Capítulo 8

La audiencia mantuvo el silencio mientras las llamas anaranjadas del sol se iban desvaneciendo una a una, dejando un campo entero completamente rojo como si el magma mismo hubiera caído sobre el oricalco a un nivel de temperatura tan elevado como para generar aquella exótica imagen; una imagen que los pintores de la historia de la humanidad ya estaban retratando, siendo testigos de las dos figuras que estaban entre el vapor, en medio de aquella explosión de calor, en aquel campo de batalla que ya había visto varios muertos y que vería uno más como estipulaban las reglas de aquel Ragnarok, dejado solamente dos excepciones.

De los dos combatientes, uno se alzaba sobre el otro imponente, en toda su gloria mostrando una completa desnudez que hubiera hecho sonrojar a más de una dama u hombre de la audiencia y realmente lo consiguió. Con un cuerpo que parecía haber sido esculpido por los dioses y recreado con la imagen de la perfección, el representante de la humanidad se encontraba frente al derribado Rey Demonio del Sexto Cielo siendo las dos caras de una misma moneda, pues mientras el humano representaba la perfección, un cuerpo sin cicatrices, el demonio se encontraba completamente herido, con la piel quemada a niveles microscópicos y con heridas internas que ninguna regeneración podría curar...pues aquel ataque llegó a carbonizar a las mismas células y no tendrían el tiempo de regenerarse para seguir el combate y era muy poca la probabilidad de que pudieran regenerarse para lograr que el demonio volviera a la vida.

La victoria de los humanos sobre los dioses en aquella ronda era un hecho innegable para quien lo estuviera viendo, para quien pudiera percibir el poder realizado. El último movimiento del humano había casi derretido el estadio. Había usado el poder calorífico de un sol para destruir a un ser que ningún humano debería haber podido derrotar y ahora los humanos sumaban tres victorias sobre las dos victorias de los dioses, colocándolos un paso por delante.

Con el final de la sexta ronda, muchas cosas quedaron desveladas para los dioses, quienes finalmente pudieron encontrar al traidor en la figura de Buda Gautama, el dios que se puso del lado de los humanos para obtener la victoria del Ragnarok.

Pero ahora, con la traición de Buda completada y la sexta ronda terminada, el bando de los dioses contaba con un luchador menos que poder usar en el Ragnarok. El sabio Buda había sido removido (por obvias razones), pero nadie había sido elegido para ocupar su puesto en alguno de los enfrentamientos posteriores a la última ronda. Si el mismo caso hubiera pasado entre los humanos, las dificultades de estos por encontrar a alguien serían mucho mayores. Sin embargo, dentro de los dioses, había millones que podían ocupar el puesto vacante dejado por Buda Gautama para luchar contra los humanos.

¿Pero que dios podría ocupar ese puesto? ¿Tal vez Amaterasu de los dioses del Shinto? ¿Tal vez Indra de los dioses hindúes? ¿O tal vez Brahma de los dioses principales del panteón hindú? Las posibilidades eran tantas, como panteones existentes en toda la historia de la humanidad, en toda la vida de la Tierra. Tal vez Ra el Dios del Sol podría dar la victoria a los dioses para igualar a los humanos, para recuperar un poco del honor manchado y perdido ante los humanos en los enfrentamientos anteriores, ante las palabras de los mismos luchadores humanos. O tal vez Amón el Rey de los Dioses de Egipto podría ser un candidato perfecto para ocupar el puesto del traidor y quien del respeto que los dioses se merecen.

Pero de entre todos los dioses que podrían ocupar el puesto del traidor en la lista y posiblemente luchar en la séptima ronda, uno de ellos se alzó sobre los demás con un objetivo claro en su mente, en su mirada dura y en sus palabras firmes. Sobresalió de entre todos los dioses y fue reconocido como el séptimo luchador por el lado del bando divino sin queja alguna, sin oposición alguna, pues ningún dios podría haberse opuesto a la decisión del Rey del Inframundo, del Gobernador del Helheim.

Hades se había alzado sobre los candidatos para tomar el puesto como el Séptimo Representante de los Dioses en el Ragnarok, dejando que todos supieran su objetivo: la venganza ante la muerte de Zeus, ante el fallecimiento de su hermano pequeño por la mano de uno de los luchadores de los humanos. Como hermano mayor, Hade tenía la obligación de ocupar el puesto dejado por Buda y pelear contra los humanos en la séptima ronda, aunque hubiera preferido ver la muerte del asesino de Zeus por sus propias manos.

Y aquella decisión, por supuesto, dejó conmoción entre los dioses dentro de la sala VIP para los dioses superiores, aquellos que estaban por encima de los demás.

―¿Usted está seguro de eso, señor Hades?

Antes de que Hades hubiera decidido tomar participación, en menos de un segundo Ares había decidido tomar el lugar de Buda tras una extraña mirada dada por Hermes, su hermano y compañero entre los Doce Olímpicos. Pero el Rey del Inframundo fue más rápido y mucho más decidido que su sobrino.

―Es algo que debo hacer como el hermano mayor.

El parche que había cubierto el ojo derecho de Hades, ahora se encontraba en la mano derecha del dios, siendo apretado con fuerza. Pequeñas fisuras comenzaron a mostrarse en el parche hasta que este estalló en decenas de fragmentos menores que se esparcieron por el piso.

―¡¿?!

Lentamente Hades se puso en pie. El parche ya no cubría su ojo derecho por lo que este quedaba a la vista de quien lo mirara al rostro. No había cicatriz alguna, falta del mismo ojo o herida que hubiera obligado al dios a tomar precauciones. Sin el parche, el rostro de Hades se mostraba más majestuoso, bello como la misma vida y frío como la misma muerte, representando así los campos de su poder divino: la muerte.

―Si los humanos deben enfrentarlo―Hermes rompió el silencio―; ¿a qué humano usaran para vencerlo? Las posibilidades son infinitas y la lista de los humanos no ha sido establecida.

―¡Espera! ¿Eso no es hacer trampa?

―Ho. ¿Y ahora te das cuenta?―una de las cejas del dios de la guerra tembló ligeramente. Hermes sonrió con casualidad, como si supiera que los pensamientos y palabras de Ares fueran a ir por ese camino exacto―. Al parecer Zeus permitió a Brunhilde que pudiera modificar la lista final, la cual han presentado escasamente en la anterior ronda. ¿Aunque esos serán los luchadores de los humanos reales?

[Lista de los representantes de la humanidad: Naruto Thorson; Naruto el Monstruo Humano; Naruto Uzumaki la Hoja Roja de la Venganza; Naruto el Ejecutor de Dios; Naruto el Dios Destructor; Naruto de Mael; Naruto The Berserk; Todoroki Naruto; Naruto el Hechicero más Fuerte; Namikaze Naruto el Relámpago de Dios; Naruto el Sun Wu-Kong; El Benefactor y Naruto el Arquero]

―Todos con nombres iguales, apariencias iguales y el único extraño es el Benefactor.

La extrañez que los dioses sintieron ante la mención del Benefactor dentro de los luchadores humanos, también la sintieron Brunhilde y Geir cuando el mismo hombre decidió participar en la lucha, todo ello tras cinco rondas del Ragnarok, desplazando a uno de sus luchadores por motivos completamente desconocidos.

Este hecho no era una molestia para los dioses, pero generó una increíble duda y desconfianza en la hermana mayor de las valquirias. ¿Por qué el Benefactor había decidido meterse en la lista de representantes de la humanidad quitando a uno de los luchadores establecidos? ¿Y contra que dios pelearía? A lo largo del Ragnarok las decisiones de Brunhilde habían sido aplazadas por las decisiones del Benefactor. El encapuchado había decidido cada uno de los combates colocando a cada uno de los luchadores como a él le parecía mejor, como si conociera el resultado que podría salir del enfrentamiento.

Esto, por supuesto, generó una firme sospecha en la mente paranoica de Brunhilde quien, acostumbrada a conocer todo sobre el terreno, ahora caminaba sobre un camino construido por el desconcierto, la confusión y la desinformación que no la permitían ver más allá de su nariz, de comprender lo que realmente estaba pasando.

―Es un efecto de no haber impedido la participación del resto―el universo era extenso y las ramificaciones de este se extendieron por el cosmos generando otros universos, otros mundos que podían proveer a los humanos de luchadores infinitos, con habilidades extrañas y con altas probabilidades de victoria―. Cuando los dioses creadores del universo crearon el universo conocido no pudieron prever que este se extendiera hasta formar un sinfín de universos justo como el Yggdrasil creó los mundos conocidos.

―¿Estás diciendo Hermes que el universo es como un árbol?

―Yggdrasil, conocido como el árbol de la vida o árbol del universo, es exactamente una pequeña representación, un pequeño retoño del árbol del universo. Nosotros apenas somos una de las hojas del árbol, tal vez el tronco por ser los creadores del universo―como si hablar para una persona lenta de pensamiento, Hermes calmó sus palabras y habló con propiedad para que Ares lo comprendiera―. No hay una representación nuestra en cada uno de los universos. No tenemos una copia. Los dioses somos los creadores del universo y somos la misma cara, representación en todos ellos. Sin embargo, el error que creamos fue que los humanos si contaban con copias de sí mismos en los otros universos, en las otras hojas del árbol; pero cambiando ligeramente el aspecto, sus habilidades y sus historias contadas. Y es algo que Zeus no previó que Brunhilde utilizaría en el Ragnarok para hacernos frente.

