Capítulo 35

"Puede que te lo haga sobre el capó." Sonrió para sí mismo mientras seguía mirando hacia delante.

Podía sentirme enrojecer por el comentario, luego movió el coche hasta la carretera.

El viaje era incluso mejor de lo que recordaba: suave, rápido y salvaje. A veces agarraba el borde del asiento; no con miedo sino con pura euforia. Las cabezas se giraban mientras conducíamos lo que lo hacía aún más excitante. Tan pronto como salimos de Londres conduciendo sin rumbo y sin ningún destino en mente, Harry bajó la capota. El aire era frío y la fuerza del viento mientras conducíamos contra él congeló mis mejillas, enredando mi pelo y volándolo por todos lados. En carreteras tranquilas y despejadas, Harry iba a velocidades de 150 km/h, con el ceño fruncido y los labios tensos con concentración como si realmente estirara los neumáticos del coche. Debería estar asustada pero no lo estaba. Me sentía libre de todo; sin estrés, sin preocupaciones. Y mirar a Harry era como ver a un niño con un juguete nuevo, sin otra preocupación en el mundo.

Con la adrenalina en el punto más alto, había perdido el sentido del tiempo y no tenía ni idea de dónde estábamos. Ahora llevando el coche a una velocidad más pausada, podía distinguir los verdes y marrones y ocasionalmente amarillos que habíamos pasado previamente. Hectáreas y hectáreas de campos y altos árboles dispersos se extendían en la distancia, parte iluminada por el sol que estaba intentando desesperadamente salir tras las tercas nubes. Nos acercamos a la cima de una colina y una vez allí, pude ver a kilómetros. Nada me decía nuestra localización. No había señales, ni edificios. Nada.

"¿Dónde estamos?" Me reí.

Harry se encogió de hombros, quitando los ojos de la carretera por un segundo para sonreírme, sin decir ni una palabra.

Seguimos conduciendo, pasando unas cuantas señales en la carretera de las que no reconocí los nombres. Pero no importaba. No saber conde estábamos o a dónde íbamos lo hacía más excitante, nuestra pequeña aventura.

"Ah," se rió Harry, asintiendo a la señal a un lado de la carretera.

The new Forest. Era uno de esos sitios de los que había oído hablar incontables veces pero no sabía donde estaba realmente.

"¿Algún lugar en el sur?" Se rió Harry en respuesta a mi pregunta. "No estoy seguro."

Tras unos minutos, condujimos a un pequeño pueblo llamado Lyndhurst, encontrando finalmente un lugar para aparcar tras decidirnos a parar para comer algo. Tan pronto como aparcamos, la gente (la mayoría hombres de mediana edad con prominentes entradas y chaquetas de tweed) se acercaron para preguntarle a Harry cosas sobre el coche que asumían era suyo. Con un divertido movimiento de mis labios, Harry habló como si el coche fuera suyo. Sabía lo suficiente como para hacerlo y con su pelo hacia atrás y sus mangas arremangadas, mostrando su increíblemente bonito reloj Audemars Piguet, lo parece. Era obvio que la mayoría de la gente que hablaba con él quería preguntarle como podía permitirse ese coche, particularmente a su edad, pero eran o muy tímidos o demasiado educados para hacerlo.

Para ser sábado por la tarde, estaba sorprendentemente tranquilo, aunque no completamente desértico. Paseadores de perros y parejas caminaban por las calles mientras Harry y yo andábamos cogidos de la mano sin ser molestados, sin rumbo, justo como nuestro trayecto hacia aquí. Alineado con tiendas independientes, pubs, cafeterías y pequeñas galerías de aire, se mostraba un pueblecito que era un cliché, pero eso no significaba que no era bonito o menos agradable para caminar. De alguna manera me recordaba a Primrose Hill. La paz, las pequeñas tiendas, la naturaleza sin prisas. Paramos en un pequeño pub local para comer- uno de esos pubs acogedores que hacían que te sintieras como en casa, con vigas bajas de madera, sillas de suelo y un fuego para luchar con el frío de febrero, incluso a medio día. Unas pocas personas se acercaron a Harry; aunque debía ser porque no le reconocieron o porque estaban simplemente respetando su privacidad, no estaba segura pero aprecio tener tiempo para nosotros mismos.

