Capítulo 25

Harry deslizó las tiras de cuero de las hebillas para dejarme juntar las piernas. Me quedé quieta en completa oscuridad; en el dulce letargo de mi orgasmo. El placer nubló mi mente mientras el latido de mi corazón volvía a un lento y pesado golpeteo contra mi pecho. Apenas podia reunir la suficiente fuerza como para juntar las piernas. Sentí a Harry levantarse de la cama y luego su cuerpo se juntó al mío. Estaba muy caliente y encontré las caricias de su mano contra mi estómago reconfortantes. Llevó su mano a mi cara y me quitó la mascara.

"¿Cómo estás?" Me preguntó mientras apartaba mi pelo detrás de mi oreja. Mis párpados y mi cuerpo eran pesados y luchaba para mantenerlos abiertos.

"Cansada." Me reí débilmente y él bajó sus labios a los mios. "Gracias."

Sus labios se volvieron una sonrisa y presionó un beso en la comisura de mi boca. "¿Por qué me das las gracias?"

Podía sentir mis mejillas empezar a enrojecerse. Harry había llevado mi cuerpo y mi mente a nuevos niveles de placer y satisfacción. Alturas nunca vistas. "Nunca había sentido algo así." Él murmuró y sus labios rozaron los míos.

"En ese caso, gracias a tí también." La fusta y la cuerda estaban en el centro de la cama después de que Harry me explicara que ese equipo nunca se usaba en más de una persona por razones de higiene. Supongo que un limpiador o alguien así arreglaría la habitación por la mañana antes de que esté lista para quienquiera que explore y pruebe sus límites después. "Es la una de la mañana." Murmuró.

"¿Cuánto tiempo hemos estado aquí?"

"Mmm, como dos horas."

Era uno de esos momentos surrealistas en el tiempo que parecían largos y cortos a la vez. Por una parte, había pasado tanto que parecía que llevabamos ahí horas, aunque por la otra, se sentía solo momentos desde que cruzamos la puerta. Le miré mientras estiraba mi vestido. "¿Te quedas en mi casa esta noche?"

"Si." Su contestación fue casi instantánea y sonrió. "Estaba planeando hacerlo de todos modos."

No podía ubicar mis sentimientos cuando dejé la habitación. Sabía que habíamos experimentado algo genial ahí, algo muy intenso y profundo. Mis músculos estaban débiles y me sentía emocionalmente seca, pero la adrenalina seguía pasando a través de mí cuando Harry cerró la puerta y giró la llave; encerrando nuestros deseos secretos. Aunque estábamos dejando la habitación atrás, estábamos llevando nuestra confianza a un nuevo nivel; una nueva profundidad de nuestra relación. Harry se giró hacia mi y sonrió cuando metió la llave de nuevo en su bolsillo. Lo que había pasado en esa habitación era algo entre Harry y yo. No para que alguien lo supiera. Era nuestro y podia ser algo que compartiéramos todo el tiempo que pudiéramos.

-

Harry y yo volviemos a mi piso justo antes de las dos y media de la mañana. Nos habíamos quedado en el club para una copa más antes de decidir irnos. Aunque el viaje en coche había pasado en silencio con nuestra concentración en la tenue luz naranja de las farolas, Harry cogió mi mano todo el rato, apretándola y rozando con su pulgar la parte superior de mi mano. El coche nos dejo fuera de mi piso y el aire era frío y duro en las partes expuestas de mi piel mientras caminábamos con rapidez por la acera hasta la entrada principal. Una vez dentro, caminamos directos a mi habitación. El aire dentro de mi piso era cálido y abrazó mi fría piel.

Mientras Harry estaba en el baño, me puse el babydoll que me había comprado de la caja. No lo había tocado desde que me lo probé por primera vez. Quería que la primera vez que Harry lo viese fuera apropiadamente. Me quité el vestido y las braguitas antes de pasar la tela de seda por la cabeza. La seda era calmante sobre mi dolorida piel y se sentía bien poder respirar fuera del ajustado vestido. Me giré, así que mi espalda miraba al espejo y elevé el borde hasta mis caderas; estudiando las marcas de mi carne. Las heridas eran finas líneas color carmesí en cada una de mis nalgas, amoratándose en algunas zonas. Pasé mis dedos sobre ellas. Dolía tocarlas pero yo quería hacerlo. Quería sentir el calor que irradiaba de mi piel. Quería recordar cómo me había sentido en aquella habitación; no solo esta noche, sino las que estaban por venir.

