𝟏𝟏 𝐋𝐚𝐩

I need

Need your hands on my waist, please

Save me

God, don't let me die waitin'

My heart's racin' now, I just can't take a breath

I'm catchin' you starin' again

I swear all this shit isn't just in my head

I know that we're more than

Friends, friends, friends

I know that we're more than

(Barcelona, Febrero 2020)

Madeline se encontraba en el mirador de Barcelona, ese lugar mágico con vistas panorámicas de la ciudad, las mismas que había visto tantas veces en su juventud. El aire estaba lleno del aroma a pinos y sal del mar, y el sonido lejano del bullicio de la ciudad subía hasta donde estaban.

A su lado estaba Eric.  Se veían más jóvenes, más despreocupados, como si el peso del mundo aún no hubiera caído sobre ellos. Eric estaba tan guapo como siempre, con una sonrisa fácil que parecía iluminar su rostro.

—¿Te acuerdas cómo nos conocimos? —preguntó Eric, su voz suave y nostálgica. Madeline sonrió, mirando la ciudad que se extendía a sus pies. 

—Claro que sí. Éramos niños, vecinos en Martorell. Nunca pensé que nos volveríamos inseparables.— responde con una sonrisa de oreja a oreja recordando esas tardes donde ambos jugaban al fútbol en las calles de Martorell. Eric rió, un sonido alegre y lleno de recuerdos.

 —Inseparables, definitivamente. ¿Recuerdas nuestra primera Navidad juntos? La fiesta en el patio de tu casa... expresa mientras la mira con esos únicos ojos que la podía ver, con amor. Madeline asintió, su mente viajando de nuevo a ese momento. 

—Teníamos quince años. Fue la primera vez que me besaste. Había luces por todas partes, y el sonido de la música se mezclaba con las risas de nuestras familias recuerda a la perfección la catalana.

—Y nevaba ligeramente —añadió Eric, sus ojos brillando al recordar—. Siempre me pregunté si ese momento sería especial para ti, como lo fue para mí.— expresa al final con una sonrisa tímida. Madeline rió suavemente. 

—Fue muy especial, Eric. Nunca lo olvidaré.— le confirma mientras recuesta su cabeza en el hombro de su novio.

—Yo tampoco —dijo Eric, su voz se volvió más profunda y seria—. Es impresionante, ¿no? Aquí estamos, tantos años después, juntos como novios. Yo cumpliendo mi sueño de jugar en el FC Barcelona y tú, siempre a mi lado, apoyándome.— comenta trayendo a memoria el gran tiempo que llevan de conocerse. Madeline lo miró, sus ojos llenos de cariño. 

—Es una locura cómo la vida nos lleva por caminos que nunca imaginamos. Pero estar aquí contigo hace que todo tenga sentido.— expresa sin dejar de verlo con amor y cariño. Eric se volvió hacia ella, tomando sus manos en las suyas. 

—Maddie, te he amado desde que éramos niños. Y sé que quiero pasar el resto de mi vida contigo, cumplir nuestras metas y sueños juntos.le confiesa sin apartar sus ojos de ella.

Antes de que Madeline pudiera responder, Eric se arrodilló, sacando un anillo que brillaba con la luz del sol.

—Maddie, ¿quieres casarte conmigo?— le hace la pregunta más importante en la vida de cada ser humano.

Madeline, con lágrimas de alegría en los ojos, asintió rápidamente. 

—Sí, Eric, quiero casarme contigo.acepta para chillar un poco, a lo que Eric lanzó una pequeña carcajada por la reacción de su novia y deslizo el anillo por el dedo de su Madds, para luego verla con ilusión, la tomó por la cintura sin previo aviso

Se besaron, un beso lleno de promesas y esperanzas para el futuro. Eric la abrazó con fuerza, susurrándole al oído.

—Te prometo que serás la mujer más feliz del mundo.— le asegura sin dejar de abrazarla.

En ese momento, todo parecía perfecto, un sueño que se sentía tan real y lleno de amor. Pero la escena comenzó a desvanecerse, arrastrada por el llamado de la realidad.

Madeline despertó de golpe, con el corazón latiendo con fuerza. Su habitación estaba tranquila, el sol de la mañana se colaba por las cortinas. Se pasó una mano por el cabello, despeinada y con la mente aún envuelta en la niebla del sueño. Su mirada se posó en una estantería cercana, donde una foto enmarcada capturaba otro momento de su vida pasada: ella en su vestido de novia, radiante y sonriente sosteniendo una ramo de rosas blancas.

Suspiró profundamente, sintiendo una mezcla de nostalgia y tristeza. Se levantó lentamente, dejando que los recuerdos se asentaran mientras se preparaba para el día que tenía por delante. Hoy, tendría que ser fuerte, como siempre.

Con un último vistazo a la foto, se dirigió al jardín para organizar el desayuno con sus amigas, decidida a dejar atrás los fantasmas del pasado y enfocarse en el presente.

..................

Era un fresco martes por la mañana, y el jardín de Madeline estaba decorado con cuidado y buen gusto. Los primeros rayos de sol iluminaban la mesa larga de madera, adornada con un mantel colorido, flores frescas, y una variedad de delicias para el desayuno. Desde croissants dorados hasta una selección de frutas, mermeladas, y jugos recién exprimidos, todo estaba dispuesto con esmero.

Madeline estaba en la cocina, terminando de preparar un par de teteras de té mientras se aseguraba de que todo estuviera perfecto. Vestía un suéter ligero y jeans, su cabello recogido en una coleta alta, el rostro iluminado por una sonrisa anticipada. Sus amigas, Katrine, Noah, y Melissa, llegarían en cualquier momento, y ella estaba emocionada de ponerse al día con ellas.¡Ding-dong!. El timbre resonó y Madeline corrió a abrir la puerta.

—¡Hola chicas! —dijo, abriendo la puerta de par en par. Kat, Noah, y Melissa la saludaron con abrazos entusiastas.

