XXXIII: «Querido JungKook»
TaeHyung arrugó las cejas con los ojos cerrados, escuchaba el agua removerse y la brisa suave impactar contra las hojas de las plantas cercanas. El Sol iluminaba su rostro, suave por suerte.
Parpadeó unas cuantas veces para abrir los ojos con algo de dificultad, siendo los árboles y sus hojas bailando lo primero que captó. Se removió sintiendo su piel desnuda, su cuerpo cubierto de la cintura hacia abajo con su capa pesada. Su brazo izquierdo era aplastado suavemente por algo, ya no lo sentía.
Pronto su mente maquinó la situación y rebobinó todo el día anterior, desde la mañana hasta muy entrada la noche, donde su relación dio otro paso, uno muy significativo.
Exhaló, tenía tiempo sin despertarse tan en paz, incluso sin dormir tan profundo. El nudo en su estómago que ni siquiera sabía que tenía desapareció, uno que se había generado por todas sus responsabilidades. Se sentía ligero, contento.
Sonrió espabilando y miró a su lado. Ahí se encontraba la envidiable silueta del omega JungKook, durmiendo sobre su brazo y algunas prendas que usaron como almohadas. El omega le daba la espalda y la capa que también lo cubría, tapaba hasta la pronunciada curvatura de su cintura y cadera. Su camisa estaba desacomodada y el hombro derecho quedaba provocativamente al descubierto.
TaeHyung giró su cuerpo, con cuidado de no mover su brazo izquierdo para no despertarlo y se acercó a él sin ser brusco. Ubicó una palma sobre la cintura de JungKook y tanteó hasta su vientre desnudo para atraerlo a su anatomía.
Levantó un poco la cabeza para ver el precioso perfil del omega, que permanecía sereno, inmerso en su sueño profundo, luciendo bastante cómodo con la mejilla apegada a su brazo, tanto que en su boca se formaba un mohín que quiso besar. Sin mencionar las espesas pestañas que caían sobre sus pómulos rozagantes.
Eso le bastó para que las imágenes de la noche anterior se reprodujeran en su mente, donde el omega lució tan extasiado dentro de otra faceta más íntima y acalorada en la que expuso su cuerpo con coquetería. Tener el privilegio de haberlo visto y degustado de esa forma lo hacía sentir más que dichoso, incluso tanto como los propios Dioses. Hasta sentía el fantasma de las manos del omega apretando sus hombros con desespero para impulsarse, luciendo tan hermoso que TaeHyung se atrevería a maldecir por no haberlo conocido antes.
Antes se sentía cómodo cuando pasaba el tiempo con el omega JungKook, pero ahora la sensación se había intensificado sustancialmente.
No se privó y situó sus besos en el hombro lechoso del omega con el objetivo de despertarlo, pero tuvo que bufar cuando el omega ni se movió. TaeHyung no sabía de alguien que tuviera el sueño tan pesado como JungKook.
Se desplazó al cuello de su acompañante dormido, convirtiéndolos en una ronda un poco más sugerente, apegando todo lo posible el menudo cuerpo contra su pecho para grabarlo contra su piel. Dejó humedad en su cuello y nuca, donde la consciencia empezó a despertar a JungKook, quien se removió por inercia, soltando un pequeño sonido somnoliento.
TaeHyung arrastró su mano al abdomen ajeno y lo acarició con su pulgar, descendiendo sus labios a la espalda alta.
Tras unos segundos más, escuchó un suave quejido.
—Buenos días —saludó JungKook con voz adormecida y casi balbuceante.
TaeHyung puso su rostro cerca de la oreja contraria para verlo espabilar, abriendo y cerrando los ojos constantemente con su ceño fruncido y labios abultados. Adorable.
TaeHyung rio y JungKook giró su cabeza hacia él.
—¿Dormiste bien? ¿Te sientes bien? —preguntó TaeHyung con una sonrisa silenciosa que solo se podía ver a través de sus ojos zarcos brillando.
JungKook acunó suavemente la mejilla ajena, viéndolo a través de esos preciosos ojos cárdenos.
—Después de lo que pasó anoche, nunca he dormido mejor —confesó el omega, recibiendo un asentimiento del alfa al estar de acuerdo.
