Un lazo inquebrantable
Lamento la demora, pero con el rebrote y el aumento del trabajo no se cuando pueda estar actualizando pero de algo pueden estar seguras, es que no voy a dejar la historia a media. Estaba pensando en escribir en algunos tiempos libres y subir de jalón ya sea dos o los capitulos que pueda hacer, para de esa manera no estar tan atrasada.
~ 1 ~
Los tres dioses que ya habían arribado al Santuario solo se quedaron observando de arriba hacia abajo al siguiente dios que había llegado después de casi dos días de diferencia.
-¿Estas… bien?- pregunto Ares algo sorprendido -solo decía- susurro en el momento en que sintió la mirada acusadora del recién llegado
-¿Pero que te paso?- pregunto ahora de manera burlista Posesión -parece que te arrollo un auto
-¡Cállense los dos!- exigió
-En serio Athena… ¿Quién te madreo así?- pregunto una vez más Poseidón, en esta ocasión sin ningún atisbo de burla en sus palabras, caminando alrededor de ella para ver el daño que tenia su cuerpo
-Pues miren- comenzó Athena mientras trataba de llegar cojeando a la silla mas cercana que tenia
-Deja que te ayudemos- pidió Milo, pero la mirada de ella lo detuvo al igual que a Aiacos
-Ven- le pidió Apolo quien la tomo de cintura, Poseidón ayudo colocándose del lado contrario de ella
-Te pasas- le susurro el dios de los mares -si no te secuestran, te madrean- dijo para después reír
-Cierra la boca, porque si no…- se calló al momento en que se acerco a la silla y tomo asiento de forma lenta -ahora si… sino lo haces, cuando me recupere te mato de forma lenta
-Ya dinos- pidió Poseidón -te enviamos con los mejores de nuestros hombres- desvió la mirada a donde los demás se encontraban -y regresas con esos golpes, coja y manca
-¡Ey más respeto!- dijo indignada la joven -¡Que soy Master en el juego! ¡Que manos son las que te van a faltar para pelarme la ver…!
-¡Athena!- le interrumpió Apolo mientras le daba un golpe fuerte en la cabeza
-¡También me duele la cabeza! ¡Animal desconsiderado!
-¡Modera tu lenguaje!- exigió
-¡El me dijo manca!- se excusó -¡además iba a decir pelarme las verduras! ¡déjame terminar la oración!- al escuchar eso Poseidón soltó una sonora carcajada y Apolo dejo salir un suspiro de cansancio, Ares soporto la risa
-Fuera de bromas- volvió a tomar la palabra Poseidón ya serio -¿Cómo fue que quedaste de esa manera?- tomo con delicadeza la mano lastimada -no necesito ser medico para decir que esto esta mal.
-Eres la única mujer del grupo, es instinto que uno como hombre quiera protegerte- Apolo se acercó y tomo la mano que miraba Poseidón -esto no debió de haber pasado, por eso llevaste protección
Se formo un gran silencio en todo el Salón Patriarcal, ni ella ni los guardianes que habían acudido en su cuidado decían palabra alguna. Athena miraba insistenmente el tobillo inflamado y daba algunos golpecitos con su dedo índice la muñeca que también se encontraba lastimada. Apolo esperaba a que dijera algo mientras que Poseidón mando a Ares por unas vendas.
-¿Athena?- llamo Apolo
-¿Qué paso?
-Responde a la cuestión de Poseidón- ordeno fríamente
-Pues verán…- la joven no sabia como explicar sin que nadie de los que estaban presentes se fuera a molestar -me confié, ya se… antes de que me digan algo; se que siempre lo hago, pero en esta ocasión si me pase al no medir las capacidades de ella.
-¿Y ustedes?- pregunto Apolo para después encarar a todos los que estaban presentes -¿fueron de adorno?