—¡Madeline, cuánto tiempo! —exclamó Katrine, su sonrisa reflejando el mismo entusiasmo que Madeline sentía.

—¡Te hemos extrañado tanto! —añadió Noah, la novia de Fermín,  dándole un fuerte abrazo.

—¡Nos ha faltado nuestra Maddie en las reuniones! —dijo Melissa, la pareja de Pedri, mientras se inclinaba para besarla en la mejilla.

—Yo también las he extrañado muchísimo. Vamos, pasen al jardín, ya está todo listo —respondió Madeline, guiándolas hacia la puerta trasera que daba al patio.

El jardín era un refugio de tranquilidad. Los árboles proporcionaban sombra suave, y el sonido de los pájaros creaba una atmósfera relajante. Las chicas se dirigieron a la mesa, donde la abundancia de comida las dejó boquiabiertas.

—¡Wow, Maddie! —dijo Katrine. —Esto es un verdadero banquete.— le halaga para tomar asiento después.

—Quería hacer algo especial para ustedes —dijo Madeline, sirviendo té en las tazas que había dispuesto.

—Y vaya que lo lograste —dijo Noah, sonriendo mientras se servía un poco de jugo.

Las risas llenaron el aire mientras las amigas se acomodaban, tomando un poco de todo lo que estaba en la mesa. La conversación comenzó de inmediato, fluida y animada.

—Entonces, chicas, ¿qué hay de nuevo? —preguntó Madeline, mientras pasaba una bandeja de croissants.

—¡Oh! —dijo Katrine, sus ojos brillando. —La pretemporada va a ser en Estados Unidos este año. Así que estaremos viajando con los chicos, será una pasada— expresa con cierta ilusión, amaba visitar ese país.

—¡Sí! —añadió Noah, sus ojos grandes y llenos de emoción. —Vamos a estar en Nueva York por un par de semanas. Será increíble.— concuerda y continúa informando la italiana.

—¡Qué emocionante! —respondió Madeline, sonriendo. —Definitivamente suena como una experiencia divertida.— concuerda con una mirada alegre.

—Lo será —dijo Melissa, asintiendo. —Pero honestamente, te hemos echado mucho de menos en el grupo. No es lo mismo sin ti.— dice la canaria con cierta tristeza, realmente le dolía no ver más a Madds.

—Sí, hemos tenido algunas salidas y visto partidos juntas, pero tú siempre haces que todo sea más divertido —añadió Noah, su voz mostrando un toque de nostalgia. Madeline sintió una calidez en su pecho, agradecida por tener amigas tan cariñosas. 

—Yo también las he extrañado. De verdad. Prometo hace más planes con vosotras— concuerda la catalana.

La conversación pronto derivó hacia temas menos agradables cuando Melissa cambió de tono, un rastro de irritación en su voz.

 —¿Y saben quién realmente me molesta?,  Lila. No sé qué le pasa, pero da unas vibras tan malas.— expresa sin más la canaria, ya que no sabía como iniciar el tema pero quería decírselo a su amiga sin lugar a dudas.

—Totalmente de acuerdo —dijo Noah, asintiendo vigorosamente. —Además, es increíblemente grosera. La última vez que nos vimos en una salida, no paraba de hacer comentarios sarcásticos.— cuenta para al final rodar los ojos.

—Es verdad —agregó Katrine, frunciendo el ceño. —Ya casi no la soportamos en el grupo. Siempre está creando problemas, pero Anna y Dani nos piden que intentemos llevarnos bien con ella— termina por contar para bufar al final.  Madeline tomó un sorbo de té, pensativa. 

—Si no se sienten cómodas, lo mejor es tomar distancia. Pero no la odien. Todos tienen sus propias luchas. A veces, esas actitudes reflejan cosas que no conocemos.— intenta ser una mediadora la catalana, no quería que por sus problemas pasados sus amigas se la pasaran mal. Katrine la miró con admiración. 

—¡Joder Madds!. Tienes un gran corazón. Siempre viendo lo mejor en las personas, incluso cuando no se lo merecen.— comenta admirada por la humildad y amabilidad de su amiga.

—Es una virtud y a veces un problema —dijo Madeline, riendo suavemente.

La conversación tomó un giro más ligero cuando Noah se inclinó hacia adelante, una expresión curiosa en su rostro. 

—Hablando de ti, Maddie, ¿Quién es Logan? . Vi en Twitter que estás saliendo con él. ¡Cuenta todo!— expresa intentando saber mucho más, quería la exclusiva para luego decir que una de sus grandes amigas sale con un piloto de f1 y que la gente se arda. Madeline sintió un calor en sus mejillas, sonriendo con timidez. 

—Bueno, estamos conociéndonos. Es un gran chico, y... sí, me gusta— dice sin saber muy bien que decir, tampoco quería decir que miraba un futuro con él, era muy pronto.

—¡Qué emoción! —exclamó Melissa, sus ojos brillando. —Nos alegra mucho que estés conociendo a alguien. Parece un buen chico.— le expresa con una sonrisa genuina, realmente las tres chicas se alegraban de que su amiga se diese una oportunidad con el amor nuevamente.

—Lo es —respondió Madeline, con una sonrisa cálida.

—Y tu "jefe", Oscar —intervino Katrine—. ¿Cómo es él?— inquiere con interés la danesa.

 —Oscar es... bueno, es muy profesional y talentoso. Pero también es divertido, amable, y realmente apasionado por lo que hace. — lo describe sin notar ese tono de voz ilusionado y ese brillo interesante en su mirada. Katrine levantó una ceja, divertida. 

—Te gusta Oscar, ¿eh?— pregunta la rubia con cierto interés. Madeline negó rápidamente, aunque un leve rubor coloreó sus mejillas. 

—No, solo lo veo como un amigo.— miente pero ya estaba como un tomate. Sus amigas intercambiaron miradas de incredulidad. 

