Capítulo 15

Nos quedamos tumbados en silencio mientras nos recomponíamos de nuestro encuentro sexual.

"Te late el corazón." Respiré mientras movía mi mano por el cuerpo de Harry, prestándole especial atención al vello bajo su ombligo.

"No me sorprende." Se rió, colocando una mano en su pecho. "¿Nos damos un baño?"

Miré a la puerta del baño por primera vez esa tarde. No me había dado cuenta hasta ahora. Asentí y después de unos segundos, él se movió y caminó hasta el baño. Mis músculos ya estaban empezando a dolerme y sabía que un baño caliente me haría bien. Cuando la cabeza de Harry apareció por la puerta, haciéndome un gesto para que fuera a unirme, me puse de pie con pereza y caminé hasta el baño.

La bañera era blanca y grande, llena de burbujas y vapor. Harry estaba de pie al lado y me tomé un momento para observarle desnudo. Era alto y bien formado, tonificado y firme. Tan pronto como caminé hacia él, sus manos se colocaron alrededor de mi cintura y sus labios estuvieron encima de los míos, guiándome hacia la bañera con él. Me reí mientras estábamos de pie en la bañera y él me besaba juguetonamente, antes de girarme para que mi espalda estuviera contra su pecho. Las piernas de Harry se colocaron a cada lado de las mías cuando nos sentamos e, instantáneamente, me relajé contra él. La fricción quemaba en mis muñecas y tobillos con el agua caliente pero las manos de Harry pasando por mis muslos hicieron que mi atención se enfocara en otra cosa. Había algo muy íntimo en compartir un baño con alguien. La cercanía de su cuerpo con el agua a nuestro alrededor era muy reconfortante- más si sus manos estaban alrededor de mí.

"¿Cómo te sientes?" Murmuró contra mi cuello.

"Cansada." Susurré. "Y hambrienta."

Él se rio contra mi piel y enterró su nariz entre mi cuello y mi hombro. "Qué bien que pedí que nos trajeran comida, entonces."

"¿Hm?"

"Cuando salí de la habitación antes... sabía que íbamos a tener hambre así que les pregunté si podían subirnos algo más tarde." Sonreí y giré la cabeza por encima de mi hombro. Cuando lo hice, él cerro el espacio entre nosotros y presionó sus labios con los míos.

Nos sentamos en la cama con una selección de platos entre nosotros. Harry había devorado el entrecot que había pedido y yo me reía histéricamente cuando se sentó enfrente de mi con la salsa de vino alrededor de las comisuras de su boca y su barbilla.

"¿Te parece algo gracioso?" Sonrió.

Me incline y pasé mi pulgar por su boca. Mientras me miraba a los ojos, su diversión se disipó y no pude evitar mover mi pulgar por su labio inferior. Se quedó quieto, dejándome tocarle, antes de separar sus labios y cerrarlos alrededor de mi pulgar. Nuestra mirada no se rompió. Había pasado de algo inocente a algo erótico en unos segundos y me sobresalté cuando la punta de su lengua pasó por mi piel. Con su ceja arqueada y su sonrisa de diversión en sus labios, el momento se fue y rápidamente se limpió la barbilla antes de sentarse bien en la cama, ligeramente sonrojado.

"¿Cuál era esa pieza de música?" Pregunté. Estaba en mi cabeza desde antes. Él pensó un momento y me miró.

"¿El Ave María?"

Asentí.

"Es una pieza de Vavilov."

"Es preciosa." El me miró y sonrió. "¿Cuándo empezaste a escuchar música clásica?"

"A mi tío le encanta. Cuando nos juntábamos, siempre había algo clásico de fondo. Supongo que se me quedó."

Sonreí. "¿Quieres aprender a tocar algún instrumento?"

Él murmuró mientras pensaba. "Guitarra y piano."

La verdad es que él tiene los dedos de un pianista; largos y finos. Me estremecí involuntariamente cuando los imaginé pasando habilidosamente por las teclas.

"Yo podría enseñarte algo de piano." Me reí.

Sus cejas se elevaron con sorpresa. "¿Tocas?"

"Un poco. ¿No viste el piano eléctrico de mi piso? Contra la pared, al lado de la ventana."

Él sonrió. "Estaba un poco distraído..."

Me sonrojé cuando recordé esa noche; la manera en la que sus manos habían tocado mis medias y ligueros justo antes de azotarme al borde de la cama. Recordé sus ojos cuando quitó mi máscara y se mantuvo en mi entrada; lujuriosamente oscuro, aunque dulce, como si no pudiera decidir si quería follarme o besarme.