-Las personas que estaban al servicio de ella eran demasiado fuertes- desvió la atención de su hermano y ella continuo -así que ellos los enfrentaron con gran valor y… ¿Qué haces?- pregunto ella interrumpiendo su relato
-¿Qué te paso Joshua?- pregunto Ares mirando de arriba hacia abajo -¿tan fuertes eran?- insistió
-Algo así- respondió nervioso
-Fuera de aquí- ordeno Apolo a los guerreros
-¿Por qué?- insistió Sorrento en saber
-Porque es una orden del líder de los dioses- se escuchó una voz mas
-Señor- respondieron al unisonoro Shaka y Milo mientras doblaban rodilla, el resto realizo una ligera inclinación en forma de respeto
-Ya debió quedar claro eso- continuo mientras caminaba hacia donde estaban reunidos los jóvenes -¿otra vez?- pregunto con tono cansado
La guardia de Athena salió de ahí dejando solo a los demás dioses. Ahora si sabían que estaban en serios problemas, porque como solía decir la diosa de la guerra "llego la hora de cantar"… la joven estaba por ser torturada para hablar.
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Los guerreros se quedaron fuera del gran salón, observando fijamente la puerta que estaba frente a ellos. Sorrento miro a sus compañeros que estaban delante de él, esperando a que hicieran algo o en el mejor de los casos; que cada uno de ellos se fuera a donde fuera que los esperaran, desvió la mirada hacia donde se encontraba Aiacos, este se mantenía sereno ante la situación que estaba ocurriendo.
-Esta cerrado- dedujo de inmediato Shaka mientras posaba su mano encima de la puerta
-Se puede observar a simple vista- le respondió irónico Joshua, Virgo se giro para encararlo pero antes de que pudiera responder a la burla del guerrero de Ares se vio interrumpido
-¿Es normal que este levantada una barrera?- pregunto curioso Renné
-Solo cuando el Maestro no quiere que escuchemos lo que va a hablar con ella- dijo Milo y dejo salir un suspiro -estamos fritos
-Espera… ¿quieres decir que Athena nos va a delatar?- pregunto preocupado Joshua -¿nos va a traicionar?
-¿Quién eres?- se acercó Renné -¿de dónde la conoces? Digo… debes de ser muy cercano a ella para que la llames con tanta familiaridad
-No es nadie- respondió Virgo -es un cero a la izquierda
-Ah, ya veo- dijo Renné -entonces modera tu lenguaje, para ti y el resto de los demás es diosa, señorita, señora, princesa o reina- enumero -no la tutees, no es tu igual
-¿Y quien me lo va a impedir? ¿tu? ¿o tú, Shaka?- continuo Joshua mientras se encaraba a esos dos
-Déjalo guerrero de Ares- ordeno Aiacos -no busques peleas donde no debes
-No les tengo miedo- respondió encarando a Shaka -a nadie de ellos
-No tienes a tu suerte
-¿Acaso crees que te tengo miedo?- pregunto burlón mientras le daba un ligero empujón en el hombro, Shaka apenas se movió -las cosas cambian
-No me toques- advirtió Virgo
-Deberían de parar- intervino Sorrento -si los escuchan van a estar en problemas y no hace falta que les recuerde que somo aliados en esta ocasión
Shaka dio la vuelta y se alejó de ahí seguido de Milo y Renné, el resto de los otros solo observo como era que comenzaban a alejarse de ahí, pero para Joshua eso no basto, algo dentro de él le impedía mantener la boca cerrada, continúo insultado no solo a Shaka sino también a Renné
-Corran a esconderse debajo de las faldas de sus dioses- les dijo Joshua -no me interesa pelear con un par de cobardes
-No debiste decir eso- le advirtió Aiacos y se alejo unos pasos de Joshua
-Malditos cobardes, solo saben correr y esconderse- continuo y detuvo el andar de los tres jóvenes -no sé cómo es que Athena se fijo en alguien como tú, lo que ella de verdad necesita es un hombre que la proteja y la haga sentirse una verdadera mujer…
Lo ultimo que vieron los presentes fue una mancha amarilla que se lanzo en contra de Joshua.