Tras la comida, condujimos por los alrededores de los pueblos de la zona hasta que llegamos a un bosque; robles altos, fresnos y castaños se erguían y nos refugiaban del resto del mundo. Era tranquilo, casi hasta el punto de ser inquietante. Podía oír el sonido de los insectos y las hojas cuando el viendo pasaba a través de ellas, pero aparte de eso, todo estaba tranquilo. Harry se desabrochó el cinturón de seguridad y se movió en su asiento para mirarme.

"¿Lo hacemos?" Sonrió traviesamente, y pude ver en sus ojos qué quería. Yo quería pero estaba un poco preocupada de clavarme la palanca de cambios y darle un puñetazo a la ventanilla con el calor del momento. No estaría sorprendida si el sexo dentro (o sobre) un Jag vintage ha estado en sus fantasías durante muchos años y muerdo mi labio mientras pienso un momento antes de apretar el botón de la guantera que sube el capó sobre nuestras cabezas. Los ojos de Harry se iluminan mientras tiro de la palanca de debajo de mi mientras deslizo el asiento todo lo atrás que puedo. Le sonrío, riéndome cuando él gatea (con mucho cuidado) sobre la palanca de cambios y trepa encima de mí, colocándose entre mis piernas. Me pregunto cuántas personas se han entregado la una a la otra en el coche donde estamos sentados. En más de cuarenta años, se que no seremos los primeros y claramente no seremos los últimos.

Con las manos calientes y piel sudorosa que se pegaba sin remedio en los asientos de cuero, tuvimos sexo en el asiento del pasajero de un Jag de los sesenta, empañando las ventanillas mientras la suspensión del coche cedía ante nosotros. Es algo que definitivamente no olvidaré.

Condujimos por la costa sur de Inglaterra, inhalando aire fresco y echando vistazos ocasionales al profundo azul del horizonte hasta que llegamos a Brighton y empezamos a aventurarnos de vuelta al norte. En solo una mañana y una tarde había visitado lugares de los que nunca había oído hablar. Había visto campos, mar y carreteras comarcales que no sabía que existían. Justo esas pequeñas e insignificantes cosas que me hacían darme cuenta de lo mucho que estaba esperando ser descubierto y explorado, no solo Inglaterra, sino todo el planeta.

En el camino a casa, paramos en unas cuentas casas para que Harry enseñara el coche, tan emocionado como estaba la primera vez que puso sus ojos en él hoy. Naturalmente, los paparazzi se habían vuelto locos con esto y habían hecho fotos que sabía que ocuparían la portada de la mayoría de la prensa, especulando si el Jaguar vintage era su nueva adicción a su colección de coches. Era algo que él había deliberado que llevaban pensando un tiempo.

Tendiéndole las llaves sin ganas al mismo chico que había dejado el coche antes, entramos a la casa. No podía creer cuánto habíamos viajado.

"Gracias," se giró para mirarme con una sonrisa. "Creo que este es posiblemente el mejor regalo de cumpleaños."

"Me alegro de que te haya gustado."

"Qué sutil." Se rió, sentándose en el sofá y quitándose los zapatos.

"Voy a darme una ducha, ¿vengo en veinte?"

"Vale," miró a su reloj, "veinte minutos."

