Capítulo 21
Con la luz, podía ver el sutil color rosa esparcirse sobre su pecho mientras estaba de pie frente a él. Deslicé mis manos por su parte delantera hasta que mis dedos tocaron su caliente carne.
"¿Estás nervioso?" Susurré. Sus ojos se cerraron y yo moví más mis manos, deslizando mis dedos sobre el surco entre sus clavículas.
"Nervioso no," respondió suavemente con los ojos todavía cerrados. "Curioso." Me incliné hacia delante y presioné mis labios en su piel. Podía saborear el aftershave mezclado con su piel; cuando me alejé un poco, agarré el borde de su camiseta entre mis dedos y empecé a subirla por su cuerpo. Harry sujetó los hombros de su camiseta e hizo el resto del trabajo hasta que ésta cayó al suelo. "¿Me estás desnudando, Emilia?" Preguntó con diversión.
No podía recordar ningún momento en el que no estuviera completamente desvestida antes que Harry- aparte de los momentos por la mañana y por la noche cuando estábamos los dos ya desnudos. Pasé mis manos por su piel desnuda, dejando que mis palmas sintieran cada curva de los músculos de su abdomen.
"Voy a tener que enseñarte como atar mis muñecas a la cama antes de que te emociones demasiado." Mis ojos se movieron para mirarle y él sonreía hacia mí. El hecho de que no sabía como atar sus muñecas no había pasado por mi mente. "Supongo que es a la cama a donde me quieres atar..." Vi como Harry caminó hasta la mesita de su lado de la cama y abrió un cajón, antes de sacar la misma caja que había visto la primera vez que tuvimos sexo.
"¿Es ahí donde lo tienes todo?"
"Si," se rió. "¿Seda o cuerda?"
Seda o cuerda... No quería hacerle daño pero estaba nublada por el pensamiento de las marcas rojas rodeando sus muñecas. Marcas que representarían la batalla entre su control y su deseo; una intensa lucha que yo había tenido. Mis ojos fueron hasta la cuerda mientras él la sujetaba en su mano y pude sentir mi pulso más rápido mientras mi mente conjuraba imágenes que supongo que habían ocupado la mente de Harry en muchas ocasiones.
"Cuerda entonces," sonrió sin que yo dijera una palabra. "Ven aquí un segundo." Harry se sentó en la cama y esperó a que me uniera a él. "Voy a enseñarte un nudo simple, se llama nudo As de Guía." Atrajo mis manos a su regazo y las colocó juntas. Las mantuve quietas y vi como envolvía el nylon grueso y blanco alrededor de mis muñecas unas cuantas veces y lo giraba para juntarlas. "¿Ves? ¿Te das cuenta de que la presión se reparte un poco y no presiona directamente en el pulso?" Asentí. El nudo estaba atado en la parte exterior de mis muñecas. "Generalmente está bien que tu pareja respire al final." Solté una risa por su apunte, aunque mis ojos estaban fijados firmemente en la cuerda mientras rehacía el nudo en mi mente. "También es un nudo que no se aprieta si tiras."
Me estaba sonriendo cuando le miré y sabía que se estaba refiriendo a la potencial lucha que se aproximaba. Solo el pensamiento de él tirando desesperadamente contra sus restricciones hacía que me palpitara la zona inferior.
"Pon esta parte detrás de esto y..." Pasó los extremos sueltos hacia atrás por el espacio y mis muñecas se liberaron casi al instante, antes de enseñarme el nudo otra vez. Una vez que mis muñecas fueron libres por segunda vez, las moví y cogí la cuerda con mis propias manos.
"¿Dónde aprendiste a atar nudos?"
"Fui boy scout." Harry me miró directamente. Le mire sorprendida, para ser recibida con una expresión humorística. "Es broma," se rió. "Aprendí mirando y practicando."
Harry Styles: Dedicado Boy Scout y conocedor de nudos. Cantando alrededor de fogatas y persiguiendo animales salvajes. Sonreí por el gracioso pensamiento y enrollé la cuerda en las muñecas de Harry siguiendo sus instrucciones; girándola hasta que estuvo sujeta con seguridad.
"No está mal para ser el primer intento," sonrió y me miró. "Ahora, en la cama todo lo que tienes que hacer es atar el extremo suelto alrededor del poste. El nudo se usa normalmente para atar una sola extremidad pero puede servir también para atarlas juntas." El pensamiento de Harry jugando con cuerdas...Mm. Muy excitante. "Hay tijeras en ese cajón de ahí por si acaso."
