Capítulo 6
El silencio había llenado completamente el estadio. Si una mosca hubiera volado en ese mismo instante, el movimiento de sus pequeñas alas hubiera sido escuchado por los miles de personas que allí estaban, observando lo sucedido en la quinta ronda del Ragnarok, pues uno de los dioses más poderosos del panteón hindú había sido eliminado de la existencia con un solo movimiento, en menos de un par de minutos y delante de miles de ojos que no sabían como digerir ese momento, ese instante en el que un humano mató a un dios sin siquiera sufrir, sin sudad. No fue un combate, un enfrentamiento que pudiera llamarse "ronda del Ragnarok". Unilateralmente, el humano barrió con el dios y, por si no fuera poco, lo exterminó completamente de la existencia eliminando todo lo que era el Dios de la Creación y la Destrucción, un ser que había escalado hasta la cima del Svarga.
Ahora, todo lo referente a ese dios, fue eliminado de la historia humana, de la historia de los dioses y quedó como un recuerdo, legando su historia a sus hijos, a sus nietos y a los 1116 dioses del Svarga para que mantuvieran el status quo entre los dioses hindúes para que el anarquismo y caos no causaran la destrucción de toda una mitología, de todo un grupo de dioses importantes para la historia humana, para su religión.
Este acontecimiento (la segunda victoria de los humanos), fue algo que sorprendió a los dioses, pero no por una victoria sobre ellos, si no por la velocidad en que los mismos humanos obtuvieron esa victoria. Como si no hubiera sido nada, como si lo estuviera haciendo todos los días, el llamado Aprendiz de Dios de la Destrucción eliminó a Shiva utilizando algo que el maestro del humano denominó como uno de los tantos poderes y habilidades de un Dios de la Destrucción de su universo, borrando la existencia misma de Shiva.
El hecho de eliminar incluso el alma del dios no afectó demasiado a los dioses y mucho menos a los humanos (los cuales se mantuvieron firmes ante aquella victoria, celebrando la misma). Cuando uno de los luchadores del Ragnarok moría (fuera humano o dios), su alma se destruía completamente y su existencia era eliminada completamente del mundo de los muertos.
Esto al menos se aplicaba a los humanos, pues normalmente los peleadores podían pertenecer a una época de la historia anterior, por lo que luchaban en su forma de alma. Para los dioses y los humanos venidos de otros universos (si estaban vivos), funcionaba como el Hakai había funcionado para Shiva: eran borrados física y espiritualmente cuando el último aliento escapaba de sus labios, desintegrándose sin dejar un mero rastro de su propia existencia, dejando solamente el banal recuerdo en las personas que los conocieran. Eran borrados de la existencia, mas el recuerdo a un permanecía y el dolor estaba presente en aquellas personas cercanas a los luchadores.
Funcionando de forma bidireccional, la imagen de Shiva siendo eliminado por un humano quedaría en las mentes de los 1116 de Svarga, lo que incluía a los hijos del mismo dios asesinado y de sus esposas conocidas, las cuales aun estaban llorando la muerte de su esposo al comprender que no lo volverían a tener con ellas, que no podrían volverlo a abrazar.
Nadie volvería a ver el baile del dios, a oír su voz o a obtener una imagen del mismo Shiva para un recuerdo posterior. Su historia y leyenda, tras eones, sería olvidada como lo fueron las de miles de dioses antes que el mismo Dios de la Destrucción y la Creación del Svarga, pues incluso los mismos dioses olvidaban a los suyos con el paso de los eones, con las muertes de sus descendientes en enfrentamientos futuros.
Pero mientras fuera posible, Shiva sería recordado.
Con cinco rondas establecidas oficialmente de las trece que debían ocurrir para una victoria humana o divina, tanto dioses como humanos habían decidido tomar un "descanso" de aquella interminable batalla para dar paz a sus mentes y cuerpos, para calmar los sentimientos encontrados y obtener un respiro de aquella presión y tensión constantes que los estaban dejando exhaustos.
Un empate. Dos victorias. Dos derrotas. Los humanos sorprendieron a los dioses con su poder equivalente al de ellos mismos, colocándose a un peldaño de los mismos seres que los crearon. Tal vez eran el mismo humano venido de distintos universos, pero eso no era una excusa para que hubieran obtenido dos victorias. Habían logrado matar a Zeus y Shiva, herir a Poseidón y eliminar a Thor.
E incluso los insultaron dejando vivir a Heracles.
Con estos acontecimientos, dioses y humanos se separaron y encerraron en sus respectivas salas privadas por el tiempo de una hora, permitiendo a la audiencia permanecer o abandonar las gradas. Incluso los dioses necesitaban un descanso, una evacuación de sus necesidades fisiológicas; necesidades que replicaron en aquella imagen mortal suya que habían denominado como humanos.