Una vez duchada, rebusqué en mi bolsa para encontrar la cuidadosamente doblada ropa interior que había metido la noche anterior, comprada especialmente para esta noche. Al igual que yo, Harry apreciaba la ropa interior bonita. Lo he sabido desde la primera vez que empezamos a vernos y me había mandado el conjunto de Agent Provocateur. A Harry también le gustaba el bondage y atarme. Así que para otra sorpresa de cumpleaños, pensé en darle algo que desatar realmente... yo. Había elegido este conjunto con eso en mente. Era de una de mis marcas favoritas de lencería, Myla; compuesto por un sujetador transparente con tirantes de satén negro, junto a unas braguitas y un corset con un montón de tiras negras alrededor para decorar la cintura. El conjunto estaba muy inspirado en el bondage, con tiras en las braguitas y el corset, parecía que mi cintura y mis caderas estaban envueltas con suave y fina seda. Subí mis medias negras y las sujeté con más tiras y sabía que Harry iba a divertirse mucho intentando adivinar todo lo que haría para quitármelo.

La ropa interior estaba ahí apara seducir, para jugar y para admirar. Se trata de provocación y suspense; otra capa para enloquecer un poco más la mente. La ropa interior era parte de los preliminares. Me encantaba ver la cara de Harry justo antes de desvestirme, intentando decidir qué iba a quitar primero y qué parte de mi cuerpo iba a dejar cubierta hasta el final. A veces nunca me quitaba las braguitas y él solo apartaba el centro a un lado y me follaba con ellas puestas. También le gustaba mucho dejar mis medias puestas; no solo por cómo se veían, porque se que le gusta cómo se sienten bajo sus manos mientras sujeta mis piernas sobre mi cabeza y la forma en la que se deslizan por su piel.

Miré el reloj y me senté en la cama, moviéndome para que mi espalda descansara en las almohadas y relajando las piernas. Olía a vainilla, tan seductoramente dulce que estaba tentada a presionar mis labios en mi piel para ver si sabía tan bien como olía. Mi corazón latía tan ridículamente rápido mientras esperaba por él, escuchando con cuidado cualquier signo de movimiento debajo de las escaleras. Justo ahora, él no tenía ni idea de que estaba así y el suspense me estaba matando. A las 7.39, oí el primer ruido en los escalones, seguido por un patrón de pies descalzos subiendo rápidamente las escaleras. La puerta de abrió y él se quedó parado. Su cara era incluso mejor que cuando le tiré las llaves del Jaguar y el sonido que hizo en la parte de atrás de su garganta llegó justo entre mis piernas, sin respiración y tensa. Manteniendo su mirada, empecé a acariciar mi pecho la con la punta de mis dedos, observando como daba pequeños pasos hasta la cama. Moví mi mano lentamente por mi cuerpo, rozando mis costillas y cintura antes de agarrar una de las muchas tiras entre mis dedos, tirando de ella y soltándola; sonriendo seductoramente mientras Harry me miraba en completo y asombroso silencio.

"Eres increíble," murmuró bajo su respiración, mirándome directamente como si debatiera entre arrancármelo todo y follarme o seguir mirándome en silencio.

Deslicé mi mano bajo la parte de delante de mi ropa interior, rozando gentilmente mientras mi otra mano provocaba mis tetas, endureciendo mis pezones bajo el encaje. Se subió a la cama y se arrodilló a mi lado, trazando delicadamente las tiras de mi cintura.

"Gírate." Susurró en mi oído. "Déjame verte completamente."

Me incorporé en mis manos y rodillas y me mostré para él con la perfecta curva de mi espalda, piernas juntas y brazos extendidos. El trazó una línea de mi nuca a mi espalda, hasta que acarició mi coxis y luego hacia arriba y abajo para dejar su mano en mi trasero. Me arqueé ante su toque, como un gato siendo mimado.

"¿Tienes idea de lo sexy que eres?" Tocó el encaje del centro de mi ropa interior con un dedo y yo prácticamente ronroneé. "Nunca me puedo resistir a ti."

