Mentiras

  POV Tony

Si la vida quería joderme, parecía que le estaba poniendo el culo para que lo hiciera. Las últimas horas habían sido un completo infierno. ¿Por qué sucedían todas estas cosas? No podía comprenderlo. Tan solo quería ver a Loki bien, que aquella vida que llevaba dentro de sí, pudiera ver la luz de un nuevo día.

Observé las botellas de whisky vacías a mi lado, mientras la pelirroja seguía bebiendo de la misma copa que hacía horas se había servido. Sus orbes estaban fijas en el aparato televisivo, aunque claramente su mente no estaba en aquel lugar. Y Thor.... Ese estúpido gorila estaba dando vueltas en la habitación, mareándome con sus movimientos. ¿Por qué se preocupaba por Loki?

– En el pasado lo trataste como basura... – Solté sin pensarlo, captando la atención de los ahí presentes casi al instante. – ¿Por qué ahora te preocupa? –

Me miró confundido. Sus zafiros tan solo reflejaban dolor puro y preocupación. ¿Tan falso podía ser?

– En el pasado amaste a Steve, ¿Cómo pudiste olvidarlo tan fácil? –

– Touché... – Musitó la pelirroja mientras se inclinaba en el sillón, atenta al teatro que comenzaba a armarse.

Me puse de pie, el piso se movía debajo de mí. Tenía tantas ganas de partirle la cara. Steve, Steve. Mi amado y olvidado Steve.

– Lo amé... – Murmuré por lo bajo desviando la mirada y dejando la copa de lado.

Natasha me observó de reojo mientras sonreía.

– Que por cierto he de decirte que besa bastante bien... –

Un, dos, tres, pausa, retrocede. Para. ¿Qué dijo? Thor echó una risilla mientras se ponía atento a mis reacciones.

– Perdona querida, ¿Qué dijiste? – Cuestioné incrédulo ante sus palabras. Ella de nuevo sonrío y dejó la copa de lado para poco después acomodarse una hebra rebelde de su cabellera.

– Que el capi, besa muy bien – Repitió sin más poniéndose de pie mientras se cruzaba de brazos, retándome, ¿Esto era en serio? ¿Nat, me estas cabreando?

– ¿Estás buscando que te golpeé? Ser mujer no te va a ayudar... –

– ¿Por qué habrías de hacerlo, si amas a Loki? – Cuestionó divertida.

Tres puntos de una. Nat, tú ganas. Me dí la media vuelta antes de salir de la habitación. ¿Era efecto del alcohol? ¿Por qué estúpidamente me ponía celoso de esas cosas? ¡Vamos! ¡Yo le había quitado la virginidad al capi paleta! Daba igual si se había besado con Natasha, podría haber sido cualquiera, me daba igual, sí... Me daba igual.

POV Thor

Observé perplejo a la mujer por unos segundos, mientras soltaba un largo y profundo suspiro, retomando su asiento mientras de nuevo sujetaba la copa en su mano y vaciaba su contenido dentro de sus delicados labios.

– ¿Qué ha sido todo eso? – cuestioné contrariado, mientras daba pequeños pasos hasta llegar a ella, deteniéndome a poca distancia de donde se encontraba.

– Estaba harta, creo que ya es hora de cada quien defina sus sentimientos, además es cierto, Steve besa muy bien – Finalizó divertida mientras me dedicaba una sonrisa.

No pude responder a sus palabras, el médico midgardinano había salido de la habitación de un momento a otro.

– El paciente está estable, al igual que la vida del feto ha dejado de estar fuera de peligro – Anunció sin más antes de retirarse de nuevo al interior de la habitación y dejar un silencio tras su anuncio. Sentí un enorme alivio en mi interior. Tenía la enorme necesidad de entrar en aquella habitación, abrazarlo, besarlo, pero... Me detuve a dos pasos de la puerta. No tenía permiso ni derecho de hacerlo. Loki huía una y otra vez de nosotros y siempre acaba por regresar a esta prisión a la que yo mismo lo había condenado.

Di dos pasos hacia atrás antes de sentir las suaves manos de la pelirroja en mi espalda, deteniéndome y empujándome para entrar a la habitación. Escuché su risilla por lo bajo mientras ladeaba el rostro para observar cómo se alejaba de inmediato. Tomé aire. Erael momento, el definitivo.

POV Loki

La cabeza me daba vueltas. Mi cuerpo escocía de dolor y no parecía responder. No podía moverme. Apenas logré abrir los ojos para encontrarme de nueva cuenta con aquel techo de color blanco que se me hacía tan familiar ahora. La torre Stark. ¿Dónde más podía estar? ...Mi bebé... Ante aquel pensamiento reaccioné casi por inercia, sentándome en la cama casi de inmediato, palpándome el vientre mientras el dolor recorría mi cuerpo. Cientos de agujas clavadas debajo de mi piel me proveían de un extraño líquido.

