Capítulo 9

Me desperté por un fuerte sonido que venía de la televisión. Mi cabeza estaba apoyada en un cojín y mis pies estaban encogidos debajo de mi cuerpo. El aire estaba impregnado de tomate y aroma a hierba. Fuera lo que fuese, olía delicioso. Me froté los ojos y caminé hacia la cocina para ver a Harry de pie delante de la encimera con una gran sartén. Se giró para mirarme.

"Buenos días." Me sonrió.

"¿¡Qué!?"

El pánico se apoderó de mi y él se rió. "Es broma. Son solo las seis y media."

"¿Cuánto tiempo he estado dormida?"

Él seguía sonriendo. "Solo 45 minutos. Pensé en empezar a hacer la cena."

"Huele bien. ¿Qué estás cocinando?"

"Boloñesa." Sonreí y, como si fuera un pie de entrada, mi estómago rugió.

"Bueno eso es buena señal." Harry se rió, dejando la cuchara de madera en la pota y caminando hasta el armario.

Sacó dos copas de vino y una botella.

"¿Vino?"

"Por supuesto."

Después de llenar dos vasos, echó un poco del rico líquido rojo a la sartén.

"Nos vas a emborrachar antes de que acabemos de cenar." Me reí.

"Tampoco es que te quejes." Caminé hacia él y le golpeé el brazo juguetonamente, a lo que se burló pretendiendo hacer como que le dolía.

"¿Dónde están los cubiertos?" Él señaló a un armario a su derecha. Agarré unos cuchillos y tenedores y los dejé en la mesita, quedándome en el sitio. Por segunda vez ese día, me parecía raro lo cómoda que estaba en la presencia de Harry y lo natural que parecía hacer estas pequeñas cosas.

"¿Qué va mal?"

"Nada." Respondí.

"Vamos. Escúpelo."

Respiré profundamente antes de mirarlo. La mirada en sus ojos me hizo querer abrirme a él. Eran muy cálidos. Tan cercanos. "Es solo... esto. Es todo tan..."

"¿Normal?"

"Si." Me reí.

"Creo que estás pensando demasiado las cosas."

"Pero se supone que íbamos a hacer las cosas despacio."

"Lo hacemos." Sonrió. "También estamos disfrutando nuestro tiempo juntos."

"Si, pero-"

"Pero nada" Caminó hacia mí, quedándose justo delante de mi cuerpo. "¿Estás contenta ahora?"

"Si."

Él sonrió. "Entonces déjalo así y ya veremos como van las cosas."

Harry me miró un momento antes de volver a la cocina. Me senté en la barra de la mesa y le di un sorbo a mi vino. Puede que tuviera razón. Puede que estuviera pensando demasiado. Estaba complicando algo que era puro y simple; éramos solo dos personas que se gustaban. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando Harry posó un plato enfrente de mi. El humo giraba y se elevaba al techo, y cuando miré hacia arriba, él me estaba mirando con diversión.

"Deja de pensar y come." Me reí, agarrando mi tenedor y girando los spaguetti alrededor de él, vaciando mi mente y disfrutando del momento.

Una vez que se acabó la cena, nos fuimos otra vez al sofá a ver una película que Harry me dejó elegir. Para su sorpresa, yo había elegido Un Ciudadano Ejemplar, lo que aparentemente era una opción muy 'masculina'. Personalmente, disfrutaba viendo a Gerard Butler caliente, enfadado y desnudo y mientras esos pensamientos daban vueltas en mi cabeza, pensé sin descanso en mi deseo de tener a Harry caliente y denudo encima de mi. Me moví bajo su brazo, estirando mis dedos hasta que acaricié su estómago. Sus músculos se tensaron instantáneamente y sus dedos empezaron a jugar con la piel desnuda de mi hombro en respuesta. En un instante, me encontré debajo del cuerpo de Harry con sus labios atacándome. Había pasado tan rápido que no estaba segura de cómo habíamos acabado en ese posición, pero estábamos muy acalorados y cerca e, inmediatamente, pasé mis dedos por su suave pelo.

"Vamos a jugar." Respiró Harry contra mis labios. Enrollé mis piernas alrededor de su cintura y lo acerqué. "Arriba." Sonrió. "Ahora."