Agarré crema hidratante de la cómoda y la pasé por mi piel; jadeando cuando la fría loción luchaba contra el área caliente. Todo en lo que podia pensar era el fuego en los ojos de Harry cuando le tendí la fusta. Cómo se sentía el cuero sobre mi piel... y entre mis piernas hasta que me llevó al orgasmo. Una vez que apliqué toda la loción, dejé que la tela cayera sobre mi trasero. Encendí las hadas con luces que había en el cabecero de mi cama y me quedé de pie pacientemente a los pies de la cama, esperando a que Harry terminada en el baño.

Cuando la puerta se abrió, Harry frenó en seco; con los ojos abiertos y los labios separados. Hizo un ruido que sonaba como si sus palabras se hubieran quedado atrapadas en su garganta y mi corazón se aceleró con palpitaciones frenéticas mientras sus ojos caían en los mios.

"Wow." Su voz era apensas un susurro. El calor me atravesaba, particularmente visible en mis mejillas y mi pecho. El fuego en sus ojos que había visto antes seguía ahí, aunque poseían un deseo mucho más gentil. Sin romper el contacto visual, Harry cerró la puerta detrás de él y dio pasos lentos hacia mi. Mis dedos se curvaron en mis manos y me elevé un poco de puntillas. Estaba nerviosa y no sabía exactamente por qué. Me preguntaba si me veía como él me había imaginado; si la delicada seda se ajustaba a mi figura como él esperaba cuando eligió el babydoll. Sólo una mente exquisita podia tener un gusto tan exquisito. Él se quedó de pie delante de mi, todavía vestido en su camiseta negra y vaqueros. No era de constitución muy fuerte, pero la anchura de sus hombros y el bulto de los músculos de sus brazos me hacía sentir muy segura. Muy pequeña. Cogí el borde de su camiseta y él instantáneamente se la quitó. Había tenido razón cuando le había tocado sin mirar hacía unos días. Sus músculos estaban más definidos desde la última vez que lo había visto, aunque no hasta el punto de salirse de su piel. Rocé mi dedo índice por la línea de vello bajo su ombligo y una exhalación pasó sus labios, a lo que se curvaron en una sonrisa cuando le mire.

Sus manos se colocaron a cada lado de mis caderas, rozando la tela como si estuviera muy asustado de tocarme. Estaba amoratada pero estaba lejos de estar rota. Moví mis dedos sobre sus manos y las coloqué en mi cintura. Eran tan grandes que las puntas de sus dedos casi se encontraban en mi espalda. Con caricias como plumas, empezó a acariciar la piel de mi trasero y la parte superior de mis muslos. Respiré con una sonrisa y él, lentamente, bajó sus labios hasta los mios. Su beso fue una distracción instantánea; muy tierna. Pasé el cinturón de Harry por su hebilla y desabroché sus pantalones. Cuando se los quitó, dio un suspiro de alivio contra mis labios. Sus manos se movieron por mi espalda y, cuidadosamente, me descendió hasta las sábanas; cubriendo mi cuerpo con el suyo.

Nos besamos lentamente; indulgentemente. Una mano se movía en mi pelo mientras que la otra sujetaba mi cintura. La mía explotaba el contorno de sus omóplatos y la curva de su trasero. Sin respiración, sus labios se separaron de los míos y le ayudé a quitarse los boxers. Era la primera vez que había visto su cuerpo desnudo desde que se había ido y era más satisfactorio de lo que mi mente podia recordar. Busqué entre nosotros y rocé con mis dedos su dura asta, saboreando la suavidad y el calor de su piel contra mi mano. Él me recompensó con ojos oscuros llenos de afecto; moviendo sus caderas lentamente contra mi toque. Incrementé la presión de mi agarre y sus ojos se cerraron. Amaba como se sentía en mi mano; lo rápido que se abandonaba. Aunque no era tan rápido. Se había estado aguantando desde el principio de la noche. El autocontrol que podia tener era un punto a favor.

Una serie de calientes respiraciones y suspiros se escaparon de entre sus labios mientras trabajaba su longitud lentamente. Cuando cerró sus piernas sobre las mías, moví las mías a cada lado de su cintura y su cuerpo se colocó encima del mío. Incluso con la fina seda entre nosotros, todavía podia sentir el roce de su cálida piel sobre mis pezones. Empecé a subir el dobladillo sobre mi estómago y él agarró mi mano con la suya, respirando pesadamente mientras sonreía contra mis labios.

