XIX: Rosas rojas
TaeHyung despertó de su cómodo sueño profundo, removiendo en busca de acomodo, pero no había espacio suficiente. Frunció el ceño confundido.
Sentía un suave tacto bajo su palma derecha, desconocía de que se trataba, pero no le disgustaba en lo absoluto.
Decidió abrir los ojos lo máximo que el sueño mañanero le permitió, elevando ligeramente su cabeza como simple reflejo cuando lo primero que enfocaron sus ojos fue al omega JungKook a su lado, siendo precisamente la mitad izquierda del rostro delicado del omega la que se encontraba debajo de la palma de su mano.
El omega tenía el cabello desbaratado, con sus ondas surgiendo para todos lados; viajó desde sus labios pomposos entreabiertos hasta sus párpados dormidos y ligeramente hinchados, de su respiración apacible hasta sus mejillas sonrosadas. Lindo, muy lindo.
Desde la posición en la que se encontraba, podía observar perfectamente el perfil del omega, y no pudo evitar calentar su pecho al pensar que le gustaba la idea de verlo al despertar.
Apartó su mano con suavidad y sonrió; una sonrisa dulce y ligera.
Optó por levantarse con ayuda de sus brazos. Sintió de lleno el dolor punzar en su cuello al sentarse, por la incómoda posición en la que había dormido, y empezó a moverlo para destensar los músculos.
Realmente no recordaba el momento en el que ambos cayeron en el mundo de los sueños, pues los había alcanzado luego de largas y cómodos pláticas entretenidas.
Sus ojos volvieron a posarse en JungKook por inercia, lucía tan pacífico mientras su pecho subía y bajaba. Su cabello estaba fuera de su rostro, TaeHyung lo agradecía para sus adentros, pues así podía detallar su rostro.
Dioses, se veía tan hermoso con sus mejillas rosadas. TaeHyung se preguntaba por qué siempre las tenía de esa manera, no sabía si la razón era la cálida temperatura o se trataba de algo natural en él. De igual forma, le gustaba.
Se otorgó a sí mismo permisos para bajar su vista hasta la fina tela blanca de su camisa que descansaba sobre su piel. La misma que notó tan solo un poco levantada, fuera de los pantalones negros del omega, como usualmente la veía, y ahora en cambio, mostraba parte de la piel lechosa de su estómago. Aquel detalle acentuaba a la vista sus caderas y cintura; lucían mucho más definidas.
Sintió las puntas de sus dedos picar en busca de tacto, deseando acariciar aquellas zonas que sus ojos admiraban. Sin embargo, suprimió sus instintos y decidió más bien seguir con su secreta inspección.
Bajó hasta sus muslos y apretó los labios; estos no facilitaban en nada el esfuerzo que hacía para no sucumbir a la tentación de tocar.
Suspiró. TaeHyung estaba seguro de lo que muchos alfas darían por tener al omega JungKook. Se sentía afortunado de que le correspondiera.
Puso una de sus manos sobre el abdomen del omega, suave, y lo agitó un poco.
—Omega JungKook —llamó, y al no ver reacción, insistió—. JungKook.
El nombrado espabiló lentamente, apenas alzando sus cejas porque sus ojos no estaban dispuestos a abrirse aún.
—Buenos días —dijo el alfa con suavidad. JungKook soltó un gruñido quejumbroso.
—Majestad, usted no posee ningún tipo de respeto por el sueño ajeno —recriminó roncamente, adormilado. TaeHyung resopló una risa.
—Soy una persona diurna —señaló a la par que se levantaba del sofá en un movimiento y se estiraba. Hoy había despertado de buen humor.
Se tomó la libertad de abrir una de las ventanas para que el sol ingresara libremente.
—Sé que a usted le encanta el aire libre —dijo con tranquilidad. JungKook se sentó con los ojos entrecerrados, recostando su espalda en el sofá.
TaeHyung miró el cielo; el Sol apenas comenzaba a mostrar sus rayos rojizos por todo el horizonte. Los trabajadores del castillo comenzaban poco a poco a salir de sus dormitorios para hacer sus quehaceres. Inhaló profundamente el aroma mañanero que tanto le gustaba; olía a frescura.
—¿Sabe que estamos en época de feria, omega JungKook?
Giró a verlo, encontrándose con la adorable escena de un JungKook otra vez dormido, en la misma posición de antes.
Suavizó su mirada y sonrió enternecido.
—JungKook —llamó nuevamente y el omega abrió sus ojos en grande con mucho esfuerzo, inhalando mientras pegaba un pequeño brinco. Hizo un pequeño sonido adormilado—. Le estaba hablando —comentó divertido.
—Ah, disculpe, ¿qué dijo? —preguntó, manteniendo las cejas arriba para que sus párpados no lo traicionaran nuevamente. TaeHyung se volvió a acercar a él y JungKook, al ver su encantadora silueta, empezó a despertarse un poco más.
—Le dije que estamos en épocas de feria —repitió, aún caminando hacia él. JungKook lo miró desde abajo cuando el alfa ya estuvo bastante cerca—, Habrán bailes y cenas con personas de distintos reinos —dijo, agachándose para quedar a la altura de JungKook; le sonrió con una mirada que el omega no pudo descifrar muy bien—. Y quisiera que me acompañara en todas las actividades.
JungKook arqueó las cejas y ladeó la cabeza, conmovido mas no crédulo.
—Su Majestad, yo como médico estoy invitado de manera obligatoria, pero no creo que se vea apropiado ser su acompañante.
