Capítulo 24
Eché unas cuantas gotas de perfume detrás de mis orejas y en mis muñecas antes de volver a mi cama y darme los últimos retoques a una velocidad increíblemente lenta. Eran casi las nueve, así que estaba esperando que Harry llamara en cualquier momento. Estaba excitada y nerviosa. Mis manos estaban sudorosas y ninguna cantidad de agua podia combatir la sequedad de mi boca. Habían pasado casi ocho semanas desde que la imparable curiosidad me había torturado la mente. Mi móvil empezó a sonar y lo contesté casi al instante; Harry me dijo que estaba fuera en un coche negro con una matrícula plateada que empezaba por P9. Colgué y me puse un par de tacones negros que me daban unos diez centímetros más de altura extra. Eran lo suficientemente altos como para alargar mis piernas y mi torso pero no lo suficiente para estar a la altura de harry.
Vi el coche con la matrícula que Harry me había dicho hacía un instante. Eran un BMW negro con las ventanas tintadas. Cuando llegué al coche, la puerta izquierda de atrás se abrió un poco y entré para se recibida por Harry en el asiento contrario. Una sonrisa diabólica en su cara; vestido de negro de la cabeza a los pies, como yo.
"Hey" sonrió cuando se inclinó sobre los asientos para besarme. "Estás preciosa."
Sonreí cuando nuestros labios se separaron. "Gracias."
El motor del coche empezó a sonar y lentamente salimos de las calles vacías de mi apartamento. "¿Puedo saber a dónde vamos ya?" Me reí. Él giró la cara y me sonrió.
"Vamos a ir a un club." El oscuro destello de sus ojos me dijo que no ibamos a un club de la manera tradicional y fue en ese punto en el que entendí a lo que se refería. '¿Quieres que te lleve algún día?' Mi mente volvió a la noche en la que le había preguntado a Harry sobre el tipo de clubs exclusivos que había visitado. Harry se movió de su sitio así que estaba pegado a mi, antes de deslizar su mano entre mi espalda y el asiento de cuero. Le miré bajo mis pestañas con los ojos abiertos; llena de preguntas y esperanzas.
"¿Estás nerviosa?" Se inclinó hacia adelante y susurró en mi oido. Con su cálido aliento contra mi piel, negué con la cabeza. Sus labios se deslizaron por mi mejilla y los presionó contra la comisura de mi boca, dejándolos ahí unos segundos. "Feliz Cumpleaños." Besó mis labios y se movió para que sus ojos se encontraran con los míos. Mordí mi labio y él sonrió.
"¿Cuándo tiempo lleva llegar?" Él pensó por un momento.
"Está al norte del centro así que imagino que quince minutos desde ahora."
"¿Qué va a pasar cuando entremos?"
"Bueno, el coche nos va a dejar fuera y entraremos. Este coche es del club así que no hay riesgo de que nos vean." Yo asentí.
"¿Y cuando entremos?" Las comisuras de Harry se curvaron con diversion y pasó sus dedos sobre mi mano.
"Lo que tú quieras."
Mi corazón estaba latiendo a un ritmo ridículo cuando el coche nos dejó en una calle tan oscura que parecía que le faltaba vida y actividad. No estaba ni abandonada ni sucia; era una calle como otra cualquiera de Londres. Solo era más silenciosa en comparación con las calles llenas de vida y gentío a las que estaba acostumbrada. Harry me cogió la mano y me la apretó con ánimo mientras mirábamos la puerta negra y presionó un botón de la pared. Después de unos segundos, una voz profunda preguntó por la contraseña, a lo que Harry respondió con 19726 terciopelo rojo. Incluso oirle hablar en códigos misteriosos hacía que mi corazón saltara con emoción. No había podido ver mucho el conjunto de Harry en el coche y no pude evitar que mis ojos le miraran mientras estaba bajo la tenue luz de la puerta. Llevaba una camiseta negra con una Americana negra encima; mostrando su cuello y la expansion de su pecho moreno. Sus vaqueros eran tan estrechos que podia ver el contorno de su masculinidad detrás de las costuras del vaquero; lista para ser excitada por el roce de un dedo. Él era una de esas personas que podia simultáneamente romper y derretir corazones con una sonrisa sin esfuerzo, y el mío estaba verdaderamente derretido.
Me sonrió cuando la puerta se abrió y él la empujó, moviendo su cabeza mientras esperaba que entrara yo primero. Dudé un momento mientras miraba a través de la puerta; incapaz de ver nada mas que negro. Harry pasó su pulgar encima del mío entras entrábamos y cerró la puerta detrás de nosotros.