―Eso ha sido intenso.
La sala de los humanos estaba repleta por aquellos luchadores que aun no habían participado en el Ragnarok. Sun Wu-Kong se destacaba sobre el resto, con una explosión de cabello dorado, echado sobre un sofá alto que estaba alzándose sobre el resto de sus compañeros luchadores.
―...
―Imaginar que una de nuestras tuviera tanto poder en una sola mano...me da escalofríos.
El luchador que habló no se destacaba demasiado de los demás, pero su rostro mostraba una seriedad superior al resto. De rostro afilado, cabello dorado, el hombre vestía un uniforme de cura completamente negro, con el cuello clerical brillando en su tonalidad completamente blanca destacando sobre el negro de su uniforme.
―¿No te resulta extraño, cura?―la versión del mismo cura era a la vez distinta que el resto. Este había aparecido para salvar a Buda Gautama en su enfrentamiento con los Siete Dioses de la Fortuna. Al contrario que sus versiones, poseía un cabello blanco como la nieve, manchado por mechas rojas que destacaban como si fueran manchas de sangre sobre un campo de nieve―. Estas hablando con personas con tu misma cara, peleando contra dioses "herejes".
Las creencias de millones de humanos habían sido puestas a prueba. Frente a mortales de toda la historia, los dioses a los que rezaban a lo largo de sus vidas se mostraron completamente distintitos a como ellos mismos los colocaban.
―Debería decir que no me sorprende―el cura tomó el cuello de su camisa utilizando el dedo pulgar―. Ya he visto versiones de estos dioses en mi propio universo, los he enfrentado.
―No es la primera vez que enfrento a un dios―en el regazo del albino, un gato igual de blanco estaba siendo acariciado por el humano. Unas gafas ocultaban los ojos del gato albino―. ¿Verdad Gatojo?
―¡Meow!
―¿En serio ese gato lleva lentes?
Un hombre joven se presentó al hablar. Bajo una capa de viaje raída, un uniforme de cuerpo completo quedaba a la vista cuando se movía, haciendo que la capa se moviera debido al movimiento de su cuerpo. Como el resto, tenía un cabello desordenado de color rubio, con ojos zafiro y tres marcas en sus mejillas.
―Le gustan las gafas. No entiendo mucho de gatos.
El albino de mechas rojas se encogió de hombros. Gatojo había estado con él desde que tenía conocimiento y podía denominarlo el gato más viejo conocido, o al menos así fue como lo denominó su madre. Por lo que había vivido con el gato, no era uno muy común. Ningún otro gato le había dado una patada a un ángel caído.
―Tío, ¿puedes parar?
En otra parte de la habitación, dos de las versiones de Naruto estaban teniendo una desavenencia. Al menos, una de ellas estaba mostrando sentimientos negativos sobre la otra.
―¿Por qué? ¡Dame un par de hielos, tipo de hielo!
La versión que había pedido los hielos, cubría su cuerpo completo con un traje rojo sangre y partes negras. Dos katanas colgaban de su espalda y una máscara cubría su rostro.
―No voy a usar mi poder para hacerte unos "hielos".
Cabello completamente blanco como un campo de nieve, piel nívea, ojos de un azul casi blanco y cicatrices en su rostro delgado, sin grasa alguna. El poder de esa versión de Naruto era la Criogenización obtenido de su madre. También podía ser denominado como Crioquinesis.
―¡¿Pero entonces como voy a tomar mi mojito?! ¡Aquí no tienen una máquina de hielo!
Todoroki torció el rostro mostrando una mueca de fastidio por las palabras de aquella versión suya. Había sido arrastrado a aquel lugar para una batalla que podría darle la supervivencia a su familia, a su padre abusivo y a los villanos que había enfrentado hasta el momento. ¿Irónico, no? Se suponía que era un héroe, ¿pero salvar a All for One y Shigaraki? Tenía dudas sobre eso...
―¡Bien!―extendió el brazo hacia el frente. Cerró la mano derecha sobre el vaso que contenía aquella bebida alcohólica y procedió a generar frío en la misma, permitiendo que hielo cayera dentro del vaso. Ya había sido forzado a utilizar su don en una fiesta escolar. ¿Qué más daba si lo usaba para un mojito en el fin del mundo?
―¡Gracias, gracias!
―¿Dónde están dos de nosotros? Se supone que éramos ocho y dos se han ido.
El Naruto de traje negro y rojo miró a su versión que había lanzado la pregunta. Esta versión podía ser considerada (al menos por el Benefactor y por ellos mismos) como la más fiel al Naruto original. Una banda ninja cubría su frente. Mechones rubios salían disparados en todas direcciones formando una mata de cabello dorado que provenía de su progenitor masculino. Ojos de zafiro brillaban como si estuvieran bañados por el sol constantemente.
