Antes de la tormenta


Lo observó dormir en la blanca seda de las sabanas, mientras sonreía por lo bajo. Sus esmeraldas se pasearon en la noche que caía sobre la ciudad de Manhattan mientras las estrellas adornaban la bóveda nocturna. Era extraño ver al rubio en Midgard, y más aun, durmiendo en los mismos aposentos que él en su momento compartió con Anthony. Se dio la media vuelta guardando todo el silencio posible mientras salía de la habitación.

La pequeña Hela ya lo esperaba, sentada en el sillón de color carmín, con una tenue sonrisa en los labios. Esa era la primera vez que volvían a la torre Stark, después de una semana de ausencia. Se las había ingeniado para escapar de la mira de sus amantes durante todo ese tiempo, pero finalmente había llegado el momento de llevar a su pequeña al encuentro de su padre.

Tomó a la pequeña castaña en brazos, mientras le hacía un leve gesto de guardar silencio, ante lo que la castaña sonrío complicemente. Se encaminó entonces a la habitación donde sabía que dormía su antiguo amor, adentrándose en silencio con todo el poder que la magia que corría por sus venas. Se detuvo apenas a un lado de la enorme cama de sabanas de seda color olivo, observando al despreocupado multimillonario descansar en paz en esta. Soltó un leve suspiro poco antes de depositar un efímero beso en los labios del castaño, quien tan solo se revolvió ante el contacto, sin despertarse aún.

—Solo unos minutos... — Le susurró a Hela, quien asentía levemente con la cabeza y se deslizaba fuera de los brazos de Loki hacia la figura durmiente de su padre.

—Papá... —Susurró la pequeña mientras movía con suavidad el brazo derecho de Tony, quien se revolvió ante el contacto, abriendo los ojos levemente y observando al par un tanto adormilado.

—¿Estoy...? —Susurró el castaño mientras se sentaba en la cama, aun sin creer lo que veía.

— Así es querido... Estás soñando... — Susurró el pelinegro poco antes de colocar su mano en la frente del otro, recitando unas cuantas palabras por lo bajo para completar su mentira.

Hela tan solo sonrío mientras se aferraba al cuerpo del castaño, quien correspondió el abrazo como si la vida se le fuese en ello, aun creyendo que eso era un sueño.

—Los eh extrañado mucho... —Susurró sujetando a su pequeño tesoro entre brazos. —Loki... Cuanto lamento lo sucedido yo... —No pudo terminar la oración, pues el dedo índice del dios pelinegro calló sus palabras.

—No hay nada que decir al respecto, disfruta a tu hija —Sentenció el dios del engaño mientras desviaba la mirada melancólicamente.

No sabía si estaba haciendo lo correcto, siquiera sabía lo que estaba haciendo, pero no podía negar que el hecho de que su hija le insistiera por un pequeño encuentro con Stark le partía el alma, y había acabado por acceder a la petición de la niña.

Tras unos cuantos minutos, padre e hija se despidieron, bastaron solo unas cuantas palabras para que Stark volviese a los brazos de Morpheo. Loki tan solo sonrío por lo bajo, para después desaparecer con la oscuridad de la noche.

~*~*~

Esa mañana se levantó con una enorme sonrisa en los labios, aquel había sido el sueño más maravilloso que había tenido en mucho tiempo. Saltó de la cama y se dirigió directo a la ducha a tomar un refrescante baño. Se arregló y cuanto antes salió al encuentro del dios rubio que ya lo esperaba en el laboratorio. Banner había comenzado a trabajar por las mañanas en la torre Stark, a petición de este, buscando en repetidas ocasiones al dios del engaño, que parecía ir y venir en todas las direcciones habidas y por haber en Midgard. Si bien, lo encontraban en un lugar, al llegar a este, no había ni rastro del pelinegro o la gema, situación que ya comenzaba a desesperar un tanto a los padres primerizos.

—Te ves demasiado alegre, Stark—Murmuró el rubio poco antes de volver su mirada al aseado y sonriente Tony que entraba en la habitación.

—Tuve un buen sueño —Respondió el castaño mientras tomaba asiento en un sofá cercano al doctor, que guardaba silencio y seguía con su labor.

—¿Y bien? —Cuestionó el dios del trueno mientras se cruzaba de brazos y le observaba con cara de los mil demonios.

—Hela y Loki, eso es todo lo que diré — Murmuró mientras evitaba la mirada del rubio, quien cambió su gesto de inmediato a uno de molestia.

