Capítulo 16
Llegué a mi mesa el jueves por la tarde con un montón de mensajes de voz y emails, lo que hizo que mi estómago se revolviera con asco. No era tanto el pensamiento de saber lo que contenían, aparte de ser como un gran tanque de pirañas en el que tenía que nadar y sabía que me iba a llevar toda la mañana... y el resto del día. Y no eran generalmente emails que podía contestar con unas pocas palabras y despedidas amables. Eran el tipo de emails que requerían palabras cuidadas y educación, lo que normalmente ponía a prueba mi paciencia- parcialmente con los clientes más caprichosos. Algunos eran desagradables y obtusos y aunque solía fantasear con contestarles un gran 'que te jodan', tenía que sentarme y morderme la lengua, guardando la charla para algún pobre amigo que vaya a ver después.
Le di un sorbo al café caliente y me puse las gafas. El primer mensaje de voz era una mujer quejándose y demandando que merecía nuestra prioridad y lo urgente que era que encontráramos un local elegante. Sin darme cuenta, gruñí y pasé al siguiente mensaje, lo que me tomó sorpresa e hizo que mi corazón aumentara la velocidad de sus latidos. Solo conocía una voz que fuera tan profunda y suave como el terciopelo.
'Hey, acabo de pensar en llamarte para desearte que tengas un buen día mañana. Bueno, hoy, ya que va a ser hoy cuando oigas esto... espera... si, eso es lo que quería decir.'
Me reí mientras Harry tartamudeaba y se confundía al otro lado de la línea.
'Da igual.' Enfatizó. 'Estoy deseando verte mañana. Bueno, va a ser mañana cuando oigas esto. Quiero decir el viernes. Wow, soy muy malo con el tiempo. Si quieres reírte, vamos a hacer una pequeña entrevista a las once y media. Siempre son... divertidas. Así que eso. Ten un buen día. Adiós.'
Su rápido adiós hizo que sonriera para mi misma. Odiaba dejar mensajes de voz. Pretender que estás hablando con alguien cuando en realidad estás hablando contigo mismo es difícil. Balbuceas, te olvidas de lo que ibas a decir, te vas por las ramas... hay una línea fina entre un mensaje amistoso y un mensaje en el que acabas teniendo una conversación contigo mismo y acabas pareciendo un loco. Cogí mi teléfono y le escribí un mensaje.
'Me alegra saber que no soy la única que tiene problemas con los mensajes de voz. Buena suerte con tu entrevista. X.'
No eran ni siquiera las 9 de la mañana, lo que me daba dos horas y media para acabar la montaña de emails y llamadas para poder salir de la oficina al área de descanso y ver la entrevista de Harry. La verdad es que nunca le había visto en una entrevista en vivo- solo en revistas y tal- así que tenía curiosidad por ver cómo se manejaba o si iba a hacer cosas ridículas, lo que secretamente esperaba que hiciera para entretenerme.
Pasé mis emails con unos minutos de sobra. Todo el mundo estaba fuera de la oficina así que salí de mi despacho a la otra habitación en el segundo piso, rezando para que no hubiera nadie en el edificio que hubiera decidido tener un descanso adelantado.
Para mi suerte, la habitación estaba vacía. Caminé hacia la televisión y la encendí; pasando los canales antes de sentarme en uno de los sofás de cuero. Eché un vistazo a cada lado y me quite los zapatos, flexionando mis pies. Los tacones no dolían pero no eran cómodos y era un alivio dejar a mis pies respirar fuera de las restricciones de cuero. Me aproveché de estar completamente sola y subí mis pies al sofá, viendo como el presentador empezaba a presentar a los invitados que estaban a punto de entrar.