– Está bien, el bebé esta fuera de peligro... – Aquella voz tan familiar sonó desde el marco de la puerta.

El dios rubio me observaba con una leve sonrisa en su rostro. Su barba descuidada, su cabello despeinado y las ojeras que se dibujaban justo debajo de sus zafiros. Mi amado Thor. El padre de la vida que crecía dentro de mí. El ser que amaba y odiaba al mismo tiempo. Lo odiaba simplemente por el hecho de amarlo de esta manera. La mayor de las contradicciones en mi vida.

– Thor... El bebé... – Me detuve en seco. Las palabras se encontraron en mis labios pero no fueron pronunciadas. No, no podía decirle. Si Odín volvía... Si Odín mataba a mi bebé... La idea de jugar a la familia feliz y perdonar a Thor no era opción.

Me tragué el orgullo de una vez por todas. Yo era un dios, el dios del engaño y la mentira.

– No es tuyo... Así que no veo el caso de que sigas como un idiota preocupándote por él – La sonrisa desapareció de sus labios en un instante mientras el dolor hacia presencia en este. Perdóname, Thor, la vida de mi hijo valía más... Que nuestro amor. – Ve con Jane, hazla tu reina, que yo viviré el exilio con mi familia... –

El silencio reinó por unos momentos en el lugar mientras él se daba la media vuelta y salía de la habitación sin romperlo. Sentí una punzada en el pecho mientras de nuevo me hallaba en soledad con los médicos que fingían no haber escuchado nada y seguían con lo suyo.

– Eso quiere decir, ¿Qué es mío? – La voz de Stark había brotado de la nada, mientras atravesaba el umbral de la puerta, observándome con ilusión.

POV Thor

¿Era de Stark? ¿El bebé era de Stark? ¿Todo esto era lo que me merecía? No podía creerlo. Caminé con rapidez hasta la terraza en el último piso. Mi cabeza estaba hecha un caos. No podía pensar claramente. Tenía ganas de ir detrás de Tony, pero sería matar al padre de... Había sido un tonto. Si no me hubiese dejado llevar por mis emociones carnales, por mi estupidez, yo hubiese podido ser el padre de esa creatura. Padre de todo hubiese tenido que otorgar su perdón real a quien gestaba en su interior al futuro heredero de Asgard. Todo hubiese acabado bien.

Alcé la mirada hacia los cielos. Rugían en furia. La tormenta se arremolinaba alrededor de la torre. Los cielos comenzaron a llorar mi desdicha a mi lado.

– ¡¡NOOOO!! – Grité con todas mis fuerzas.

Pronto la luz del bifrost me envolvió. De un momento a otro me encontré de nuevo en Asgard. La mirada dorada de Heimdall me observaba con melancolía mientras me ofrecía la mano para ponerme de pie. Si, sin darme cuenta estaba de rodillas en el piso, con los puños contra este.

– Odín espera por ti en la sala del trono – Murmuró mientras ladeba el rostro para evitar mi mirada. Supongo que era desagradable ver al heredero del trono hecho una mierda emocional.

– Gracias... – Murmuré antes de ponerme de pie y secar las tenues lagrimas que ya se habían escapado de mis ojos.

– Confía en tu instinto... – Murmuró el guardián poco antes de que le soltará la mano.

Lo observé perplejo por unos momentos, pero él tan solo me dio la espalda y continuó observando el universo. Con ayuda de Mjolnir me hallé en tan solo un par de segundos en las puertas del palacio. Las palabras de Loki aun rondaban mis pensamientos mientras me adentraba a pasos firmes al interior del palacio. En unos momentos ya me hallaba en el salón del trono, mientras la mirada de mi Padre y mi Madre caían sobre mí, esta ultima me observaba afligida, sus ojos estaban rojos, ¿Había estado llorando?. Desvío la mirada apenas mis zafiros se cruzaron en su camino.

– ¿Para qué me has mandado a llamar, Padre? – Cuestioné mientras reverenciaba a Odín al pie de las escaleras, hincándome levemente antes de volver a incorporarme.

– Debido a los recientes acontecimientos... – Comenzó a hablar mientras se ponía de pie y me observaba con autoridad – He decidido que la tarea que se te ha encomendado de cuidar al prisionero de guerra, Loki, te será revocada. En cambio, servirás a Asgard, y dentro de 10 días Asgardianos, procederás a tomar el reino con la ceremonia de coronación. –

Me quedé perplejo. ¿Eso era en serio? Pero Loki... Yo... No...