―¿El tipo de la espada enorme y el tipo del orgullo?―el Naruto enmascarado inclinó la cabeza―. El de la espada no dijo nada. Creo que ha ido a una sala adyacente. El grandote ha ido a la enfermería a por algo para su waifu.
La idea de el Benefactor fue juntar a los ocho últimos participantes del bando humano en una misma sala, con un solo propósito: unir completamente al bando humano para la victoria. Mientras que los dioses contaban con habitaciones privadas, los humanos fueron colocados todos en una misma sala cuando fueron llamados al Valhalla para aquel enfrentamiento por la salvación o la destrucción de la humanidad. Por supuesto, esto fue extraño al principio. Todos aquellos luchadores se miraron viéndose así mismos con aspectos extraños, con miradas confusas y con rostros completamente similares.
El sueño de ver a otras versiones de sus personas, fue concedido por un completo y loco extraño que los arrastró a aquel mundo lleno de locura y personas más extrañas aún. No todos estaban acostumbrados a encontrarse con dioses de forma física y real. Para algunos, simplemente eran entidades que permitían a ciertos humanos mantener la completa cordura.
―¡Ah! ¡Quería que el tipo de la espada tuviera un combate conmigo!
El shinobi se mostró decepcionado ante la falta de un rival para su mano a mano. Desde que puso sus ojos sobre aquella espada negra como la noche y de dos metros de largo, había querido poder comprobar la fuerza de su portador. De cierta manera, aquel mandoble le recordó a la Kubikiribocho de Zabuza, el hombre que su maestro y él enfrentaron en el País de las Olas.
―Tengo entendido que tenía algo que "conversar" con la mujer valquiria―Todoroki retiró la mano del mojito del enmascarado. Había generado el hielo suficiente como para recrear un helado de mojito, algo que no pareció molestar a su versión de otro universo―. No sé exactamente de qué. En cambio el tipo orgulloso no dijo nada, ni siquiera se despidió cuando fue a por algo para su...¿novia? La chica parecía un perro detrás de él.
―¿Y lo dice Bigotes-Kun? Je...
El viento se agitó y pronto el sonido de un golpe resonó por la sala. Torciendo el torso ligeramente y retrayendo el brazo, Todoroki golpeó el rostro del Naruto enmascarado produciendo un sonido crujiente que indicó la rotura de los huesos en el rostro de este hombre.
El prosiguiente ahogamiento del luchador y la marca oscura que apareció en la zona de la máscara que cubría la boca del hombre, hicieron presente que el golpe había generado sangre en el hombre, o al menos que la expulsaría por su cavidad bucal.
―¡Ah! ¡Mi nariz, mi nariz! ¡Me has roto la nariz!
De forma cómica, el enmascarado comenzó a dar pequeños saltos en el sitio, moviendo al mismo tiempo las manos como si fuera una grupi que estaba cerca de su cantante favorito o como si se estuviera quemando la lengua tras tomar la sopa caliente de la abuela.
―Quejica. ¿Vas a llorar por un simple...?
Los instintos gritaron y un escalofrío recorrió su piel.
Todoroki se guio y dio un paso atrás al mismo tiempo que echó el cuerpo hacia atrás. Sus ojos pudieron ver el brillo oscuro de una hoja que casi cortaba su cuello, que lo asesinaba.
―¿Llorar? ¡No digas mamadas, Maria Juana!―el Naruto enmascarado colocó su mano contraria (la izquierda) sobre el pomo de su katana mientras que la derecha se mantenía cerrada entorno a la empuñadura, alistándose para una estocada―. ¡De Narupool nadie se ríe puto!
El ambiente se volvió frío, casi helado. Alrededor del cuerpo del héroe, un aura blanquecina comenzó a formarse lentamente como una cobertura impermeable que cubrió completamente al joven, como si se hubiera revestido de una capa plástico incoloro.
―No me obligues a congelar tu cerebro―un crujido acompañó las palabras del hijo del Eterno Número Dos. Este había usado el pulgar para hacer crujir su dedo índice―. Estoy deseando comprobar si el "menos cero" puede matar a alguien inmortal, que se regenera.
―¡Podemos comprobarlo ahora!
Ambos se movieron. El hielo se hizo presente con el primer paso del héroe. La intención asesina se filtró desde el cuerpo del antihéroe. Un báculo cayó entre los dos deteniendo su enfrentamiento antes de dar inicio.
―Los dioses son nuestros enemigos, ¿sabéis?―una almendra cayó directamente a la boca del Rey Mono―. Pelear entre nosotros, es completamente fútil. El lujo de pelear contra nosotros mismos, contra nuestros compañeros, solo nos hará dudar entre nosotros y seremos débiles ante nuestros enemigos.
