Capítulo 2

Cuando empezó el tercer episodio, me di cuenta de que el sol había aparecido entre las nubes y que la lluvia se había reducido a una, poco amenazadora, llovizna. Empecé a levantarme de mi asiento con el pensamiento de irme, pudiendo notar los ojos de Harry fijos en mí.

"¿Te vas a algún lado?"

Me giré para mirarle, encontrándome con esa medio-sonrisa y ojos brillantes.

"Tu hospitalidad ha sido muy amable y agradable, pero la lluvia ha parado."

"¿Y?"

"Y acordamos que me iría en cuando la lluvia parara."

Harry elevó su cabeza de sus manos y se incorporó hasta que quedó sentado recto con una mano descansando en la parte de arriba del sofá y la otra en su regazo.

"¿Quieres irte?"

Mi pulso empezó a acelerarse mientras pensaba en cómo responder a su pregunta tan directa. ¿Quería irme? 'No' era la respuesta simple. Había disfrutado de su compañía y estaba más que agradecida por la ducha y la ropa seca, pero había parte de mí que seguía sintiendo que me había entrometido en su vida.

"He robado suficiente tu tiempo." Me reí, levantándome. "Estoy segura de que puedes pensar en maneras mejores de pasar un domingo aburrido."

Sentí una mano agarrar mi muñeca y girarme. Estábamos cara a cara. Más cerca que antes. Su agarre en mi muñeca era firme y desesperado, pero no era doloroso. Tragué con fuerza sintiendo como mi piel se calentaba rápidamente mientras notaba como su agarre se debilitaba hasta que mi muñeca cayó muerta a mi lado.

"Quédate." Murmuró, bajando su cabeza hasta que nuestros ojos quedaron casi a la misma altura. Su otra mano llegó a rodear mi cintura, tocando la piel cubierta de algodón levemente- Tan levemente que tuve que mirar hacia abajo para asegurarme de que no estaba imaginando cosas. "Quiero que te quedes."

Dejé que mis párpados se cerraran mientras sus labios se acercaban a los míos, chocando su nariz gentilmente contra la mía a la vez que un suspiro tembloroso se escapaba de mis labios abiertos. Inhalé profundamente, encontrando su mano en mi cintura con la mía manteniéndola cerca; acercándome a él, antes de que sus labios cubrieran los míos en un suave beso.

Se apartó un poco y abrí mis ojos para encontrarme con los suyos. Sus labios se curvaron hacia arriba en una sonrisilla y estuvieron, pronto, sobre los míos otra vez, más fuerte esta vez, abriendo mis labios con su lengua con cuidado para buscar la mía.

"La ropa sigue mojada de todas maneras." Murmuró sin respiración contra mis labios.

Yo murmuré socarronamente.

"Apagué el radiador."

Él sonrió cuando le pegué en el brazo juguetonamente, antes de acercarlo para otro beso profundo. Le deseaba. Mi cuerpo le deseaba. Mis pezones estaban duros y podía sentirme humedecerme entre las piernas mientras sus labios y su lengua continuaban su talentoso juego. Sus manos llegaron a mis pechos, masajeándolos, presionando sus palmas contra mis doloridos pezones. Elevé mi pecho hacia adelante, desesperada por más mientras él jugaba y me provocaba; sus labios ahora habían descendido a mi mandíbula. Sus manos se colaron entre la camiseta que llevaba puesta, subiendo el material por mi torso hasta que mis tetas estuvieron expuestos a sus hambrientos ojos. Sus pulgares golpearon las duras protuberancias, adelante y atrás y, antes de darme cuenta, sus labios estaban alrededor del pezón derecho, y luego del otro. Alternaba entre los dos, chupando, lamiendo, trazándolos con los dientes, hasta que pude sentir cada uno de sus cuidadosos movimientos. Me besó, de vuelta a mis labios y sujeté sus caderas para atraerlo hacia mí rápidamente, desesperada por sentir cada parte de él. Mientras presionaba mi entrepierna contra la suya, sentí su pene empezar a endurecerse entre la suave tela de sus pantalones, creciendo y endureciéndose gradualmente. Su mano se deslizó entre nosotros y cubrió mis pantalones entre mis piernas, aplicando una firme presión mientras frotaba su palma lentamente contra mí. Un pequeño gemido rompió de mis labios cuando él continuó excitándome; mis caderas se movían hacia delante y hacia atrás instintivamente contra su palma. Con su otra mano, deshizo el nudo de mis pantalones, antes de retirar su mano de entre mis piernas y metiéndola dentro. Sus dedos calientes masajearon mi abdomen por un momento, descendiendo más y más abajo gradualmente, provocando mi piel antes de que su dedo anular se curvara y encontrara la parte de arriba de mi, ya hinchado, clítoris. Yo sabía que estaba mojada tanto como él. Su dedo trazó círculos lentamente sobre el excitado nudo de nervios mientras sus labios masajeaban los míos, sonriendo cada vez que gemía y me estremecía contra él. "Parece que la ropa del piso de arriba no es la única que está mojada."