Poco faltó para que ambos se unieran en un beso calmado que llevó a JungKook a girar su cuerpo para quedar frente a frente, ambos recargados por un costado de sus cuerpos. Colocó su mano en el pecho del alfa y la otra permaneció en su mejilla, ambos mucho más cómodos en el beso cuando el alfa puso su mano abierta en la fina espalda baja del omega y con la mano del brazo en el que JungKook se recostaba, sostuvo la parte de atrás de la cabeza del omega donde los rulos desordenados eran bastante notorios incluso al tacto.
TaeHyung se dejó empujar lento hasta quedar boca arriba y JungKook subió una pierna sobre la cadera del alfa para más comodidad. No era un beso desesperado, mas era lento y algo profundo, como si quisieran degustarse casi perezosamente, rozando sus lenguas de vez en cuando, mucho más placentero con las caricias que el alfa le proporcionaba en el muslo. JungKook acabó acostando su cuerpo completo sobre el alfa y las manos de TaeHyung se transportaron gustosamente hasta la piel de sus caderas para dejarlas en la espalda baja, levantándole la camisa en el proceso.
JungKook se separó del beso que lo tenía absorbido y ambos se vieron con atención, teniendo un fino hilo de saliva juntando sus bocas rojizas, que acabó rompiéndose cuando JungKook amagó buscar una posición más cómoda para verse.
El omega mordió su labio entre que el alfa movía sus manos acariciando a lo que TaeHyung consideraba una obra de arte a la que veía con intensidad. JungKook exhaló y cerró los ojos por las caricias. TaeHyung movilizó sus dos palmas un poco más abajo hasta detenerlas abiertas sobre sus dos glúteos bien formados, atento a las expresiones de JungKook, que no tardó en exhalar sonoramente.
A TaeHyung le fascinaba cuando el omega demostraba sus emociones mediante pequeños jadeos, suspiros o exhalaciones.
—Majestad —hizo enfocar sus ojos en el alfa bajo él.
—TaeHyung —corrigió éste, JungKook lo observó con un brillo especial—. Ahora que nos tratamos de esta forma... —bajó un poco más sus manos, casi haciendo volver a jadear a JungKook—... es mejor que nos llamemos por nuestros nombres, ¿no crees, JungKook?
—¿Todo el tiempo? —preguntó con una sonrisa seductora.
TaeHyung subió una mano por toda la anatomía hasta atrapar suavemente su nuca por debajo de la camisa ya bastante suelta y estirada, sus pechos desnudos descansando juntos debido a lo subida que estaba.
—Solo cuando nada más estemos nosotros dos —contestó y JungKook sonrió hermosamente—. Sobre todo, si estamos así.
Ambos se besaron suspirantes hasta que JungKook quiso descender a su mandíbula. No eran besos calientes ni que buscaban conseguir algo erótico para el momento, eran en realidad más íntimos y vacilantes, como si un JungKook tímido deseara saber si a TaeHyung le gustaba.
Para TaeHyung, todo lo que viniera de JungKook era un completo sí en letras mayúsculas, por lo que esos besos dulces eran más que bien recibidos e incluso comenzaban a acalorar la piel de su cuerpo de una manera mucho más placentera de lo que el erotismo era capaz. Ya sentía el calor en su abdomen, el mismo que había sentido la noche del día de ayer.
Sin embargo, debía detenerlo con el dolor de su alma, ignorando a su cuerpo pidiendo ser complacido.
—JungKook, JungKook —llamó suave. El aludido solo respondió con un sonido inquisitivo y continuó. TaeHyung le colocó las manos en los hombros—. JungKook, mírame —pidió, y JungKook acató con esos ojos tan hermosos que TaeHyung no se cansaba de observar. Acarició su mejilla con cariño—. No tenemos tiempo, debo volver.
JungKook hizo una mueca parecida a un mohín decepcionado.
—¿Por qué? —preguntó con una voz suave que denotaba el mismo sentimiento. TaeHyung no se resistió y le dio un beso.
—Porque mira el cielo —señaló con una mano—. Ya han pasado unas horas desde que amaneció, las personas ya se deben estar preocupando porque no he regresado —explicó acariciando sus lindos rulos—. Además, SeokJin va a asesinarme si dejo a NamJoon una hora más en mi lugar.