Mientras subimos las escaleras, la mano de Harry se colocó alrededor de mi cintura, inclinándome para que mis antebrazos se quedaran en el descansillo con mis rodillas apoyadas un par de escalones más abajo. Él estaba arrodillado entre mis piernas, sujetándome mientras sus labios rozaban mi mejilla y su otra mano empezaba a moverse entre mis piernas por encima de mi ropa interior. Todo había pasado tan deprisa que mi mente era un desastre, incapaz de procesar todas las emociones y sensaciones diferentes que estaba sintiendo. Él me mantuvo completamente quieta y mis respiraciones se volvieron rápidas mientras intentaba anticipar su siguiente movimiento.

"Ojala pudieras ver tu cuerpo ahora, inclinado en estos escalones." Y ahí estaba; ese leve cambio de carácter que me tenía al borde. Harry incrementó la presión de sus dedos entre mis piernas y yo arqueé mi espalda, inclinándome más hacia él. Todavía sujetando mi cintura, quitó la mano de entre mis piernas y la pasó por mi culo antes de deslizarse lentamente a través del elástico. Su respiración se profundizó cuando su palma agarró mi piel, apretando y cogiendo la piel en su mano, antes de deslizar sus dedos entre mis piernas, acariciándome lentamente.

"Por favor, Harry." Susurré. Ya estaba mojada por la anticipación.

"¿Por favor qué?" Mis labios se abrieron cuando empujó su dedo corazón dentro de mi, moviéndolo en pequeños círculos. "¿Quieres que te azote? ¿Es eso lo que me estás pidiendo?"

"Si." Suspiré.

Él sonrió contra mi hombro y retiró el dedo. "Esta noche no." Susurró en mi oído antes de ponerme de pie. "Vas a necesitar toda tu energía."

Me sentía confusa y curiosa, con una incansable energía atravesándome mientras le seguí a su habitación. Después de cerrar la puerta, se giró para mirarme, sonriendo y estudiando mi expresión.

"Pareces confundida."

Él dio unos pasos más cerca de mi para estar cara a cara y sus manos se colocaron en la parte trasera de mis muslos, provocándome.

"¿Confías en mi?" Susurró, pasando su nariz por la mía mientras deslizaba sus manos hacia mi cintura. Yo asentí, inclinando mi cabeza hacia arriba para buscar sus labios.

"Necesito oír como lo dices, Emilia." Sus labios rozaron los míos, tan suaves y llenos.

"Confió en ti."

Cada vez que lo decía en alto, mi confianza en él crecía. Su boca se curvó en una leve sonrisa antes de apartar sus labios de mi y mirarme. Yo mantuve mi visión quieta mientras él caminaba alrededor de mi cuerpo y empezó a rebuscar algo. Luego estuvo justo detrás de mi, atrayéndome cerca y guiándome cuidadosamente hacia atrás hasta que estuvimos sentados en la cama; yo entre sus piernas. Él me pasó la camiseta por la cabeza así que mis pechos se liberaron, dejando que su cálido aliento pasara por mi cuello y, cuando cerré los ojos, me enfoqué en algo suave pasando por mi estómago y por mis tetas antes de, cuidadosamente, acariciar mi mejillas. Ya había adivinado qué era.

"Voy a taparte los ojos." Después hubo otra sensación pasando por mis muslos, algo más sedoso y más fino. Con mi curiosidad quemando, abrí los ojos y miré entre mis piernas para ver dos pañuelos largos de seda negra. "Y luego voy a atarte." Mi corazón empezó a latir con nervios y erótica anticipación.

"Harry-" Suspiré, agarrando sus muslos que estaban a cada lado de mi.

"Vamos a hacerlo despacio." Murmuró contra mi oído antes de pasar lentamente la máscara por mis ojos y atarla en la parte de atrás. Mi agarré se tensó, pero con sus manos pasando por mis muslos y cintura, mis nervios empezaron a desintegrarse gradualmente. Harry se echó para atrás y me llevó con él antes de moverse de mi espalda y descenderme hasta las sábanas.

"Aunque me encante verte con esto," Dijo, tirando de la cinturilla de sus bóxers. "Voy a quitártelos." Elevé mis caderas y él los deslizó por mis piernas. Pude notarle a mis pies y él, lentamente, empezó a empujar mis tobillos hasta que mis rodillas quedaron dobladas y mirando al techo.

"Eleva la cabeza un poco." Cuando lo hice, Harry puso una almohada debajo de mi cuello. "¿Estás cómoda?"

"Si."

Me besó con suavidad.