El beso que siguió fue suave y dulce, todo labios y caliente aliento. Presioné mi mano en su pecho y le tiré a la almohada, instruyéndole silenciosamente que se sentara mientras yo me sentaba a horcajadas sobre sus rodillas. Sus manos automáticamente fueron a mis muslos y sonreí, apartándolas. Hoy era un día de sorpresas para él y para mí y por una vez, él no tenía ni idea de lo que iba a pasar a continuación. Busqué tras mi espalda y desenganché mi sujetador, dejando que cayera lentamente por mis hombros hasta el regazo de Harry. No pude evitar sonreír cuando maldijo bajo su respiración. Por unos segundos me quedé quieta, permitiéndole observar mi cuerpo; dándome tiempo para tranquilizar el frenético latido de mi corazón. Exhaló profundamente y deslicé mis manos entre mis piernas, provocándome sobre mis braguitas. Sus pupilas se agrandaron y sus ojos alternaron entre los míos y la mano entre mis piernas. Aparté el centro a un lado, mordiendo mi labio cuando él echó el aire que estaba reteniendo. Me sonrió, sus dedos ahora presionaban con fuerza mis medias tras encontrar su camino hasta mis rodillas. Una temblorosa respiración se deslizó por mi labios cuando empujé un dedo dentro de mi y Harry se movió, incorporándose en sus codos y mirándome directamente a los ojos. Estaba tan increíblemente cachonda que tuve que parar de rozarme vergonzosamente contra su muslo cubierto por sus vaqueros, aunque estoy segura de que no le importaba.

Gimiendo su nombre entre respiraciones superficiales, me elevé de sus muslos para acercarme más a él.

"Eso es," susurró. "Se siente bien, ¿eh?"

Dije su nombre otra vez, y otra vez, sin sentido. Estirando mi mano libre, acaricié su centro con mi palma, trazando su contorno con mis dedos.

"Que dura."

"Toda para ti," susurró. "Siempre para ti."

Abrí su botón y bajé la cremallera con cuidado, sintiendo el calor radiar bajo sus bóxers negros. Los bajé tanto como sus vaqueros me permitieron; su polla se apoyó dura contra su camisa y Dios mío no pude evitar deslizar mis dedos por él y sentirle en mi mano.

"Sigue." Me alentó lamiéndose los labios, deslizando sus manos por el interior de mis muslos. "Quiero que te hagas correrte."

Mordí mi labio, continuando rozando mi dedo sobre mi hinchado clítoris, deslizándolo ocasionalmente dentro de mi. Coloqué mi otra mano en la rodilla de Harry para apoyarme mientras me inclinaba hacia atrás un poco, dándole una vista perfecta. Él se tomó en su propia mano y empezó a acariciarse, siguiendo mi ritmo con sus ojos firmes en mí.

Vernos el uno al otro complacernos era increíblemente caliente, jadeando y susurrando palabras de aliento el uno al otro. Me corrí fuerte en el regazo de Harry, colapsando contra él en éxtasis. El envolvió sus brazos a mi alrededor y me sujetó fuerte mientras temblaba, justo hasta que la última ola me atravesó.

"Siempre mojas mis vaqueros," sonrió contra mi oído y yo sonreí sin aliento en el hueco de su cuello. "Y supongo que también habrás mojado tus braguitas, así que ahora voy a tener que desvestirte."

Murmuré y él me giró, colocándose encima de mi.

"He estado esperando quitarte esto desde que entré en la habitación," Dijo en mi oído. "Por donde empiezo..."

Pasó su dedo por cada una de las tiras, siguiendo su camino por mi cuerpo antes de descender finalmente por el liguero de mi izquierda y lo agarró entre sus dedos. Mirándome, lo desenganchó y luego elevó mi pierna para llegar al de detrás. Besó el interior de mi muslo y se movió a la otra pierna para hacer lo mismo. Deslizando sus manos debajo de mi, me levantó y me giró en mis manos y rodillas para trabajar el enganche del corset, quitándolo lentamente hasta que cayó de mi cintura a la cama. Lo siguiente fueron mis braguitas, dejándome en mis medias, como pensé que haría.

"Tenía razón." Dijo Harry mientras yo me tumbaba de nuevo en la cama. "Empapada."