JungKook suspiró con una mueca de inconformidad y de muy mala gana se hizo a un lado, sentándose junto a él. TaeHyung también se sentó, sosteniendo la capa para mantener su intimidad cubierta, y vio a JungKook mirar a los lados mordisqueándose el labio inferior, posando sus ojos durante unos segundos más largos en el agua cristalina antes de levantarse, confundiendo a TaeHyung.
—¿A dónde-? —quiso preguntarle, pero la oración se perdió por algún lado de su mente cuando vio a JungKook dejar caer la única prenda que cubría su cuerpo al suelo, quedando totalmente al desnudo de espaldas a él.
TaeHyung se quedó en silencio admirando su silueta entera, queriendo grabar en su mente todo lo que no pudo hacer bien la noche de ayer por la oscuridad que la fogata apenas pudo mitigar.
Seguía en su dilema, buscando en su extenso repertorio de palabras una vez más una única palabra que se asemejara a lo que observaba, pero seguía encontrar la adecuada. Empezaba a creer que no existía.
JungKook se giró, y Dioses, la vista fue aún más impresionante. Pudo confirmar que el omega frente a él estaba esculpido por mis mismísimos Dioses.
El admirado se agachó y se acercó a él.
—Creo que sí te da tiempo para darte un baño, ¿no? —tomó la mano del alfa sin esperar contestación y apartó de un solo movimiento la capa que cubría la desnudez de TaeHyung, quien aturdido se levantó y alzó las cejas, dejándose llevar de la mano mientras el omega sonreía alegremente de camino al agua.
—JungKook, de seguro está fría...
—Así nos despertamos mejor.
TaeHyung sonrió y despelucó despreocupadamente su cabello antes que ambos se adentraran lentamente en el agua, jadeando porque el alfa tenía razón y estaba fría. Aun así, se sumergieron hasta empapar sus cabellos y sacar sus cabezas.
JungKook enroscó sus brazos alrededor del cuello de TaeHyung, quien solo pensó en que deseaba morir en la sonrisa de JungKook y hundirse en sus ojos que parecían un mundo lleno de brillo sin semejanza.
—No me cansaré de decir lo hermoso que eres... —murmuró TaeHyung, juntando sus frentes—. A este paso harás que pierda la razón.
JungKook acarició su nariz con la propia, tan suave que una dulce picazón se hizo presente en ambos.
—Entonces ambos habremos perdido la cabeza...
Ambos compartieron otro beso porque era imposible separarse ahora, JungKook quería fundirse en un abrazo mucho más apretado.
Realmente quería, deseaba con todas sus fuerzas ser uno con ese alfa, quería que con eso lo ayudara a olvidar, porque JungKook deseaba olvidarse de todo...
Hasta de quién era.
JungKook disfrutaba del descanso de su trabajo, estaba en su habitación refrescándose gracias a que la brisa que llevaba de las ventanas abiertas de ese lugar era mucho más vigorosa al punto de mecer su cabello.
Pensaba en el rey desde la silla en la que estaba sentado, con una sonrisa involuntaria en su rostro al tiempo que rehacía su coleta ya desbarata.
Rememoró el tacto delicado y cariñoso del rey sobre su cuerpo, que lo miraba a través de esos ojos azules como el cielo que lo miraban de una manera tan especial que hacía latir su corazón con fuerza cada vez que lo pensaba. Recordó sus besos tan suaves y dulces, así como los intensos también.
Dioses.
Se vio al espejo, notando la ligera diferencia en su aspecto con respecto a los días anteriores. Pasó sus dedos sobre sus dos mejillas, sintiéndolas más suaves y viéndolas más rozagantes, sus ojos brillaban y sus labios estaban de un color más rojizo de lo usual.
Se sentía bien, muy bien.
Salió de su autoanálisis cuando escuchó pasos subir las escaleras del consultorio a su habitación. Sabía que no se trataba del rey porque simplemente así lo sentía. Cuando la puerta se abrió, la observó a través del espejo, captando a Jackson aparecer y cerrar la puerta sin mirarlo de inmediato.
