vi. Everything is Torn in the River Deep
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capítulo vi. todo se desgarra en lo profundo del río
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Vincent Griffith siempre había sido bueno en esconder el caos que era su mente para ojos ajenos. Especialmente, cuando se trataba de extraños. Eva Sinclair fue la excepción a la regla desde el primer momento, le rebatía y lograba con éxito saber sus tormentos. La vida se tornó ligera a su lado y él supo que quería pasar el resto de sus días con ella. La frustración ante su futuro pesó demasiado.
A veces, Vincent soñaba con su esposa fallecida y se infligía a sí mismo una tortura por sus propios pecados. Fue por su propia mano que Eva falleció pues fue él que tintó la pureza del alma de ella y la magia siempre demanda un precio. El rostro de Eva Sinclair era un recordatorio de que ni él ni nadie podía estar sobre las reglas de la naturaleza.
Tal vez era su rechazo ante la política. Le aborrecía y enfermaba.
Oyó a Marcel y Chris discutir. El brujo era incapaz de discernir las oraciones, en cambio, podía sentir los ojos de Eva sobre él y su cuerpo entumecido mientras el tono de Marcel subía y las líneas de lo que él mismo se creía capaz de lograr se difuminaban ante él. ¿Qué fue lo que Marcel preguntó y Vincent apoyó? Asintió en automático y firmó una sentencia. Su preocupación se escondía detrás del nombre que Marcel repetía con rabia y Chris con esperanza.
Andrea.
Andrea.
Andrea.
Todo después del encuentro suscitó con presteza.
Su amigo Will llegó, tomó a los niños y prometió dejarlos en su casa. Ninguno de los tres hombres notó el comportamiento extrañamente distante del policía humano. Dos horas después, un reporte: el camión con los niños había desaparecido.
Sabía que los Mikaelson estaban en camino y la migraña comenzó desde el centro de su cabeza hasta extenderse en los laterales. Las dos pastillas posteriores no hicieron ningún efecto.
«Vas a obtener lo que mereces, Vincent Griffith».
«¡¿Cómo olvidaste mi nombre?!».
Vincent apretó sus manos en el volante cuando el carro estacionó en el que fue complejo Mikaelson. La residencia seguía manteniendo su encanto ante la luz de la noche más para él fue un recordatorio de que su pasado se posaba frente a él para destruir su futuro. Respiró hondo, sobó sus manos en un intento de aparentar ecuanimidad y salió en dirección a la entrada.
En las omisiones que el brujo usaba como escudo trató de encontrar confianza. Sus secretos venían hacia él como una bola de nieve, incontrolables.
La migraña subió en intensidad al escuchar las voces de Klaus y Elijah Mikaelson, el estómago se le revolvió al distinguir la voz de Andrea sobre el resto. El moho y el olor a plantas le invadió los sentidos y, cuando observó a Andrea inconsciente en el sofá junto a una Hope sentada a su lado, su falsa seguridad fue reemplazada con pleno conocimiento de que su pasado se relevaría para arrastrarlo al lugar en el infierno que tenía reservado.
—¿Dónde está Vincent? —inquirió una preocupada Hayley.
—Justo aquí —el brujo salió de las sombras e intentó demostrar aplomo—. Estoy cumpliendo mi palabra, pero es imperativo que cumplan la suya. Después de esto, no pueden quedarse en la ciudad.
La sonrisa sarcástica de Klaus le obligó a mirarle.
—¿Cómo podríamos? La ciudad perdió su encanto. Un bodrio de seres que tienen su...
Hayley lo cortó y se apresuró a agregar—: Lo que él quiere decir es que estamos muy agradecidos, solo ayúdalas a ambas y nos iremos.
Vincent notó la intención de Elijah de agregar algo, más el graznido distintivo del cuervo viniendo en bandada congeló a cada uno en su lugar. La luz azulenca y tenue de la noche los abrumó y el brujo respiró hondo al formar puños con sus manos. Desde el patio del complejo hacia el cielo, ninguno de los presentes captó cuervos sobrevolando. Su mente repitió: «Vas a obtener lo que mereces, Vincent Griffith». Arrastró las palabras hasta el fondo de su mente, se dijo a sí mismo que no era nada.
El brujo inició.
—Nettoyer timoun sa a —una brisa fresca se hizo presente. Se concentró en Hope y Andrea, la más pequeña tenía su mano enlazada con Andrea mientras ésta última se hallaba inconsciente. El hechizo debía funcionar así que coreó—. Nettoyer timo...—la brisa se tornó en una ráfaga de viento gélido y el graznido del cuervo volvió.
Un cuervo muerto cayó alrededor de Andrea y Hope.
—¿Mamá? —Hope fue la primera en demostrar miedo y buscó a Hayley sin soltar la mano de Andrea. Hayley se acercó a su hija y Vincent sintió la mirada de todos sobre él.