Miré al cajón medio abierto que me había indicado Harry. Era reconfortante tenerle guiándome. Antes de Harry, el bondage no había sido nada más que una fantasía que había pasado por mi mente. Nunca pensé en las precauciones. No era que fuera inocente o ignorante; era totalmente consciente de los peligros que había en este tipo de juego. Simplemente no necesitaba pensar en ellos antes.
"¿Estás seguro de que vas a estar bien con esto?" Le pregunté mientras liberaba sus manos y colocaba la cuerda al borde de la cama. Él se inclinó hacia delante y presionó sus labios con los míos; pasando su mano por el interior de mi muslo.
"Si." Sonrió. "Todo tuyo."
Cuando me incliné para besarle, deslicé mi palma por el centro de sus vaqueros; rozando firmemente mientras le sentía empezar a crecer y tensarse contra la tela. Su mano apretó mi rodilla y moví mis manos a su cinturón; tomándome mi tiempo mientras su respiración se profundizaba con anticipación. Sabía lo rápido que estaría latiendo su corazón cuando le desvestí y le preparé para mi juego. Había sentido la misma excitación muchas veces antes. Me moví hasta el suelo y me arrodillé entre sus piernas, mirándole. Sus ojos estaban fijos en mí, mirando cada movimiento que hacía. Desabrochando el botón y bajando la cremallera, sus pantalones se aflojaron y lentamente los pasé por sus muslos, dejándole solamente en un par de bóxers negros que ya se estaban separando de su cuerpo.
"Túmbate." Le instruí con suavidad mientras me ponía de pie a su lado, viendo como se incorporaba hasta el centro de la cama y descendía su espalda hasta las sábanas con sus manos en sus caderas.
"¿Aquí?" Preguntó, manteniendo sus ojos en mí.
Asentí y gateé en la cama, colocando una rodilla a cada lado de su cintura. Un silencioso gruñido vibró de su garganta cuando separé mis piernas sobre él y tomé sus manos en las mías, antes de colocarlas encima de su cabeza. Harry echó la cabeza para atrás para mirar y yo, ocasionalmente, miraba hacia abajo para reafirmarle, a lo que él respondía con asentimientos y me alentaba a continuar. Enrollé la cuerda en sus muñecas en la formación que él me había mostrado, hasta que quedaron atadas con seguridad a la barra de metal del cabecero.
"¿Está muy apretado?"
Él tiró de sus muñecas pero no se movieron más de un centímetro.
"No, aunque estoy seguro de que tendré marcas que me lo recordarán mañana." Sonrió.
Me eché para atrás un poco y presioné mis labios con los suyos. Podía sentir la erección creciendo y endureciéndose entre mis muslos mientras estaba a horcajadas y él suspiró en nuestro beso cuando bajé las caderas para provocarlo. Mis labios estuvieron pronto en su mandíbula y en su cuello. Cogí la piel de su yugular entre mis dientes y chupé con fuerza, antes de soltarle con un sonido afilado de la boca de Harry. Las venas bajo la piel se habían roto así que una pequeña y delicada marca morada se había formado en su piel morena. Pasé mi dedo por encima; maravillada por mi propio trabajo.
"¿Te gustan los chupetones?" Preguntó Harry a través de respiraciones entrecortadas. Sin mirarle, presioné mis labios en su clavícula y besé la piel; murmurando en afirmación. Podía sentir el sonido de su corazón bajo mis labios. "Márcame." Susurró Harry. "Soy tuyo." Nunca pensé que esas palabras pudieran ser tan excitantes y le tomé la palabra. Pasé mis dientes por su hueso antes de cerrar los labios alrededor de la piel, chupando fuerte hasta que supe que la piel estaba amoratada. Sus músculos se tensaron y pasé mi lengua por la marca fresca mientras lo calmaba.
Continué mi descenso por su cuerpo; besando y mordiendo su piel por el camino. Rocé mis labios por la línea de vello desde su ombligo a su pubis antes de sentarme recta con mis muslos sobre los suyos. Su torso era un lienzo de rojos y morados, una variedad de marcas de diferentes tamaños desde su cuello hasta sus costillas. No podía creer lo bonitos que se veían en su piel. Él me miraba con oscura diversión, presumiblemente por haber descubierto una de mis debilidades carnales; mi favorita. Cuando maniobraba mi cuerpo para descender por sus piernas, enganché mis dedos bajo el elástico de sus bóxers. Él estaba elevando su cuello de la almohada para ver y yo, seductoramente, mordí mi labio mientras bajaba el bóxer por su erección. Harry suspiró cuando cayó contra su estómago, justo encima de su ombligo. Miré con fascinación como su polla seguía hinchándose y creciendo con cada latido; gruesa, dura y lista para jugar.