Cuando Harry y el resto de los chicos entraron en el plató, no pude evitar sonreír. Cada uno de ellos estaba vestido diferente, aunque se coordinaban. Muy boyband. A pesar de eso, Harry seguía estando increíble. Llevaba unos pitillo negros con una camisa blanca abierta. Sus rizos estaban apartados de su cara y caían por sus hombros- un completo contraste a su cuidadosamente estilizada ropa. Me sorprendía lo relajado que parecía cuando se sentó en el sofá blanco y se echo hacia atrás, separando sus piernas. Realmente, no estaba sorprendida. Tenía una confianza natural en si mismo de la que ciertamente tenía envidia. Tenía confianza pero no hasta el punto en el que llegas a ser arrogante; y encontraba eso una cualidad muy admirable en él. Había algo en su presencia que atraía mi mirada- y no solo por mis sentimientos hacia él. Tenía una presencia que capturaba tu atención al instante y no era difícil entender por qué siempre estaba en boca de todos los medios.
Una vez que habían intercambiado saludos con el presentador, un video de su último videoclip salió en pantalla. Aunque había sido hace unos meses, Harry parecía totalmente diferente. Había madurado drásticamente y su cara y su físico en general habían tomado una forma mucho más masculina. Sin embargo, él siempre había sido atractivo y me sorprende que nunca le hubiera prestado mucha atención antes de conocerle.
"Bueno chicos, ¿cómo va el álbum?"
El presentador se inclinó hacia delante para dar pie y sonrió.
"Genial, gracias." Empezó Niall. "Estamos muy contentos con el avance."
Louis asintió y sonrió. "Si, es un sonido completamente diferente a los anteriores y creo que todo el mundo va a estar bastante sorprendido."
No pude evitar preguntarme cómo debían preparar sus respuestas. Era muy consciente del mundo mediático y cómo ciertas personas eran entrenadas para llegar a su público objetivo. Y estaba claro que One Direction estaban bien entrenados.
"¿Cuándo podremos oírlo?"
"Creo que saldrá a finales de año." Las palabras de Harry eran bien articuladas. Podía oír cada sílaba deslizarse por su lengua y me pareció muy atractivo que hablara tan bien. "Estamos impacientes porque la gente lo escuche."
Sonrió cuando acabó y me sentí una idiota sonriendo en una habitación vacía... a la tele. Pero había visto esa sonrisa muchas veces antes y podía saber que era verdadera.
El presentador preguntó una serie de preguntas genéricas que hasta yo estaba segura de poder responderlas. Habían pasado quince minutos y supuse que la entrevista se iba a acabar.
"Y la pregunta que está en boca de todos..." El entrevistador sonrió y sabía exactamente lo que iba a pasar. Mi corazón empezó a latir fuerte y pude sentir mis manos sudar mientras me anticipaba a sus palabras con la respiración entrecortada. "¿Cuál de vosotros está soltero?"
Oh Dios. Harry y yo no habíamos hablado de esto desde que me dijo que le habían preguntado lo mismo en Suecia y no tenía ni idea que cómo lo iba a manejar. Quería que fuese mío. En mi mente lo era. O, al menos, esperaba que fuera mío y de nadie más. Pero mi mente es un lugar completamente distinto al mundo real. Dejó que el público se anticipara y esperara atento.
Liam asintió y sonrió cuando el presentador los miraba, explicando que estaba en una relación larga y estable. Cuando las cámaras cayeron en Harry, mi corazón se paró. Había un brillo en sus ojos y las comisuras de su boca levemente alzadas; fue en ese momento en el que supe que había tomado una decisión.
"Estoy viendo a alguien, si." Sonrió.
Mi pulso se aceleró.
"¡Lo has mantenido callado! ¿Va en serio?"
Él se inclinó hacia la mesa y le dio un sorbo a su agua. "Me gusta mucho."
Mi corazón se rompió en un montón de vibrantes piezas. No sabía si estaba encantada u horrorizada. Probablemente las dos.
"¿Te das cuenta de que acabas de romper cientos de corazones?"
"Queremos a todas nuestras fans, solteros o no." Sonrió, soltando una frase que era obvio que estaba entrenado para decir.
"¿No vas a atarte en corto entonces?"