La imagen del universo como un árbol se extendió sobre aquellos que escuchaban la explicación de Hermes. En diversas mitologías, en distintos mitos, el mundo o el universo era representado como un árbol. Un ejemplo de esto era en la mitología nórdica con el Yggdrasil, el árbol del mundo o del universo según a quien le preguntaras. Pero ahora este árbol quedaba como un simple fruto, un retoño ante el árbol que era el multiverso, de donde colgaban los universos como frutos en constante maduración, siendo los que caían aquellos que se pudrieron, que nadie quiso o que simplemente fueron infectados por algo externo.

A palabras de Hermes, los dioses crearon este árbol para generar distintos universos, distintas variantes de humanos con las que jugar, distintas historias que escribir. Los universos eran bastos, diversos y ricos en distintos aspectos, pero también eran pobres y aburridos. Los dioses no seguían los juegos por muchos años y terminaban perdiendo el interés con lo que consideraban unos simples juguetes.

Con la explicación de Hermes sobre el multiverso, sobre como los dioses creadores del cosmos lo engendraron, ahora Ares comprendía (parcialmente) el temor que algunos dioses mostraron ante la idea de enfrentar a variantes de humanos con los poderes de un dios, pues ninguno de ellos puso un "limitador" para que los humanos (en otros universos) alcanzaran el poder que ellos ostentaban, lo que se reafirmó con el poder que mostraron los humanos al poder matarlos a ellos, los dioses, sin armas sagradas, simplemente con su poder bruto.

―Pero el tipo del traje, el que dejó vivo a Heracles, dijo que los dioses en su universo eran más fuertes. ¿No se supone que nosotros no somos replicados?

―Jejej veo que has prestado algo de atención. Puedes tener solo un par de neuronas funcionales―Hermes sonrió con cierta burla ante la pregunta de Ares, obteniendo del dios de la guerra un mohín molesto―. Ciertamente nosotros no tenemos variantes, pero si pudiéramos decir que tenemos unas "copias" en cada uno de los universos. Esto es algo difícil de explicar, pues no debería ser posible que alguien replicara el poder de los dioses y, sin embargo, hay dioses en otros universos―las neuronas del Dios Mensajero comenzaron a funcionar, intentando obtener una explicación a ese cabo suelto que había quedado a la vista desde el inicio del Ragnarok. El primer participante (Naruto Thorson) era hijo de Thor, lo que debería ser imposible porque no hay variantes de ellos ni una copia imperfecta. Aquel semidios lo reconoció como SU padre―. Esto es algo extraño. Es posible que no todo realmente saliera como los dioses primordiales quisieron―el dios olímpico se encogió de hombros. Buscar una explicación para algo que no arreglarían, sería gastar demasiado tiempo―. Podemos dejar esta explicación para...

―Variantes. Copias. Una larga lista, ¿no crees Hermes?

Ares y Hermes se movieron en sincronización. Llevando aun la raída túnica negra, con la capucha cubriendo su rostro, el Benefactor se mostró a ambos dioses sin preocupación alguna. El brillo azulado de unos ojos se mostró ligeramente entre los pliegues de la capucha.

―¡¿Sabes dónde has entrado, humano?!

―¿En la sala VIP de los dioses superiores?

La diferencia de tamaño entre Ares y el Benefactor, quedaba completamente visible cuando estaban frente a frente. Con un cuerpo más musculado, una altura de más de dos metros, el dios de la guerra parecía superior físicamente al humano que tenía en frente, quien se mostraba más bajo, delgado y con menos musculatura que la deidad.

―¡Serás!

―Es una lástima que Zeus no esté entre nosotros―el humano no respondió al airado comportamiento de Ares, si no que fijó su vista directamente en Hermes―. Debería señalar que sí tenéis variantes en los distintos universos del Árbol de la Vida.

―¡¿?!

―Fue algo explícito creado por la ley: cada mundo, cada universo, contará con sus dioses―el brillo verde del anillo cegó ligeramente a ambos dioses. Hades hacía tiempo que había marchado hacia la arena―. Y por esta regla, por esta ley, cada universo del árbol cuenta con sus propios dioses, todos de aspectos distintos, por lo que no son variantes vuestras como tal, pero si con variación en poder.

Aquello fue una explicación burda, una explicación para mentes simples como Hermes comprendió. ¿Tal vez fue para explicarlo a alguien como Ares? ¿O aquel hombre no tenía toda la información? Que ellos como dioses hubieran sido replicados en otros universos, era algo que ninguno de ellos sabía. Ni siquiera su padre Zeus había sabido sobre aquella información que acababan de descubrir por la boca de un humano. Pero ¿cómo este humano sabía sobre ello?

―Si vas a intentar preguntar algo, te diría que a Brahma no le fue demasiado bien, ¿sabes?

Un delicado y desinteresado movimiento. Los ojos de Ares se abrieron con amplitud cuando fueron testigos del objeto que rodó por el suelo de aquella sala llegando a los pies de Hermes. Con delicadeza, como si fuera un objeto frágil, el dios mensajero tomó la cabeza del dios hindú sin mostrar nada en su rostro.

―Ya veo. Has enfrentado a Brahma y lo has asesinado fuera del enfrentamiento del Ragnarok. Eso es una trasgresión de las normas, de las leyes del Ragnarok.

―Eso sería si yo fuera un humano, ¿cierto?―de la oscura cobertura que ocasionaba la capa, emergió una brillante sonrisa cruel, de dientes afilados como los de un depredador―. Una lástima que dejara de ser un humano hace milenios, que dejara de considerarme un mortal.

El Benefactor guardaba muchos secretos, mucha información que daba con cuentagotas. Brunhilde podría haber confiado ligeramente en él, pero él desde luego no confiaba en las valquirias ni en los dioses. Seguía sus normas, cumplía sus objetivos y obtenía lo que quería de cada enfrentamiento. No estaba allí por altruismo. No estaba allí para darle la victoria a los humanos.

―¿Estas insinuando que eres un dios? ¡No me hagas reír! ¡Lárgate de este lugar!

Ares se movió hacia el frente. El Benefactor correspondió al movimiento del dios. Ante los ojos de ambas deidades, el hombre golpeó el pecho del dios de la guerra con un simple dedo...y se derrumbó sobre sus piernas, como si la energía se hubiera escapado de su cuerpo.

*Ngha*

―Puntos de presión, nervios...un verdadero dios de la guerra sabría sobre los distintos estilos marciales, sobre lo diferente que pueden ser y los puntos que pueden golpear―el brazo del Benefactor volvió a su posición inicial―. Pero, sin embargo, veo que Hermes comprende mejor mis motivaciones y mis movimientos.

―Ufufu a veces Ares es un niño grande. Lamento que lo haya podido importunar, señor Benefactor. Pero sinceramente, si viene a darnos su ayuda, dudo que Hades pierda el siguiente combate. Desde este punto, las posibilidades de los humanos son escasas. Diría que casi nulas.

―Ho. ¿Entonces Zeus y Thor fueron un mero instrumento? ¿Shiva fue un juguete?―el Benefactor nombró a los poderosos dioses―. Las piezas clave de vuestro bando han sido eliminadas. Alguien ha manipulado a uno de los vuestros para traer a Hajun y el equilibrio en el bando de los dioses ha sido golpeado por el bando de los humanos. ¿He de recordaros, Hermes, las frases de los luchadores humanos hasta el momento? Incluso Heracles fue perdonado en su enfrentamiento.

Cada una de las burlas, cada uno de los fracasos. Todo ello apareció en la mente de Hermes, ante la mirada en blanco de Ares. Los humanos los habían insultado, los habían escupido y repudiado y no solo al abandonar las religiones establecidas, si no ahora con sus victorias sobre ellos en el Ragnarok, con los asesinatos de los dioses principales, aquellos que eran el pilar del Valhalla.

―Vas a golpear duro, ¿eh?

Una nueva voz cortó el intercambio de palabras entre Hermes y el Benefactor. Un hombre estaba en el umbral de la puerta. Cabello largo negro ligeramente rizado, un rostro ligeramente afilado y bronceado. Un parche cubría su ojo derecho, el cual era oculto por un grueso mechón de su cabello. Como cualquier japones, este hombre vestía con un kimono azulado con un diseño de olas marinas, contrastando el azul claro y el oscuro. Un haori rosa, con pétalos de sakura, estaba sobre sus hombros. Atando el kimono y sujetando lo que parecía un sable chino, se encontraba un haramaki de color rojo vino.

Un sombrero de paja terminaba su vestimenta, junto a unas sandalias de madera.

―¡Susanoo-sama!

Susanoo-no-Mikoto era el nombre del dios de la tormenta, la batalla y el mar dentro del sintoísmo, de la mitología japonesa.

―Yare, Yare―cualquiera habría esperado ver a un aguerrido guerrero, a un luchador experto. Este Susanoo era todo lo contrario: un sonrojo causado por la embriaguez ocupaba un espacio importante en su rostro bronceado por el solo. Bajo el kimono, se escondía un cuerpo atlético, fibrado y delgado en comparación a lo que habían sido todos los dioses hasta el momento―. Este humano realmente nos ha dado donde duele, ¿eh, Hermes?

Los tres hombres observaron al dios caminar hacia el sofá que había ocupado con anterioridad el dios Hades. De su mano derecha colgaba lo que parecía ser una jarra de barro de la cual escapaba un hediondo olor a sake.

―Mi señor Susanoo. Este hombre es el Benefactor, el hombre que ha provisto a Brunhilde de los humanos variante de otros universos.

―¿Oho―la cabeza del dios de la tormenta se movió. Su único ojo (negro como el mismo abismo) se clavó directamente en la figura del Benefactor, sin pestañear―. Eres un tipo interesante, un tipo interesante―la nuez se movió de arriba hacia abajo cuando el dios bebió de su jarra―. ¡Ah! No hay nada más delicios que el sake. ¿No crees amigo? ¿Tú qué opinas Hermes? Parece que el pequeño Ares necesita una siestecita.