Me sentía muy poderosa con él tumbado y sus manos sobre la cabeza; completamente desnudo y atado. Su cuerpo se veía absolutamente magnifico. Tan esbelto y estirando sobre las sábanas con sus músculos tensos; justo desde sus bíceps hasta la definida V entre su caderas. Sus pies llegaban al final de la cama y sus dedos señalaban al cielo al estar con las piernas estiradas. Sus pezones estaban duros y de una sombra mucho más oscura que la usual, su colgante descansaba entre ellos. Estaba atraída incluso por sus axilas y el pelo que las cubría. Era igual que el que rodeaba su polla y el interior de sus muslos; otro recordatorio de su madurez física. Era definitivamente un hombre. Y, por supuesto, la visión de su polla dura tirando de la piel hacía que mi sangre se calentara y la excitación fuera justo hasta mi centro. Por primera vez, tuve una pequeña demostración de cómo se sentía Harry cada vez que yo estaba extendida así para él. Lista y dispuesta. Era un subidón indescriptible que nunca había sentido. Un control que estaba segura de que se podía volver adictivo.
"¿Cómo te sientes?" Preguntó Harry con un halo de diversión en sus labios.
"Bien." Respiré. "¿Tú?"
"Expuesto." se rió. "Pero bien."
Me incline y rocé con mis dedos sobre su duro eje. "Ya se ve."
Pude sentirle mirándome cuando salí de la cama y caminé al cajón abierto donde estaba la caja. Abrí al tapa; mis ojos se abrieron cuando el contenido llevó a mi mente a otro lugar. Diferentes cuerdas, sedas, un vibrador, pinzas para los pezones, lubricante... Nada extraño, pero sin duda física y mentalmente estimulante. No podía creer cuantas promesas había en esa caja hasta que la miré. Era completamente surrealista pensar que hubo un tiempo no hace mucho cuando todo esto era desconocido para mi. Era casi imposible imaginar una época sin Harry y todo esto. Cogí la seda negra en mi mano y la saqué de la caja antes de cerrar la tapa y caminar de vuelta a la cama. Puse mis rodillas en la cama y me arrodillé al lado de Harry, cogiendo la suave seda entre mis dedos mientras miraba a Harry directamente a los ojos.
"¿Confías en mí?"
Sus labios se curvaron por la mímica de sus propias palabras.
"Confío en ti más de lo que crees."
"Voy a taparte los ojos..."
"Lo se," sonrió mientras elevaba su cabeza para dar acceso a mis manos.
Podía sentir mis manos temblar con nerviosa anticipación mientras, cuidadosamente, cubría sus ojos con la seda y la ataba con un nudo suelto en la parte de atrás de su cabeza.
"¿Puedes ver?"
"No." Sonrió.
Pasé mi mano por sus duros pezones y vi como el pelo de sus brazos y sus piernas se ponían de punta; elevándose en una rápida sucesión como un mar de hierba con viento. Me incline y tomé uno en mi boca, pasando mi lengua alrededor de la pequeña punta mientras usaba mis dedos índice y pulgar para apretar el otro. Al principio, cuando besé su pecho y su abdomen, pasando mi lengua por los lujuriosos moratones que ya estaban empezando a salir, él se mantuvo en silencio y parecía calmado. Pero cuando mis labios empezaron a provocar el interior de sus duros muslos, pude sentir sus músculos tensarse y oír su respiración empezar a entrecortarse; sus caderas se flexionaban hacia delante cada vez que me acercaba un centímetro hasta su eje, antes de mover mi atención a otro lado.
"¿Qué harías si te dejo aquí?" Me burlé por un momento para admirar su cuerpo.
"Rompería estos postes y te azotaría hasta que no pudieses más." Mi estómago se contrajo. Aunque sus labios se curvaban, no dudaba de sus palabras ni por un segundo. Harry era bueno, amable y compasivo, pero también tenía un lado oscuro y carnal que me mantenía al borde. No daba miedo, era emocionante.
Dirigí mi mirada de vuelta a la polla de Harry y rocé la punta de mi dedo por la prominente vena del lado izquierdo de su eje, justo desde la base hasta debajo de la cabeza. Era algo que había notado cada vez; gruesa bajo su sedosa piel. De la cantidad de veces que la había provocado y admirado, sentía que debía darle un nombre. Su masculinidad estaba finamente esculpida. Era larga, gruesa y completamente recta; curvándose hacia arriba un poco cuando llegaba a la punta. La suave piel que la cubría era morena con una fina capa de venas azules y púrpuras sobre ella. Yo solía trazarlas con la lengua, solo porque eran suyas y porque podía. Su sabor era tan complaciente como su estética. Era un sabor neutral con algo de calor y un poco salado.