TaeHyung negó.
—Si tengo su compañía, cada aburrido festejo será entretenido.
Los ojos de JungKook brillaron silenciosamente, conteniendo un suspiro. No pudo evitar quedársele viendo con sus grandes ojos, fascinado. Pestañeó varias veces. A alguien le interesaba su presencia, alguien quería escucharlo y verlo.
—¿Y qué dirá la aristocracia? —preguntó, mostrando un poco de aquel lado inseguro que solía guardarse para sí mismo.
TaeHyung tomó sus manos sin titubear.
—Si tienen algo que decir, pues tendrán que callar —le dijo, mirando sus manos unidas durante un rato—. Ni siquiera mi hermano podrá decir algo, yo soy el rey.
JungKook relajó su espalda ante sus afirmaciones seguras.
—Gracias, Majestad —dijo con sinceridad, sintiendo su corazón un poco más acelerado de lo usual.
TaeHyung le sonrió y levantó sus dos manos para darle un beso a ambas. Luego se levantó y lo jaló un poco, JungKook entendió que deseaba que se levantara con él, y así hizo, dejando esta vez reposar sus manos en el pecho del alfa, todavía unidas.
—Antes del mediodía vendrá una sirvienta a llevarle con la modista, hoy hay una cena —le informó suave. JungKook boqueó un poco, sintiendo la ansiedad social calar lentamente sus huesos—. Es algo apresurado, discúlpeme por no haberlo pensado con anticipación, pero sé que se verá radiante con cualquier prenda que le preparen.
JungKook casi suspiró por aquello. Cuando TaeHyung se acercó a su rostro y besó su mejilla durante algunos segundos, JungKook sintió perfectamente una presión en su pecho, pero no era de angustia, no, era diferente. Esta viajaba desde su pecho hasta su abdomen, como un cosquilleo, como una caricia.
Empujó un poco su rostro hacia el alfa para seguir recibiendo el beso, dejando de lado todo lo demás para inhalar el aroma tan adictivo del rey.
Lastimosamente, TaeHyung se separó para mirarlo a con ojos suaves.
—Lo esperaré esta noche —murmuró y JungKook asintió, sin decir palabra, pues no se sentía capaz de pensar en cómo estructurar una frase en un momento como ese.
TaeHyung dio unos pasos hacia atrás sin querer despegar sus ojos de la belleza que el omega emanaba en esa mañana, hasta que tuvo que voltearse, formando una sonrisa antes de salir.
Cuando JungKook estuvo solo, apretó su pecho con una mano, con las cejas ligeramente elevadas, y sin retenerlo más, suspiró sonoramente.
Se sentía muy especial en ese momento.
Los invitados se presentaba frente a él. Sentía su espalda baja casi comenzar a palpitar, no sabía desde hace cuento llevaba sentado en su trono, limitándose a darles sus respectivas bienvenidas y saludos. De vez en cuando se removía en busca de una posición más cómoda, estirando sus piernas, apoyando sus codos sobre los reposabrazos y demás.
TaeHyung vestía con un atuendo de color azul marino y una camisa poseyente de ondulaciones a la altura de su cuello, sobresaliendo gracias a un gran collar masculino que se sostenía de sus hombros y forjado con una gema de zafiro, y sobre su camisa, una piel oscura le daba el aspecto imponente que todo rey debía tener. Sobre su cabeza no había corona esta vez, sino un sombrero del mismo color de su atuendo con una pluma cayendo por un costado y un broche de oro manteniéndola en unión con el sombrero.
—¿Hasta cuándo estaremos aquí? —La voz de NamJoon llegó a sus oídos. Él, YoonGi y HoSeok estaban sentados cerca de él, respetando la supremacía del trono con los escalones de diferencia.
TaeHyung posó su mirada en él, escuchando a HoSeok bufar una risa.
—El concejo invitó a unas cien personas, todavía faltan —respondió su cuñado, haciendo que NamJoon se desparramara sobre su silla, cansado.
Poco después, un lacayo llegó a ellos, anunciando los respectivos nombres de los personajes que pronto aparecieron frente a sus ojos.
—Su Majestad, la señorita Kang HyunSeo de Chuncheon —notificó, retrocediendo con la mirada en el suelo para retirarse del camino.
Con la vista despejada, TaeHyung pudo enfocar a una omega elegante que vestía un vestido de color verde pálido. Su cabello claro estaba recogido con una diadema delicada que relucía sobre su cabeza.
Le fue imposible no hacer una mueca al reconocerla, pero se enserió cuando vio que tomaba el brazo de la voz de su concejo, Oh WooJoon, quien se mantenía erguido en su lugar gracias a su emblemático bastón.
Ambos dieron unos cuantos pasos más hasta detenerse al comienzo de los escalones al trono. La omega le sonrió ladina, con su barbilla en alto y dejando su cuello al descubierto por simple altivez. Hizo una reverencia.
—Su Majestad —saludó lentamente. TaeHyung mostró una sonrisa, falsa, cabe recalcar.
—Señorita HyunSeo, me sorprende verla —respondió él, por pura cortesía.
—El señor WooJoon fue tan amable en invitarme, majestad.
TaeHyung elevó sus cejas.
—Ya veo... —murmuró, mirando a alfa anciano—. Espero que disfrute su estadía en mi castillo —dijo, mirándola.
—Estoy seguro de que será duradera —aportó WooJoon y HyunSeo sonrió cómplice—. Si lo desea, majestad, puede descansar para mantener una conversación con la dama —ofrece el alfa.