"Bien. Los brazos a los lados con las palmas hacia arriba." Cuando estiré los brazos, Harry empujó mis tobillos más hacia mi cuerpo. "Sujeta la cara interna de tus tobillos."

Su voz era terciopelo cada vez que me ordenaba, lo que hacía que mis nervios se calmaran más. Hice lo que me dijo, enganchando mis dedos alrededor de mis tobillos con un poco de dificultad.

"¿Bien?"

"Si." Sentí la misma sensación que había tenido en mis muslos; ahora pasando por mi muñeca y mi tobillo.

"Voy a atar tus muñecas a tus tobillos. Tienes que dejarme saber si está muy apretado. ¿Vale?"

"Vale." Susurré.

Harry envolvió el pañuelo alrededor de mi tobillo derecho, apretando con fuerza cuando le hizo un nudo. Se sentía firme contra mi piel, pero no incómodo. Una vez que hizo lo mismo con mi lado derecho, estuve completamente atada. Probé mi libertad intentando estirar las piernas pero no se movieron más que un centímetro, y juntarlas era muy incómodo. Mientras intentaba relajar mi cuerpo en esta nueva posición, los labios de Harry rozaron mi oído. Separé mis labios cuando mi respiración empezó a ser más rápida.

"Respira. Quiero que te relajes. Quiero que te acostumbres a la sensación de estar totalmente indefensa." Movió sus labios por mi mejilla. "Quiero que confíes en mi plenamente con tu cuerpo."

Sus palabras eran tan suaves y tranquilizadoras que eran casi hipnóticas e, instantemente, sentí cómo mis músculos empezaban a soltarse. Su mano pasó por mi estómago, moviéndose con cuidado adelante y atrás. "¿Cómo te sientes?" Susurró. "¿Estás nerviosa?"

"Si. Un poco."

Su palma se movió arriba hasta mi pecho derecho, rozando el pezón y luego, haciendo lo mismo en la izquierda; atrayendo la atención a lo duros que estaban mis pezones. Sus dedos me acariciaron perezosamente hasta el centro de mi cuerpo- entre mis tetas y por mi estómago- antes de deslizar su mano a las caras internas de mis muslos extendidos. Vibré con placer cuando provocó la sensible piel, trabajando más y más arriba, antes de que, lentamente, deslizara un dedo entre mis piernas. Él exhaló profundamente mientras mi cuerpo se deleitaba y dejaba escapar un pequeño gemido.

"Tu cuerpo dice otra cosa."

Él pasó su dedo húmero por el interior de mi muslo para enseñarme que no mentía, antes de moverse de la cama. Escuché atenta mientras intentaba averiguar los sonidos que provenían del otro lado de la habitación y mientras estaba tumbada totalmente quieta, el sonido de un piano empezó a sonar por los altavoces.

"¿Conoces esta pieza?"

"Schubert." Las primeras notas me pusieron los pelos de punta.

"Si." Estaba sonriendo. "¿Cómo te sientes cuando lo escuchas?"

"Bien." Respiré. "Relajada." Si no estuviera tan cachonda, me hubiera parecido divertido. La última vez que oi esta pieza fue cuando estaba repasando mis exámenes en la universidad, con libros y apuntes extendidos por mi cama. Y aquí estaba ahora, extendida, desnuda y atada en la cama de Harry.

"Bien." Dijo Harry. "Así es como quiero que te sientas cada vez que estés así." La cama se hundió a mi derecha y Harry se puso a mi lado. "Atada." Sus labios rozaron mis mejillas. "Para mi."

Él estaba cerca. Increíblemente cerca. Moví mis restricciones, desesperada por tocarle.

"Quiero sentirte." Hice un mohín.

"Pronto." Respiró. "Vacía tu mente, Emilia." Mientras la suave música seguía, Harry empezó a mover su mano por mi cuerpo, pasando sus dedos por encima de mi ombligo, dibujando una variedad de formas indistinguibles que se sentían increíbles contra mi piel. Él buscó mis tetas y, mientras su manos las acariciaban, sus labios llegaron a los míos. "Tan preciosa." Susurró.