Toda mi zona inferior palpitó cuando me deslicé por su cuerpo, lentamente descendiendo mi cabeza para que pudiera sentir mi respiración deslizándose por su sensible carne. Su cuerpo se tensó y sus brazos tiraron contra la cama cuando pasé mi lengua de la base hasta la punta, donde recolecté una pequeña gota de líquido pre seminal con mi lengua. Sonreí cuando una risa rota salió al final de su gruñido y usé la punta de mi lengua para estimular su hendidura. Rodeé con mis labios la punta y chupé ligeramente, atrayendo lo suficiente de él a mi boca para que sus caderas se elevaran con desesperación. Murmuré satisfactoriamente, lo que lo volvió loco.
"Haz eso otra vez." Respiró con dificultad. Ahuequé sus testículos mientras mi garganta vibraba alrededor de su eje. Juro que el sonido que hizo pudo haberme echo correrme. Era alto, roto y sonaba casi como si estuviera sufriendo. Reemplacé mi boca con mi mano y robé un momento para mirarle. Sus labios estaban separados y su cuello totalmente extendido y yo, tanteé su reacción cuando deslicé mis dedos índice y anular detrás de sus pesados testículos y presioné firmemente contra su períneo. Con una afilada exhalación, su espalda se separó de la cama y yo moví mi lengua por la punta de su pene, incrementando la presión de mis dedos entre sus piernas. "Emilia." Su voz era calmada pero llena de advertencia.
Sabía que la combinación de mi mano en sus testículos y dedos moviéndose por el punto sensible detrás de ellos podían llevarle al borde en un segundo. Aunque mi plan era llevarle tan cerca como fuese posible al punto de no retorno sin hacer que se corriera. Cuando miré sus pies curvarse y su sabor empezar a llenar mi boca, aparté mis manos de él y le di un suave beso a la cabeza, dejando a su cuerpo sobre estimulado descansar un momento.
Me moví de la cama y caminé hasta el espejo que colgaba de la pared a la izquierda de la habitación. Me observé mientras desabrochaba mi blusa blanca y deslizaba mi falda por mis muslos; dejándome solo en unas medias negras y el picardías de encaje negro que me había puesto para evitar enseñar algo a través de mi blusa. El body abrazaba cada una de mis curvas, estrechándome en la cintura. Mis pechos casi se salían de las copas de encaje y podía ver mis pezones sobresaliendo a través de la tela. No era el tipo de ropa interior que llevabas para estar cómoda. Era la que llevaban para verte y sentirte bien. Era una firme creedora de que si te sientes bien por dentro, se verá por fuera.
"¿Te has desvestido?" Me giré hacia Harry, cuyo pecho subía y bajaba rítmicamente. Su polla parecía dolorosamente dura contra su piel con la cabeza de una profunda sombra rosa.
"Un poco." Contesté suavemente.
"Déjame verte, Emilia."
No estaba segura de si estaba diciendo mi nombre a propósito o no, pero cada vez que lo hacía, me sentía obligada a hacer lo que él pedía. Caminé hacia Harry y me quedé de pie en el cabecero de la cama. Su cabeza se giró hacia mí y, mientras estudiaba sus labios, no pude evitar inclinarme para besarlos. Eran suaves y calientes y nuestras lenguas se mantenían escondidas mientras compartíamos un corto y casto beso. Cuando me separé, coloqué la seda encima de sus ojos y di un paso hacia atrás.
"Joder." Gruñó Harry y sus ojos se movieron frenéticamente por mi cuerpo. Sus bíceps se tensaron bajo su piel y él, momentáneamente olvidó que estaba atado e intentó moverse hacia delante, antes de suspirar frustrado y relajarse de nuevo contra las sábanas. "Quiero tocarte mucho."
"Y yo quiero jugar a un juego..." ronroneé a lo que él elevó sus cejas y me sonrió.
"¿Qué tipo de juego?"
Mantuve su mirada y deslicé uno de los tirantes por mi hombro, y luego el otro, así que colgaban sobre mis brazos.