—No creo que sea lo más acertado —negó el rey, dispuesto a continuar, pero se escucharan murmullos por el pasillo y la gente se girara a ver.
TaeHyung pudo ver a la perfección como JungKook pasaba por ahí, teniendo a algunos guardias detrás de él, empujándolo apenas —desde atrás—, para que se retirara. JungKook miró a TaeHyung y le mostró una sonrisa que TaeHyung correspondió sin poder prevenirlo, justo antes de que los guardias terminaran de hacer que se fuera.
Todos se habían girado a ver aquella interacción y WooJoon no se molestó en ocultar su expresión de desagrado y enojo. TaeHyung, aún con la sonrisa en sus labios, lo miró y su sonrisa decayó en una línea fina de indiferencia.
—¿Ya le quedó claro, WooJoon? —dijo TaeHyung, haciéndole saber que su vista estaba puesta en alguien más. WooJoon lo miró con una molestia que intentó disimular sin demasiado éxito; sonrió falsamente.
—Su Majestad —reverenció el alfa anciano, siendo seguido por HyunSeo, y luego, ambos se marcharon a paso altivo.
NamJoon se contuvo y soltó unas cuantas risas.
—Su majestad, qué bochorno —habló con burla, agradeciendo internamente con una sonrisa contenida para no soltar otra carcajada.
TaeHyung se llevó la mano al puente de la nariz, lamentándose por las cosas que tenía que pasar. La omega era de uno de los reinos con los que poseía alianza y sabía de sobra para qué propósito la había traído el concejo.
Escuchó las risas de HoSeok antes de seguir su tarea y saludar al resto de los invitados que se le acercaran.
JungKook avanzaba con su acostumbrado caminar elegante, jugando ansiosamente con las mangas de su atuendo; Estaba nervioso, tenía que hacer presencia entre tantas personas y no estaba acostumbrado.
Sus pasos no eran largos ni tampoco apresurados, intentando inconscientemente demorar más en llegar a ese lugar.
Aplanó un poco su traje y, justo después, escuchó ruidos extraños parecidos a unas respiraciones algo aceleradas.
Frunció el ceño y se acercó al lugar donde provenían: tras el cruce de unos tapices decorativos del pasillo. Asomó su cabeza con curiosidad y cautela, sus ojos amatistas captando al instante a dos personas besándose muy fogosamente.
Era el príncipe JiMin y el duque HoSeok.
JungKook elevó sus cejas cuando los reconoció, sintiéndose un poco mal al estar presenciando esa intimidad entre esposos.
Iba a retirarse para darles la privacidad adecuada cuando el príncipe abrió sus ojos azules y los posó sobre su persona al sentir el olor de alguien más, separándose de los labios de su pareja al mismo tiempo. Seguidamente, HoSeok hizo lo mismo y lo miró.
JungKook sintió incomodidad enseguida, captando las miradas de molestia que le otorgaban. Aun así, decidió hacerse el desentendido y levantó su mentón.
—¿Qué? —preguntó con falsa inocencia y volteó su cuerpo sin dejar de mirarlos aún. JiMin podía percibir su mirada burlona.
JungKook finalmente volteó su cara y se fue, soltando algunas risas sin sonido hacia arriba.
TaeHyung sostenía su copa de vino, rodeado en un círculo de personas donde todos, para su suerte, eran nobles jóvenes; alfas aproximadamente de su edad.
Prestó atención cuando alguien se dirigió a él, pero escuchó a un alfa murmurar a su lado un: "¿quién es él?". TaeHyung giró hacia la puerta principal y supo que el resto de los alfas que lo hicieron lo mismo que él. Era JungKook, pudo reconocerlo al segundo.
—Un omega tentador, debo decir —se atrevió a decir uno de los alfas. TaeHyung lo ignoró, sumergido en la hermosura que desprendía el omega es anoche.
El atuendo que el omega portaba constaba de un chaleco de satén rojo que también cubría sus brazos y una camisa blanca cubría su pecho y sobresalía con delicadeza por sus mangas. Su pantalón, a juego con su atuendo, se ajustaba a la perfección en su cintura y caderas, y el chaleco facilitaba que toda su complexión se remarcara deslumbrantemente. Su cuello estaba al descubierto, algo atrevido dando que era un omega soltero. Pero era perfecto para TaeHyung.
JungKook se topó con sus ojos zarcos más pronto de lo que pudiera esperarse, y dudando un poco internamente, se acercó a paso lento hacia su ubicación. Cuando llegó, hizo una reverencia elegante hacia él. TaeHyung luego respondió con un asentimiento, dejándolo acercarse un poco más a su lado.
El omega miró a los alfas en compañía y casi sintió asco al ver como muchas de sus miradas plagadas de deseo estaban sobre él, miradas que el reconocía tan bien.
Pero sintió una oleada de frío atacar su cuerpo, quedando paralizado al ver como EunWoo —que también estaba entre esos alfas— lo miraba con una ceja alzada y una sonrisa queriendo tirar de sus labios. JungKook disimuló el galopeo de su corazón lo mejor que pudo.
Apartó la mirada rápidamente y la dejó sobre el alfa a su lado, quien no demoró en incluirlo.
—Alfas, él es Shin JungKook, el médico real —lo presentó el alfa.
EunWoo bajó su copa de vino.
—¿Shin? —preguntó aún con una ceja alzada y JungKook, tenso, afirmó.