El hijo de Todoroki Enji fue el primero en reaccionar ante las palabras del Rey Mono. Lentamente, aquella aura blanca como la nieve que lo había rodeado se desvaneció como si no hubiera existido jamás.
―¡Pero esos estúpidos están luchando!
El Naruto enmascarado habló sobre el Monstruo Humano, el Ejecutor de Dios y el Dios Destructor. Aquellas tres variantes habían desaparecido y se habían juntado en una zona especial que Brunhilde había preparado para ellos, para un enfrentamiento deseado entre el Monstruo Humano y el Ejecutor de Dios. Ambos artistas marciales habían presenciado el combate del otro y ahora deseaban ver cual de los dos estaba por encima del otro. El Dios Destructor simplemente los acompañó por un deseo morboso para comprobar que tan fuertes eran ambos.
―Ellos ya han peleado―el sabio jugueteó con otra almendra en su lenguda. Movió el músculo ligeramente y luego aplastó la misma con los afilados dientes, creando un ligero crujido―. Que peleen entre ellos, no afectará a las siguientes rondas.
Sun Wu-Kong había previsto el enfrentamiento en la sexta ronda. Él contra Buda Gautama en un enfrentamiento épico, una pelea donde su adversario sería completamente aplastado por él. Pero a pesar de que eso era lo que le gustaría, sabía que Buda no estaba del lado de los dioses al cien por cien y que las probabilidades de que se pasara al lado de los humanos eran demasiado elevadas.
Era la incertidumbre lo que le hacía pensar en distintos caminos a tomar, distintos escenarios. Habían obtenido dos victorias en el Ragnarok y estaban actualmente igualados con los dioses, los cuales estaban igualados gracias a que el Ejecutor de Dios permitió a Heracles sobrevivir. Pero aquellos dioses habían eliminado a uno de ellos. Tenían las posibilidades de vencerlos, pero los dioses también podían vencerlos a ellos. Y ambos lados tendrían que luchar con todo, sobre todos los dioses.
―¡Yo quiero pelear!
El Naruto enmascarado golpeó el suelo con su pie, dejando en claro su frustración. Este gesto del lado de Pool, generó una risa ligera en el Rey Mono, que encontró esto demasiado divertido. Estaban delante de un Naruto completamente inestable, con probablemente múltiples personalidades en su cabeza descerebrada.
―Oh, bueno. ¿Puedes calmarte un poco?―el hombre envuelto en una capa de viaje raída, miró la interacción entre el resto de sus variantes multiversales―. Me estas levantando un poco de dolor de cabeza. No deseo devorarte...
Se pudo notar en aquella última palabra, que aquel Naruto iba completamente en serio en la parte de devorarlo, lo que a su vez hizo que Narupool se estremeciera completamente de placer, como si estuviera deseando ser devorado.
―Esto está lleno de raros, ¿verdad Gatojo?
―¡Meow!
Las cabezas se giraron. El Naruto con la venda en los ojos no pareció percibir la mirada molesta del resto de sus variantes, los cuales luego miraron al gato que estaba en el regazo de su dueño, disfrutando de las caricias de este.
―¿En serio? ¿Lo dice el que lleva una venda en los ojos y tiene un gato con gafas de sol en su regazo?―con un rostro inexpresivo, Todoroki señaló lo más obvio que el vendado parecía estar pasando en alto―. ¿Hablas en serio?
―Es un gato. Todo el mundo ama los gatos. Incluso tú amas a los gatos. Fueron adorados como dioses por egipto―el vendado señaló con cierta adoración a los gatos, lo que generó que el resto de sus variantes suspiraran, salvo Narupool.
―Eso deja a un lado de donde están los anteriores participantes―el hijo de Enji miró al Rey Mono―. ¿Pero y el tipo del mandoble enorme? ¿Y el de aquella enorme hacha de una mano?
―El tipo del hacha está en la enfermería―otra almendra cayó entre las mandíbulas del rey, siendo triturada completamente por los molares y los colmillos―. El siniestro tipo de la espada, creo que ha ido a una zona a rezar a los dioses, o algo. Iba demasiado serio.
Zona de entrenamiento de Valhalla
En las manadas solo podía existir un macho alfa, uno que prevaleciera sobre los demás como líder, como una figura de mando a la que los demás miembros debían una sumisión completa y a quién debían de respetar, ante todo. Así era como el Monstruo Humano y el Ejecutor de Dios se veían: como dos alfas que lideraban aquel grupo de humanos rebeldes que luchaban contra los dioses, algo que impulsó indirectamente aquel enfrentamiento entre ambos artistas marciales.
