XV: Margaritas rosas

ANTES DE LEER, POR FAVOR LEE ESTE APARTADO, ES IMPORTANTE.

Los reinos de la historia son 6: Seúl, Busan, Chuncheon, Daegu, Gwangju y Jeju. Al principio de la historia les dejé un mapa que yo misma hice, pero lo volveré a poner aquí para que tengan todo más accesible a su comprensión.

👑 Seúl y Busan: Reinos de suelos arcillosos y clima templado, siendo Busan el más frío de ambos, y poseyente de bosques templados, mientras que Seúl cuenta con llanuras y bosques.

Eran los únicos reinos que se podían tomar las libertades de no formar una alianza, ya que contaban con la suerte de poseer territorios ricos en nutrientes y materiales que permitían realizar actividades como la agricultura, la ganadería, la minería y la caza. No dependían de nadie más para subsistir y desarrollarse.

A pesar de no contar con alianzas, se les permitía transportar sus productos de un reino a otro mediante Daegu, y evitaban usar las vías principales para evadir altercados.

👑 Chuncheon: Reino de producción. El epicentro de la moda, las artes, la literatura y la música; los mejores decoradores del continente. Posee un clima cálido y suelo árido al ser parte de un bioma de semidesierto.

Dependen encarecidamente de productos de exportación, por lo que es primordial mantener alianzas con reinos ricos en variedad de materiales como Daegu, Gwangju y Jeju.

👑 Daegu: El reino mejor abastecido del país. Cuenta con el territorio más amplio, repleto de llanuras y bosques y poseedor de clima templado y suelo arcilloso.

Sus actividades son múltiples, pero su principal sustento es la extracción de metales y piedras preciosas mediante la minería. También se dedica a la ganadería y cría de animales gracias a las condiciones ambientales del reino, perfectamente adecuadas debido a ser el centro del continente. Además, aprovechaba sus grandes bosques como medio de producción forestal, principal zona autorizada para la tala moderada de árboles para el invierno.

Daegu, siempre presto a ayudar al ajeno, proporciona a sus aliados los regalos que la tierra les ofrecía. Los abastecía con carnes de origen vacuno, porcino y aviar.

También contribuye enviándoles los materiales que Jeju necesita para la rigurosa producción de arpones y a cambio, Jeju les proporciona un porcentaje de sus capturas y materiales a cambio, además de sus guerreros en caso de necesitarlos. A Chuncheon les exporta papel para sus escritos y los insumos necesarios para sus actividades y producciones, y recibe en compensación enriquecimiento intelectual gracias a la gran cantidad de libros de todo tipo que les hacían llegar, indumentaria y artefactos navales, así como prendas de vestir y muebles para interior. Mientras que a Gwangju les exporta los materiales para la siembra y pesca y el reino les envía sus cosechas y peces.

👑 Gwangju: Reino pesquero y de la más grande producción agrícola del continente. Principalmente de llanura y costa, de clima cálido y semitropical, y suelo humífero y de turba, perfectos para la práctica de la agricultura.

Además, practica la pesca y proporcionaban sus pescados y cultivos a Daegu como principal vía, y a Chuncheon y Jeju.

👑 Jeju: Reino isleño, de clima cálido y tropical, suelo arcilloso y de bosques tropicales con planicies pronunciadas.

Practican la pesca, más su principal sustento económico es la caza de ballenas para extraerles su aceite animal. Es un material sumamente caro y es el primero en lograr viabilidad comercial. Lo utilizan tanto para lubricantes y en la fabricación de margarinas, como en bases de pinturas antioxidantes y como combustible para las lámparas más modernas de la época.

Poseen a los mejores guerreros entrenados del país, llamados por muchos como los Marineros. Muchas veces, sus reinos aliados envían a sus soldados durante unos meses para someterlos al riguroso entrenamiento impartido en las lejanías de la isla, zona alejada de la civilización general.



Ahora sí, QUE COMIENCE EL CAP (el último de este arco, por cierto 👀)

TaeHyung, una vez más, hacía danzar su grafito sobre la blancura del papel. El día apenas iba saludando y, como muchas veces, no sería la excepción que le salvaría de centrarse en atender asuntos del reino en la soledad de esas cuatro paredes, aunque ni aquello impediría darle los últimos retoques a su obra a base de carboncillo.