—Me temo que no ha sido solo un sueño, señor—La voz computarizada de JARVIS resonó en el lugar, capturando la atención de los ahí presentes.

—¿A qué te refieres? — Cuestionó el castaño a la inteligencia artificial mientras se ponía de pie de inmediato, acercándose hasta donde se hallaba Banner.

La actividad del doctor se vio interrumpida ante los videos que comenzaron a mostrarse en la pantalla, la presencia de Loki y Hela, así como el pequeño recorrido que el dios del engaño había dado por las habitaciones de Thor, y el beso que le había dado a ... Stark. La sangre le hirvió en las venas una vez más al dios del trueno, pero optó por respirar profundo y continuar observando las escenas que mostraba la inteligencia artificial.

La habitación quedo en silencio tras el termino del video, mientras el doctor continuaba con su búsqueda, haciendo caso omiso a las expresiones que los alegres y enojados vengadores que yacían justo a sus espaldas.

—Si me permiten opinar... —Comenzó a hablar Bruce mientras se acomodaba las gafas. —Parece ser que la sangre es más fuerte, quizá aquella rutina se vuelva habitual, y en dado caso, no habría que ir tras Loki... Sino esperar a que él venga —Murmuró mientras observaba de reojo a sus compañeros, que apenas digirieron las palabras que acaba de decir.

~*~*~

Observó a su alrededor. Era la primera vez que visitaba una ciudad americana desde hacía mucho tiempo, pero su escaza magia no le había permitido avanzar más allá de ese país. Estaba cansado de huir y de esconderse. Día a día tenía que idear algún plan de escape por medios midgardianos para poder evitar al dios del trueno y compañía. Soltó un suspiro mientras observaba el enorme puente que se alzaba detras de él. Se llamaba San Francisco o algo así el lugar. Caminó unas cuantas calles, dejando el puente atrás, mientras sus pequeños iban cómodos en la pequeña carriola doble que había adquirido días atras en alguna tienda barata que ya no recordaba. La gran población, así como el trafico y la inminente contaminación del lugar, no era algo que le agradara demasiado, de haber tenido suficiente magia, hubiese optado por pasar al menos un día en alguna bella isla del golfo mexicano. Dio unos cuantos pasos mas poco antes de sentirse acechado, deteniéndose en seco para poder observar de reojo como la figura de un hombre se asomaba en algún callejón que acababa de pasar. No era Thor, no era Anthony, ni SHIELD, ¿Quién demonios podía haber dado con su ubicación?

Dio otro par de pasos poco antes de dar vuelta en una esquina, esperando a su acosador a la vuelta de esta. Pero solo se encontró con un burdo ladrón que le amenazó con una navaja, sonrío por lo bajo ante eso, era la primera vez que lo intentaban "asaltar", y aquello era por de más divertido.

—De verdad, yo no haría esto si fuera tú—Respondió el dios del engaño, dándose el tiempo para bromear con el sujeto, mientras alzaba las manos en señal de rendirse.

—No me digas lo que puedo o no de...—Las palabras del hombre se vieron interrumpidas poco antes de sentir como era tomado del cuello por el frio brazo metálico del castaño, que parecía haber llegado justo a tiempo para detener "la desgracia".

Tras bajarlo, el sujeto solo atinó a correr lejos del par, lo suficientemente asustado como para evitar aquellos actos por bastante tiempo.

—No necesitaba de eso—Murmuró el pelinegro divertido mientras se cruzaba de brazos, observando de reojo a sus pequeños que seguían plácidamente dormidos en su carriola.

— Lamento entonces haberte salvado—Contestó el hombre castaño que vestía de negro.

—Bueno, realmente ha sido divertido aquello, así que no me arrepiento de haberte dejado. —

Esa es la primera vez que James se encontraba con una persona que estaba en peligro y que le respondía con tanta ironía, que era molesto.

—Creo que la palabra que buscas es gracias —Agregó el soldado del invierno mientras sonreía por lo bajo.

—Eh... Bueno, sí, gracias por haberme salvado aun cuando no lo necesitaba —

—Bien, ¿Pero quién carajos te crees para responderme así? Nunca había conocido a alguien tan malagradecido como tu— Respondió el castaño mientras le miraba con una sonrisa, a punto de ser él quien golpeara al pelinegro, pero deteniéndose al observar a los pequeños retoños que yacían en la carriola. Pero la castaña había llamado por demás su atención, se parecía tanto a...