—Tenía tiempo sin verte —comentó JungKook. No recibió respuesta, solo vio al alfa girarse en su dirección—. ¿Sigues molesto conmigo?
—Pues debiste haber estado bastante ocupado, no te diste ni cuenta —dijo Jackson en tono tenso, casi odioso y claramente malhumorado.
—¿De qué? —preguntó despreocupado pero curioso.
—Estaba en Seúl.
JungKook se congeló enseguida, explayando los ojos con temor oculto tras la sorpresa.
—No lo hiciste —murmuró rápidamente el omega, girando su cuerpo hacia él. Jackson lo miró serio.
—Debía decirles que MinYoung no estaba en el castillo.
JungKook se levantó para acercársele desesperado y lo tomó del brazo con ambas manos.
—¿Qué más saben? —preguntó agitado, la angustia siendo notada en su aroma—. ¿Qué les dijiste?
Jackson, exhaló al ver su espanto, serio e incluso un poco decepcionado.
—No dije nada que sea cierto, inventé la mayoría. Justifiqué la falta de cartas tuyas informando de la situación con tu tío. Por eso fui.
Jackson no lo dijo ni lo haría, pero muy dentro de sí, tuvo la ligera esperanza de encontrarla de vuelta presente en cada segundo del camino, pero al llegar, y muy en el fondo lo sabía, fue una falsa ilusión.
JungKook soltó su brazo y suspiró de alivio, luego le dio la espalda y se alejó unos cuantos pasos.
—Tu tío está molesto, JungKook —manifestó el alfa. JungKook no giró, llevándose el pulgar a la boca para mordisquearlo y trae ello, negar—. Debemos volver lo más pronto posible —continuó el alfa, con mucha cautela porque ya conocía al omega y su posible reacción.
JungKook se volteó con brusquedad.
—No tienes idea de lo que estás diciendo —espetó toscamente. Jackson lo miró cansado—. Estás loco si piensas que volveré allá para que él pueda someterme de nuevo —tragó grueso—. No puedes llevarme, no dejaré que me lleves —dijo con voz trémula.
Jackson frunció el ceño.
—No voy a obligarte —dijo con total sinceridad, un poco incrédulo. JungKook continuaba mirándolo con nerviosismo, inconscientemente abrazándose a sí mismo—. Pero lo más seguro para nosotros es volver antes que nos puedan hacer daño aquí —dijo, ya cansado de tener que lidiar con lo mismo.
—¿Para nosotros? —negó rápido—. No, eso te beneficia a ti, no a mí. Si volvemos como dices, nos arrebatará la libertad, no solo a mí, sino a ti y a MinYoung cuando la encontremos. Si volvemos, nos estaremos condenando, Jackson.
Todo aquello era cierto, JungKook lo sabía mejor que nadie. Fueron años que le enseñaron a JungKook lo que era ser el menor de dos hermanos, el marginado y desplazado como si no tuviera alguna importancia en un círculo que desde un principio debía ser afectivo, pero que no era más que cenizas de lo que jamás sucedió, algo que no tendría remedio sin que la historia de varias vidas fuera cambiada en su totalidad. JungKook sabía cosas que ni Jackson ni mucho menos su hermana alguna vez entenderían. En cambio, su hermana era la mayor, la primogénita, la que recibía toda la atención tras la ausencia de su padre, siempre era ella, solo ella.
—¿Ahora si te interesa MinYoung? —increpó Jackson, más ofuscado con el rumbo de la conversación—. Porque veo que encuentras más interesante estar todo el tiempo revolcándote con el rey en vez de hacer algo sustancial para encontrar a tu hermana —dijo sin pensar.
JungKook rompió un poco la expresión y lo miró herido, claramente afectado por el trasfondo que sus recuerdos les enviaban a esas palabras.
—No lo llames así —susurró—. Él no es solo eso, ni yo tampoco... —arrugó las cejas—. No me digas eso —volvió a susurrar antes de enderezarse—. No voy a volver, no volveré a verlo ni aunque me cueste la vida.
JungKook jamás podría borrar de su memoria todo lo que había vivido los años pasados, y eso lo martirizaba, aunque estuviera a kilómetros de distancia del que fue alguna vez su infierno en la tierra, al que jamás querría volver.
