Capítulo 12: Amor a distancia
Dedicado a mi querido @DayD76
La última vez que vio a Five, fue exactamente hace 8 meses. En aquel momento ambos se despidieron en el aeropuerto, después de 3 largos años de relación, todo había acabado con un dulce y último beso antes de que ambos partieran en rumbos totalmente diferentes. No habían terminado, solo estaban en una pausa. Por lo menos eso es lo que repetía Klaus una y otra vez.
Five recibió una beca en MIT para que pudiera estudiar ingeniería tecnológica y él se mudaría a Francia para estudiar en una de las mejores escuelas para chef, el Ecole Ducasse - Paris Studio.
Estos habían sido sus sueños y metas desde que eran niños, y se juraron que ni su amistad ni sus sentimientos se interpondrán en sus metas como habían visto en otras personas, incluso en sus padres.
Cuando ambos comenzaron a salir a los 15 años, habían firmado un contrato, donde quedó especificado que una vez que terminaran la preparatoria, eso sería todo, ambos tomarían distintos caminos, sin lágrimas o corazones rotos o anhelos hormonales y solo cuando cumplieran sus metas, se buscarían nuevamente. Una dulce promesa a la cual aferrarse mientras se mantuvieran alejados.
En aquel momento parecía un acuerdo perfecto; ambos se conocían de niños, eran mejores amigos y existía una atracción mutua desde que llegaron a la pubertad que ninguno podía negar. Estando juntos, podían experimentar lo que era tener una pareja, un apoyo incondicional en la preparatoria y alguien con quien disfrutar de las hormonas alborotadas, sin tener que terminar con un corazón roto.
Parecía el plan perfecto, y Klaus había creído durante años que lo era, pero a medida que se acercaba la graduación, todo lo que deseaba era una cita más, un beso más, un abrazo más, solo un poco más de tiempo junto a su novio. Poco a poco aquel trato se volvía una amarga condena en su mente.
Ocho meses después de haberse mudado a Francia, seguía lamentando aquel trato.
¿Acaso no habían dicho que no habría corazones rotos? Una vil y asquerosa mentira. Porque su corazón se sentía roto desde mucho antes de despedirse de Five en el aeropuerto.
Muchas veces pensó en detener esta tontería, en pedir un cambio en las reglas, en cambiar su plan de estudios y poder seguir a su novio a Massachusetts. Pero este sueño no era únicamente suyo, su madre lo había apoyado tanto, ahorrando durante años, trabajando largas jornadas y hasta tenían tres trabajos, para que pudiera venir a Francia. Simplemente no podía arrojar el esfuerzo de su mamá y el suyo a la basura porque estaba enamorado de su mejor amigo.
Incluso mientras lo piensa y repasa en su mente todas sus decisiones que ha tomado desde los 15 años, le parece absurdo. ¿Cómo pensó que estar lejos de su novio no le dolería? Si Five fue su todo: su primer amigo, su primer amor, su primer beso, su primera vez.
Y allí está nuevamente, mirando una carta que ha escrito para Five, una de las tantas cartas que ha escrito en los últimos ocho meses y nunca ha enviado ni va a enviar.
Una de las condiciones de su noviazgo había sido que cuando ambos estuvieran alejados, no podían comunicarse ni por llamadas, mensajes o mails. Tenían que concentrarse en sus metas y no ser una distracción para el otro, los primeros amores rara vez terminan bien, algunos no sobreviven más de algunas semanas y mucho menos llegan a concretarse en algo serio a futuro.
Aunque nunca dijeron nada sobre cartas, no era algo común en un mundo tan tecnológico, pero a Klaus le parece romántico y gracioso, casi podía imaginar la cara de indignación de Five, por descubrir que había encontrado una forma de romper las reglas sin romperlas realmente y por usar un método tan antiguo.
Pero como las anteriores cartas, tampoco la enviará sino que la guardará en una caja en el fondo de su armario, deseando poder olvidarse de su existencia.