"Déjatelo puesto."

Me reí y él me besó otra vez. Un poco más fuerte, aunque seguía siendo delicado. Gruñó en mi boca cuando giré mis caderas contra las suyas, flexionando sus propias caderas hacia atrás hasta que su polla quedó ente mis piernas. Sus cejas se fruncieron mientras miraba entre nosotros y empezaba a provocarme con la punta; muy caliente contra mi húmeda piel. No podia tener suficiente de él. No solo su cuerpo. Él. Lo quería todo de él.

Paró un momento y le sentí justo ahí; dónde llevaba esperando sentirle por lo que parecía una eternidad. Sus ojos brillaron de una manera que no pude descifrar. Era una mirada que despertó algo en lo profundo de mi; algo que apretó mi corazón y calentó mi interior.

Sonreí y aparté su pelo de la cara.

"¿Qué?" Una corta risa pasó por sus labios y sus ojos siguieron mirando los mios. Movió su mano por un lado de mi cuerpo; sujetandome justo en la cintura. "Quiero hacerte el amor." Susurró. Sus palabras cautivaron mi lengua, mi corazón se hinchó contra mi pecho y mi respiracion se paró momentáneamente. Me miró con ojos vulnerables y pude sentir su corazón latir. No estaba segura si era por nervios o anticipación. O puede que fuera otro sentimiento que hacía que su corazón reaccionara de esa manera. Pero estaba segura de que mi propio corazón estaba latiendo tan rápido con el suyo; más rápido de lo que podia recordar que latiera. Me sentí nerviosa otra vez, pero no con incomodidad. Me sentía adorada. Me sentía como si de veras significara algo para él. Mis ojos se cerraron un momento mientras él se posicionaba en mi entrada, deslizando la punta dentro de mi antes de retirarla a dónde estaba antes. Incluso entonces, pude sentirme estirarme por su leve entrada y me dejó buscando sin descanso una satisfacción que iba a llegar. Su respiración era pesada e irregular contra mi cara; caliente y mentolada por su pasta de dientes. Sabía que si elevaba mi cabeza de la almohada, mis labios encontrarían los suyos al instante.

Mientras sus dedos seguían rozando mi costado, abrí los ojos, embelesada. Él observó mi cara y la firme línea de sus labios se suavizó. Eran muy rosas y suaves; llenos de promesas mientras su lengua pasaba entre ellos y las yemas de sus dedos presionaban más fuerte en mi piel. Me besó y llenó todo mi centro. Podía sentir cada centímetro de su cuerpo en el mío mientras golpeaba todos los profundos puntos que había llegado a conocer. Rítmicos y deliberados empellones hacían que gimiera su nombre con delicia, una y otra vez. Todo alrededor de nosotros era tan silencioso que podia oír la humedad moverse entre nosotros a cada penetración. Hasta podía oír el sonido pegajoso de su piel sudada contra la mía. Cada vez que decía mi nombre, me acercaba un poco más hasta mi final.

Cuando nos corrimos, nuestros cuerpos chocaron el uno con el otro, una fusion de piel caliente y latidos salavajes del corazón. Hasta ese punto, no había pensado que fuera possible que dos personas que no estuvieran enamoradas hicieran el amor, pero Harry y yo lo habíamos hecho con completo afecto el uno por el otro. Puede que un día hicieramos el amor en completo sentido de la palabra. Pero por ahora, con mi espalda contra su pecho, mientras nos tumbamos en complete silencio, era suficiente.

-

Me desperté en una cama vacía. La brillante luz del día se deslizaba a través del espacio del centro de las cortinas y me percaté de pequeñas gotas de agua corriendo por la ventana. Cuando estiré mis manos enfrente de mí, pude oler a Harry en mis sábanas y su lado de la cama seguía caliente. Me apoyé en mis codos y miré por la habitación. Sus vaqueros y su camiseta seguían en una pila a los pies de mi cama y yo respiré tan silenciosamente como pude cuando me senté e intenté escuchar algún ruido en el piso que me diera alguna pista.

