El castigo
POV Loki
Podía observar como claramente las miradas curiosas se detenían de vez en cuando para observar mi figura tendida en una de las bancas de aquel extenso parque que estaba majestuosamente iluminado por la blanca y sonriente luna llena que yacía en medio de la bóveda celeste, acompañada por cientos de estrellas que eran testigos de mi derrota aquella noche. ¿Por qué las cosas debían ser así? Es decir, ¿Qué había hecho yo para que Thor reaccionara de aquella manera ante mi confesión? Durante años había cultivado mis sentimientos en el más sepulcral de los silencios, y él jamás se había siquiera percatado de ellos. Pero claro, ahora lo había arruinado de la manera más perfecta ante tal confesión. Me sentía desfallecer. Las lágrimas se negaban a hacer aquel recorrido por mis mejillas, me negaba a dejarme llevar ante las emociones que ahora me hacían su presa. Por los dioses, yo no era para nada así. Si tan solo poseyera un ápice del orgullo que rellenaba mi pasado, en estos momentos seguramente ya hubiese planeado alguna tarugada como venganza. Bien, aquello no tenía remedio.
Alcé la mirada ante el rugir de los cielos. Los truenos comenzaban a hacerse presentes en la oscuridad de la noche. La luna se había ocultado debajo de aquel manto oscuro que habían formado las nubes. Adiós a mi tranquilidad. La noche estaba hermosa, ¿Cómo podía haberse tornado tan enojada en un par de segundos? ... Thor... Su nombre salió de la nada en mis pensamientos. Por supuesto que no, Thor estaba cogiendo con Jane. ¿Por qué habría de estar jodiendome la vida con la linda lluviecita que se avecinaba? No... Su nombre era veneno en mi sangre, mi cuerpo ardía en rabia, mis ojos escocían de dolor, mi corazón deseaba detenerse. ¿Por qué no iba al puente más cercano y acababa con este absurdo de una maldita vez? ¿Por qué debía seguir respirando con el dolor que ahora acompañaba a cada nueva bocanada de aire? ¿Por qué debía amarlo de aquella manera? ¿Por qué Jane? ¿Por qué no yo? ... No tenía caso seguirme atormentando con aquella incertidumbre sin sentido.
– Por favor, ya no quiero sentir... – Murmuré sin darme cuenta poco antes de sentir el frío tacto del agua de lluvia que comenzaba a caer sobre mí.
Finalmente el cielo comenzaba a desatar su furia en mi contra con tal fuerza que en cuestión de segundos ya parecía un gato empapado. Podía sentir las hebras negras de mi cabello mojado deslizándose y cubriendo mi rostro. Las lágrimas finalmente ganaron la lucha.
– Basta, por favor... – Mi voz brotaba sin mi consentimiento, observaba a la gente correr a refugiarse, dejándome solo en medio de la nada.
Necesitaba la calidez de un abrazo, necesitaba dejarme llevar, olvidar. Era la primera vez que amaba de esa manera, y todo debía terminar en la mismísima mierda. ¿Es mi culpa por amarlo así? Ya no más, no por favor... Ya no me tortures estimada mente, olvídalo, por favor, no pienses... Basta...
– Vaya que si me la pusiste difícil esta vez, Loki – La voz de Stark me hizo alzar la vista de inmediato, ¿Qué hacía él ahí? ¿Cómo sabía que estaba ahí? No vestía su armadura, por el contrario su fino traje de color negro ya se había arruinado con la lluvia.
– ¿C.. Cómo? –
No hubo tiempo de más, de un momento a otro me encontraba entre los brazos de Anthony. Calidez, eso era lo que emanaba de él. ¿Estaba temblando?
– No vuelvas a marcharte de esa manera... – Murmuró por lo bajo. Podía sentir claramente el rápido palpitar en su pecho. Él tan solo enterraba su rostro en mi hombro derecho, buscando mi cuello, acercando sus labios hasta mi oído, susurrando cosas que no podía entender por la rapidez con las que las decía. Sentía sus manos recorrer mi espalda, mientras sus brazos comenzaban a hacer fuerza alrededor de mi cuerpo. No imaginaba que Stark tuviera tanta fuerza sin su traje...