Otro graznido y otro cuervo muerto a su alrededor.
Y otro.
Y otro.
Y otro.
Cayeron uno seguido de otro mientras el graznido se instaló en cada rincón del complejo.
Un círculo de cuervos muertos atrapó a las Labonair bajó la noche desnuda; sin estrellas, ni luna.
—¡¿Qué diablos está pasando?! —Klaus soltó en dirección al brujo.
—¿Escuchas eso, mamá? —Hayley tembló en su lugar, pero Hope no se dio cuenta—. Son susurros. Dicen un nombre, una y otra vez: Kre Nah Han, Kre Nah Han.
Hayley frunció el ceño. Su Kouri-Vini estaba oxidado y no lograba comprender con precisión el nombre. ¿El Vacío? La traducción no tenía sentido en su mente. Entreabrió los labios, más el grito de Hope le obligó a dejar cualquier pensamiento atrás.
—¡Mi mano! —Hayley atrajo consigo a su hija provocando que su hija soltará la mano de Andrea y la ráfaga de viento se juntó con un el graznido de los cuervos sonaron justamente en su oído.
Andrea abrió los ojos y su cuerpo comenzó a convulsionar.
—¡Vincent! —Elijah exclamó con evidente preocupación en su voz.
Vincent pensó que la cabeza le explotaría.
«Vas a obtener lo que mereces, Vincent Griffith».
«¡¿Cómo olvidaste mi nombre?!»
Jamás lo olvidó.
El brujo recitó un hechizo de protección: —San danje, san danje, pwoteje epi w ap ale.
Hope se desmayó en los brazos de Hayley.
Vincent no se detuvo.
—San danje, san danje, pwoteje epi w ap ale.
Los cuervos dejaron de graznar.
Vincent siguió.
—San danje, san danje, pwoteje epi w ap ale.
La ráfaga de viento bajó en intensidad hasta volverse una brisa y, posteriormente, desaparecer.
Vincent volvió a decir una vez más.
—San danje, san danje, pwoteje epi w ap ale.
Andrea se despertó, miró a su alrededor confundida y no parecía saber que estaba en el recinto, Elijah se acercó a ella pasando por encima los cuervos muertos y atrayéndola consigo, la loba temblaba en sus brazos y su piel estaba húmeda en sudor. Contra su pecho, Andrea musitó lo suficientemente fuerte para que los demás le escucharán:
—Ella está aquí.
—¿Quién es ella? —Nik inquirió.
—El Vacío está aquí —Vincent contestó.
•••
Andrea se desplomó poco después de la partida de Vincent en la madrugada. El brujo les indicó que, aparte del hechizo de protección, logró —mientras Andrea y Hope permanecían inconscientes— realizar el hechizo de limpieza, se retiró realizando promesas falsas y musitando verdades a medias y aunque ninguno de los Mikaelson creyó en las palabras de Vincent, su prioridad estaba en asegurar el bienestar de Andrea y Hope.
Si ellas están a salvo, pueden darle una respuesta a su situación con calma.
Así pues, Elijah veló el sueño de Andrea mientras ambos estaban en su vieja habitación, el Original logró respirar con tranquilidad cuando Andrea despertó a media mañana. La luz del sol de las diez y media se colaba por las cortinas claras del balcón a su izquierda.
Elijah buscó tomar la mano de ella en la suya, suaves caricias le provocaron una sonrisa tierna y fina a Andrea, tal imagen le contrastó, como un juego macabro de su mente, con aquella donde sangre brotaba de su nariz y él veía como se desvanecía en sus brazos y oía como su corazón ralentizaba sus latidos. Inconscientemente, Elijah llevó la mano de ella hasta sus labios, besando el dorso de éstas.
Su mente le aseguró: «Está bien, mírala. No la perdiste».
—¿Cómo te sientes? —musitó en voz baja.
Andrea se reincorporó, recostó su espalda en el cabezal e inhaló la paz que Elijah traía con su presencia.
—Agradecida de estar viva —Andrea apretó su mano contra la de ella, obligando al vampiro a acercarse más al cuerpo de ella—. Te debo una cita.
—Tenemos una vida completa para todas las citas que quieras —Elijah volvió a besar el dorso de su mano y Andrea acarició su mejilla ante lo que su respuesta implicaba: la premisa de un futuro juntos le enternecía y llenaba su corazón—. En este momento, sin embargo, un tema más importante nos concierne —la seriedad que la voz de Elijah le evocó le esfumó la oportunidad de abrazar la ignorancia—... Esa voz que me explicaste que oyes, ¿es el mismo Vacío del cuál Vincent habló?
Los ojos de Andrea se cristalizaron pese a que la loba carecía de ganas de llorar.
—No lo sé —admitió con un deje de vergüenza—. Jamás me ha dicho su nombre.
