III

Capítulo 3: "El campeón Vogel"

*10 años después*

Los cálidos rayos de sol se colaban por las ventanas de su habitación. Uno tras otro, iluminaban el espacioso lugar, derramando felicidad y energía para comenzar un nuevo día.

La hermosa princesa sonrió levemente, dándole la bienvenida al sol de un nuevo día de paz y se levantó de la cama para comenzar a alistarse. Al fin había llegado el día, era momento de ponerse en marcha.

Durante los pasados 10 años la princesa Elizabeth había crecido en gracia y en belleza. Sus caderas se habían ensanchado, sus senos habían crecido hasta volverse redondos como dos montañas, su largo cabello plateado parecía un rio de luna y sus hermosos ojos azules dejaban suspirando a cualquiera que los viera. Hermosa era una palabra corta para describir a su alteza.

Pese a eso, el corazón de la princesa no era tan radiante como su apariencia. Su día siempre se veía oscurecido por la sombra del temor y el fracaso...

Ella misma negó con al cabeza. No, no quería llenarse su mente de malos recuerdos, no quería arruinar todo desde un incio. Estaba siendo de gran utilidad al investigar toda la tecnología ancestral de los antiguos humanos del caos, era necesario saber todo sobre aquella ayuda que sus ancestros les habían dejado. Tenía un plan elaborado, tenía todo para poder llevarlo a cabo, tan solo tenía que seguir investigando, debía de ir por aquellos campeones elegidos y actuar.

No era inútil, no era inútil, no era inútil, no era inútil, no era inútil, no era inútil, no era inútil, no era inútil...

—Princesa—la voz de su dama la hizo salir de sus pensamientos—Lady Merlin y el joven Arthur la están esperando abajo—

—Gracias, diles que en un momento los acompaño—elizabeth escuchó como los pasos de la sirvienta se alejaban rápidamente y sonrió llena de felicidad. No había espacio para malos pensamientos durante ese día, sus dos amigos ya la estaban esperando para empezar su viaje. Debía de concentrarse en lo importante, en ayudar a su reino y sus dos amigos miembros de la tribu de los "humanos del caos" serían de ayuda para eso.

Los "humanos del caos", un nombre imponente para una tribu tan pacífica como ellos. Humanos como todo aquel que vive en el reino, pero, con algunas diferencias (obviamente).

Para empezar, su diferencia más notable y la manera de distinguirlos son sus ojos, felinos como si vieras directamente a un gato, son mucho más brillantes que los de cualquier humano y pueden ver en la oscuridad gracias a esto. Su segunda diferencia es que son muy longevos, un humano común puede vivir de 70 a 80 años si es que lleva una vida saludable, en cambio los humanos del caos pueden llegar a vivir hasta 130 años. Y sirven fielmente a la familia real.

Ellos son un pueblo pacífico que vive alejado de la sociedad, tienen su propia aldea en las montañas desde donde pueden observar todo el reino y admirar su belleza. Prestando sus servicios para todo lo que la realeza necesite. Aunque son pacíficos, son muy buenos en el combate, ya que tienen dones natos como espías, son tan sigilosos como una pluma y su manera de pelear es perfecta y precisa. Traen el combate en la sangre.

Algunos de ellos son bastante inteligentes, genios que son capaces de investigar, comprender y crear cualquier cosa.

Los antiguos "humanos del caos"  construyeron una serie de máquinas súper avanzadas que ayudaron al héroe y a la princesa a derrotar la calamidad: Unas bestias gigantescas con forma de animal a las que llamaron "Bestias divinas", que podían ser controladas por una persona y que tenían una gran fuerza y poder. Aparte de las bestias, crearon a los "guardianes", un grupo de soldados mecánicos con varias patas como de araña que eran veloces y poderosos (ya que de su único ojo disparaban rayos laser a sus enemigos) y al ser grandes tenían una fuerza descomunal.

Las bestias y los guardianes ayudaron mucho durante la lucha y gracias a su apoyo fue que lograron ganar la guerra en aquel pasado lejano. Pero las cosas no acabaron ahí.

Debido a su poder, las demás razas les tenían miedo a aquellas máquinas, pedían que fueran destruidas y decían que no se sentían seguros sabiendo el poder que los humanos del caos poseían, por órdenes reales, los humanos del caos enterraron a sus bestias y a sus guardianes para que nadie pudiera poseer tal tecnología, luego se fueron al exilio y sus increíbles creaciones se volvieron solo un recuerdo narrado en canciones...