– No vuelvas a irte de mi vida... – Un nuevo susurro, esta vez bastante claro. Su aliento contra mi helado cuerpo hizo que la piel se me erizara en un instante. Stark, ¿Desde cuándo? ¿Por qué?... Sus palabras me hacían perder las fuerzas. No me hagas esto, Anthony, ahora mismo no tengo las fuerzas. No puedo, por favor... Cerré los ojos con fuerza poco antes de sentir los suaves labios del multimillonario sobre los míos. Un dulce sabor a licor inundó mis sentidos. Abrí la boca ante la insistencia de la lengua ajena tan solo para saborear aún más el alcohol de su aliento. Dulce, había estado bebiendo, pero no había bebido cualquier cosa barata. Cedí. Ya no podía, mi mente estaba demasiado necesitada de aquello. ¡Ámame Tony!. Ámame por favor, que cuando recupere la cordura no tendrás una nueva oportunidad....
POV Tony
Su cuerpo reaccionaba ante cada nueva caricia de mis manos, podía sentirlo temblar debajo del tacto de mis yemas, su cuello descubierto me invitaba a devorarlo. Si no me controlaba terminaría por tomarlo en medio de aquel lugar.
Lo sujeté de la muñeca derecha antes de prácticamente arrastrarlo hacia mi auto, no lo había aparcado demasiado lejos, pero ahora la distancia parecía el obstáculo más grande. Cuando finalmente llegamos al pequeño estacionamiento, de inmediato noté que mi hermoso Lamborghini diablo negro yacía solo en el lugar. Abrí la puerta del pasajero de inmediato para después recorrer el asiento y hacerlo hacia atrás, haciendo un poco de espacio para recostar el cuerpo de Loki. Sus esmeraldas me atravesaban, podía notar sus labios entreabiertos luchando por respirar ante la creciente temperatura de su cuerpo. Era un adonis, un dios de porcelana, un ser hermoso, no había palabras para describir lo que mis ojos estaban admirando en aquellos instantes.
Entré de inmediato al auto, posicionándome de inmediato sobre el cuerpo del otro, apoyando mis rodillas a cada lado de sus caderas y cerrando la puerta al instante. De inmediato mis labios buscaron los suyos y se fundieron en un nuevo beso. Podía sentir claramente el tacto de las manos de Loki sobre mi espalda, haciendo fuerza, arañándome, halando de mí mientras sus caderas se alzaban haciendo que nuestras entrepiernas se rozaran. Dios del engaño y las mentiras, dios de la lujuria. Su cuerpo ardía en deseo.
– Anthony... – Murmuró separando sus labios de los míos en búsqueda del vital oxígeno.
Aquella era la primera vez que escuchaba mi nombre brotar de sus labios y la lujuria que lo había acompañado había cegado mi razón por completo. Rápidamente me deshice de la chamarra de cuero que cubría su piel, admirando la camiseta de color verde que ahora yacía adherida a su piel, mostrándome su perfecto vientre. Mis manos rápidamente se dirigieron a esa zona sin pensarlo, levantando fácilmente la tela mojada para poder deslizarme debajo de esta. Su piel emanaba un calor indescriptible, podía derretirme ante la mera sensación. Mis labios rápidamente atacaron su cuello descubierto, mientras él echaba el rostro hacia atrás, cerrando los ojos y gimiendo suavemente, incitándome a seguir. Sus manos ahora revolvían mi cabello y hacían presión para que no me detuviese, pero créeme querido, no lo haré. No podía razonar en aquellos momentos, mis manos recorrían su cuerpo hábilmente hasta llegar a los pantalones ajustados que cubrían su piel. Me deshice de ellos como pude para poco después también deshacerme de mi saco y la camisa que ahora me estorbaban, para posteriormente dirgir mis labios a su pecho, devorando con lujuria cada centímetro de su blanca piel, succionando, dejando pequeñas marcas rojas ante el inclemente paso de mis besos pasionales.