—Ajá, sí claro —dijeron en coro.

Madeline suspiró, sabiendo que no tenía escapatoria. 

—Está bien, está bien. Les contaré. Hubo un par de momentos... raros entre nosotros.— inicia sin saber como explicar su situación, realmente Meli, Noah y Kat eran muy de confianza para ella. Sus amigas se inclinaron hacia adelante, intrigadas.

—¿Qué tipo de momentos? —preguntó Noah, con los ojos brillando de curiosidad.

Madeline relató las dos situaciones: la vez en la terraza cuando compartieron sus sueños y estuvieron a punto de besarse, y la vez que vieron juntos el amanecer. Las chicas volvieron a chillar de emoción.

—¡Eso es tan romántico! —exclamó Melissa.

—Definitivamente él siente algo por ti, Maddie —aseguró Katrine.

Madeline, aunque sonreía, quedó con una duda en el corazón. ¿Y si realmente había algo más entre ella y Oscar? Sus amigas continuaron charlando y riendo, pero esa pregunta permaneció en su mente, dejando abierta la posibilidad de que su relación con Oscar podría ser más de lo que pensaba.

(.˙✧˖°📷 ༘ ⋆。°.)

Madeline bajó del avión, su corazón latiendo con una mezcla de emoción y nerviosismo. El aire frío de Woking la recibió mientras salía del aeropuerto, su mirada buscaba a Coral entre la multitud. Finalmente, la vio: Coral, con una sonrisa cálida, le hacía señas desde una distancia.

—¡Maddie! —gritó Coral, corriendo hacia ella para abrazarla—. ¡Bienvenida a Woking!— expresa con entusiasmo.

—¡Coral! —respondió Madeline, abrazándola con fuerza—. Es genial verte.— confiesa sonriente.

El viaje en auto hasta la casa de Oscar fue ameno, lleno de charlas y risas. Coral le contó sobre  los planes para el fin de semana, y cómo había estado Oscar. Al llegar, Madeline se quedó maravillada ante la imponente casa de Oscar, moderna y elegante.

—Wow, esta casa es enorme —dijo Maddie mientras Coral sacaba las llaves y abría la puerta principal.

—Sí, Oscar tiene buen gusto —respondió Coral, guiándola hacia el interior—. Ven, te mostraré tu habitación.— le informa para enseñarle la escaleras.

Subieron una escalera amplia y llegaron a un pasillo luminoso. Coral abrió una puerta de madera oscura, revelando una acogedora habitación decorada en tonos neutros, con una gran cama, un escritorio elegante y una ventana que ofrecía vistas del jardín trasero.

—Aquí es donde te quedarás —explicó Coral—. Tienes todo lo que necesitas: ropa de cama limpia, toallas, y hay un baño privado justo por allí. Si necesitas algo más, no dudes en decírmelo.— informa amable.

—Gracias, Coral. De verdad, esto es increíble. —Madeline dejó caer su maleta y abrazó a la francesa.

—Oscar y yo estamos encantados de tenerte aquí. —Coral sonrió—. Ahora, ¿quieres un tour de la casa?— le pregunta mientras subía y bajaba las cejas.

—¡Claro! —exclamó Madeline, entusiasmada.

Coral comenzó a guiarla por la casa, mostrando el amplio salón con su chimenea de piedra, la moderna cocina con electrodomésticos de última generación, y una elegante biblioteca llena de libros y trofeos de Oscar. Mientras caminaban, Madeline no pudo evitar admirar el diseño cuidadoso y la calidez del lugar.

Llegaron a un pasillo donde dos puertas blancas estaban cerradas con llave. Coral hizo un gesto hacia ellas.

—Estas son habitaciones que Oscar ocupa, pero nunca me ha dicho qué hay adentro.— dice restándole importancia a las habitaciones que realmente eran grandes. Madeline lanzó una mirada intrigada a las puertas y con una sonrisa traviesa miró a la rubia.

—¿Crees que sean habitaciones como la de Christian Grey?— pregunta con cierta gracia en sus palabras y mirada. Coral soltó una carcajada. 

—¡Posiblemente!.  Aunque dudo que sea tan emocionante, seguro y son bodegas para él.— vuelve a restarle importancia, porque realmente ella hasta la fecha no sabía que contenían esas habitaciones.

Siguieron explorando hasta que llegaron a la habitación de Coral. Al entrar, Madeline se encontró con un espacio lleno de personalidad: las paredes decoradas con fotos, discos de vinilo de Taylor Swift, Ariana Grande y The 1975, y estanterías llenas de libros y trofeos.

—Aquí es donde paso la mayor parte del tiempo —dijo Coral—. ¿Quieres ver una película y comer algo?— le pregunta con emoción.

—¡Claro! Suena genial. —Madeline asintió, mientras Coral se dirigía a la cocina para preparar las boquitas.

Mientras esperaba, Madeline recorrió la habitación con la mirada, admirando los detalles. Los trofeos en la estantería hablaban de los logros de Coral, desde karting hasta Fórmula 1. Fotos familiares decoraban las paredes: una de Coral con sus padres y su hermano Esteban Ocon, otra de Coral con Oscar y Logan, todos con trofeos en las manos.

Una foto en particular llamó la atención de Madeline. Estaba boca abajo en la estantería, cubierta de polvo. Con curiosidad, la levantó y la giró, revelando una imagen sorprendente: Coral y Sebastian Vettel besándose, con Monte-Carlo de fondo.

—Vaya, esto es inesperado... —murmuró Madeline, dejando la foto en su lugar justo cuando Coral regresaba con una bandeja de bocadillos.

—¡Aquí tienes! —dijo Coral, colocando la bandeja en la cama—. Vamos a ver esa película.— informa sin desaparece esa sonrisa en su rostro, realmente estaba encantada por tener a su nueva amiga junto a ella en su "hogar":

Madeline sonrió, tomando asiento junto a Coral. Aunque la imagen de la foto se mantenía en su mente, decidió no mencionarla. Se acomodaron juntas en la cama, disfrutando de la película y de la compañía, dejando que la tarde pasara tranquilamente hasta que la llegada de Oscar llenó la casa de nueva energía.