Una leyenda.

Al menos hasta que fueron descubiertas.

5 años atrás, durante unas excavaciones de investigación en "la montaña de la muerte", un grupo de descendientes de gigantes junto a algunos humanos del caos causaron un derrumbe muy fuerte. Rocas cayeron por todos lados, nubes de polvo se alzaron y, cuando finalmente todo el caos se calmó, ellos pudieron ver a una de aquellas maravillas mecanicas.

La enorme bestia divina se encontraba incrustada entre las rocas, apagada.

Tras su descubrimiento, el Rey de Liones lo tomó como una señal del destino, ya se sabía que la bestia oscura iba a regresar, así que formó dos grupos, pues iban a necesitar a las bestias y a los guardianes para que peleen por ellos de nuevo y debían encontrarlos.

Ahora el rey tenía a un grupo de investigadores formados por los humanos del caos más inteligentes, que se dedicaban a comprender aquella tecnología junto con ayuda de la princesa. Y un grupo de exploración que se la pasaban buscando más de aquellas increíbles piezas y planeaban bien como usarlas a su favor.

Investigar esa tecnología hacía muy feliz a la princesa Elizabeth, ya que el entenderla y ayudar la hacía sentir no tan inútil...

Vestida con sus ropas de viaje, la hermosa princesa salió del castillo por fin, fuera, la recibieron sus amigos con una sonrisa de alivio mientras que los caballeros que iban a escoltarlos preparaban los caballos y los suministros.

—Hasta que baja su majestad, pensamos que quizá decidiste no ir a último minutos—la albina soltó una pequeña sonrisa. Y la mujer azabache de mediana edad sonrió aún más.

—Es mi deber como princesa y como representante de la corona real visitar a cada raza para saber si contamos con su ayuda—se subió a su caballo con ayuda de uno de los caballeros—Ademas, seré la líder de la orden de campeones, con mayor razón debo asistir, Merlin—

—Eso ya lo sabia—la mujer asintió despreocupada. Merlin era una mujer del caos, inteligente y excéntrica como nadie más. Llena de misterio y un humor algo preocupante aveces, pero que gracias a su gran inteligencia había sido de mucha ayuda investigando la tecnología antigua—Aunque lamento decirle, que Escanor y yo no podremos ir al viaje.—

—¿Por qué?—se apresuró a preguntar.

—Se descubrió una docena de guardianes cerca del castillo y el rey solicitó nuestra presencia para poder estudiarlos—la princesa se vio claramente desanimada por aquella noticia pero aún así mantuvo su sonrisa.

—Estoy segura de que cuando regrese, tendrás a esos guardianes funcionando—una sonrisa de puro orgullo se instalo en el rostro de la dama de cabellos negros. Por supuesto que los tendría en funcionamiento, no por nada era la mujer más inteligente de todo el rey, más bien, el ser viviente más inteligente de todo el reino.

—Con mi ayuda por supuesto—merlin rodó los ojos debido a la voz grabé del hombre musculoso a su lado y elizabeth soltó una pequeña carcajada—Trabajando juntos podremos ponerlos en funcionamiento, por algo nos asignaron a ambos—

—Por supuesto Escanor, con tu ayuda esos guardianes estarán listos cuando regrese—

—Yo también me quedaré—la voz de un chico de ojos felinos y cabellos naranjas llamó su atención. La princesa hizo un puchero, todos sus amigos la dejarían sola—Mi aldea me necesita. Ya que Merlin no tomará el puesto como futura líder de nuestro pueblo, mamá y papá comenzarán a entrenarme para tomar su lugar—

—Oh Arthur—susurro Merlin con una sonrisa y se acercó hasta su hermano menor para tomarlo del hombro—Se que harás un trabajo increíble como futuro líder de nuestro pueblo, aprenderás bien—el joven adulto sonrió lleno de agradecimiento, sintiéndose pleno al tener a su hermana mayor a su lado y luego hizo una reverencia ante la princesa.

