🔮 Capítulo 12.


6 meses en la preparatoria North Canyon Hight.

Los meses habían transcurrido en un abrir y cerrar de ojos, por otro lado con Ilana nos estábamos conociendo muy a fondo, sabíamos un poco de nuestros gustos, algunos cantantes favoritos, cosas por ese estilo, también sabíamos que faltaban solo cuatro meses para que terminase el periodo escolar y con ello las merecidas vacaciones.

Al principio cada una relató lo que había vivido en la secundaria, lo que nos ocurrió era bastante parecido, éramos las sabelotodo, se burlaban de nuestro aspecto, nos hacían bromas, jamás pensé que su historia fuera mucho más cruel que la mía. Uno piensa que las cosas que te pasaron a ti, son más distintas a las ajenas, pero podemos equivocarnos, a veces uno puede dar un prejuicio erróneo de la persona sin conocer su historia, y al final uno se queda con que su historia ha sido horrible, pero la verdad no es así, hay historias mucho peores y que es imposible de imaginar.

Cuando Ilana me lo contó me quería morir.



Moon Valley High School, 2015.


Me encontraba sumida en mis pensamientos, sobre como mis hermanos menores se adaptaban a esta nueva cuidad y sobre todo mi mamá quien la imaginaba discutiendo con mis hermanos sobre si el almuerzo estuviera listo hasta que una voz a lo lejos me interrumpió de manera abrupta. 

—Señorita Simons, ¿podrías leernos tu Haiku, por favor?

¿Qué es un Haikus? es un género poético de origen japonés. Estos se escriben, según la tradición en tres versos sin rima, de siete y cinco sílabas respectivamente y suelen ser referencia a escenas de la naturaleza o de la vida cotidiana.

—Miren ahí va la cabeza de zanahoria —Dijo un chico mientras que una chica se reía por el comentario que el había hecho.

Me aclaré la garganta.

Ignoré aquel comentario que había escuchado, dirigido hacia el color de mi cabello, pero, en ese momento solo pensaba en un chico, Darren Lowry, que iba en mi mismo salón y ese Haiku era para él,  pero desgraciadamente era la invisible y tenía cero posibilidades de estar con él, pero al menos me reconfortaba que podía leerlo a toda la clase y que el escuchara. 

Di un ligero suspiro, apreté mi cuerdo y comencé a leer el pequeño fragmento que decía.

«Eres como el sol,

Iluminas mi día

Con tu enorme sonrisa.»

La maestra al escuchar aquel pequeño fragmento me felicitó, incluso mis compañeros habían aplaudido pero solo por cortesía si no fueran por ellos, jamás me aplaudirían, tampoco pertenecería a las populares y lo peor de todo es que sería una nerd para siempre.

Me senté en mi pupitre soltando un leve suspiro, en el trascurso baje mi mirada y me  sorprendió que alguien me dejara una nota y según los de mi clase era »la cabeza de zanahoria« , »la invisible« , el papel estaba arrugado en forma de bola, lo estiré cuidadosamente ya que no quería que le faltara algún pedazo y no lo arrancara por mis torpes manos. Una vez estirado completamente la nota decía.


«Veámonos en los pasillos de la secundaria, quiero hablar contigo»

-Adele.


Esa muchacha, era la más popular del salón, cabellera azabache con una posición económica bastante alta y mimada, en comparación con ella solo era una chica promedio, mis padres eran de clase media y podría decirse que era una joven normal como las demás familias de esas numerosas, pero centrándome sobre el cabello en comparación con el mío era pelirrojo anaranjado que parecía como todo los de mi salón decían: el de una zanahoria, pecas que adornaban mi piel y en mi rostro, se burlaban de mí por mi aspecto, por ser de una tonalidad muy blanca, parecía una hoja de papel en blanco, un fantasma o como quieran llamarlo, pero gracias a eso me gané el apodo de «la zanahoria refrigerada»  porque todo los de mi salón supieron que venia de Alaska, ya que tuve que presentarme por ser la chica nueva.

