Capítulo 12

Cuando los carteles empezaron a señalarnos la dirección del hotel supe que estábamos cerca. El primero nos dijo que estábamos a 6 kilómetros y no pasó mucho hasta que pasamos el cartel que nos indicaba que faltaba un kilómetro y nos desviamos. Miré por la ventana asombrada por los campos que parecían un lago infinito para distraerme después con el gran edificio. Toda la escena era increíblemente pintoresca. Acababan de dar las seis de la tarde y el sol estaba en lo alto en el cielo, dándole a todo un bonito aura color amarillo.

"Justo a tiempo." Se rió Harry mientras apagaba el motor.

Le seguí cuando abrió la puerta del coche y salió a la grava del suelo, antes de ir al maletero y coger nuestras maletas.

Me sentía de alguna manera intimidada por el esplendor del edificio mientras caminábamos hacia la entrada. Intenté imaginarme cómo sería vivir ahí en otro siglo- tener algo tan elegante como esto como hogar. El pensamiento era bastante abrumador y dejó a mi imaginación volar, creando fantasías sobre las vidas de los hombres y mujeres nobles, imaginando qué amores y desamores habían surgido dentro de éstas paredes.

"Hola. Tengo una habitación reservada a nombre de Henry Edwards." Dijo Harry, y no pude evitar sonreír cuando se presentó.

La mujer detrás de la mesa miró y sonrió. Debía de tener treinta y pocos- 35 como mucho. Tenía el pelo oscuro y le llegaba justo por los hombros y sus pendientes de diamantes, su cuidadoso maquillaje sugería que estaba orgullosa de su apariencia. Mientras tecleaba, miró un par de veces para observar a Harry y supuse que lo había reconocido.

"Ah si," Sonrió. "Sr Edwards. La suite 1575. Buena elección."

"Esa es." Sonrió.

Ella se sonrojó al instante y colocó un mechón detrás de su oreja. Asumo que ella no era la primera mujer en sucumbir a la encantadora sonrisa de Harry y tampoco sería la última.

"Déjame hacer una llamada y alguien llevará vuestras maletas a la habitación."

Harry se giró para mirarme. "¿Damos un paseo antes de ir a la habitación?"

"Seguro." Le sonreí.

Di unos cuantos pasos hacia la entrada, girándome cuando me di cuenta de que Harry no estaba a mi lado. Seguía en la mesa de recepción, bajando la voz mientras le decía algo a la mujer que asentía vigorosamente en respuesta. Harry se movió de la mesa y caminó hacia mí.

"¿Todo bien?" Pregunté.

"Si." Sonrió. "Sólo asegurando nuestra privacidad esta noche."

"La sobornaste, ¿no?" Me reí mientras caminábamos al aire libre.

"No exactamente..." Sonrió con travesura. "Solo le di una pequeña propina adelantada."

"Y..." Sabía que había algo más.

"Y le firmé un papel para su hija de diez años." Se rió.

Me giré para mirarle y sonreí, cuando lo hice, su mano rozó la mía. Mi estómago dio un vuelco y él me miró a los ojos, cogiendo mi mano con la suya y entrelazando nuestros dedos. La parte izquierda de su boca se elevó antes de enfocar sus ojos hacia delante una vez más. Era la primera vez que nos cogíamos de la mano fuera de la habitación desde que nos habíamos conocido y era sorprendente lo cómodo que era tener mi mano entrelazada con la suya.

Mientras caminábamos de la mano, el sol empezó a hundirse entre los árboles. Los rayos amarillos que habían iluminado los cambios hace solo una hora habían sido remplazados con sombras anaranjadas. Si no fuera por la belleza del lugar y la compañía de Harry, hubiera encontrado la oscuridad un poco siniestra. Todo estaba en calma, no había pájaros piando ni se oía el sonido del viento entre los árboles.

"Me gusta este sitio." Mantuve mi voz baja, con miedo de romper la tranquilidad. Harry acarició mi pulgar con el suyo, dejándome saber que me estaba escuchando a pesar de su concentración en el horizonte. "¿Estás pensando?" Le pregunté.

"Si, pero cosas buenas." Sonrió.

No iba a presionarle. Él me había dejado con mis pensamientos antes y ahora era mi turno para dejarle a él con los suyos. Me giré a él y le sonreí y, cuando lo hice, se inclinó y presionó sus labios con los míos, tomándome por sorpresa.

