Acto 1
La maldad casi siempre es asociada a comportamientos destructivos e inmorales humanos, una de sus formas es el reconocido pecado. Yo conozco bien eso, es mi función provocarlo. Soy la voz que saca a relucir los deseos más oscuros de las personas, esos pensamientos que no son liberados debido a las cadenas de la integridad.
Todos tienen algo oculto, aunque sea la más mínima pizca lo tienen. Por eso, cuando te encontré no pude evitar seguirte. Alguien que carece de maldad, tan impoluto que pareciera una ilusión. Lo tome como un reto, en mi ambición por demostrar que alguien así no existía.
Fueron muchos mis intentos, al principio de forma sutil, unos susurros que de forma suave incitaba a que cometieras algún acto. Pareciera que fueras demasiado "buena" como para caer y luego de pasar un tiempo empezaste a notarme, incluso me hablaste.
"¿Hay alguien ahí? "
Dijiste en aquel momento, me sorprendí, era imposible que eso sucediera, los humanos no pueden ver a los demonios a menos de que estos se presente y yo nunca haría eso. Me mantuve al margen en los días que le siguieron, cuando volví junto a ti volviste a dirigirte a mí, tuvimos una pequeña plática en esa ocasión, la primera de muchas que le siguieron. Llegué a apreciarlas después de un tiempo, eran agradable y podía hasta divertirme de cierta forma, quién diría que hablar con un humano sería placentero?
El hecho de que no me temieras me llamaba la atención, mayormente a cualquiera le aterraria la idea de que un demonio estuviera junto suyo. Hablabas conmigo con tanta naturalidad y seguridad como si me conocieras de siempre, en una ocasión llegaste hasta tocarme. No recuerdo de que hablábamos, estabas mirando por la ventana y yo estaba a tu lado, mirando sin interés la luna en medio de la noche hasta que sin darme cuenta tu mano se me había acercado lo suficiente para tocarme la cara. Tu piel era suave y calida, cuando te mire sonreiste juguetona, la luz lunar nos bañaba, en ese instante solamente pensé en lo hermosa que eras.
Un demonio enamorándose de una humana, parece broma, una tontería. No pensé en aceptarlo hasta que quedó más que claro cuando lo único que tenía en mi mente eras tú. Iba sin tardanza a nuestros encuentros o siempre que me llamarás, no puedo ignorar tu llamado.
Ciertamente es verdad lo que dicen, los opuestos se atraen.
Traté de mantener esos sentimientos alejados cuando estaba a tu lado, lo hacías verdaderamente difícil. Tus saludos, tus elogios, esa actitud amigable y las veces cuando me abrazabas colgandote de mi cuello, mi pecho sentia una calidez que nunca antes había sentido. Quería amarte y protegerte, mantener esa luz que eres completamente pura y brillando.
Siempre que te viera sonreír, yo también lo haría.
Fue hace unas 7 semanas que todo cambió. Fui a nuestro encuentro, ansiaba este momento, estar a tu lado y platicar. Aparecí en tu habitación, estabas sola sentada en la cama mientras observaba una hoja con algo escrito. Lucias igual de bella que todos los días, llevabas puesta una blusa de tirantes y una sudadera, ambas acompañadas de un short. Al verme sonreiste y me saludaste, caminé hacia ti y me senté junto tuyo. Hablamos normal y noté como dejabas a un lado el papel, con interés pregunté el por qué de ello.
-Un chico me escribió esta carta, pero no voy a aceptar su propuesta-murmuras y te dejas caer junto a mi, apoyándote en mi brazo.
-Pobre chico-expresé sonriendo de lado.
- No me interesa, de todas formas estoy bien contigo-respondiste mirándome con esos ojos profundos, donde a veces solía perderme.
- He, claro.
- Sabes que es verdad-juntas tu mano con la mía, observando el brillo de alguno de mis anillos-Puedo... Confesarte algo? - preguntaste.
- Lo que quieras - te respondí, acariciando tu mano con mi dedo pulgar.
- Alguien me gusta... Pero temo en decirle-te sinceras te-Crees que deba hacerlo?
Escuchar que alguien te gustaba me hizo sentir una presión en el pecho, decepción y desilusión. Era razonable, no podía evitar que te fijarás en alguien más.
- Deberías-te respondí a lo que asentiste.
Te pusiste derecha sin dejar mi mano, escuché como te aclaraba la garganta y dijiste:Me gustas. En seguida te miré, estabas sonrojada y seguías observandome con calidez.
- Sé que no debería sentir estas cosas. Mis padres se enloquecerian si supieran esto, pero no puedo evitarlo-apretaba un poco mi mano-Me gustas mucho.
Antes que fuera a soltar palabra alguna te aventaste a abrazarme, me sentía hasta feliz por escucharte decir eso.
- Entiendo si me rechazas y no aceptas mis sentimientos, sé que nunca te interesarias por una humana...solo... Quería que lo supieras- decías con un tono triste.
-Tranquila, si todavía no he dicho nada-paso mi mano entre tus delicados cabellos-¿Entiendes lo que conllevaría esto? - pregunto.