– No puedo, Padre, no puedo dejarlo, yo... – Las palabras se atoraban en mis labios. Quería escupir la verdad, pero simplemente no podía. – Es mi hermano, no puedo dejarlo –

– Él ya no es más tu hermano. Selló su destino mientras tú forjaste el tuyo. Los demás guerreros se encargaran de cuidar a la distancia del prisionero. Tú servirás Asgard hasta el día de tu coronación –

– No quiero alejarme de Loki... – Sentí mi ceño frunciéndose. Desafiaba el mandato expreso de mi rey por primera vez. – Lo amo –

Padre me observó con los ojos inyectados de furia. Madre solo se llevó una mano a los labios y sollozó por lo bajo mientras las lagrimas brotaban de sus ojos sin control.

– ¡Blasfemias! – Gritó finalmente Odín, silenciando el salón de un momento a otro. – Un exiliado, un dios caído, un hombre, un jotun, ¿Te das cuentas del pecado que acabas de confesar? – Los ojos de Odín me atravesaban, su mirada me desnudaba, me dejaba indefenso. No sabía cómo responder. Siquiera entendía porque había dicho aquello.

– Me doy cuenta... Y no me arrepiento. – Las palabras brotaban de mis labios sin mi consentimiento. Mi madre tan solo contenía el llanto tanto como podía.

–No... No sigas... – Un susurro brotó apenas audible de los labios de Frigga. ¿Acaso también le avergonzaba?

– ¡No regresarás a Midgard! Habrás de quedarte aquí, y dentro de 10 lunas tomarás el trono de Asgard y a Lady Sif como tu consorte. Procrearas un heredero bajo las reglas de Asgard y todo esto quedara como un mal recuerdo. Es mi última palabra – Sentenció Odín mientras retomaba su asiento.

– No me casaré con ella, y mucho menos... –

– ¡He dicho que lo harás! ¡O me aseguraré que esta vez la blasfemia que habéis creado con Loki perezca de una buena vez! –

Me quedé helado. La sangre me comenzó a hervir de la furia. Todo tenía sentido. Todo había tenido una razón desde el principio. Pero Loki me había dicho... ¿Me había mentido para proteger a nuestro hijo? No... No... ¡NO! Sujeté el Mjolnir en mi diestra y arremetí contra Odín de un momento a otro. Su cetro se estrelló contra el martillo tras un estruendoso encuentro. Sentí sus manos sujetarme de la cabellera y arrancarme el Mjolnir de las manos, tirándolo en una esquina de la habitación. Mi Madre observó la escena horrorizada mientras gritaba a mi Padre que me soltara. Pero solo hubo un momento de silencio, poco antes de sentir como mis fuerzas me abandonaban y la inconsciencia se apoderaba de mí ser.

POV Tony

Loki se había quedado en silencio, sus esmeraldas me observaron por un par de segundos antes de que desviara la mirada. Soltó una suave sonrisa mientras encajaba sus manos en las sabanas blancas.

– No es tuyo ni de Thor – Murmuró suavemente mientras reía por lo bajo, aumentando el tono notoriamente antes de mirarme con la mejor y más hiriente de sus sonrisas. – ¿Pensasteis que solo había cogido con vosotros dos? – Sentenció divertido mientras me atravesaba con sus palabras.

¿En qué rayos estabas pensando Loki?

– Una puta cualquiera, tal como lo había dicho Thor – Solté sin pensarlo mientras él me seguía observando sin desvanecer su sonrisa. – Te quiero fuera de mi casa en cuanto te puedas mover – Agregué antes de darme la media vuelta, encontrándome de inmediato con la mirada de la pelirroja que me reprochaba en silencio.

No quise responderle a esa incitación. Había dado todo por aquel estúpido sentimiento que me había cegado cual niño enamorado, y mi recompensa había sido esta. Traición, dolor. Ya nada tenía sentido. La ira inundaba mi ser. ¿Por qué, Loki? ¿Por qué? Había cogido tu mano cuando más lo habías necesitado, te había hecho mío. Nada te hubiese faltado de haberme escogido a mí. Bajé hasta el estacionamiento. Quería desaparecer. Mi orgullo estaba por los suelos, todo mi ser estaba desplomado y era usado de alfombra. Jamás me había sentido así. Ya no sabía si aun amaba a aquel hermoso dios del engaño o si tan solo me negaba a cedérselo a Thor, pero ahora ya no importaba. Apenas las puertas del elevador se abrieron en el estacionamiento pude divisar su figura, sus ojos aguamarina me observaban afligidos. Había llorado y ahora estaba ahí, estático, observándome.

– Steve... – Su nombre se escapó de mis labios. De un momento a otro sentí como me envolvió en sus brazos y besó mi frente, me dejé hacer... El orgullo desapareció. Yo ya no era Anthony Stark. 

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