No se hubiera quejado si el inoportuno toque de la puerta lo hubiera interrumpido de sus deberes, pero no le agradaba mucho haber sido desviado de su hoja de papel.

—¿Quién es? —preguntó en voz alta.

—La correspondencia de hoy, Su Majestad —contestó uno de sus subordinados tras la puerta.

Suspiró, dándole un último vistazo a la hoja, una señal de que por aquella interrupción la inspiración se le había cortado. Apartó el dibujo y guardó el grafito en una de sus gavetas.

—Adelante —enunció el alfa, y los betas tras la puerta acataron, abriéndose paso hasta el interior de su despacho y realizando una reverencia antes de acercarse y depositar algunos fajos de cartas en el espacio libre de su mesa—. Gracias, pueden retirarse —dijo asintiendo.

Los betas realizaron una reverencia y se marcharon cerrando la puerta silenciosamente para no perturbar la tranquilidad del rey.

Ya de nuevo en la soledad, se dispuso a desatar el nudo de los pabilos que envolvían la correspondencia con sus grandes manos y comenzó a revisarlas una por una, su sello y remitente. Luego las clasificó perezosamente según lo que él consideraba de mayor importancia.

Hasta que se topó con el sello del templo.

Enderezó su cabeza, antes ligeramente inclinada, y separó su espalda de la silla.

Sin esperar mucho, rebuscó en una de sus gavetas y sacó un abrecartas para abrir el sobre y tras hacerlo, sacar la carta. Su rostro se enserió y su mandíbula se tensó cuando empezó a leerla.


"Su Majestad, el rey Kim TaeHyung, con grato placer me dirijo a usted.

Me presento, el Representante Máximo del Templo de los Dioses, Kim YoungHo. Me conduzco a usted para expresar mi atención ante los escándalos en los que se ha visto envuelto en su corto periodo de reinado. Quiero expresarle mi indignación a la burla a la que se ha sometido al templo. El ataque hacia el Médico real corre por la boca de todos aquí, algo de lo más alarmante, pero a la vez predecible; mis más sinceros lamentos por el desafortunado evento.

Aunque los resultados no fueron los esperados, confió en que haya entendido que el protagonista de esta obra no es lo mejor para el reino, usted lo sabe, todos lo saben, pero el templo lo tiene muy presente y es mi deber reafirmar nuestra posición y hacerle ver la suya.

Desde el día en que su padre fue asesinado, usted dejó de ser Kim TaeHyung para convertirse en el rey TaeHyung de Daegu, y debe comportarse más como un rey que como un alfa instintivo.

Mis mejores deseos a usted y mucha suerte al Médico real.

Su Eminencia, Kim YoungHo"


TaeHyung azotó la carta sobre la mesa, dejando su mano sobre ella. No sabía en qué momento específico de la carta había aumentado su respiración, pero ahora su mandíbula estaba apretada y su cuello rojo a causa de enojo.

¿Qué había sido eso? ¿Una confesión o una amenaza?

Lo que sí sabía era que las palabras y la forma al hablarle habían sido promulgadas con una superioridad indebida por sobre su persona, el rey. ¿Cómo osaba hablarle así?

Arrugó la carta entre su puño, importándole poco que la escritura se volviera ilegible por los bruscos dobleces.

Y en medio de su momento de ira, tocaron la puerta, otra vez.

—¿Quién es? —vociferó molesto.

—El concejo lo espera, Majestad —respondió la voz de un guardia, su voz algo temblorosa por el reciente grito del rey. TaeHyung gruñó, hasta más fastidiado que antes.

Se levantó y abrió la puerta, aun con la furia plasmada en su rostro. El contrario se encogió en su lugar por el abrir brusco y se hizo a un lado.

TaeHyung ni siquiera miro hacia abajo donde, debido a su gran altura, estaba el hombre. Simplemente lo pasó de largo y caminó hacia la sala de juntas desprendiendo un aura intensa.

Daba pasos largos con sus piernas grandes y fuertes, más tensas producto de la emoción negativa en su cabeza.

—¿Qué es lo que quieren ahora? —vociferó grueso, sin molestarse en saludar ni mucho menos en sentarse una vez cruzó aquella puerta.

Los miembros del concejo quedaron mudos, pues el rey TaeHyung no era de los que perdían los estribos. Ni siquiera YoonGi, NamJoon o HoSeok lo habían visto de esa forma, ambos presentes en ese instante.