"Quiero que recuerdes que puedes confiar en esta gente." Murmuró Harry suavemente mientras pasábamos una segunda puerta. "No van a acercarse a tí por la calle si te ven. Y ni siquiera sacar la conversación."
No estaba nerviosa o asustada; solo que no estaba segura de lo que esperar al otro lado de la puerta. Imaginarte fantasias era una cosa totalmente distinta a vivirlas. Tienes control sobre lo que ves y lo que quieres ver. Aquí, sabía que iba a estar expuesta a un mundo completamente distinto que podía cambiar mi forma de ver el mundo totalmente.
Mientras Harry empujaba la puerta, inspiré profundamente. Dos guardas de seguridad a cada lado de la puerta saludaron a Harry con amabilidad y reconocimiento y luego se volvieron a mi y sonrieron cuando pasé. Era oscuro pero lujoso; gótico pero con un giro moderno. Miré alrededor para ver a hombres y mujeres, aunque predominaban los hombres, que estaban vestidos en trajes de similar estilo. Instantáneamente vi una chica en el bar que estaba arrodillada bajo la barra a los pies de un hombre con sus ojos en el suelo y las manos en su regazo. Levaba una pequeña falda negra y una camisa blanca desabrochada hasta la cintura; sin sujetador debajo. Me sorprendía cuando podia excitarme una vision; el pensamiento de que ella haga lo que se le diga para complacer al chico sobre ella, que supuse que era su Maestro o Dominante. Como él quisiera que se le llamase.
Harry no soltó mi mano mientras caminábamos hacia el bar. Le seguí de cerca, intentando pasar tan desapercibida como fuera posible mientras miraba alrededor bajo la tenue luz del candelabro que debía ser de diamentes. Cuando llegamos al bar, Harry se giró hacia mi y sonrió.
"¿Cómo estás?"
"Fascinada." Me reí al principio.
"Mm, sabía que lo estarías." Me pasó la copa de vino que había pedido y me dio un suave cozado en las costillas mientras movía la cabeza a su izquierda. "Mira." Susurró.
Miré en la dirección a la que se habían movido sus ojos y mi corazón empezó a latir incontrolablemente. Justo en la esquina, había una chica arrodillada sobre la rodilla de un tío con un traje azul marino, no más mayor de treinta, supongo. Incluso desde la distancia, podia ver lo rosa que estaba su trasero y podia oir los duros azotes de su mano contra la piel.
"Debió de haber sido traviesa." Harry sonrió mientras se giraba hacia mi; evaluando mi reacción. Respiré una sonrisa para intentar disimular lo excitada que estaba, pero sabía que mi cuerpo me estaría traicionando con el sonrojo de mis mejillas y mi pecho. La tela de mi vestido mostrando la dureza de mis pezones desvergonzadamente y el sutil arqueo de la ceja de harry me dijo que estaba siendo muy consciente de ello.
"Bueno, ¡no es Harry Styles!" Una voz profunda me interrumpió de mi silenciosa excitación y me giré para ver a Harry sonriendo y chocando la mano con un tío que solo podia ser cinco o seis años mayor que él. Era alto con la piel bronceada y grandes ojos azules; vestía un traje a medida negro con una camiseta debajo. Harry se echo hacia un lado y deslizó su mano por mi cintura, atrayéndome hacia él.
"Mark, esta es Emilia. Emilia, este es Mark. Él es quien me enseñó este lugar." Sonreí educadamente y le tendí mi mano, a lo que él la cogió entre la suya.
"Wow, es- Quiero decir, eres- una mujer muy hermosa, Emilia." Me sonrojé mientras, lentamente me soltaba la mano.
"Lo es." Sonrió Harry mientras presionaba sus dedos en mi cintura.
"¿Es tu... estáis...?" Mark se rió mientras tropezaba con sus palabras, esperando a que Harry llenara los huecos.
"Estamos juntos, si. Aunque no es de conocimiento público realmente."
"¡Ah! Ya veo. Bueno, vuestro secreto está a salvo conmigo." Mark tenía una de esas personalidades con las que estabas cómodo al instante y podia decir que era amable y respetuoso. Aunque tenía, obviamente, deseos oscuros en su interior...
"¿Es esta tu primera vez aquí, Emilia?" Me preguntó con una cálida sonrisa. Le di un trago a mi vino y sonreí. "Bueno, estoy seguro de que Harry te enseñará el lugar." Llevó su atención a Harry. "¿Estarás aquí toda la noche?"
"No creo que estemos aquí hasta las seis de la mañana." Se rió Harry. "Pero te veré antes de irnos."
"Seguro. Sabes donde encontrarme." Mark elevó sus cejas y se rió, antes de tocar el brazo izquierdo de Harry en ese estilo de macho alfa que todos los hombres solían hacer, antes de excusarse.