Yo gemí contra él cuando apretó mis pezones entre sus dedos, arqueando mi espalda e intentando estirar mi cuerpo. Sus labios dejaron los míos y se movieron de mi mandíbula a mi cuello, rozando levemente mi piel. Me retorcí por el calor de su aliento, elevando mi pecho al techo cuando sus labios se encontraron con mis tetas. Sus manos se extendieron por mi estómago y me sujetó mientras provocaba mis pezones, lamiendo y chupando, pasando sus dientes por los sensibles nervios. Parecía que sus labios se movían a la vez que la música, suavemente y con gracia, incrementando la presión en los momentos adecuados. Me moví sin descanso debajo de él cuando giró su mano, manteniendo su palma en mi abdomen y sus dedos curvados encima de mi hueso púbico, descansando levemente entre mis piernas. Gemí su nombre e instantáneamente intenté acercar mis piernas a mi pecho, desesperada porque Harry me diera la liberación que estaba demandando. En vez de eso, movió su mano de vuelta a mis costillas y a mi pecho y continúo besándome hacia abajo, hasta que sus labios y lengua provocaron el interior de mis muslos, pero nada más cerca que eso. Con la bonita melodía y el toque de Harry, me sentía tan completamente relajada que casi olvidé que estaba atada y sin poder ver. Estaba en otro mundo.

Él besó y tocó mi cuerpo durante la duración de la pieza de música y cuando la música se silenció, pude oír sus labios jugar por mi piel tan bien como yo podía sentirlo. El sonido de sus labios y lengua en mi piel era muy erótico, junto con los suaves suspiros que provenían de él mientras su propia excitación crecía. Todo en su juego estaba bien controlado; provocarme lo suficiente hasta tenerme queriendo más, pero nunca dándome lo que quería. Sus labios volvieron hacia arriba por mi cuerpo, de mis costillas a mi mandíbula y cuando se encontraron con los míos, empujó un dedo dentro de mí. Me apreté contra su dedo mientras mi cuerpo suplicaba más y sus dientes me mordieron el labio.

"Follame." Le supliqué.

Él soltó mi labio y lo rozó con los suyos mientras pude notar como las comisuras de su boca se curvaban. "Primero voy a hacer que te corras con mis dedos."

Elevé mi cabeza ligeramente y le besé, respirando pesadamente.

"Fuerte." Susurró, empujando firmemente contra mi punto G. "Y rápido."

Jadeé cuando sacó sus dedos de mi.

"Voy a desatar sus muñecas y tobillos y voy a ayudarte a ponerte de pie."

Sus dedos desataron rápidamente la seda y liberó mis extremidades antes de moverse detrás de mí y colocarme enfrente de él.

"Los brazos detrás de la espalda." Susurró.

Cuando los moví, él sujetó mis manos y ató el pañuelo alrededor de mis muñecas, así que mis manos estaban atadas a mi espalda con mi cuerpo entre sus piernas.

"Relájate contra mi cuerpo."

Respiré profundamente y me recliné contra él. Aunque mis manos estuvieran atrapadas entre nosotros, esta posición era mucho más cómoda. Él estaba muy cerca y su aroma llenó mis pulmones; una fusión de colonia y piel. Movió mis piernas a los lados de las suyas y él dobló las rodillas, manteniendo mis piernas separadas. Mi espalda estaba caliente contra su pecho; mis piernas separadas a cada lado de las suyas, incapaz de moverme.

"¿Estás cómoda?" Murmuró, pasando sus manos por mis lados y encima de mis costillas.

Tarareé con afirmación, moviendo mi cabeza a un lado, dándole la bienvenida a sus hidratados labios contra mi piel. Me sentía muy vulnerable y expuesta, aunque increíblemente cachonda. Había algo muy erótico en que Harry estuviera totalmente vestido; la dura tela vaquera y el suave algodón se rozaban contra mi piel desnuda. Él masajeó mis tetas antes de pasar sus manos por mi cuerpo. Su mano izquierda se extendió en mi abdomen, presionando firmemente para mantenerme quieta e, instantáneamente, sentí la presión justo entre mis piernas. Su mano derecha pasó por la cara interna de mis muslos, lo que hizo que mis caderas rotaran mientras buscaba mi alivio. Todo mi cuerpo tembló tan pronto como sentí sus dedos calientes pasando entre mis piernas. Su toque era tan superficial y lento que apenas podía sentirlo en mí y estaba volviendo, tanto a mi cuerpo como a mi mente, loca.

"Muy mojada." Susurró Harry en mi oído, incrementando gradualmente la presión de su dedo.