Se adentró dando zancadas, no diciendo nada del esposo de su primo incorporándose después de casi dos meses de reposo.

Se recargó en la gran mesa, con los brazos cruzados, los músculos de estos tensos por la presión que ejercían sobre sus pectorales. Los miro a todos y abrió su palma, agitándola en un gesto para que hablaran de una buena vez, pues su paciencia no estaba en los mejores momentos.

—Majestad-

—¡Vayan al grado de una vez! —dijo, ya cansado y molesto de que intentaran hablarle con banalidades para endulzar el verdadero punto de la conversación.

Oh WooJoon, con su bastón, se acercó a él.

—El templo nos ha enviado una carta.

TaeHyung bufó.

—¿Qué dicen? —exigió saber, cortante, casi sin separar ambas palabras. WooJoon se quedó en silencio, un silencio desesperante e incómodo para TaeHyung.

Ya TaeHyung estaba inflando sus pulmones por su silencio, pero detuvieron otra explosión de furia que pronto estaría controlándolo.

—Es necesario que contraiga matrimonio y asegure un heredero lo más pronto posible.

TaeHyung bufó sonoramente, sin temer a mostrar su desacuerdo, disconformidad e irritación. Echó su cuerpo hacia atrás y soltó una carcajada amarga y sarcástica.

—Lo que me faltaba —masculló, masajeándose las sienes.

Los miembros del concejo se miraron, al igual que los tres alfas más jóvenes, aun asombrados por la actitud del rey.

—Majestad —WooJoon se atrevió a tomar la palabra nuevamente—. Estuvimos hablando de ello en su ausencia y nos parece una recomendación bastante acertada —TaeHyung no respondió, intentando drenas las emociones negativas de su sistema, pero no se lo hacían nada fácil—. Casarse sería beneficioso para el reino y para la dinastía.

El alfa anciano se enderezó con su bastón en mano, el rey aún masajeándose la cabeza con continuidad.

—Debe casarse con un omega de clase alta con sangre real, unirse con una familia poderosa hará al reino más fuerte. Debería considerar casarse con un noble de otro reino para consolidad alianzas —insistió el alfa mayor.

—Mi madre no era princesa, duquesa, condesa, ni marquesa, era una omega común —rebatió el alfa, con voz neutra y lenta, sin siquiera mirarlo.

—Sí, pero su padre era un caballero reconocido —replicó el mayor. TaeHyung ni siquiera lo miró y WooJoon se frustró enseguida, también molestándose ligeramente—. Tiene que casarse y dar un alfa, tiene derecho a elegir al omega noble que quiera —se inclinó un poco—. Pero ni piense o considere unirse con el Médico real porque nunca se reconocerá a ese omega como rey consorte —advirtió con el rostro bañado en disgusto—. Sería una deshonra para su apellido.

TaeHyung se dejó de recargar en la mesa con brusquedad, incluso moviendo las sillas junto a él por la fuerza del movimiento.

—Cállese —agitó su mano, tenso—. ¿Sabe qué? Cállese. Me cansé de que continúen amedrentándome con el mismo lacónico tema. Me he cansado de que personas cizañeras se crean capaces de pasar sobre mí —dijo, los del concejo mirándolo atónitos.

Ya hablaban del omega JungKook como rey consorte cuando ni siquiera estaba seguro de lo que debía hacer con él.

—Majest-

—¡TU REY TE HA ORDENADO SILENCIO! —exclamó colérico, mirándolos a todos, incluso a sus amigos de la infancia—. Yo soy el rey; yo ordeno, ustedes obedecen —dijo con aquella preponderancia—. Busquen a cada uno de los omegas nobles y reales que existan en los reinos, busquen a la omega de la unión que mi padre quería formar, busquen a cada uno de los omegas del pueblo, tráiganlos y observen mi negación absoluta a las propuestas. Yo soy el rey y si el rey decide cortejar al omega JungKook y en un futuro hacerlo su omega, no será de la incumbencia ni de ustedes, ni mucho menos del templo.

Todos los miembros del concejo jadearon, preguntándose en sus mentes cosas como: "¿Lo cortejaba? ¿No era un romance carnal?" Eso agravaba los problemas todavía más.

TaeHyung irguió su espalda con un poco más de ímpetu y apartó el cabello de su rostro hacia atrás con ayuda de una mano, serio y con ojos prepotentes que dejaban mudo a cualquiera que los viera fijamente.