En el fondo, Klaus es un cobarde, y no quiere que Five lo rechace. Quizás ese era el verdadero motivo por el cual aceptó y no rompió aquel contrato absurdo. Sí no podía tener a Five a su lado toda su vida, aunque sea lo tendría por algunos años y guardaría cada beso, cada caricia, cada palabra en su memoria. Por lo menos era mejor que no tener nada, incluso si ahora tenía que lidiar con un corazón roto.
"Klaus, se te hace tarde para ir a tu última clase" le grita uno de sus compañeros de vivienda.
"Gracias, Ben" responde, tomando sus cosas apresuradamente.
Ben se asoma desde su habitación "Iré al correo, ¿Quieres que le envíe algo a tú mamá?"
"Hay unas cartas sobre mi escritorio" grita, saliendo por la puerta.
Ben negó con su cabeza, Klaus es muy desordenado. Por suerte las cartas estaban donde dijo el castaño.
**
Ocho meses, nueve días y doce horas, es el tiempo que lleva sin ver a Klaus. No es que los esté contando, eso sería patético de su parte, pero al mismo tiempo no puede evitar pensar en su Klaus.
MIT es todo por lo que ha luchado durante años. Tiene un plan estricto y siempre se dijo que sacrificaría todo por alcanzar sus metas, pero extraña a Klaus, mucho, demasiado.
Klaus no era solo su novio también era su mejor amigo. Klaus podía escucharlo despotricar sobre locas teorías durante horas, a veces acotaba alguna idea que lo ayudaba a aclarar su mente o empeorar su confusión. Nunca se aburría cuando Klaus estaba cerca, porque cuando se cansaban de hablar, hacían otras cosas como jugar, ver películas, pasear por el parque, besarse, abrazarse, bailar o tener sexo.
Una parte de él, lo asocia a sus hormonas y sentimientos, y se arrepiente de aquel acuerdo de no llamadas, no mensajes y no mails hasta que ambos estuvieran graduados de la universidad. Fue él quien insistió en ese acuerdo, porque no tenía la suficiente confianza de no tentarse y llamar a Klaus.
La carta lo sorprende y comienza a reírse al reconocer la letra apresurada de Klaus. ¿Quién envía cartas en este mundo moderno? Solo su bobo, astuto y hermoso Klaus.
Enamorarse de su mejor amigo fue su peor idea. Especialmente porque ambos sabían que vivirían en continentes distintos. Pero tener este pequeño pedazo de Klaus, lo hace sonreír por el resto del día.
En la oscuridad de la noche, mientras su compañero de cuarto duerme, le envía un mensaje a Klaus.
Se supone que es encontra de las reglas, pero Klaus fue el primero en romperlas, por lo que técnicamente no es su culpa.
**
-Eres un tonto, pero también te extraño-
Para cualquiera el mensaje hubiera sonado agresivo y despectivo, pero para Klaus, era como fresco bálsamo sobre su herida. Casi podía imaginarse a Five sonriendo de lado, con su hoyuelo marcando y sus ojos azules brillando con diversión mientras escribía el mensaje.
Los últimos diez días han sido una pesadilla. Apenas ha dormido, sus profesores se han quejado de su bajo rendimiento, se ha quemado la mano preparando café, y luego confundió las órdenes más de tres veces y casi termina despedido. Y como si eso no fuera suficiente casi termina atropellado por una bicicleta.
Una semana encantadora.
No era culpa de Ben sino de él por no haber guardado la carta que era para Five, incluso fue él quien le dijo al asiatico que enviara las cartas sobre su escritorio. No había otro culpable más que él y su usual idiotez, porque en primer lugar, jamás debió haber escrito esa carta ni las otras que guarda celosamente en su armario.
Pero Five le envió un mensaje, no era tan extenso como su carta donde prácticamente describe lo mucho que lo extraña, lo difícil que eran algunos de sus días lejos de su compañía y otras cosas aún más vergonzosas, aunque Klaus no es una persona que se apene demasiado, ese mensaje tan corto y casi agresivo significaba dos cosas, una que Five leyó su carta y dos que Five también lo extrañaba.