Me reí sin aliento mientras su dedo descendía más entre mis piernas, hasta que la punta estuvo dentro de mí, provocando cuidadosamente la sensible piel. Mis rodillas amenazaron con fallar pero la otra mano de Harry estaba sujetando firmemente mi cintura, soportando la mayoría de mi peso. Quería correrme, pero necesitaba más de él. Empujé los pantalones de mis caderas hacia abajo y éstos cayeron rápidamente al suelo, dándole a Harry un mejor acceso a mí. Él pasó su dedo anular por mi clítoris arriba y abajo, esparciendo mi excitación. Sus labios se separaron de los míos, al igual que sus dedos de entre mis piernas. Mis párpados pesaban y mis músculos estaban tensos, desesperados por liberarse. Harry trazó su dedo a través de la parte superior de mi muslo, sonriendo por cómo estaba enseñandome, silenciosamente, lo excitada que estaba.

"Vamos arriba."

Por el camino, me las arreglé para perder mi camiseta mientras subíamos las escaleras y ahora estaba expuesta completamente antes que Harry, que todavía tenía toda su ropa puesta. Me sentí algo vulnerable, aunque increíblemente excitada. Sus ojos trazaron cada una de mis curvas, haciendo que mis pezones volvieran a ser dos duras puntas una vez más.

"Tienes un cuerpo perfecto." La voz de Harry era suave mientras se acercaba lentamente hacia mí, hasta que pude sentir el calor que irradiaba de su propio cuerpo. Me sonrojé y sus manos echaron un vistazo de mi cintura a mi pecho y luego hacia mis caderas, justo como habían hecho sus ojos hace un momento. "Túmbate." Dijo con una silenciosa orden, mientras movía la cabeza hacia la cama y yo me sentí complacida de seguir sus palabras. Caminé hacia atrás hasta que la parte de atrás de mis rodillas golpearon la cama y luego me senté. Harry caminó hacia el armario que estaba a un lado de su cama y lo abrió, seguido por el sonido de algo abriéndose.

"¿Qué hay ahí?" Le pregunté, mirando como apartaba algunas cosas al lado y sacaba un condón.

Tiró el envoltorio metálico a un lado y me miró con una sonrisa pícara. "Unas cuantas cosas."

Estaba llena de excitación y anticipación mientras mis ojos alternaban entre el condón y la caja del armario. "¿Cómo...?"

Él puso su labio inferior contra sus dientes, cerrando su mano contra algo antes de cerrar el armario y meter su mano en su bolsillo.

La curiosidad quemaba adentro mío mientras me preguntaba qué había en la caja que estaba en su armario, pero mi mente fue instantáneamente callada cuando Harry se colocó entre mis piernas y, cuidadosamente, puso mis rodillas a cada lado de su cuello.