—Se acaba la reunión —sentenció antes de que cualquiera pudiera rebatir por sus palabras, ya comenzando a retirarse—. No me molesten con sus banalidades en lo que resta del día.

—Podría estar atravesando una de las peores crisis en la historia del castillo y ¿usted considera cortejar al Médico real aun conociendo los inconvenientes que ha causado? —replicó WooJoon.

TaeHyung se giró hacia él.

—¿Y cuantos inconvenientes me han causado con su incompetencia?

Y tras decir esas últimas palabras, se dirigió a la salida y cerró de un portazo.

—Este evento de por acá, consiste en la presencia de tres grandes y bien alimentados porcinos... —comenzó SeokJin su explicación, con la atención de todos los presentes en su persona.

JungKook asomó su cabeza hacia su costado, mirando con interés a SeokJin desde varios metros de distancia, con las cejas un poco elevadas y los ojos abiertos en curiosidad.

SeokJin mantuvo un pañuelo cerca de su nariz para mitigar el olor y continuó.

—Este... evento, causa gran furor por los resultados obtenidos, pues el cerdo que coma con más rapidez toda la comida que se le ponga enfrente, será sacrificado y se alimentará al pueblo con él —SeokJin miró a JungKook—. Claramente, alimentar a las personas que viven en los terrenos que mi esposo y yo manejamos —terminó su aclaración y se centró en JungKook—. Acompáñeme —le pidió al omega, quien abrió un poco más sus ojos y se acercó a su lado, ahora caminando juntos.

SeokJin lo había invitado a una feria que se realizaba mensualmente en Taejeon-dong donde estaban siempre presentes los habitantes de esa zona. Todos le daban el paso al duque, algunos observando inquisitivamente al nuevo omega desconocido junto a él, logrando que JungKook sintiera las orejas un poco calientes.

Disimulaba su cara de disgusto por el olor a porcino llegando de lleno a sus fosas nasales para mantener una buena imagen. No le causaba conmoción que sacrificaran a ese animal, pero prefería no ver vivo a lo que en un futuro sería su comida.

—Es un placer volverlos a ver este mes —expresó SeokJin al tiempo que se detenían un poco más cerca del corral. Miró al omega y posteriormente al pueblo—. El día de hoy tengo el gran honor de presentarles al primer omega en poseer el título de Médico real del palacio, quién decidió acompañarnos.

Los omegas, tanto hombres como mujeres, miraron a JungKook con gran asombro. ¿Orgullosos?

JungKook sonrió con timidez, colorado por la atención.

—Creo que ya han esperado mucho, ¿cierto? —volvió a hablar SeokJin, refiriéndose al animal—. Como se encuentra presente un miembro del castillo, todos los cerdos serán sacrificados para ustedes por órdenes de Su Majestad y el omega JungKook.

Inmediatamente después, todos los pueblerinos aplaudieron con entusiasmo, soltando también algunas risas de felicidad. SeokJin también hizo lo mismo, y JungKook solo hizo una sonrisa extraña porque una duda había surgido en su mente.

SeokJin señaló a uno de los guardias reales.

—Guardias, llévenselos —ordenó, y los guardias acataron llevándose a los cerdos—. ¡Sigan disfrutando! —pidió al pueblo, con ese carisma tan suyo. Luego, empezó a retirarse junto con JungKook.

Mientras caminaban, JungKook escuchaba atentamente la euforia de las personas por el hecho de que tres cerdos serían sacrificados para su alimento. No pudo evitar no mirarlos a todos antes de girarse hacia SeokJin.

—¿Antes solo se elegía a un cerdo para alimentar a todas estas personas por todo un mes? —preguntó casi ceñudo. SeokJin sonrió con pesar.

—Como duque, estaba en la responsabilidad de entregarles un solo cerdo, así ha sido la tradición por años. Mi esposo y yo intentamos dialogar con el antiguo rey para que él pudiera entregarles otro, pero se negaba alegando que eso no era lo escrito —explicó algo renuente. JungKook hizo una mueca de disgusto y pesar.

—¿Cómo es que el amable y galante rey Kim TaeHyung pudo tener un padre tan mezquino? —preguntó con algo de incredulidad.

SeokJin alzó las cejas y carraspeó ligeramente.