Alaska posee un clima oceánico, el resto del estado presenta una atmósfera continental y ártico. En Juneau que es la capital y en la mitad sureste el ambiente es marino, mientras que es boreal en el norte. Si bien en el interior de este es verdaderamente extremo (Algunas de las temperaturas más cálidas y frías tienen lugar en el área de Fairbanks). Los veranos pueden albergar a los 30 °C, durante en invierno los estados se desploman hasta alcanzar -46 °C.

Me encantaba mi hogar, pero por el trabajo de mi padre, lo trasladaron hacia el condado de Arizona, para ser exactos en Phoenix. ¿Se imaginan que desde un territorio al ser nacida y criada en un ambiente frio pasar a uno cálido? las cosas no estaban funcionando del todo bien y porque se hacía raro que una chica de cabello pelirrojo anaranjado estuviera en ese lugar, venían las burlas por desconocidos y peor aún, los comentarios de cómo podemos estar en un sitio en el cual predominara el sol, donde precisamente en los veranos hace mucho más calor, por otra parte el lado positivo de esto es, que me había adaptado a este clima nuevo, me cuidaba mi piel con toneladas de bloqueador solar previniendo las quemaduras de segundo grado gracias a nuestro sol, si no seguía los tratamientos parecería a Hellboy (al demonio rojo que se cortaba sus cuernos), vale, no hasta ese extremo, me excedí un poco, con los meses aprendí a llevar todas las situaciones nuevas que se me presentaban en el camino, aunque lo que estaba a punto de suceder no me lo esperaba.



No me percaté que la hora transcurrió muy rápido y las clases ya habían terminado, me invadió los recuerdos de mi familia y de Alaska, mi preciosa Alaska como deseaba volver una vez más a mi verdadero hogar, luego miré el papel que tenía en mis manos volviendo a la dura realidad y recordando que me lo dejaron en mi mesa y quien fue era Adele quería hablar conmigo de algo importante. Me levanté rápidamente, ya que conociéndola, esa chica tenía poco tolerancia a la espera. La visualicé con unos cuantos chicos pero estos se alejaron, mientras que ella se encontraba apoyada en uno de los casilleros con los brazos cruzados.

—Llegas tarde —Dijo ella.

—Lo siento, estaba...

—No me digas, te dio esos «momentos especiales» —Mencionó Adele mirándome de pies a cabeza, masticando una goma de mascar y enfatizando con comillas al aire con sus dos manos la ultima frase que había dicho.

—¿A qué te refieres con momentos especiales?—Dije sin entenderle a que se refería Adele.

—Vaya, pensé que eras un poco más inteligente, pero parece que tienes el cerebro del de un maní, para tu traducción zanahoria de refrigerador es que te quedas pensando todo el tiempo—. Además—Agregó—. Ese color no te asienta, deberías...no sé, un tono más rosado... —Me dijo acariciando mi cabello de manera lenta y viendo mis puntas.

Observé cada dedo de ella se posaba en mi cabellera anaranjada. comenzaba a odiarla, no quería que me siguiera tocando.

—Ven vayamos a hablar en un lugar más tranquilo —Anunció Adele con voz calmada, mostrando una sonrisa.

Ella me agarró del brazo provocando que me diera una media vuelta, dando a la espalda a esos chicos que los había visto en el salón unos momentos antes conversando y estando junto a ella, por extraño que parezca sentía que algo malo ocurriría pero estaba tan emocionada conversando con una popular. 

Que me cegué de la emoción.

Y cometí el más grande error. 

De repente, comencé a sentir una especie de disparos o podría ser solo simples papeles, no lo sabía realmente, pero sentía como esos proyectiles llegaban a mi espalda incluso en mi cabellera, me giré un poco para darme cuenta de que no se trataba de aquel material que yo creía si no más bien gomas de mascar, trate de escapar de aquello, pero estas se adherían más a mi cabello, por más que tratase de jalar se quedaban en él, arruinándolo por completo, era imposible sacar o a menos eso creía, cerré mis ojos esperando a que pasara, hasta que dejaron de cesar.

No veía el rostro de Adele por ninguna parte, pero me preocupaba de que no se arruinara más mi cabello de lo que ya estaba, pensé que ella estaría a mi lado defendiéndome y en vez de eso terminé quedándome sola, sentía que este día no sería para nada lindo y me llevaría una grandísima sorpresa.