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-Muy bien. Adelante- escucharon que ordeno Shion y las puertas traseras se abrieron de par en par dejando entrar a la mujer que esperaba -demuéstranos cuál es tu nivel de curación, princesa Perséfone
-Si me permite- respondió ella, los dioses que se encontraban ahí solo la observaron encaminarse hacia Athena -mi señora de la guerra, permítame sanar sus heridas de batalla
-Cla… claro- respondió Athena algo nerviosa, demasiada educación por parte de la reina del Inframundo
La joven comenzó a dibujar unos extraños símbolos en el suelo en cuanto la punta de su dedo índice se tiño de una luz azul. Esos símbolos resplandecían con una gran intensidad, Athena se puso demasiado nerviosa al no saber que era lo que estaba por hacer esa mujer que se había arrodillado delante de ella, la vio extender los brazos y comenzar a susurrar unas palabras ajenas a cualquier idioma que se hubiera hablado en la tierra, pronto se alzo una columna de luz que envolvió a la diosa de la guerra y de pronto sintió en ella un calor muy cálido, algo que la comenzó a reconfortar, sus heridas sanaron y el dolor que su cuerpo sentía fue desapareciendo poco a poco.
Miro la muñeca y tobillo que se había doblado en batalla y el dolor junto con la inflamación de estos y la incapacidad de poder moverlos se fueron tan rápido como habían llegado. Athena comenzó a mover la muñeca de arriba haca abajo y hacer movimientos circulares mientras aun permanecía sentada y dentro de la columna de luz, había sanado por completo. De pronto, la luz se desvaneció al igual que los grabados que habían estado escritos en el suelo.
-¡Wow! muchas gracias, amiga- le agradeció con una sonrisa -me has ayudado demasiado, de verdad gracias
-Es… es mi deber- respondió en un susurro ligeramente sonrojada y algo nerviosa
-¿Te pasa algo?- pregunto al notar esa actitud en ella
-Solo…- callo para elegir las palabras correctas -jamás me habían agradecido por hacer eso, siempre me habían dicho que era mi obligación
-Bueno, pues yo si- respondió sonriente -muchas gracias, amiga Perséfone
-¿Amiga?- esa palabra resonó en la mente de la joven que solo observó como Athena se había puesto de pie y comenzó a saltar delante de los dioses mostrando que estaba completamente sanada -nadie jamás me había dicho amiga- susurro solo para ella
La joven Perséfone realizo una reverencia para los dioses que se encontraban ahí y decidido por ella misma regresar a la habitación que se le había asignado desde el momento en que había llegado ahí. Sabía que más pronto de lo que pensaba iba a salir de ese confinamiento, sobre todo si la diosa de la guerra la consideraba su amiga. Sonrió para ella misma, que lindo sonaba esa palabra, un calor especial se encendió en su corazón y sino que después de muchos años ya no estaba sola, ahora tenia una amiga con la cual contar.
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-Ahora dinos la verdad- exigió Shion deteniendo la efusividad de Athena que se escondió detrás de Ares -¿Cómo fue que te hiciste esas heridas?
-Pues verán… - comenzó -es muy divertido si lo ven desde mi punto.
Athena comenzó a relatar la verdad delante de todos los que se encontraban presentes en ese salón, las risas y burlas se acabaron cuando todos se enteraron de que habían sido ellos mismos los que habían dejado a la diosa de la forma en la que había llegado. Ella trato siempre de recalcar que habían estado bajo un hechizo de la mujer esa y que las torceduras habían sido producto de las malas caídas que había tenido al estar huyendo.
Estaban hablando acerca de si poner o no una sanción sobre ellos cuando escucharon muchos ruidos afuera de ese sitio. Shion elimino la barrera que mantenía alejados a todos los que no tuvieran nada que ver con la reunión, cuando abrieron la puerta se dieron cuenta de que Shaka y Joshua se encontraban siendo detenidos por sus compañeros, ambos golpeados y un poco de sangre en sus rostros.