Me giré hacia Harry con diversion.
"Digamos que a Mark le gusta que le azoten." Sonrió.
Yo elevé mis cejas sorprendida. "Bueno, nunca me lo hubiera imaginado."
"Supongo que todos tenemos debilidades." Los labios de Harry acariciaron mi oreja y yo temblé ante su gentil toque. Me hacía preguntame cúantas personas de las que me cruzaba por la calle tenían un deseo desconocido u oculto. Me preguntaba cuántas de estas increibles y raras fantasías eran verdad aquí. La cosa del deseo es que es tuyo para tener o compartir según tu voluntad. Nadie tiene que saber lo que te excita o lo que hace que tiembles. Estas cosas pueden quedarse en tí hasta tu ultimo aliento; ocultas por toda la eternidad. El verdadero deseo es para ser compartido solo con alguien en quien puedas confiar. Me sentía segura con Harry. Confiaba en que no explotara mi confianza y me empujara más allá de lo que pudiera soportar. Confiaba en que llevara mis deseos más oscuros y privados con él a la tumba. Y esperaba que él supiera que podia depositar la misma confianza en mi. Supongo que así era como se sentía Mark en este lugar; confiando en las manos de la persona que eligiera para explorar sus propios deseos y necesidades con él. Harry cogió mi manos con la suya y atrajo mi atención lejos de la pareja de la esquina, que ya habían acabado su sesión de azotes.
"Quiero enseñarte algo."
Harry me llevó a través de una puerta justo en la parte de atrás de la habitación y bajo un tenue pasillo con paredes negras que llevaba a dos puertas cara a cara. Había un sofa de terciopelo rojo al final del pasillo. Las pinturas colgaban a ambos lado del pasillo, mostrando escenas de erotismo y romance. Encontré una de esas pinturas particularmente hechizante. Era de estilo renacentista, aunque dudaba que fuera realmente de ese periodo. Mostraba una mujer con una mascara y su vestido estaba subido en su trasero; inclinada sobre una mesa de roble con profundos moratones magenta en ambos glúteos. No había nadie más en la pintura, aunque había una sombra de una figura en la esquina. Si no fuera por la sonrisa en sus labios, hubiera sido más siniestra que erotica. El artista había logrado capturar el suspense y la anticipación, y la manera en la que sus piernas estaban ligeramente separadas y sus dedos relajados contra la mesa indicaban que estaba esperando con impaciendia otro azote o varazo. Eso dependía de la imaginación del espectador.
Harry me besó y sacó una llave del bolsillo de su chaqueta, antes de meterla en la cerradura y girarla. No estaba poco preparada para la vision que había ante mis ojos, aunque no pude parar el frenético latido de mi corazón y el riego sanguíneo de mis oidos. Las pareces negras estaban cubiertas de una selección de varas, bastones, látigos de montar, látigos, palas, caderas, cuerda... iluminadas solo por el remanente de unos focos en el techo. En la esquina más alejada de la habitación había un banco de cuero que era tan alto como el brazo del sofa. Había cuatro cojines de seda sobre él, dos negros y dos color ocre, y cuatro tiras de cuero estiradas alrededor de la circunferencia; dos en la cabeza y dos a los pies. La esencia de tierra y cuero llenó mis pulmones; puro y natural. La habitación era algo entre una mazmorra medieval y una habitación romántica; todo de ella, desde la vision de los instrumentos en la pared hasta el olor de los muebles me cautivaban. Excitaban.
"Es nuestra hasta el final de la noche, si quieres." Susurró Harry suavemente mientras venía detras de mí y acarició mi cintura con sus dedos. Me giré en sus brazos y coloqué mis manos sobre las suyas, sonriéndole. Fue entonces cuando noté la cruz de San Andrés de pie contra la pared a la derecha de la puerta. Harry siguió mi mirada mirando sobre su hombro, antes de volver su atención a mi. "¿Te gusta la cruz de San Andrés?" Sonrió. "Podemos divertirnos mucho con esto."
Mi centro de calentó con el mero pensamiento de lo que Harry me haría ahí. Extendida. Expuesta. Provocada. Había tenido fantasias con la cruz antes pero verla ahí en frente de mí me afectó de tal manera que no podia comprender. Pasé mis manos por el torso de Harry, siguiéndolo con mis ojos hasta que mis dedos se colocaron encima de la cinturilla de los vaqueros.
"Ya estás duro." Susurré mientras movía mi mano sobre su erección. Sus ojos se cerraron e inhaló profundamente por su nariz, echando la cabeza un poco para atrás mientras lo hacía.
"Mm," respiró casi en un gruñido. "Es por tí en esta habitación."