Había cierta burla, cierto desprecio en la voz del Dios de la Tormenta, la Batalla y el Mar. Ese desprecio y burla fueron captados por los oídos del Benefactor, pero al mismo tiempo lo fueron para los oídos de Hermes, quien sorprendió al encapuchado cuando simplemente dejó escapar una risa.

―Ohohoh eso es así, señor Susanoo.

―¡Bwahahahah! ¡Es un bebé en el cuerpo de un dios!

Borracho. Cínico. Burlesco. Los adjetivos para definir a Susanoo-no-Mikoto eran largos, podían llegar a ocupar todo un pergamino extendido en el suelo. Pero a pesar de todo ello, el Benefactor comprendió algo al ver como Hermes lo trataba: Susanoo contaba con poder, tenía poder para respaldar sus acciones.

"¿Zeus el más fuerte? Creo que esto nos deja en claro que, en los dioses, Zeus solo era un viejo senil que ni siquiera podría limpiarse el culo con un papel".

De su visita a los dioses, el Benefactor obtuvo aquello que anhelaban las valquirias: información. Todo se estaba complicando.

Ala médica

La séptima ronda estaba por llegar al Ragnarok. Una ronda donde los dioses debían dar todo de ellos mismos para poder igualar a los humanos y no quedarse atrás. Era una enorme presión, una a la que Hades no hizo referencia ni se sintió realmente presionado por ello. No había dios alguno que pudiera hablar mal de él, hacer cualquier cosa para presionarlo en su siguiente combate. Justamente debido a ello, ahora el Rey del Inframundo estaba en el ala médica justo donde estaban su sobrino adoptivo Heracles y su hermano menor Poseidón.

Zeus había muerto. La venganza era el objetivo por el que Hades se había decidido a pelear, por el que había optado para tomar su arma y ocupar el puesto vacante de Buda Gautama en las filas de los dioses en el Ragnarok. Pero no era el único motivo por el que decidió ser él quien peleara contra el siguiente humano. Sabía que Ares había estado dispuesto a luchar por su padre y lo vio como algo noble, pero su pequeño sobrino no contaba con el poder necesario para equiparar a lo que los humanos fueran a lanzar. Su hermano pequeño fue asesinado por uno de esos mortales y no estaba dispuesto a perder otra ronda más, ni que los dioses fueran burlados por los humanos.

Beelzebub había sido el causante del renacimiento del Rey Demonio del Sexto Cielo: Hajun, un ser que miles de años antes llevó al Helheim a su casi completa destrucción y todo sin ayuda externa o interna, de otro dios o semidios. Y a pesar de todo el poder que Beelzebub y Hajun manejaron, la artimaña se desmontó cuando el humano destruyó hasta la más pequeña célula del demonio enviando un sol sobre la arena.

Para el Rey del Inframundo la Sexta Ronda fue una derrota doble. La primera parte de la derrota fue la muerte y derrota de Hajun en su enfrentamiento con su rival, lo que era un golpe directo para ellos, aunque el rey demonio no fuera un dios. Y la segunda parte fue la derrota indirecta de Beelzebub, causante de la aparición de Hajun en el combate.

Los dioses fueron doblemente golpeados y Hades fue de los pocos dioses que pudo comprender este punto, algo que probablemente escaparía de Brunhilde y todos los humanos a los que estaban enfrentando actualmente.

―Hermano.

Los dioses temían y odiaban al Tirano del Mar. Lo temían por su rectitud, por su talante, por ser siempre la representación de lo que un dios debía ser. Pero lo odiaban porque los despreciaba, jamás los miraba y fue capaz de matar a uno de sus hermanos cuando este intentó convencerlo de una conspiración en contra de Zeus.

―...

Hades ocupó un asiento al lado de la cama de Poseidón, el Rey de los Mares, el Tirano del Mar. Como hermano mayor de los principales olímpicos, Hades se vio obligado en proteger a sus hermanos, llegando al punto de enfrentar a cualquier amenaza que hubiera podido significar en el final de sus hermanos. Por ello Zeus lo había considerado como el más fuerte de ellos, como el verdadero dios poderoso.

―Nuestro hermano menor fue asesinado. Tú lo viste, lo presenciaste. Quiero tu opinión sobre los humanos, sobre como luchan.

Todos los dioses estaban al tanto de las victorias y derrotas del Ragnarok lo que llevaba a que supieran sobre las muertes dentro de los dioses y humanos, de aquellos que sobrevivían. Hades, siendo contrario a sus familiares e iguales, había mantenido un interés nulo sobre lo que sucedía sobre el Ragnarok hasta que obtuvo la noticia de la muerte de Zeus, de su pequeño hermano.

*Suspiro*―el brazo izquierdo del dios estaba vendado. Desde el codo para abajo, no había extremidad alguna con la que Poseidón pudiera mantener su tridente―. Los humanos son simples basuras, simples restos que debemos eliminar a como dé lugar...

―¿?

―...pero también han sido capaces de enfrentarnos―orbes cerúleos observaron la extremidad faltante. Poseidón no mostró nada en su rostro esculpido: no había malestar, odio o queja sobre el resultado, sobre la extremidad que le faltaba. Desde su pelea en la tercera ronda, había ocupado aquella cama recuperándose de las heridas―. Hermano. Diría que no puedes confiarte. Los humanos han vencido a los pilares de los dioses, nos han puesto contra la pared. Zeus, nuestro hermano, cayó en la segunda ronda. Thor perdió en la primera ronda. Shiva, Hajun...estos humanos han sobrepasado mis expectativas.

Aquellas palabras de Poseidón no hubieran salido de su boca antes de su enfrentamiento en el Ragnarok. Dios no debía sentir envidia, no debía sentir odio, no debía sentir lujuria. Dios era la perfección, capaz de juzgar a un humano sin caer en aquello que lo despojaría de su posición de dios, del ser por encima de los humanos. Ragnarok solo demostró la imperfección de los dioses, como dejaban que los "sentimientos humanos" guiaran sus acciones frente a los demás. Zeus mismo demostró ser más humano que dios cuando ocupó el puesto de Shiva en la segunda ronda del Ragnarok, dejándose llevar por su propia euforia. Y eso lo había llevado a la muerte.

―Es extraño que hables de alguien tan bien, sobre todo si son los mortales―los ojos grises de Hades observaron a su hermano menor, al Tirano del Mar. ¿A caso estaba viendo algo similar al respeto en los ojos helados de su hermano? Era sabido por todos que Poseidón no miraba a nadie a los ojos, no le demostraba ni siquiera una pizca de amor o respeto. Adamas lo descubrió cuando fue destrozado por el tridente de Poseidón. Sus hermanos pelearon y el egocéntrico de Adamas cayó―. ¿Debo preocuparme de que sigas los pasos de Buda?

―Quién sabe.

Ambos dioses rieron con energía. Cualquier dios que hubiera visto esto, habría encontrado la imagen representada como extraña e inverosímil. Los dos dioses más temidos, probablemente más poderosos, estaban riendo casualmente cuando la lucha por la supervivencia estaba ocurriendo a cien metros de aquella habitación.

―Hermano―Hades miró hacia Poseidón―. Quiero que tengas esto. Tras el combate, el último movimiento de ese humano partió mi tridente.

La parte superior del tridente de Poseidón fue ofrecido al Rey del Inframundo por el sirviente principal del Tirano del Mar: Proteus, el Dios de los Ríos y Cuerpos Oceánicos.

―Quiero que la uses en el enfrentamiento. A pesar de todos los pecados de Zeus, sé que quieres venganza―delicadamente Hades tomó aquel fragmento del tridente―. Esto es lo único que haré para apoyar tu enfrentamiento con los humanos.

―Sigues siendo tan frío como siempre. El Tirano del Mar―con una luz pálida, el Bidente de Hades asimiló la parte del Tridente de Poseidón, dando así una nueva forma al arma del Rey del Inframundo―. La perfección de los dioses.

Vibrante, el sonido metálico del asta del Bidente golpeando el suelo de la habitación, recorrió todo el pasillo desapareciendo segundos después.

―...

―Mataré a mi enemigo por Zeus. Mostraré el poder de los dioses y fustigaré a los humanos obligándolos a que se arrodillen.

Gobernante de Helheim. El dios que es capaz de darlo todo por sus hermanos. Hades salió victorioso de enfrentamientos que otros dioses hubieran perdido. Zeus era conocido como el Padre del Cosmos, pero Hades brillaba con un poder, con una presencia que el menor de los griegos no fue capaz de replicar en toda su existencia.

―Eso es algo de lo que puedo estar seguro―el roce de la tela continuó las palabras del dios. Lentamente el Rey del Inframundo se puso de pie, como si estuviera siendo mostrado en cámara lenta―. Los humanos se verán obligados a rezar a los dioses para que nosotros simplemente los rechacemos. ¿Soy el Ragnarok?―el dios mencionó la frase del Monstruo Humano tras la muerte de Zeus a modo de pregunta―. Tendré que demostrar quien realmente es el Ragnarok.

Como hiciera Odín cuando separó a los humanos y los dioses, Hades exudó su poder en forma de un aura plateada que rodeaba todo su cuerpo. Poder divino en bruto, uno que cuarteó el suelo e hizo temblar toda la habitación.

―...

*Suspiro*

El aura se desvaneció completamente tan rápido como apareció. Los ojos del Rey del Inframundo refulgieron en poder dando pie a las palabras que salieron de sus labios.

―Odín no es de fiar.

―Nunca lo fue, hermano.