-¡¿Qué esta ocurriendo aquí?!- la sonora voz del Patriarca los detuvo un poco
-¡Este pendejo me estuvo provocando!- escucharon gritar a Shaka mientras trataba de zafarse del agarre de Milo y Renné
-¡Este hijo de su puta madre no sabe rendirse!- le contesto Joshua visiblemente molesto tratando de liberarse de las manos de Sorrento y Aiacos
-¡A mi oficina! ¡Ahora!- ordeno Shion, Virgo se libero violentamente de sus compañeros para adentrarse a la oficina, pero Joshua comenzó a irse a otro lado
-¿Acaso no entendiste?- escucharon la voz autoritaria de Ares, cosa que sorprendió a los demás dioses -te dieron una orden y debes de acatarla, ahora mismo
-Si señor- respondió aún más molesto para acatar la orden de Ares
-Váyanse de aquí- ordeno Shion a los otros dioses y guerreros
-Bueno, nosotros ya nos vamos, ahí nos vemos después- dijo Athena saliendo casi corriendo de ahí tomando la mano a Milo y Renné cuando paso a en medio de ellos
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~ 2 ~
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Apenas dieron el anuncio de que había llegado Hades, todos los dioses bajaron a recibir al joven. Apenas eran un poco mas de las 7 de la noche, la cena estaba apunto de ser servida.
Athena abrió las puertas del Salón Patriarcal, observo a Hades visiblemente golpeando, con cientos de moretones en el rostro, uno de sus ojos totalmente cerrado, aun así la recibió con una sonrisa, desvió la mirada hacia los jóvenes que habían acompañado al dios del Inframundo, todos y cada uno de ellos con la rodilla en el suelo, se veían derrotados y ella temió, le dio miedo pensar que no habían sido capaz de hacer que Abel les ayudara, pero lo mas importante era saber que tan lastimado había quedado Scott. De entre todos los que estaban ahí, fue Kagaho quien tomo la palabra para poder relatar todo lo que había pasado.
Cada una de las palabras que salía de su boca revelo poco a poco la personalidad de Abel, un dios demasiado cruel y prepotente, Athena y Posesión comenzaron a maldecirlo de todas las formas habidas y por haber, pero al final del día lograron la cooperación del dios del Sol.
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-¡¿En donde esta?!- escucharon que pregunto preocupada Perséfone, observo que Athena mantenía abrazado al dios, se alejó de él cuándo la vio llegar
-¿Podrías hacer lo mismo que hiciste conmigo?- pregunto Athena, ella asintió
-Por favor, sígueme- pidió Perséfone y le tendió la mano, Scott solo desvió la mirada
-Prefiero que lo hagas tu- le pidió a Athena -estaré bien, solo revisa que hayan tratado bien mis heridas, eres una gran médico, confió en ti
-No- respondió ella y tomo la mano de él para colocarla en la de Perséfone -ella es muy buena curando a las personas, confía en mí, se lo que te digo
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El resto de los dioses solo observó que Hades se encontraba incomodo por la situación que estaba ocurriendo, en verdad que no quería estar cerca de aquella que se había proclamado como su prometida y futura esposa.
-Cuando todo esto acabe vamos a ir a aclarar cuentas con ese imbécil- sentencio Poseidón mientras observaba como el ojo hinchando de Hades se iba abriendo poco a poco
-Te vengaremos Scott- dijo Athena -tenlo por seguro- desvió la mirada para buscar a una persona -¿Ancel?- pregunto ella
-Salió hace unos minutos- le informo Shura
-Espero que traiga algo para comer- dijo Ares -ya hace hambre y esto va para largo
-Entonces vayan a comer- dijo Hades -yo iré después
-Te vamos a esperar- ordeno Athena -y no está a discusión
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Lo siguiente que escucho fue una fuerte explosión que ocurrió en la planta baja del lugar, Abel bajo tan rápido como pudo y al llegar al inicio de las escaleras solo pudo ver una intensa nube de polvo.