Con mi mano derecha, la deslicé por su cuerpo y mantuve mi mano contra el lado izquierdo de su pecho. Podía sentir el latido rápido de su corazón al instante. "¿Has estado aquí antes?" Él abrió sus ojos hacia mi y sonrió.
"No. Pero he visto esta habitación antes." Harry asintió hacia la puerta y vi dos mirillas; una encima de la otra, presumiblemente para acomodar distintas alturas. Caminé hacia la puerta y abrí la de abajo, para ver el pasillo. Un agujero dentro de las fantasias de otras personas.
Me giré y sonreí a mi pequeño mirón. Si la habitación no estuviera tan tenuemente iluminada, estaba segura de que podría ser capaz de ver la rojez de sus mejillas. Caminé hasta la pared de atrás y vi los instrumentos que estaban alineados en ella. Mi estómago se tensó mientras pensaba en la mordida del bastón. No podia adivinar si el pensamiento me excitaba o me aterrorizaba completamente. La linea entre los dos era muy fina. El dolor era subjetivo. Mente sobre sensación. Pero sabía que en ciertas manos, estas cosas podían hacer un daño muy serio.
Agarré la fusta que descansaba entre dos enganches. Era ligero en mis manos; como sesenta centímetros de largo con un mango de cuero negro y una lengua igual al final. El cuero hizo un sonido sobre mi mano similar al que harían dos dedos contra mi palma. Intenté imaginar como el cuero se sentiría contra otras pates de mi cuerpo; gentil y suave cuando acariciaba la piel, pero caliente y duro cuando la golpeaba con la fuerza y precision adecuada. Sabía que dolería, pero tambien conocía los intensos placeres que vendrían con él. Confiaba en que Harry lo usara para mi placer. No quería que fuese suave conmigo porque confiaba en que no empujara más allá de lo que podia soportar.
Me giré hacia Harry que estaba estudiando mi reacción con los ojos oscuros de concentración. "Quiero que me muestres lo que viste esa noche..." Mantuve mi voz baja mientras daba pequeños pasos con la fusta en mi mano, justo hasta que estuve de pie delante de él. "La primera vez que viniste aquí." Lentamente coloqué el mango de la fusta en su mano. La tension entre nosotros era casi palpable. A pesar del latido de mi corazón, sentía que no estaba respirando.
Harry fue el primero en moverse; rozando con mis manos mi cintura mientras inclinaba su cara hacia la mia hasta que sus labios estuvieron cerca de los míos. "¿Estás segura?" Miré sus ojos, justo dentro de su oscura alma.
"Enséñamelo." Susurré. "Confío en tí."
Los labios de Harry se curvaron en una suave sonrisa mientras cerraba el espacio que quedaba entre nosotros y me llevó hasta la cama, pausando cuando el frío cuero se encontró con la parte de atrás de mis rodillas.
"Se que no hemos hablando nada de palabras de seguridad," empezó Harry. "Pero creo que deberíamos tener una aquí." Una palabra de seguridad. La única palabra que podia llevar todo al final en un abrir y cerrar de ojos. "Esto no significa que nuestra confianza se debilite." Sonrió. "Solo creo que esto puede ser un poco intenso... para ambos." Rozó sus labios con los mios y sus dedos se movieron por el dobladillo de mi vestido. "A veces nuestras bocas traicionan lo que realmente queremos decir. Lo que deseamos" Empezó a deslizar la tela de mi vestido por mis muslos. "En el calor del momento puede que me digas que pare sin querer que pare realmente." Asentí en silenció, manteniéndome suspendida en sus palabras. "Elige la palabra, Emilia."
Pensé por un momento, Tenía que ser una palabra que tenía que ser capaz de recordar hasta en los momentos más intensos. También tenía que ser una que pudiera pasar por la punta de mi lengua con facilidad.
"Siete." Declaré suavemente.
"¿Por qué siete?"
"¿Te acuerdas cuando me dijiste que ibamos a jugar con mis siete vidas?"
Él sonrió. "Si." Justo como un gato que había probado su suerte demasiadas veces, siete significaría mi límite. Incluso si no estuviera segura lo lejos que pudiera llegar, cuando podría soportar, mentalmente tanto como físicamente. Harry movió sus manos sobre mi trasero y me acercó a él. "Entonces es siete."
"No me mates." Me reí y sus labios se torcieron con diversion.
"No pretendo gastar todas tus vidas. Nunca." Subió mi vestido por la cintura y presionó sus labios contra los mios. "Solo quiero jugar con ellas."