—Así es, señor, Shin JungKook.
—¿Lo conoce? —le preguntó TaeHyung al alfa. JungKook sudó frío, mirando a EunWoo.
—No, en absoluto, solo que, ¿quién no ha escuchado del omega médico real de este castillo, majestad? —respondió, mas su negativa falsa no destensó al omega, a quien miró—. Es un placer conocerlo.
JungKook sonrió algo rígido.
—Duques y marqués, fue un placer hablar con ustedes, ahora, si me disculpan, debo hablar con el médico real —dijo TaeHyung y JungKook se despidió de ellos con asentimiento, mirándolo a todos excepto a EunWoo.
TaeHyung intentó llevarse a JungKook de manera discreta, pero era imposible. Él era el rey, los ojos de los demás siempre estaba sobre él, no existía la discreción e, inevitablemente, todos los presentes los vieron desaparecer por un pasillo, en el que después guio al omega hasta el interior de una habitación cercana.
No había velas iluminando la noche que se reflejaba en la habitación, tan solo la luz de luna que era más que suficiente para que pudieran verse los rostros.
—Está usted precioso esta noche, omega JungKook —halagó el alfa tras ver como el omega daba unos pasos hacia adelante y él cerraba la puerta.
JungKook sintió esa sensación cosquilleante en todo su pecho y estómago, y se giró hacia él.
—Usted eligió buenos atuendos, majestad —dijo, pues era cierto que cuando llegó con la modista, se llevó la sorpresa de que el alfa se había tomado el tiempo de seleccionar varios conjuntos para él.
TaeHyung asintió.
—Sabía que le gustarían —contestó TaeHyung, y tras eso, se sumergieron en un silencio nada incómodo, pero expectante.
TaeHyung caminó hacia uno de los estantes del lugar mientras que JungKook lo seguía con la mirada. Abrió una gaveta y sacó una caja de madera. JungKook mostró curiosidad. Luego, TaeHyung volvió a él.
—Es para usted, omega JungKook —le dijo el alfa, abriéndola después.
Los diamantes de la gargantilla que reposaba en el interior de la caja reflejaron en los ojos amatistas del omega. Era gruesa pero delicada.
Puso la mano en su propio pecho y con la otra rozó la joya.
—Mi rey... —susurró.
—Acéptela y úsela, así sea solo por hoy —pidió TaeHyung. JungKook negó lento.
—Ese es un gesto muy íntimo, majestad...
—Por favor, omega JungKook, acéptelo, sé que se vería aún más asombroso con esto decorando su cuello —insistió el alfa para convencerlo.
JungKook lo miró con ojos grandes y hermosos, pestañeando con lentitud, un gesto que a TaeHyung ahora en encantaba.
—Solo por hoy, majestad —cedió finalmente, y en vez de tomarlo para colocárselo, de dio la vuelta sobre su eje para quedar de espaldas a él.
TaeHyung relamió sus labios y dejó la caja sobre una mesa, devolviéndose no sin antes tomar la joya entre sus manos. Se acercó a tal punto que JungKook pudo sentir su espalda rozar con el pecho del rey.
Le colocó el collar, permitiéndose rozar sus dedos con el cuello del omega; suave y lento.
—¿Le llegaron mis flores, omega JungKook? —preguntó el voz baja mientras abrochaba el accesorio en el cuello lechoso ajeno. JungKook tocó con la punta de sus dedos el collar.
—Hoy decidió arriesgarse un poco más al regalarme rosas rojas, ¿no lo cree? —murmuró de igual forma.
—¿No le gustaron? —preguntó, apartando sus manos cuando hubo terminado.
Se atrevió a acercarse tan solo un poco más para rozar sus labios con el cuello del omega, muy cercano a su nuca, y JungKook se estremeció, cerrando sus ojos un instante antes de girarse para encararlo.
—Han sido mis favoritas —confesó, posando sus manos en el pecho del alfa para impulsarse y plantar un beso duradero en su mejilla.
TaeHyung colocó sus manos sobre las del omega, cubriendo el dorso de las mismas.
JungKook se tomó la libertad de escrutar minuciosamente la apariencia que lucía esa noche, pues la luz de las velas le iluminaba su perfecta melena acaramelada echada hacia atrás y mantenida con la ayuda mínima de un gel natural que cumplía aquella función; el fuego resaltaba el brillo de sus ojos zarcos. El alfa vestía elegantemente con un atuendo mayormente negro, a excepción de que, sobre sus hombros, reposaba una gran piel de oso grizzli y sobre esta, una gran cadena dorada de zafiros que le daba el toque ideal.
Un colirio para sus ojos.
Ambos se quedaron observando por un buen rato. TaeHyung miró los labios del omega, tan llamativos y atrayentes. Pero nuevamente se contuvo, por el respeto que le tenía al omega JungKook.
En cambio, besó una de sus manos antes de salir y, aun así, no se permitió soltar la mano de omega. De hecho, la tomó correctamente entre la suya y ambos caminaron juntos hasta que se soltaron poco antes de entrar nuevamente en el salón, gozando de la calidez y confort del contrario.
Todos los invitados ya se encontraban sentados alrededor de la gran mesa rectangular que caracterizaba el gran salón, y ellos no eran la excepción. Sobre la superficie de madera costosa, un gran banquete se presumía en diversos colores y variedades.