"¿Cómoda?" Me sonrió, pasando sus manos por el interior de mis muslos. Asentí, incapaz de quitar mis ojos de él mientras se inclinaba y se enterraba entre mis piernas. El calor y la humedad de su lengua se sentían exquisitas mientras trazaba círculos en mi clítoris unas cuantas veces, antes de pasar su lengua por mi entrada. Todo mi cuerpo tembló mientras él repetía esa secuencia: una vez, dos veces... perdí la cuenta después de eso, dejando que el placer me consumiera. Cerré los ojos y hundí mi cabeza en la almohada, pasando mi mano izquierda por su pelo mientras que la derecha prestaba atención a mi pecho. Después, Harry se elevó hasta quedar a mi lado y me besó, dejándome probarme a mí misma mientras su mano vagaba entre mi estómago y mi pecho. Estaba tan encerrada en mi propio mundo de placer que ni siquiera me di cuenta de que su mano dejó mi piel, hasta que un zumbido llenó el aire y algo frio que vibraba empezó a trazar círculos en mis pezones. Mis ojos se abrieron de golpe e, inmediatamente mire hacia abajo a la pequeña bala rosa que había reemplazado sus manos. Mis ojos volvieron a Harry que estaba sonriendo mientras observaba mi reacción con total satisfacción.

"Siempre he querido usar esto con alguien." Mi cuerpo se tensó mientras él lo pasaba por el centro de mi cuerpo, trayendo escalofríos en cada área de mi piel que trazaba. "¿Cómo se siente?"

Gimoteé mientras trazaba círculos alrededor de mi ombligo, separando mis piernas un poco más mientras me preparaba. "Bien." Mi voz se rompió mientras él continuaba su descenso, hasta que llegó justo encima de donde necesitaba que estuviese. Elevé mis caderas un poco y exhalé cuando las vibraciones atravesaron mi cuerpo, sujetando su muñeca para urgirle ir más abajo. Muy despacio, presionó la punta del vibrador contra la parte de arriba de mi clítoris y lo sujetó unos instantes.

"Harry." Le susurré, seguido por un pequeño gimoteo de satisfacción.

"¿Hm?" Empezó a mover la bala contra mi clítoris.

"Eso. Sí, eso." Le animé, elevado mi cabeza de la cama para besar sus labios rellenos y suaves.

Él alternó entre una presión suave y firme, manteniéndome al borde, aunque sabía que no sería capaz de aguantar mucho más. Se sentía increíble. Había usado un vibrador antes pero tener a alguien que lo hiciera por mí me llevó a otro mundo. Con la lengua de Harry jugando contra la mía y las afiladas vibraciones entre mis piernas, sucumbí a Harry y me corrí.

Con un click del botón, las vibraciones cesaron y solo el sonido de mi pesada respiración llenó la habitación. Los labios de Harry continuaron masajeando los míos y mantuvo la bala en mí, rozándola adelante y atrás suavemente hasta que mi cuerpo se relajó y mi respiración se calmó.

Agarrándolo de la cintura, lo coloque encima de mí para que sus caderas descansaran entre mis muslos. Su cara se sonrojó cuando su dura polla se colocó contra mí; rápidamente subí su camiseta por su cabeza y la tiré sin mirar al suelo. Él se arrodilló y se bajó los pantalones por sus caderas y su erección, hasta que también quedaron en el suelo. Era absolutamente increíble. Su cuerpo era tonificado y esbelto, con amplios hombros y brazos musculosos. Su larga polla se erguía lista y separada de su cuerpo, curvándose hacia arriba en dirección a su estómago, alineada con un pequeño rastro de fino vello que llegaba a su vello púbico recortado. Me incliné hacia delante y acaricié con mis dedos la parte de debajo de su grueso eje antes de buscar la cabeza y, delicadamente, pasar mi pulgar por su húmeda hendidura. Harry soltó un afilado suspiro mientras se retorcía bajo mi toque.

Desesperada por probarlo, elevé mis rodillas y me incliné, sujetando firmemente su polla en mi mano mientras lo besaba alrededor de su ingle y sus muslos. Pequeños y filos pelos me hacían cosquillas en los labios y las mejillas mientras provocaba su piel antes de, finalmente, mover mis labios a la base de su eje. Moviendo la lengua, lamí desde la base hasta la punta, antes de envolver mis labios alrededor de la cabeza de su pene y chupar ligeramente. Estaba caliente y levemente salado y sentir como aumentaba y su pulsación en mi boca me ponía casi tanto como a él. Su mano vino a un lado de mi cara y apartó mis pelos sueltos, sujetándolos detrás de mi cabeza, presuntamente para mi facilidad y para que él mirara. Con mi mano derecha, empecé a masajear sus huevos, moviendo y pasando mi lengua por las sensitivas glándulas.