Elevé mis brazos para dejar que Harry me quitara el vestido. Mis pechos cayeron libres de la tela, dejándome solo en braguitas. Harry sonrió mientras sus desvergonzados ojos miraron mi cuerpo de arriba a bajo, deslizando sus manos detrás de mi espalda e inclinándome hacia atrás para que bajara hasta la cama. Elevé mis pies y me tumbé con mi cara mirando al cielo y mis manos sobre mi estómago. Harry se movió encima de la cama y colocó cada rodilla a cada lado de mis pies mientras retiraba la ropa interior y la colocaba a los pies de la cama sobre mi vestido. Mientras estaba tumbada, gateó hacia delante, hasta que su cuerpo cubrió el mío, aunque no me tocaba.
"Voy a vendarte los ojos un rato." Presionó sus labios contra los míos antes de bajarse de la cama y caminar hacia la pared negra.
Cogió unas cuantas tiras de cuerda de su enganche y caminó hacia mi de nuevo. Eran más gruesas que las que tenía Harry en el armario y asumí que servían tanto para la suspension como para sujetar extremidades. no podía parar de imaginar mi cuerpo suspendido del cielo con una cuerda gruesa, en el aire. Aire, el elemento natural de Acuario. Me preguntaba si el comportamiento de Harry se correspondía con su signo. Estaba detrás de mi cabeza y se inclinó hacia delante, cogiendo mis manos con las suyas y sujetándolas sobre mi cabeza. Miré boca abajo cómo sus dedos trabajaban con la gruesa cuerda con facilidad; tirando, girando y atando hasta que mis dos muñecas y antebrazos estuvieron atados. Harry, entonces, caminó a los pies de la cama y empezó a hacer lo mismo con mis tobillos. Elevé mi cabeza para mirarle. Algo en la manera en la que sus dedos se movían me tenía completamente fascinada y él me miró y sonrió mientras ataba los extremos de la cuerda.
"Nudo corredizo." Sonrió mientras me informaba. "¿Está bien?" Yo asentí, pasando mi mirada por la formación de los nudos. Oir cómo Harry habla de nudos era casi tan placentero como mirarle hacerlos.
Las restricciones tiraban, sin espacio para que mis extremidades se movieran pero no era incómodo. Estaba sorprendida por cómo de natural se sentía; cómo de relajada estaba hasta que empecé a estar atada hasta el punto de estar indefensa. Entregándoselo a Harry como si eso no comprometiera mi independencia. Era una expresión de mi deseo intenso y mis sentimientos hacia él. Nuestra relación no estaba basada en mi subordinación y su dominación; esa era una mera parte de eso. No nos definía. Era parte de quienes eramos individualmente, así como quienes eramos juntos.
Harry volvió a mi cabeza y bajó sus labios a mis oidos. "Ni siquiera necesito tenerte atada para esto," susurró suavemente, "solo quiero hacerlo."
Los escalofríos aparecieron en mi piel por su confesión carnal. Oscuramente erótica. Le vi caminar hasta un pequeño compartimento en la pared y luego presionó unos cuantos botones. La melodía de un piano empezó a inundar el aire y un halo de diversion salió de las comisuras de mi boca.
"Mi madre solía ponerme esto para que yo fuera a la cama."
"Bueno, quiero que tenga el mismo efecto relajante," sonrió Harry. "Aunque estoy bastante seguro de que no te vas a dormir..." Cerré mis ojos y me reí, escuchando las suelas de sus zapatos moverse a través del suelo de madera, hasta que pude sentir su presencia justo debajo de mi. "Voy a taparte los ojos también."
Abrí mis ojos un momento para ver a Harry sujetar una tela de seda encima de mis ojos. Cuando elevé la cabeza para él, mantuve mis ojos en los suyos. Luego, oscuridad. Nada más que el dulce piano y la suavidad del cuero debajo de mi para que mis sentidos se agarraran.
Me tumbé ahí completamente quieta, escuchando con atención mientras reconocí el sonido del liquido y luego cómo frotaba sus manos. Harry presionó sus manos en la parte de abajo de mi pantorrilla derecha, justo encima de la cuerda que ataba mis tobillos. Estaban calientes y se deslizaban con facilidad mientras pasaba sus manos por mis rodillas, un leve aroma a vainilla empezó a mezclarse con el olor de la habitación.