Jackson quiso discutirle, pero él sabía por todo lo que había pasado JungKook desde que su padre le había sido arrebatado para siempre, y quizás se había pasado con sus palabras considerando eso. Lo miró, aunque JungKook hubiera desviado la mirada sin querer hacer contacto visual porque su corazón estaba lastimado.
—Lo siento —se disculpó sinceramente.
JungKook no lo miró, pero Jackson decidió dar unos pasos hacia él.
—Vete.
—Perdón por decir eso, JungKook... —tardó en buscar las palabras—. Solo quiero que ayudes o hagas algo —con una mueca, metió la mano dentro de su saco y le extendió una carta.
JungKook reconoció la firma de su tío plasmada ahí y aquello no le gustó nada.
—¿Qué es?
—Mejor léelo...
JungKook tomó el sobre con algo de duda y Jackson se fue, el omega no parecía ni querer dirigirle palabra.
«Querido JungKook, debido a tu injustificada falta de lealtad y honor, me vi en la obligación de esperar todo este largo tiempo para comunicarte sobre una noticia que ha profundizado en la alegría y armonía de este hogar.
Hace aproximadamente un mes, tu progenitora falleció tranquilamente en su sueño.
Lamento decírtelo tanto tiempo después, pero como verás, al no recibir tu colaboración no te vi merecedor de recibir una sola carta de mi parte.
Deberías agradecerle a tu fiel amigo por su visita que me causó empatía y compasión por un hijo que ha perdido a su madre.
Mis mejores deseos, tu tío favorito.»
Un pequeño niño de tan solo seis años caminaba de la mano con su padre por un largo pasillo gigante a su parecer, enorme en comparación con su pequeño tamaño. Observaba todo a su paso con ojos grandes cual esferas, deslumbrantes como dos gemas púrpuras pulidas y curiosas. Su padre siempre que se acercaba y lo veía le decía que él no parecía de esas tierras por sus ojos tan grandes y redondos.
De vez en cuando desviaba su mirada a su padre, que caminaba recto y el solo se dejaba llevar, no muy atento a donde se dirigían.
—Papá, me duelen los pies —se quejó JungKook, pues para la pequeña longitud y tamaño de sus piernas y pies, llevaban caminando eternidades.
—En un momento descansarás, terminemos nuestro paseo primero —le contestó su progenitor, mirándolo desde arriba con una sonrisa suave.
Su papá le había dicho que estaban paseando por un castillo, un viaje para compartir juntos. A JungKook le gustaba el lugar, tenía muchos colores que de alguna manera que no entendía se plasmaban en el suelo que pisaba.
—Ven, vamos a saludar a estas personas y descansamos, ¿sí? —propuso su padre y JungKook no demoró en asentir.
Había bastante gente alrededor, su papá le había dicho que era porque todos habían viajado como ellos y querían ver lugares bonitos también, justo como el esperaba ansioso.
Su padre se detuvo, y JungKook dio unos cortos pasos más sin haberse percatado, parpadeando y regresando cuando vio a algunos alfas frente a él saludando a su padre. Su pequeña mano fue soltada por un momento para corresponderle a aquellos alfas, JungKook supo que debía agarrar su chaleco como su padre le indicó en el pasado.
Sin embargo, cuando quiso hacerlo, sus ojos brillaron al ver algo hermoso.
Sus amatistas se posaron en un montón de plantas que nunca había visto, plantadas en un jardín interno junto al pasillo abierto que transitaban.
Olvidó todo lo demás y pasó a través del gentío, alegándose de su padre. Estaba tan fascinado que no le importó impulsarse en el muro bajo con sus pequeñas manos y pegar su mejilla sobre la piedra para subir y pasar al otro lado con cuidado y lentitud, no queriendo tropezar y hacerse daño.
Se acercó a las hermosas flores a sus pies, eran blancas, muy blancas. Se inclinó para olerlas, pero en el proceso su nariz rozó con uno de los pétalos y le dio comezón que desapareció tras moverla.
Siguió el lindo camino de flores blancas y escuchó unas risas infantiles a lo lejos tras un muro que tenía majestuosas enredaderas. JungKook, con curiosidad, se acercó al muro y apoyó sus pequeñas manos para asomar su cabeza enrulada.