"¿Te está gustando esto?" Moví mis ojos a Harry, que me estaba sonriendo. Pasé mis labios por él y lamí la longitud de su eje una vez más, manteniendo mis ojos en los suyos.

Me senté de vuelta y sonreí. "Si. ¿Y a ti?"

"Mucho. Pero no esto seguro de si aguantaré mucho si sigues así." El peso de su cuerpo me empujó hacia las sábanas para después agarrar el condón y colocar cada rodilla a cada lado de mí. "¿Cómo quieres que te tome?" Me susurró al oído, pasando su mano entre mis muslos. Tarareé con satisfacción mientras sentía su caliente y dura polla contra mi muslo.

"Así."

Él sonrió contra mi oído antes de pasar sus labios por mi mejilla. "Bien. Mi favorita."

Pasé mis manos desde su cintura hasta sus omóplatos, sintiéndolos flexionarse entre mis palmas cuando se apoyó en sus codos y se posicionó. "¿Por qué?"

Él dejo todo su peso en su codo izquierdo y tomó su eje con la otra mano, lentamente pasándolo por mi clítoris.

"Es íntimo." Nuestros labios se encontraron y no pude resistir elevar mis caderas con desesperación por su provocación. "Y quiero verte la cara."

Jadeé cuando empezó a deslizarse dentro de mí lentamente, estirándome con su anchura. Con mis piernas a cada lado de él, la presión era cada vez más intensa que si estuvieran alrededor de su cintura. Agarre la parte de arriba de su brazos mientras él deslizada el resto que le quedaba, hasta que nuestros estómagos se tocaron y sus rizos me hacían cosquillas en la frente.

"Estás muy estrecha y húmeda." Susurró, retirando sus caderas y entrando en mí una vez más.

Cogí aire a la vez que cada uno de mis nervios soltaba chispas cada vez que lo atraía hacia mí. Un jadeo se escapó de mi garganta cuando mis músculos empezaron a contraerse alrededor de él. Él se estaba tomando las cosas despacio, asegurándose de que le sentía entero y que la cabeza de su pene rozara contra mi punto G cada vez que se retiraba, lo que estaba creando una presión más intensa en lo profundo de mi abdomen. Estaba en el cielo, completamente ajena a todo excepto a Harry y a cómo me estaba haciendo sentir. Moví mis manos a su trasero y le acerqué a mí, disfrutando de la flexión de sus músculos entre mis manos. Su ritmo aumentó, usando todo su peso en cada empellón, que ahora era fuerte y rápido. Sus caderas chocaron con las mías cuando empezó a perder la compostura y sus instintos carnales vieron la luz. Movió su rodilla para poder colocar mi pierna alrededor de su cintura y conseguir una penetración más profunda. Solté un gemido cuando él mantuvo mi muslo contra mi pecho, buscando frenéticamente algo para agarrar. Él soltó mi muslo y, rápidamente, sujetó mi mano sobre mi cabeza, manteniendo el ritmo mientras nuestros dedos se entrelazaban y le apretaba con fuerza. Sabía que iba a correrme otra vez. Harry había trabajado mi cuerpo maravillosamente y, como una goma elástica estirada, era sólo cuestión de tiempo que me rompiera.

"Voy a correrme en un minuto." Jadeó, reduciendo de repente sus movimientos a un lento roce, similar a como empezamos. Deslizando mis manos entre nosotros, empecé a jugar con mi clítoris una vez más, sintiéndome estrecharme contra él y prepararme para el clímax. Harry sonrió mientras observaba mis dedos, manteniendo su ritmo lento y deliberado a la vez que retrasaba su orgasmo. "Quiero sentir como te corres alrededor mío."