Apoyé mi cabeza en su hombro, concentrándome en los hábiles movimientos de su dedo. Después de trazar cirulos en mí clítoris unas cuantas veces, deslizó su mano más abajo y enterró un dedo dentro de mi. Mis muslos se tensaron y mis pies se curvaron mientras intentaba estirarme, pero la restricción de las piernas de Harry me tenía completamente atada e incapaz de moverme. Harry acarició mi punto G firmemente, girando su mano izquierda por mi estómago para que su dedo pudiera llegar a mi clítoris. Empezó a mover sus dedos arriba y abajo, presionando contra mi tenso y dulce punto con precisión. Intenté escapar de su agarre, murmurando contra él cuando la intensa presión empezó a surgir de las profundidades de mi estómago. Estaba desesperada por agarrar su muñeca, mantenerla quieta para que me diera tiempo a respirar. Quería estirar mis piernas cuando mi cuerpo se tensó, pero con ellas a cada lado de las de Harry, mi cuerpo estaba forzado a absorber cada onza de placer.

"Harry."

No estaba segura de si le estaba suplicando que hiciera que me corriese o le estaba suplicando que me dejara respirar. Estaba muy cerca y las sensaciones que estaba teniendo eran muy intensas, algo que no había sentido nunca. El continuó, subiendo sus dedos contra mi punto G una y otra vez.

"¿Has eyaculado antes?" Habló en mi oído.

"No." Suspiré.

Él sonrió contra mi cuello. "Creo que vas a hacerlo."

Incrementó la presión en mi abdomen y antes de que tuviera oportunidad a procesar lo que había dicho, mi espalda se arqueó contra su cuerpo y olas de placer explotaron desde mi centro. Todo era muy caliente y tenso y perdí la noción del tiempo mientras la presión que había mantenido tanto tiempo se liberada en el orgasmo más abrumador, dejándome completamente mareada y sin respiración. Cuando volví a la realidad, la respiración de Harry era ronca en mi oído y sus labios estaban acariciándome suavemente mientras mantenía mi cuerpo cerca. Estaba temblando violentamente y fue entonces cuando me di cuenta de la humedad alrededor de mis muslos y debajo de mí en las sábanas.

Harry rozó sus labios por mi cuello, acariciando con ambas manos el interior de mis muslos. "¿Cómo te sientes?"

Me sentía completamente fuera de este mundo. Estaba embriagada del placer más sublime que he sentido; tan cálido y delicado.

"Bien." Susurré. Todo mi cuerpo estaba echado encima de él con cansancio, completamente relajado.

"¿Quieres tumbarte un rato?" Asentí cansada. Harry, cuidadosamente, empujó mi cuerpo hacia delante para que pudiera llegar a mis manos y desatarlas. Mis manos se liberaron y él desenganchó sus piernas de las mías, antes de moverse de detrás de mi y colocar mi espalda en las sábanas. Me besó lentamente, pasando sus manos por mi cuerpo tembloroso mientras se tumbaba a mi lado.

"Nunca me había pasado antes." Murmuré.

"¿Lo disfrutaste?" Su nariz rozó la mía.

"Fue increíble."

Sonrió contra mis labios. Todavía tenía la máscara así que no podía leer la expresión de Harry. Empecé a sonrojarme. "No te avergüences. Era mi intención hacer que te corrieras así."

"¿Cómo sabías que podía?"

Él atrajo mi cintura a la suya, bajando su mano para ahuecar mi culo. "Me gusta pensar que conozco tu cuerpo bastante bien. Tenía curiosidad por ver cómo reaccionarías a algo tan intenso como esto... y si dejarías que ocurriese." Pasó sus dedos por mi mejilla y apartó un mechón detrás de mi oreja. Podía sentir su respiración en mi ara y, aunque no podía verlo, sabía que sus labios estaban cerca.

"¿Fue... mucho?" Pregunté tímidamente.

Él me acercó más y me besó, deslizando sus manos por mi pecho.

"Suficiente como para tener que lavar las sábanas." Sonrió.

Sentí el calor llegar a mis mejillas más intenso, pero estaba completamente fascinada y excitada con que Harry hubiera trabajado mi cuerpo de una manera que yo nunca hubiera podido.

No pasó mucho tiempo antes de que nuestros labios y nuestras lenguas estuviesen jugando una vez más. Harry movió su cuerpo encima del mío con sus piernas a cada lado de mi cintura y mientras seguía besándome, deslizó sus manos por mis brazos hasta que mis manos estuvieron sujetas encima de mi cabeza. Antes de darme cuenta, mis manos estaban atadas a los barrotes del cabecero de la cama. Instintivamente, tiré de mis restricciones para probar cuanta libertad tenía. Ninguna. El cuerpo de Harry dejó el mío y la cama se hundió a mi izquierda. Escuché a Harry quitarse la ropa antes de arrodillarse a mis pies.