Los ojos de Harry se iluminaron con diversión. Que oportuno. Mi mente volvió rápidamente a nuestro momento el fin de semana pasado; a sus dedos anudando la cuerda alrededor de mis muñecas y tobillos. Aunque mi mente estaba en otro lugar diferente ahora mismo, no pude parar el calor que se estaba juntando entre mis piernas con el recuerdo de estar desnuda y atada por Harry. Con Harry.
"No. Todavía es muy pronto y nos estamos tomando las cosas con calma y disfrutando."
"Apuesto a que lo hacéis." El presentador se rió antes de dirigir su atención a Niall, que negó con la cabeza, confirmando que no estaba viendo a nadie.
En el espacio de unos minutos, había pasado de ser Harry y yo a ser Harry, yo y el resto del mundo. Solo le había mencionado a mi madre y a un par de amigos sobre Harry. Por supuesto, dejé ciertos detalles. Estoy segura de que mi madre no querría saber sobre nuestras sesiones de azotes y bondage. Aunque no era estúpida y estoy segura de que era consciente de que esto no era tomar una taza de té.
Cuando acabó la entrevista, volví a mi oficina. Mi mente estaba nublada y me iba a costar concentrarme el resto del día. Me sorprendí al ver el nombre de Harry en la pantalla de mi móvil después de la entrevista.
"Bueno, no estaba preparada para esto." Me reí al contestar la llamada.
"Si, yo tampoco...." Harry se rió, para luego dejar una corta pausa. "¿Lo que dije está bien?"
Paré un momento y sonreí. "Si."
"Estuve pensando todo el tiempo que los demás respondían y solo salió... sentí que era adecuado decirlo así."
"Bueno, los medios van a tener un día ocupado con esto."
Harry se rió al otro lado. "Si... pero no les voy a contar nada más. Por muy difícil e imposible que parezca, de verdad que quiero mantener mi vida privada-tú- lejos de los medios y de todo el mundo."
Sabía que qué Harry admitiera públicamente que estaba viendo a alguien iba a significar que la prensa le mirara con ojo de halcón y aunque todo esto me asustaba, era optimista sobre mantenernos escondidos. Solo iba a requerir un poco más de esfuerzo y planificación por nuestra parte.
"¿Cómo estás, por cierto?" Pregunté.
"Bien." Sabía por su tono de voz que estaba sonriendo. "¿Y tú?"
"Abrumada." Me reí. "Pero también bien."
"¿Es por la entrevista?"
"La entrevista y el hecho de que me han llegado nueve mensajes en quince minutos."
"Oh Dios," Se rió Harry. "Mejor te dejo seguir, entonces."
"Llámame mañana cuando estés de camino."
"Lo haré. Debería acabar a las nueve de la tarde así que te llamaré sobre esa hora."
"Bien." Sonreí. "Te veré entonces."
-
Subí mi media izquierda y la enganché al liguero antes de ponerme el vestido y echarme un último vistazo en el espejo. Hoy era una gran noche y necesitaba verme mejor que nunca. Mi jefe y yo íbamos el Hotel Trafalgar en el centro de Londres a conocer a un nuevo cliente potencial que sería extremadamente bueno para nuestro negocio y nuestra reputación. Me había puesto un vestido simple de raso negro que llegaba justo encima de la rodilla. Era ajustado, pero no vergonzoso y mostraba mis curvas en los lugares adecuados. Mi pelo estaba suelto en rizos sueltos y el maquillaje era mínimo; pestañas negras y un poco de bronceador en mis mejillas. Seguía sorprendida por lo profesional que me veía cuando me puse los tacones. No era alta- un poco más de 1'50- pero algunos centímetros de altura hacían mucha diferencia. Me veía elegante, un completo contraste con la chica sentada en frente de la televisión con un jersey viejo de la universidad y pantalones de chándal de hace una hora.