Otra de las causas (más allá de medir sus egos y miembros masculinos), era el deseo de comprobar quién era más fuerte. Siendo artistas marciales ambos, unos completos maestros en sus campos, tanto el Monstruo Humano (quien tenía un hambre depredadora) como el Ejecutor de Dios (quién quería ser catalogado como el más fuerte), encontraron completamente idóneo aquel momento para comprobar hasta que punto habían subido sus habilidades tras una vida entera practicando artes marciales. Por supuesto, el Monstruo Humano solo quería volverse más fuerte.
En la mente del Cazador de Shinobis, su fuerza debía ser superior a la del hombre que tenía en frente. Había superado el espacio y el tiempo y logró asesinar al dios más poderoso dentro del panteón griego, a aquel viejo conocido como el Padre del Cosmos. Sin embargo, no había llegado hasta el punto en el que estaba subestimando a sus enemigos. No lo hizo con Killer Bee ni con Maito Gai ni con Namikaze Minato ni con A...todos aquellos grandes shinobi que cazó a lo largo de su mísera existencia le enseñaron cosas para mejorar, puntos en los que enfocarse para crecer. Y siguiendo esa filosofía, esperaba que el enfrentamiento con aquel doble suyo pudiera aprender algo más, algo que mejorar y en lo que crecer.
―*Suspiro*
El humo escapó del cigarrillo perdiéndose completamente en la habitación, desvaneciéndose de la mirada de los luchadores y del escaso público presente (el Dios Destructor, Brunhilde, Beerus, Whis, Kale...).
―¿Ese traje te permite pelear cómodamente?―las vendas envolvieron ambos antebrazos y manos del Monstruo Humano. El luchador había encontrado el método de Gai mucho más efectivo para los golpes y las peleas que usar unos guantes de shinobi o ANBU―. Parece un poco incómodo...
No había una prenda que cubriera el torso cicatrizado del Monstruo Humano. Como en su batalla contra Zeus, Naruto decidió deshacerse de cualquier prenda que pudiera restringir sus movimientos. Así había estado sobreviviendo hasta el enfrentamiento con el dios y en pocas ocasiones llegó a usar una prenda que lo cubriera en la parte superior de su atlético cuerpo.
Tampoco llevaba unos zapatos o sandalias shinobi. Sus pies, así como su torso, se encontraban descalzos, tocando aquel frío suelo de oricalco para una mejor movilidad, para un mejor golpe. No es que hubiera estado toda su vida descalzo, pero cuando comprendió que los movimientos podían ser más veloces, simplemente dejó a un lado cualquier prenda que cubriera sus pies o torso.
―Ir desnudo tampoco es que vaya a mejorar más mis habilidades.
Como si hubiera comprendido la semi desnudez del Monstruo Humano, el Ejecutor de Dios se burlo de esto de una forma calmada, tal vez intentando buscar un hueco en la defensa psíquica de su adversario. Era sabido por todos, que romper la mente de un enemigo en pleno combate era muy favorecedor. Se debía mantener la mente en calma y si alguien dejaba que los sentimientos la inundaran, podía simplemente darse por perdido en un combate.
―¡Ja!―el Monstruo Humano cayó en su pose de pelea característica. Como un depredador, mostró los dientes al Ejecutor de Dios―. No vas a lograr introducirte en mi cabeza―el dedo índice golpeó su sien izquierda―. Ya he tenido muchos trucos de esos. Unas palabras no van a lastimarme o hacerme enojar.
El Ejecutor de Dios centró su atención completa en el cigarrillo. Una vez que logró mantenerlo encendido, relajó su postura y metió la mano en el bolsillo izquierdo del pantalón mientras que con la mano mantenía sujeto su vicio particular.
―Al menos alguien difícil, ¿eh? Esto será divertido.
Estaba claro que el Monstruo de las Naciones Elementales desprendía una sensación de poder, de alfa sobre el resto de presencia. Se sobreponía sobre las demás como si nada pudiera lastimarlo, siendo incluso más notado que su adversario. Por el contrario, el Ejecutor de Dios mantenía una actitud calmada, tal vez fría, sin enviar ninguna sensación ni a su enemigo ni a la escasa audiencia que los estaba observando.
Casi parecía que no existía, que no estaba.
―Je. Veo que vas a alargar el interludio demasiado tiempo con ese cigarrillo―un crujido acompañó aquellas palabras. Tomándose del cuello, el Monstruo Humano lo hizo crujir―. ¡Voy a tener que cambiar eso!
Una sensación de muerte comenzó a salir de cada poro del cuerpo del Monstruo Humano. Estando quieto, con las piernas ligeramente flexionadas, el luchador envió su sensación de muerte directamente hacia su contrincante como un intento de romper su espíritu. Pero así como atacó, quedó sorprendido cuando su esencia no llegó ni siquiera a golpear el alma o perturbar el corazón del Ejecutor de Dios, quien llevó el cigarrillo directamente a sus labios.