A una distancia considerable, JungKook vio a unos cuatro niños jugando entre sí sobre el césped, riendo y divirtiéndose.
Uno de ellos llamó su atención por su cabello claro, era el único con el cabello diferente, era brillante como el olor y parecía muy suave.
Quiso acercarse porque él también quería reír, curioso por lo que jugaban, pero sintió que alguien lo tomaba por su estómago y lo alzaba. Quiso gritar del susto para llamar a su progenitor, pero reconoció su agradable aroma un instante más tarde. Se tranquilizó mientras su padre lo cargaba correctamente y lo sostenía en su cadera; lo cargaba de esa forma porque él aún era muy pequeño y su padre era muy, muy grande.
Su padre lo miró con las cejas fruncidas, molesto y preocupado.
—¿Qué te he dicho sobre separarte de mí? —reprendió. JungKook hizo un mohín—. Hay mucha gente, JungKook, es peligroso.
JungKook movió sus labios y señaló a los niños de antes, su padre tuvo que bajarle la mano porque era de mala educación.
—Quiero jugar —dijo con ojos grandes.
Su padre elevó las cejas al ver a los niños.
—No puedes jugar con ellos, JungKook.
—¿Por qué? —JungKook no comprendía.
—Ellos son hijos de personas muy importantes. Además, ahí está el príncipe —explicó su padre, girándose para comenzar a irse de ahí—. Y también todos ellos serán alfas, no puedes jugar con ellos.
JungKook dejó caer su barbilla en el hombro de su padre viendo a donde estaban los niños, suspirando sonoramente con voz pequeña gracias a las caricias suaves que eran regaladas en su pequeña espalda.
Antes de cruzar y perderlos de vista, JungKook les dio una ojeada rápida a todos los niños, hasta detenerse en el niño de la cabellera dorada hasta que solo hubo un muro.
TaeHyung caminaba apaciblemente por un pasillo, con su porte ya bien conocido por todos. Sus pasos se guiaban de acuerdo a lo que su nariz le indicaba, el aroma del omega JungKook siendo su foco de atención, intensificándose cada vez más.
Después de haberlo sentido tan fuerte, cerca e íntimo la noche anterior, le resultaba sumamente fácil percatarse de él a una gran distancia, era muy característico y exótico como para no hacerlo. Le encantaba tanto como le encantaba su dueño.
Se había quitado su chaleco de cuero y ahora lo sostenía con un brazo, hoy se sentía tan ligero y fresco que no llevaba ni siquiera capa. Alzó la mirada, sonriendo un poco cuando el aroma tan exquisito golpeó directo su rostro y vio a JungKook con la mirada fijada atentamente en uno de los cuadros dentro de una amplia habitación exclusiva para estos.
TaeHyung observó todo de él, inevitablemente trayéndole memorias de lo vivido.
JungKook, también capaz de notar su presencia, giró su cabeza hacia él y le dedicó una sonrisa dulce que silenciosamente invitó a TaeHyung a acercarse hasta detenerse detrás de él, JungKook centró sus ojos en el cuadro otra vez.
Era una preciosa mujer retratada de cabello lacio y largo, dorado como el oro, la piel canela clara y los ojos azul zarco como el mismísimo cielo. No tuvo que darle muchas vueltas para dilucidar que era la madre del alfa, sin duda TaeHyung era idéntico a ella.
TaeHyung le puso las manos en la cintura y lo empujó a su cuerpo para cubrir su espalda con su pecho gracias a su ventajosa altura y la diferencia de contexturas. JungKook se acopló perfectamente a él, como si esperara que TaeHyung lo tocara.
El alfa le dio un beso en la mandíbula pidiendo permiso para ir un poco más allá y JungKook se lo concedió descubriendo parte de su cuello para él, TaeHyung comenzó a darle suaves besos.
—Es curioso verte en este lugar —comentó TaeHyung sobre su cuello.
JungKook cerró los ojos al sentir sus besos, sin obviar las manos de TaeHyung sobre su cintura apretándole.
—Quise cambiar el ambiente por hoy —expresó JungKook—. ¿Te han dicho como era ella? —preguntó con curiosidad, refiriéndose al cuadro.