El Original asintió en entendimiento.
—Debió hablarle a Hope anoche. Hope escuchó su nombre.
—¿Cómo está ella?
—Estaba durmiendo, tenía un poco de fiebre. Niklaus está con ella en su habitación.
—¿Y Hayley?
—Fue a hablar con Marcel y yo me ocuparé de Vincent —Andrea ladeó la cabeza y Elijah atisbó el desacuerdo de su accionar, así que agregó—. No podemos ser insensatos, tu bienestar junto con el de Hope son prioridad. Resolveremos esto y retomaremos justo donde lo dejamos.
Andrea se tragó cualquier objeción. Asintió en concordancia. Elijah se levantó, depositó un beso en sus labios, otro en su coronilla y partió de la habitación.
Andrea inhaló y exhaló, la inquietud de la soledad se sentó a su lado. Elijah se llevó la calma con él y Andrea deseó tenerlo de vuelta simplemente para que espantará aquello con lo que ella no tenía más fuerzas con las que batallar. La loba retiró la cobija de su cuerpo, salió de la cama, encontró sus zapatos y siguió la voz que venía de la habitación de Klaus escalera arriba.
—La abuela Mary dice que es importante que aprenda nuestro idioma. Por eso, ella me enseña. Todos en la manada lo saben —la dulce voz de Hope actuó como bálsamo en Andrea. La loba se inclinó en el umbral de la puerta—. ¿Cuántos idiomas sabes, papá?
—Demasiados para contarlos —Klaus admitió con un tono vanidoso que provocó una risa melódica en su hija. El híbrido enderezó la espalda y soltó—. Deberíamos preguntarle a tu tía Andrea detrás de mí cuantos sabes ella.
Klaus se giró hacia ella, invitándole a entrar con una sonrisa.
El rostro de Hope cobró vida.
—Tía Andrea sabe dos idiomas —Hope se adelantó en informar. Andrea le guiñó un ojo mientras se acercaba a la niña quien estaba recostada en la cama con su padre al lado—. Tía, ¿papá se puede unir en nuestras practicas de Kouri-Vini? ¡Yo le puedo enseñar!
Andrea elevó la curvatura de su labio, en un gesto juvenil y gentil.
—Él no es un miembro de nuestra manada, más, puedo hacer una excepción por ti.
La sonrisa de Hope se ensanchó.
Klaus pensó, entonces, que su sacrificio valía la pena, que volvería hacer todo de nuevo, mientras su hija tuviese esa sonrisa.
—¿Cómo te sientes, mi pequeña loba? —Andrea le preguntó. Klaus, quien escuchaba el apodo por primera vez, se dedicó a observar la escena con ternura. Él se levantó de la cama, cediéndole el espacio a Andrea. «Mi pequeña loba». Agradecimiento se extendió en su sistema ante la demostración de amor familiar que Andrea profesaba para con su hija; éste se mezclaba con sosiego al saber que su hija era amada.
Hope siempre sería amada por su familia.
—Tengo frío —la menor de los Mikaelson se apretó más a las sábanas y arrugó el entrecejo, su voz baja infirió trémula—. Esos pájaros... ¿Se fueron?
Andrea desvío su vista a Klaus.
El híbrido asintió.
—Todos se fueron, corazón —Klaus vio el alivio recorrer las facciones de Hope—. Cuando estés mejor, que será muy pronto, tú y yo vamos a compartir el plato más grande de buñuelos que jamás hayas visto. Después, me dirás a que parte de este inmenso mundo, te gustaría ir y yo te llevaré.
Los ojos de Hope brillaron ante la promesa de su padre.
—Mamá dijo que tu amabas a Nueva Orleans más que nada.
—Lo hice, una vez —admitió, agregó en aras de que Andrea también escuchase—. Más, poner tu amor en un lugar es un error —desvío la vista a su habitación, tan extraño y familiar a la vez que le provocaba un desasosiego amargo—. Estando en nuestro hogar, ver estas paredes, me es recordado que son las personas aquellas en las que podemos llenar nuestro corazón con.
Andrea se levantó y Klaus buscó su mirada, al encontrarla, fue Hope quién interrumpió:
—Papá —le llamó, el híbrido se acercó a su hija al ver la palidez volver a su rostro, el titiriteo de su mandíbula al hablar alertó todo su cuerpo—. No me siento bien.
—Llamaré a Freya —Andrea anunció con presteza. En el silencio, Klaus Mikaelson, le rogó con una simple mirada: urgencia. Andrea no dudó en retirarse en busca de su celular y llamar a la mayor de los Mikaelson.
Al llegar a la habitación de Elijah devuelta, alcanzó a ver su celular descansar en la mesa de noche. Lo tomó de inmediato y buscó el nombre de Freya.
Dos tonos.
Cinco tonos.
Buzón de mensajes.
