Advertencia: Ninguna

Leer bajo discreción por favor.

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Sirius se acomodó mejor en la cama y pasó su brazo por el lado en donde se debería de haber encontrado su esposa y al sentir como no había nada, se levantó mientras fruncía el ceño.

— ¡Sirius! —El pelinegro escuchó como su esposa lo llamaba desde la cocina, se levantó de la cama para luego ponerse sus pantuflas y bajar las escaleras mientras se restregaba los ojos, el hombre se quedó en shock al ver a la rubia agarrada de la esquina del fregadero mientras un charco de lo que parecía ser agua estaba dejado de ella—. El bebé ya viene.

Sirius abrió los ojos como platos para luego empezar a caminar de un lado a otro tratando de encontrar qué hacer, su bebé venía en camino, iba a ser padre dentro de poco, el hombre salió de su trance al escuchar a su esposa gritar.

— Sirius Orión Black con un carajo, ve despierta a Remus y vayan a buscar al maldito sanador —El pelinegro asintió repetidas veces para luego correr y subir las escaleras rápidamente y entrar a la habitación del hombre, el cual se levantó exaltado al escuchar como la puerta se abría.

— Sirius maldita sea casi me matas del corazón —El hombre le hacía sea de embarazo y de agua brotar—. Si me dices que es lo qué pasa te puedo ayudar.

— El bebé ya viene, ¡El bebé ya viene Lunático! —Remus abrió los ojos como platos para luego levantarse de la cama y correr hacia las escaleras encontrándose a Atenea la cual trataba de subirlas—.¡¿Qué estás haciendo?!

— ¿Qué crees que estoy haciendo? —Remus pasó el brazo de Atenea por su hombro para luego ayudarla a subir las escaleras.

— Sirius ve a buscar el sanador, yo ayudaré a Atenea —Sirius asintió para luego correr hacia la chimenea y gritar con cierto nerviosismo San Mungo.

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— ¡Atenea! ¡Remus! —Sirius revisó todos los lugares con desesperación mientras que el sanador se encontraba parado tranquilamente en medio de la sala.

— ¡Aquí arriba! —Sirius subió corriendo las escaleras siendo seguido por el sanador, el cual subía las escaleras como una persona normal, el pelinegro entró a la habitación para luego observar a su amigo sosteniendo la cabeza de la rubia, la cual gritaba de dolor por cada contracción que sentía—. Medí sus contracciones cada tres segundos.

— Necesito que solo se quede el padre de la muchacha —Sirius frunció el ceño mirando al sanador, el cual preparaba todo para poder comenzar.

— No soy su padre, soy su esposo —El sanador lo observo para luego asentir, Remus bajo de la cama y salió del cuarto, el pelinegro le tomó la mano para luego besarla.

— Estoy aquí cariño, ya casi vamos a hacer padres —Atenea sonrió levemente para luego gritar de dolor ya que había sufrido otra contracción.

— Necesito que puje Señora Black —La rubia pujó con fuerza apretando la mano de Sirius en el proceso—. Siga pujando.

La chica sentía como cada vez tenía menos fuerza pero como quiera tenía que seguir pujando, Sirius besaba la mano de su esposa de vez en cuando en muestra de apoyo.

— Ya casi, puje otra vez —Atenea gritó de dolor y se desplomó en la cama exhausta, de repente la pareja escuchó un llanto—. Felicidades, es una niña.

El sanador le pasó la bebe a la rubia, la cual sonrió al ver a su hija, los ojos de Sirius se llenaron de lágrimas al darse cuenta que ya era papá.

— Muchas gracias —Sirius camino hacia el sanador para luego estrechar su mano con la de el, le pago para luego acompañarlo hasta la salida en la cual desapareció.

De repente el pelinegro escuchó un grito y subió corriendo las escaleras encontrándose a Remus chillando mientras veía a la pequeña bebe entre los brazos de su esposa.

— Es hermosa, mi pequeña Remus Lily James Olivia Mattheo Tom Artemisa Black Lupin —Atenea frunció el ceño con diversión al escuchar el supuesto "Nombre" de la bebe.

Sirius se acercó a su esposa para luego besar su frente y cargar a la bebe, está sonrió y el corazón de Sirius se derritió, con su dedo rozo con cuidado la cara de su hija.

— Melody Black —Atenea sonrió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, ya que así se llamaba su mejor amiga—. Le gusta.

— Sigo pensando que mi nombre es mucho más bonito y más original —Remus se cruzó de brazos con una sonrisa, Sirius se acercó a él para luego entenderle a la bebe, la cual el chico la agarró con mucho cuidado, el poco pelo que tenía la bebe se convirtió en rojo al estar en los brazos del hombre—. ¡Miren, yo sabía que le iba a gustar estar con el tío Remus! ¡Ósea, quien se puede resistir a mis encantos!

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