Su piel se movió por la mía sin esfuerzo, lubricada por lo que parecía loción. Mientras sus manos trabajaban por mis piernas y, otra vez, enfoqué toda mi atención en su toque, desde la firmeza de sus manos hasta la delicada provocación de sus dedos. Una vez llegó a la parte superior de mis muslos, tuvo cuidado con no subir más allá del pliegue. Él dibujó pequeños círculos sobre mi piel. Muy cerca. Intenté separar mis piernas y abrirme a su toque pero las restricciones alrededor de mis tobillos impedían que lo hiciera. Flexioné mis caderas hacia él mientras se olvidaba de mi centro y subía a mis caderas, dónde extendió sus largos dedos por mi piel y empezó a deslizar sus manos por mi abdomen. La presión que hacía llegó a mi estómago inmediatamente; firme y tenso. Fue cuando intenté mover mis caderas, cuando me di cuenta de que me estaba sujetando a la vez que acariciaba mi cuerpo; forzándome con absorber cada una de las sensaciones que me atravesaban. Cada area de mi piel que tocaba se llenaba de vida y temblaba con delicioso calor, causado por la fricción de sus maestras manos.
"¿Siempre planeas la música que vas a usar?" Pregunté suavemente.
"La mayoría del tiempo." Sus manos se deslizaron por mis lados y sobre mis costillas, atrayendo la esencia de vainilla con ellas. "La música adecuanda puede cambiarlo todo." Murmuré somnolienta mientras empezaba a masajear mis tetas. "Me gusta que respondas a la música más que el resto." Mientras hablaba, apretaba mis pezones entre sus pulgares y dedos índice y mi espalda se arqueó a su toque. "Me parece un reto conseguir la mejor respuesta de tí." Los pellizcó otra vez, esta vez un poco más fuerte, ignorando el quejido de su nombre. "Aunque no sabía lo que querías de esta habitación, así que tuve que pensar sobre la marcha."
"Me gusta la música que has elegido." Susurré.
"¿Si?"
"Mm."
"Eso me parece... tus pezones se pusieron duros a los pocos segundos de oirla." Pude oir el tono de diversion en su voz y mi risa se movió más como un gemidos mientras él pellizcaba mis pezones otra vez. La música cambió a otro adagio suave de piano; uno que era igualmente tranquilizante. Por un segundo, los labios de Harry llegaron a los míos y me besó. "Voy a ayudarte a darte la vuelta." Harry deslizó una mano debajo de mi espalda y usó la otra para sujetar mi cadera, girándome con cuidado. El cuero había absorbido el calor de mi cuerpo y estaba caliente; cuando me deslicé, Harry elevó mi cuerpo un poco a la derecha, con mi mejilla presionando contra la cama. Repitió los mismos movimientos que había echo en la parte de delante de mi cuerpo; trabajando desde la parte de atrás de mis tobillos hasta mi nuca. Todo mi cuerpo se sentía pesado mientras mis músculos se relajaban y las manos de Harry me llevaban a un completo estado de relajación.
Él acarició sus manos por la curva de mi espalda y sobre mi cuello, presionando su pulgares entre mis nalgas y separándolas. Sobre la música, oí a harry suspirar pesadamente, y yo maullé mientras su pulgar se deslizaba entre mis piernas. Había excitando mi cuerpo tan exquisitamente que estaba convencida de que me correría si me tocaba más tiempo.
Sentí un suave tirón en mi tobillos y luego, fueron libres. Mis piernas se relajaron y las separé un poco mientras Harry se movió y liberó mis antebrazos y muñecas. "¿Relajada?" Murmuré mientras la cuerda se deslizaba por mi piel; ahora completamente libre de restricciones. "¿Puedes incorporarte y ponerte sobre tus manos y rodillas por mí?" El pulgar de Harry acarició mi mejilla y luego rozó mis labios.
Usé toda mi fuerza para incorporarme y apoyarme en mis manos y mis rodillas; mis relajados músculos temblaron un poco mientras mantenía mi peso. Estando arrodillada ahí para él, sentí algo en mi nuca moviendose lentamente hacia el centro de mi espalda y descansando en mi coxis. No era lo suficientemente caliente para ser un dedo, pero no lo suficientemente frío como para ponerme la piel de gallina. Era cuero. Harry murmuró en silencio. "Ahora, arquea ese bonito culo para mí." Y yo saqué mi pecho y elevé mis caderas para que mi espalda se curvara. Me sentía un gato con mis manos delante de mi y mi espalda arqueada. Lista. Esperando a ser mimada y que jugara conmigo.
Un afilado golpe vino de la nada y yo grité con sorpresa.
"¿Cómo estuvo?" Preguntó Harry mientras empezaba a mover el cuero sobre mi piel una vez más.
"Sorprendente." Respire con una risa mientras le oía hacer lo mimso. Me encantaba como, incluso en momentos así, seguía encontrando tiempo para reirse. Era una persona extraordinaria y no había conocido a nadie así. Pero apreciaba las pequeñas cosas así; cosas que me recordaban que aunque me tenía con los ojos vendados y obedeciendo a sus órdenes, seguía siendo humano. Ser dominante no significaba que hubiera perdido su humor y gracia.