Pasillo de salida del lado humano

La séptima ronda estaba a segundos de comenzar. Los humanos contaban con tres victorias sobre dos de los dioses y un empate que había estancado el resultado actual que representaba al Ragnarok. Pero mientras que los humanos contaban con una moral elevada gracias a sus representantes, la moral de los dioses tambaleaba al filo de un cuchillo con la posibilidad de caer o se elevada.

Ecos de pasos eclipsaron las palabras de Heimdall, el dios árbitro que presentaba a los luchadores de las rondas.

De las sombras una figura comenzó a formarse: alta (de un metro ochenta y cinco), de cuerpo musculado y vestimenta negra como el abismo mismo. De un color sangriento, una bufanda de tela llegaba a cubrir la parte inferior de este hombre dejando solamente sus ojos azules a la vista, ligeramente ocultos por mechones rubios de un cabello desordenado y salvaje.

Los ecos se detuvieron cuando el hombre detuvo sus pasos. Con la nueva luz que incidía sobre el luchador, el mango grueso de un mandoble quedó a la vista de cualquiera que lo viera. Dicho mango sobresalía por el hombro derecho del hombre, blanco por las vendas que lo cubrían.

―...

Otro hombre estaba en el pasillo. Vestía con una armadura oscura y llevaba una espada igual de grande que la del representando de los humanos, pero sin vendas que cubrieran el mango de dicha arma.

―Hermano.

El hombre, de cabello negro y rostro duro, se separó de la pared y descruzó los brazos. Era más alto, más musculado que el luchador de cabello rubio. Sus ojos nebros conectaron con los ojos azules de su hermano.

―Guts.

La mano mecánica del Guerrero Negro cayó sobre el hombro izquierdo del rubio.

―Esta es la última batalla que culmina con tu vida de mercenario, de guerrero―Guts miró al rubio con cierto aprecio y cariño. Ambos, el hombre de cabello negro y el rubio, se conocieron en circunstancias poco convencionales. Con unas vidas miserables y llenas de sangre, ambos guerreros formaron una hermandad que los había llevado a luchar codo con codo en varias ocasiones, forjando un lazo de hermanos no consanguíneos que perduraba incluso ahora―. Si vives o mueres, será lo que decida tu espada.

Habían sobrevivido a distintos enfrentamientos, distintas guerras y distintos enemigos, siendo estos mayormente tan crueles como para hacerlos sufrir con sus fracasos de su vida, con aquellas muertes que no podían olvidar. Y para sobrevivir a cada uno de los encuentros, siguieron un lema: "Mientras la mano empuñe la espada, los enemigos caerán a nuestros pies". Lema que el rubio recitó de memoria, en recuerdo a un viejo hombre que lo grabó en su infantil mente.

―Aunque caiga de rodillas―Guts miró la mano izquierda de su compañero. Esta cayó sobre su hombro. El Guerrero Negro estaba seguro de que su hermano estaba sonriendo, al menos un poco―; mientras mi mano esté sobre el mango de mi espada, seguiré luchando.

El juramento estaba hecho. Guts sabía que su compañero, su hermano, jamás rompería aquellas palabras que acababan de salir de sus labios. Juró combatir hasta el último aliento y eso era lo que iba a hacer, aunque se desangrara, aunque fuera superado por el dios al que debía enfrentar.

―Eso era lo que quería escuchar―Guts retiró el brazo y permitió a su hermano separarse―. Estaré desde las gradas observándote hermano. Veré tu enfrentamiento contra el próximo dios.

―No juraré que ganaré la siguiente ronda; pero te prometo que lo haré sangrar.

El luchador reanudó nuevamente los pasos siendo acompañado por el eco de sus botas. Quedando detrás, Guts observó la espalda de su hermano mientras este caminaba hacia la salida del túnel, completamente erguido, dispuesto para una batalla más en su vida y tal vez la última.

"Ha llegado la hora del descanso, hermano".

El Guerrero Negro esperó durante unos segundos más hasta que oyó la voz de Heimdall. Después agachó levemente la cabeza y caminó hacia las gradas dejando como recuerdo de su presencia una pequeña grieta que había ocultado con su propio cuerpo.

La Séptima Ronda había llegado finalmente.

Arena del Ragnarok

Heimdall llevó hacia su boca el enorme cuerno Gjallarhorn y sopló con fuerza cuando las presentaciones de los dos luchadores fueron hechas, dejando expectación entre la audiencia, ya fueran dioses o humanos. La Séptima Ronda estaba por comenzar y los dos bandos estaban expectantes con aquel combate. Uno de los lados (los humanos) llevaban una victoria por encima, mientras que el otro (los dioses) debían obtener una victoria para mantenerse en línea.

Cuando Heimdall finalmente se apartó del campo de batalla hacia un costado, el espadachín desenvainó su enorme mandoble con un movimiento casual, con un solo brazo, generando viento con el agitamiento de su arma.

Nightmare era un enorme mandoble de hoja negra como la misma noche, sin un reflejo, sin un pequeño destello que mostrara un poco de luz y esperanza a aquellos que fueran atravesados por su filo. De hoja gruesa, Nightmare contaba con un reflejo gris que recorría su filo completamente, titilando entre gris y negro opaco. No había runas ni inscripciones, pero aquel mandoble no era un arma normal.

La espada se clavó en el suelo, mostrando sus casi dos metros de largo siendo tan alta como su propietario. Al quedar clavada, pasó por un escudo que cubrió completamente al luchador de la humanidad, siendo metro y medio de ancho, tal vez un poco menos.

El hombre movió la mano hacia la bufanda granate. No la retiró, pero la recolocó para ocultar la parte inferior de su rostro, clavando los ojos fríos en el gobernante de Helheim.

Al otro lado de la arena, el Rey del Inframundo se mostró tranquilo, con los dedos de su mano derecha rodeando el asta de su Bidente. Lo movió y clavo el asta en el suelo, dejando ver que el arma era más alta que su portador.

Ambos, dios y hombre, mantuvieron aquella posición por varios segundos, siendo observados por la audiencia. Eran expertos en combate, luchadores calmados y más parecidos de lo que alguien podría pensar. Calculadores, fríos y dispuestos a luchar por su familia.

Tras largos segundos en silencio, con solo el sonido del viento rompiendo aquella calma, el primero de los luchadores en moverse fue el mismo dios Hades.

Dio un paso para luego dar otro y otro. Cambiando de velocidad, Hades tomó con fuerza el bidente y lanzó una estocada directa que podría destrozar la cabeza de su rival.

Chispas saltaron cuando las puntas del Bidente golpearon la hoja del mandoble.

―...

―Es sorprendente que esa espada haya durado ante un golpe de mi Bidente―el Bidente se movió. Hades lo tomó con ambas manos y descargó un golpe horizontal contra su adversario―. Dios y hombre han luchado a lo largo del tiempo. Semidioses han representado a la humanidad ante los dioses. Podría elegir entre las miles de ofensas que los mortales han dejado a los dioses, pero sin embargo estoy luchando por algo más―Hades clavó los pies en el suelo. Inhaló y exhaló―. Persephone Lore (Destructor de Tormentas).

Una poderosa estocada. El caballero del mandoble colocó su cuerpo contra su mandoble, utilizando el hombro para aguantar la hoja y la mano derecha para hacer firme el escudo formado con su arma.

El movimiento se estrelló contra la ancha hoja y el viento pasó alrededor de esta como si se estuviera estrellando contra una enorme roca, un enorme muro, formando dos vías en forma de v perfecta, pasando alrededor del espadachín.

Aprovechando que su adversario estaba en defensivo, Hades giró y apareció a un costado del espadachín. Sus manos se movieron alrededor del asta y lanzó un ataque en horizontal dirigido hacia la espalda de su enemigo.

Pero el movimiento no llegó a su objetivo.

Naruto respiró hondo. Cerró con firmeza la mano alrededor del mango de Nightmare y movió el mandoble en un movimiento ascendente en forma de medialuna que desvió el Bidente de su adversario, generando pequeñas chispas.

―Eres veloz.

El humano pisó con fuerza. Pasó a agarrar el mango con ambas manos cuando el mandoble quedó en alto y descargó un tajo descendente firma y poderoso.

Hades se movió con agilidad. El golpe pasó por el lado izquierdo agitando su cabello plateado y una enorme grieta se formó cuando la espada finalmente golpeó el suelo.

*Suspiro*―una gruesa gota de sudor escurrió por el semblante serio del dios, imperceptible para cualquiera que no fuera su adversario―. Eso estuvo cerca.

El humano movió el mandoble, colocando la espada sobre su hombro, mostrando su fuerza sobrehumana.

―...

―Tienes una fuerza superior a la de un humano normal. ¿Eres un semidios? ¿Algo?―con la mano derecha Hades retiró los gruesos mechones grises de su rostro―. Es algo ciertamente admirable, he de decir.

―...

―Pero es hora de que el rey muestre a la peble su lugar.

Aumentó su velocidad. Aumentó su profundidad. Hades dio un paso levantando polvo detrás de sí. Disparó el Bidente con el movimiento anterior, con una estocada perfecta, directa al corazón de su adversario. Si aquel movimiento hubiera golpeado en su objetivo, este habría estallado en mil pedazos regando la arena con su sangre.

Nightmare descendió nuevamente en un segundo movimiento ligeramente oblicuo, cortando el avance del Bidente yo obligando al arma a cambiar de trayectoria, generando en el dios un hueco que el humano aprovechó para atacar directamente.

Mientras el Bidente quedó obsoleto, el mandoble pasó a estar en una forma plana y fue empujado por su dueño en una estocada ancha contra el Gobernante del Helheim.

Un grotesco sonido se escuchó.