Andrea colgó y volvió a intentar.
Un tono.
Cuatro tonos.
Buzón de mensajes.
La loba profirió una maldición, ignoró la sensación fría de sus manos e intentó por tercera vez.
Buzón de mensajes.
Soltó un jadeo preocupado.
Escribió un texto rápido: Hope está mal. Te necesitamos en Nueva Orleans ya.
Probó una vez más.
Dos tonos.
—Andrea —la voz suave de Laura le obligó a voltearse, su mano derecha no lucía serena como era de costumbre; su rostro privado de sus sonrisas cálidas y mostrando un ceño fruncido alertaron a Andrea. La loba colgó la llamada—. Tenemos un problema.
•••
El contacto de las zuelas contra la madera de las escaleras llenó los rincones plagados de silencio de la iglesia Saint Anne.
Vincent llamó a un pequeño grupo de su gente pues su cobardía le impedía dar un mensaje a la facción completa. La migraña no había cesado durante la mañana y estaba seguro que el no desayunar le estaba pasando factura más simplemente su estómago se había cerrado. La llamada de un Marcel decidido y furioso se repetía, como una canción fastidiosa, en su mente.
Aun así, para los demás, Vincent era la representación de la ecuanimidad.
—Sé a qué nos estamos enfrentando —anunció sin mirarles el rostro, el silencio imperó—. Hay un grupo de nosotros, brujos, que están haciendo los sacrificios a un espíritu llamado el Vacío —subió la mirada y juntó sus manos—. Este espíritu es una fuerza obscura —tragó saliva y su mirada divisó un punto x en la iglesia—. Está molesta y es muy poderosa.
—Es una fuerza por la que mi familia y yo estamos aquí para eliminar —Elijah Mikaelson declaró con tono firme y seguro al aparecer en la iglesia robándose las miradas de los presentes. El Original mantuvo el contacto visual con el brujo, Vincent suspiró cansado y retiró la vista—. ¿Podrían ser tan amables de retirarse, por favor? —Elijah desabotonó su chaqueta, su tono no daba pie a reparos. Era una demanda sutil—. El señor Griffith y mi persona tenemos mucho que discutir.
El público de brujos volvió su vista a Vincent, ninguno de ellos, sería tan estúpido de enfrentarse a un Original, sin embargo, el respeto se ganaba. Vincent era el líder de la facción y fue con su aprobación que se retiraron.
Elijah se hizo su camino hacia Vincent.
—Así pues, nos hemos prescindido de la histeria innecesaria, podemos... —las manos del Original estaban escondidas en los bolsillos de su pantalón. Su espalda recta y la necesidad de dominar cualquier lugar hacían ver pequeño a Vincent.
—Tengo demasiado en mi plato en este momento, Elijah —el brujo alzó su mano para detenerlo. El Original levantó una ceja y detuvo sus pasos—. No necesito cualquiera que sea el problema con el que intentas venir.
Las palabras tenían un sabor amargo y Vincent denotó su propia hipocresía.
—Me necesitas —Elijah le aseguró, quitando su vista del brujo al echar un vistazo a la iglesia. Omitió las ganas de reírse ante la inconsciencia de qué hacer con un lugar que tenía tanta sangre en su historia. No quedaba nada del gimnasio en el que se había convertido. El vampiro caminó hasta el altar—. Afortunadamente, poseo un largo historial de eliminar lo indeseable de Nueva Orleans.
Vincent se giró en su eje.
—Yo debo estar en esa lista —argumentó subiendo su tono. Elijah le daba la espalda mientras estudiaba la cruz del altar—. Considero, entonces, que lo mejor para mí sería trabajar solo.
Elijah se volteó hacia él.
—No es una oferta. Hay vidas de niños en riesgo.
Vincent quería reír por la desfachatez de su intromisión.
—¡¿Te importa el hecho de hay vidas de niños en riesgo?! —exclamó con furia contenida. Se autorreguló y disparó—. ¿Qué hay de Davina Claire, Elijah?
Elijah relajó su postura.
El Original no parpadeó, de hacerlo, el fantasma de Davina detrás de la puerta roja aparecería.
—Solamente eres capaz de verme como una especie de despiadado carnicero.
—¡Sí! —contestó con su frente arrugada—. Sí lo hago.
Elijah no esperó una respuesta diferente.
—Seré quién tu quieres que sea, Vincent Griffith —avanzó dos pasos hacia adelante y Vincent no retrocedió. Sabía que el vampiro no haría nada contra su persona, empero sí fue testigo de como Elijah Mikaelson manipulaba las sombras de su propia monstruosidad—. Seré el mismo diablo en persona pues no te equivoques, quebrantaría todo lo sagrado bajo el sol en nombre de Andrea y mi sobrina —su osadía le parecía asquerosa y era un fiel recordatorio de que todos los Mikaelson eran jueces, jurados y verdugos.