Mi respiración se volvió pesada mientras estaba arrodillada con anticipación. La fusta llegó a mi y se movió por el aire con un sonido cortante antes de conectar con mi piel. Mi peso se movió a mis manos y mi cuerpo se inclinó hacia delante mientras jadeaba con los dientes apretados. Era mucho más directo y era una sensación más firme que la de la mano de Harry. No era un dolor insoportable, pero estaría mientiendo si dijera que no dolía.
La otra nalga. Más duro. Y otra vez, esta vez más abajo; justo detrás de mi muslo.
La respiración de Harry era pesada mientras acariciaba la lengua de cuero sobre mi piel ardiendo. Me preguntaba cómo se vería detrás de mi. Me preguntaba si su labio estaba entre sus dientes o si estarían separados con concentración. Me preguntada si sus mejillas estaban calientes y rosas como mi piel. Me preguntaba si estaba tan excitado como yo. Slap. Gruñí cuando el picor llegó a mí.
"Harry, espera-" Estaba sin respiración. Sentía sus labios rozar sobre el area que había golpeado, antes de que su caliente y suave piel rozara la mía. Me besó y me moví por su gentil toque; volviendo al estado de relajación del que había sido despertada. El golpe de su mano me tomó por sorpresa y luego, sus dedos estuvieron dentro de mi; habilidosamente llevándose el dolor. Un suave gemido salió de mi garganta, dándole la bienvenida a la deliciosa tension que estaban haciendo mis músculos alrededor de sus dedos.
"¿Cuál es la palabra, Emilia?" Exhalé profundamente mientras él, lentamente, retiraba sus dedos de mí. Se estaba asegurando de que seguía sabiendo de que yo tenía el poder y la elección de pararle si quería que lo hiciese.
"Siete."
Cada vez que me golpeaba, los músculos de mi centro se contraian y una oleada pasaba a través de mi cuerpo. Harry apenas había tocado el area hinchada entre mis piernas y yo casi pude sentir mi climax crecer. Sabía que mi piel estaría roja y quemando. Sabía que sería forzada a sentarme justo en el borde de mi silla unos cuantos días, pero no le pedí que parara. No quería que parara. Mente sobre materia.
Era la línea más indescriptible entre placer e incomodidad. La música no se había convertido en más que un murmullo distante mientras yo intentaba concentrarme. Dos golpes más en una rápida sucesión, pero ya no me estaba enfocando en el picor; solo en el calor que le seguía después. Harry se movió hacia mi cabeza y se arrodilló antes de deslizar la venda a mi frente y sus labios se juntaron con los míos. Pude sentirle al instante; como el whisky dulce.
"¿Estás bien?" Susurró Harry. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba temblando; desde las puntas de los dedos de la mano hasta los de los pies. Asentí y suspire cuando sus labios se encontraron con los mios. Me miró a los ojos unos segundos antes de ponerse de pie.
Se quitó su americana y me di cuenta de que el botón de su bragueta estaba desabrochado; su polla estaba rígida bajo sus boxers negros. El hecho de que Harry estaba obteniendo placer de esto tanto como yo me hacía experimentarlo mucho más intensamente y disfrutarlo más. Levanté mi mano delante de mi y tracé el borde con mis dedos; caliente y duro. Su mano, instantáneamente cogio la mia, manteniéndome ahí firmemente. Su respiración se volvió superficial mientras crecía y se estiraba incluso más bajo nuestras manos. El calor se extendió por mi mano y pude sentir una leve humedad donde estaba la cabeza de su polla.
"Más tarde." Susurró roncamente. "Ahora es tu momento." Bajó mi mano hasta la cama y yo me incline hacia delante y presioné mis labios con los suyos, sientiendo como un suspiro tembloroso escapaba de sus labios, antes de movierse a dónde estaba antes. "¿Puedes tumbarte para mí?" Me preguntó suavemente. Moverse a través de la cama era mucho más fácil con vision. Apoyé mi espalda contra el cuero; ya que los moratones no habían tenido oportunidad de aparecer, podia tumbarme cómodamente para él.
"Esto va a ser intenso y vas a querer cerrar las piernas." Empezó Harry mientras envolvía sus dedos alrededor de mis tobillos y empezaba a separar mis piernas lentamente. "Intenta mantenerlas abiertas." Yo exhalé y asentí. No estaba segura de qué tenía planeado y el desconocimiento estaba jugando en mi mente así como secando mi boca y llenando el errático latido de mi corazón. "Recuerda: una palabra y pararé." Yo asentí de nuevo. La lengua de la fusta trazó círculos en mis pezones y luego por el valle entre mis pechos.