Él continuo moviendo sus caderas lentamente; el sudor se estaba formando en sus cejas mientras las respiraciones entrecortadas escapaban de nuestros labios. En un momento, todo mi cuerpo estaba temblando de éxtasis mientras gritaba su nombre una y otra vez. El espasmo de mis tensos músculos consiguió su propio clímax y él se corrió encima de mí con sus ojos cerrados y su labio inferior quedaba entre sus dientes.

-

"Wow." La voz de Harry rompió el silencio que había reinado en los últimos diez minutos o así, mientras los dos descansábamos en silencio. Mis ojos seguían cerrados mientras disfrutaba el resultado, pero sentí que la cama se movía cuando Harry se apoyó en su codo y pasó su otra mano sobre mi estómago. Sus dedos estaban calientes y yo tarareé con apreciación antes de, lentamente, abrir mis ojos al mundo real. Un atardecer brillante se veía a través de las ventanas y supuse que estaba por anochecer.

"¿Qué hora es?"

"7.15" Me contestó.

No quería nada más que cerrar mis ojos y volver a mi estado medio-dormido, pero sabía que me tenía que ir. Tenía trabajo que preparar para mañana. Suspiré mientras me sentaba e intentaba devolverme a la realidad. Harry me estaba observando con una sonrisa cansada; su cuerpo desnudo de estiro encima de las sábanas blancas. Tentador...

"De verdad que me tengo que ir esta vez." Le sonreí levantándome.

Mis piernas eran gelatina cuando agarré una manta de la silla al lado de la cama y la envolvía alrededor de mí, antes de caminar hacia el radiador donde había dejado mi ropa. Estaba todavía un poco húmeda pero podía ponermelo. Me puse la ropa interior y el vestido, seguido del jersey.

Salté cuando Harry apareció por la puerta. Sus pantalones estaban de vuelta pero su torso estaba desnudo, brillando un poco con una fina capa de sudor.

"¿Insistes en hacerme saltar cada vez que entras en una habitación?" Me reí.

El sonrió. "Lo siento. Solo quería asegurarme de que tu ropa estuviera seca."

"Está un poco húmeda, pero nada de qué preocuparse."

"¿Estás segura de que no quieres que te preste algo mío? Tengo algunos calzoncillos que te quedarían excelente."

Sonreí por su chiste. "Estoy segura de que me las arreglaré así. Pero gracias por la oferta." Cuando llegué a la puerta, me giré para mirar a Harry. "Gracias otra vez por su hospitalidad." Le sonreí, sintiendo cómo me quemaban las mejillas. Él estaba divirtiéndose... otra vez. "Tengo que dejar de hacerte gracia."

Él me sonrió de vuelta "Me gusta que me hagas gracia."

Nos quedamos de pie mirándonos y justo cuando me iba a girar hacia la puerta, la voz de Harry habló una vez más.

"¿Qué haces mañana?"

"Trabajo."

"Hasta..."

"Hasta las 6."

"¿Y después?"

Pensé por un momento en mi agenta mental. "Me voy a casa, supongo."

"Creo que deberías venir aquí mañana después de trabajar."

Estaba sorprendida por su propuesta. "¿Y por qué crees eso?"

Él sonrió. "Me gustaría cocinarte algo."

Mi pulso empezó a acelerarse cuando me miró directamente a los ojos y no pude hacer otra cosa que devolverle su contagiosa sonrisa. "Vale."

"Bien." Buscó en la mesa situada detrás de él y cogió papel y boli. "Voy a necesitar la dirección del lugar en el que trabajas. Y un numero me sería de ayuda."

Elevé mi ceja con curiosidad. "¿Por qué necesitas saber la dirección de mi trabajo?"

"Porque voy a ir a buscarte." Me encontré sonriéndole una vez más y cogí el boli y el trozo de papel de su mano y empecé a escribir lo que me había pedido, antes de devolvérselo. "Gracias." Me sonrió y abrió la puerta. "Te veo mañana."

A los cinco minutos de irme, recibí un mensaje de un número desconocido.

"Estoy esperando verte mañana. Estaré fuera a las 6. X"

La verdad es que no podía esperar.

X.

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