-Dijiste que no podemos enviarnos mensajes- responde, con su estómago lleno de mariposas imaginarias
-Rompiste las reglas primero- es la rápida respuesta del pelinegro
-No dijiste nada de cartas- responde con más seguridad, casi puede imaginar a Five poner sus ojos en blanco ante su sarcástica respuesta
-No pensé que fuera necesario, nadie usa un método tan costoso y antiguo-
-Te encantó, admítelo-
-Nunca-
Pasan las siguientes dos horas intercambiando mensajes, para Klaus es muy temprano y apenas ha dormido pero se va a su trabajo con una gran sonrisa, incluso si en la ciudad del amor llueve torrencialmente. Para Five es muy tarde y el resto de la noche se la pasa pensando en Klaus, en su contrato rotó y como extraña a su novio pero cuando se levanta, hay un mensaje de Klaus deseándole un buen día y asiste a su primera clase de la mañana sin su mal humor usual.
**
Pasan los siguientes tres meses escribiéndose mutuamente. Klaus aún seguía enviando sus cartas, pero Five siempre usaría su teléfono para hablar con el castaño. Poco a poco sus charlas se vuelven más amenas, más amistosas y cariñosas. Comentando sobre sus días, sus nuevos amigos, sus ciudades y las curiosidades que han aprendido, y sus clases y profesores.
Pero Five ha tenido un pésimo día. Nunca ha sido apto para trabajar en equipo, no está acostumbrado y le cuesta que sus compañeros comprendan sus divagaciones e instrucciones. Tampoco ayuda que la mayoría de sus compañeros de equipo parecen tener el IQ de un chimpancé.
Ni siquiera se da cuenta que ha llamado a Klaus hasta que escucha la voz del castaño pidiéndole que respire profundo y le diga cuales son las leyes físicas de Newton. Luego de cinco minutos de respiraciones profundas, puede empezar a enumerar las leyes de Newton. Cuando dice la última, está respirando con normalidad, incluso puede escuchar la respiración de Klaus y como este se mueve alrededor de la cocina, seguramente practicando alguna receta.
Klaus le da instrucciones sencillas y fáciles, como si siguiera una receta, Five comienza a escribir sus ideas a medida que se las dice a Klaus mientras que su castaño hace alguna acotaciones interesantes, no siempre precisas, pero interesantes que lo hacen reír y olvidarse de su amargura brevemente.
Esta era una de las razones por las cuales no quería que Klaus y él tuvieran contacto. Durante su noviazgo se habían vuelto tan cercanos y dependientes, que ahora ni las estúpidas cartas, ni los mensajes eran suficientes. Seguían rompiendo las reglas ¿Y cuándo las llamadas no fueran suficientes? Les seguirán las videollamadas, y si eso también termina no siendo suficiente ¿Qué harán entonces?
Se queda dormido, con la voz de Klaus susurrando las nuevas recetas que ha aprendido.
Extraña mucho a Klaus. Su voz, su risa, sus desordenados rizos, sus chistes malos, sus cálidos abrazos y apasionados besos.
**
Han pasado 15 meses y una semana desde la última vez que vio a Five. Siguen escribiéndose y solo cuando es necesario se llaman, pero tratan de no hacerlo, porque han notado que cada vez les cuesta más colgar la llamada, y una llamada hasta el otro lado del mundo no es nada económico.
Pero es su cumpleaños y todo lo que quiere y desea es ver a Five. Brevemente, no tienen que hablar, solo será un minuto. Aún se pregunta si su novio continuó creciendo o quedó en su 1.73 m. Sí sigue siendo delgado o ha creado músculos con su rutina de ejercicios de la que tanto presume.
Quizás Five tiene razón y necesitan detener esto antes de que ambos salgan heridos. ¿No había sido el propósito de aquel estúpido contrato?
Por supuesto, Five no contesta su videollamada. Siente que su corazón se aprieta incómodamente en su pecho. Five ha estado tan callado y esquivo los últimos meses. Cuando el pelinegro se comportaba así, lo mejor que podía hacer era darle su espacio. Lo sabe, pero eso no quiere decir que no duela.
