El inicio

Fue en un día de otoño cuando te vi lo se porque las hojas secas de los arboles caían al suelo sin secuencia alguna, tu me atendiste en aquella cafetería en la que trabajabas, era acogedor el lugar pero muy ruidoso para mi gusto en fin.

Tome asiento en la esquina cerca del escaparate no me gusto para nada el como se sintió el sillón al tener contacto con mi cuerpo ya que soy muy quisquilloso como seguramente lo habrás notado ya , me saque el abrigo mostaza y lo doble perfectamente para ponerlo a mi lado en el sillón.

No pude evitar escanear el lugar y arrugar la nariz ante el olor del café amargo ya que no es de mi agrado y me es muy penetrante para mi olfato. Llegaste tu balanceándote y moviéndote con toda libertad, te escanee de arriba abajo no pude evitar ver ese pronunciado lunar arriba de tus labios ya que era mas grande que tu nariz, tu simetría no era del todo perfecto, no tenias mucha musculatura ni estabas tonificada así que descarte la idea de que fueras maestra de Pilates y yoga así como amante del gimnasio.

En la esquina cerca del hombro derecho tenias una mancha roja que se asemejaba a la kétchup ya que te vi minutos antes refregando una servilleta de papel contra la mancha me diste una cálida sonrisa o esa era tu intención ya que tu aspecto dice que estas fatigada probablemente porque llevabas horas trabajando no lo se.

-Sea bienvenido a Sunny Breakfast donde cada desayuno es un mejor despertar ¿qué desea ordenar?- debiste darte cuenta que no tenia menú ya que de entre tus manos deslizaste el menú hacia mi, al tocarlas supe que eran suaves y sin imperfecciones sin mirar el menú formule las siguientes palabras- Dame la especialidad del lugar- sonreíste mostrando un hoyuelo y diste la vuelta marchándote note que en base caminabas tu cola de caballo se balanceaba como el péndulo de un reloj, también note que te fuiste sin darme tu nombre.

Veo la servilleta de tela expandida con el tenedor primero, después la cuchara y al final el cuchillo lo cual me enfada ya que ese no es el orden, tomo la cuchara y la pongo primero, después el tenedor y al final el cuchillo no entiendo como es que no ven el orden de las cosas, de música de fondo escucho una pieza de jazz tarareo mientras me empiezo a impacientar la cual es una de mis peores cualidades lo acepto escuchar tantas voces y susurros me esta sacando de mis casillas y no quiero explotar, no aquí donde hay demasiada gente cerca también el ruido de un niño de los asientos de atrás golpeando el vaso con el costado de la cuchara no me ayuda con el temperamento.

Mi cabeza punza y tamborilea como si tuviera miles de tambores tocando al mismo tiempo veo hacia la barra ansiando ver a la chica mesera con mi almuerzo. Escucho a la chica del noticiero hablar luego que alguien pida que le subiera el volumen.

-Muy buenas días el día de hoy un tren que hacia su recorrido en Queens como siempre colisiono contra otro tren muriendo personas en el transcurso por ahora los encargados no han dicho que causo el incidente, tampoco se sabe con exactitud cuantos heridos hay-informa la chica del noticiero por el escaparate veo una patrulla con oficiales armados bajando recuerdo que me puse nervioso pero me ordene mantenerme sereno pero aun así en alerta

No me di cuenta de cuando llegaste y pusiste un plato de panqueques frente a mi, me sobresalte tanto que me lleve un golpe en la cabeza con una superficie circular de madera que aumento las punzadas de cabeza y lo siguiente que sentí fue un liquido frio marrón pegajoso mire mi camiseta blanca con horror y lo notaste porque dijiste lo siguiente- oh dios, lo lamento tanto señor, lo siento tanto tanto- no parabas de disculparte y al final te quebraste ya que lloriqueaste y eso me dio una razón mas para hacer lo que hago hasta ahora ¿por qué quien llora frente a un extraño?.

Te tendí la servilleta de papel que venía con los cubiertos vi como te enjuagabas las lágrimas con la servilleta de papel—Jones no te pago para que bañes a los clientes con tus lágrimas, lloriqueas después ahora a trabajar—te ladro la orden desde otro lado del local, te sonreí de lado sin mirarte con lastima lastima era lo que menos necesitabas por el momento me devolviste la servilleta de papel bañada en lágrimas y tus mucosidades—debo volver a trabajar disculpe el inconveniente señor— me diste una de las que sabía eran de tus maravillosas sonrisas que hacen girar mi mundo para luego irte con tu perfecto porte al caminar. Termine el desayuno pero no dejé el pequeño local en el que trabajabas, te observe trabajar y siendo amable con todos tus clientes sin importar como algunos te trataban como una basura cuando la basura eran ellos mismos algunos incluso coqueteaban contigo y no te dabas cuenta eso me enfadaba sin saber el porque actuaba así al cabo de unas horas que me parecieron una eternidad y a ti también un hombre barrigón de pelo canoso se acercó a ti y sin descaro alguno toco tus perfectos pechos y te dio una palmada en el gran trasero redondo que tienes levantado como las modelos que muestran en las revistas en paños menores, te observe despedirte de todos y todas tus colegas, te perdiste de mi vista sin dudarlo fui detrás de ti, no quería perderte, no quería que te alejaras de mi.

Cuando te marchaste supe tu nombre después de que muchos colegiaras hablaran de ti y llamarán por tu nombre, Marcy así te llamas ¿no? no me fue suficiente el corto tiempo en el que pasamos juntos al intercambiar una servilleta de papel un objeto simple sin significado pero eso significaba todo para mi, eso marcó el comienzo de algo.

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