A petición del alfa, JungKook se había sentado junto a la cabecera de la mesa, desde donde el rey resaltaba de entre todos los presentes. JungKook había sentido las miradas de los demás clavadas en su persona cuando el rey le indicó sentarse ahí, pues no era para nada usual que alguien de la posición en la que JungKook se encontraba en el castillo se sentara junto al rey. Normalmente era lugar para el príncipe o algún miembro con más decisión y poder.
Después hablaría con el alfa sobre eso.
Pero muy en el fondo, JungKook se sentía bien al ser presumido de esa forma. TaeHyung era devoto a lo que tenían.
Intentaba de todo corazón no ser controversial esta vez, por cariño al rey, pero si alguien lo sacaba de quicio no se controlaría.
—Veo que ahora te da joyas —Escuchó la voz del príncipe JiMin, que estaba sentado a su lado. JungKook lo miró, viendo como el omega rubio solo comía sin mirarle—. Te trae a la cena, te sienta a su lado... —tomó su copa y bebió un poco de su contenido.
JungKook solo se limitó a observarlo, queriendo saber si el príncipe seguiría hablando; también se dio cuenta de que no le hablaba con formalidad.
—Te consiguió prendas formales para vestir que estoy seguro que tu puesto como médico real no puede costear... —continuó luego de tragar el vino.
—¿Y cuál es el problema? —habló JungKook, sin ninguna expresión más que la seriedad en su mirada y las pequeñas comisuras de sus labios casi imperceptiblemente levantadas que JiMin sin duda notó.
El príncipe negó ligeramente.
—Ninguno, solo me pregunto qué buscas de él —dijo, con la falsedad timbrando su voz. JungKook bajó las comisuras de sus labios.
—¿Por qué pensaría que quiero algo?
JiMin no respondió y siguió cortando su filete.
—Instinto o experiencia con personas como tú, como quieras llamarlo —expulso, actuando con desinterés.
—¿Personas como yo? —preguntó con el mismo tono de desinterés en su voz.
JiMin se enderezó y miró al omega a su lado, inclinándose un poco para que nadie más lo escuchara.
—Llegaste de la nada, el día que por casualidad atacaron al duque de Taejeon-dong y, oh, otra casualidad: tampoco había médico real —contestó, elevando las cejas un poco—. Y, además, empezaron a aparecer casos de ese grupo criminal que anda por ahí. ¿No te parece eso muy conveniente para tu situación?
—¿Supone que tuve que ver? —preguntó, con sus comisuras nuevamente levantadas apenas.
Dioses, JiMin quería cortarle la boca para que quitara esa sonrisa tan insoportable que siempre portaba. Respiró disimuladamente y con lentitud para calmarse, no quería hacer un escándalo y quedar en mal frente a los presentes, esa era la única razón.
—No lo sé, ¿tuvo?
JungKook rio por lo bajo; JiMin se quedó en silencio, luchando consigo mismo para no matarlo.
—Ay, príncipe JiMin, intente otra vez —se mofó—. La única razón por la que me encuentro en esta mesa el día de hoy es porque el rey goza de mí. Disfruta mi presencia y se deleita al escuchar mi habla —dijo, viendo al omega contrario tensar su mandíbula—. En realidad, debería sentirse avergonzado de que yo sea el que le dé compañía siendo prácticamente un desconocido, y no usted, siendo su hermano. Ahora, su alteza, prefiero disfrutar de mi cena sin molestias.
Oh, JiMin había llegado al tope de su paciencia con ese omega insolente. Apretó los puños ya dispuesto a hacerse cargo cuando-
—Alteza —escuchó que le llamaban y se giró rápidamente, enfocando a uno de los invitados—. ¿Cómo van los preparativos para el baile? —JiMin carraspeó, ahora algo incómodo, pero todavía muy molesto.
—Ya no tengo esas responsabilidades, señor, puede preguntarse a mi primo SeokJin.
Todos los presentes se centraron en SeokJin, a quien no le quedó de otra que sonreír cortésmente.
—Todo bien hasta ahora, estoy seguro de que...
JungKook no deseaba escuchar lo que continuaba, no le interesaba.
Por ello, miró a TaeHyung, quien sí estaba atento a las palabras de su primo y no se había percatado de su mirada sobre él. Una de las muñecas del alfa estaba apoyada en el borde de la mesa —la que utilizaba para comer—, mientras que la otra, más cercana a él, estaba totalmente libre.
Y JungKook, sin despegar sus ojos del rostro del rey, tomó esa mano con disimulo y la hizo descender hasta ocultarla bajo la mesa. TaeHyung lo observó de soslayo, casi arqueando una ceja como gesto automático frente a su curiosidad sobre lo que haría.
Vio al omega bajar la mirada hasta su mano y la dirigió a su muslo, cerca de la rodilla, donde la dejó. TaeHyung se tensó un poco, ocultando su conmoción colocándose su otra mano cerca de los labios, acariciándose parte de su barbilla.
JungKook simplemente soltó su mano y agarró su copa para volver a mirar a SeokJin con las comisuras de sus labios levantadas antes de darle un pequeñísimo trago a la bebida.
TaeHyung estaba un poco descolocado. JungKook nunca hacía esas cosas, y él tampoco era capaz de hacer algo que incomodara al omega. Pero, cuando JungKook volvió a colocar su manos sobre la de él y la incitó a moverse, TaeHyung pudo darse cuenta de que aquel tacto no le parecía incómodo en lo absoluto, al contrario, se atrevía a decir que estaba deseoso. Tomó eso como pase libre.
Sentía su cuerpo burbujear en efervescencia.