-¡¿Quién esta aquí?!- exigió saber y lo único que recibió como respuesta fue un rayo poderoso de energía que se estrelló en su cuerpo que lo mando a destrozar las escaleras
Apenas alzo la mirada y observo que entre aquella nube de polvo que se había alzado se formó una silueta que se encaminaba hacia donde yacía, se incorporó tan rápido como pudo e invoco unas cuantas esferas de energía que lanzo en contra de esa persona
-¿Qué hiciste?- pregunto sorprendió al observar cómo simplemente con un movimiento ligero de su mano desvió aquel ataque, le vio detenerse a unos pasos frente a él -¿Quién eres?
-Apolo- respondió fríamente
Después de esa corta presentación Apolo le dio una fuerte patada en el rostro que lo mando a volar, la fuerza fue tal que logro cuartear la pared que detuvo el golpe. Abel no se quiso quedar de brazos cruzados y salió disparado en contra de su oponente, este detuvo el puño que iba directo hacia su rostro con una sola de sus manos, la fuerza que imprimió en detenerlo hizo que poco a poco Abel doblara la rodilla, cuando Apolo observo que estaba arrodillado le dio una fuerte patada que lo mando de nuevo a estrellarse en contra de otra pared, pero en esta ocasión no dejo que se pusiera de pie, de la palma de su mano salió un rayo que se impacto en el cuerpo de Abel, este destruyo ahora por completo esa parte de la casa.
-Pelea- le ordeno mientras se acercaba lentamente hacia donde estaba -muéstrame que sabes llevar un combate en igualdad de condiciones, que no solo sabes aprovecharte de los demás
-Lo dice aquel que ataca a traición- le escupió con odio -quien llega a una casa y lo primero que hace es destruirla
Apolo se acercó con paso decidido hacia donde estaba aquel joven, lo tomo de sus cabellos y lo obligo a ponerse de pie, apenas se pudo sostener y le dio un fuerte puño en el rostro a Apolo, este dio unos pasos atrás debido al golpe sorpresivo, inmediatamente le respondió con un mismo golpe con mayor intensidad.
La pelea entre ambos dioses termino destruyendo gran parte de la casa, aunque aquel que recibió mas golpes que el otro fue Abel, este apenas podía mantenerse en pie por la paliza que estaba recibiendo a manos de Apolo, este apenas tenía uno que otro golpe en el rostro, más bien suciedad, pero ninguno de los golpes que había recibido por parte de su oponente era dañino. Apolo comenzó a acercarse de nuevo a donde se encontraba Abel, este respiraba rápidamente, escupía de vez en cuando algo de saliva con sangre, miraba a Apolo con odio, con rabia, con un deseo de poder tomar la vida de este, pero sabia que era imposible, el poder tanto cósmico como físico de Apolo le sobre pasaba de sobre manera. Intento dar un golpe más pero la velocidad de Ancel se lo impidió y quedo detrás de él, este le dio una patada en una de sus piernas, lo cual lo obligo a caer de rodillas, pero no le basto eso, Apolo coloco su pie encima de la cabeza de Abel hasta que este agacho su rostro al ras del suelo.