—Mis disculpas, majestad, espero pueda entenderme—

—No tienes que preocuparte Arthur, comprendo que necesitas aprender a liderar, yo misma he llevado esa clase de lecciones—

—Gracias por su comprensión, princesa—se incorporó y subió a su caballo, ya no tenía nada más que hacer en el palacio, debía comenzar a moverse. Llegar hacia la aldea en las montañas tomaba de dos a tres días de viaje, si quería aprovechar bien el tiempo debía de partir ya—Suerte en su viaje, majestad, ojalá que obtenga la ayuda que busca—la princesa agradeció con la cabeza y permitió que el muchacho comenzará a irse a paso apresurado, perdiéndose entre los caminos. Dejándola sola con los caballeros, Merlin y Escanor.

La albina se quedó unos minutos más, esperando, pero al ver que solo perdía el tiempo y que nadie más había ido a despedirla decidió resignarse.

—Sera momento de que parta ya—rompió el silencio con un suspiro—La aldea Vogel se encuentra a cinco días de viaje, debo darme prisa ya que no es mi única parada—

—Mucha suerte su majestad y que las diosas iluminen su camino—merlin hizo una reverencia al igual que Escanor y se quedaron en esa posición hasta que la princesa comenzó a andar, siendo seguida por los caballeros escolta que le habían asignado para ese viaje.

Su padre no había ido a despedirse de ella.

En lo alto de la torre, observando todo desde la ventana, el rey de Liones miró a su única hija partir. No estaba contento con la idea de que aquel viaje la distrajera de su obligación, pero, como próxima líder de campeones, sabía que también debía ser ella quien hablara con los guerreros.

Tan solo hizo una oración silenciosa hacia las diosas y luego se dió media vuelta para seguir con sus deberes. Dejando a su hija atrás.

*Cinco días después*

La aldea de la raza Vogel está en la región Noroeste del reino de Liones. Sobre unas rocas enormes y altas en medio de un lago, capaces de mantener su pueblo, unidas por puentes colgantes para que los visitantes puedan llegar, con una posada para aquellos que fueran a quedarse unos días, una tienda de comida y hasta tienda de ropa para que los turistas no mueran de frío.

El pueblo Vogel se encuentra cerca de las montañas nevadas, aquel tétrico lugar que, sin importar que estación sea, siempre está cubierta de nieve, las temperaturas heladas pueden matarte en días (u horas si es que no ibas protegido) y debías de tener mucho talento de supervivencia si es que querías cruzar las heladas montañas.

Si aquel bonito pueblo querías visitar, un viaje largo debías de hacer, dependiendo de dónde vivías este se podía hacer más y más largo. Tenías que cruzar toda la pradera, el gran cañón y luego moverte entre terreno montañoso. La recompensa de tal viaje era una hermosa aldea que te saludaba desde cerca con varios miembros de su tribu volando por los cielos.

Porque si, la raza Vogel posee unos hermosos pares de alas que les permite elevarse entre los aires. Son hermosas criaturas, debido a eso la gran mayoría son vanidosos y orgullosos, solían vivir más años que los humanos, en promedio un Vogel sano puede llegar a vivir hasta 150 años. Gracias a lo ágiles que son en el cielo, suelen ser grandes arqueros que dejan anonadados a cualquiera que los viera, pero había uno entre ellos que era mejor que el resto...

—Ludociel...—dentro de la aldea, aquel joven soltó un bufido y se dió media vuelta con una expresión de fastidio—¿No crees que es demasiado temprano para ir a entrenar?—

—Un gran guerrero como yo no puede perder el tiempo— su amigo hizo una mueca—Alguien con talento inferior como tú, no podría entenderlo jamás, debo practicar para que mi técnica sea perfecta—el chico con alas soltó un bufido ante el carácter fanfarrón de Ludociel, sin embargo, solo inhaló hondo y se acercó más hacia el de cabellos negros.

—¿No crees que deberías de esperar a la princesa? Seguramente llegará hoy, tal vez mañana o pasado. Deberías de recibirla para darle tu respuesta—contrario a lo que esperaba. Ludociel soltó una risita burlona que llenó el silencio de la mañana y se alejo de nuevo de su compañero, negando la cabeza.

—Si la princesa tanto desea mi ayuda, entonces vendrá a buscarme para recibir mi respuesta—El Vogel frunció el ceño fastidiado y se cruzó de brazos—Ella y el rey quieren que yo pilote esa cosa...—señaló la imponente bestia divina que estaba apagada en lo más alto de la aldea Vogel. La habían encontrado hace 3 años, desde entonces la enorme máquina con forma de aguila velaba por la seguridad de la aldea, esperando a ser necesitada de nuevo y esperando a aquel que pudiera pilotarla—Si de verdad desean al mejor guerrero, entonces que se muestre su interés—

—Nunca cambiarás, ¿Cierto?—fue lo único que respondió, enojado y se dió media vuelta para caminar de regreso hacia su casa. Ya no le importaba, Ludociel había demostrado más de una vez que no iba a cambiar, aunque fuera el mejor de todos, aunque fuera el orgullo de la tribu, era un completo idiota.