―Tendré que tomarme mi cigarrillo mientras pateo tu feo trasero.
Los ojos del monstruo captaron un movimiento. Por simple reflejo el luchador levantó el brazo y menos mal que su cuerpo reaccionó. La pierna diestra de su contrincante golpeó directamente su antebrazo, haciendo que el brazo bajara unos centímetros, lo que generó una abertura pequeña en la defensa del defensor.
―¡¿?!
―Te has centrado mucho.
Apoyándose en el brazo de su enemigo el Ejecutor de Dios bajó la pierna con un movimiento directo y golpeó el rostro del Monstruo Humano enviándolo a volar girando en el aire.
El cuerpo del Monstruo Humano reaccionó al segundo. Extendió las piernas y utilizó los brazos para detener el movimiento cayendo sobre sus piernas. Inclinó el cuerpo hacia el frente (ligeramente) para causar un pequeño muro de aire que le impidiera desplazarse más hacia atrás.
―Ha sido bueno. Debo reconocer que tienes fuertes piernas, chico. ¡Pero yo llevo más tiempo siendo un luchador!
Se inclinó. Flexionó las piernas. Dejó que los brazos colgaran inertes. Abandonó completamente cualquier pensamiento que no fuera derrotar a su enemigo, que no fuera destruirlo y triturar sus huesos hasta el punto de la pulverización.
―Eres una bestia humana.
Ojos blancos, dientes afilados, un rostro completamente salvaje. Desde el golpe, el Monstruo Humano había dejado escapar todo su instinto salvaje, llenando la sala de un sentimiento conocido: el del peligro, el de la muerte.
El Ejecutor de Dios comprendió el sentimiento y reconoció el estado mental de su adversario. Él había abandonado cualquier racionalidad humana y como todo animal enfocó su mente en su objetivo dejando que su cuerpo fuera imbuido por los instintos.
―Un perro salvaje―exhalando una nubecilla de humo, el Ejecutor de Dios observó el estado "animal" de su contrincante―. Desprende ira, desprende miedo. Esta en un estado completamente inconexo con su mente y su cuerpo parece seguir solo los instintos. Diría que es maravilloso―la chaqueta cayó al suelo―; pero esto va a ser más interesante.
El viento se sintió extraño, viciado. Inclinando todo el peso sobre su pierna dominante (la derecha), el Ejecutor de Dios observó como su enemigo exhalaba aire constantemente, como un perro sofocado durante diversos segundos. Al mismo tiempo que miró esto, observó como las venas aparecieron por todos los músculos de su objetivo. Los músculos del Monstruo Humano crecieron y eso fue algo que quedó a la vista de todos.
―¿Está moviendo la sangre constan...?
El Ejecutor de Dios abrió los ojos completamente. El viento agitó su cabello y pronto sintió como su pecho era aplastado por un poderoso golpe directo que lo hizo retroceder varios metros.
―*Cough*―la sangre salió en una pequeña cascada roja que manchó el suelo―. ¿Un estado de locura? Es jodidamente fuerte...
Sonidos huecos comenzaron a oírse. El Ejecutor movió la cabeza, los ojos como en un partido de tenis. Fundiéndose con el ambiente, el Monstruo Humano comenzó a moverse a una velocidad que le permitió fundirse hasta desaparecer completamente convirtiéndose en un sonido de goteo que llegó a los oídos de su adversario.
―Ah, mierda―el Ejecutor aspiró y exhaló dejando que el humo que había entrado por unos segundos en sus pulmones saliera nuevamente―. Ahora el cigarrillo me sabe a oxido.
El Monstruo Humano apareció detrás del ejecutor, mostrando su boca abierta como un animal. Torciendo el torso y guiando su brazo, el monstruo intentó lanzar un zarpazo con el que arrancar la cabeza de su enemigo.
―Reverse Sweeping Kick (Patada de Barrido Inverso).
Plantando la pierna derecha en el suelo, el Ejecutor giró el torso y guio la pierna izquierda contra la cabeza de su adversario. Superando los instintos del luchador, golpeó la cabeza de este enganchando su cuello y haciéndolo girar levemente en el aire.
Pero esto no detuvo al Monstruo Humano.
Como un gato cayó sobre sus cuatro extremidades pillando por sorpresa a su adversario. Dejando que un gruñido escapara de su boca, disparó un golpe directo contra el pecho del Ejecutor, lo que hizo que este se elevara en el aire.
[¿Qué es lo que va a intentar?]
Energía dorada rodeó al Monstruo Humano como una capa completamente impermeable. Este juntó ambas manos en un gesto de rezo formando un triángulo, dejando un hueco entre las dos palmas.
