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Hayley.

***Narra Abby***

- Estarán bien. – Se acercó a la luz, y vi una sonrisa. Esa sonrisa, me parece familiar... Al saber quién era, abrí los ojos como plato. –

- Tú... - Susurré sin fuerzas. –...Klaus. -

- Así es, pequeña brujita. – Dijo el rubio jugando con sus manos. – Pero ahora no te traje para discutir. Solo hice mi buena acción del día. – Dijo. –

- ¿Por qué? – Intenté sentarme pero era inútil, sigo débil. - ¿Por qué me salvaste? – Volví a preguntar. –

- Porque no me gusta que dañen a los niños, además... mi buena "amiga", me dijo que lo hiciera. – apunta a la chica que está de brazos cruzados. Se acerca lentamente hacia nosotros y me dedica una leve sonrisa. - Estabas en su territorio. –

- Como Klaus olvida las formalidades, me presento. – Interrumpió la chica. – Soy Hayley. – Volvió a sonreír. –

- Bueno. Dejemos descansar a la pequeña Abby. – Le dijo a la pelinegra. – Nos vemos. – Me guiñó el ojo. –

Salieron de esa "habitación" oscura con poca iluminación. Me volví a recostar en la camilla en la que me tienen, sin tenerme atada ni nada. Miré el techo y respiré profundo, sentí una punzada en el vientre, cosa normal del embarazo. Por un momento cerré los ojos y me quedé profundamente dormida.

Alcancé a dormir una pequeña siesta de una a media hora aproximadamente, hasta que siento abrir la puerta. Di un pequeño salto y me senté para ver quién había entrado.

- ¿Cómo te sientes? – Me habla por segunda vez la chica que se encontraba con el Mikaelson menor. –

- Bien, creo. – Respondí aún adormilada. - ¿Me tendrán aquí como rehén? –

- Se acercó a mí. – No, no. – Negó con la cabeza y sonrió levemente. – Queríamos asegurarnos que estuvieran bien. –

- ¿Queríamos? – Sonreí sínicamente. – Klaus no es capaz de preocuparse ni por sus hermanos... menos lo haría por alguien que no conoce y que más encima quería raptar para hacer algún tipo de hechizo y sacrificarla. – Le expliqué. –

- En realidad... fui yo la que le pidió que te salvara de esos gemelos. – Levanté una ceja un poco desentendida. – Si te preguntas el por qué, es simplemente que sé por lo que estás pasando. –

- ¿A qué te refieres? Yo no te veo... -

- ¿embarazada? – Me interrumpe. Miré su vientre y asentí. – No lo creerás... es una larga historia... -

- Creo que aún tengo tiempo antes de que vengan por mí. – Sonreí. –

- Bien... si te cuento, es porque simplemente no veo que seas una mala persona. – Tomó una bocanada de aire y se sentó a mi lado. – Hace un tiempo, cuando Klaus estuvo en Mystic Falls, tuvimos un "encuentro". Nos conocimos por un amigo mío, ¿Tyler, te suena? – Asentí. – Bueno, lo conocí y tuvimos una relación fugaz, de una noche... sin pensar que los híbridos podrían tener hijos, no tuvimos precaución, y pasó esto. –

- Ya veo... - Quedé pensativa un momento. – Y... ¿tú qué eres? – Pregunté curiosa. – Digo... no tienes facha de ser un vampiro... -

- Buena observación. – Me miró fijo. – Digamos que soy de un linaje parecido al de Klaus. -

Nuevamente la puerta suena al abrirse.

- Escuché que hablaban de mí. – Sonrió con su típica sonrisa. – Ahora que ya se conocen, creo que es momento de que Abby regrese a su hogar. –

¿No me secuestrará ni pedirá de mi sangre o algún tipo de hechizo? ¿Cuándo fue que cambió tanto? Esto es extraño.

Posiblemente se haya enterado hace poco que será padre, lo entiendo. A Damon le pasó exactamente igual, cambió desde que supo la noticia. Ya no demuestran su lado "malo", solo protegen lo suyo, su descendencia.

- Nos volveremos a ver. – Se despidió Hayley de mí. –

Asentí y me paré de la camilla, dejando a la chica atrás. Antes de cerrar la puerta le hice una seña despidiéndome de ella.

Caminamos por un largo pasillo oscuro, aparentemente les gusta lo tétrico. Poco y nada se logra ver, a excepción de unas cuantas velas que están colgadas en la pared como farol.

- ¿Irás a dejarme o me dejarás a la deriva en el bosque? – Le pregunté irónica a Klaus. –

Él me miró con una sonrisa de lado.

- No tendrás ese privilegio. – Aplaudió como forma de expresión. – Pero tampoco te dejaré por ahí para que dañen a tus bebés. –

- Veo que las noticias vuelan. – Rodee los ojos. – ¿Desde cuándo tan preocupado por mí? -

- La verdad, es que me siento culpable por lo pasado. – Dijo en tono burlón. – Pero así es. Las brujas del barrio, están más atentas de lo que piensas, y no dudarían en sacrificar a tus pequeños como lo han querido hacer con el mío. – Me paré en seco y lo miré. –

- Y ¿Desde cuando nació ese lado paternal? – Reí. –

- Digamos que en mi pasado, sufrí mucho por culpa de la persona que se hacía llamar "padre. Y no quiero que todo se vuelva a repetir. –

- Ok... - Seguí el paso. – Perdonaré el hecho de que por culpa tuya ahora soy un muerto viviente. –

- ... - Quedó en completo silencio. -

El pasillo era extremadamente largo, como si fuese un bunker o algo por el estilo del siglo XIX o antes. Hasta algunos calabozos podían verse, solos y abandonados.