—El rey era amoroso con sus hijos, claramente su favorito era TaeHyung al ser él un alfa, pero era un buen padre —miró al omega castaño—. Pero era egoísta con el pueblo y nada empático con ellos, un alfa muy hermético.

JungKook arrugó las cejas.

—Entonces no era buen padre, ni buen rey, ni buena persona —afirmó, y SeokJin lo miró con ojos bien abiertos al estar literalmente faltándole el respeto al antiguo rey, pero volvió a su compostura al ya saber que el omega de cabello ondulado era así de directo.

—Supongo que tiene razón, no era nada bueno, pero aun así era el padre del príncipe y del rey. Ambos vivieron en la ignorancia por tantos años, donde apenas ahora descubren lo inhumana que es la vida fuera de los lujos...

JungKook ladeó la cabeza.

—¿El antiguo rey fue el causante del conflicto entre los hermanos? —preguntó con inocente curiosidad. SeokJin lo miró con asombro.

—¿Cómo-

Ambos se quedaron en silencio cuando a sus oídos llegó una voz infantil diciendo "Señor Médico real". Se trataban de tres pequeños, dos niños y una niña, los tres ahora de pie frente a él.

—Señor médico real, señor médico real —repitieron animadamente y JungKook los miró con ojos grandes, sintiendo como sus comisuras amenazaba con alzarse.

Por puro instinto, cargó a la niña más pequeña e instantamente una sonrisa apareció en su rostro. Miró a los otros dos niños, ofreciéndoles también el dulce gesto.

—Mis papás quieren saber si puede tratar a nuestro abuelo —habló uno de los niños, sin tapujos. JungKook rio ligero, enternecido, y miró a SeokJin, observando como también mostraba una suave sonrisa.

—Niños, no, vengan —Se escuchó una voz ajena y enseguida, dos personas más aparecieron en su campo de visión, tratándose de un hombre alfa y una mujer omega, sus padres. La pequeña niña en brazos de JungKook se apegó un poco más a él.

—Mamá, ya le dijimos —habló el mismo niño que había hablado por primera vez hace unos instantes, al parecer el mayor.

La mujer negó a modo de regaño y lo miró con reproche.

—Qué vergüenza —dijo y miró al duque y al médico, ambos padres terminando por hacer una reverencia.

—Su Excelencia, médico real, lo sentimos —dijo el hombre, tomando ligeramente de los hombros a sus dos pequeños para apegarlos un poco a su cuerpo. JungKook negó, presto.

—Está bien, sus hijos son muy valientes —halagó, ganándose las sonrisas animadas de los niños, que miraron a sus padres, quienes, a diferencia de los pequeños, lucían algo incómodos y avergonzados por el actuar de sus hijos—. Con mucho gusto trataré al abuelo de sus hijos, no tengo problema alguno —les obsequió una sonrisa calmada antes de mirar a SeokJin—. Estaré bien, sé que tienes más asuntos que atender en la feria, usted es el duque.

SeokJin lo miró con duda.

—Un guardia te acompañará —zanjó y JungKook asintió—. Suerte, nos vemos después —dijo, y JungKook hizo una reverencia que respondió con un asentimiento para después asentir de igual forma a los padres de los tres niños que también se encontraba realizando una.

Cuando SeokJin se fue, JungKook volvió sus ojos violetas hacia los padres y dijo: —Llévenme a él.

Y caminó con la niña todavía en brazos, luciendo bastante cómoda con el afecto dado.

Afortunadamente solo se trataba de una gripa. JungKook había mandado a unos pocos guardias a buscarle algo de eucalipto mientras hablaba con los progenitores de los pequeños que aun rondaban a su alrededor.

—Por las noches debe machacar eucalipto con aceite de oliva y luego aplicárselo en el pecho para que duerma con ello —hizo un gesto repentino al recordar más—. También debe preparar una infusión de jengibre para cuando se despierte, verá que en varios días estará mejor —les sonrió. La mujer suspiró aliviada.

—Muchas gracias, es un honor que a mi padre lo haya tratado el médico real.

—¿Cuánto debo pagarle? —habló el alfa de aquella familia, buscando en su bolsa de cuero donde guardaba sus monedas, pero JungKook se le adelantó negando.

—¿Cómo podría cobrarles? Mis atenciones no tienen precio, son gratis.

Los niños hicieron sonidos de alegría y la pequeña decidió volver a subirse en sus piernas, siendo recibida por los brazos del omega que la sostuvieron sobre ellas. Sonrió hermosamente.

