tranquilidad era lo que sentía la joven muchacha en ese gran descampado con flores, sin preocupación alguna, solo mirando en cielo con sus nubes frondosas, buscando formas en esta. no se preocupaba ni por el rey, el cual a desaparecido desde la muerte de la monarca, dejando al reino desamparado.

- MIA!- Gritó la mayor desde la casa - APURATE, ES HORA DE COMER- llamaba su madre de corazón, a pesar de que solo era unos 15 años mayor, la crio como si fuera suya.

Desde que tiene memoria vivió en esa casa en el campo de Mavka, Ada siempre le dijo que era la futura reina, aunque era difícil de creer, se lo confirmaba un guerrero conocido que se volvió su amigo, o por lo menos una de las pocas personas que conoce.

-YA VOY- miró un rato mas el paisaje con las flores y las nubes doradas por la iluminación del sol parecía una obra de arte. 

Cuando comenzó a caminar podía ver a lo lejos que estaban tres hombre con grandes armaduras y caballos negros, eran hombres del reino, estaba claro, eso le asustaba, todavía no estaba preparada para ir al castillo, no quería ir y asumir grandes responsabilidades. Se levantó del suelo y mientras se acercaba podía reconocer a uno de los tres.

-Mia, gusto en verte- Dijo finalmente Azriel. 

-También me alegro de verte, pero quisiera saber porque vinieron, siempre vienes solo y con ropas del pueblo, no con la armadura, tiene que ser muy importante pare que vinieran- La mayor de las mujeres se le acercó y la agarró por lo hombro.

-Es hora de que vuelvas, tu padre esta enfermo y han dicho que no se podrá recuperar, tienes que volver para gobernar.- Ada se arrodillo frente a ella y seguido los guardias del reino.

<<Nuestra reina de Reaghan>>