Luchaba con todas mis fuerzas por contenerme, no quería hacerle daño, pero por los cielos, mi entrepierna ya comenzaba a arder en deseo, podía sentir claramente mi erección encerrada debajo de los pantalones de tela y era jodidamente doloroso. Pero mi muda suplica fue escuchada, pronto pude sentir las manos un tanto torpes de Loki posicionarse en esa área, quitando el cinturón con dificultad para poco después abrir los pantalones y liberar mi sexo erguido y dispuesto para él. Pude escuchar un gemido de su parte al ver mi virilidad al descubierto. Se relamió los labios. ¡Dios mío! No nubles más mi razón hermoso dios de hebras negras, o te destrozare de un momento a otro. Me contuve, tomé aire mientras sentía el roce de las yemas de Loki sobre mi erección. Mi cuerpo temblaba, cerré los ojos por unos instantes, disfrutando del duro contacto que ejercía sobre mi intimidad el dios. Bien, aquel era mi límite. Si no hacía algo iba a penetrarlo en ese mismo instante. Tomé aire poco antes de sujetar sus muslos y colocarlos a cada lado de mis hombros, accesando de inmediato hasta su sonrosada y palpitante entrada.
– Sta..rk n..no – Su voz era entrecortada, su respiración agitada, ese rechazo parecía más un ruego que cualquier cosa...
– ¿No qué cariño? – Cuestioné divertido mientras usaba mis manos para separar sus nalgas y abrirme paso – ¿Qué no haga esto? – agregué poco antes de lamer por vez primera aquella zona.
Pude sentir sus cuerpo temblar por completo mientras se tensaba y dejaba salir un sensual gemido de sus rosados labios. Música para mis oídos. – ¿Quieres que pare? – Seguí molestando mientras notaba como mordía su labio inferior luchando por detener sus gemidos.
– N.. No –
– ¿Disculpa? No te oí – Hacerlo rogar...
– Joder, Stark, no pares... – Su rostro se tornó por completo rojo mientras sus esmeraldas se escondían debajo de sus parpados.
Su erección comenzaba a gotear ante cada nuevo contacto, finalmente su cuerpo cedía y me daba paso para adentrarme más y más, sintiendo sus paredes con la fina punta de mi lengua, saboreando la zona ante cada nueva lamida. Necesitaba poseerlo por completo, marcarlo, hacerlo mío. Mi dedo índice pronto se abrió paso hasta donde mi lengua hacía su labor, introduciéndose dentro del otro, dilatándolo, preparando la zona para el siguiente intruso. Me detuve por unos instantes, observando el rostro de Loki perlado en sudor. Sus esmeraldas me fulminaron al instante.
– N..No... – De nuevo el tono carmesí se hacía presente en su rostro, ¡Dios! ¿Podía existir algo más bello que aquello?
– ¿Qué quieres, Loki? Anda, dime... – Creo que mi humor salía a relucir en los momentos menos adecuados, pero por todos los dioses, deseaba escucharlo de sus labios.
– I.. Diota... Ya lo sabes – Ladeó el rostro levemente molesto mientras movía sus caderas inconscientemente.
– Eso no me dice nada – respondí curioso ante sus acciones.
– ¡Maldición, Tony! ¡Métemela! – Bramó un tanto exasperado. Bien, esa era la respuesta que quería, pero realmente el observar sus reacciones era bastante excitante.
Sujeté con firmeza sus muslos mientras me hacía paso en aquella estrecha cavidad. Apenas la punta había entrado cuando escuché el primer gemido proveniente de Loki.
– No ... Pares... – Murmuró alentándome a seguir mientras sus esmeraldas finalmente hacían contacto con mi mirar. En todo el acto no había hecho aquello. Sentí sus manos sobre mis muñecas, alentándome a seguir. Dios, ¿Qué iba a ser de mí en ese instante? Continué mi tortuoso camino hasta el final, hasta sentir su cuerpo envolviéndome por completo. Mi mente colapsó en ese momento. Finalmente estaba consumando mi más profundo deseo. El calor que emanaba de él me envolvía, me derretía, podía sentir sus esfínteres apretándome con fuerza mientras meneaba las caderas haciéndome una invitación a continuar lo que había empezado.