—Bueno, gracias por salvarme cuando más lo necesitaba, completo desconocido —Corrigió el pelinegro poco antes de darse la media vuelta, siendo detenido por el frio agarre del castaño. —¿Qué? ¿Ahora qué? —

—Si me permites, puedo invitarte alguna bebida, hay muchos cafés cerca de aquí... —Murmuró con una sonrisa James mientras el pelinegro rodaba los ojos.

Debía admitirlo, estaba cansado y deseaba alguna bebida que lo refrescara, después de todo, la noche anterior la había pasado en completa vela, ideando el plan de visita familiar a Stark.

Caminaron entonces a una cafetería cercana, en completo silencio y solo dedicándose algunas miradas en el trayecto. Tomaron asiento en una esquina del lugar, mientras observaban a los ahí presentes.

—Bien, si me trajiste para preguntar algo hazlo ahora, mi paciencia no es suficiente para aguantar las estúpidas charlas con ... con los demás —Rompió finalmente el silencio el pelinegro mientras paseaba su mirada en el pequeño menú del lugar. No habían muchas bebidas para escoger o alimentos que no tuvieran más que solo hierbas. Nada de carne.

—¿Sabes? Hay una persona a la que hace poco ví, me ha sacado de un buen problema, y por supuesto, llegó para cambiar algunos aspectos de mi vida. Me dí cuenta demasiado tarde de que él era la persona correcta, pero yo no lo era para él, o al menos, ya no en este tiempo —

—¿Y esto me lo dices por que...? —Cuestionó el pelinegro enarcando una ceja mientras le observaba.

—Porque la persona a la que escogió guarda un gran parecido con la pequeña castaña que llevas contigo —Murmuró el soldado mientras entrelazaba sus dedos a la altura de su barbilla.

Aquello dejó paralizado al pelinegro. En algunas ocasiones, Stark le había llegado a platicar sobre Steve, y sobre la persona por la cual lo había dejado, ¿En serio Midgard era tan pequeña como para estar justo en ese momento tomando un café con la persona por la que Steve había dejado a Anthony? El estomago se le revolvió al instante.

—James Buchanan Barnes—Respondió finalmente el pelinegro mientras sonreía por lo bajo—Realmente no pensé que llegaría el momento en que nos veríamos las caras —Agregó divertido mientras el otro hacia un gesto de confusión ante estas palabras.

—Es interesante que la pequeña se parezca a Stark y que sepas mi nombre, ¿Ha sido esta una mera coincidencia? —Cuestionó intrigado el soldado mientras sonreía.

—Parece ser que tu sufrimiento ha sido en vano, mi estimado Bucky, pues Stark no ha estado con Steve durante mucho tiempo —Se apresuró a contestar el dios, dejando aun más dudas en el otro.

—¿Entonces Stark ha dejado a Steve por ti, y de paso hacer una pequeña por in vitro? —

—No saques conclusiones precipitadas, mi estimado, las cosas no han sucedido tanto así. Lo de la pequeña es difícil de explicar, pero en lo primero quizá tengas razón —Respondió divertido el pelinegro mientras le sonreía complicemente.

—Entonces, ¿Por qué venir a un lugar tan apartado como San Francisco? ¿Acaso el castaño aquel se ha tomado finalmente unas vacaciones? —Continuó cuestionando el otro un tanto intrigado por la persona que tenía enfrente de él.

—Creo que eso no puedo responderlo, mi estimado Bucky, estamos comenzando a hablar de asuntos personales —Agregó Loki desviando la mirada mientras observaba como la mesera se acercaba a ellos.

—Sea cual sea tu motivo, mi querido desconocido, considero que debes aclararlo pronto, las oportunidades en esta vida son demasiado pocas, y si las dejas escapar, el día de mañana puede ser demasiado tarde. Puedes tomar mi situación como un claro ejemplo de ello —Respondió divertido el castaño mientras ordenaba alguna bebida azucarada, dejando con aquella conclusión a un pensativo Loki frente a él.

~*~*~

La torre una vez más yacía en un silencio sepulcral. Había pasado una semana después de su última visita, pero las palabras que aquel mortal le había dicho días atrás se habían quedando rondando en sus pensamientos, hasta el punto de robarle el sueño varias noches.

Se quedó pensativo unos momentos, poco antes de comenzar a recitar aquellas palabras frente al espejo, que en la ocasión anterior había traído a la pequeña a su visita familiar. Pero detuvo sus acciones abruptamente cuando las luces del lugar se encendieron, y las figuras del dios del trueno y el multimillonario le observaron sentados desde aquel bello sofá carmín.

Loki los observó paralizado mientras retrocedía dos pasos, sin saber cómo enfrentar aquella situación.

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