...........

El sonido de la puerta principal abriéndose resonó por la casa. Coral y Madeline quienes se encontraban jugando Just Dance, resonando por toda la casa "Cosa Guapa" de Rauw Alejandro , se detuvieron para girar y notar al Australiano mostrando dos bolsas de Sushi y extendiéndole una sonrisa tierna a la catalana a la cual en estos pocos días la había extrañado pero no podía admitirlo.

—¡Hola chicas! —dijo Oscar, dejando sus llaves sobre una mesa cercana—. ¿Cómo estuvo el vuelo Maddie?— pregunta al final para encaminarse a la sala sin despegar su mirada de la pelirroja.

—Todo bien, no tan cansado, no puedo quejarme— le informa tímida, para luego el extenderle las bolsas a su novia, la cual le sonrío y las acepto.

—Eres un sol, gracias— agradece la francesa, ya que por la mañana le comentó a su amigo que estaba deseosa por comer sushi. 

—Fue un dolor de cabeza comprarlo eh, merezco más que un gracias, Lando que justamente pasé a dejar a su casa, estuvo quejándose todo el camino sobre el olor de la comida, pidió dos veces bajarse del auto para vomitar y por su fuera poco. ¡Quería tirar por la carretera la comida!— informa mientras realiza un rostro de queja, ambas chicas lanzan fuertes carcajadas.

—¡Gracias por mil veces!— expresa la rubia para dejarle un beso en la mejilla al piloto y encaminarse a la cocina.

—Por cierto, no te eh saludado de la manera correcta— comenta el Australiano para sin decir más, abrazarla a lo que ella aceptó gustosa— ¿Te sientes cómoda con tu habitación?— le pregunta mientras le susurra al oído, causando un escalofrió en su espalda y lanzó un pequeño suspiro.

—Si, gracias Osc— agradece con un leve sonrojo en su rostro.

Mientras la noche avanzaba, los tres se sentaron en el comedor, para disfrutar de la cena, por fortuna a Maddie le gustaba el Sushi, no al nivel que Coral, pero lo soportaba. Mientras que la casa, aunque grande, se sentía acogedora y llena de vida, una nuevo ambiente para Madeline en un lugar que comenzaba a sentir como un hogar temporal lleno de calidez y amistades leales.

(.˙✧˖°📷 ༘ ⋆。°.)

El sol del domingo brillaba intensamente sobre el paddock, reflejándose en las brillantes superficies de los autos y las estructuras metálicas del lugar. Coral y Madeline avanzaban con confianza, sus brazos enlazados y sonrisas en sus rostros. Sus atuendos elegantes y sus lentes de sol les daban un aire de sofisticación que llamaba la atención de todos los presentes.

—¿Te has dado cuenta de cómo nos miran? —preguntó Coral, ajustando sus lentes.

—Sí, pero creo que es más por ti —respondió Madeline con una sonrisa—. Te ves increíble.— le halaga sin más.

Coral se rió suavemente, pero su expresión se tensó al notar las miradas de pena y susurros a su alrededor. Sin embargo, siguieron avanzando sin detenerse, su conversación llena de risas y chistes privados.

De repente, desde la hospitalidad de Ferrari, se escucharon risas femeninas. Kristel, Olivia, Evangeline,Rosie y Lily, la ex-novia de Oscar, emergían con sus cafés en mano, sus risas resonando en el aire.

Coral se detuvo abruptamente, su rostro palideciendo. Madeline notó el cambio inmediato en su amiga.

—¿Qué pasa? —preguntó Madeline, con preocupación. Coral tragó saliva y sin decir nada más, apretó el brazo de Madeline. 

—Tenemos que ir con Oscar. ¡Pero ya!— expresa nerviosa.

Ambas amigas casi corrieron hacia el box de McLaren. Al llegar, encontraron a Oscar, Lando y Logan charlando animadamente.

—¡Hola! —saludó Coral, intentando sonar normal.

—¡Hey chicos!— saluda Madeline.

—¡Hola! —respondieron los chicos. Madeline, con una sonrisa, se acercó a Logan.

—Hola corazón, ¿Qué tal?— le pregunta la española, para saludarlo con un corto beso en los labios.

—Ahora que te veo mejor cariño— le expresa Logan para luego abrazarla por la cintura, contento de verla sin importar que la haya visto desde el viernes.

—Oscar, necesito hablar contigo en privado —dijo Coral, su tono dejando claro que no aceptaría un no por respuesta. Oscar, notando la seriedad en su voz, asintió. 

—Claro, vamos.— confirmo para marcharse junto a su novia.

Coral siguió a Oscar hasta el motorhome, su corazón latiendo con fuerza. Al llegar, se sentó en la cama, sus manos temblando ligeramente. Oscar se sentó junto a ella, su mirada llena de preocupación.

—¿Viste a Sebastian o por qué estás tan nerviosa? —preguntó Oscar, tomando su mano para calmarla. Coral negó con la cabeza. 

—No, no es eso. —Respiró hondo, tratando de calmarse—. Acabo de ver a Lily... con las chicas de Ferrari. Salían de la hospitalidad riendo y... creo que la invitaron al Gran Premio.— le informa sin más, no sabía como decirle alto tan difícil de explicar. Oscar frunció el ceño, su mandíbula apretándose ligeramente. 

—¿Lily? ¿Aquí? No entiendo...— expresa con cierta intriga en su mirada.

—Lo sé, es raro —dijo Coral, su voz temblando—. Pero creo que las Ferrari la invitaron.... es una teoría mía, pero seguramente para que se vuelvan a ver y puedas regresar con ella... no lo sé— le comenta su hipótesis mientras lo mira con cierto nerviosismo. Oscar murmuró algo ininteligible, claramente frustrado. 