—¡Oh! Ilana, ¿Qué te ha pasado?—Exclamó preocupada—. Ven vayamos al baño, te ayudaré a quitarte esa goma de mascar.

Di un respingo ya que no sabía de que lugar había salido Adele. Eso me había asustado poco.

Sabía que la única solución era cortarme el cabello, porque una cabellera con goma de mascar era imposible, al menos eso yo entendía, ya que desde pequeña mi madre siempre me decía que el único remedio hasta ahora era el corte de pelo. Para mí era lo más factible en estos momentos y aunque lo tenía bastante largo hasta mi retaguardia, sabía que no tenía más remedio.

Accedí a la petición que Adele me hacía, me condujo hasta el baño sin saber que al conducirme ella sonreía maliciosamente, tampoco me percaté que ella había hecho una señal que a penas capté, eran unos chicos que se dirigían al mismo lugar que nosotras, nunca imaginé que entre aquellos sujetos se encontraba el que me gustaba: Darren Lowry.

Una vez que entramos, me miré en el espejo, observé que tenía un aspecto horrible, gomas de mascar en todo mi cabello que con tanto esfuerzo de años, lo mantuve largo y ahora se encontraba estropeado con la goma.

—No te preocupes te arreglaré muy bien querida—Indicaba Adele sacando unas tijeras de su mochila.

—¿De que querías hablar?—Dije sin verme al espejo aun, confiando que Adele me cortara el cabello. 

 Pensaba que si me juntaba con la más popular podría serlo, además tenía la esperanza de tener una amiga, después de los pocos meses de estar en el condado y de soportar las burlas de los de mi salón, sería mejor.

—Veras... siempre me han caído mal las pelirrojas cabeza de zanahoria. Debido a que mi padre engañó a mi madre con una de ellas —Enunció ella—. Sentía los tijeretazos en mi cabello mientras ella decía esas palabras.

Y yo pensaba  «¿y yo que diablos tengo que hablar con ella?» «¿para qué me ha citado?» «¿que tengo que ver con la infidelidad de su padre?»

Adele continuo hablando.

—Después de eso, mi padre me pedía disculpas todo el maldito tiempo y me consentía en lo que yo quería, para sobornarme de no contarle a mi madre y funcionó. Pero las odio. Casi destruyen a un matrimonio —Siguió hablando— entre más hablaba sentía que esas palabras me la trasmitía con rencor y más me daba cuenta que me lo cortaba con antipatía, después cuando terminó de hablar, ya no sentí las tijeras cortar.

Al enfrentarme al espejo, me veía extremadamente horrible, no podía describir las palabras que sentía en ese momento, ¿Por qué existía gente tan dañina?

No podía creerlo, baje la mirada unos momentos y con lagrimas en los ojos, la rabia invadió mi cuerpo.

—¿Qué te he hecho yo Adele? ¿¡Qué!?, ¿¡Es mi cabello o es algo más!?— Exclamé enfrentándola, la empujé haciendo que estuviera en la pared, mi pelo estaba demasiado corto, con algunos mechones y desalineado por completo, observé todo mi cabellera en el piso.

—¿¡Qué me has hecho!? Me quieres quitar a Darren, él es mío, te odio por como eres, eres la niña buena, la inteligente la que saca buenas notas y no tiene que mendigar por sacar buenas calificaciones.

—Ni siquiera es tu novio —Contesté— no tiene un cartel que diga «propiedad de Adele» —Dije entre comillas con mis dedos—Luego agregué —. ¡Además esfuérzate con estudiar! ¡Tú eres una chica envidiosa que consigue lo que quiere a través de chantajes! —Exclamé armándome de valor.

Aquello a Adele la hizo enfurecer más, me jaló el cabello y me propinó una cachetada de la impotencia.

—¡Eres una insolente! ¡Como te atreves a decir esas palabras! 

—¡Auch! ¡Me cansé de no decir las cosas que pienso Adele!, ¡ya basta de ser tímida! —Vociferé, la cachetada que me habría propinado en una de mis mejillas me ardía un poco.