Duele y mucho. Porque es su cumpleaños y extraña su hogar, sus amigos, su mamá y a su terco novio.
Intenta llamar nuevamente, ignorando el timbre de su hogar. Si Five quiere ser terco, él también puede serlo.
Su llamada es nuevamente ignorada.
"Idiota orgulloso" maldice
"Vaya recibimiento después de haber viajado por diez horas y cruzado el Océano Atlántico"
Casi se cae de su cama al escuchar la voz de Five. Voltea tan rápido que su cuello hace un sonido extraño, pero eso no importa, porque corre hacía los brazos de su Fivey, como si ambos fueran protagonistas de una película romántica.
"Idiota" susurra Five contra sus labios, se siente tan bien que Klaus puede declararse adicto a los labios de su novio.
"Te extrañe" responde "Mucho" lo besa con desesperación
Five responde con la misma intensidad, dejando que sus besos transmitan todas sus emociones "Pero dijiste que soy un idiota orgulloso" acotá luego de un momento.
Klaus sólo puede reírse, por supuesto Five se quejaría, si no lo hiciera no sería su amado y gruñón novio.
"Siempre eres un idiota orgulloso, pero eres MÍ idiota orgulloso" asegura, notando que Five ha crecido algunos centímetros, pero él sigue siendo mas alto, no obstante Five tiene los músculos mas desarrollados que él. Si tiene que ser sincero, no puede esperar para ver y tocar esos músculos que siente debajo el grueso abrigo que intenta quitar sin dejar de besar al pelinegro.
"Y tú eres mi rompedor de reglas favorito" es la respuesta de Five y empuja a Klaus contra la cama antes de subirse arriba del castaño que lo esperaba con las piernas abiertas.
Ambos suspiran ante el repentino contacto, es una mezcla de ansiedad y necesidad que los hace tocarse sin pudor sobre la ropa. La blusa semitransparente que lleva Klaus luce adorable en el castaño, pero le estorba a Five, por lo que sin ninguna clase de arrepentimiento, rompe la prenda, arrojándola lejos.
Klaus debería sentirse indignado, esa había sido su blusa favorita, pero los labios de Five contra su cuello y aquellos ágiles dedos jugando con sus pezones se sienten tan bien, que ni siquiera se puede quejarse por lo ocurrido. Además, ver a Five siendo tan brusco es ... excitante.
Five siempre se ha caracterizado por ser un joven inteligente, pragmático, orgulloso y engreído, pero nunca ha disfrutado de las cosas apresuradas y bruscas. Le gustaba tomarse su tiempo con Klaus. Claro, había momentos en que las hormonas los hacía actuar de forma impulsiva, pero nunca habían sido bruscos entre ellos. Apasionados, sería la mejor forma de describirlos. Pero mientras Five se quita la ropa, Klaus nota cierta desesperación y torpeza en los movimientos de ambos.
Es como si besarse y tocarse no fuera suficiente para sofocar el hambre de ambos pero es un buen comienzo.
Las manos de Klaus recorren el pecho de Five antes de rodear su cuello, acercando sus cuerpos desnudos tanto como le es posible. No está seguro en qué momento tanto Five como él pudieron desnudarse, pero no le interesa saberlo; en cambio disfruta de aquel electrizante contacto tan simple pero poco inocente mientras se besan. Demasiados hambrientos y necesitados, con dientes chocando bruscamente mientras sus lenguas parecen tener un baile sensual entre ellas.
Five coloca sus manos en la cintura de Klaus, y baja una de ellas lentamente hasta poder tocar el trasero de Klaus, mientras su otra mano sube hasta posarse en aquellos ridículos y encantadores rizos.
Mientras besa a su castaño con todo ese deseo contenido que ha retenido durante los últimos 15 meses, su autocontrol simplemente se rompe como si fuera una frágil presa.
"Te quiero" admite abandonando los labios de Klaus para poder morder uno de sus hombros. Disfrutando de los gemidos silenciosos que su castaño intenta contener.