—Dejarme compartir con sus hijos es más que suficiente —continuó, humilde.

—Algo debemos darle, señor —insistieron, pero JungKook negó tranquilo.

—Sus ojos son muy hermosos, son brillantes, médico real —interrumpió uno de los niños y JungKook le acarició la mejilla mientras que la niña le daba pequeños toquecitos en el pómulo para captar su atención.

—Ojos bonitos —habló casi en un balbuceo, observándolo con ojos grandes y fijos. JungKook no pudo resistirse y soltó un enternecido "aww", también colocando una mano sobre la del otro niño.

—Cuando quieran puedo cuidarlos —dijo el omega hacia los padres, riendo poquito por las monerías de los pequeños.

—¿Le gustan los niños? —preguntó la mujer, con una pequeña sonrisa.

—Los adoro —asintió, sonriéndole a los dos niños—. Mi sueño es tener una gran familia —confesó.

Momentos después, la presencia del tercero de los niños llegó, pero no con las manos vacías. El pequeño se había detenido frente al omega sentado, estirando hacia él un gran ramo de rosas rojas. JungKook elevó las cejas y sonrió en grande, abriendo sutilmente sus labios para dejar escapar algunas risas alegres.

—Para usted, por salvar a Abu —le dijo el pequeño.

—Muchas gracias —contestó el omega, encantado, y tomó el ramo y olió su perfume—. Son muy bonitas.

Todos los miraron sonrientes y JungKook rio sintiéndose muy cómodo y feliz en ese lugar.

Ese definitivamente había sido el mejor día desde su llegada al castillo.

JungKook trotó por los jardines con la capa del rey sobre sus hombros, todavía con una sonrisa grabada en su rostro por la maravillosa tarde que pasó rodeado de personas acogedoras.

Había logrado escabullirse, pues se aseguró de que ningún guardia se diera cuenta de sus andares.

Cruzó el tramo que faltaba para llegar al mismo lugar del estanque donde el rey TaeHyung lo había citado, y al llegar, vio ahí al alfa; sus miradas cruzaron casi instantáneamente.

El alfa estaba sentado en la misma banca de aquella vez, y al verlo llegar, se levantó. Con unos cuantos pasos, JungKook caminó el gran trecho que los distanciaba.

—Majestad —saludó sonriente—. No sabe el gran día que pasé con el duque.

TaeHyung elevó una ceja.

—¿Fue muy grata la compañía?

JungKook no dudó en asentir.

—Grata es muy poco para expresar mi día, las personas fueron tan buenas, debería haber ido, Majestad, todo era hermoso —habló con entusiasmo y TaeHyung sonrió ligero, viendo aquella faceta de un JungKook alegre.

—Cuénteme, ¿qué lo hizo tan feliz? —preguntó el rey, viéndolo subir la mirada hacia el cielo.

TaeHyung pudo jurar haber visto las estrellas reflejarse en sus ojos.

—Ver a las personas satisfechas con los cultivos, las carnes, los dulces... —abrió un poco más sus ojos, emocionado—. Cuando el duque me presentó como el médico real pensé que me juzgarían por ser un omega —tragó y negó—. Pero no fue así, muchos me felicitaron y otros estaban asombrados. Me sentí tan honrado cuando omegas se acercaban a mí para decirme lo orgullosos que estaban de que un omega como ellos... —se señaló a sí mismo—... pudo llegar tan lejos —Para el alfa fue imposible no sonreír—. Todo fue gracias a usted, es un gran rey.

TaeHyung negó.

—No, usted tiene todos los méritos —aseguró el más alto.

—Majestad, usted fue el que creyó en mi desde el comienzo, si soy el médico real es porque usted me lo permitió.

TaeHyung permaneció con una sonrisa ladina y miró hacia abajo; no dudó cuando estiró su mano para tomar los dedos de la ajena, apenas cubriéndola.

JungKook miró rápidamente la acción y la sonrisa se desvaneció de su rostro, sintiendo, por el tacto tan suave, el nerviosismo instalarse en su sistema.

—¿Qué- qué hace?

El alfa terminó de tomar su mano correctamente y la levantó hacia sí para depositar un beso en sus nudillos. JungKook, descolocado, enrojeció enseguida, tanto que sus mejillas y sus orejas se pintaron de color carmín.

—Omega JungKook, gracias por colorear mi día con su alegría.