Vincent retiró la mirada y maldijo para sus adentros. Se pasó las manos por el rostro y pidió por misericordia.
—Te estás enfrentando a dos males —Elijah entrecerró los ojos. El brujo era tan valiente como temeroso—. ¿No sería inteligente tener a uno de esos dos de tu lado?
Vincent apretó su mandíbula, tomó el silencio como suyo y las posibilidades golpearon su cuerpo como si fuese un saco de boxeo.
Solo una se repetía por encima de todas.
«Quebrantaría todo lo sagrado bajo el sol en nombre de Andrea».
Vincent supo ahí que no había manera de escapar el desenlace que se cernía sobre la ciudad, sobre todas las facciones y tomó su decisión. Una vida jamás valdría más que la de la mayoría.
—Lo haremos a mí manera —sentenció sin dirigirle una mirada.
Elijah accedió.
•••
La corriente del río Mississippi solía tener un efecto calmante en Andrea.
En la naturaleza del pantano hallaba su razón y el espíritu de la libertad volvía a ella. La ciudad era bulliciosa en comparación a la calma que su alma anhelaba encontrarse. Exhalaba el aire por la nariz en suspiros cortos y pesados que inquietaban a su acompañante. Andrea comenzaba a detestar el: «¿estás bien?». Con completa honestidad, distaba de serlo, quería correr y escapar de lo que sentía que se avecinaba. ¿Cuántas veces su instinto no predijo su escenario? Sería inexperta e incompetente en admitir la existencia de su agotamiento, no ahora cuando la paranoia que se adjudicó fue en respuesta a no caer en la demencia.
Andrea estaba segura que en el vacío pronto caería. Sus pies estaban muy cerca del filo.
El rostro de Mary no calmó su mente perturbada. La anciana le echó un vistazo a su nieto detrás de su persona mientras Andrea y Laura entraron en la casa con el chillido de la puerta de madera haciendo eco en una escena definitiva.
¿Sería éste el comienzo de un fin para los Crecientes?
—Andrea...—Mary tenía la voz rasposa, su tono amable al oído era evidente, la suplica por el perdón también—. Chris no...
El susodicho no fue capaz de conservar el contacto visual por mucho tiempo. Andrea se rehusaba a poner en duda su propia suficiencia, ella no debía probarle a él nada.
—Creo que Chris sabe hablar por sí solo —la cortó de tajo—. Creo que Chris está bien instruido en la jerarquía de la manada para saber que, cuando en su mente plagan problemáticas que no le otorgan paz, las habla conmigo —habló como si fuese obvio, sin titubeos y buscando la mirada de su contraparte. Él se la cedió cuando Andrea agregó con notable irritación—. No con la chamana. Ni mucho menos con el líder de una facción distinta.
—Sabemos que no suponemos amenaza. Chris no...—Mary volvió a hablar en defensa de su nieto.
Andrea era indulgente de manera selectiva. Tal vez, si el accionar de Chris hubiese sido simplemente contra ella, lo perdonaría. Sería hipócrita de lo contrario. Sin embargo, ¿cómo podía ignorar la inutilidad que él profesaba con su cargo? El cosquilleo en sus dedos regresó. La voz en su mente le pone un calificativo a Chris que, ella se rehusaba a aceptar. Traidor. La traición implica amor pues no se puede traicionar a un conocido. ¿Qué peso tendría?
La traición implica carencia de lamento. ¿Por qué pediría perdón?
—¿Nos pueden dejar solos? —pese a la entonación hacia abajo, no sonó a una pregunta en su totalidad.
Mary y Laura tomaron la orden. La primera no se despidió antes de darle una mirada a su nieto que él intentó ignorar con un simple asentimiento y una sonrisa que no llegaba a sus ojos. La anciana no tuvo sosiego, la incertidumbre obligó a Laura a acercarse a Mary y acompañarla hacia afuera.
La puerta se cerró.
El mutismo que los abraza colocó a Chris es una situación de desventaja. Desconoce si debe hablar primero o quedarse callado. Andrea es la primera en romper el contacto visual y los ojos del lobo la siguen mientras hace un camino en la sala, finge que su atención está en cualquier objeto decorativo de su abuela y Chris no duda en preguntarse: ¿Andrea siempre ha sido buena en fingir?
Chris se culpaba. La voz de Marcel y la maldita concordancia de Vincent. ¿Era necesario un juicio hacia Andrea? Era cuestión de tiempo para que Marcel apareciera en su puerta. En el ocaso de la mañana, Chris consiguió la información antes que todos: «Andrea está detrás de los sacrificios, ella está alimentando al Vacío».
Cinco malditos años detrás de pistas sin sentido.
Cinco malditos años intentando descubrir quiénes son los Seguidores y hoy todo caía en su regazo. Se abstuvo de preguntar cómo se sentía, de intentar llegar a ella y abrazarla. El amor no podía cegarlo. Jamás lo cegaría.