"Voy a presionar ciertas partes de mi cuerpo contra tus labios..." Lentamente, deslicé el picardías bajo mis pechos para que mis pezones fueran visibles para Harry. "... y quiero que adivines qué es." Cayó a mis caderas, dejando mi parte superior expuesta. Los ojos de Harry eran dos lagos negros sin fondo, ardiendo con deseo. Me incliné hacia delante y llevé a Harry a la oscuridad una vez más. Me quité la ropa interior, así que estaba tan desnuda como Harry, aunque admitamos que tenía una pequeña ventaja sobre él... incluso aunque estuviera tomando todo mi autocontrol no sentarme sobre él y hundirme en su preciosa polla. Esto era tanta provocación para él como para mi; excitándonos hasta que no tuviéramos más elección que rendirnos. La rendición era inevitable. Era la anticipación de cuando lo inevitable iría a pasar lo que nos mantenía justo en el borde; sabiendo que todavía había mucho placer por venir. Apoyé mis rodillas en la cama, así que estaba arrodillada sobre su cuerpo y presioné mi dedo contra sus labios; él sonrió y los cerró alrededor, chupando y moviendo su lengua sensualmente.
"El dedo anular."
Saqué mi dedo de su agarre y lo pasé por su pezón. "Correcto." Me incliné hacia delante para que mi hombro estuviese en frente de sus labios, y él encontró mi carne, dejando besos húmedos en mi hombro y por mi clavícula.
"Hombro y clavícula." Sonrió contra mi piel.
Mi corazón latía a un ritmo ridículamente rápido. Cuando presioné mis labios con los suyos, moví mi pierna derecha sobre su cuerpo, así que estaba sentada sobre su cintura. Mis manos se movieron por su cuerpo y alrededor de su cuello mientras nos besábamos mucho más de lo que esperaba. Estaba luchando por mantener mi sentido común.
"Labios," respiró contra los míos. "Reconocería esos labios en cualquier parte."
Sonreí y nuestros labios se separaron. Con mis manos a cada lado de su cabeza, elevé mi cuerpo sobre el suyo y descendí mi pezón derecho hasta su boca. Él chupó la dura punta entre sus labios y me mordió juguetonamente, causando que mi espalda se arqueara.
"Pezón."
"¿Cuál?" Le reté.
Él movió la lengua a su alrededor y sobre mi pecho. "Viendo que tienes un pequeño lunar aquí, voy a decir que el derecho."
"Muy bien." Me reí y él me chupó suavemente otra vez antes de liberarme de sus maestros labios.
"Y qué tal..." Elevé mi cuerpo de su torso hasta que me senté en su pecho con mi ombligo alineado a sus labios separados; su lengua ya estaba lista para excitarme y explorar.
"Jesús, Emilia. Puedo sentir lo mojada que estás en mi pecho."
Suspiré cuando estiré mi cuerpo y me apoyé en las barras donde estaban atadas sus manos. Podía sentir también lo cachonda que estaba. Presioné mi ombligo contra sus labios y su lengua encontró al instante mi piel y estimuló el círculo. Me estremecí sobre él. Su lengua y labios estaban muy calientes y húmedos contra mi piel y cuando me elevé sobre su cuerpo, él dejó un rastro de saliva de mi ombligo a mi hueso púbico. Mi respiración acompasaba la suya mientras yo me mantenía completamente quieta; saboreando cada delicada sensación que pasaba por mi cuerpo.
"Del ombligo al hueso púbico," susurró Harry, antes de tomar mi piel entre sus dientes.
En ese momento, mis piernas estaban a cada lado de su cuello, me había olvidado incluso de que estábamos jugando ese juego. Miré hacia él tumbado con su cabeza sobre la almohada. Podía sentir su respiración rozar entre mis piernas y, cuando él giró su mejilla a la izquierda, rozó con sus labios la sensible piel de mi muslo interior. Me preguntaba qué estaban pasando por su mente y si estaba disfrutando teniendo su cabeza entre mis piernas de ésta manera. Era una posición que no había probado antes y me sentía algo nerviosa. Todo lo que tenía que hacer era elevarme un centímetro o así y estaría justo sobre su cara; abierta para que sus labios y su lengua me estimulara.
Cuando cerré mis ojos e inhalé profundamente, la punta de la lengua de Harry se movió sobre mi clítoris y el aire salió de mi. Mis muslos temblaron y mis rodillas se deslizaron por las sábanas, descendiendo y abriéndome por completo para él.
"Ahí está," dijo mientras movía la lengua hacia arriba otra vez; esta vez, haciendo círculos alrededor del palpitante nudo de nervios. "Si mis manos no estuvieran atadas, te bajaría como es debido."
