🔮 Capítulo 4.
No me percaté de la hora hasta que di un salto en mi cama, significaba que me había quedado dormida. Y somnolienta me llevé una de mis manos para tallar uno de mis ojos bostezando en el proceso.
Todo lo que pasó en la secundaria me había dejado cansada, sólo desperté cuando tocaron mi puerta dándome un pequeño susto, ya que me encontraba de lo más bien estirada, pero debía agradecer ya que conociéndome, probablemente seguiría durmiendo.
—¿Sí? —Dije con una voz ronca.
Me aclaré la garganta una vez más, odiaba esa voz matutina.
¿Quién no? Pues yo sí.
Me acomode en la cama, y despeje un poco mi cabello que estaba desordenado colocando mis anteojos.
—Hija, ¿Puedo pasar? —Preguntó mi madre advirtiendo para asomarse y dar unos cuantos pasos entrando a mi habitación y cerrando la puerta consigo.
No me dio tiempo de responder ya que ella solo entró, pero de igual forma lo dije.
—Pasa mamá.
Me incorporé en mi cama, sentándome, cruzando una pierna y la otra dejándola estirada.
—¿Qué tal si vamos a comer comida china tu y yo?, ya que Rick todavía está con sus amigos en el sótano, y deje todo lo que podría pedir en la cocina.
—Claro mamá, como los viejos tiempos —Dije con una sonrisa. Espera a que me cambie por algo más abrigado, ya que...
Di un ligero suspiro y solté un estornudo.
—No me gusta ese suspiro ni tampoco ese estornudo ¿qué ocurre, cariño? —Me dijo preocupada sentándose a un lado de la cama y me tomó una de mis manos.
—Cariño estás helada, que paso, dime. insistía mi madre desesperada. ¿fueron los chicos de tu sala, no?
Dí otro ligero estornudo, olvidé que me había quedado dormida con la ropa puesta, provocando que lo helado se apegara a mi cuerpo.
Sólo quería dormir por un momento, no quería saber de nada, no quería saber de las constantes burlas de mis compañeros.
Asentí levemente.
—Ocurrió algo en la secundaria, tú ya sabías que en la primaria se burlan de mí por mi inteligencia —Dije con una voz monótona haciendo un levantamiento de mis hombros.
—Eso lo sé hija y siempre te he dicho todo lo que te digan no debes de darle importancia, es como un impermeable póntelo y deja que te resbale las malas experiencias: como la envidia ya que te perjudica querida.
Ella me sonrió acariciando mi cabello con lentitud viendo esos ojos marrones con pigmentación verdosa.
—Lo sé mamá, siempre me lo has dicho, gracias —le sonreí. Fue demasiado extremista sobre todo ese chico Steve... —Masculle al decir su nombre.
—¿Ese joven de apellido Ayers? ¿Y su madre habla maravillas del? —Me dijo mi mamá pensativa. —¿Hija y si ese chico anda detrás tuyo? lo digo, porqué, del odio al amor hay un solo paso.
-Sí, el...-Titubee. ¡Mamá! ¡qué cosas dices, nunca en la vida, él me odia!. —Exclamé exaltada.
Me tranquilice cerrando mis ojos unos segundos volviendo a retomar mi relato.
—Comenzaron por ponerme notas en el casillero, luego cuando iba de camino a la sala, en mi pupitre se encontraba una figura un tanto extraña, pero, vulgar colocaron fotos de mí y del profesor de química, el maestro Oxbort, lo que no sabía es que me habían tendido una trampa, arriba en el techo tendieron una pintura de color blanco, lo cual provoco que se manchara mi cuerpo, no sé qué ocurrió realmente, recuerdo que... Fue como si...—Titubee un poco al mirarla.—Si tuviera un poder, la emoción que estaba en ese momento era la rabia, murmuré algunas frases con mi mente y todo lo que dije se hizo realidad —Hice contacto visual con mi madre esperando un consejo o una respuesta a lo que había pasado.
Pero nada.
Solo sumida en sus pensamientos o eso me hizo entender.
Ya que pude observar a mi madre que me escuchaba atentamente cada palabra que le decía al narrarle. Podía leerle a simple vista que en su cara reflejaba la impotencia que sentía el no poder ayudarme, pero, había algo que me costó descifrar bastante.
Jamás en mi vida se me dificultó lo que estaba pensando en esos momentos mi mamá.
Ella se quedó un rato estupefacta cuando le mencione la palabra: «poder», incluso tamborileaba sus dedos, veía el nerviosismo en su mirada y quizás podría estar ocultando un secreto.
Puede que lo sea.
O tal vez no.
Luego ella volvió de su trance mental y mencionó de manera instantánea.
—¿Como si fuera una orden? —Me preguntó.
Asentí.
Mi mamá dijo algo que no pude entender del todo bien, lo cual aumentó más mis sospechas.
—Lo entiendo cariño, sé que los compañeros pueden llegar a ser muy crueles, pero les llegará su karma. —Me dijo un poco nerviosa. Hay cosas que te las diré a su debido tiempo ¿sí?, anda métete al baño y te espero. —Me volvió a decir cambiando de tema bastante rápido.
Esa frase no tenía sentido para mi, ¡Ella ocultaba algo! pero sería mejor no insistir porque no quería un regaño por parte de ella.
—De...acuerdo, puede que sea solo mi imaginación mamá. —Le dije con una sonrisa levantando mis hombros.