―Podrías haberme partido en dos―ojos azules y grises se miraron, conectaron―; pero dejaste a un lado mi propia arma y creíste poder acabarme.

La imagen se representó por si sola. El mandoble no llegó a su destino que era el cuerpo del dios. Sin embargo, el Bidente del dios golpeó a su adversario justo en el costado, pasando por debajo de la larga y ancha hoja del espadón.

―...

―¿Ni un poco de sangre por tu boca? Debo...

Los ojos del dios se abrieron ante el viento que golpeó su rostro. Su reacción fue tardía, pero los reflejos de milenios de años actuaron para minimizar el daño. Nightmare cortó el viento y golpeó el Bidente empujando al dios hacia la derecha, obligándolo a separar las dos puntas del arma del cuerpo del humano.

―...

―¿Ni una disculpa?―Hades se irguió. Su brazo izquierdo había sido herido, mostrando un río rojo que goteaba desde las puntas de sus dedos hacia el suelo―. Qué descortés.

La imagen de Hades herido generó suspiros de terror, gestos de miedo entre los dioses. Zeus fue asesinado, Thor fue destrozado, Shiva fue humillado...¿y ahora Hades había sido herido por el humano al que estaba enfrentando? ¿Qué tipos de humanos habían traído las valquirias al Ragnarok?

―En fin―el Rey del Inframundo observó su sangre como si fuera agua de lluvia: sin preocupación alguna―. Habrá que ponerse un poco serios en lo que concierne a esta ronda, ¿no crees?

Naruto pasó a una posición firme con su espada: manos rodeando el mango del mandoble, la hoja apuntando directamente hacia el dios, rodillas ligeramente flexionadas y hombros caídos, espalda erguida.

―Soy un guerrero―las primeras palabras salieron de la boca del espadachín―. Si no te pones serio conmigo, aunque seas un dios morirás por mi espada.

Hades sonrió con diversión ante esas palabras. Movió la mano hacia la punta de su bidente dejando todo el asta libre.

―Oh, he de decir que me sorprendente que hablaras. Había esperado que lo único que saliera de tu boca, solo fuera sangre.

El dios se movió. Los músculos del guerrero se tensaron.

Persephone Titan (Demoledor de Tierra).

Un golpe directo hacia abajo. La mano de Hades pasó de las puntas del Bidente hacia la parte inferior del asta. Los dedos rodearon con firmeza el asta y el dios descargó un poderoso golpe inferior directamente hacia abajo, hacia la cabeza del guerrero.

―...

Chispas saltaron y un eco metálico ensordecedor fueron el resultado del golpe del dios contra la espada del humano, quien había colocado el mandoble sobre su cabeza completamente horizontal, formando un escudo sobre su cuerpo.

―¡Jajajaj!―Hades pasó del movimiento descendente a disparar una estocada contra el cuerpo de Naruto―. ¡ERES DIVERTIDO!

Así como Hades pasó de un movimiento a otro, Naruto pasó de cubrir su cabeza a cubrir su cuerpo con el mandoble, deteniendo la estocada y siendo empujado por la fuerza del movimiento.

―La lucha no es divertida, es sangrienta.

―¡¿?!

Black Sickle (Hoz Negra).

Nightmare respondió a las órdenes de su dueño. Las manos rodearon firmemente el mango del mandoble y un poderoso tajo horizontal fue lanzado contra Hades llegando a generar un viento feroz que igualaba al generado por el Persephone Lore del Rey del Inframundo, algo que sorprendió al dios y la audiencia misma.

Bidente y Nightmare chocaron y la fuerte onda generada en respuesta al intercambio, separó al dios y al humano varios metros.

―...

―No comprendo como vuestras armas pueden chocar con las de los dioses. ¿Fueron forjadas por algún tipo de dios, en una forja de dioses? Es la única explicación que puede llegar a mi mente.

Hades había observado todos los enfrentamientos, todas las rondas que habían sucedido en el Ragnarok. El primero de los enfrentamientos mostró que el Mjolnir de Thor puro ser igualado por Gungnir de su adversario, una lanza que perteneció a Odín. En el tercer enfrentamiento, las dos espadas del samurái pudieron enfrentar al Tridente de Poseidón. Y, finalmente, en el sexto enfrentamiento, el hacha dorada de aquel orgulloso humano pudo enfrentar el hacha de Zerofuku.

Y ahora, la Nightmare del guerrero estaba repeliendo al Bidente del Rey del Inframundo.

―No comprendo el funcionamiento del resto de armas―Hades miró al humano―; pero Nightmare fue forjada con el fin de obtener el alma de mis adversarios. Es un arma indestructible―Nightmare brilló ligeramente ante esas palabras―. Miles de gotas de sangre han regado esta hoja.

La historia de Nightmare era larga y cruenta. Nadie la conocía a la perfección y aquel hombre enano que se la dio a Naruto no supo decirle exactamente de donde la obtuvo, porque un día simplemente apareció en su armería acompañada con el hedor de la sangre.

―Oho. Eso es interesante―el cabello fue echado hacia atrás y Hades sonrió―. No me malinterpretes. No te odio e incluso podría considerarte un "amigo" si fueran otras las circunstancias―el aura plateada nuevamente rodeó al dios―; pero debo cumplir con mi objetivo. Mi venganza será grabada en tu mortal cuerpo.

El Rey del Inframundo se movió hacia el frente. El guerrero respondió al movimiento. Ambas armas se encontraron en el camino, generando un eco metálico.

―Vamos dios.

Hades levantó el brazo herido, recibiendo la pierna de Naruto que lo empujó hacia atrás.

*Ngh*

La pierna cayó contra el suelo. Las manos envolvieron el mango del mandoble con firmeza, con seguridad. La hoja cortó el viento y redujo la distancia con respecto al cuerpo del rey.

El gobernante respondió.

Desvió la hoja de Nightmare con facilidad, como si no fuera nada para su Bidente. Respondió al pesado movimiento con un directo, perforando el costado izquierdo del guerrero, enviando a Naruto varios metros hacia atrás, dejando tras de sí un reguero de su propia sangre.

―No te confíes.

Hades saltó.

Naruto agarró su costado herido al mismo tiempo que movía su mandoble.

―¡Persephone Kallichoron (Martillo del inframundo)!

Un golpe descendente directo. Un golpe demoledor. Hades quedó sobre Naruto y descargó un poderoso golpe descendente directamente contra su adversario.

La fuerza fue tal, que el suelo se resquebrajó.

La sangre salpicó el suelo de oricalco y las ovaciones de los dioses no se hicieron esperar. Dos heridas. Un golpe semi directo que hizo arrodillarse al luchados de los humanos. Hades se posicionó sobre su adversario con toda la ventaja para una victoria clara.

Gradas

Incertidumbre, miedo y confusión. Los humanos observaron el transcurso del enfrentamiento entre el humano y el dios con el corazón en sus gargantas. Habían tenido tres victorias sobre los dioses (moralmente fueron cuatro) y la moral estaba por las nubes; sin embargo, los humanos que estaban en las gradas fungiendo de espectadores, no eran idiotas. Estaban peleando con los dioses, con los creadores de sus vidas, con aquellos que forjaron sus mundos. No eran otros humanos que podían vencer sus luchadores con facilidad. Aquellos hombres que enfrentaban eran dioses en toda la extensión de la palabra.

Saber que peleaban con dioses, generaba estrés entre los humanos de la audiencia. Iban con tres victorias a dos sobre los dioses; pero confiarse cuando peleaban con tipos que enfrentaron a seres muy poderosos, sería de personas descuidadas. Y Poseidón ya demostró que podían luchar con brutalidad. Hajun mostró el sadismo de un ser sobrenatural. Hades estaba demostrando el poder bruto de un gobernante del inframundo.

Las posibilidades de una derrota eran tan elevadas como las de una victoria: un cincuenta cincuenta para cada una y fluctuando según se desarrollaba el combate.

Al ser testigos de como el señor del Inframundo golpeaba y hería a su representante, los espectadores humanos apretaron los dientes, aguantaron los gritos, mordieron sus uñas de los nervios y fueron testigos de la algarabía del lado de la grada perteneciente a los dioses. Ellos ya estaban dando como vencedor a Hades. Pero ¿por qué?

Hades, como su hermano Poseidón, se movía a una velocidad que el mandoble de su adversario no podía replicar. Apoyando esa velocidad que lo colocaba por encima del humano, el dios contaba con una fuerza sobrehumana digna de admiración por el resto de los dioses. Tal vez Heracles y Zeus fueron poderosos; pero Hades demostró que contaba con un físico perfecto, el de un guerrero curtido en batalla. Alguien que no podía ser subestimado.

Dos aptitudes que estaban siendo un problema para el espadachín. El humano era fuerte, con un cuerpo superior al de cualquier otro humano y con un manejo del mandoble espectacular, incluso para usarlo con una sola mano. Pero usar un mandoble restaba velocidad, restaba maniobrabilidad en el combate y eso lo hacía vulnerable a la superioridad en velocidad de su adversario.

―...

Dos hombres se habían mantenido observando este intercambio de movimientos entre el dios y el hombre. Se habían mostrado interesantes, analíticos por el choque entre el Rey del Inframundo y el espadachín desconocido.

―Si tuviera unas armas más manejables, el espadachín podría haber herido a Hades en un par de ocasiones, con solo un par de movimientos.

Solo una herida estaba presente en el cuerpo del Rey del Inframundo; una herida que no restaba movimiento o poder a los ataques del rey, quien había respondido a su adversario con varias heridas que se hicieron en su cuerpo mortal.

―¿Algo así como unas espadas cortas? ¿Dos espadas? ¿Una lanza o un bastón bo?