Las olas de placer me atravesaban. Él no perdió tiempo en ponerse a trabajar, los labios se separaron para moverse sobre mi caliente piel y dejar a su lengua explorar. Use la barra delante de mí para apoyarme y empecé a mover mis caderas hacia delante y hacia atrás; echándome hacia atrás para ver cómo su boca me llevaba a placeres desconocidos. Su lengua entraba y salía de mí y luego se movía hacia mi clítoris, manteniendo mi cuerpo suspendido en el borde. Cuando sentí mi clímax empezar a bullir, me eché hacia atrás un poco más para sentarme en su pecho con mis manos detrás de mi y mis piernas a cada lado de su pecho.
"¿Vas a dejarte a ti misma correrte?" Sus labios se extendieron por mi centro mientras hablaba. "Viendo que tienes el control..." Sabía que con unos pocos más lametazos expertos y chupadas lo haría. Pero estaba ansiosa por llenar el vacío que sentía en mi centro. Un vacío que solo una parte de Harry podía satisfacer ahora. Él envolvió sus labios alrededor de mi clítoris y chupó. Todo mi cuerpo se tensó y mi cabeza cayó hacia atrás mirando al techo en completa euforia.
"No quiero correrme aún." Susurré cuando mis caderas me traicionaron y se acercaron a su cara.
"Pero estás muy cerca." Sonrió.
Luché por alejarme de su habilidoso asalto y, mientras retiraba mis caderas lentamente, su cabeza me siguió hasta que dejó de llegar. En la oscuridad de la habitación, los labios de Harry y su barbilla brillaban con mi excitación y su lengua pasó por mi labio inferior para coger algo de la humedad que había dejado. Mi estómago volcó con la visión. Si así era como se sentía un hombre tras acabar en la cara de una mujer, entonces entendía completamente el disfrute. Me preguntaba como se vería si me hubiera dejado ir y me hubiera corrido... lo mojados que estarían sus labios...
Pasé mi pulgar por si mentón y presioné mis labios con los suyos.
"¿Ves? Más autocontrol del que sabes." Susurró contra mi boca. Podía sentir su corazón latir contra su pecho; un poco más rápido que el latido del mío. Quería mantener este momento todo lo posible; el momento entre crear el deseo y sucumbir a ese deseo. Los dos estábamos calientes e incansables y listos para el otro; cuando finalmente cogí su polla y la posicioné en mi entrada, mantuve mis labios a centímetros de los suyos; los dos respirando pesadamente.
Mi respiración se quedó en mi garganta cuando me hundí en él lentamente. Se deslizó dentro solo con un par de centímetros fuera en la base de su eje. Hundí mis dedos en la piel sobre su estómago para mantenerme ahí. No había otra sensación como la de tener a alguien tan profundo y cerca. Él gruñó profundamente cuando me contraje a su alrededor y me moví por su longitud; manteniéndolo firme antes de moverme a un ritmo lento y constante. Moví mis manos al pecho de Harry y le usé como soporte, alternando entre rozar mis caderas contra las suyas y moverme arriba y abajo.
"¿Vas a dejarme verte montándome?"
Me incliné hacia abajo y moví mis labios por su mejilla hacia que llegaron a su oído.
"Puede..." Le provoqué.
"Creo que estás disfrutando de esto más de lo que pensé que harías." Harry sonrió y yo me senté de vuelta e incrementé el ritmo ligeramente.
Tenía razón. No me sentía tan emocionada como cuando estaba desnuda y atada pero me sentía en éxtasis. Me incliné hacia delante y besé su mandíbula, antes de quitar lentamente la tela de seda de sus ojos. Sus rizos cayeron libres y abrió los ojos, verde esmeralda, mirándome con intensidad. Me senté de vuelta y agarré sus muslos con mis manos. Mi espalda se arqueó cuando moví mis caderas, asegurándome de que podía sentir cada centímetro caliente de mi a su alrededor.
"Tu cuerpo, Emilia." Suspiró Harry mientras me miraba en lo que parecía completa admiración.
Miré como crecía sin descanso, excitándole con mi suave control. El cabecero de la cama tembló cuando tiró de las cuerdas, moviéndose cada vez que tiraba de ellas contra su piel. Sus músculos estaban tensos y sus mejillas sonrosadas, el sudor se estaba formando en sus axilas y sobre sus cejas. Él empujó sus caderas hacia arriba con frustración y yo grité su nombre.
"Si."
Más duro. Más fuerte. Dios.
"Por favor."
Sus caderas pararon y un desesperado quejido salió de mis labios.
"Por favor, ¿qué?"
"Fóllame." Respiré.
"Desátame y te follaré hasta que veas las estrellas."