"Separa las piernas para mí."

La voz de Harry era suave aunque ronca debido a la lujuria. Lentamente empecé a abrirlas. Me sentía íntimamente expuesta, en la manera más eróticamente posible. "Sigue." Me alentó.

Mis piernas estaban como treinta centímetros separadas cuando sentí las manos de Harry agarrar mis tobillos y mantenerme quieta.

"¿Tienes idea de que caliente que es verte así? ¿Tenerte corriéndote así?" Lentamente separó mis tobillos más. "No creo que haya estado más duro en mi vida." Su voz era baja y ronca, rompiendo justo desde su garganta con desesperación.

"Quiero verte. Déjame verte." Susurré.

Harry soltó mis tobillos y se movió más cerca de mi, así que sus rodillas me tocaron los muslos, separándolos. Mientras Harry me quitaba la máscara, mis ojos fueron recompensados con una increíble visión. Harry estaba arrodillado entre mis piernas, mirándome con ojos hambrientos y los labios separados; su erección se levantaba muy gruesa y lista. La mirada en su cara era tan carnal que mi pulso se aceleró.

"Harry, por favor." Tiré de los nudos. Quería inclinarme y tomarlo con mi mano, quería sentirlo. Miré en silencio mientras él se agarró con su propia mano y, lentamente, empezó a provocarse.

"Harry."

Dejé escapar un gruñido mientras pasaba su mano arriba y abajo, manteniendo su mirada en mi y yo miraba en completa admiración como se daba placer para mí.

Después de un rato, el se liberó, quedándose sin respiración. Cogió mi tobillo derecho y elevó mi pierna hasta que mi talón descansó en su hombro y después hizo lo mismos con el izquierdo. Mientras colocaba sus manos a cada lado de mi cabeza y se inclinaba hacia delante, mis piernas descendían, así que casi estaban tocando mi pecho. Su polla salió de entre mis piernas y, deliberadamente, movió sus caderas para que la cabeza provocara mi clítoris, haciendo que los dos suspiráramos de placer. Se inclinó un poco más, su collar colgaba en mi pecho, y presionó sus labios junto a los míos antes de echar sus caderas hacia atrás y empujar los primeros centímetros dentro de mí. Me llenaba increíblemente despacio, estirándome centímetro a centímetro hasta que estuvo dentro de mí al completo. Mi pecho subía y bajaba pesadamente mientras me ajustaba a la increíble sensación de tenerlo dentro de mi, incontrolablemente estrecha alrededor de él mientras él me sujetaba cerca de él. Empezó a mover las caderas, tan lentamente que podía sentir cada parte caliente de él. Con mis piernas en sus hombros, su penetración era profunda y muy intensa, acariciando mi punto G una y otra vez. Grité cuando me dio un empellón particularmente fuerte, contrayéndome alrededor de él.

"Si sigues haciendo eso, me voy a correr antes de que empecemos."

"Se siente muy bien." Suspiré y sus labios rozaron los míos.

"Tú también." Sonrió.

Con sus ojos en los míos, empezó a moverse una vez más. Era lento al principio pero pronto, empezó a moverse con mucho más fervor y convicción, sacándome el aire. Sujeté los barrotes a los que estaban atados mis manos, elevando mis caderas para encontrar las suyas y entrelazando mis tobillos detrás de su espalda. Él me besó fuertemente, jadeando y suspirando mientras el sudor empezaba a formarse en sus poros. Tenía muchas ganas de apartar sus rizos mojados de su cara y arañarle la espalda, sintiendo sus músculos tensos moverse y flexionarse debajo de mis manos, pero no había manera de que estas restricciones se rompieran. Tumbada debajo de él, mi clímax empezó a formarse. Tenerlo encima de mí- sudando, sin respiración y gruñendo- era tan erótico que probablemente podría haber tenido un orgasmo solamente mirándole.

"Necesito que te corras Emilia" Jadeó.

Estaba casi ahí. Estaba acalorada y tensa y completamente en otro mundo diferente a la habitación a la que me encontraba. "Córrete conmigo." Suspiré.