Caminé hasta el salón para ver a Hary en la cocina. Estaba de cara a la ventana mientras calentaba agua, murmurando una canción que no pude descifrar. Mientras abría un armario para sacar una taza, su espalda se arqueó y los músculos de su hombre se flexionaron contra su piel. Llevaba puestos los boxers negros que llevaba ayer; se posaban perfectamente en sus caderas y culo; cubriendo justo la curva de su musculoso trasero. Siempre había sido consciente de lo firmes que era sus muslos, pero verlos desnudos contra los muebles blancos hacían que mi pulso de acelerara. Eran firmes y flexibles y, como había aprendido, eran lo suficientemente poderosos como para quitarte la respiración . Eran los músculos de un hombre que podia sujetarte contra la pared sin inmutarse.

Tosí y él se giró para darme la cara con ojos salvajes. "Buenos días." Sonreí de pie delante de él; todavía vestida con el babydoll con el que había dormido. Él sonrió de vuelta mientras sus ojos escaneaban mi cuerpo.

"Hey." No creía que me acostumbraría a su voz por la mañana. Era siempre muy grave y gruesa; solo lo suficientemente alta para que yo la escuchara. Cuando cogí una taza para mí, me aseguré de que mi cuerpo se presionara contra el suyo. A pesar del tiempo frío, su piel irradiaba calor. Tenía el tipo de calor que me hacía estar cerca de él; sentada entre sus piernas con sus manos alrededor de mi cintura. Me moví de puntillas a la planta de mis pies mientras colocaba mi taza al lado de la que se había preparado para él. Cuando lo hice, sus manos se deslizaron por mi cintura y me mantuvo contra él, así que mis muslos y cintura estuvieron presionadas contra las suyas. En el tiempo que le tomó besarme, sus dedos se habían movido debajo de la tela de mi babydoll y estaba acariciando la piel de mi caluroso trasero. Me moví y agarré sus muñecas con mis dedos. "¿Cuánto te duele?"

"Algo." Me reí mientras el calor empezaba a surgir por mi piel. Él mantuvo sus manos ahí mientras me miraba tentadoramente.

"¿Me lo enseñas?" Asentí y me giré así que estaba un poco inclinaba con mis manos en la encimera de la cocina. Harry subió la tela sobre mi piel y pude setir sus ojos en mi; estudiando mi piel. Me preguntaba si estaría distinto a cómo se veía anoche; si los rosas seguían vibrantes o si se habían disipado y se había convertido en un mar de azules y morados pálidos. Presionó sus labios en el punto entre mi cuello y mi hombro y dejó que la tela cayera. "Tenemos que echar algo ahí." Susurró contra mi piel. "Vamos."

Harry reapareció de mi habitación con la misma botella de crema hidratante que había usado la noche anterior. Le seguí hasta el sofa y él se sentó, colocando mi cuerpo con cuidado en su regazo, de forma que estaba tumbada sobre él con mi estómago sobre sus muslos. Coloqué un cojín delante de mí para apoyar la cabeza en él y tener mis piernas estiradas y relajadas al otro lado. "¿Qué haces hoy?" Murmuré mientras sus cálidas manos acariciaban mi piel. El murmuró.

"Depende de lo que tú hagas." Tensé mis nalgas y apreté las yemas de los dedos contra el cojín cuando él se movió sobre un punto particularmente sensible.

"Nada, creo."

"Entonces no haré nada contigo."

Elevé mi cabeza del cojín y le mire. "¿No estás ocupado hoy?"

"No."

Sus ojos se movieron entre mis ojos y la piel sobre la que estaban trabajando sus manos y supe que quería concentrarse en mi carne. Sabía que había algo sadísticamente excitante en las marcas, justo como había sido la noche anterior. Pude sentir su excitación; despertándose contra mi costado. Me apoyé con la mejilla en el cojín y sus manos siguieron tranquilizando y cuidando mi piel, moviéndose ocasionalmente sobre mis caderas y la base de mi espalda.

"Se siente bien." Murmuré.

"¿Mm?"

"Mm si."

Él exhaló profundamente y continuó acariciando mi piel, moviéndose gradualmente más abajo hasta que sus dedos me provocaron entre mis nalgas. Elevé mis caderas y separé mis piernas un poco y cuando lo hice, él presionó su pulgar dentro de mi; no más de un centímetro o así. Cuando murmuré satisfactoriamente, él apartó el pelo de mi cuello y bajó sus labios a mi oido. "Siéntate para mí."