—Entonces... sigamos actuando. Pero ahora, mucho mejor. —Su tono se endureció—. Quiero que todos hablen solo de nosotros este día. Si tenemos que opacar a Logan y Maddie, estoy dispuesto.— expresa con determinación, quería todos los reflectores únicamente para ellos dos. Coral lo miró con incertidumbre, pero finalmente asintió. 

—Sí, de acuerdo. Hagámoslo.— acepta con una sonrisa cómplice.

Ambos se levantaron, su determinación reforzada. Salieron del motorhome con una renovada energía, listos para enfrentarse a las miradas y comentarios del paddock.

Regresaron al box de McLaren donde Lando, Logan y Madeline seguían charlando animadamente. Coral volvió a colocar en su rostro una sonrisa dulce mientras regresaban con ellos, Oscar a su lado, su mano firme en la de ella.

—¡Hemos vuelto!.—dijo Oscar, su tono más animado de lo habitual— ¿Qué estaban diciendo?, nos perdimos de mucho seguro— inquiere para luego ver de reojo una cámara que fotografiaba a Logan y Maddie, la única pareja de la que se hablaba en el Paddock, estos días, por lo que tomó de la cintura a Coral y le sonreía, captando la atención de la cámara que los fotografió. Madeline levantó la vista, sonriendo a su llegada.

 —¿Todo bien? —preguntó, notando la extraña energía entre Coral y Oscar.

—Todo perfecto —respondió Coral, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y determinación—. ¡Hoy estoy segura que hacemos podio!— expresa con alegría.

Madeline le lanzó una mirada interrogativa, pero no dijo nada más, eligiendo dejar el tema para más tarde. Mientras tanto, Logan le apretó suavemente la cintura, compartiendo una sonrisa cómplice.

—Entonces, ¿qué planes tienen para hoy? —preguntó Lando, su tono jovial y algo confundido también por la gran cercanía entre Coral y Osc.

—¡Simplemente ser los mejores! —dijo Oscar, sonriendo, aunque sus ojos revelaban la tensión oculta.

Con ese objetivo en mente, el grupo se preparó para enfrentar el día, conscientes de que el drama no estaba muy lejos, pero determinados a disfrutar y a destacar en el caótico mundo de la F1.

(...................)

Madeline y Logan estaban inmersos en una conversación trivial, riendo suavemente mientras Madeline seleccionaba los lentes de cámara que utilizaría para la carrera. Logan, con una sonrisa, le susurró algo al oído, haciéndola sonreír ampliamente.

—Eres imposible —dijo Madeline, dándole un suave empujón en el pecho.

—¿Imposiblemente encantador? —respondió Logan, arqueando una ceja para luego depositar un corto beso en los labios de la catalana.

Antes de que Madeline pudiera responder, Evangeline irrumpió en el box, corriendo y escondiéndose detrás de Madeline. Sus ojos estaban llenos de pánico mientras miraba a su alrededor, buscando algo o a alguien.

—¿Qué sucede, Eva? —preguntó Madeline, girando ligeramente para protegerla.

—Checo y yo estábamos discutiendo en el box —dijo Evangeline rápidamente—. Nos insultamos y gritamos, pero dije algo que lo enfureció y ahora me está persiguiendo por todas las escuderías.— continúa explicando con cierto miedo. Logan levantó una ceja, divertido. 

—¿Qué dijiste para enfurecerlo tanto?— pregunta con cierto interés sin dejar de tener una sonrisa divertida en su rostro.

Antes de que Evangeline pudiera responder, Checo entró al box, su rostro una mezcla de frustración y determinación.

—¿Han visto a Evangeline? —preguntó, mirando alrededor.

—No, no la hemos visto —respondieron Madeline y Logan casi al unísono, pero Checo miró hacia los zapatos que sobresalían detrás de Madeline y frunció el ceño.

—Eva, sé que estás ahí. Sal y vamos a hablar con Horner —dijo Checo, su tono firme.

—¡No! —gritó Evangeline, aferrándose a Madeline—. No quiero ir, Checo.— se niega mientras se esconde más con su hermana.

Checo suspiró y se acercó para tomar a Evangeline del brazo. Logan y Madeline intervinieron, tratando de calmar la situación, pero justo en ese momento, Lily y Olivia entraron al box de McLaren, saludando a algunos ingenieros y mecánicos.

Oscar y Coral estaban charlando amenamente, pero Olivia llamó la atención de Oscar. Cuando este miró a Lily, sintió un torbellino de emociones en su pecho. Con valentía, se acercó a ellas, pero su atención fue capturada por la escena de Checo y Eva.

—Disculpen, chicas, necesito atender esto —dijo Oscar, apresurándose hacia el conflicto.

—Checo, Eva, ¿Qué está pasando aquí? —preguntó Oscar, tratando de imponer orden.

—Ella necesita hablar con Horner —respondió Checo, sin soltar el brazo de Evangeline. Oscar miró a Madeline por un segundo, sus ojos mostrando una mezcla de preocupación y algo más profundo. 

—Eva, será mejor que hables con Horner y resuelvas esto.— le aconseja ya que no quería más alboroto en el box, mucho tenía con ver a Lily.

Finalmente, Checo y Evangeline con enojo se marcharon con Logan, dejando a Madeline y Oscar mirándose por un momento. Oscar, con una expresión de leve frustración, se volvió hacia Lily y Olivia.

—Lo siento por eso. — inicia disculpándose, para luego llamar a Madeline, la cual llega segundos después extendiéndole una sonrisa a Lily— ella es mi fotógrafa, Madeline Zomer, Maddie, ella es Lily.... una vieja amiga— termina presentando sin saber muy bien como presentar a su ex.

Lily, aunque sonreía, no pudo ocultar la tristeza en sus ojos. Observó la manera en que Oscar miraba a Madeline y supo en ese instante que sus sentimientos por ella eran más profundos de lo que admitía.