Y, acatando la petición del omega al que cortejaba, comenzó a mover su palma con lentitud sobre su muslo, de arriba hacia abajo, calentando la piel que rozaba por debajo del pantalón.
No se detuvo, disimulando mientras veía a los invitados hablar entre sí, totalmente ajenos a lo que estaban compartiendo.
JungKook, por otro lado, tenía la respiración más pesada que antes, cosa que no tardó en, involuntariamente, contagiárselo a TaeHyung.
Intentaba mantener su expresión usual, pero era difícil cuando la mano del alfa continuaba acariciando su muslo con dedicación. Se vio a sí mismo poniendo un codo sobre el reposabrazos de la silla, y el dorso de la otra cerca de su boca, casi rozando sus labios.
Y el simple hecho de pensar que Kim TaeHyung, el rey de Daegu, lo estaba acariciando lo hizo morderse suavemente para contenerse. Pero no era posible, era tan difícil de controlar.
TaeHyung ahora lo veía, sin poder volver a apartar la mirada de las expresiones del omega. Y sintió algo nuevo, algo que hacía que le gustara ver como el omega JungKook tenía una expresión de querer derretirse ahí mismo.
TaeHyung sentía el poder de ser él el que causaba esas sensaciones en JungKook. Se sentía más poderoso de lo que se sentía al ser rey.
Esta vez, mientras lo acariciaba con vehemencia, estuvo cerca del final del muslo y la unión de sus caderas, y ahí pudo ver a JungKook entrecerrar un poco sus ojos. Sintió gozo al ver que al omega parecía gustarle más en esa zona.
Volvió a repetirlo, pero esta vez, se aventuró a acariciar un poco más allá en esa misma zona, y, apenas un poco, acarició con sus dedos en interior del muslo.
JungKook contuvo la respiración y puso su mano sobre la del alfa para que, aunque no lo quisiera, se detuviera. No podía permitir que su aroma se intensificara producto del momento y que todos se dieran cuenta de lo que estaba pasando entre ambos.
Miró a TaeHyung y le mostró un atisbo de sonrisa que quería aparecer en su totalidad, pero se contuvo y dejó de mirarlo.
TaeHyung suspiró satisfecho porque JungKook disfrutó de sus caricias, y ahora lo sabía. Volvió a arrastrar suavemente su mano hasta simplemente posarla en la mitad de su muslo, inmóvil.
—Médico real —llamaron al omega, quien giró para ver de quien se trataba. Contuvo rodar sus ojos; era WooJoon. Elevó sus cejas en un gesto para que continuara—. No sé si escuchaba, pero queríamos preguntarle sobre cómo fue que se ganó la presencia en esta cena llena de la nobleza de esta nación —preguntó con falsa cordialidad, asomándose en su voz un atisbo de cinismo y molestia.
Se escucharon los cubiertos detenerse, todos atentos y curiosos.
JungKook achicó sus ojos hipócritamente, con una pequeña sonrisa en sus labios que lo hacía confundir con una expresión normal.
—¿No ha estado escuchando la charla? —inquirió WooJoon, con una ceja alzada.
—Estaba concentrado en otras cosas, señor, cuánto lo siento —negó, tomando la mano de TaeHyung por debajo de la mesa, solo para mantenerlas juntas—. En realidad, no escuché bien lo que dijo, ¿me lo repetiría?
WooJoon se le quedó viendo durante unos segundos, con una expresión llena de fastidio.
—Le pregunté que cómo hizo para tener un puesto en esta mesa —repitió, arrastrando las palabras con mal humor, pues sabía que ese omega lo estaba haciendo apropósito, sabía que sí lo había escuchado la primera vez.
JungKook mostró ligeramente sus dientes en una sonrisa falsa mientras que TaeHyung veía impasible al alfa anciano.
—Oh, señor, ya extrañaba sus irracionales insinuaciones —se mofó sutilmente, causando la risa de muchos de los presentes, entre ellos NamJoon, que parecía disfrutar abiertamente del espectáculo. JungKook miró a los presentes—. Creo que la respuesta es obvia y sencilla, señor —volvió a mirarlo.
TaeHyung miró al omega con nerviosismo por lo que contestaría, porque JungKook no daba marcha atrás cuando hablaba.
—Trabajando —respondió con una linda sonrisa, para la sorpresa de algunos—. Me levanto todos los días para atender a las personas que me necesiten y he sido leal, Su Majestad fue agradecido y me invitó a esta cena.
Posó sus ojos en TaeHyung, quien suavizó la mirada al notar lo endulzada que estaba la contraria al mirarlo y TaeHyung solo pudo mirarlo de vuelta, de la misma manera y con un revoltijo en su interior y su corazón golpeteando su pecho.
JungKook miró al alfa anciano.
—Las cosas no se logran solo con malicia, señor —le dijo, también siendo una indirecta para la omega a su lado, porque sí, JungKook sabía de su existencia y sospechaba de su propósito.
WooJoon se quedó en silencio mientras que JungKook derrochaba suficiencia.
JungKook había ganado.
—El señor WooJoon no le preguntó con alguna malicia, médico real —habló y JungKook no se abstuvo de contestar, mirándola.
—Puede ser porque apenas nos conocemos, pero puede preguntarle al señor WooJoon —respondió.
Internamente, le estaba inquietando tanto silencio, pero exhaló disimuladamente cuando alguien lo rompió.