La mano izquierda de Five, su mano dominante, masajea el pene de Klaus, recorriendo lentamente, primero tocando con cuidado los bordes del glande, antes de comenzar a moverse a lo largo de la longitud, hacia arriba y hacia abajo, de una manera tan lenta y tortuosa que en menos de un minuto, su Klaus está maullando como un gatito. Suplicando por más.
"Il mio dolce gattino (Mi dulce gatito)" murmura negándose a quitar sus ojos de los gestos de placer de Klaus.
"Donne-moi plus, bébé. J'ai besoin de toi (Dame más, cariño. Te necesito)" Klaus ni siquiera se da cuenta que ha comenzado a hablar en francés
"Mi fai una domanda così carina. Come potrei negarmi il mio amato gattino? (Ruegas tan lindo. ¿Cómo podría negarme a mi amado gatito?)" Five disfruta de ver como Klaus sucumbe ante sus caricias y palabras, incluso cuando apenas son un susurro. "Date vuelta" ordena.
Es gratificante ver cómo el cuerpo de Klaus reacciona a su orden. Apenas suelta a Klaus, este se arrodilla en la cama, arqueando su espalda y elevando su cadera, lo suficiente como para que Five pueda prepararlo. Ojalá pudiera decir que no está cansado.
Klaus tiene que aferrarse a las sábanas cuando siente el líquido frío escurrirse por sus piernas, bajando por sus muslos desnudos y temblorosos. Ha pasado demasiado tiempo desde la ultima vez que Five y él tuvieron sexo, y si tiene que ser sincero, no esta seguro de poder soportar todas las emociones que lo invaden, su pene gotea con el liquido preseminal y sabe que no será capaz de aguantar mucho mas.
"Fivey" intenta advertir cuando siente la mano de Five acariciando su pene nuevamente
Pero se sorprende cuando siente el calor de su novio sobre su espalda y siente como este usa sus lubricados muslos para complacerse, la idea es demasiado excitante y obscena y ni siquiera duda cuando trata de apretar sus muslos alrededor de la dureza de Five.
El sonido que hacen sus cuerpos cuando se encuentran, o la forma en que Five toca su pene o besa y marca su espalda lo tienen lo suficientemente desesperado, rogando por más. Más fuerte. Más rápido. Simplemente más.
"Ti amo gattino (Te amo gatito)" declara Five sintiéndose tan cerca del orgasmo, sobrepasado por sus sentimientos y placer.
"Je t'aime (Te amo)" admite perdido en el placer "Tu m'as manqué, beaucoup.(Te extrañé, mucho)" llora mientras se aferra a las sabanas
"Non ti lascerò andare via di nuovo (No te voy a volver a dejar ir)" promete y como si esa promesa fuera todo lo que necesitaban para venirse, gritando el nombre del otro.
**
Aún siguen ocultos bajo las sábanas de la pequeña cama de Klaus, aferrándose al otro mientras se recuperan del orgasmo de hace algunos momentos. En algún momento tendrán que salir, comer algo y disculparse con los amigos de Klaus por interrumpir la fiesta de cumpleaños del castaño. Pero ambos estaban demasiado cómodos para moverse.
"Estoy tan feliz de que hayas venido" comenta Klaus, jugando con los dedos de Five "Es el mejor regalo de cumpleaños que me has dado" afirma emocionado
Five se ríe "Pensé que el Sr. Oswald había sido el mejor regalo"
"Lo fue, ahora este es el mejor"
"Que pena, yo que pensaba darte otra sorpresa"
Esa palabras despiertan la curiosidad de Klaus "¿Otra sorpresa?" pregunta aferrándose a él
"Si, pensé que te gustaría saber que voy a pasar el siguiente semestre aquí en la Université Pierre et Marie Curie" Klaus lo besa emocionado y Five responde aquel beso con el mismo entusiasmo pero de una manera más lenta y amorosa.
Five no ha renunciado a sus metas, solo que ahora incluyen mantener a Klaus entre ellas.
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