"¿Qué vas a hacer?" Pregunté en silencio. Me tensé cuando trazó mi ombligo unas cuantas veces, antes de, lentamente, moverse sobre mi hueso púbico. Harry paró ahí; justo encima de mi clitoris.
"Voy a hacer que te corras." El cuero de la fusta se deslizó sobre mi clitoris, golpeando el palpitante nudo de nervios con un ritmo gentil y meticuloso. Era ligero y suave y apenas pude sentirlo, aunque el placer que me dio hizo que mis músculos temblaran al instante. De repente, la lengua golpeó eI clitoris y yo gemí en voz alta; no tan duro como había hecho con mi culo y mis muslos, pero lo suficiente como para que mi cuerpo se tensara y mis piernas se sacudieran juntas. "Intenta mantenerlas separadas, Emilia." Harry deslizó sus manos por la cara interna de mis muslos y los separó una vez más, hasta que estuvieron abiertas casi la distancia entre los hombros. Golpeó con la fusta leve y rápidamente sobre mi clitoris unos cuantos segundos, antes de darme más fuerte de lo que había hecho la primera vez. Un jadeo escapó de mis labios. La sensación no se parecía a nada que hubiera experimentado antes. Afilado. Tan Caliente. Tan bien. Todo mi cuerpo se convulsionó cuando Harry separó mis muslos otra vez, antes de pasar su pulgar lentamente sobre mi, hipersensibilizado clitoris. "¿Tengo que atarte las piernas?" Estaba cerca de mi. Podia sentir su cálida respiración en mi mejilla y yo flexioné mis caderas contra su toque, disfrutando las dulces sensaciones que me estaba haciendo experimentar. "Emilia."
"Si." Susurré. "Átame." Mi cuerpo estaba traicionando mi orden de estarme quieta y querer que siguiera. Algo frío y duro dio contra mi tobillo derecho, y luego mi izquierdo. Era como cuero grueso sobre mi piel y cuando intenté juntarlos, me di cuenta de que Harry había usado los trozos que había visto antes para atar mis piernas a la cama. El cuero de la fusta se deslizó dentro de mi muslo izquierdo y luego justo entre mis piernas, pasando adelante y atrás entre ellas.
"¿Cómo se siente?" La voz de Harry era como terciopelo mientras hablaba y yo moví mis caderas contra el cuero en completa satisfacción. Busqué a mi lado y su mano encontró la mia, entrelazando nuestros dedos. Sus manos eran tan calientes y sudorosas como las mias y yo apreté su mano con fuerza cuando colocó la lengua de la fusta justo dentro de mi; trazando círculos justo en mi entrada. Mi necesitada carne se contrajo mientras yo intentaba jadear por la fricción de la lengua, pero no pasó mucho hasta que me acarició en líneas rectas entre mis piernas una vez más. Mientras rozaba la punta de la fusta sobre mi cadera, pude sentir un rastro de humedad sobre mi piel. Era la manera que tenía Harry de mostrarme lo excitada que estaba; mostrándome que el cuerpo humano podia tolerar mucho más de lo que la mente trataba de dictar.
Los suaves golpes sobre mi clitoris comenzaron otra vez y yo gemí mientras intentaba juntar mis piernas. Mi cuerpo se estaba poniendo cada vez más inquieto y la mano de Harry se apartó de la mia y se movió sobre mi estómago para sujetar mis caderas.
"Harry, por favor." Supliqué sin respiración.
"¿Qué me estás pidiendo?" Gemí cuando empezó a trazar círculos con el cuero sobre mi clitoris. "¿Quieres que pare?"
"No." Respiré.
"¿Quieres que lo haga más fuerte?"
"Si."
"¿Más rápido?"
"Si. Ambas." Una mano me golpeó e hizo que jadeara. Mientras Harry continuaba alternando entre suaves golpecitos y fuertes movimientos, mi cuerpo convulsionó y mis pies se curvaron. Más duro y más rápido. Suave cuero en piel húmeda. Sonaba casi tan bien como se sentía. Hundí mis dedos en el cuero a cada lado de mi, agarrando desesperadamente mientras mi climax se alzaba desde lo profundo y toda mi zona inferior se tensaba. "Harry." Mi lengua se negaba a decir otra palabra.
"Eso es." Me alentó mientras incrementaba la presión de su mano sobre mi abdomen. Harry movió su muñeca de tal manera que mi espalda se arqueó. Con pesados golpes, me mantuvo en el borde, y con otro suspiro de su nombre, me rendí al golpe de la fusta y me corrí.
Espero que os haya gustado el capítulo. Creo que es bastante largo.
Comentar que os ha parecido y votar si queréis :). El ultimo capítulo ha tenido más visitas de las esperadas y no me lo imaginaba para nada así que muchísimas gracias!!
X.
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