Forcejeamos un rato, propinándole una cachetada de igual forma, ella se sujetó su mejilla con rabia y me daba entender que nadie le levantaba la mano.

—¡Me lo pagarás! ¡Todo lo que quiere Adele Jones, lo tiene querida! y no me vengas con cuentos estúpidos cabeza de zanahoria, ¿Crees que soy estúpida? quieres a Darren y lo vuelvo a decir ÉL es mío y también veía como le haces ojitos...pero... —hizo una pausa, observándome con unos ojos que mostraban crueldad—. esa no es toda la sorpresa que te tengo, además jamás imaginé que me responderías, te he subestimado cabeza de zanahoria, ¡Esto recién comienza! —me sonrió con una sonrisa torcida.

—Entren—Dijo la chica azabache.

No sé quién entraría, pero al darme cuenta de los sujetos que aparecían, me quede petrificada en el sitio se trataba de Darren junto a otros chicos, ¡no era cierto! el chico que me gustaba, ¿Cómo podía? Y yo que creí que era un muchacho bueno, que ingenua era, era una grandísima tonta. 

Pero me sentía aliviada de decirle en su cara lo que me parecía a Adele y su forma de ser, aunque la miraba con un terror que me hizo dar un escalofrió.

—Darren cómo pudiste, pensé que tu...

—Que me gustabas, eres fea, además...me gusta Adele, ¿No es cierto querida? —Dijo Darren con una sonrisa.

Contemplé a la chica que se acercaba lentamente hacia él y le daba un beso delante de mis narices.

—¿Ves? Zanahoria, yo consigo todo lo que quiero— Respondió abrazándolo. Además pagarás por lo que me hiciste.

—¿Qué es lo que te hizo? —Masculló Darren preocupado y al verle la mejilla roja y su ira apareció.

Me estrelló contra la pared sujetando el poco cabello, di un alarido de dolor, no sabía cuantas veces fueron como me estrellaba contra la pared de los azulejos del baño, cada vez el movimiento era más fuerte y veía mi propia sangre en los azulejos, oyendo las risas y burlas.

Todo lo que sentía por ese chico, se hizo añicos en unos segundos, todas mis esperanzas e ilusiones se esfumaron en ese preciso momento, me sumergí en mis pensamientos, ignorando lo que estaban a punto de hacer en esa fracción de tiempo que para mí sería un tormento.

 Quería que esto fuera un sueño.

Darren me dejo en el suelo o eso creía, mientras parte de mi rostro sangraba, nariz y labios también.

Habían entrado con un recipiente bastante grande, mi rostro me ardía a más no poder, dolía a horrores y sabía que me dejaría moretones y bastantes feos.

Estaba sin energías como para poder escapar y en mi ingenuidad no sabía para que lo ocuparían, quería en ir en busca de la salida pero entre todos me agarraron, llevándome hacia aquel plástico que contenía agua.

—Hemos oído que eres de Alaska, ¡refréscate con esto cabeza de zanahoria refrigerada!— Exclamó Adele riéndose.

Acto seguido me metieron de bruces al recipiente, intentaba con todas mis fuerzas salir pero el agua estaba ingresando por mi nariz que me quemaba y ardía como un carajo, quería que pararan, pero me sentía cansada por los golpes que Darren me había propinado que pensaba que todo esto fuera producto de mi imaginación, ¡Debía sacar fuerzas! ¡no podía dejar que esos bravucones y del sujeto de quien creía que era buena persona! Pero no, ¡era un grandísimo hijo de puta! No dejaría que se burlaran de mí. Repitieron las zambullidas tres veces seguidas.

Pensé que iba a morir, ¿Este sería el fin de Ilana Simons? sentí que las zambullidas cesaron, me sentía demasiado agotada pero sentía en el fondo un enorme alivio tal vez ¿Me había dejado morir en ese baño? Sentía mi propia respiración pero con una visión bastante borrosa, pero con una enorme tranquilidad de que ya se habían ido. Intenté aclarar mi vista, pero más mi visión se tornaba borrosa, sentía el frío piso del baño que era mi único consuelo.

Luego todo se oscureció.