—Es un placer conocerte, Madeline —dijo Lily, tratando de mantener su tono ligero. Madeline, ajena a la tensión en el aire, sonrió cálidamente. 

—Igualmente, Lily.— ambas se saludan estrechando la mano.

—Hola Lily— saluda de manera tímida Coral, la ex-novia de Oscar la mira con cierta incomodidad.

—Hey Coral— le responde el saludo mientas aprieta un poco los labios.

—Realmente me gustaría continuar charlando con ustedes, pero tengo que ir a prepararme— se disculpa el australiano tomando la mano de Coral.

—Seguro, nos vemos, fue un gusto verte de nuevo— se despide de una manera tan amable la británica.

—Cuídate Lily, nos vemos— se despide Oscar para luego girarse y marcharse del box junto a Coral la cual solo con una sonrisa se despidió de Lily.

Mientras se alejaban, Lily no pudo evitar sentir un peso en su corazón. Sabía que Oscar estaba enamorado de Madeline, aunque él no lo admitiera. Y ahora, viendo cómo interactuaban, estaba más convencida que nunca de que esos sentimientos eran correspondidos, aunque inconscientemente.

Coral, por su parte, no había notado nada inusual, pero Oscar sabía que tendría que enfrentar sus propios sentimientos en algún momento. Por ahora, solo podía concentrarse en la carrera y en mantener la fachada que había construido.

(.................)

La carrera había terminado y Oscar había quedado en P4, una posición frustrante para él. Con el casco aún puesto, se bajó del monoplaza con una expresión de descontento. Maddie se acercó con una sonrisa cálida, intentando animarlo.

—Oscar, lo hiciste bien, de verdad —dijo, colocando una mano suave en su brazo.

—No ahora, linda. Perdona —respondió él de la mejor manera, sabía que Maddie no tenía la culpa de nada, pero sin detenerse, se dirigió hacia su motorhome.

Camino a su refugio, Oscar mantenía la cabeza baja, intentando contener su frustración. Cuando llegó a un espacio algo oculto cerca del motorhome, vio a Lily recostada contra una pared, aparentemente esperando por él.

—¿Lily? ¿Estás bien? —preguntó Oscar, sorprendido al verla ahí.

—Sí, estoy bien. Pero necesito hablar contigo —respondió ella, enderezándose.

Oscar asintió, y ambos se alejaron un poco más del bullicio del paddock. Lily respiró hondo antes de empezar a hablar.

—Oscar, quiero que sepas que Kristel, Olivia y Rosie estaban equivocadas al pensar que deberían volver a juntarnos. Está claro que ahora estás enamorado de alguien más.— inicia explicando, dejando notar que fue plan de las chicas Ferrari y una Mclaren. Oscar frunció el ceño, confuso. 

—Sí, de Coral, claro.— le confirma con una seguridad que sorprendió a Lily, pero sabía que así no era.  La castaña  negó con la cabeza, mirándolo directamente a los ojos. 

—No, Oscar. Estoy hablando de tu fotógrafa.— le aclara con una mirada calmada. Oscar se quedó en silencio por un momento, luego se rió nerviosamente. 

—¿Maddie?, Debes estar bromeando. Ella y yo... eso no es posible.— le intenta explicar pero le era imposible. Lily lo interrumpió, con una mirada firme. 

—Vi cómo le hablas y la miras, Oscar. El sentimiento es mutuo. Déjame darte un consejo. Termina con Coral y forma algo serio con Maddie. Sin lugar a dudas, ella te amará por lo que eres, más allá de las carreras y los éxitos.— le contesta y aconseja con una sonrisa tierna, Lily ya se imaginaba una chica como Maddie al lado de Oscar y eso le alegraba, estaría en buenas manos y Lily podría sentirse en paz.  Oscar abrió la boca para protestar, pero Lily continuó. —Las cosas por las que yo te juzgué en su momento, Maddie las aceptará y las amará. Ella te dará esos  hijos que siempre has soñado seguramente , y te apoyará en todo. No pierdas la oportunidad de estar con alguien que realmente te complementa.— le termina por decir para acariciarle el hombro y darle una sonrisa amigable.

Oscar no sabía qué decir. La mezcla de emociones en su pecho era abrumadora. Había  comenzado a sentir algo por Maddie, pero había reprimido esos sentimientos, pensando que no eran más que una ilusión pasajera.

—No sé, Lily. Todo esto es... demasiado complicado —dijo finalmente, con un suspiro. Lily sonrió con tristeza. 

—El amor siempre es complicado, Oscar. Pero cuando encuentras a la persona adecuada, todo vale la pena. Piensa en lo que realmente quieres y no tengas miedo de seguir tu corazón.— le sigue aconsejando, un aspecto que él extrañaba de la británica, Lily siempre a sabido muy bien que decirle al Australiano.

Oscar asintió lentamente, sintiendo el peso de las palabras de Lily. Tal vez era momento de enfrentar sus verdaderos sentimientos y tomar una decisión que podría cambiar su vida.

—Gracias, Lily. En serio, gracias por esto —dijo, finalmente.

Lily le dio un suave apretón en el brazo antes de alejarse. Oscar se quedó ahí, inmóvil, pensando en Maddie y en lo que realmente significaba para él. Sabía que tendría que tomar una decisión pronto, una que definiría no solo su vida amorosa, sino también su felicidad futura.

(.˙✧˖°📷 ༘ ⋆。°.)

Madeline se encontraba en el motorhome de Logan, tratando de consolarlo. Logan había quedado en quinto lugar, un resultado decepcionante para él, especialmente después del podio anterior. Maddie lo abrazaba mientras él se recostaba contra ella, ambos sentados en un sofá.

—Vamos, Logan, hiciste un gran trabajo. P5 no está nada mal —decía Maddie, acariciándole el cabello suavemente. Logan soltó un suspiro, sus ojos reflejaban una mezcla de frustración y cansancio. 