Respiré profundamente cuando el taxi aparcó en el hotel. No solía estar nerviosa pero había mucha presión en esto. Mi jefe me había elegido para ir con él porque sabía que se me daban bien las palabras y podía ser persuasiva sin llegar a manipular. Eso, y el hecho de que los dos sabíamos que este hombre tenía una debilidad por las jóvenes. Esta era una de las ocasiones en las que no me importaba usar mi físico para ganar un negocio. Nunca pensé que era muy atractiva, aunque tampoco era fea; solo sabía sacar partido de mis rasgos y mi cuerpo. Era una firme creyente de que cualquier chica podía ser atractiva si quisiera. Y, por supuesto, la confianza marca la diferencia. Había sido extremadamente introvertida y vergonzosa de niña y me llevó mucho tiempo crear una confianza de la que pudiera estar orgullosa. Me había dado cuenta cuando empecé a tener confianza. Y empecé a sentirlo.
Mientras caminábamos al comedor, vi a nuestro cliente al fondo. Podías saber quien era un hombre de negocios cuando veías uno. Había algo en la manera en la que era; tranquila y serena, exudando riqueza y éxito. Este particular magnate de los negocios tenía cuarenta y tantos y era atractivo; profundos ojos marrones y una mandíbula que muchos hombres envidiarían. Su traje era gris y se ajustaba a la perfección. Sonreí cuando le di la mano y me presenté antes de tomar asiento.
La tarde había ido mejor de lo que esperaba y después de una deliciosa comida de tres platos y unas cuantas copas de vino, nos dimos la mano para cerrar el trato. Estaba un poco mareada y mi sangre estaba más caliente de lo normal y, aunque no estaba borracha, estaba un poco contenta. Tras declinar educadamente la proposición del hombre de tomar algo en el bar, pagamos la factura e intercambiamos despedidas. Mi jefe y nuestro nuevo cliente se fueron juntos y yo me excusé para ir al baño. Mientras estaba frente al espejo arreglando mi pelo, mi móvil comenzó a vibrar en mi bolso.
"Que puntual." Me reí. Como había prometido, Harry me llamó a las 9 en punto. "¿Estás fuera?"
"Estoy a cinco minutos. Hay algunos semáforos"
"Okey, sin problema. ¿Dónde quedamos?"
"Creo que le diré al conductor que me deje en la entrada de atrás. Estoy seguro de que no habrá nadie ahí."
"Vale. Voy acabar lo que estoy haciendo aquí e iré para allá entonces."
"¿Haciendo el qué dónde?" Su voz se llenó de diversión.
"Oh ya sabes... esto y aquello" Me burlé mientras agarraba un mechón de pelo. "Estoy en el baño."
"¿Estás sola?"
Miré detrás de mi para ver que todos los cubículos estaban libres. "Si, estoy sola."
Él dejó escapar un largo suspiro y supe que su mente estaba vagando. Se estaba llevando a la mía con él. "Es una pena..."
"¿El qué?" Respiré, viendo como mis mejillas se sonrojaban en respuesta a su voz.
"Que no esté ahí contigo." Inhalé profundamente y mi pulso fue más rápido. Si Harry estuviera aquí ahora, sin duda sujetaría mi cuerpo contra la pared mientras nos apresuramos a llegar al final antes de que alguien entre. "Pero ahora estoy fuera así que dejaremos ese pensamiento para otro día." Se rió y tan rápido como eso, el tono seductor se desvaneció; dejando nada más que un tinte rosa en mis mejillas.
Llegué a la entrada de atrás y vi un taxi negro con las luces encendidas esperando parado. Cuando la puerta se abrió, corrí en mis tacones y me metí en el vehículo, cerrando la puerta detrás de mi. No hubiera evitado que se me salieran los ojos de las cuencas ni aunque quisiera. El pelo de Harry estaba apartado de su cara en un moño, lo que añadía por lo menos dos años más a su edad. La tenue luz de la calle creaba sombras en su cara y sus pómulos y mandíbula, que hacían que parecieran más definidas de lo normal. Llevaba una camisa negra desabrochada hasta el estómago y una chaqueta por encima, con los pantalones negros y unas botas de cuero negras. Para simplificar, estaba increíble; tan sofisticado y sexy. Y mucho más maduro que muchos hombres de mi edad.
"Hey," Sonrió, haciendo que su hoyuelo se profundizara. "¿Cómo estuvo?"