—¿Piensas tan poco de mí? —Andrea preguntó, con un poco de odio y muy herida.
Chris soltó una carcajada sin gracia que obligó a Andrea a depositar su mirada en él.
Chris enderezó la espalda.
—Eres lo más cercano a una diosa en mi mente, Andrea —Chris confesó sin temblor en su voz—. Y nadie destruye más que un dios —en sus adentros, Chris quería que Andrea se confesará ante él. Él podría ayudarla, podrían buscar una solución que no implicase la muerte para Andrea—. No me voy a disculpar por ir con Marcel y Vincent.
Andrea juntó sus manos, clavando las uñas de una en la palma de la otra.
—Yo no soy Jackson.
Eso lo podía ver hasta un ciego. Chris pensó en cómo la ironía jamás se tornaba dulce, más bien era un sabor amargo de esos que obligaban tener una bebida para poder tragarlo. Andrea no era Jackson, pero la sombra de su primo lo perseguía incluso cuando de él no quedaba nada en el plano terrenal. Chris era orgulloso y ese orgullo nacía de la necesidad de salir de la sombra de su primo. ¿Quería él salir de la sombra de Andrea? ¿Resultaba ser esa su verdadera motivación?
—¿Vas a respaldar el llamado de Marcel a juicio?
La sala de Mary no es inmensa pero la distancia que los separa a ambos sí.
Desde luego, el lobo comprendió el propósito de su inquisición. Más allá de prepararse para lo que podría venir sobre ella, era darle una segunda oportunidad a él. ¿Se veía a sí misma inocente de la sangre de su propia gente?
Chris jugó con sus posibilidades.
—¿Qué pasaría si no?
Andrea lo miró sin parpadear.
—No es mi deseo que sobre Mary caiga la desgracia de enterrar a su último nieto.
¿Por qué resultaba tan sencillo para Andrea hablar de la muerte?
Chris avanzó un paso y sus labios se tornaron en una línea fina. Había estado de su lado los últimos cinco años, ¿en qué momento Andrea se había perdido?
—¿Qué te prometió el Vacío?
Andrea estrechó los ojos.
—¿De qué estás hablando?
Chris no prestó atención ante la duda genuina que expresó su contraparte.
—¡De nuestra gente que entregaste como sacrificio! ¿Es tu deseo de llorar a nuestros muertos selectivo? —Chris alzó una ceja, moviendo sus manos en un ademan acusatorio. El lobo caminó hasta ella, Andrea no se movió ni un ápice de su lugar, pese a que su cuerpo se inclinó ligeramente hacia atrás cuando Chris robó parte de su espacio personal—. ¿Qué te prometió el Vacío que estuviste dispuesta a entregar a Hope?
El bofetón posterior resonó en la afonía.
Andrea parpadeó, queriendo —en vano— tragarse las lágrimas que sentía en la garganta.
La reina experimentó el escozor en la palma de su mano, apretó la misma en un puño y sentía su piel quemándose desde adentro. La voz le susurró al oído: «Escucha su corazón. Late fuerte y rápido. ¿Cuánto tiempo tomaría para dejar de latir en tu mano?».
—Actúas a mis espaldas y osas culparme de poner en riesgo a mi manada. Dime, Christopher, ¿estás tan ansioso de quedar enterrado junto a tu abuelo?
Chris hizo una mueca de desprecio.
—Lara me contó la verdad —ante la mención de un miembro de la manada, Andrea retrocedió un paso, ladeó la cabeza en señal de confusión—. Anoche encontramos un peine de Hope en el altar en el Davilla. Los niños que salvamos están perdidos. ¿Cuánto tiempo crees que le tome a Marcel saber la verdad?
Andrea negó repetidas veces con la cabeza, sus ojos brillaron a contra luz haciendo notar las lágrimas que empezaron a salir.
¿Ella...?
No.
No.
La falta de conocimiento no impugnaba la culpa. Sus orejas estaban frías y la brisa se colaba debajo de su ropa. El olor a sangre fresca llegó a sus fosas nasales. ¿Se desmayaría? Andrea se obligó a quedarse de pie. Admitió para sí misma la existencia de irrisorias veces en la que ella despertó en el suelo del pantano, sin un alma a la vista y una noche clara como testigo sobre ella. Las guardó para sí misma, se convenció, incluso, que se trataban de pesadillas inconclusas y recorría con vergüenza el camino hacia la ciudad otra vez. ¿La tierra en sus uñas era para esconder la sangre?
Andrea inspeccionó sus manos, blanquecinas y temblorosas.
Oía su nombre ser repetido una y otra vez por Chris.
Oía, también, la corriente del río, las piedras del fondo y cómo algo chocaba con ellas.