-¿Te sientes humillado? ¿derrotado?- le pregunto serio sin un atisbo de burla -lo mismo que tu estas sintiendo ahora lo sintió Hades- dijo -te atreviste a humillar a uno de los míos, a una de las personas mas nobles que he conocido, a aquel que da su mano para ayudar al otro, a una de las personas más inocentes; incluso más que mi propia hermana, te atreviste a masacrar a uno de mis mejores amigos, a un hermano mío… eso se paga y con sangre Abel
-No sabia que estabas enamorado de él- le respondió tentando su suerte -de haber sabido eso antes, lo hubiera matado
-Pendejo- susurro mientras ejercía más presión en la cabeza de Abel, este solo gritaba de dolor -Si tienes un problema, es conmigo. Si tu antiguo espíritu fue un pendejo como tú, que no supo defenderse y solo supo correr y atacar a traición es tu problema- condeno -cuando quieras desquitar tu odio con alguien, hazlo conmigo, yo no me contendré como lo hizo mi hermano
-Hades no es tu hermano, puñetas
-En esta era lo es- dijo mientras lo dejaba tirado en el suelo, sacudió sus ropas del exceso de polvo y comenzó a caminar -además, que te valga madre mis lazos consanguíneos del Olimpo
-Cobarde- le llamo mientras aun continuaba tirado en el suelo, Ancel detuvo su andar y dentro de Abel surgió un poco de temor, observo que metió su mano en la bolsa de su pantalón y arrojo unos papeles verdes al suelo
-Ve al médico, no quiero tener una muerte en mi conciencia- dijo y continuo su andar -pobre de ti, en donde alejes esa roca de ti- se detuvo una vez mas y le miro de reojo, su mirada había cambiado a ese bello oro líquido -por qué no tendré compasión, si no haces lo que te pidió Hades yo mismo te matare
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-¿En dónde diablos se metió Apolo?- pregunto mientras observaba todo el Coliseo desde la ventana de la habitación en la que se encontraba -llámalo
-No tengo celular, si tanto te urge llámalo tu Kai- le respondió Athena
-Te ordeno que te compres otro celular- le dijo -además, aun no me pasas tu facebook para agregarte y comenzar a etiquetarte las cosas que encuentro
-Poseidón, ya me tienes hasta la madre con lo que lees ahí- le dijo cansadamente mientras tomaba asiento en la orilla de la cama -solo vez cosas de ovnis, cosas que no sabias hace 5 minutos, videos de no sé qué más… has algo más productivo
-Que aburrida eres- dijo mientras miraba a Scott que se había quedado dormido en su cama -¿Qué este no tiene una habitación propia?
-Oye, está cansado- respondió la joven -le metieron una madriza fea, ni las manitas metió
-Cuando regrese Apolo de donde sea que este, yo voy a ir a partirle la madre a ese imbécil
-Yo te acompaño
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Apolo se irguió de manera lenta y precavida, dejo que el resto de las gotas de agua cayera por su rostro y encaro a la persona que se había atrevido a seguirlo. Le observo de arriba hacia abajo, era una persona alta, podía apostar que tenia la misma estatura de su hermana Athena, era de piel perlada y cabellos chocolates que le llegaban a media espalda y que en ese momento bailaban al son del poco viento que hacia en esa tarde. Sus ojos eran grises, pero ese color frio contrastataba con el calor que de ellos irradiaba, un largo y holgado vestido cubría todo su cuerpo con excepción de los brazos, pues la tela se encontraba detenido por finos tirantes.
-Disculpa que le interrumpa, dios del Sol… Apolo- saludo y realizo una ligera reverencia
-¿Quién eres?- pregunto, como siempre; desconfiando de la persona que se encontraba frente a él
-Mi nombre es Hestia- dijo con una sonrisa en su rostro
-¿Hestia?- pregunto sorprendido -Hades no dijo nada sobre ti- comento
-Es normal- respondió -¿puedo acercarme un poco más?- él solo asintió -lo siento, pero creo que estoy gritando demasiado- se excuso
-No pasa nada
-Como le decía mi señor Apolo, es normal que no haya dicho nada sobre mi- dijo y miro fijamente a Ancel -renuncie a mi cosmos hace mucho tiempo
Y el recuerdo de su hermana Artemisa golpeo su mente en ese momento, sus recuerdos lo llevaron a aquel día en el que discutió con ella porque de alguna forma había renunciado a su deber como diosa y había decidido vivir como una mortal mas a lado de aquel hombre que la separo de él. Miro de nuevo a la mujer que estaba delante de él y se dio cuenta de algo, inconscientemente alzo la mano y la detuvo a unos centímetros de ella, Hestia tomo la mano de él con las suyas y la coloco encima de su vientre.
-¿Embarazada?- salió de sus labios y ella asintió
-Hace poco contraje nupcias- murmuro
-¿Fue… por un hombre?- apenas pudo salir de los labios de él -¿por amor?