―¡Bingo! Algo como eso hubiera estado genial para el probe tipo.

La sangre de Naruto The Berserk había bañado el suelo de oricalco: roja y brillante, convirtiéndose en el centro de las miradas del público.

―Podemos dar por perdida esta ronda. Los dioses harán su tercera ronda―desanimado, uno de los hombres se dejó caer sobre lo que había sido con anterioridad su asiento―. Ese tipo será...

Pasos detuvieron aquella conversación entre ambos hombres.

Guts apareció ante la visión periférica del hombre que había dado por perdida la ronda. El Guerrero Negro caminaba lentamente, bajando escalón a escalón hacia los primeros asientos de las gradas, cerca del muro que les impedía caer a la arena.

―¿Y ese tipo? ¿También con un espadón?

―Parece que los mandobles están a la orden del día, hombre.

Las manos de Guts golpearon el muro. Cayeron sobre este y el Espadachín Negro se sujetó al mismo a la vez que inclinaba su cuerpo sobre este, atento, con sus ojos fijos en el intercambio de golpes entre Hades y su hermano, su compañero.

El hombre parecía saber algo que la audiencia no.

Arena del Ragnarok

Nightmare fue clavada en la arena. El sonido de las gotas golpeando el suelo fue el sonido que la acompañó segundo después.

―¿Vas a rendirte?―el Bidente se movió. Hades observó a su adversario expectante―. ¿Te postrarás ante los dioses?

Naruto The Berserk no respondió a la burla de Hades. Con su mano derecha, como si fuera el objeto más frágil del mundo, el guerrero retiró la bufanda que había ocultado su cuello y la mitad inferior de su rostro, revelando así la cara completa del luchar: un rostro afilado, duro y serio que acompañó a aquellos ojos fríos dirigidos al dios.

Seis marcas ocupaban su sitio en las mejillas del hombre.

―Postrarme será lo último que haga―este envolvió el mango vendado de su arma con la mano derecha―. Tengo algo que hacer aún, tengo algo que cumplir.

El guerrero no parecía sentir la herida en su costado, lo que atrajo la atención de los ojos analíticos de Hades. El dios estaba analizando y preparándose para contrarrestar a su adversario.

"Riega el mundo con tu oscuridad. Siembra miedo en aquellas mentes incautas. Envuelve el mundo en tu oscuridad. ¡Nightmare!"

La voz fue cavernosa, fría, ronca. Una voz para nada humana fue producida por las cuerdas vocales de Naruto durante varios segundos precediendo a un silencio incómodo, frío y siniestro que hizo a la audiencia expectante de lo que fuera a pasar.

No tuvieron que esperar mucho.

Atraído por la espada, Naruto The Berserk envolvió el mango de Nightmare con ambas manos. Las venas se marcaron en las extremidades superiores del guerrero. Sus músculos se hincharon ligeramente. Su cabello se agitó.

Llamas oscuras emergieron del suelo, envolviendo el mandoble.

Naruto flexionó ligeramente las piernas. Irguió completamente su espalda colocándola recta, firma mientras tiraba de su arma en dos direcciones opuestas: izquierda y derecha, realizando un esfuerzo que se representó en las venas marcadas en dichas extremidades.

Cuando Hades fue a hablar, aquella extraña danza terminó.

―No diré que ha sido extraño―dos espadas ligeramente curvas habían aparecido, una en cada mano del guerrero―; pero has cambiado tu arma por algo que te dará más velocidad.

―Necesito algo de velocidad.

El sonido de la tela siendo rasgada, opacó las palabras del guerrero. Usando la bufanda que había ocultado su rostro ligeramente, Naruto cubrió la herida en su costado, frenando así la pérdida de sangre, siendo así el líquido absorbido por la tela.

―¿Continuamos?

―Ni lo dudes.

Hades relajó su cuerpo, cayendo en una postura relajada. Sus piernas estaban ligeramente flexionadas, separadas, permitiendo que el dios inclinara su cuerpo ligeramente hacia el frente, con el Bidente sujeto por su mano derecha. Todo indicaba que utilizaría nuevamente el Persephone Lore.

Naruto quedó en una postura más erguida, sin flexión alguna de sus piernas. Contrariamente al dios frente a él, Naruto relajó completamente sus brazos al punto de dar la imagen de que las extremidades estaban inertes, sin vida ni utilidad para el luchador. Como un boxeador, el rubio movió los pies sobre el suelo usándolos de apoyo para su cuerpo, para sus movimientos.

Y el combate reinició.

―¡Persephone Lore!

Hades dejó que su cuerpo se moviera por reflejo. Su brazo se extendió con fuerza y empujó el Bidente directamente contra Naruto ondulando el viento a su alrededor, cortando el mismo aire y perforando el espacio hasta su objetivo.

―Hmn.

Al inicio del combate nadie hubiera pensado que el humano que enfrentaba a Hades hubiera podido moverse con velocidad. Por eso mismo la audiencia, donde estaban incluidos los humanos, quedaron sorprendidos cuando el cuerpo del Berserk se movió al mismo tiempo que el Bidente intentaba perforarlo, pasando a centímetros de este y quedando justamente frente a Hades, pasando por el centro de la defensa del dios.

―¡¿?!

One-Off (Irrepetible).

El brazo derecho de Naruto se movió. La pierna izquierda cayó contra el suelo, generando un eco imperceptible para cualquiera, como el tintineo de una pequeña campana que distrajo al Rey del Inframundo.

Ese microsegundo, ocasionó que Hades no evadiera el movimiento descendiente, el tajo que cruzó el lado izquierdo de su rostro destrozando su ojo, dejando un corte que salpicó de sangre la oscura ropa de Berserk sin que este pareciera asqueado.

Hades saltó hacia atrás, separándose de su enemigo.

―Has entrado en mi rango―gotas rojas goteaban del fijo de una de las espadas curvas de The Berserk―. Ahora te encuentras como un "tuerto".

Tal vez preocupado por su ojo, Hades llevó la mano hacia su rostro. El dios recorrió con el dedo índice el tajo en su rostro llevándose la sangre con el apéndice, pasando a llevad el dedo a su boca. Hades saboreó su propia sangre y mostró los dientes en una sonrisa siniestra.

―Al final voy a poder emplearme a fondo. Te seré sincero―el Bidente se movió cortando el aire―. Esperé que tuvieras el poder de uno de esos dioses de vuestros universos, algo que hiciera esto más satisfactorio. A pesar de no ser un dios o contar con esas energías extrañas, has logrado hacer que mi cuerpo, mis sentidos de luchador, deseen destrozarte. ¡Y es algo que voy a hacer!

El sonido fue el único aviso para Naruto.

Hades desapareció de la vista, acortando la distancia entre él y su enemigo. Movió el Bidente en un movimiento que obligó al humano a cubrirse con ambas espadas una vez captó los movimientos del dios, pero esto solamente fue una simple finta, una distracción para el luchador de los humanos.

―¡Cornucopia (Cuerno de la Prosperidad)!

Apoyándose en una pierna, Hades golpeó el rostro del Berserk con un poderoso rodillazo que envió al humano a los cielos, cayendo de espaldas. Naruto giró en el aire y cayó de cuclillas, goteando sangre por su nariz destrozada.

―...

―Tu cabeza debería haber sido destrozada. Lo hiciste bien.

Para los humanos normales el movimiento de Naruto pasó completamente desapercibido, pero para aquellos ya acostumbrados a los movimientos frenéticos, no pasó inadvertido.

Cuando Hades se apoyó en la pierna para realizar el movimiento, Naruto comenzó a mover el cuerpo hacia atrás, no llegando a ser tan veloz como para evadir completamente todo el daño del movimiento, por lo que, aunque no lo golpeó directamente, la onda de viento destrozó su nariz ligeramente, moviendo un poco su tabique nasal.

*Ugh*―usando la mano derecha, Naruto recolocó la nariz ocasionando un crujido grotesco generando incomodidad en algunas personas de la audiencia―. Me he acostumbrado a tu velocidad. Mi cuerpo se encuentra cómodo en este combate, con tu fuerza y velocidad―Naruto flexionó ambas piernas. Movió las espadas y las agarró de forma invertida―. Con mis dos hojas puedo moverme cómodamente y responder a tus ataques. Deberías temblar de miedo Rey del Inframundo.

Los dioses en la audiencia sintieron aquellas palabras como un insulto, una burla hacia el gobernante del Helheim. Sin embargo, Hades no se sintió ofendido o molesto por aquellas palabras y lo demostró riendo ante los ojos de la audiencia, ante la mirada de su hermano, quien lo observaba desde su habitación en el ala médica.

―Es refrescante observar a un humano como tú. De verdad, ninguno me ha hecho disfrutar tanto de un intercambio de golpes. Mayormente son tan egocéntricos, que me centró en simplemente destrozarlos hasta hacerlos desaparecer del Helheim.

―¿Debo sentirme honrado porque Hades note mi presencia?―una petulante sonrisa se hizo presente en los labios del guerrero―. Eso hará que yo de mucho más de mí para satisfacer al dios.

Hades devolvió la sonrisa, alzando el brazo y preparando su arma para el siguiente movimiento.

―Cuando un dios pone su ojo sobre un humano, este debería darse por muerto.

El ambiente se volvió denso, extraño. El aire comenzó a envolver al dios mientras su cuerpo era rodeado (nuevamente) por un aura plateada, exudando poder divino por cada poro de su piel, por cada fibra de su cuerpo.

El Bidente se movió cuando Hades así lo quiso. La enorme arma giró trescientos sesenta grados en el aire como si fuera una hélice, siempre quedando paralela al suelo, sin rozar las puntas contra el oricalco, quedando suspendida a centímetros del terreno.