"¿Por qué te estás sonrojando?" Se rió. Harry me había visto de maneras que nunca imaginé que nadie haría y todavía me estaba acostumbrando a ello. Le miré entre mis pestañas.

"Deja de mirarme así." Me reí. "Estás haciéndome sentir rara."

Él sonrió con diversión y acercó el último plato hacia mi. "¿Postre?"

Enfoqué mi mirada en el coulant de chocolate. Me recordó a la tarta que Harry había traído cuando nos conocimos y no pude evitar sonreír por el recuerdo.

"Claro." Me reí.

Apilé los platos y los puse en una mesa al otro lado de la habitación antes de reunirme con Harry en la cama. Sus ojos estaban cerrados y sus manos estaban detrás de su cabeza, elevándolo un poco. Se había desnudado completamente y yo sonreí desvergonzadamente mientras pasaba mi mirada entre sus piernas.

"Deja de mirar." Sonrió.

"Estaba admirando." Con sus ojos todavía cerrados, elevó sus cejas y vi las comisuras de su boca curvarse hacia arriba a la vez que yo gateaba hasta la cama y me tumbaba a su lado. "Fuera." Murmuró.

Tarareé con curiosidad y él tiró el borde de mi camiseta. "¿Quieres que me lo quite?"

"Odio la ropa y me encanta tu cuerpo. Tiene sentido."

La saqué por mi cabeza y la tiré por la habitación, donde estaba mi maleta, antes de bajar hasta las sábanas. La apreciación de Harry a mi cuerpo me hacía sentir mucho más atractiva. Quería tumbarme con él desnudos; sentir cada centímetro de su cuerpo contra el mío. Él se giró para darme la cara y abrió los ojos, pasando sus manos por mi cintura y espalda mientras me acercaba hacia él.

"Mejor." Sonrió.

Sus labios se cerraron con los míos y caímos en un caliente y perezoso beso; riéndonos cada poco mientras nos provocábamos. Cuando sus manos se movieron por mi, pude notar que se estaba volviendo impaciente. Colocó mi pierna derecha encima de su cintura y pude sentir su polla empezar a estirarse contra mi muslo. Sonreí a la vez que él, caliente y tembloroso contra mis labios. Buscando entre nosotros, agarré su duro eje en mi mano y lo mantuve en mi entrada. Nuestros ojos se encontraron y él se introdujo lentamente, suspirando pesadamente mientras me llenaba centímetro a centímetro. Nos mantuvimos cerca el uno contra el otro en esa posición hasta que nos corrimos y yo me dormí casi al instante; tranquilizada por los suaves y rítmicos sonidos de la respiración de Harry y el calor de sus brazos a mi alrededor.

-

Cuando me desperté, estaba acurrucada contra Harry, con mi espalda contra su pecho y su pierna enrollada encima de mi. Tenía mucho calor debajo del edredón e intenté liberarme para apartar la manta de mi cuerpo.

"Eres muy agradable y calentita." Suspiró Harry mientras se estiraba detrás de mi.

"Caliente es poco. Estoy al borde de sudar." Me reí.

"Me gustas caliente y sudada."

Sentí sus labios por la parte de atrás de mi cuello y él sonrió, antes de besar mi hombro. Estaba medio duro y yo estaba cachonda y cuando pasó su mano por la parte trasera de mi muslo, era obvio lo que era inevitable que pasase. Éramos jóvenes y estábamos llenos de una lujuria insaciable y deseo por el otro. Cuando tiró las mantas hacia abajo, me eché hacia atrás contra él, riéndome cuando sus labios atacaron mi cuello. Olía divinamente; una mezcla entre su perfume y su piel.

"Deberíamos levantarnos e ir a desayunar." Murmuró Harry aunque sabía que no lo decía en serio.

Arqueé mi espalda hacia él y su mano elevó mi nalga izquierda mientras su polla presionaba contra mi entrada; muy caliente y dura. Mi piel estaba sensible y amoratada y me moví por su toque pero mi mente estaba distraída por lo que estaba pasando entre mis piernas.

"Deberíamos." Susurré.

Inhalé con fuerza cuando el primer centímetro de él se deslizó dentro de mi, antes de retirarse otra vez; sonriendo contra mi cuello. Su mano llegó a la parte delantera y se estiró en mi estómago, mientras me acercaba a él.

"O podríamos..."