"¿Vamos dentro?" Murmuró contra mis labios.

Asentí, besándole una vez más antes de partir de vuelta a la casa.

Nos quedamos fuera de la puerta de la suite mientras Harry sacaba la llave de su bolsillo. Cuando entramos, me quedé asombrada por su grandeza. La suite era una mezcla de espléndido roble oscuro y rojizo, iluminado levemente por lamparillas. Me giré a la derecha para ver la cama tamaño king-sized con cuatro postes; impecables sábanas blancas con una manta de terciopelo rojo y cojines, enmarcados con altos postes. Era, indudablemente el centro de atención de la habitación y no pude evitar tirarme en ella. El techo se alzaba encima de mí  mientras miraba alrededor y me rendía a la habitación. Todo en ella era históricamente decadente.

"Esta habitación es increíble." Murmuré mientras caminaba hacia la preciosa chimenea en frente de mí. Parte de mi deseaba que fuera invierno para acurrucarme en frente de ella y ver las llamas.

"Ojalá hubiera reservado dos noches." Suspiró Harry. "Pero mi mánager insistió en que tenía que dar una entrevista esta mañana."

"Está bien," Sonreí. "Todavía tenemos hoy y mañana."

Caminé hasta los postes de manera de la cama, pasando mi mano por el tallaje delicado.

"¿Cogiste la habitación con los cuatro postes para atarme o algo?" Bromeé.

Él se giró para mirarme con una sonrisa; los ojos estaban oscuros y auguraban promesas; antes de sentarse en el borde de la cama, moviendo sus manos a sus lados, sintiendo la manta de terciopelo. "Ven aquí." Susurró.

Di unos cuantos pasos hacia él, manteniendo su mirada y tan pronto como estuve lo suficientemente cerca, agarró mi muñeca y me colocó encima de su rodilla, de manera que mi cabeza descansaba en la cama a su lado. Mi menté se vació cuando me di cuenta de lo que estaba pasando y el deseo tomó el control. Usando una mano para sujetar mis manos detrás de mi espalda, usó la otra para subir la falda de mi vestido a mi cintura y bajar mi ropa interior. Mi respiración se cortó y fue sustituida por un corto silencio, luego un golpe; su mano llegó a mi nalga izquierda.

"Se lo mucho que has esperado esto." Luego en la derecha. "Probablemente más que yo."

Su mano bajó y luego subió, una y otra vez mientras me azotaba en una rápida sucesión. El calor que estaba dejando en mi piel era sensacional. El alivio de su mano me llevaba a otro mundo.

"Harry-"Respiré. Quería más. Había una energía dentro de mí que necesitaba satisfacción. Él empezó a acariciarme entre las piernas.

"¿Si?"

"Más fuerte."

Él llevó sus dedos de entre mis piernas y rozó su mano contra mi caliente culo.

"¿Quieres que te azote más fuerte?"

"Si."

Él inclinó la cabeza hasta que su respiración llegó hasta mi cara. "Pídemelo por favor."

Me moví en su rodilla cuando empujó un dedo dentro de mi, manteniéndome quieta mientras me apretaba alrededor de él.

"Por favor."

"Buena chica."

Su dedo salió de mi y su mano me golpeó justo encima de mi muslo derecho, más duro de lo que nunca había hecho. Mi respiración se atascó cuando salté hacia delante y grité. El sonido que hizo su mano con mi piel era extraordinario y, aunque picaba, sonaba mucho peor de lo que se sentía.

"¿Bien?" Preguntó suavemente.

"Si."

"Bien." Hundió los dedos entre mis piernas, distrayéndome del quemazón de mi piel. "¿Otra vez?"

"Si." Respiré.

Un golpe en la nalga opuesta me dejó respirando pesadamente, apretando mis uñas en mi mano mientras él las sujetaba detrás de mi espalda. Cuatro azotes más en una rápida sucesión y paró, curvando su dedo entre mis piernas para entrar una vez más. Su respiración se había acelerado y no paraba de moverse debajo de mi; podía sentir su polla endurecerse a través de sus vaqueros conforme pasaban los segundos.

Gemí cuando siguió acariciándome con cuidado, y se inclinó y apartó el pelo de mi hombro antes de rozar con sus labios mi piel.

"¿Has tenido suficiente?" Susurró.

Mi trasero estaba caliente y dolorido y sabía que tendría problemas para sentarme al día siguiente. Asentí, rotando mis caderas mientras disfrutaba de la sensación de su dedo dentro de mi. Harry se incorporó ligeramente para poder mover mi cuerpo encima de la cama.

