Capítulo 44
"Si debo sufrir para volver a verte, entonces sufriré. Si debo esperar, entonces esperaré, así sean miles de años, cuando vuelvas, yo aún estaré aquí, con los brazos abiertos para recibirte."
Lan-Sui.
El tiempo pasó en minutos, se transformó en horas, y después pasaron a formarse días, años.
Lan-Sui contó seis más antes de regresar a los pantanos, a mitad de la noche más oscura que el mundo había experimentado en mucho tiempo.
Nada le aseguraba que la vería si iba, pero aún así seguía acudiendo a los llamados del bosque, y más importante todavía, de su corazón.
Estaba como lo recordaba.
Por la época, las brujas no se quedaron en esa parte del territorio, acampaban lejos, muy lejos del islote que fue un purgatorio, que fue un infierno. Lan-Sui se paró en la tierra que permanecía negra, a pesar de que los años transcurrieron despiadados, cambiando mucho y a la vez nada.
Si se concentraba podía oler en el aire la sangre, el dolor, las cenizas y la carne quemándose.
Si se concentraba podía viajar a ese día, a ese momento, sentir el miedo, la impotencia y la negación chocar en su mente.
Si se concentraba...
Lan-Sui sacudió la cabeza.
Ya no.
Ya no quería concentrarse.
No en el dolor.
No en lo malo de la vida.
No en el sufrimiento de Mo-Quing.
Ni en el de ella.
Ni en el de nadie.
—Es la última vez que vengo. —Lan-Sui creó un copo con patrones de conejo y jugueteó con él hasta que se hizo agua. —No quiero presionarte, y no quiero seguir atascada en un charco de miseria. Voy a esperarte, lo haré, pero al mismo tiempo voy a vivir, y sonreiré, por ellos, y por ti.
"— Hazlo ".
La voz de Mo-Quing fue un susurro imaginario en el pantano, transportado por el agua y por le viento. Lan-Sui lo escuchó y quiso abofetearse para comprobar que seguía viva y racional.
Al final no lo hizo, no se golpeó, simplemente tomó aire, cerró los ojos, esperó un par de minutos y se alejó. Detrás de ella un sendero de flores blancas crecieron de la tierra infértil, se mecieron con las corrientes suaves y la despidieron reflejando los tenues rayos de luz lunar que caían del cielo.
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