-El amor obra de varias maneras- dijo ella -te de lo que mas amaras por toda tu vida y el fruto de este- dijo mientras miraba su vientre
-Estupideces- susurro con algo de coraje
-¿Aun estas molesto con tu hermana?- pregunto y eso sorprendió a Apolo -la conocí hace tiempo, cuando yo apenas era una niña- dijo -ella recién había contraído nupcias con su esposo
-¿Conociste a mi hermana?
-Así es- dijo ella -una mujer y una diosa muy amable, de fuerte carácter y hermoso rostro y bella sonrisa- describió ella -fue quien me enseñó a cómo controlar mi cosmos y también a como librarme de el en caso de que lo necesitara
-¿Artemisa, te enseño?- volvió a preguntar, en su mirada se podía ver reflejada la sorpresa
-Así que ahora, vengo a pagar la deuda que tengo con ella- dijo mientras daba unos pasos hacia atrás -hare uso de lo ultimo que tengo como cosmos, lo ultimo que queda de diosa en mi
-¿Qué deuda?
-Sufrí demasiado, ella me dio la mano cuando todos me daban la espalda- susurro con cariño -estuvo conmigo hasta que su esposo enfermo y tuvo que irse en busca de como conseguir ayuda para salvarlo. Me dio apoyo, cariño, un techo donde vivir y sentirme protegida. Es hora de pagar lo que debo y que mejor que ayudar a su hermano, a quien ella tanto amo
La joven se alejo unos pasos y cerro sus ojos, Apolo solo observo como un viento fuerte se fue arremolinando alrededor de ella y de pronto una barrera de luz bajo del cielo y devoro el cuerpo de Hestia, ella se elevo un poco y varios rayos comenzaron a caer en el sitio donde se encontraban, de pronto paso algo que tomo por sorpresa a Apolo, la joven perdió el control de sus poderes, hubo una fuerte explosión y él se lanzo para poder atraparla antes de que cayera al suelo.
-¡oye!- le llamo -¡Hestia, responde!- poco a poco ella abrió los ojos y apunto a un sitio en específico, una roca había sido destruida y algo brillaba
-Ahí esta- dijo ella débilmente -el pago de mi deuda
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La joven poco a poco abrió los ojos, se encontraba en un hospital, gracias a el intermitente sonido de las maquinas, el olor a desinfectante y alcohol que se esparcía era sencillo saber en donde estaba.
-Despertaste- escucho que le dijeron
-Apolo- le llamo -¿Por qué sigues aquí?
-Me recordaste a cierta persona- dijo él haciendo referencia a su hermana que ya le debía de estar esperando en el Santuario, esperando a asesinarlo de manera lenta
-¿Pasa algo?- pregunto al ver el rostro de preocupación de él
-Nada. Mejor dime… ¿Cómo te sientes?
-Bien, gracias- dijo Hestia -¿vio lo que había en esa roca?
-Unas botellas y una carta- respondió
-Las botellas es un liquido que yo misma prepare- comento -tuve una visión de esta guerra, pero también de que yo no participaría en ella- continuo y Ancel espero a que prosiguiera -así que en el momento en que mi Cosmos estaba en la cima me di a la tarea de hacer eso
-¿Qué es lo que tiene esas botellas?
-El poder de que ustedes despierten como los dioses que son- dijo ella -no podrán solo ayudarse con esas rocas y los cosmos prestados- sentencio -necesitan de todo su cosmos
-Yo lo tengo despierto
-Si es así…- dijo ella y le miró fijamente -¿Por qué aun no cambia el color de tu cabello ni el de tus ojos?
-¿Qué quieres decir con eso?
-El que cambien tus ojos de vez en cuando solo es signo de que quieres despertar al cien, pero aun no posees la energía necesaria- continuo -lo que hay en esas botellas es una mezcla que los hará despertar
-¿Y la carta?
-¿Aun no la lees?- él negó -es de tu hermana- una vez mas vio sorpresa en lo ojos de él -es mejor que te vayas de regreso con eso y se lo des a los demás y sobre todo… lee esa carta.