—Yo no... Yo no...
De ella dependía más de una vida. Andrea era consciente que distaba de ser una santa, pero no encontraba placer en matar para darle vida a un ente que desconocía. ¿El Vacío? ¿Los Seguidores? Ella no era parte de un culto.
Andrea Labonair era la reina de la manada Creciente.
Andrea abrió los labios para decir algo: el aire le faltó. Levantó la barbilla y el contacto caliente de unas manos se sintió como un alivio entre el frío en el que sus dedos se habían entumecido. Con cada jadeo, Andrea perdía aire.
¿Era la negación más cómoda que aceptar la verdad?
Andrea se desmayó en los brazos de Chris.
Laura y Mary entraron cuando Chris gritó sus nombres.
Cinco minutos después, Hayley llegó con sangre en su camisa con su mundo colapsado.
•••
Hayley carecía de la capacidad de comprender las palabras intercambiadas entre los presentes. Lograba, no obstante, distinguir con facilidad el nombre de Andrea saliendo de los labios de cada uno y el lado que declaraban.
Klaus y Elijah a favor.
Marcel y Chris en contra.
Vincent es neutralidad.
Hayley sobó sus piernas y tomó fuerzas para levantarse.
—Mi hija y la vida de los niños es lo más importante en este momento —la apagada voz de Hayley llamó la atención de los presentes. Hayley no creía tener las fuerzas para hacer contacto visual con ninguno—. Salvémoslos a ellos y después nos encargamos de esto.
Se dividieron en grupos.
Marcel junto a Klaus y Chris.
Vincent en conjunto con Elijah y Hayley.
El cielo se mostraba grisáceo y los pocos rayos del sol de la tarde se colaban por las nubes más su fuerza disminuía en intensidad con cada paso en dirección al punto final. Vincent logró poner sobre Will Kinney un hechizo rastreador en aras de localizar el punto donde los niños desaparecidos se encontraban. Para su desgracia, la precisión del hechizo perdió fuerzas mientras el policía se adentró más al pantano.
Vincent lideraba el camino. El perfume de Elijah le invadió los sentidos, era una alarma que no podía ignorar. Hayley sabía de qué se trataría la conversación mucho antes de que la oración naciera de los labios del vampiro.
—Andrea sería incapaz de hacer de lo que se le acusan.
Hayley fue obligada a ser desconfiada, entendió muy pequeña que era su deber estar pendiente de donde podría venir el golpe para esquivarlo, para nunca decepcionarse. Al no esperar nada de nadie, se vive mejor.
Independientemente de quiénes habían sido sus padres, Andrea era su hermana. El simple pensamiento de que hubiese sido Andrea misma quién haya puesto en peligro a Hope era un hecho al cuál no daba créditos todavía. Lara se suicidó frente a Marcel y ella mientras Hayley sentía como la base de lo que ella creía se rompía.
Fue el miedo de perder a su familia lo que forzó a Hayley a no responderle a Elijah.
Del otro lado del pantano, el único miedo de Klaus Mikaelson era ser consumido por la rabia que le producía la mera presencia de aquel que pensó como su hijo y del lobo traidor a su diestra.
—Dime, Christopher —despreciaba su nombre quizás un poco más de lo que había despreciado a Jackson—. ¿Fue la presencia de un rival lo que provocó tu reacción? —la burla caló hondo en el lobo, quién enderezo la espada frente a él. De Klaus brotó una sonrisa intrigante y peligrosa, se acercó a su lado—. ¿O se debió a tu propio complejo de inferioridad? —el Original no le regaló tiempo para responder—. Entre tantas carencias, rescato que, al menos Jackson, jamás fue un traidor.
El lobo no detuvo sus pasos, siguió con la mirada al frente, pero respiraba con pesadez y su corazón latía con vehemencia dentro de su pecho.
—¿Crees que me importa algo de lo que digas?
Klaus le echó un vistazo, su mirada pedante le provocó a Chris ganas de golpearlo.
—Yo creo que no nos quieres como enemigos —Klaus colocó una mano sobre el hombre de Chris obligándole a detenerse. Ante la amenaza implícita, Marcel también se detuvo y observó la escena unos pasos más adelante. Klaus levantó su dedo índice, ladeó la cabeza y estrechó sus ojos—. Elijah es paciente hasta que ya no lo es.
Chris soltó una risa corta, casi como un jadeo divertido.
—Ustedes ya no son lo que alguna vez fueron.
Nik inclinó la cabeza hacia atrás, un falso brillo de diversión resplandeció en sus ojos verdes.
—Escóndete detrás del príncipe petulante todo lo que quieras —señaló a Marcel con sorna y se volteó hacía Chris otra vez—. La basura es eliminada todo el tiempo —Klaus le dio una palmada en el hombro—. No hay mejor venganza que dejar a tu enemigo en la lucha perpetua de probarse mejor que tú.
