sentía hacia él? No era justo hacerle eso. Sí, el hecho de que había sido él quien me había besado me empujaba a pedirle una explicación de igual manera, pero no quería que se enfadara conmigo cuando me preguntase por mis sentimientos y yo no supiera qué responder.

Incluso teniendo en cuenta lo sucedido aquella noche, era injusto e ilógico pedir explicaciones de algo de lo que ni yo misma tenía claro.

Tenía que pensar seriamente en toda aquella cuestión, pero con Riku rondando era difícil llegar a una conclusión objetiva. Su simple presencia hacía que la balanza se inclinase de una forma increíblemente desproporcionada.

Sí, necesitaba estar sola, pero eso implicaba quedarme en compañía de mí misma... y eso me aterraba como nadie podía imaginar. Ya no me fiaba de mí misma, mucho menos de mi estabilidad. Esa mañana el lado oscuro de mi ser se había mostrado y se había hecho con el control total de mi mente y mi cuerpo.

Fui la primera en apartar la mirada pese a que estaba completamente hipnotizada por los ojos de Riku. Sentía la cara ardiendo, y, si era sincera, me dolía mucho el cuello. Además, hablar hacía que mis cuerdas vocales me molestasen un poco.

—Entiendo... baja después si quieres, prepararé cena para los dos —informó Riku, poniéndose en pie.

"No dejes que se marche". La orden que me dio aquella voz de mi cabeza me hizo estirar el brazo, agarrando la muñeca del vampiro.

Riku se giró y me miró con una ceja alzada. Esquivé su mirada tan rápido como pude, y, entre susurros, hablé:

—Quédate, por favor...

—Por supuesto —accedió, asintiendo con la cabeza.

—Gracias —fue un susurro apenas audible, pero tenía claro que Riku lo había oído.

—Tus demonios también son los míos, Ellia —concluyó.

—Tengo miedo, Riku. Me da miedo volver a perder el control y echar todo a perder en un momento demasiado clave —admití.

—No lo harás, trabajaremos en ello y conseguirás controlarte. De todas formas, yo estaré contigo en todo momento, y volveré a entrar a tu mente si es necesario. No dejaré que vuelvas a llegar a ese punto —prometió.

Le miré por unos instantes, siendo yo quien le abrazó en esa ocasión. Escondí mi rostro en la curva de su cuello y aspiré su aroma a pino y salada mar. Me encantaba su olor, sus ojos... me encantaba él, en general, pero tenía que terminar de esclarecer todo cuanto rodeaba al vampiro, no me podía dejar llevar de aquella manera.

—Entonces... ¿empezamos mañana con el tiro con arco? —Pregunté al cabo de unos instantes, separándome un poco de él. Ahora que me daba cuenta estaba ansiosa por tener aquel hermoso arco en mis manos —. La luna llena ya está próxima.

—Ya veremos, si mañana estás así prefiero que descanses —respondió.

—Sabes que sí estaré bien mañana por la mañana —repliqué, carraspeando un poco después.

—No te fuerces, tienes la garganta muy morada —aconsejó —. ¿Te apetece una sopa para cenar? —Pese a que la temperatura no era precisamente baja, asentí con la cabeza, sabiendo que esa cena sería de las mejores para ayudarme con mi estado.

—No me mires así, no estoy moribunda —rompí el silencio que se había instalado entre nosotros al ver cómo sus ojos me miraban con cierta pena.

—No tendría que haberte permitido pelearte con Terra —sentenció.

—¡Pero si le he dado una soberana paliza! —Exclamé, tosiendo justo después.

—Me da igual, podría haberte matado —replicó.

—Pero no lo ha hecho. Estoy aquí, vivita y coleando —sacudí mi mano delante de su cara. —¿Ves? Además, no habrías dejado que Terra llegase a ese extremo.