―¡Persephone Lore x 20!

Como si rompiera el espacio y el tiempo, el arma respondió al pedido de su portador realizando aquel movimiento que Hades había ordenado completamente consciente de sus propias capacidades. Para responder a veinte movimientos perfectos del Bidente y enviar todo ese poder contra el Berserk, el brazo diestro del dios creció ligeramente en tamaño. Se ensanchó ligeramente, con músculos más marcados e hinchados que ratificaron el poder físico del dios.

En respuesta al movimiento del Rey del Inframundo, The Berserk alzó ambos brazos dejando las puntas de ambas espadas cortas apuntando hacia el suelo siendo sujetadas de forma inversa. Naruto flexionó ligeramente las piernas, retrocediendo la siniestra hacia atrás al mismo tiempo que giraba el torso ligeramente hacia la izquierda, retrocediendo el brazo propio hacia atrás dejando el diestro al frente.

La pose era extraña a ojos del Rey del Inframundo. Berserk había tomado una posición de pelea sin armas, imitando a lo que haría, tal vez, un boxeador o un artista marcial. La diferencia en esos casos era que aquí estaba usando armas: dos espadas cortas, semi curvas y cogidas de forma inversa a como se tomarían en una situación regular.

―O sabes muy bien usar esas espadas o realmente esa pose es de alguien que no conoce nada sobre el uso de armas.

―Eso lo comprobarás ahora. ¡Wall of Swords (Muro de Espadas)!

El intercambio de palabras se hizo en uno escasos dos segundos. Hades descargó su ataque contra Naruto apuñalando directamente a su adversario, dejando que el viento se ondulara, causando una ruptura de presión que creó una explosión sónica cuando el Bidente fue guiado en golpes constantes.

La respuesta de Naruto fue recibir aquellas estocadas sin moverse, sin retroceder o evadir alguna de las estocadas. Sorprendiendo a Hades, The Berserk movió los brazos en sintonía a sus ataques, guiando las espadas en movimientos fluidos que desviaron cada una de las estocadas con las que el dios intentó atravesarlo.

Naruto pisó con fuerza. Torció el torso hacia la derecha dejando pasar una de las estocadas del arma de Hades, creando un hueco en la pose del dios que Berserk aprovechó para golpear el pecho del Rey del Inframundo, haciendo que este se deslizara hacia atrás.

―Una defensa perfecta, creada con movimientos fluidos y un flujo constante en mis movimientos―Hades levantó el rostro. La sangre aun goteaba de la herida causada sobre su ojo, del corte que su contrincante le había causado―. Para poder sortear algo como eso, necesitas de todos tus sentidos al cien por cien―Naruto se lanzó hacia el frente, espadas en ristre―. ¡Y es por eso por lo que golpee tu ojo!

Las dos puntas del Bidente desviaron la primera de las espadas. Estando en el aire, Naruto giró a hacia la izquierda del arma. La espada lentamente se separó de la abertura entre las dos puntas del Bidente y el humano tiró de su arma para lanzar un tajo de medialuna directamente hacia el rostro de Hades.

Zeus había sido denominado el Padre del Cosmos. Poseidón hacía sido denominado el Tirano del Mar. Hades aun no había encontrado el epíteto perfecto que lo representara. ¿Rey del Inframundo? ¿Gobernador del Helheim? ¿Señor de los Demonios? Mientras sus hermanos encontraron el adjetivo que los representaban, Hades aun estaba en la búsqueda de ello.

Pero a pesar de no contar con algo que lo representara, el Rey del Inframundo no era menos dios o menos rey por no tener un sobrenombre, un epíteto que le diera su lugar. Y tampoco era menos poderoso por ello.

―¡¿?!

Naruto abrió los ojos. Moviendo el Bidente, Hades detuvo la hoja del humano a centímetros de atravesar su ojo derecho. Si aquella arma hubiera llegado a perforar, habría quedado ciego para el resto de aquella ronda, lo que podría haber llevado a su muerte.

―¡No tienes tiempo para mirarme!

Una fracción de segundo. El tiempo en que la audiencia parpadeó, Hades acortó la distancia y destrozó con un movimiento el ojo derecho del Berserk, obligando al humano a separarse justamente como él lo hizo momentos antes cuando su ojo fue destrozado.

*Ngh*

―Velocidad, flexibilidad y una buena maniobra del espacio―el sonido de la sangre cayendo acompañó aquellas palabras―. El cambio de un enorme mandoble por dos espadas cortas te ha dotado de enormes ventajas, pero también de una fatal desventaja: la sobre confianza.

Durante los primeros compases del encuentro entre humano y dios, la audiencia había visto los puntos negativos del enorme mandoble que había sido Nightmare en sus inicios. Aquel espadón dotaba de una defensa perfecta a su portador, pero lo obligaba a moverse de una manera lenta, a atacar de un modo poco fiable en un duelo tan importante como aquel. El cambio de un mandoble a dos espadas gemelas fue un punto a favor durante aquel duelo para el contrincante de Hades, algo que la audiencia entendió y alabó, pues no esperaron que el "poder" de aquel humano fuera cambiar su arma.

Sin embargo, aquello le dio a su representante una sobre confianza.

―Te creíste más rápido. Te creciste más flexible. Te creíste superior a las capacidades de un dios―un corte apareció en el pecho de Hades y sangre salpicó la arena, saliendo de aquella herida como si estuviera siendo rociada por un aspersor―. Y la diferencia en aptitudes físicas, es abrumadora.

Pluton Ikhor, la sangre de Hades. El último movimiento, el as debajo de la manga del Rey del Inframundo. Cuando esta sangre es derramada sobre un arma divina, esta posee la fuerza vital de dios obteniendo más poder con el que apoyar a su portador y darle una ventaja en el combate, pero a la vez sustrayendo la vida del mismo dios.

El Bidente cambió lentamente de forma y pasó de ser un Bidente a ser una lanza conocida como Ikhor Desmos, el as que el mismo Hades solo utiliza en ocasiones en las que su fuera ordinaria no es suficiente para terminar con un enemigo.

―Has cambiado tu bidente por una lanza. ¡Genial! ¡Te veo mucho futuro como herrero!

La burla llegó a los oídos del rey quién, haciendo caso omiso a aquellas palabras, movió a Ikhor Desmos lentamente, de una mano a otra, generando un círculo perfecto. Algo que los ojos de Naruto pudieron observar gracias al ligero oscilamiento del viento ocasionado por la punta de la lanza, como si estuviera acariciando una sábana y creando hondas poco perceptibles.

Una onda de viento abofeteó el rostro del Berserk cuando Ikhor Desmos detuvo abruptamente su movimiento, haciendo que los mechones gruesos y rubios del guerrero se movieran sobre su rostro.

―Tus pequeñas burlas, no agriaran mi temperamento―el brazo se levantó ligeramente. La lanza quedó en horizontal con respecto al suelo, apuntando a su objetivo firmemente―. Espero que estes listo, humano.

―Nací listo.

Naruto cruzó los brazos frente a su cuerpo, mostrando las espadas cortas que sujetaba con total firmeza y disposición. Hades ladeó los labios para dejar que su enemigo lo viera sonriendo, manteniendo en todo momento sus ojos y a Ikhor Desmos apuntando al luchador frente a él.

Ambos se lanzaron. Corrieron hacia el otro con sus armas en ristre y el repiqueteo metálico fue el sonido que indicó a la audiencia que ambos luchadores cruzaron armas. Ikhor Demos desvió una de las espadas dejando hueco para que Nightmare pasara hacia Hades...o eso era lo que parecía, otro caso de hueco en la defensa del dios.

Hades hincó los músculos de su cuerpo entero. Giró a Ikhor Demos y cruzó el asta del arma entre él y Berserk, desviando así la posibilidad de un corte por la segunda espada de su contrincante, lo que detuvo abruptamente al humano de avanzar hacia el dios, quedando ambos de pie a escasos centímetros el uno del otro.

Ikhor Desmos se agitó cuando las manos del dios del Helheim tomaron su asta. La lanza giró con la punta siendo enviada hacia el suelo y el pomo directamente hacia el mentón de Naruto. El chico sintió la dureza del mismo, como la parte inferior del asta golpeó su mandíbula inferior y como se la destrozó.

La sangre no tardó en caer por la mandíbula colgante del Berserk.

Había un hueco; un hueco que Hades aprovechó para atacar a su adversario. Superando la percepción del único ojo de Naruto, el Rey del Inframundo movió a Ikhor Desmos en un movimiento más rápido que los mostrados anteriormente, haciendo imposible una respuesta de parte de su enemigo para evadir la lanza que se balanceaba en un movimiento de arco.

Segundos después, el sonido de la carne siendo cortada inundó la arena del Ragnarok. Acompañado con el brotar de la sangre, la extremidad siniestra del Berserk cayó al suelo con un sonido de golpe húmedo.

―¡H-H-HADES SAMA HA SUPERADO A BERSERK Y LE HA CORTADO EL BRAZO DERECHO!

La sangre era roja, casi negra. Desde el codo hacia abajo, la extremidad izquierda del humano había sido cercenada por la Ikhor Desmos en un movimiento perfecto ondulante y de arco que culminó con aquel corte perfecto, de cirujano. No había imperfecciones y era uno de los cortes más limpios que alguien podría realizar con una lanza, algo que daba el aspecto de que Hades era un experto luchador con la lanza.

―...

―Un ojo destrozado―el ojo derecho de Naruto The Berserk había sido cortado por el dios―. Un muñón ocupa el lugar donde debería estar tu antebrazo―la sangre seguía goteando en un chorro constante, aumentando un charco que cada segundo se hacía más oscuro―. Diría que las posibilidades de victoria para ti ahora están en negativo.