Su voz estaba ronca y parecía que se rompía en su garganta y cuando me miró directamente a los ojos, me sentí completamente complaciente. Pero no era solo su necesidad. Era la mía también. Necesitaba sentirle encima de mí, en lo más profundo de mí mientras me tumbaba bajo él. Necesitaba que me tomara. Me elevé de su longitud y dejé que cayera, mirando entre nosotros para ver lo mojado que lo había dejado. Mucho, era mi respuesta a eso. Me incliné hacia delante y posé mi mano en la cuerda cuidadosamente atada.
"¿Me vas a castigar por provocarte?"
Él sonrió mientras miraba como mis dedos desataban la cuerda. Un tirón más y sería libre.
"No, voy a follarte."
Quité la cuerda y Harry echó sus muñecas hacia adelante. Me miró con diversión y mi corazón golpeó con fuerza contra mi pecho con anticipación. En un momento, sus manos estaban en la parte trasera de mis muslos y me giró hacia la cama; respirando con fuerza sobre mi cuando empujó mis rodillas hacia mi pecho. Respiré mientras él continuaba subiendo mis piernas; justo hasta que mis rodillas se engancharon sobre sus hombros a cada lado de su cabeza y su peso se apoyó en la parte de atrás de éstas. Mis músculos quemaban y temblaban al estirarse pero cuando Harry me llenó una vez más, mi atención fue llevada por completo al calor de él dentro de mi y a la cercanía de su cuerpo con el mío.
Harry no rompió su promesa. Me folló tan fuerte que hubo un momento en el que pensé que me iba a desmayar por la combinación de la falta de oxígeno en mis pulmones y el placer que había a través de mi. Pero no era el tipo de dureza de solo dos personas yendo hacia su final sin conocimiento de la otra. Era intenso e íntimo. Harry alternó entre rápidas penetraciones y lentos y profundos roces. Mis manos se sujetaron a las barras de metal de la cama de Harry mientras intentaba mantenerme quieta bajo él, pero no importaba lo fuerte que lo intentara, todo mi cuerpo seguía botando y estremeciéndose entre él y las sábanas.
En nuestros momentos finales, liberó mis piernas que cayeron a cada lado de su cintura; permitiendo a su cuerpo bajar contra el mío mientras continuaba penetrándome con fuerte precisión. Harry me besó con vehemente deseo; caliente, duro y sin respiración.
"Mantén tus ojos en mí." Asentí y sus manos se colocaron a cada lado de mi cabeza; una entrelazándose con la mía mientras la otra se deslizó detrás de mi cuello con sus dedos presionando en mi piel.Calientes ráfagas de aire se escapaban de sus labios con cada envite. Yo estaba perdiendo rápidamente el control de mi cuerpo y tenía que luchar cada urgencia de cerrar mis ojos y correrme en completa, increíble y deliciosa oscuridad. "Te estás corriendo." Su voz era suave y calmada mientras incrementaba el agarre alrededor de mi cuello, manteniendo mi mirada en la suya. "Mírame."
La orden en sus ojos me llevó hasta el borde para consumirme. Él apretó mi mano en la suya mientras me miraba correrme. Estaba justo ahí conmigo, tan profundo dentro de mí, justo hasta el final de mi dulce rendición. A pesar del frenético ritmo de sus caderas, el beso que siguió mi orgasmo fue suave e indulgente. Sus profundos gruñidos llenaron mi boca mientras movía mis dedos sobre los suyos. Una fina capa de sudor corría entre su pecho y el mío y podía decir por su respiración que estaba casi en su propio final.
"Dime donde me quieres," respiró sobre mí. "¿Dentro de ti?"
Le miré con ojos salvajes mientras pasaba mis manos por sus sudados rizos. "Córrete en mi boca." Si no estuviera tan excitado, estaba segura de que se hubiera reído sorprendido.
"¿Tu boca?"
Asentí. Quería tenerle de cada manera que pudiera. La intimidad no paraba en besarse y hacer el misionero. Tener a Harry sobre mí, reclamando mi boca como suya era igual de íntimo, aunque de su manera. Le había saboreado solo una vez antes y quería probarle otra vez. Su orgasmo era para que ambos disfrutáramos y quería que él supiera que adoraba todo de su cuerpo, justo como el solía decirme sobre el mío. Harry cerró el espacio entre nosotros y me besó con fuerza. Tras unos cuantos más golpes rápidos y pesados, se arrodilló sobre mi cabeza con su polla en mis labios, usando su mano para llevarse hasta el final. Le mire con los ojos abiertos y los labios separados mientras él jadeaba y buscaba aire. Su cabeza se echo hacia atrás y los tendones de su cuello se estiraron bajo su piel, junto con la gruesa vena que pulsaba en la lado izquierdo de su cuello.
"Joder," respiró. "Casi..."