—Ya deja de atosigar al muchacho, WooJoon, deja tus intrigas para otro momento, ahora es tiempo de disfrutar de la velada —habló un hombre robusto de barba castaña, logrando que finalmente el alfa anciano hiciera silencio. JungKook lo miró con agradecimiento.
—¿Cuál es su nombre? —se aventuró a preguntar.
—Soy Ahn DaeYeon, conde de Chuncheon —se presentó el hombre afable—. Es un placer conocer a alguien como usted, muchos alfas quisieran que sus omegas fueran así de intelectuales —eligió, sacándole una sonrisa de labios cerrados al rey, intentando no ser muy obvio con la sensación de orgullo en su pecho que ese comentario le generó.
Presenció como las mejillas del omega se teñía de un rubor sutil por el halago, algo que a JungKook le resultaba insólito recibir, y enrojeció aún más cuando TaeHyung entrelazó sus manos juntas y acarició su dorso con el pulgar.
JungKook sonrió hermosamente, sin notar como algunos alfas parecían encantados con el gesto. La verdadera pregunta era, ¿quién no?
—Me alegra que piense así —dijo algo abochornado.
Mas no duró demasiado cuando otra voz se escuchó.
—¿Y de dónde viene? —preguntó EunWoo, haciendo que el omega quisiera hundirse en su silla u esconderse bajo la mesa, porque estar en la misma sala que ese alfa, en esas circunstancias, era peligroso.
—Cerca de la frontera con Gwangju —respondió ocultando su nerviosismo.
—¡Oh! Yo he estado ahí, es realmente acogedor —aportó Ahn DaeYeon y JungKook asintió con una pequeña sonrisa.
—No parece de tan lejos —continuó EunWoo; JungKook se sintió sudar.
—Suelo acostumbrarme fácil a las cosas nuevas —contestó JungKook.
—Y a cosas buenas también —habló JiMin, ganándose la mirada seria del omega a su lado, pero el príncipe solo lo miró y elevó sus hombros—. ¿Qué? —dijo, en el mismo tono de falsa inocencia que utilizó JungKook cuando lo vio besarse con HoSeok.
TaeHyung sintió la mano del omega sudar y lo observó mejor, captando su nerviosismo y asociándolo con toda la atención que se le estaba acumulando.
—Todos, ¿por qué no mejor vamos a disfrutar de un concierto? —exclamó TaeHyung, cortando la conversación y dándose cuenta de cómo JungKook soltaba el aire retenido.
—Conozco un establecimiento ideal donde se realizan las mejores presentaciones de violines, cuando desee puedo llevarlos —dijo el conde DaeYeon, para ayudar a TaeHyung a salir del paso y también dejando en el olvido la anterior incómoda situación.
JungKook no escuchó el resto de la conversación, porque sus ojos y ceño fruncido estaban fijos en EunWoo, quien lo miraba con picardía y molestia también.
Ahora TaeHyung y JungKook estaban en el consultorio de este último otra vez. Después de que todo acabara, ambos se escabulleron para encerrarse ahí y disfrutar del tiempo a solas como la noche anterior.
JungKook estaba feliz porque TaeHyung actuaba con tanta naturalidad con él. Jugó y se rio con él, hablaron un buen rato sobre la cena y luego de ese concierto de violines, hasta que TaeHyung fue vencido por el sueño, ambos nuevamente acostados en el sofá.
El alfa tenía la boca abierta, en la placidez de sus sueños, y JungKook estaba de lado, solo viéndolo descansar, pues, a diferencia de él, no podía dormir sabiendo que tenía a ese maravilloso alfa a su lado, pero por otro lado, su cabeza no dejaba de pensar en EunWoo y en las altas posibilidades de que contara todo. La paranoia lo estaba carcomiendo.
Se apoyó de sus antebrazos para alzar su torno y dio un beso en el pómulo ajeno, pequeño y suave para no despertarlo, cerrando los ojos en el proceso. TaeHyung suspiró entre sueños y JungKook sonrió pequeño antes de levantarse con lentitud.
Ambos se habían quitado toda la ropa pesada y JungKook se había retirado un momento para ponerse un atuendo más cómodo. TaeHyung, por su lado, decidió quedarse en la camisa blanca que tenía debajo de su vestimenta.
Dándole una última mirada, salió, emprendiendo camino a través de los desolados y oscuros pasillos del castillo. Su objetivo eran los dormitorios donde se alojaban los invitados, sin titubeos. No dejaría que el problema siguiera arruinando su noche.
Solo se escucharon sus pasos detenerse en un pasillo, frente a una puerta que no demoró en tocar.
Empezó a mover su pierna, ansioso y mirando para todos lados, incluyendo debajo de la puerta, donde podía ver que las luces de las velas dentro de la habitación estaban encendidas.
Dioses, si alguien lo veía sería su fin.
No supo si sentirse aliviado o más alterado cuando los pasos resonaron y, seguidamente, la puerta se abrió ante él.
EunWoo apareció, con su cabello negro despreocupado y un camisón cubriendo su alto cuerpo, ambos cara a cara a pesar de la altura que los diferenciaba.
El alfa alzó una ceja.
—JungKook, qué sorpresa —expuso, su mano sosteniendo aún la puerta.
JungKook permaneció serio y EunWoo le mantuvo la mirada un tiempo más antes de hacer un gesto para contener una risa.
—Qué te trae por-
No pudo terminar porque el omega lo había empujado dentro —cerrando la puerta en el proceso— hasta hacerlo recargar su cuerpo contra una mesa con algo de brusquedad.
—Ni se te ocurra pasarte de listo —masculló JungKook.