El dulce néctar empezó a fluir llenando por completo mi cuerpo. El placer se estaba apoderando de mi a cada instante mientras mis caderas comenzaban a moverse, entrando una y otra vez en aquel cuerpo que me recibía gustosamente. Me aferré entonces a él con todas mis fuerzas mientras continuaba lo mío. Sentí sus manos recorriendo mi espalda mientras sus uñas se encajaban en mi piel, aquello solo me excitaba aún más. Sus caderas se movían en forma contraria a las mías, haciendo más profunda cada nueva estocada. Aquel era sin duda el pecado más dulce en el mundo, deseaba sellar aquel momento en mi mente, no salir de aquel pequeño mundo que se había formado entre nosotros, ¿Cuándo me había vuelto un romántico empedernido?
Sentía su palpitante miembro atrapado entre nuestros vientres, ahogándose entre la fricción que hacían nuestros cuerpos.
– Más... Más rápido... – Murmuró Loki con una voz tan lasciva... Simplemente no podía negarme ante aquella petición. Mis caderas obedecieron por inercia. Mis dedos se clavaron en su piel, mientras sus gemidos inundaban nuestro pequeño refugio. La calidez de nuestros cuerpos había hecho que los vidrios se empañaran. Daba igual. El vidrio estaba polarizado lo suficiente como para evitar que los curiosos descubrieran el fuego que se consumía en el interior.
Estaba llegando a aquel punto sin retorno, mi cuerpo se comenzaba a tensar, mientras escuchaba claramente nuestros cuerpos golpeándose por la fuerza y rapidez del acto. Sentí como el dios apretaba su interior mientras que aquella semilla blanquesina se dejaba esparcir entre nuestros vientres, para poco después succionarme hasta lo más profundo de su ser haciendo que mi cuerpo finalmente alcanzara su propio clímax, llenando por completo el interior ajeno con mi orgasmo. Leves espasmos continuaron con aquello mientras finalmente me recostaba sobre el cuerpo de Loki, quien me recibía gustoso entre sus brazos, mientras su respiración agitada comenzaba a normalizarse poco a poco. Nos quedamos así por unos momentos, sin separarnos, escuchando nuestra respiración, bridándonos calor mutuamente...
~*~*~
POV Thor
No entendía del todo mis propias acciones. Había dejado a Jane a medio vestir poco después de la escena que habíamos vivido momentos atrás con Loki. Ella se había molestado, claro, pero con la excusa de que Loki podía decirle a Tony me había librado fácilmente de ella. Estaba molesto, no podía comprenderme, pero no podía dejar a Loki vagar solo por la ciudad, no sabía que podía hacer, no se podía cuidar, no tenía poderes. Apenas salía del edificio cuando noté que uno de los autos de Stark salía a toda prisa de este también. ¿Iba a buscar a Loki? Seguramente. ¿Qué maldita obsesión tenía ese castaño con el dios de las mentiras? ¡Eran hombres! Y tenía sobre entendido que Loki estaba enamorado de mí, ¿No? Dioses, la cabeza comenzaba a dolerme de tanto pensar. ¡Joder, joder, joder! ¿Por qué lo estaba buscando? ¡Yo mismo le había dicho que se pudriera! , además, ¿Dónde rayos estaba? ¿Qué tan lejos podía haber llegado? Estaba a punto de ser devorado por mis propios pensamientos.
El cielo respondió ante mis reclamos. Las nubes negras pronto hicieron su aparición. Encontraría a Loki antes que el estúpido de Stark y lo llevaría a alguna otra parte, donde estuviese lejos de él. Espera, ¿Qué?... No quise seguir pensando, empuñé a Mjolnir y salí de ahí.
Las gotas de agua golpeaban inclementes mi rostro mientras observaba la ciudad justo debajo de mí. Fue ahí cuando lo ví. El auto de Stark aparcado en un parque cercano. Me detuve de inmediato. Mi pulso se aceleró, la ansiedad se apoderó de mí. Los cielos clamaban la verdad. Los rayos aterrizaban en la tierra, iluminaban los parajes en la oscuridad, inclusive iluminaron mi camino, mostrándome la escena que se daba dentro de aquel vehículo, regresándome con una bofetada el daño que había hecho en tan solo un par de segundos.
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