—Por supuesto que no, pero igualmente. Fue un error permitirte luchar con él —no me sentó muy bien que dijera eso. Quitando el pequeño accidente que tuve conmigo misma, a mi criterio había demostrado mucho esa mañana.

—No puedes estar hablando en serio —repliqué, cruzando los brazos sobre mi pecho —. Le he ganado a Terra y demostrado que soy apta para quedarme con vosotros. ¿Eso te parece un error?

—No se trata de demostrar nada, Ellia. No hace falta que te luzcas como si fueras un maldito pavo real —reprochó.

—Sabes perfectamente que tanto para Terra como para Roxas era necesario que yo pasara un examen de admisión —argumenté —. Y no quiero seguir indagando en el tema, no me apetece terminar discutiendo —zanjé.

Riku me observó por unos instantes, hasta que finalmente suspiró y negó con la cabeza. Casi le pude escuchar decir "no tienes remedio".

Las horas pasaron, Riku y yo estuvimos sumergidos en nuestras respectivas lecturas, calmando la mente y el cuerpo. Conversábamos entre nosotros de cuando en cuando acerca de cosas triviales y alguna que otra cosa que implicase alguna duda sobre técnicas de combate y cosas por el estilo.

Una vez sentados a la mesa, y mientras cenábamos, Riku me preguntó algo que me pilló con la guardia completamente baja:

—Ayer... Mencionaste algo de mi pasado —respiré hondo cuando dijo eso, tenía claro que no saldría airosa por decir aquello. Demasiado había esperado para sacar el tema.

—Yo... —sabía que, por muy descabellado que sonase lo que fuera a decir, Riku me creería —: lo vi en un sueño, después de que te preguntara por primera vez por él —comencé, Riku abrió la boca para hablar, pero yo continué —: te vi avanzar por el bosque, bajo la lluvia. El arco iba colgado de tu espalda, y había luna llena —no quería contarle más, incluso si se imaginaba que había visto lo de la chica antes de que él me lo contase, no quería que lo supiera, ya que sentía que en ningún momento debí ver eso, era como si hubiera invadido y violado por completo la privacidad de Riku... ahora entendía por qué no le gustaba del todo tener el don que tenía.

—¿Sueñas con el pasado?

—Sólo aquella vez, no he vuelto a ver nada más —esperaba que no se notase que estaba mintiendo.

—Quizá tu don sea ver cosas que involucran a objetos claves de tu vida —le miré confundida.

—¿Eso puede pasar? —Riku se encogió de hombros.

—Al parecer sí. Otra pregunta: ¿sientes que el arco te llama? ¿Cómo si estuvieseis enlazados o tuvieseis algún tipo de conexión que no entiendes? —Asentí con la cabeza. Sí me sentía atraída hacia el arma, así que por eso me empeñé tanto en saber lo que había pasado con ella.

—¿También puede pasar? —El vampiro volvió a encogerse de hombros.

—No deja de ser un arco fabricado por un elfo, quizá haga una especie de resonancia especial contigo —caviló.

—Es posible...

"Sólo los que somos semejantes podemos oler la magia de otros". O dichas las palabras de Aqua de otra manera, lo igual llamaba a lo igual.

No hablamos mucho más después de eso, simplemente nos limitamos a terminar con nuestra cena. Llegado el momento de ir a dormir, un miedo que no sabía de dónde había salido comenzó a extenderse por todo mi ser.

Tenía miedo de lo que pudiera ver en sueños, me daba miedo verme a mí misma con un aspecto horrible y monstruoso, aterrador. Porque eso era en lo que me había convertido esa mañana, lo tenía muy claro.

Le propuse a Riku que viéramos una película juntos, y el vampiro accedió. No sabía si podía notar mi inquietud, aunque esperaba que no.

Finalmente, y aunque yo no quería, cuando estábamos casi al final de la película, terminé cayendo dormida. Mi cuerpo se sentía demasiado cansado, y aunque mi mente no estaba en el mismo estado, sí estaba algo fatigada. 

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