Klaus avanzó con una sonrisa sardónica hacia Marcel hasta dejarlo atrás—. De nada, por cierto.
•••
Caer al vacío implicaba que el golpe de impacto estaba diseñado para matar.
El híbrido original y la Bestia se balanceaban contra en el aire en una danza sin coreografía, sus rodillas daban la impresión de estar pegadas a la tierra como grilletes que le impendían levantarse.
Una risa fantasmal y lejana resonó entre las copas de los árboles.
La mente de ambos seres sobrenaturales era lo suficientemente fuerte para entrever que se adentraban en una zona desconocida. Las llamas del fuego a su alrededor, de ese que los mantenía en un círculo y sumisos, no era caliente.
El silbido que se coló en su sistema fue extenso y de baja amplitud.
La piel deslizándose entre la tierra y hojas provocaban que Klaus Mikaelson y Marcel Gerard quisieran despellejarse vivos sin importar que tan imposible fuese tal tarea.
La cabeza de una serpiente grande emergió desde el lado derecho del Original en sentido derecho. Serpenteó con su lengua y el silbido les obligó a seguirla con la mirada. Los comandó como quiso; la mirada de sus invitados subió a la par de la serpiente que se enredó en piernas cubiertas de una bata negra como el pelaje de un cuervo, cruzó y curvó hasta esconderse y salir por las cuencas de un trono en el que ningún monarca se sentaría.
La serpiente, larga y cuya piel negra brillaba con destellos azulados casi blanquecinos, apretó el cuello de su víctima y ningún jadeo salió. La serpiente silbó una vez más, situó su cabeza por encima de la cabeza de su presa.
Una luz azul emergió detrás de ella.
La misma luz azul se replicó en los ojos de la víctima.
—Andrea...
El nombre de la víctima salió como un murmullo apenas audible.
—No es Andrea —la voz de Nik salió atropellada, jamás le había costado tanto hablar—. No mires la luz azul, Marcel —Klaus advirtió cuando oyó la voz de Hope repetirse en su mente. El híbrido cerró los ojos.
La Bestia le hizo caso.
La serpiente silbó tan fuerte como si quisiera romperle los tímpanos.
Con pesadez, la Bestia y el híbrido bajaron su cabeza hacia la tierra y, una vez más, subieron la vista hacia el altar.
Los ojos de la falsa Andrea resplandecían en el mismo azul que ambos sabían que era propio de su metamorfosis como lobo. Los ojos de la serpiente se volvieron blanquecinos.
El frío les adormeció los dedos y copos de nieve caía desde el cielo en toda dirección en una disonancia tocada para llamar la atención.
Una necesidad nació.
El alivio de rendirse ante la destrucción.
Pero el fuego se apagó.
¿Las noches en Julio siempre habían sido frías en Nueva Orleans?
¿Siempre habían podido sentir la corriente del rio Mississippi como si el agua estuviese en sus oídos y ojos?
Pisar el suelo fuerte les obligó a hacer su camino a donde las voces familiares les llamaban.
—¿Están bien? —la voz de Hayley jamás había sonado tan viva como ese momento.
La pregunta de Hayley quedó sin respuesta.
—¿Qué vieron en el circulo? —Christopher Kenner soltó, levantándose de la posición de cuclillas. A su lado, estaban los niños desaparecidos.
Marcel y Klaus compartieron una mirada que distaba de ser vacía.
Vincent selló la noche: Nada nunca se queda enterrado en Nueva Orleans.
•••
n/a: un meme resumen de lo que se viene
están fuertes los sucesos, andrea necesita un break 😭 (de mí)
lo he dicho varias veces pero solo reitero, cómo se han podido dar cuenta, estoy siguiendo el tema de the hollow pero no tan literal, me estoy tomando ciertas licencias creativas because why not. con eso dicho, ¿cómo que andrea está en la dimensión de the hollow? 🧐
creo que lo que más me dolió de este capítulo fue el como la posición de andrea se ve amenazada por alguien a quién ella le tiene mucho aprecio, porque no es solo chris, en él, andrea depositó (de manera insconciente) la imagen de jackson también, lo que significa mary para ella, etc. no está fácil simplemente matarlo y ya 😞 ¿pero creen que pase, será que andrea si la van a juzgar?
bueno hasta yo estoy en un veremos... porque elijah no dejará que nadie se acerque a andrea ahora sí no es familia & en el próximo, entre tanta amargura y estrés, vendrá una escena muy bonita de ellos dos 💙
no me quiero extender mucho, pero muchas gracias por leer, les seguiré compartiendo detalles por el canal de ws! (si se quieren unir, me escriben en los comentarios y yo les envío en el enlace, ahí estoy compartiendo datos interesantes y les hago update del proceso de escritura)
nos leemos en el siguiente capítulo 💙
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