La respiración del nombrado se entrecortó, sin procesar realmente lo que estaba ocurriendo.

—Majestad, ¿cómo puede decir eso?

Fue ahí cuando el rey lo miró, con sus ojos zarcos como el cielo, esta vez más claros de lo normal. JungKook pudo estremecerse ante aquella significativa mirada.

—¿Podría cerrar los ojos? —pidió TaeHyung, soltando con suavidad su mano, pero JungKook lo observaba a él, pestañeando múltiples veces. No sabía por qué los observaba tanto, a esos ojos que en silencio le empezaban a encantar—. Ciérrelos.

JungKook lo hizo, le obedeció y cerró sus párpados, y seguidamente sintió el tacto del alfa desvanecerse en su totalidad y quedó varado en la nada. No sabía que sucedía, simplemente parecía flotar.

Escuchó al alfa caminar y alejarse, y él se quedó ahí, quieto, sin saber qué pensar.

Atrapó su labio inferior entre sus dientes cuando lo sintió regresar, pero esta vez desde su espalda, cerca, tanto que podía apreciar su esencia a vino y pistacho. Los vellos de su cuerpo se erizaron y sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal cuando la mano ajena apartó los mechones de cabello que tapaban su oreja.

Una caricia se posó en su mejilla, apenas un roce explorador. Tuvo ligeros espasmos. No se atrevió a abrir los ojos, porque sentía que debía dejarle más protagonismo al sentido del tacto que pronto le hizo captar aquel roce como algo más directo, percatándose de como la caricia había viajado hasta el lóbulo de su oreja.

Y pronto, se le sumó tacto un poco más frio, de un objeto, de un accesorio.

Internamente, ambos agradecían que JungKook no se había puesto aretes aquel día.

Le colocó en pendiente con tanta parsimonia que JungKook no pudo darse cuenta de que había terminado hasta que los dedos del rey acariciaron el objeto y, aventureros, se atrevieron a descender un poco más, hasta depositar el roce de su dedo corazón en el cuello del omega.

JungKook abrió un poco los labios, soltando el que hasta ahora había manteniendo preso entre sus dientes, y sin él notarlo, ladeó un poco más su cuello, queriendo verse más envuelto el aquel contacto.

—He luchado con mi consciencia por días —susurró el alfa a sus espaldas, haciéndolo estremecer nuevamente—, contra mis juicios y mis doctrinas... —bajó su dedo suavemente por la piel blanquecina del omega hasta detenerlo sobre aquel atractivo lunar que poseía. El tacto era suave, pero contundente.

—¿Y qué ha resultado de esa batalla? —preguntó el omega, en un susurro ahogado por el jadeo que buscaba emerger de sus labios.

TaeHyung sonrió ladino a pesar de no ser visto.

—Que vale la pena correr el riesgo por alguien como usted.

JungKook jadeó sin poder hacer más por retenerlo, y sintió al alfa alejarse nuevamente, dejándolo ya más emocionado. Apretó los labios al sentirlo nuevamente detrás de él, y no lo soportó más.

Abrió los ojos y se dio la vuelta.

Lo primero que sus ojos amatistas captaron fueron el rostro de TaeHyung, que lo miraba con una decisión que casi lo hizo estremecerse por ya ni siquiera sabe cuál vez en aquella noche, pero le fue inevitable que sus ojos bajaran un poco más, hacia lo que el alfa sostenía.

Un ramo de margaritas rosas y una hoja de papel.

¿Margaritas rosas?

TaeHyung lo apreció arquear las cejas y se permitió hablar.

—Espero que sepa su significado —dijo, empezando a sentirse nervioso. JungKook tocó los pétalos con sus dedos delgados y los ojos fijos en ellos.

—La timidez y la inocencia de-

TaeHyung no lo dejó terminar porque sintió su mente entrar en un pequeño pánico.

—Con timidez e inocencia le entrego mi afecto a cambio de me permita cortejarlo.

Y JungKook boqueó, mirándolo a los ojos mientras sentía como el aire se le iba. Negó, incrédulo.

—Yo no puedo ser cortejado por usted, Majestad, un cortejo significa entrega para próximamente pedir mi mano y tengo prohibido esos permisos con usted.

TaeHyung arrugó las cejas y lo miró con algo de tristeza.