[¿Eso qué...?]
Los shinobi nacían con un sistema de chakra que gobernaba sus vidas y les permitía cumplir las tareas que se les asignaba. Contrario al resto de sus camaradas, de aquellos que alguna vez fueron sus presas, el Monstruo Humano creó un sistema completamente distinto al que estaban acostumbrados. Cambió la energía que su cuerpo usaba por una nueva, sustituyendo su atrofiado sistema de chakra como uno más centrado en la conexión entre alma y cuerpo.
Él usaba chi.
―¡Ho!
Un haz dorado salió disparado del centro del triángulo inundando la habitación completamente por una luz dorada. Esto obligó a su adversario (quién seguía en el aire) a cubrirse con los brazos y recibir de lleno el ataque de energía que nadie en la sala se había esperado y que hizo que el aprendiz de Beerus se viera interesado.
―Moldear el chi de esta forma es complicado. Pero después de ver al dios utilizar su propia energía (el Naruto del Universo 7), esto se ha vuelto mucho más fácil.
Las energías diferenciaban entre cada universo: Ki, Chakra, Chi, Maná...pero todas tenían una finalidad parecida y llevaban acabo un recorrido dentro del usuario muy similar. Mientras que el maná podría ser considerada como una energía distinta (pues solía estar dentro de un núcleo dentro del usuario y no estaba ligada ni al físico ni al espíritu de forma directa), las otras estaban ligadas a los mismos puntos, pues todas ellas se veían unidas al físico y el estado espiritual del usuario, viéndose este en la obligación de entrenar ambos aspectos para mejorar el uso de dicha energía.
Comprendiendo eso a puntos superiores y viendo como el aprendiz de Beerus utilizaba el Ki, el Monstruo Humano decidió usar el Chi de la misma forma en que su variante había usado su propia energía. No era algo a lo que estaba acostumbrado y expulsar el Chi fuera del cuerpo era mucho más agotador que utilizarla dentro, tanto para meditación como para un enfrentamiento de artes marciales.
―Has destrozado mi camisa, ¿sabes?
El polvo desapareció y el Ejecutor de Dios se mostró con algunos rasguños después de la explosión con los restos de la camiseta cubriendo levemente su torso definido por el entrenamiento.
―Has sobrevivido. ¡Ja! ¡SABÍA QUE LO HARÍAS!
―Y tú has dejado a un lado ese estado de ataque animal.
―A lo largo de mis años como luchador he aprendido diferentes estilos de pelea―el Monstruo Humano hinchó su pecho―. Este es uno de tantos que he aprendido.
No le dio tiempo de recuperación.
Superando la distancia que los separaba, el Monstruo Humano apareció frente al Ejecutor de Dios con el brazo retraído completamente, pegado al cuerpo. Los músculos de la extremidad se hincharon ligeramente, dejando que los demás vieran como las venas parecían marcarse sobre la extremidad nuevamente, convirtiendo aquel brazo normal en una imagen que podría generar una impresión asqueada.
―La diferencia entre nosotros es tan clara―carente de emociones, las palabras retumbaron en la mente del monstruo―; que incluso un idiota podría verla.
Ala médica
Los humanos jamás habrían esperado ver a un dios sangrar, a un dios morir; pero dentro del Ragnarok la humanidad pudo ver que los dioses a los que adoraban eran incluso más parecidos a ellos de lo que cualquier religioso podría haber esperado. Pero los dioses no morían porque fueran mortales (las armas humanas jamás podrían haber enfrentado a las armas divinas que portaban aquellos seres que habían rezado), si no que los humanos contra los que habían luchado habían usado algunas armas divinas de sus propios mundos, algunas energías más cercanas al cielo que al mundo terrenal. E, incluso, algunos de los luchadores no fueron humanos normales, pues llevaban en sus venas la sangre de los dioses (como la primera variante de Naruto que era un hijo de Thor) y a lo largo de la historia los semidioses mataron y enfrentaron a los dioses por un lugar en la historia. Algo, por supuesto, que era completamente injusto si se hablaba completamente del reglamento, pero al ser semidioses estos podrían pelear por ambos bandos.
Debido al enfrentamiento con Buda Gautama y algunos de los humanos, los Siete Dioses de la Fortuna se encontraban en el ala médica del Valhalla, todo por una de las heridas que el sabio había causado a Ebisu durante el enfrentamiento. Esto, por supuesto, generó resentimiento en el dios de la pesca; un resentimiento que solo aumentó debido al pasar de los años y a un resentimiento anterior que alimentó como la gasolina al fuego su temperamento.
―¡Ya basta, Benzaiten!
―Ara, ara. ¿Estas llorando?