"Dime cuando." Él apoyó su frente contra la mía, invirtiendo todo su peso en cada empellón, sin perder nunca el ritmo. Era imposible no mirarle directamente a los ojos mientras llevaba mi cuerpo a otro nivel. Estar tan cerca y tan conectado a alguien era uno de los sentimientos más increíbles y poderosos del mundo.

"Harry-"... "Ahora."

Mientras me contraía y tenía espasmos alrededor de él, gimiendo su nombre una y otra vez, él finalmente se dejó ir y se corrió encima de mí; todo su cuerpo se tensó y tembló dentro de mi. Continuó manteniéndose encima de mi con sus rizos rozando mi frente y moviendo sus caderas lentamente, hasta que los dos terminamos del todo.

Descendiendo sus labios hasta los míos, me besó por lo que parecían horas, antes de salir de mi y tumbarse a mi lado. Sus dedos movieron la seda de mis muñecas hasta que fueron libres para moverse y cayeron a mis lados. Harry apartó sus rizos mojados de su frente mientras yo me tumbaba respirando lentamente. "Imagino que estás muy cansada para ducharte así que usa esto," Harry se rio, pasándome sus bóxers. "Voy al baño. Será solo un momento."

Mis ojos le siguieron fuera de la habitación, casi cerrados por el cansancio. Levanté mis manos delante de mí, estudiándolas con cuidado. Mis muñecas estaban rojas de haber tirado de las restricciones durante una hora y estaba extrañamente fascinada por las marcas rojas alrededor de mi piel. Eran un símbolo de que había pertenecido a Harry por ese momento. Cuando entró en la habitación otra vez, se quedó quiero en el umbral, mirándome desde la distancia.

"¿Estás bien?"

Parpadeé un par de veces antes de mirarle. "Si." Sonreí.

Su cara se relajó antes de caminar hasta la cama y sentarse a mi lado. "Puede que te duelan mañana." Dijo, acariciando con sus dedos las marcas rojas.

"Está bien."

"¿Estás segura?"

Le miré y asentí. Harry me sonrió y puso la colcha encima de nuestros cuerpos.

"¿Qué?" Me reí.

Él me sonrió, pasando su mano por mi cintura. "Estás reluciente."

Toda la habitación olía a sudor y sexo y, mientras estaba acurrucada al lado de Harry, pude sentir el frío en su piel. "Estás sudando." Le dije, sonriendo para mi misma.

"No creo que sea nada diferente a las sábanas, ¿no?"

"¡Harry!"

Él se rió. "Lo siento, no lo pude resistir."

Durante los siguientes diez minutos, los dos nos tumbamos debajo de la colcha, besándonos y tocándonos perezosamente.

"¿Estás cansada?" Me preguntó.

"Hmm, no realmente."

"¿Terminamos de ver la peli?"

Me reí. "Si, vamos."

No podían ser más de las diez y media o así, pero parecía que era mucho más tarde. Harry se levantó, se giró hacia mi y se rió; todavía muy desnudo y tentador. "Voy a ponerla aquí, ya que tienes el hábito de quedarte dormida en el medio de las películas."

"¡Solo fue una vez!"

Él se rio mientras se ponía unos nuevos boxers y fue a mover el DVD del salón. Yo, desvergonzadamente, miré su musculada espalda y la curva de su culo mientras salía de la habitación, sintiéndome particularmente engreída y afortunada porque podía verle de esa manera.

Cuando volvió, me había puesto una camiseta y tenía una pierna fuera del edredón. Harry caminó hasta la televisión y metió el DVD en el reproductor antes de volver a la cama.

"Probablemente no tenga mucho sentido poner esto ahora." Se rió, agarrando mi culo mientras se subía a la cama.

"Podría decirte lo mismo."

Arqueó una ceja y sonrió y miré como se quitaba los bóxers por sus piernas y los tiraba al suelo. "De todas formas, prefiero dormir desnudo."

Me encantaba lo cómodo que estaba con su propio cuerpo y me hacía pensar en los pequeños michelines en los que estaba preocupada. Parecía que Harry nos los había notado y me hacía sentir mucho más segura y atractiva.

"Ahora, ¿vas a quitarte eso o voy a tener que reducirte y quitártela yo?"

Estaba tentada a retarle pero estaba muy cansada así que perezosamente, tiré la camiseta al suelo junto con su ropa interior.

"Mejor." Sonrió, "No estaba mintiendo cuando dije que te quería desnuda todo el fin de semana."

X.

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