Me giré en su regazo y el me ajustó, así que mi espalda descansaba contra su brazo izquierdo, con su derecho entre mis piernas, como si me acunara. Moví una mano detrás de su cuello cuando sus labios se posaron en los míos, mientras la otra se mantenía encima de la mano que me acariciaba habilidosamente entre las piernas. Pasó su dedo por mi centro hasta que esparció toda mi humedad. Gemí en su boca cuando sus dedos anular y corazón separaron mis pliegues y entraron en mí hasta los nudillos. Si llevara un anillo, estaría completamente escondido del ojo humano; incrustado en mi humedad. Mi respiración salía de manera corta y rápida mientras él mantenía los dedos ahí, curvados firmemente hacia arriba contra mi punto G mientras que su pulgar trazaba suaves círculos sobre mi clítoris. Le besé y él me besó de vuelta; pequeños besos que gradualmente se volvieron más calientes. Los dedos de Harry empezaron a imitar la ferviente naturaleza de nuestros labios y yo incliné mis caderas contra su mano mientras él empujaba contra mi punto G con movimientos con los dedos.

"Déjame sentirte." Susurré débilmente contra sus labios.

"¿Cómo quieres sentirme?" Él seguía acariciando mi caliente carne con sus dedos mientras hablaba, lo que hizo increiblemente difícil para mí sacar las palabras de mi boca. Agradecí a Dios estar tumbada, porque mis piernas estaban temblando y teniendo espasmos sin parar y sabía que no podrían mantenerme de pie. La manera en la que trabajaba mi punto G consiguió que toda mi mitad inferior quedara sin uso.

"Dentro de mi." Murmuré contra sus labios abiertos.

Un profundo gruñido vibró en su garganta y estaba claro que no tenía intención de esperar. Retiró sus dedos de mi, antes de elevarme para que mi espalda estuviera contra su pecho y mis piernas a cada lado de las suyas. Incluso con la mayoría de mi peso en sus muslos, mis pies apenas llegaban al suelo.

"Los brazos arriba." Susurró en mi oido mientras sus dedos cogían con cuidado los tirantes de mi babydoll y lo subía por mi cabeza en un rápido movimiento. Giré mi cara para besarle y sus manos se movieron por mi cuerpo; desde mis tetas hasta el interior de mis muslos. "Me encanta que tengas el cuerpo de una mujer." Murmuró contra mis labios mientras sus manos trazaban la silueta de mis muslos y caderas. "Haces muy fácil que te deseé." Sus manos se pusieron entre nosotros y bajó sus boxers hasta sus muslos, antes de sujetar su eje en su mano y posicionarlo justo en mi entrada. Me hundí en él con un gemido, empalada; nada más que el sonido de mi pesada respiración en mi oido. Sus manos encontraron mi cintura y empezaron a moverla hacia arriba con rapidez. Sabía que todo acabaría en minutos. Era el tipo de sexo que había estado pidiendo la última vez que estuvimos en mi piso; con mi espalda presionada contra la pared del pasillo. Piel con piel. Caliente, desesperada y deshinibida.

Mantuve mi brazo izquierdo alrededor de su cuello y él se inclinó hacia delante y chupó mi pezón, manteniendo sus empujes firmes y constantes. Con mi peso en él y su apoyo en el suelo, sus penetraciones eran duras y profundas; golpeando constantemente justo en la boca del estómago. Giré mi cara hacia él y sus labios cogieron los míos. Nuestro beso era húmedo y desincronizado; con los labios abiertos mientras nuestras lenguas y nuestras pesadas respiraciones chocaban. Cuando mi espalda se arqueó de él, movió sus manos a mis costillas para sujetarme; dedos tan largos que llegaban hasta mis tetas.

Yo cerré mis ojos y eché la cabeza hacia atrás mientras él rozaba ese punto tan dulce una y otra vez. Incluso cuando yo estaba encima, él me manejaba desde abajo, controlando mi cuerpo sobre el suyo y yo jadeé patéticamente cuando se quedó quieto de repente dentro de mi, deslizando su mano por el interior de mi muslo derecho.

"Pon los pies en el sofa." Respiró pesadamente y yo le dejé guiar mi pierna derecha hasta que mis pies estuvieron curvados en el borde del asiento. Hizo lo mismo con mi pierna opuesta y colocó mi cuerpo contra el suyo. Con mis rodillas separadas y la mayoría de mi peso en mis tobillos, coloqué mi otro brazo en el respaldo del sofa. Harry sujetó mi cintura y empezó a empujar hacia arriba otra vez. En la nueva postura, podia sentir toda su longitud moverse conmigo; desde la punta hasta la base.