—Sí, pero tenía esperanzas de hacer un mejor resultado después de lo de la semana pasada. Quería mantener el impulso.— confiesa para hacer una cara de molestia al final.

—Y lo mantendrás, cariño. Es solo una carrera, y has demostrado que puedes estar ahí arriba. Todos tenemos días difíciles —respondió Maddie, tratando de inyectar positividad en su voz.

Mientras lo reconfortaba, su teléfono vibró en el bolsillo. Sacó el móvil y vio un mensaje de Oscar.

Un suspiro de tristeza escapó de los labios de Maddie. 

—Logan, tengo que irme. Oscar ya me está esperando.— informa con cierto desgano. Logan la miró con ojos de cachorro herido. 

—¿Tienes que irte ya? Quería pasar más tiempo contigo...— expresa con cierto dolor.  Maddie sonrió con ternura, plantándole un beso suave en los labios. 

—Lo sé, lo sé. Pero prometo que nos veremos pronto. Estaré pensando en ti todo el tiempo.— le intenta animar con una dulce sonrisa. Logan se quejó juguetonamente, abrazándola más fuerte. 

—No es justo... —murmuró, devolviéndole el beso.

—Lo sé, campeón. Pero pronto estaremos juntos otra vez —dijo Maddie, besándolo una última vez antes de ponerse de pie.

Ambos salieron del motorhome, tomados de la mano. Caminaban hacia la salida, donde Oscar ya estaba esperando con Coral, su maleta a un lado mientras charlaba con ella. Al ver a Logan y Maddie de la mano, una punzada de celos atravesó a Oscar, recordando la conversación que había tenido con Lily. Sin embargo, decidió ignorar ese sentimiento, tratando de mantener la compostura.

—Logan —saludó Oscar cuando la pareja se acercó. —Buen trabajo hoy.— le felicita de alguna manera.

—Gracias, Oscar —respondió Logan, dándole una palmada en la espalda antes de volverse hacia Maddie. —Cuídate, ¿sí? Y mándame un mensaje cuando llegues.— le pide con una dulce sonrisa a su cita.  Maddie asintió, intercambiando unos últimos besos rápidos con Logan.

 —Lo haré. Tú también cuídate.— le confirma y pide al final para medio acariciar la mejilla del estadounidense. 

Coral y Oscar observaron en silencio mientras Maddie se despedía de Logan. Coral lanzó una mirada rápida a Oscar, notando la tensión en su rostro.

—Vamos, Maddie. No queremos perder el vuelo —dijo Coral suavemente, tomando la maleta de Oscar y comenzando a caminar hacia el coche.

Maddie asintió y, con una última mirada a Logan, siguió a Coral y a Oscar. Mientras caminaba, una tristeza se apoderó de ella, sintiendo que el tiempo que había pasado con Logan no había sido suficiente. Oscar, que estaba caminando a su lado, notó la expresión abatida de Maddie.

—¿Todo bien? —preguntó, su tono más amable de lo habitual.

—Sí, solo... desearía haber pasado más tiempo con Logan, eso es todo —respondió Maddie, sus ojos reflejando un poco de la melancolía que sentía.

Oscar asintió en silencio, guardando para sí mismo el torbellino de sentimientos que le provocaba ver a Maddie tan apegada a Logan. Sabía que debía respetar sus sentimientos y su relación, pero la conversación con Lily seguía resonando en su mente, dejándolo con una sensación incómoda que no podía ignorar.

El auto los esperaba, y mientras subían, Oscar lanzó una última mirada a Logan, que se quedaba atrás, observándolos marcharse. Mientras el coche arrancaba, Oscar se preguntó si algún día tendría la valentía de hablar abiertamente con Maddie sobre lo que realmente sentía por ella. Por ahora, el viaje continuaba, y la incertidumbre persistía en su corazón.

(............)

Después de un largo viaje, Madeline, Oscar y Coral llegaron finalmente a casa. El cansancio pesaba sobre ellos como una manta pesada. Apenas se despidieron en la entrada antes de dirigirse a sus respectivas habitaciones. Madeline subió las escaleras, deseando la comodidad de su cama. En su habitación, se cambió a algo más cómodo y le escribió a Logan.


 Maddie sonrió mientras miraba la pantalla y escribió una respuesta breve antes de apagar el teléfono. El cansancio la venció pronto y se quedó profundamente dormida.

Madeline se encontraba en el jardín de su casa, preparando una sorpresa especial. El césped estaba decorado con globos y una pancarta que decía "¡Felicidades, papá!" Las flores alrededor del jardín parecían más vibrantes, y el aire estaba lleno de expectación.

Terminando de ajustar la pancarta, se dirigió a la sala para esperar a Eric. Cuando él llegó, la recibió con un abrazo y un beso.

¿Qué has preparado? —preguntó Eric, con una sonrisa curiosa.

—Ven conmigo, quiero mostrarte algo en el jardín —respondió Madeline, tomando su mano y guiándolo hacia afuera.

Cuando Eric vio la decoración, sus ojos se agrandaron de sorpresa. Se quedó sin palabras al principio, mirando a Madeline con incredulidad.

—¿Es cierto? —preguntó, la emoción vibrando en su voz.

Madeline asintió, una sonrisa amplia iluminando su rostro. —Sí, vamos a ser padres.

Eric no pudo contener su emoción. La besó rápidamente, luego se arrodilló y besó su vientre. —¡Voy a ser papá! —gritó con alegría, levantándose para abrazarla de nuevo.

Los dos rieron y se abrazaron, la emoción envolviéndolos en un cálido resplandor.

Madeline se despertó de golpe, su corazón latiendo con fuerza. La habitación estaba en silencio y la oscuridad era reconfortante, pero el sueño la había dejado con una sensación amarga. Miró el reloj, la medianoche. Se sentó en la cama, tratando de calmar su respiración. Sentía un sudor frío en la frente y el pecho. Decidiendo que necesitaba agua, se levantó y se puso sus pantuflas antes de dirigirse a la cocina.