Me pare de la cama haciendo que aquella conversación jamás hubiera existido.
Fui hacia el baño para darme un ducha abrí la llave del grifo y esperé a que el agua estuviera tibia.
Sentir que recorría el fluido del agua en cada centímetro de mi piel hacía que estuviera renovada, era como si todos mis problemas desaparecieran tan solo un instante. Lo cual me relajaba bastante.
Una vez que terminé de darme un baño, me envolví con una toalla mi cuerpo y otra con mi cabello, busqué entre mis cosas una vestimenta bastante abrigada para poder salir con mi madre.
Mi mamá no me decía nada, solo sentía su mirada pendiente de todo lo movimientos que hacía.
Una vez que encontré la ropa adecuada, me decidí por un suéter de una tonalidad piel, unos jeans y unos zapatos de un color claro que hicieran juego con la ropa.
—Te ves hermosa mi cielo —Dijo por fin mi madre, mirándome de pies a cabeza, no entiendo, porqué, no te pones así en la secundaria.
—Mamá, me gusta mi vestimenta que llevó a la secundaria, pero, cuando deseo salir con mi madre me pongo bella por ti —sonreí abrazándola. Te quiero tanto mamá.—amplié mucho más mi sonrisa.
—No deberías ponerte bella por mi, cariño eso lo debes hacer siempre tu, porque te quieres. —Dijo ella abrazándome y depositando un beso en mi frente.
Me quedé anonadada por lo que me dijo, en plan ella tenía tanta razón.
Solo asentí con una gran sonrisa ante sus palabras.
Y antes de salir me aseguré de agarrar una de las carteras que estaban colgadas detrás de mi puerta. Tenía muchas, algunas me las ha regalado mi mamá y otras amigos de mi madre para mi cumpleaños.
—Vamos, tengo hambre mamá —Dije con un puchero en los labios riéndome como los viejos tiempos cuando vivíamos las dos solas.
Cuando éramos mi madre y yo, siempre salíamos a cenar afuera o íbamos de compras, pero eso estaba desapareciendo hace un par de años atrás, desde la llegada aquel hombre que pensábamos que nos traía »felicidad« todo se volvió caótico, todo le prohibía a mi madre y aquellas salidas iban disminuyendo. Richard decía que la amaba, pero no era, era una vil mentira.
Richard era un monstruo.
Sin lugar a dudas lo que más quería en el mundo era que mi madre lo dejara. No podría dejarse denigrar por esa calaña de hombre, ese sujeto no se la merecía.
Seguimos caminando de manera lenta observando cada detalle la ciudad de Phoenix, también conocida como el Valle del Sol ubicado en el estado de Arizona.
Donde vivíamos es una ciudad que predomina el desierto, su clima es árido, y sus veranos son muy calientes y los inviernos muy templados. Típicos de la ciudad de Sonora, la cual puede alcanzar altos grados en el verano. La temperatura alcanza los 38 grados, por lo que siempre tenemos que llevar ropa veraniega, es muy raro que nieva. Y es una de las zonas más pobladas de los Estados Unidos.
A medida que caminamos saludamos a unas cuantas personas que conocíamos y al llegar al restaurante de comida china entramos al hall de la recepción y este tenía la típica ornamentación oriental.
Lo que más me llamó la atención era un estanque de agua donde se encontraban peces. Los llamados peces Koi, con sus tonalidades naranjos y dorados, pero, lo que me impresionó eran dos pescados; uno de color negro y el otro blanco parecían el Ying y Yang nadaban el uno con el otro de manera cíclica.
Estaba concentrada observando a esos peces, que solo escuchar la palabra «hija» di un sobresalto.
—¿Hija, aquí? —Me preguntó mi madre señalando los asientos, que estaban un poco alejados de la pileta.
—Sí, mamá es perfecto ese lugar... —Sonreí mientras me acercaba hacia ella y nos sentábamos viéndonos siempre de frente, volviendo a conversar como lo hacíamos siempre, la única diferencia aquí era que no estaba el idiota de Rick.
Tal como debió ser.
Mientras me reía de los anecdotas que mi mamá le sucedían en el trabajo y algunas cosas con el idiota de Rick.
La sentía más relajada, sentía que volvía a hacer la madre que siempre era.
Con Rick cerca, ella estaba más alerta.
Y lo mejor de todo es que con mi madre podría conversar algunos temas que teníamos en común, sobre los libros y la forma de pensar sobre algunos temas.
Podía sentir a alguien vigilando de cerca..
Y aquello que sucedería más adelante.
Tampoco me lo esperaba.
𖦹 Persona desconocida 𖦹
—La hemos encontrado, si, está con una mujer, parece que es su madre... Si... la chica es de un tono marfil claro, ojos cafés, no distingo el color muy bien, quizás tenga la edad de quince o dieciséis años, ¿quiere que investigue a donde vive? —Comentó una voz masculina.
—No dejaremos que le hagan daño, tampoco a su madre pero me parece que la mujer no le ha dicho todavía... Se ve que tiene potencial. Pero hasta que no se lo digan, no intervendremos, si no, la cuidaremos hasta que llegue «ese momento» —Concluyó la otra voz masculina.
𖦹
¿Qué les ha parecido esta nueva renovación?
¿Quienes serán esas personas?
(Sin Spoilers)
Espero que les guste brujix
Los leo
—Se despide Sel 🌙
*Reeditado: 25.04.2021
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