Demoramos un poco más de 5 minutos en salir completamente. Definitivamente esta no es la mansión Mikaelson, pero es su refugio. Es una gran habitación sin techumbre, en donde hay algunas mesas con sillas y en medio una pequeña pileta. Todo bien sombrío.

- Gracias por lo de hoy. – Agradecí con sinceridad. –

- Espero que no se vuelva a repetir. – Dijo en voz baja. – No quiero desgastarme en tener que proteger a dos personas porque almacenan una vida en su interior. – Iba a subir la escalera para irse, pero se detuvo y volteo. – Dile a Damon que sea más cuidadoso con lo que realmente ama y desea. – Me volvió a sonreír por milésima vez y subió sin mirar atrás, solo alcancé escuchar un último. – Nos vemos. –

Alcé la vista para buscar la salida que se encuentra frente de mí. Tomé paso firme y salí del lugar. Su refugio está en el centro de la ciudad, por lo menos sé que aquí no me podrán hacer nada.

Respiré profundo y tomé de mis brazos por el frío que empieza hacer. Es de noche y no sé cuántas horas pasé fuera, deben estar preocupados y tratando de buscarme por cielo, mar y tierra.

Me decidí por la derecha y caminé cabizbaja, solo miraba mis pies, hasta que choco con alguien.

- Disculpa... - Subí la mirada y era a quién no pensaba que encontraría por estos lugares. - ¡Davina! – La abracé fuerte, y ella me devolvió el abrazo de igual manera. - ¿Qué haces aquí? Puede ser peligroso que te vean... -

- Eso no importa. – Negó con la cabeza y tomaba de mis manos. – Creo que nos debes una explicación a todos. Nos tenías preocupados. – Alza la voz. - ¿Dónde estuviste? ¿Por qué sales de aquí? ¿Klaus te hizo algo? – ME bombardeó de preguntas. –

- No, no. – Volví a bajar la mirada. – Es una larga historia. –

- El camino a casa es largo y no vine en vehículo, asique empieza. – Me dedicó una sonrisa tierna. –

- Bien... - Suspiré. – Salí a tomar un poco de aire en la mañana y... -

Le conté con lujos de detalles todo lo que había ocurrido hoy, incluso tuve el valor de explicar el mal entendido que hubo con Klaus y sobre lo de su bebé. Al parecer Davina ya sabía de eso, creo que por eso no hizo tantas apariciones ni nada por el estilo.

- Así que conociste a Hayley. – Asentí. – Es una buena chica. No merece que el padre de su hijo sea un animal como Klaus. –

- Sí... pero ojalá esa sea su redención, y encuentre su lado más humano. –

Caminamos por más de media hora sin ninguna dificultad. Por la carretera no pasaban autos y por medio del bosque, nada se escuchaba.

Davina abrió la puerta, sentí las miradas y presión de todos al saber que estoy bien.

Damon corre a abrazarme, más fuerte que de costumbre.

Se aleja de mí y ahora es Caroline quién me abraza.

- Siento haberlos preocupado. – Les hablé a todos con dificultad. –

- ¿Dónde la encontraste? – Stefan le pregunta a Davina. –

- Donde el nuevo refugio de los Mikaelson. – Dijo sin más. –

- ¡Ese maldito!... ¡Cómo fue capaz! – Gritó furioso Damon. Estaba por atravesar la puerta, pero lo detuve. –

- Damon, él no es el malo, ahora. – Me miró fijo con esos hermosos ojos azules que me cautivan, pero llenos de ira en este momento. –

- ¿Qué dices? – Pregunta aún enfadado. –

- El me salvó. – Suspiré. – Larga historia. – Rodee los ojos. –

- Mientras nos cuentas cómo pasó y qué pasó, te prepararé un té de hierbas. – Acotó Bonnie. –

Asentí y nos encaminamos al enorme living. Todos se pusieron cómodos, Damon, por supuesto a mi lado para pasar su brazo por detrás y abrazarme con calidez.

- Cuando salí a tomar aire.... –

Comencé a contarles todo, de vuelta. Elijah no podía creer lo que escuchaba. ¿Su hermano rescatándome? Ver para creer. Pero no dudaría que haya intentado salvar no solo una vida, sino, tres.

Hayley le ha hecho bien, su aparición por aquí le ha asentado de maravilla. Sobre todo con la noticia que todo New Orleans ya sabe. Pero que muchos no aceptan.

Por lo que nos cuenta Elijah, ahora. Marcel se puso del bando contrario al saber que el hijo que Hayley espera será la perdición para los vampiros, será un híbrido o algo parecido a Klaus. Aparte, también supo que en mi Aquelarre me buscan por lo mismo, "desequilibrio natural", y para arreglarlo, deben dar como sacrificio a mí y a mis bebés. Pero conociéndolo, los usará en su favor, aunque no le será fácil. No se la dejaremos fácil.

Ahora, todo vuelve a cambiar. Las reglas del juego se reanudan y cambian, así es la vida en New Orleans. Todo puede pasar.

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