—¿De qué hablas? —preguntó, haciéndose el inocente.
—A decir que me conoces —dijo con más fuerza, muy molesto. EunWoo rio sin sentirse intimidado.
—¿Cuál es el problema de que tu nuevo cliente se entere?
—No lo llames así —gruñó, El alfa elevó una ceja.
—¿Sientes algo por el rey? —inquirió con algo de mofa.
JungKook ignoró aquello y apretó el agarre sobre su camisón.
—No me evadas el tema —remedó.
EunWoo tomó sus muñecas para que lo soltara.
—No creo que decirle al rey sea prudente. Sin embargo, quizás pueda comentárselo a alguien más —provocó y JungKook quiso decirle algo, pero antes de que pudiera, el alfa volvió a hablar—. No diré nada si me das algo a cambio.
JungKook dio unos pasos hacia atrás.
—¿Qué es lo que quieres? —preguntó, tosco.
EunWoo elevó una de sus comisuras, mirándole a través de sus ojos profundos y espesas cejas ligeramente fruncidas mientras se acercaba a él a paso sumamente lento.
—Lo de siempre —contestó en un murmullo ronco, deteniéndose una vez estuvo bastante cerca de él. Con un dedo le hizo levantar el mentón para que lo mirara—. Como antes, ¿no crees?
—Lo que sea que quieras hacer, hazlo rápido —dijo, aún mirándolo con seriedad.
EunWoo no necesitó más para inclinarse sobre él y darle un beso en los labios mientras atrapaba su estrecha cintura con ambas manos. JungKook, con el semblante impasible, solo atinó a colocar sus manos en los antebrazos ajenos cuando el alfa se separó e hizo descender sus besos hasta su cuello, centrándose humedeciendo la zona con eficacia y después desplazando sus manos por todo su cuerpo con ferviente deseo.
JungKook intentaba gozarlo como antes: las manos del contrario acariciándolo, sus labios besándolo y su cuerpo pesado pegado totalmente a su anatomía.
Pronto sintió su cuerpo caer sobre una cama y el cuerpo de EunWoo aplastándolo mientras lo tocaba por todas las zonas eróticamente posibles, y continuaba atacando su cuello con más y más besos.
JungKook se removía un poco, deseaba que fuera por placer, dejarse llevar por la calentura como muchas veces lo había hecho con ese alfa.
Pero no, no podía.
Pues mientras este alfa lo tocaba a gusto, no dejaba de pensar en otro alfa, uno que seguía durmiendo en su consultorio; no podía dejar de pensar en lo mal que ahora mismo estaba sintiéndose.
Miserable, así se sentía. Aquel alfa de melena dorado caramelo le regalaba flores todos los días, velaba por su seguridad y comodidad, y este alfa de cabello negro tan solo deseaba su cuerpo.
No quería hacerlo, no quería.
Hizo girar sus cuerpos y quedó a horcajadas del alfa. JungKook, con seriedad en sus expresiones, apoyó una mano sobre el abdomen bajo de EunWoo y la hizo descender hasta detenerse en el bulto del alfa, sacándole un gruñido al pensar en que lo tocaría.
Pero no, JungKook solo lo apretó con toda la fuerza que tuvo, haciendo que el aire saliera de los pulmones del alfa bajo él y se retorciera del dolor soltando un quejido alto. Intentó apartar las manos del omega, pero JungKook solo lo apretó con más fuerza, tomándole de la muñeca para inmovilizarlo con más éxito mientras que EunWoo le apretaba con fuerza la cadera con el fin de que se detuviera, pero claramente no era el mismo grado de dolor.
JungKook observó fijamente durante unos largos segundos el hombro del alfa, donde gracias a la delgada tela, podía ver algo oscuro en la zona, y se inclinó para quedar muy cerca de su rostro para murmurar:
—Acabo de ver tu tatuaje, dices algo sobre mí y voy a acabarte.
—Maldito- —mas se interrumpió a sí mismo por el dolor.
Entonces, JungKook jaló la prenda del alfa con fuerza para descubrir su hombro en su totalidad, donde un tatuaje de serpiente perduraba.
—Morirás decapitado por traición a un aliado —le susurró filosamente antes de soltarlo con fuerza y levantarse—. Jamás te atrevas a tocarme otra vez, EunWoo, porque te juro que para la próxima te dejaré peor.
No se quedó para verlo sufrir por el dolor mientras acunaba su parte íntima y avanzó hacia la puerta.
—Nadie puede tomarme como antes, EunWoo, y te dije que aspiraba más que un marqués —le dijo—. Y no te atreverás a interferir —masculló antes de tomar la manija y desaparecer de ahí.
JungKook solo esperaba que el olor denso del alfa no se hubiera impregnado en él o tendría que dar más vueltas por ahí para que desapareciera. Quería volver lo más rápido posible con ese alfa que no lo miraba con ojos de perversión, ni lo tocaba como si fuera un muñeco de trapo.
Porque JungKook ya no quería esa vida.
Nota:
Deos, amo los miércoles taekook 💫
Paso a dejar el cap y a decirles que creé un grupo de chat en Telegram donde se pueden compartir los enlaces a sus historias ship de aquí en wattpad y bueno, fangirlear con las fans de tu ship favorito.
- PREGUNTAS DE HOY (hoy solo hay dos preguntitas):
¿Cuál fue tu parte favorita del capítulo de hoy?
¿Cómo que cLIENtE, EunWoo?
Byee, feliz resto de semana <3
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