-¿Estas segura?- ella asintió -no te preocupes por los gastos del hospital, ya los he pagado
-Gracias
-No- respondió él y por primera vez le sonrió de manera sincera -gracias a ti
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Apolo… mi buen hermano. No sabes como me causa una profunda tristeza el tener que escribir esto y que para cuando lo leas no este yo mas aquí. Se que me amas tanto como yo a ti, pero también le amaba a él con todo mi corazón.
Solo quiero que sepas que jamás te aleje de mis pensamientos mientras estuve lejos de ti, que me duele en lo mas profundo de mi ser saber que el día que yo ya no esté aquí estés solo; pero no quiero que te ahogues en penas ni llanto, tampoco que odies a los humanos, quiero que seas feliz.
Se que encontraras la razón para poder seguir viviendo, se que encontraras un motivo que hará que te de fuerzas, que protegerás a costa de tu vida. Quiero que sigas sonriendo, que sigas viviendo.
Que sepas y que jamás olvides cuanto te ame hermano mío, que siempre serás mi tesoro más preciado y que no pierdas la fe, porque si renacimos como dioses en esta era entonces podremos renacer en otra era como hermanos siempre como hermanos.
Pero mientras llega ese día, vive cada día como si yo estuviera a tu lado, ama a lo que tengas más cerca de tu corazón y lucha hasta el final, porque siempre estaré a tu lado de alguna forma, nunca dudes, que siempre estaré contigo hasta el final de los días.
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-¡¿En dónde diablos estabas?!- fue lo primero que escucho cuando se adentraron a su habitación -¡Me tenias muy preocupada! ¡Te desapareciste 7 días! ¡7!
-¿quieres dejar de gritar?- pregunto mientras tomaba asiento en la orilla de la cama
-¡Te vale madres si me muero de preocupación!- continuo
-Creo que eso es un no- susurro y dejo salir un suspiro para mirar fijamente a su hermana que se encontraba con sus manos sobre sus caderas y muy molesta
-¡Kai estuvo llamándote y nunca respondiste!- continuaba -¡¿en dónde diablos te fuiste a meter?!
-Se escucha todo lo que estas gritando en todos los pasillos- le interrumpieron desde la puerta
-¡No te metas Shaka, tu estas castigado!- le respondió -¡Esto es una plática entre hermanos!
-¿Segura que es platica?- le interrumpió Poseidón -parece más una discusión de una sola persona.
-¡Cállate!- dijo y volvió a dirigir su atención a Apolo que aun permanecía sentado observándola -¡¿En donde estabas?! ¡Toda la puta semana llamándote y tu solo sabes enviar a buzón!
-Respira, morirás de un infarto- le dijo Apolo obteniendo la ira de Athena
-¡Estas viendo y no vez! ¡Estamos en guerra, estamos en peligro y tu te vas por ahí solo! ¡Mira esos moretones que traes! ¡¿Dónde te los hiciste?!
-Estaba…
-¡No me interrumpas!- le dijo y provoco la risa de Poseidón -¡¿Qué te pasa?! ¡una llamada no te hará daño! ¡Pero te vale madres lo que nosotros estemos pasando! ¡Deja de actuar…!
Athena callo en el momento en que Apolo se puso de pie y la abrazo fuertemente, el joven escondió su rostro en el cuello de ella, dejando mas que sorprendida algo asustada, ella lo abrazo y calmo un momento su ira
-¿Te pasa algo?- pregunto y el negó, pero su cuerpo comenzó a temblar -oye, ya no te voy a gritar ni a regañar pero no llores- dijo pero ya no recibió respuesta de él -¿Apolo?- le llamo pero este solo apretó más el abrazo a ella -Ancel, me estas preocupando
-¿Todo bien?- se abrazarlo -oye, esto es vergonzoso
-¿Ancel?- volvió a preguntar Athena pero el joven siguió sin responder.
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Bien le tengo dos noticias
1) les invito a leer la historia un destino entre Lázado
2) Ya subí cap de hoy , lo malo es que ya no tengo de reserva. Y tampoco se cuándo subo el próximo. Les avisaré
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