Tiró las braguitas a su lado y quitó su camiseta antes de ponerse entre mis piernas para besarme. Quité sus vaqueros y bóxers el resto del camino pero antes de poder envolver mis piernas a su alrededor y atraerle hacia mí, me giró encima de él, colocando sus manos con firmeza en mis caderas. Estaba sin aliento cuando le besé. Sus manos agarraron con fuerza mi trasero mientras me movía adelante y atrás sobre su polla antes de dejar un rápido y duro golpe en mi nalga derecha. Me eché hacia delante y gemí en su boca y él golpeó la misma nalga otra vez, más duro. Apretó y azotó, puede que cinco o seis veces. Luego volví a estar tumbada con Harry besando todo mi cuerpo hasta que estuvo entre mis piernas, pasando sus manos alrededor de mis muslos y colocando mis piernas en sus hombros.

"Me encanta ver como te corres." Murmuró mientras mordía el interior de mis muslos, "pero creo que mi cosa favorita es hacer que te corras."

Y ahí estaba el puto sexo oral brutal que me alejaba de éste mundo. Si fuera posible ver las estrellas, yo estaría viendo galaxias completas. Lamió, chupó, mordió, hundió su lengua como si no tuviera suficiente. No tenía miedo de quedarse atrapado ni tenía miedo de tomarse un momento para provocarme con delicados lametones y besos. Nunca podía adivinar qué vendría después. Podía terminar conmigo en menos de cinco minutos o podía hacerme durar más de veinte tranquilamente. La única cosa que me gustaba de no estar atada es que podía agarrar las sábanas, tirar de su pelo y arañar su piel... coloqué mis manos sobre las suyas cuando me sujetó la cintura, uniendo nuestros dedos, arqueando mi espalda y empujándome contra su cara tan fervientemente que no me sorprendió cundo tuvo que parar un momento para respirar.

Resurgió con los labios brillantes y las mejillas sonrosadas. Todavía me estaba recuperando de mi orgasmo cuando sus labios cayeron en los míos, todo lengua y desesperación, sin espacio entre nosotros. Busqué entre nosotros para encontrar su dura polla y cerré mi mano a su alrededor, encontrando un ritmo que hizo que se sacudiera bajo mi toque. Echó la cabeza hacia tras antes de pegar su frente con la mía, bufando cortas respiraciones por la nariz.

"No puedo tener suficiente de ti. Te deseo en todas las maneras que pueda tenerte."

Sus ojos en llamas brillaban tras sus párpados. Deslizó sus dedos entre mis piernas y estoy casi segura de que iba a intentar hacer que me corriera otra vez. Pero no se quedaron dónde lo hacían normalmente. En vez de eso, los deslizó lentamente hacia abajo hasta que la punta de su dedo presionó ligeramente contra mi ano.

"Todas." Susurró.

La sensación era completamente diferente a cualquier cosa que hubiera sentido y el sonido que hice fue algo entre un gemido y una risa sin respiración. Acarició con su dedo en pequeños círculos, evaluando mi expresión mientras lo hacía. Era mucho más sensible de lo que pensaba; tuve que parar de retorcerme. Jadeé cuando metió la punta de su dedo por mi entrada, todavía mojado con mi excitación de hace un momento. Mis músculos se tensaron inmediatamente a su alrededor, inseguros de la invasión poco familiar.

"¿Está bien?" Preguntó Harry.

Conseguí sacar un corto mmm, incapaz de concentrarme en otra cosa que no fuera la sensación de él girando lentamente la yema de su dedo dentro de mi.

"Nunca lo he querido hacer con nadie antes. No hasta ahora, contigo."

El sexo anal era algo sobre lo que había pensado antes y sabía desde hace tiempo que quería intentarlo con él pero ahora, viendo a Harry tan grueso y largo delante de mí, no sabía si sería capaz de tomarle.

"Bien." Susurré.

"¿Bien?"

"Quiero hacerlo. Quiero que me tomes así."

"¿Estás segura?"

"Muy segura."

X.

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