El pelinegro se quedó solo, en medio del frío amanecer y con los pensamientos rodando por su cabeza. Mordió su labio para evitar que las inseguridades volvieran y extendió las alas.

No...no debía de dudar. Desde pequeño él se propuso sobresalir, ser alguien en la vida, quería ser notado, respetado. Trabajó muy duro para volverse el mejor guerrero Vogel y ahora su esfuerzo al fin había dado...algunos frutos al menos.

El rey estaba interesado en él y su habilidad, lo habían escogido por ser el mejor de entre todos y le pedían que por favor se volviera el campeón que iba a pilotar aquella bestia divina.

Lo único que le molestaba de la situación era que debía de servirle a alguien más. Él era el mejor, para eso había entrenado tanto, para eso se había matado durante toda su existencia, pero aún así le habían asignado el rol de ayudante. Debía de servir al héroe elegido por la "Espada que doblega a la oscuridad".

Le parecía algo tan absurdo, ¿Cómo una persona que solo tenía una espada disque "sagrada", podía ser mejor que él? ¿Cómo era posible que un don nadie, que lo único que tenía de especial era un objeto, fuera a derrotar a la bestia oscura y no él, que era el guerrero más diestro de todos?

Decidió dejar de hacerle caso a sus inseguridades y se tragó la rabia y la frustración que sentía. No tenía caso pensar en esas cosas, lo importante era perfeccionar su técnica secreta, aquella que debía de seguir practicando para que fuera perfecta.

Tan solo se alzó entre los aires, con suavidad para no hacer tanto ruido y comenzó a volar hacia el campo de entrenamiento en el soledad, perdiéndose entre el alba y adentrándose en terreno nevado.

Este es Ludociel, miembro de la raza Vogel. El mejor arquero de todo el reino, cuyas habilidades son el orgullo de su raza, pero que debido a su actitud altanera y engreída, no era muy querido por los demás. Fuerte, ágil, orgulloso y sobre todo...inseguro.

A veces la propia mente puede ser un peligro, incluso para el mejor de todos.

Para el medio día, finalmente, Elizabeth pudo llegar hasta la aldea Vogel. Estaba cansada y algo fastidiada, habían sido cinco largos y tediosos días de viaje. El hecho de pensar que aún le faltaba visitar a los demás pueblos la hacía suspirar. Nunca pensó que sería tan agotador. Apenas, sus caballos llegaron hacia el inicio del primer puente colgante, una majestuosa mujer Vogel apareció frente a ellos, aterrizando con una sonrisa fría en los labios pero el rostro sereno.

—Princesa Elizabeth...—la mujer Vogel se inclinó en un gesto de respeto y elizabeth se bajó de su caballo para hacer una reverencia.

—Matriarca Larissa—la voluptuosa mujer de alas enormes sonrió aún más. Ella era la líder del pueblo Vogel, una dama fría y pálida, con unos ojos negros que causaban escalofríos, cabellos morados lila y una voz imponente. Perfecta para liderar. Era mejor conocida por los demás pueblos como: "La dama del lago". Y para ser sinceros, ese era un sobrenombre que a ella le complacía—Es un gusto poder saludarla, gracias por haber venido a recibirnos—

—El gusto es mío, princesa—la de cabellos morados se dió media vuelta—Estabamos esperando su llegada, nuestro pueblo no puede recibir caballos así que pueden dejarlos en aquel rancho de ahí. Le aseguro que los cuidarán bien—elizabeth asintió y acaricio la crin de su caballo. En respuesta, recibió un bufido del animal. La verdad era que aún no sé llevaba muy bien con ella.