Los músculos alrededor de la boca de Ebisu se contrajeron, haciendo que el dios soltara un gruñido de molestia por la burla implícita en aquella pregunta.
―¿Me estás jodiendo? ¡Voy a matar a Buda! ¡El plan Zero lo exterminará de la existencia!
Incluso dentro de los dioses, el odio que había entre los Siete Dioses de la Fortuna y Buda era completamente extraño e incomprendido. Dentro de toda la historia conocida, toda la contada a lo largo de los miles de años conocidos, en ninguno de ellos se encontró una historia que uniera tanto a Buda Gautama como a los siete dioses asignados a la fortuna en diversas culturas. No había un enfrentamiento directo ni una animadversión clara entre ambos, lo que hacía mucho más extraño el comportamiento de los siete hacia Buda.
―Deberías mantener la boca cerrada, Ebisu. No sabes quién puede estar escuchando...
Bishamonten habló con calma segundos antes de empujar la puerta con su mano izquierda.
―¡Ay!
Los siete pares de ojos miraron la figura derribada de la hermana menor de las valquirias.
―¿Una espía? ¿Ahora la puta ha decidido mandar a una niña a espiarnos?
Ebisu se puso de pie. Bruscamente apartó la mano de Benzaiten y apuntó con su pistola directamente al rostro de Geir, mirando el brillo del miedo en aquellos ojos.
Un miedo real.
―¡Y-yo...!
―¿Qué es lo que has escuchado, mocosa? ¡¿A caso la puta de tu hermana mayor no te ha enseñado a no cotillear?!
La ira que envolvía aquellas palabras, aquel grito, era real, genuina y empujada por años de resentimiento, por un ego hinchado que nadie había sabido como disminuir. Aquello era un punto débil dentro de casi todos los dioses tenían: su ego y Ebisu estaba mostrando esa cualidad al amenazar a Geir, al no dejarse ver cómo menos...
―Ebisu―Bishamonten suspiro―. Cálmate.
―¡¿Qué me calme?!―la mirada del dios de la fortuna en la pesca se movió hacia el dios de la fortuna en la guerra. Bishamonten pudo ver como los ojos de su hermano estaban inyectados en sangre―. ¡ESA VALQUIRIA HA ESTADO ESPIANDO JODER! ¡¿HABLAS EN SERIO?!
―Que haya escuchado no cambias las cosas. No.
Pero Bishamonten entendió que no podría detener a Ebisu. Estaba desquiciado, con la ira nublando su juicio, empujándolo a realizar una acción que sería completamente negativa para él. Y como el dios previó, su hermano apretó el gatillo.
Primero se escuchó el estallido, después un choque ligeramente metálico y después el completo silencio por varios segundos; un silencio lleno de confusión, de miradas incomprensibles y un estado de tensión que se extendió por todo el pasillo, entre todos los presentes.
―Uff―un suspiro rompió aquel silencio extraño―. He llegado en el momento perfecto.
Geir abrió los ojos. Segundos antes de que Ebisu disparara, ella los cerró completamente asustada, comprendiendo que no iba a ver a ninguna de sus hermanas ni ninguno de los siguientes enfrentamientos entre dioses y humanos. Pero entonces sintió como un grueso brazo la rodeaba y como una sensación cálida como el sol parecía abrazarla, envolviéndola como una sábana.
―¿Uhu?
El hombre podría ser considerado como un adonis. Rostro duro, cuerpo atlético, alto, ojos azules y rubio, el hombre podría ser considerado como el hombre perfecto en el aspecto físico, pues incluso su luminosa sonrisa parecía iluminar más que el sol. Por otro lado, debido a su educación y sufrimiento, el chico podía ser considerado como un caballero, alguien capaz de hacer las cosas sin pedir nada a cambio.
―¿Quién...? ¡¿QUIÉN MIERDA ERES TÚ?!
Los tendones de la mano izquierda de aquel tipo se tensaron bajo la piel cuando cerró los dedos entorno al mango de un hacha enorme, ornamentada, forjada con oro y acero.
―Atacar a una chica―Ebisu y los otros seis dioses movieron la cabeza hacia arriba. El humano frente a ellos era alto, poderoso e irradiaba un calor propio del sol―; no es propio de un hombre.
―¡No me jodas, humano! Tu has salvado a una espía, a una valquiria. ¡¿Quién coño te crees?!
El hacha cortó el aire, quedando entre el grupo de siete dioses y el humano.
―Yo soy el orgulloso caballero al servicio de lady Gabriel. Yo porto el pecado del hombre: el Orgullo. Soy el As de Gabriel, aquel que solo agacha la cabeza ante su reina―los músculos crecieron bajo la camisa, haciéndola más apretada―. Naruto de Mael.
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