Te volteas a verme sorprendida.
- Sí, pero no me importa. Además, sé que te gustó también- expresaste sonrojada.
Sonreí, claramente era notable y sabías perfectamente que no podía mentir.
- Esta bien, entonces si tan segura estas - aproximo mi mano a su rostro, tomándote del mentón- Dime, atarias a tu alma a un camino de oscuridad solo por mí? - expreso curioso por tu respuesta.
Entonces tus labios formularon la ansiada palabra.
- Sí.
Con esas dos letras dio inició nuestra pequeña aventura de amantes. Por fin pude hacer lo que moría, besar esos labios que tanto me llamaban.
Ellos son igual de suaves que el algodón, besarlos es una sensación tan dulce y adictiva. Nos acurrucabamos el uno contra el otro al nuestras bocas estar en contacto, te acariciaba el rostro con ternura, tu piel tersa me encantaba. Mis preocupaciones se fueron reduciendo con el pasar de los días, seguías preservando esa brillante puresa como el primer día que te vi, mi pequeño ángel terrenal.
Todo parecía ir bien, hasta que ellos supieron de nosotros, todo por un pequeño desliz mío, quien diría que tus padres estarían espiandonos por la puerta. Tuve que ocultarme entre las sombras y ver como te reprendian, no podía interferir y eso es lo que más me pesaba. Sabía que tus padres, como buenos seguidores de su fe y demasiados cegados por la misma reaccionarian así. Limpiar los pecados a base de golpes era común, a cada sonido cortante del cinto mi paciencia se agrietaba igual que lo hacía tu piel. Recuerdo como derramabas lágrimas y tratabas de hacerles entrar en razón, tu dolor y quejidos se mantuvieron resonando en mí.
Comenzaron a querer alejarme de ti, te mantenían encerrada en tu cuarto en el cual colgaron varias cruces y partes de las escrituras sagradas, cosas que creían que sería efectivo en contra mía. Ha, ilusos, nada puede detenerme de estar junto a ti.
"¿Estas ahí? "
Murmurabas para que ellos no te escucharan, me acercaba a ti y me sentaba en la cama. Tomaba tu frágil mano con delicadeza, tenias muchas marcas en todo el brazo y tu cuerpo. "Lo siento" te dije llevándome tu mano a mi rostro, la beso con cariño y dolor. A pesar de ello me sonreíste y dijiste que no me disculpara, que tarde o temprano esto tenia que pasar. También que no podías odiar a tus padres, ellos solo quieren protejerte.
- ¿Con maltratos ? - mencioné sintiendo furia.
- Es su forma de actuar ante lo que todo una vida creen que es malo, no puedo culpar les por ello-me respondiste.
Lo que más me dolía era tu sinceridad sobre esto, realmente pensabas así y eso me enojaba. Me enojaba que aguantarás y recibieras todo esto sin merecertelo, me gustaría llevarte lejos de aquí, a donde no te puedan seguir castigandote, pero no puedo.
-Si al menos estuviéramos unidos por algo más que palabras esto acabaría...
- Pero no quieres porque mi alma se condenaria-respondiste completando mis palabras.
- Sí...pero hay otras formas, solo tienes que pedirmelo.
Miré a un lado, enojado por la impotencia.
- No te preocupes, yo estaré bien...-me dijiste-Se que todo pasará y no tendras que hacer eso.
Esas palabras solo me preocupaban más a medida que pasaban los días, seguían y empeoraban las mismas torturas: los latigazos, golpes, sumergiendo tu cabeza en agua para borrar tus pecados o dejándote de ayuno con tal de hacerte cambiar de parecer. Me mantenía aguardando a que todo pasara, pero seguía igual y peor. Siempre estaba junto a ti, esperando a que me llamarás, que me pidieras poner fin a esta pesadilla sin problemas.
"Solo tienes que llamarme,
Llámame"
Luego de unas semanas más llegué a mi límite al escuchar a tus padres hablando, según ellos, la unica forma de limpiar completamente el pecado y la maldad era a través del fuego. Se atreverían a cometer tal acto tan solo guiándose por su fe, no lo permitiría jamás.
Me aparecí ante ti, para decirte lo que pasaría. No querías creerlo a pesar de lo que te decía, "ellos nunca lo harían, son mis padres?!" decías ante mi aviso. Te pedí que me permitieras llevarte lejos, y justo cuando ibas a responder escuché como abrían la puerta. En seguida me oculte en las sombras y observe como con sus palabras fingidas te llevaban fuera de la habitación. Los seguí en cada uno de sus pasos, caminaron hasta llevarte al cementerio cerca de la iglesia que visitaban, alli los esperaba el cura, por supuesto, también estaba de acuerdo en lo que harían. El día estaba completamente nublado por unas negras nubes de tormenta, caminaban sobre la húmeda tierra y trataban de no hablar nada, se mantenían en un silencio culposo por lo que estarían a punto de hacer. Mientras, mi enojo e impotencia se iban ligando de una manera no tan agradable. Te llevaron a una cripta que conducía a un salón arcaico subterráneo, cuando viste la silla con las sogas con las que te atraían trataste de huir, ellos te aguantaron y te llevaron a ella. No dejaban de murmurar lo siento en lo que te ataban.