Al cabo de unos minutos o horas, tardé en cuenta que me había desmayado.

Como si mi alma hubiera regresado a mi cuerpo volví a pestañear con más claridad, no recordaba que pasó exactamente debido a las emociones recientes, me paré lentamente teniendo toda mi ropa mojada, quise mirar la hora en mi teléfono, lo busqué en uno de mis bolsillos de mi pantalón pero resultaba que me lo habían robado, calculé que ya era tarde y debía dirigirme a clases, mi rostro demacrado, no quería verme al espejo, no quería ver el horror que se encontraba mi rostro pero sabía que debía tener un gran moretón en una de mis mejillas, pero me di el valor de verme y cuan grande fue mi sorpresa que ya no se encontraba, eso me dejo anonadada, toqué mi mejilla mirándome al espejo, ya no se encontraba, luego observé mi maquillaje que lo tenía intacto, di un suspiro ligero, ya no me dolía mi cuerpo y no sabía porque pero note marcas de moretones en mi cuerpo, eso significaba que con algo me había golpeado, quizás la adrenalina que sentía en ese momento, me había ayudado en liberarme de aquel tormento.

No lo sabía.

Caminé hacia el aula donde tenía las clases pero tampoco tenía mi bolso consigo, no tenía nada, solo era yo contra el resto del salón, al entrar algunos se sorprendieron y ahí estaba ella, Adele, con una sonrisa, al verme fingió estar preocupada, esa hija de papi.

El maestro se acercó a mí, muy preocupado, preguntándome que sucedió, me quede callada unos segundos, cuando iba a contestar, Adele contestó por mí, decía que me había caído en el estanque de los patos, afuera en el campus y ella me salvó. Además había ocultado lo del corte de cabello. Eso era una vil mentira.

Sentía un enorme calor por todo mi cuerpo, sentía cólera, cerré mis puños, por más que hablará aquella hijita de papi me hacía tener un odio hacia ella, mi pecho comenzó a subir y bajar, mi respiración se aceleró y mis fosas nasales comenzaron a abrirse y a cerrarse, estaba experimentando la única emoción que se encontraba en mi mente: la rabia, mis manos estaban emanando una especie de humo que al principio se volvió invisible, pero al pasar los segundos se pudo notar cada vez más. «¡cállate!» comenzaba a irritarme Adele daba explicaciones que no eran ciertas, quería que mi voz saliera respondiendo un: ¡cierra la maldita boca!

No distinguí que poco a poco me elevaba y producto de eso levitara, la cólera me seguía invadiendo y más por mi aspecto daba una sensación de terror, el maestro entró en pánico y fue el primero en salir. Comencé a sentir el miedo en sus miradas y más la de ella de un momento a otro dije.

—¡Cierra la maldita boca! —Vociferé.

Hice que mi cuerpo formara una pose, mis piernas y brazos las junte a la altura de mi pecho ocultándolas, sentía que mi rostro comenzaba a salir humo y se dibujaban líneas naranjas, acto seguido grite y extendí todo mi cuerpo formando una estrella, era como si se trataba de un pájaro liberándose de su jaula, provocando que aquel humo se esparciera a todo los que estaban en ese salón, rompiendo cada una de las ventanas, sentí que toda la rabia acumulada se había extinguido en aquella maniobra que hice, me sentía libre.

Observé que algunos muchachos del salón habían sido arrojados fuera de las ventanas ya rotas a causa de la maniobra que hice, otros quemados y algunos chicos se encontraban con partes de su cuerpo con quemaduras de tercer grado, otros se encontraban deformadas. Luego miré a Adele (si es que era ella) se encontraba estrellada en la pared y parte de su cuerpo quemado junto a algunos vidrios incrustados. 

Sonreí satisfecha al ver a aquella escena.

Al cabo de un rato me sentí mareada, escuchaba mi propia respiración de manera lenta, sentía que me faltaba el aire y aquello me había agotado de sobremanera. Solo oí unos pasos que hacían eco y a medida que se acercaban solo contemplé un par de zapatillas en la entrada de la sala y todo se desvaneció delante de mis ojos.




*Reeditado: 20.09.21

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