—Se lo agradezco matriarca, pero nuestra estancia será corta. Sabe que solo vengo a recibir una respuesta, descansaremos un poco, recogeremos suministros y luego nos marcharemos—algo de alivio se instalo en el rostro inexpresivo de la Vogel—Ahora, ¿Podría decirme donde se encuentra Ludociel?—

—Por supuesto—El brazo de la mujer se estiró hasta señalar un punto en el lado oeste del pueblo, un pequeño lugar alejado, entre las montañas de nieve—Se encuentra en el campo de entrenamiento. Asignare a un guerrero para que los guíe sin problema, pero tendrá que cambiarse sus ropas— la albina se miró de arriba a abajo—Con eso puesto va a congelarse—

—Vamos Ludociel...un intento más...uno más—el joven de cabellos negros jadeaba, se sentía tan frustrado y avergonzado. Había descubierto que con sus alas podía crear fuertes corrientes de aire, tan fuertes, que es como si pudiera crear un tornado por si mismo y luego controlarlo. Gracias a eso podría elevarse en los aires más alto y más rápido que cualquier otro Vogel, usar su viento como ataque y a su favor para mover las flechas... El problema era que no lo conseguía.

No entendía, lo había hecho a la perfección. Se concentró, se introdujo en la corriente, luchó contra el aire...pero todas las veces que lo había intentado había terminado arrojado contra la montaña.

Plumas blancas con algo de sangre manchaban el piso del campo de entrenamiento, tantos golpes se había dado, que aquella madera era la única testigo de su inminente fracaso.

¿Cómo iba a tener el honor de ser un campeón, cuando no podía ser perfecto? ¿Cómo podría demostrarle a todos, que él era mejor opción para ser "El héroe", cuando no podía ser perfecto?...

¿Cómo podía demostrarse a si mismo que no era un don nadie?

—Uno más—susurró. Estiró sus alas lastimadas por estarlas llevando al límite, aleteo con fuerza, sin elevarse y creó aquella corriente de aire vertical. En menos de un segundo, Ludociel ya se había adentrado en el ojo del mini tornado, aleteo, y aleteo, sintió como el viento luchaba contra él para alejarlo de su interior. Pero Ludociel no se rindió, se aferró más a su deseo por conseguir el éxito. Debía de lograrlo, debía de hacerlo, solo él podía hacer tales proezas. Estaba tan cerca de conseguirlo, solo unos segundos más y el tornado lo iba a impulsar hacia lo más arriba...

—¡Mierda!—gritó. Su deseo no había sido suficiente, incapaz de controlar la corriente, el aire le soltó un puñetazo en la cara que lo arrojó hacia atrás, perdiendo el control de sus alas, giró sin control sin poder detener la caída hasta que se estampó de cara contra el suelo.

Todo el lugar se quedó en silencio por unos segundos, pero fue cortado por la respiración entre cortada del joven Vogel y sus quejidos.

Trató de levantarse.

—"Una vez más Ludociel...Una vez más"—pensaba sin parar, no podía irse de ahí de nuevo, sería un día más sin conseguir nada de progreso. Solo un intento más estaba seguro que está vez si lo iba a lograr...

—Debo adentrarme en la corriente—se puso de pie con dificultad, temblando y sangrando—Es la única manera—Jadeo y trató de controlar su respiración.

Pero el sonido de unos pasos blandos lo sacaron de su meditación. Se dió la vuelta con el rostro cargado de fastidio, y grande fue su sorpresa al encontrar a la princesa Elizabeth parado frente a él. Vestida con ropas invernales color blanco y dorado, con su cabello color plata cayendo por sus hombros y su piel pareciendo tan suave como la nieve. Parecía casi una diosa.

La bonita doncella lo observaba con una expresión que no supo interpretar. ¿Era pena? ¿Comprensión? ¿Esperanza? No lo supo, pero no quería descubrirlo. No le interesaba en lo más mínimo, tan solo deseaba continuar. Inhaló hondo para alejar los pensamientos negativos y se volteo de nuevo limpiándose la sangre de la frente.

—Me alegra la visita, pero hoy no esperaba tener público—

—Disculpa—incluso la voz de la princesa era tan dulce como su rostro—Fui a la aldea y me dijeron que estabas aquí, tú compañero me guío—Ludociel no se tuvo que dar la vuelta para saber quién la había llevado. Era obvio que había sido su amigo entrometido, podía sentir su presencia.

El joven de cabellos negros suspiró, sabiendo que no podía hacer esperar a la albina, aunque le hubiera gustado hacerlo. Ella había ido por una respuesta, y si eso era lo que deseaba entonces se lo daría. De manera lenta, se dió media vuelta para poder observar a la princesa a los ojos y por unos segundos, se quedó maravillado con aquellas esferas azules.