La cocina estaba en silencio, la luz suave de la lámpara iluminando apenas los contornos de los muebles. Madeline se sirvió un vaso de agua y lo bebió lentamente, su mente aún revoloteando alrededor del sueño. Hasta que una voz en susurro la sacó de sus pensamientos.

—¿No puedes dormir?— cuestiona el Australiano.

La pelirroja  se giró y vio a Oscar en la puerta, en shorts y una camiseta. Él también parecía cansado, aunque sus ojos brillaban con una inquietud que no podía ocultar.

—Lo siento, no quería hacer ruido —dijo la catalana, sintiéndose un poco culpable. Oscar negó con la cabeza, esbozando una sonrisa comprensiva. 

—No te preocupes. Esta es tu casa también ahora.— le intenta tranquilizar ya que notó la tensión en los ojos de Madds.

La fotógrafa asintió, sintiéndose un poco aliviada. Oscar fue a por un vaso y se sirvió agua, luego se giró hacia ella.

—¿Pesadillas o insomnio? —preguntó, tomando un sorbo de su vaso.

—Pesadilla —admitió Madeline, mirando su vaso de agua. Oscar asintió, su mirada cálida y comprensiva. 

—Yo tengo insomnio.— confiesa bebiendo un poco de agua al final.  Madeline lo miró, un atisbo de preocupación en sus ojos. 

—¿Es por la carrera?— inquiere con intriga. 

Oscar negó con la cabeza, sintiendo un peso en su pecho que sabía no podía compartir completamente. 

—No, es algo personal.— opta por responder sin más.

El silencio se instaló entre ellos, un silencio cómodo pero cargado de una tensión latente. La luz suave de la cocina parecía envolverlos en una burbuja aislada del resto del mundo. Madeline rompió el silencio, suspirando.

—Creo que intentaré dormir otra vez. Buenas noches, Oscar.— se despide del piloto. 

Antes de que pudiera dar un paso hacia la salida, Oscar extendió una mano y la detuvo suavemente.

—Espera, Maddie —dijo, su voz suave pero intensa.

Ella se giró para mirarlo, su corazón acelerándose ligeramente. Oscar dio un paso más cerca, su mirada fija en ella. 

—Quería decirte algo... —comenzó, sus palabras vacilantes, pero su mirada ardiente de emoción. —Desde que empezaste a trabajar conmigo, has sido más que una fotógrafa para mí. Has sido una amiga, alguien en quien puedo confiar... y creo que estoy comenzando a sentir algo más....— se intenta confesar aunque sabe que no es lugar ni el momento correcto pero tal vez decírselo a Maddie lo ayude a sentir mejor y dejar de tener a la catalana rondando por su cabeza.

Madeline sintió su pulso acelerarse. No sabía qué decir. Las palabras de Oscar eran un remolino de emociones, confusión y... ¿algo más?. Oscar alzó una mano y le apartó un mechón de cabello del rostro. Su toque era suave, pero la electricidad que generaba la hizo temblar. 

—No sé cómo lo haces, pero estás siempre en mis pensamientos, Maddie.— le confiesa para luego acariciar lentamente la mejilla de la española.

Madeline tragó saliva, sintiendo que su mundo se tambaleaba ligeramente. Oscar se inclinó un poco más, y ella pudo sentir su respiración contra sus labios, su cercanía abrumadora.

—Oscar... —susurró, sus labios a apenas un suspiro de distancia.

—Solo quiero saber... —Oscar la miró a los ojos, sus emociones claras y desbordantes. —¿El sentimiento es mutuo?— le pregunta con interés el Australiano. Madeline sintió que su corazón se aceleraba, pero en el último momento, la imagen de Logan apareció en su mente. Se apartó suavemente, su respiración entrecortada. 

—No... no creo que sea el momento adecuado, Oscar.— evade por completo la pregunta del rubio.  Oscar dio un paso atrás, asintiendo lentamente, una sombra de dolor cruzando su rostro. 

—Lo entiendo. Lo siento si te he incomodado.— se disculpa sin saber muy bien que decir.  Madeline negó rápidamente, sus ojos llenos de conflicto. 

—No, no es eso. Es solo que... Logan y yo... —suspiró, buscando las palabras. —Creo que solo necesito tiempo.— termina por decir sin más. 

Oscar asintió de nuevo, el dolor en su mirada suavizándose en comprensión. 

—Claro. Tómate todo el tiempo que necesites.— dice sin más el piloto.  Madeline intentó sonreír, aunque se sintió forzada. 

—Gracias, Oscar. Buenas noches.— se despide sin pensarlo dos veces. 

—Buenas noches, Maddie —respondió él, viéndola mientras se alejaba.

Madeline subió las escaleras, su mente revuelta y su corazón aún latiendo con fuerza. Se deslizó en la cama, cerrando los ojos y tratando de calmarse, pero la confusión y el remolino de emociones la mantuvieron despierta mucho tiempo después, quería ir con él y besarlo, decirle que ella también siente lo mismo por él, pero no podía dañar a Logan de esa manera, él no se merecía eso...............

Continuará...................................

Cap especialmente dedicado a: darlbear17 

Es tu regalo de cumple, Feliz cumple tqmmmmm

¡QUE FUERTEEEEEEE!.

Y SI, AQUÍ VIVIMOS DEL DRAMAAAAA.

ESTOY SEGURA QUE QUERÍAN QUE ESTOS DOS SE BESARÁN JAJAJA, PERDÓN.

¿ALGUNA HIPOTESIS DE LO QUE ESCONDEN LOS CUARTOS CON LLAVE QUE OCUPA OSCAR?.

SIN MÁSSSSSSSSSSSSSSS.

NOS LEEMOS PRONTO, BESOSSSSSSSSSSSSS.

<3

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