TaeHyung, tras mirar el cuadro un momento, rozó la nariz con la mejilla de JungKook para aspirar su aroma y luego enfocar desde ahí la pintura.
—Dicen que era una omega muy triste —relató. JungKook arqueó las cejas y TaeHyung acarició su cintura—. Nadie supo por qué, pero desde que llegó a este castillo su expresión no era nada más que tristeza. La servidumbre más antigua siempre ha dicho que ella vivía deprimida porque no podía engendrar hijos.
—Pero los tuvo a ustedes —suspiró desolado al pensar lo que había tenido que pasar esa omega—. Al menos pudo pasar tiempo con el príncipe JiMin... —miró a TaeHyung—. ¿El príncipe nunca la hizo feliz?
—Creo que... la presionaron tanto para que tuviera un alfa y eso opacó cualquier felicidad que mi hermano pudiera darle —habló por lo bajo.
JungKook negó indignado.
—Yo amaría a cualquier niño que tuviera, sin condiciones.
TaeHyung desvió su mirada al frente.
—Estoy seguro que sí.
JungKook se giró a verlo, quedando prontamente atrapado entre los brazos de TaeHyung, que ni así se dispuso a soltarlo. JungKook, mirándolo desde un poco más abajo, le sostuvo la mirada durante unos segundos brillantes antes de acercarse y besarlo.
Se preguntaba si alguna vez iba a dejar de besarlo, si iba a llegar un momento donde sus labios no se encontrarían de nuevo. En ese instante, JungKook quiso enterrarse en un agujero muy profundo y no salir de ahí hasta que sus problemas desaparecieran por arte de magia.
TaeHyung lo guio entre besos a un sofá de piel cercano y JungKook cayó sentado apenas sus pantorrillas tocaron el sofá, quedando con el cuerpo alto del alfa de pie frente a él.
JungKook lo miró y lo volvió a hacer, preguntándose si debía tocarlo, si él quería ser tocado... Después de todo, frente a él estaba esa zona y...
Para su sorpresa y cortando totalmente sus dudas al respecto, TaeHyung se agachó a su altura. JungKook lo miró con curiosidad, esa era una acción tan nueva para él.
TaeHyung se le hacía totalmente impredecible.
JungKook sintió los labios de su acompañante besar cortamente los suyos y ubicarse en su cuello, donde un atractivo lunar decoraba. Las manos del alfa se posaron en su cadera y él colocó las suyas sobre los hombros de TaeHyung, apretando. Sentía los dientes de su acompañante mordisquearlo con suavidad de vez en cuando.
La mano ajena estuvo pronto posada en su pecho y soltó la cinta de su camisa para descubrir un poco más piel; TaeHyung amaba besarlo justo ahí.
El alfa desvió su cavidad hacia un costado, dispuesto a estimular el botón a su vista.
Sin embargo, TaeHyung notó la falta de emoción, la ausencia de esa respuesta que recibió ayer a través de sus caricias, donde lo tuvo suspirando a merced de sus caricias y besos, pero esta vez no había nada más que silencio y permisividad tácita.
Se detuvo, alzando su vista hacia el omega, quien permanecía con los ojos abiertos mirando hacia el frente sin mucho interés hasta que captó su mirada y se la correspondió.
TaeHyung se enderezó para quedar frente a frente.
—¿No te gusta? —preguntó TaeHyung, atento.
—Claro que me gusta, a ti te gusta —JungKook respondió de inmediato.
TaeHyung se aproximó a tomarle las mejillas con las manos.
—Si te sientes mal cuando te toco, solo dime porque si no estás contento, yo no disfruto.
A JungKook se le iluminaron los ojos de inmediato, grandes, como si estuviera sorprendido de escuchar esas palabras que podían sonar las más comunes y sensatas, pero para el omega era algo que jamás se le había presentado. Jamás.
¿Cómo podría abandonar a ese alfa, si este le decía esas cosas?
—Amo cuando me tocas, no hay ni un solo lugar que no quiera que toques.
TaeHyung ladeó la cabeza, no entendiendo entonces su actitud. JungKook miró hacia abajo y lamió sus labios recatadamente.
—Solo es otro asunto...