Se metió en mí una vez más, más profundo esta vez. Cerré los ojos y gemí con satisfacción cuando se quedó ahí; manteniéndonos en ese momento. Podía sentir su corazón latir contra mi espalda y, con un profundo suspiro, empujó el resto. Apreté su brazo un poco mientras me ajustaba a la sensación de tenerlo tan profundo, antes de girar mi cuello hacia él. Él descendió sus labios a los míos y me besó mientras seguía moviéndose despacio, tomándose su tiempo mientras nos perdíamos el uno en el otro una vez más.

-

Habíamos llegado a desayunar diez minutos antes de que se acabara la hora. El gran comedor estaba casi vacío y los elegantes camareros estaban retirando los platos y la cubertería de las mesas desocupadas. Harry había conseguido hablar con una de las camareras para conseguirnos algo de comida decente y los dos acabamos con huevos benedictinos y zumo de naranja. Harry se había cambiado en una camisa blanca y pantalones cortos mientras que yo llevaba un jersey ancho con shorts vaqueros. Sorprendentemente, íbamos bastante bien, teniendo en cuenta que habíamos pasado la mayoría de nuestra mañana debajo de las sábanas.

Cuando terminamos el desayuno, eran casi las once y media. Se notaba que el personal estaba ansioso por empezar a preparar el comedor para la comida, así que volvimos a nuestra habitación para preparar las maletas; así podíamos pasar las últimas horas explorando los jardines.

"No quiero volver al trabajo." Suspiré cuando nos sentamos en frente del lago de la casa. Harry agarró una piedra y la tiró hacia la superficie para que botara; yo le miré sorprendida de esa habilidad. "¡Qué bien!" Me reí y él me obsequió con una sonrisa.

"No vayas, entonces." Se encogió de hombros, haciendo que otra piedra rebotara en la superficie.

Le miré y me reí. Aunque la idea era tentadora, no era una opción. Iba a trabajar para ganar dinero porque disfrutaba de mi trabajo. Estaba loca por el éxito y la industria de los eventos en la que trabajaba era muy competitiva y yo disfrutaba con eso; justo como Harry disfrutaba actuando. Elegí mi propia piedra y la tiré en frente de mí. Acabó con un ruido y se hundió hasta el fondo al instante, lo que hizo que Harry se riera con diversión.

"Toma." Me pasó otra piedra y sujetó mi muñeca. "Tírala así." Guió mi mano y solté la piedra. Para mi sorpresa, botó tres veces antes de hundirse debajo de la superficie. "¿Ves?" Se rió.

Lo intenté otra vez sola y fallé miserablemente. "No creo que esté hecha para sacudir cosas."

Me arrepentí de las palabras tan pronto como dejaron mis labios y ni siquiera necesité mirar a Harry para saber lo que estaba pasando por su cabeza.

"No pienso igual..."

Pegué su brazo juguetonamente y él me acercó a su lado. Contraataqué con otro golpe en su brazo y él me tiró a la hierba. De alguna manera consiguió sujetar mis manos encima de mi cabeza con su mano izquierda mientras con la derecha y hacía cosquillas. Me retorcí debajo de él pataleando. Me sentía como una niña pero no pude evitarlo. Él había traído a mi muchas facetas que ni siquiera sabía que existían.

"Harry, por favor." Supliqué entre risas.

"Eso me suena familiar." Sonrió.

Gruñí cansada y su mano paró mientras él me miraba. Sus caderas estaban descansando firmemente entre mis muslos y sus ojos se quedaron fijos entre nosotros, antes de moverlas hacia mí con una sonrisa malévola en su cara.

"Se lo que estás pensando." Me reí.

Él empujó sus caderas hacia arriba y sus labios se encontraron con los míos en un rápido beso, antes de apartar su cuerpo del mío y elevarme.

"Aunque te deseo mucho ahora, estoy totalmente seco." Se rió.

Pasé mis dedos por mi pelo, quitándome hierbas de él e intentando coger aliento gracias al ataque de cosquillas de Harry.

"Vamos." Golpeó mi hombro. "Creo que podemos añadir tres horas de viaje por lo menos si vamos por el camino largo."

"¿No tienes que volver?" Pregunté.

Él sacó su móvil del bolsillo y lo encendió, antes de volver a guardarlo. "No lo se. No me importa."

Le miré y sonreí y él me dedicó una de sus increíblemente encantadoras sonrisas que hacían que se me saliera el corazón por la boca. Nos sentamos en un banco unos minutos más, mirando el lado. Ninguno de los dos habló. Ninguno de los dos necesitaba hablar. Era solo nosotros. Justo ahí en ese momento. Era uno de esos momentos en los que no sabías como había llegado pero recordaría el resto de mi vida.

X.

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