Ella era hermosa.

—Ya sé a lo que vienes, necesitas mi respuesta—una sonrisa algo orgullosa adornó el rostro del vogel—Necesitamos acabar con "la bestia oscura". Me uniré a tu causa, princesa—la sonrisa en el rostro de elizabeth fue tan luminosa que incluso luchó contra el mismo sol de la tarde. Ludociel pudo sentir, algo cálido en su pecho al verla sonreír y eso le devolvió los ánimos. ¿Así iban a verlo todos? ¿Con ese mismo brillo?

¿Lo verían todos como...un héroe?

—Gracias, Ludociel, se que es peligroso, pero con tu ayuda podremos...—

—¿¡Peligroso!?—interrumpio a la albina, con un tono sarcástico y le dió la espalda a la princesa. Estaba motivado, se sentía seguro de si mismo por primera vez en años. La ilusión de saber que sería visto por todos con ese mismo brillo en los ojos lo llenó de euforia. Extendió sus alas, las batió con fuerza creando un tornado que voló los cabellos de la albina y luego se introdujo en el ojo del viento sin dudarlo.

Ahí estaba la prueba, era ahora o nunca, debía demostrarle a la princesa que había escogido bien a su campeón y que no se iba a arrepentir de haberlo llamado. Se aferró a esa esperanza, la abrazó como a un viejo amigo y usando todo su cuerpo se impulso hacia adelante...

El tornado lo recibió con los brazos abiertos. Ya no lo golpeó ni lo empujó, al contrario, incluso parecía que le había tomado la mano y lo había alzado. Ludociel salió impulsado hacia arriba, tan alto que se perdió de la vista de todos los presentes, maravillando a su público.

Una vez tan arriba, el Vogel se permitió sonreír, satisfecho, lo había logrado. Saboreo su victoria por unos segundos y luego se dejó caer en picada, usando sus ágiles ojos, el de cabellos negros se dedicó a ver sus puntos. Uno arriba, uno al fondo uno más en el centro. Sacó el arco que tenía colgado, sacó 3 flechas explosivas y después de apuntar...disparó.

Las tres flechas dieron justo en el blanco, destruyendo a los enemigos de madera y paja que tenía aquel campo de entrenamiento. Un fuerte estruendo hizo que la princesa se cubriera los oídos y, ante ella, pudo ver cómo Ludociel hacia un aterrizaje perfecto, sin sufrir daño y demostrando el increíble arquero que era.

—¿Así que yo debo de ayudar al "gran" caballero con...?—fingió olvidar—¿La espada que doblega la oscuridad? ¿Así se llama esa reliquia?—rió—Pues si el caballerito llega a perder la confianza en si mismo por tener a un guerrero de mi talla, no me eches la culpa a mi, ¿Eh?—

Elizabeth no pudo evitar soltar una pequeña risa ante aquel comentario y negó con la cabeza. Ludociel claramente no sabía de que hablaba, claramente no era consciente del poder que aquella espada poseía, pero no valía la pena comenzar un debate con él. Lo importante era que tenía al primero de sus campeones reclutado y su viaje había valido la pena.

—Entonces, ¿Cuándo podré pilotar esa bestia de ahí?—

Cuánto adoro esa canción del inicio "El campeón revali" del juego Age of calamity (que aclarando, la historia no se va a inspirar en ese juego, tan solo tomaré su música porque está demasiado llena de...vida 👀)

Primer campeón revelado. Ludociel se ha unido a la batalla ✨ denle una oportunidad jaja ^^

Este capitulo será el más largo de los campeones. (Tal vez jaja)

Más que nada porque aún debía de dar algo de contexto sobre cosas de la historia jaja.

Por ejemplo, explicar quienes son "los humanos del caos" (que por cierto, ya salieron Merlin, Escanor y Arthur ^^) y también explicar un poco sobre elizabeth y su deber.

¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿Tienes alguna duda? Si es así no duden en preguntarme, yo feliz de responder sus dudas.

Sin más que decir disculpen faltas de ortografía y nos veremos en nuestro próximo capítulo.

¿Quién será el siguiente campeón?👀

Este es el pueblo Orni, así es como se ve en el juego. Tan solo se los dejo para que se hagan una idea un poco más clara de como es el pueblo Vogel en la historia ✨

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