- Esto es por tu bien, pronto el señor te recibirá en sus brazos-dijo aquel cura a la par que se preparaba para leer algunos versículos de la biblia.
Te empezaron a rociar el liguido inflamable, tratabas de razonar con ellos, pero era inútil. Todo tu cuerpo ahora se hallaba mojado por aquello, el olor penetraba en tus pulmones y solo era cuestión de tiempo para lo que parecía inevitable, podía sentir desde aquí tu miedo y me afligia.
"Por favor, llámame"
- No puedo... - murmuraste en lo que tus padres rezaban junto con el cura por tu alma.
"Sólo di mi nombre y no pasará nada, todo acabará"
Seguías indecisa, podía notarlo en tu mirada, las lágrimas caían y se juntaban con el líquido rociado sobre ti. En uno pocos minutos terminaron y el cura le dio orden a tu padre comenzar el fuego, volviste a suplicar con la voz entrecortada. Prendió un fósforo y te vio, temblaba por lo que haría. Tomó aire y con un lo siento te lanzó la cerilla encendida. Ante esto solo pudiste decir lo que tanto esperaba, mi nombre.
En ese momento deje las sombras, las luces de las velas que iluminaban el lugar se apagaron rápidamente y a los segundos volvieron a brillar. Verlos aterrados al verme ahí de pie, aguantando la cerilla encendida fue satisfactorio. La apague con su leve soplido y lance a un lado, en seguida tus padres se reunieron atrás de aquel hombre con sotana, como si él pudiera protegerlos.
- ¡¿Como es posible?! ¿Un demonio aquí en territorio santo? - expresó el cura impactado ante mi presencia.
- ¿Por qué eso sería un impedimento? De todas formas alguna vez fui un ángel-dije mofándome a la par que me arreglaba mi traje.
-Pero ahora no, vete de aquí, caído, no eres bienvenido-ordena sujetando su biblia - Bastante daño has hecho.
-He, daño...
Los miré sonriendo, ante la ridiculez que acababa de decir.
- ¿Quieren hablar de daño?-di un paso, las luces de las velas se iban semi estinguiendo-Por mucho estuve viéndolos a ustedes, ignorando sus explicaciones y destrozando su cuerpo - volví a dar otro paso, la sombra a mis espaldas iba creciendo, transformándose en un contorno de mi verdadera apariencia- ¿Creen que así se libra del pecado? En este mundo solo existe una forma para ello-Vuelvo a caminar-Se llama infierno, en donde posiblemente los veré arder.
Chasque mis dedos para liberarte de tus ataduras.
-Hija, por favor aléjate de él - hablaban tus padres, tratando de pesuadirte.
-¿En serio piensan que irá con ustedes?-comence a reírme-Haha, los humanos son tan hipócritas.
-¡Te arrepentirás demonio!-exclamó aquel cura- No te la llevarás contigo.
- ¿A sí? ¿Y quién me lo va a impedir? - lo miré sonriente - ¿Acaso cree que puede enfrentarme padre? - una oscuridad comenzaba a aremolinarse cerca de ellos, tomando la forma de serpientes que reptaban por los suelos, aproximándose a ellos.
El hombre de dios trataba de alejarla con los pies, tus padres se iban alejando cada vez más por el temor que fueran mordidos. Me dí media vuelta y caminé hacia ti, te extendí mi mano y con dudas, aceptando mi invitación, la tomaste. Se escuchaban los alaridos insesantes de los demás tratando que no lo hicieras, en total negación por lo que pasaría.
-Nos vamos ya, mi querido ángel-murmure acercándote más a mí. Era el momento de irnos.
-Esto no se ha terminado! Ya lo verás, se van a arrepentir- amenazaba aquel cura.
Hice caso omiso, no me importaba lo que dijera, solo tenerte conmigo al fin era más que suficiente. Te abraze con cuidado y extendí mis alas oscuras, para en cuestión de un pestañeo nos marcharamos de aquel inmundo lugar.
Te llevé a un sitio que había preparado justamente para nosotros, un lugar donde estarías a salvo. Lo acomodé con todo lo que pudieras necesitar y si faltara algo, yo mismo lo buscaría para ti. Al llegar casi ni te separaste de mi, muchos sentimientos te atocigaban y el mayor de todo era la tristeza. Era comprensible después de lo que había ocurrido. Seguí abrazandote, tratando de ayudarte a desahogarte mientras continuabas derramando las lágrimas.
"Incluso cuando estés muerta y te hayas ido
Siempre puedes alcanzarme
Todo lo que tienes que hacer es....
Llamarme"
Esto es una idea que surgió hace unos meses y quería mostrarsela. Creo que podré hacerlo en pocos actos, 2 o 3 por lo menos, y espero que les haya gustado este pequeño acto 1.❤️ En dos semanas termino mis exámenes y podré traerles más actualizaciones. OwO ❤️
Hasta la próxima 💖❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top