"Joder." Harry maldijo con los dientes apretados. Podía decir por el sonido de su voz que estaba cerca. Era una de las raras ocasiones en las que Hary lo dejaba ir completamente y perdía rápidamente el control de su propio cuerpo. Presioné mis labios en los suyos una vez más. Quería sentirle deshacerse en mi boca, así como dentro mío. Quería coger cada suspiro sin aliento y gruñido. A propósito, contraje mis músculos a su alrededor y él dejó escapar un sonido gutural. Lo hice una y otra vez, disfrutando los sonidos que pasaban de su boca a la mía.

Nuestros labios se separaron y me tomé un momento para ver su cara. Sus párpados estaban pesados y sus cejas juntas y mantenía su labio entre sus dientes. Estaba respirando con rapidez a través de su nariz, mejillas sonrosadas y había un pequeño rizo en el centro de su frente; pegado contra su piel húmeda. Sus ojos se cerraron antes de abrirlos y deslizar su mano en el espacio entre la parte de atrás de mi muslo y él. Se liberó de mi; bombeando furiosamente unas cuantas veces antes de que su caliente liquido empezara a dispararse en grandes chorros. Miré fascinada cómo bañaba toda mi parte delantera; desde mi clavícula izquierda hasta el area donde había estado. Su pecho subía y bajaba pesadamente contra mi espalda mientras su caliente aliento rozaba mi cuello. No había pasado mucho tiempo pero había una pegajosa capa de sudor entre mi espalda y su pecho, manteniéndonos juntos.

"¿Cómo de cerca estás?" Preguntó a través de fatigosas respiraciones.

"Cerca." Susurré. Con su eje todavía duro en su mano, se hundió de nuevo en mi y empezó a golpear con sus caderas hacia arriba otra vez. Su piel chocaba contra la mia y mi piel picaba, pero tan pronto como su pegajoso dedo empezó a trazar cortos y tensos círculos sobre mi clitoris, mi mente se fue a otro lugar.

"No se cuanto tiempo más puedo estar así." Se rió sin aliento. Aunque había empezado a volverse blando dentro de mi, seguía estando lo suficientemente duro como para crear una deliciosa fricción entre mi piel y la suya.

"Sigue haciendo eso." Le alenté a través de silenciosos susurros. "Harry-... casi estoy." Si él fuera capaz de correrse otra vez, el sonido exasperado que hizo cuando gemí su nombre sugería que podría haberlo hecho. Los músculos de mi estómago estaban tensos como tornillos, y cuando su dedo se movió adelante y atrás firmemente contra la punta de mi clitoris, el placer explotó dentro de mi y me corrí sobre él; estremeciendome incontrolablemente mientras él me mantenía en sus manos.

Con mis ojos todavía cerrados, pude sentir la ligera barba del mentón de Harry rozando mi hombro. "Será mejor que quite eso..." Me reí cuando abrí mis ojos y miré la parte frontal de mi cuerpo. Si había una cosa que Harry podia hacer, era correrse. Muchos chicos se corrían con dos o tres poderosos chorros, pero Harry siempre llegaba a la cuarta marca, por lo menos. Estaba completamente cubierta con su orgasmo. Lentamente, me elevé de él y colapsé en el asiento de al lado. Miré a Harry mientras iba a la cocina y cogía papel, antes de volver al sofá y quitar el desastre de mi cuerpo. "Necesitarás otro pañuelo." Sonreí mientras asentía hacia el desastre blanco sobre mi cadera y pubis. El lado izquierdo de su boca se curvó hacia arriba mientras doblaba el pañuelo en su mano y usaba el lado limpio sobre la piel. Sonreí y me incline para rozar con mis dedos su, ahora, flácida longitud, a lo que él arqueó sus cejas con diversion. Nunca podría creer que tanta fuerza y poder pudieran quedar reducidos a algo tan suave e inofensivo. Aunque la verdad es que hasta la visión de su masculinidad descansando entre sus piernas hacía que mi estómago se contrajera.

Lo que acababa de pasar era un completo contraste con la intimidad que había surgido entre nosotros la noche anterior. Aunque seguía viéndolo con los mismos ojos. Sentía lo mismo hacia él que anoche. La intimidad con Harry se mostraba de muchos niveles diferentes, pero era la misma intimidad. Aunque me besara, follara, azotara o me hiciera el amor, Harry seguía siendo Harry y yo seguía enamorándome de él.

X.

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