Su mano derecha se movió adelante y atrás furiosamente sobre su eje; los nudillos estaban casi blancos del agarre que tenía en él mismo. Siempre había asumido que era diestro y ahora ya lo sabía. Sus ojos se encontraron con los míos. Las arrugas verticales entre sus cejas eran profundas y estaba mordiéndose el labio con fuerza. Caliente, sudado y a punto de dejarse ir. Un hombre en su estado más vulnerable y primario. El placer inundó sus ojos y fue entonces cuando sabía que había alcanzado el punto de no retorno. Sujeté la parte trasera de sus muslos y le atraje con mi lengua. Podía sentir sus tensos músculos temblar, justo en el borde de la liberación. Cuando Harry empezó a echarse en mi boca, me aseguré de mantener su mirada. Su orgasmo salió rápido y espeso; golpeado instantáneamente la parte de atrás de mi garganta con chorros calientes hasta que no hubo nada más que un gentil goteo en mi lengua. Tragué todo lo que me dio; hasta la última gota de su placer. Él cuidadosamente, acarició mi mandíbula mientras yo pasaba mi lengua por la punta de su longitud; provocándole hasta que sus músculos estuvieron tensos y tenían espasmos debido a la híper-sensibilidad.
Lentamente saqué a Harry de mi boca y solté mi agarre de sus temblorosos muslos. Un fuerte suspiro escape de sus labios mientras su polla seguía levantada lejos de su cuerpo; cubierta de mi saliva y los restos finales de su propio orgasmo. Brillaba ante mí, decreciendo gradualmente mientras bajaba y se volvía blanda. Él se inclinó contra mi cuerpo y buscó en la mesita de noche, de la cual tomó un vaso lleno de agua. Me incorporé en mis codos y lo agarré, antes de dar unos cuantos sorbos. Se lo pasé a Harry y él se bebió el resto de un rápido sorbo; evidentemente exhausto y deshidratado. Su pecho subía y bajaba rápidamente y respiraba entrecortadamente; el pelo se le pegaba en la frente. Puso el vaso de vuelta en su sitio y se tumbó a mi lado.
Sus costillas y caderas se movían cada vez que tomaba aire; los ojos cerrados y las manos juntas sobre su estómago. Aunque sus ojos estuvieran cerrados, sabía por los rápidos movimientos que hacía que no estaba dormido. Tenía un aspecto de completa satisfacción en su cara con sus labios curvados a cada lado. Moví mi cuerpo a su lado izquierdo y él abrió el brazo para que descansara mi cabeza encima. Amaba los momentos así. Nuestros cuerpos tumbados uno cerca del otro mientras descansábamos en un silencio cómodo; conscientes el uno del otro, aunque ninguno de los nos necesite decir una palabra.
Con los dedos de Harry moviéndose delicadamente sobre mi piel, perdí la noción del tiempo. "Por mucho que no quiera moverme, de veras necesito darme una ducha después de esto." La voz de Harry me sacó de mi tranquilo mundo y me reí. Mi mano estaba descansando justo sobre su hueso púbico con mis dedos rozando el vello. Su piel era cálida y seguía un poco sudada; aunque estaba mucho más fría de lo que había estado hace unos minutos. "¿A no ser que quieras darte un baño?"
"Un baño estaría bien." Murmuré.
Harry suspiró profundamente y se sentó. Pasó la punta de su dedo desde mi ombligo al hueco de mis clavículas, antes de dar un golpecito en la punta de mi nariz. Me reí y me senté también y fue entonces cuando la atención de Harry fue a sus muñecas. Levantó sus manos en frente de él y las giró. La piel sobre sus muñecas estaba enrojecida y parecía dolorida; las marcas rojas pasaban en gruesas líneas horizontales. Se veía mucho y un moratón morado ya había empezado a aparecer en la piel.
"Bueno esto definitivamente va a durar unos días." Se rió. Me puse de rodillas y moví mis ojos al cuerpo de Harry. Mordiscos. Quemaduras. Arañazos. Harry estaba bien marcado por mi afección amorosa. Pasé mis pulgares por la caliente piel de sus muñecas. Eran exactamente como me había imaginado que se verían, y era justo como cuando estaban en mi propia piel cuando Harry me ataba con cuerda. Aunque serían temporales y se irían, marcaban un momento que Harry y yo habíamos compartido juntos. "Cada vez que mire esto," susurró Harry. "Voy a recordar que fui tuyo." Pasó sus labios por mi oreja. "Soy tuyo."
Besó mi mejilla y mi interior se derritió. Era la afirmación que no había pedido pero la que quería escuchar desde hacía un tiempo.
X.
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