Me puse el cinturón de seguridad antes de girarme hacia él. "Bien." Sonreí. "Tenemos el trato."
"Felicidades. Sabría que lo harías." Sonaba orgulloso mientras hablaba y no pude evitar sonreír.
"¿Qué tal Burberry?" Pregunté.
"Muy divertido. He conocido a algunas personas y he tomado algunas copas, así que fue agradable." Sabía que él estaba un poco contentillo también. Sus palabras se arrastraban y ocasionalmente las juntaba y sus ojos parecían más pesados de lo que eran cuando estaba cansado. En mi propio estado, no pude evitar reírme. "¿Qué es tan divertido?" Se rió.
"Estas, estás borrachillo."
"Tú también." Sonrió.
Cuando nuestros ojos se encontraron, nos estudiamos el uno al otro en silencio. No podía apartar los ojos de él y sus ojos bajaron a mis labios abiertos; sabía que no pasaría mucho hasta que sus labios estuvieran en los míos. Me incliné hacia delante instintivamente y cuando lo hice, se inclinó el resto del camino para besarme. No estaba segura de si el conductor podía vernos en el espejo retrovisor, pero en ese momento no me importó. No le había visto en casi una semana y quería que tuviera sus labios y sus manos sobre mi. Nuestro beso era suave y delicado, pero también juguetón. Sonreí cuando apretó mi labio entre sus dientes y tiró, quedándose cerca mientras cogíamos aliento. Besaba como en las películas.
La luz de las farolas iluminaba la acerca mientras miraba por la ventanilla de nuestra cuidad capital.
"¿Los otros lo saben?" Mis palabras eran tranquilas y distantes cuando me giré para ver a Harry, que parecía que también estaba en su propio mundo.
"¿Hm?"
"Sobre... ya sabes."
"¿Sobre ti?"
"Bueno, se que ya lo sabes pero me refiero..."
Un brillo de diversión subió a sus ojos mientras hablaba. "¿Sobre qué hacemos en la cama quieres decir?"
Me reí. "Si."
"No. No lo saben."
Estaba sorprendida y aliviada a la vez. Tenía suficientes amigos para saber el tipo de conversaciones que tenían. Aunque algunas eran distendidas y graciosas, otras eran horribles de oír y me ponían de los nervios.
"No es algo que quiera compartir con ellos. Pero no porque me avergüence. Porque es privado y es entre tú y yo, y quiero mantenerlo así." Rozó sus dedos por mi rodilla mientras hablaba. "Estoy seguro de que les encantaría saber lo que hacemos," sonrió, "pero nunca he sido de los que hablan por ahí."
Su madurez era impresionante y me sentí incluso más atraída a él de lo que ya estaba. Mis sentimientos hacia Harry parecía que se movían hacia delante y crecían a cada momento y, aunque no estaba enamorada de él, no podía evitar preguntarme cuándo habría amor en este camino. Nunca había estado enamorada antes. Puede que el amor fuera solo felicidad incondicional. Puede que el amor fueran solo dos personas completamente conectadas el uno al otro, cuerpo y mente, en ese momento del tiempo. Puede que el amor fuera más simple de lo que pienso que es.
"Estarías incómoda si lo supieran?" Salí de mis pensamientos. La idea de que alguien más supiera sobre la experimentación sexual de Harry y mía me hacía sentir expuesta e intranquila.
"Un poco."
"Exacto. No te haría eso. Me importas mucho."
Mientras le mirada a través de mis pestañas, él sonrió. Sus dedos seguían moviéndose por la costura de mi media y rozaron más arriba, revelando el tramo de piel justo encima de ella. Nuestros ojos se fijaron en los dedos de Harry moviéndose por mi piel desnuda, y cada poro de mi piel se erizó. Su toque era suave y cuidadoso y, aunque podía haber subido más mivestido, no hizo ningún intento por ir más allá. En vez de eso, se inclinó hacia mi y presionó sus labios con los míos, sonriendo mientras caíamos en nuestro mundo.
X.
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