Mientras Hades mencionó las heridas fatales de su adversario, Naruto The Berserk no prestó atención al Rey del Inframundo. El guerrero clavó la espada diestra en el suelo y tomó su camisa con la única mano que tenía. Tiró con fuerza de la tela y un sonido de rasgadura detuvo el discurso del Gobernante de Helheim.

―Puedes seguir―Naruto envolvió el muñón con la tela. Esta no tardó en empaparse de su propia sangre, sangre humana―. Lamento haber cortado tu pequeño discurso de porque los dioses son mejores que los humanos y bla bla bla.

Los dedos envolvieron el mango de la cuchilla.

―¿No te vas a rendir?―Ikhor Desmos se colocó en el hombro de Hades. Pequeñas gotas de sangre mancharon la camisa del dios, algo a lo que este no dio importancia―. ¿Por qué luchas? ¿Por qué seguir peleando cuando ya se ha decidido el ganador?

―¿Ha sido así?

Hades observó al guerrero frente a él. Tuerto, manco, con una herida en el costado y sequía de pie, con solo una mano y una cuchilla en su mano diestra, lista para cortarlo.

―Veo que no vas a renunciar―el viento fue cortado por el silbido de la Ikhor Desmos―. ¡Entonces tendré que terminar con esto!

"Devora aquello que esté a tu alcance. Engulle el mundo con tu eterna oscuridad. Siempre el miedo en los corazones de aquellos que te anhelan. ¡Nightmare!"

Llamas negras comenzaron a danzar envolviendo ambas espadas cortas del guerrero humanos. Las llamas se movieron como si estuvieran siendo golpeadas por un viento escaso, con la suficiente fuerza como para obligar al fuego negro a moverse en una danza hipnótica, constante y sin interrupción alguna. Tras varios segundos, la espada que estaba en el suelo desapareció en una masa de llamas oscuras que se unieron a las llamas en la mano del luchador, tomando una forma alargada, delgada.

Las llamas negras desaparecieron dejando un escaso olor a cenizas y tela quemada. De dichas llamas, emergió una odachi de hoja negra como las mismas llamadas, de mango negro como la misma noche. Pequeños detalles granates daban algo de luz a aquella katana de dos manos, de al menos metro y medio de hoja larga y algo más gruesa que las de una odachi normal.

Nightmare tenía tres formas: mandoble, doble espada corta y odachi, representando las tres facetas que un guerrero debía tener: resistencia/defensa, velocidad/agilidad y fuerza/poder. El mandoble representaba la resistencia/defensa. La doble cuchilla representaba la velocidad/agilidad. La odachi representaba la fuerza/poder. A pesar de tener actualmente una mano, Naruto The Berserk había optado por usar el poder que la forma odachi le daba.

―Ahora sí podemos seguir, DIOS.

El eco metálico sustituyó al sonido de las palabras. El viento siendo cortado, el silbido de las hojas cortando el espacio antes del choque con su adversaria. Los sonidos de combate se reanudaron, haciéndose más constantes y persistentes.

Ambos luchadores se negaban a retroceder. La odachi se movía de forma perfecta y sincronizada, algo que sorprendía a Hades. Naruto hizo uso de su única mano envolviendo el mango de su katana de doble mano y la usó con su única mano, quedando a la par con los movimientos perfectos y constantes del Rey del Inframundo.

Chispas saltaron del centésimo golpe entre Nightmare e Ikhor Demos. Los dos luchadores retrocedieron, generando un espacio de tres metros entre ambos. Naruto colocó a Nightmare sobre su hombro y Hades reforzó su agarre sobre Ikhor Desmos.

―Para solo tener una mano, manejas esa espada como si tuvieras tus dos manos.

La odachi podía ser la representación de un mandoble entre los samuráis. Esta espada debía ser usada con una gran fuerza por el usuario, por lo que otras armas eran mucho más efectivas en el campo de batalla. Y a pesar del aspecto negativo, era la espada perfecta para Naruto The Berserk, permitiendo al mercenario utilizar toda la fuerza de su cuerpo en un tajo contra su adversario.

―La forma de odachi es más ligera que el mandoble, pero cuenta con un poder de corte mayor―Nightmare fue balanceada de un lado a otro, pasando entre los dedos de la mano de su dueño. El silbido de la hoja cortando el aire, alertó a Hades―. Menos pesada que el mandoble, me permite lanzar tajos más poderosos.

―Veo―Ikhor Desmos cortó el aire siendo desviada por la hoja de Nightmare―. Es hora de pasar a los últimos compases de esta batalla, de este enfrentamiento.

El aura divina onduló el aire alrededor del dios, generando una presión que hubiera doblegado a cualquier persona mortal que estuviera frente a Hades en aquel momento. No fue el caso de Berserk. Naruto hizo crujir su cuello con un ligero movimiento y presentó su espada envuelta en llamas negras, traídas del mismo infierno.

―Veamos quien obtiene la cabeza del otro, Hades.

Se movieron velozmente. Un solo pestañeo y ambos luchadores estaban enfrentándose nuevamente, recorriendo aquellos tres metros en un solo paso que terminó haciendo estallar el aire y crujir la arena.

Nightmare se movió de forma oscilante y desvió la estocada de Ikhor Desmos. Pasado un segundo, la lanza desvió la hoja de la odachi e intentó apuñalar el pecho del dueño de la espada. Haciendo uso del mango de Nightmare de una forma poco ortodoxa, Naruto The Berserk desvió la punta de la lanza justo cuando esta estaba por atravesarlo, generando un hueco que aprovechó en un poderoso tajo de una mano que cortó la tela, piel y músculo hasta llegar al hueso.

Pluton Ikhor, la sangre de Hades bañó el rostro de Naruto con gotas gruesas y calientes, manchando y empapando la ropa del mercenario volviéndola más pesada.

―¡¿?!

Mientras que aquella herida podría haber terminado con la vida de cualquier luchador, no fue lo mismo para Hades. El Rey del Inframundo se mantuvo erguido, de pie, recibiendo aquella herida como si no fuera nada para su cuerpo divino. Movió a Ikhor Desmos en respuesta al tajo de su adversario y obligó al mercenario a cubrirse con Nightmare, siendo empujado por el viento resultante y la fuerza del dios.

Naruto intentó tomar distancia después de aquella estocada. Hades, regando el suelo con su sangre, lo persiguió obligándolo a desviar cada estocada con su espada. Estaba siendo empujado hacia atrás, obligado a cubrirse cuando debía ser Hades quien estuviera siendo obligado a tomar una pose defensiva. Pero mientras que Berserk estaba con un margen, el Rey del Inframundo estaba yendo con todo en la última parte del enfrentamiento.

Ambos sabían que la Séptima Ronda estaba por acabar, que ya había llegado la hora de dar cierre a aquel duelo entre ambos. Uno de los dos se alzaría como el vencedor y el otro sería olvidado, enterrado en lo más profundo de los pensamientos de sus seres queridos.

Naruto pisó con fuerza. Envió el peso de Nightmare en su forma odachi directamente a sus piernas. Las cargó con todo el peso de la espada y de su torso.

―¡Purgatoy Flames (Llamas del Purgatorio)!

Las llamas brotaron, envolvieron por completo la hoja de Nightmare. No parecían llamas que pudieran causar calor. El portador de la odachi no se mostró afectado por el cambio de temperatura, por aquellas llamas del purgatorio.

―¡Ikhor Eos (Amanecer Sangriento)!

Ambos se lanzaron con el último movimiento en sus arsenales, con las últimas fuerzas.

"Padre".

La imagen de un hombre rubio de ojos azules se hizo presente.

"Madre".

Junto al hombre, la figura de una mujer de cabello rojo como hilos del destino tomó forma.

"¡Esto es por ustedes!"

Ambos adultos le sonreían, abrazados.

Nightmare cortó el espacio directamente hacia su objetivo. Ikhor Desmos destrozó el viento y generó que el aire se ondulara a su alrededor cuando cambió de destino.

―¡¿?!

―¡EL BRAZO DERECHO DE NARUTO THE BERSERK HA SIDO CORTADO!

La promesa hecha a Guts estaba presente en la mente de Berserk. Torció el torso y pisó con fuerza. Haciendo uso de su boca, el guerrero tomó la odachi con fuerza por el mango.

No le importó el sabor a ceniza proveniente del mango. No le importó que las llamas quemaran su rostro, su cabello. Su ojo sano se fijó en la figura del dios. No solo Hades se movía a cámara lenta, él mismo se estaba moviendo tan rápido que el tiempo se ralentizó.

"Guts, hermano. Nuestro tiempo ha sido corto. Hemos viajado, matado y las imágenes de cientos de cráneos mirándome me atormenta por las noches. ¿Podré descansar junto a mis padres?"

Ikhor Eos era el movimiento definitivo del dios Hades. Aumentado por la Pluton Ikhor del dios y por la fuerza aumentada de la Ikhor Desmos gracias a la fuerza vital del Gobernante del Helheim, el movimiento era superior a cualquier ataque mostrado con anterioridad, siendo capaz de destrozar a su adversario.

―¡*Gha*!

―¡Ikhor Eos!

Sin brazos que guiaran la odachi, el ataque de Naruto Ther Berserk apenas causó un pequeño corte en el cuello del dios, una fútil herida que no causaría la muerte del rey.

Sangre salpicó la arena de oricalco. Carne destrozada, huesos pulverizados, músculos licuados se esparcieron por la arena manchando al mismo dios.

―¡HADES GANA!

Las piernas que habían pertenecido a Naruto The Berserk, cayeron sobre la arena.     

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