—No sé si algún día podré pedir su mano, pero estoy seguro de que si dejo ir a un omega tan especial, me arrepentiré de por vida —confesó y JungKook volvió a negar, aturdido—. Sé que no le soy indiferente, me lo ha demostrado desde hace unos minutos —le dijo. JungKook se sonrojó y él suspiró—. Sé que usted no esperaba un cortejo, pero no quiero tenerlo solamente como un amante.

Le extendió la hoja entre sus dedos y JungKook la tomó, tembloroso.

—Quiero que sea mi compañero hasta que el destino y los Dioses lo dispongan —agregó el alfa, viendo al omega abrir la hoja con lentitud—, porque se ha vuelto mi forma de inspiración —finalizó en el mismo momento en el que el omega vio el dibujo.

JungKook jadeó otra vez, sus ojos apreciando el dibujo hermosamente trazado a base de carboncillo. Era él, de perfil y con una sonrisa pequeña posada en sus labios. Lucía radiante.

¿En serio él se veía así? ¿Esa era la forma en la que el alfa lo veía?

—Es lo que usted se merece —dijo el alfa. JungKook lo miró.

—No sabe lo que merezco... —contestó, sintiendo esa opresión en su pecho y el agujero en su estómago que le hacía querer hundir su cabeza en la almohada de su cama y no salir de ahí hasta la mañana siguiente.

—Es un omega brillante y me sería un honor demostrarle todos los días lo excepcional que es.

Dioses, ¿por qué específicamente tuvo que ser el primero en tratarlo así?

Una parte de él, la egoísta, anhelada aceptar, pues el omega en su interior estaba encantado con la delicadeza con la que lo trataba, con los momentos tan naturales que compartían y con las risas entremezcladas y amenas que era imposible no soltar en su presencia.

JungKook observaba sus ojos, ansiosos pero decididos, nerviosos, pero fijos en él, en espera de una respuesta. Sentía que no podía negarse, no hallaba forma.

Se repitió a sí mismo que no podía, no así, no era correcto. Sabía el peligro, sabía que nada saldrían bien de aquello.

Pero aun así...

—Me tiene encantado, Majestad —inhaló, con ojos brillosos—. ¿Cómo hará para quitarme el hechizo al que me he sometido?

TaeHyung sonrió de lado y le ofreció nuevamente las flores. JungKook las miró, esta vez con el corazón latiendo estrepitosamente en su pecho.

—Primero debe aceptar mis flores.

JungKook las aceptó y las tomó entre sus manos para observarlas con una sonrisa algo tristona, y aun viéndolas, habló.

—Permítame acercarme a usted —pidió suavemente antes de mirarlo, el alfa estando con los ojos un poco más abiertos, pero con una pequeña sonrisa en sus labios gruesos.

Y el omega lo tomó como un permiso.

Se acercó a él, y cuando TaeHyung lo vio recargarse apenas sobre las puntas de sus pies para acercarse a su rostro, sintió todo su cuerpo tensarse y el aire escapársele de los pulmones antes de recibir el suave y húmedo tacto sobre su mejilla; un beso.

Lento e inseguro, cubrió con su palma la nuca del más bajo en el tiempo que duró, y cuando el omega separó sus labios de la piel caliente del alfa, reposó la punta de su nariz en ella.

—Acepto su cortejo, mi rey.




Nota:

ACEPTO SU CORTEJO, MI REY AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA CSM

¿USTEDES RESPIRAN? YO NO RESPIRO. Man, O SEA, ya va, me calmo.

Maaaaaaan, Tae va re enserio con JK y eso significa desastre.

Hey, yo no sé pero a Bel y a mi siempre nos salen las cosas como anillo al dedo. Justo este último capítulo del primer arco de la historia cayó en 15 omg.

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PREGUNTITAS TIME:


¿Pensaban que Tae irían tan enserio con JK como para cortejarlo?

¿Eras de los/las que sabía que Tae le iba a dar las margaritas rosas a Koo? 👀

¿Creyeron que Tae iba a besarlo cuando le pidió que cerrara los ojos? (pd: ojalá a)

¿VERDAD QUE JK ES TINY?

Segun la información que di mas arriba sobre los reinos, ¿cuál es tu favorito?


BESITOS EN LAS NALGAS, Y VAYAN A LEER EL SEGUNDO ARCO, LO ESTARÉ PUBLICANDO INMEDIATAMENTE DESPUÉS DE ESTO.

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