—Si quieres puedes contarme, JungKook —ofreció acariciando su mejilla. JungKook formó una mueca amarga inconscientemente.
JungKook dejó sus manos ansiosamente sobre sus rodillas y jugueteó con ellas, nervioso porque no quería decir nada que lo delatara, pero necesitando un desahogo.
—¿Recuerdas cuando te hablé de mi madre allá en los viñedos?
TaeHyung apretó los labios pensando y luego asintió.
—Mencionaste que te mostraba mucha indiferencia.
JungKook asintió y relamió sus labios, con los hombros encorvados.
—Murió hace poco.
TaeHyung quitó sus manos de las mejillas ajenas y las puso al lado de los muslos de JungKook.
—No voy a llorar por ella, no tengo ningún recuerdo significativo con ella, pero me gustaría poder pensar que ella nunca existió, ¿me entiendes? —habló JungKook en voz baja y fina—. Sé que es difícil tener padres buenos en estos tiempos, pero siempre quise vivir con la idea que para ella fui importante..., y no hace mucha diferencia que esté viva o muerta, la ausencia se queda, pero aun así siento un vacío que no tiene derecho a dejar porque tomamos caminos distintos hace mucho tiempo, sin vivezas de volvernos a encontrar.
TaeHyung lo miraba confortablemente.
—... Y todo fue desde que mi padre murió, tuve que hacer cosas que nunca hubiera hecho, que yo- —cerró los ojos para controlarse, queriendo con toda la fuerza de su corazón lucir impasible, pero la gran cantidad de dolor escondido no tenía forma de no notarse—. Si él no hubiera muerto, si él hubiera sobrevivido yo- yo nunca- —tomó las manos de TaeHyung con algo de desespero—. Yo nunca hubiera hecho tantas cosas —lo soltó para dejarlas sobre su pecho—, y no quiero volver, TaeHyung, no quiero volver a mi casa nunca más, debes creerme.
Lo miró con gran expectación, viajando entre los ojos zarcos del rey en busca de una respuesta. Sin embargo, el alfa no sabía que decir, él no era bueno para aconsejar, nunca se lo enseñaron y menos sobre problemas familiares cuando él no tiene más familia que su hermano. Solo podía brindar apoyo, podía estar ahí, presente, escuchando, pero no responder.
TaeHyung le besó una mano.
—No voy a dejar que te vayas —se acercó—, y si te vas, voy a ir por ti.
JungKook relajó su cuerpo, mordisqueando la carne interna de su labio inferior.
—Estás totalmente ligado al rey y de ahí nadie te puede sacar —bromeó con esperanzas de hacerlo sonreír, feliz cuando el omega dejó ir unas risitas y reposó los brazos en los hombros. TaeHyung ascendió a su cintura—. Si no quieres volver, puedes hacer de esta tu casa, nunca dejaría que vuelvas a un lugar que te haga sentir dolor.
JungKook apretó los labios y asintió, inclinándose para darle un beso y luego un abrazo, ocultando su rostro en el cuello ajeno para tranquilizar su corazón adolorido.
Dioses, aunque el alfa lo dijera de broma, JungKook sabía que era cierto, estaba ligado al alfa. Ni los malos tiempos podrían modificar eso, y si alguno se pierde, ambos se buscarían.
JungKook ese día llegó a un punto donde no sabía si considerarse un desquiciado total o una persona totalmente perdida, pero por primera vez en el amor, JungKook no se sentía como solo un cuerpo, y eso se sentía tan...
Maravilloso.
Nota:
FELIZ DIA RANDOM TAEKOOK
Por si no leyeron el anuncio que dejé en mi tablero, se me está dificultando bastante llegar al tiempo estimado de actualización de los miércoles. Estos días han sido bastante trepidantes y pus no me ha dado la base para traerlo los días correspondientes ;-; así que estaré evaluando qué día me sienta mejor y me da tiempo para no estarles fallando cada semana porque Aaaa es estresante porque yo también quiero publicarlo :,v Así que, por ahora, seguirá siendo los miércoles, pero cuando establezca bien un recuento de los días que aproximadamente tardo en terminar un cap de tamaño regular, estaré avisando <3
Gracias por la espera, nos vemos uno de estos días 👀👀
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