"Esto va a doler mañana. ¿Has traído crema hidratante?"

"Está en mi maleta"

Me tumbé boca abajo con los brazos a cada lado. La sábanas eran incluso más suaves de lo que había imaginado e instantáneamente me relaje encima de ellas. La cama se hundió detrás de mí y Harry bajó mi ropa interior de mis rodillas a mis pies, antes de colocar una rodilla a cada lado de mi. Escuché mientras echaba crema en sus manos, encogiéndome cuando el líquido frío llegó a mi piel. Inhalé y mi cuerpo se tensó mientras sus manos se movían por mi culo, tranquilizando mi piel quemada. Sus manos eran muy suaves y cuidadosas; un contraste con su trabajo de hace unos instantes.

Él subió mi vestido y estiré mis brazos para que lo sacara por mi cabeza. Sus manos hidratadas acariciaron mi espalda y mis hombros antes de, cuidadosamente, desenganchar mi sujetador. Moví mis hombros y dejé que los tirantes se cayeran, moviéndome un poco para que los pudiera quitar de mis brazos. Sus manos comenzaron a descender, agarrando y tocando mi piel hasta que volvieron a mi trasero.

"¿Cómo se siente?"

"Bien." Murmuré, cerrando los ojos.

Él continuó masajeando mi tensa piel. "¿Y esto?" Susurró, rozando con sus pulgares entre mis piernas.

"Mejor." Mis caderas empezaron a moverse instintivamente contra las sábanas mientras buscaba algún tipo de alivio y suspiré con fuerza cuando Harry empujó uno de sus pulgares dentro de mi.

"¿Y esto?" Empezó a mover su pulgar en movimientos circulares lentos, asegurándose de que podía sentirle. Separé mis piernas un poco y él llevó sus labios a mi cuello, respirando. "Gírate para mi." Susurró antes de esparcir besos por mi piel.

Murmuré y él se movió a mi lado, acercando mi cuerpo al suyo, así que estábamos pecho con pecho. Su mano ahuecó mi culo, acariciando y pellizcando la piel mientras caíamos en un caluroso abrazo. Sus labios y lengua jugaban sensualmente contra mi; sus manos se movían por mi piel desnuda. Me hacía gracia la cantidad de veces que acabábamos en esta posición; yo casi desnuda y él totalmente vestido. No es que me importe. Su camiseta de algodón era muy suave contra mis duros pezones y yo rozaba mi pecho contra el suyo para incrementar la fricción. Después de un rato, se separó del beso para mirarme a los ojos. Sus pupilas se habían dilatado significativamente y sus labios estaban llenos y rosados. Sabía que estaba tan excitado como yo.

"¿Te gustó estar atada aquella vez?" Su mano se movía por mi cintura adelante y atrás, y aunque sabía que él sabía la respuesta, asentí en respuesta a su pregunta. "Quiero intentar algo contigo."

"Vale."

Miré con curiosidad cuando él se movió de la cama y caminó hasta su maleta, rebuscando por ella hasta que sujetó algo en sus manos. Cuando se giró para mirarme, los ojos de abrieron. No con miedo, pero con un vuelco en el estómago que hicieron que mis manos sudaran y mi ritmo cardiaco de acelerara al instante. Volvió a la cama y puso una rodilla a cada lado de las mías, mirándome mientras sujetaba cuatro trozos de gruesa cuerda blanca en sus manos. Mantuvo mi mirada, tirando un extremo de la cuerda para que rozara mi abdomen, atrayendo mis terminaciones nerviosas. Le miré y fue en ese momento en el que nuestra confianza no necesitó palabras. Él no necesitaba preguntar y yo no necesitaba afirmar. Estaba justo ahí, era parte de nosotros y de lo que éramos juntos.

Se inclinó encima de mi cuerpo y me besó, deslizando sus manos por mis brazos para estirarlos encima de mi cabeza. Arrodillándose en mi estómago, envolvió la primera cuerda alrededor de mi muñeca derecha, apretándola para que estuviera lo suficientemente tensa para que la notara, pero no lo suficiente como para cortar mi circulación. Una vez que acabó, hizo lo mismo con el otra muñeca, se movió a mi lado y yo eché la cabeza para atrás para verle atar la cuerda a los gruesos postes de madera. Los dedos de Harry trabajaban con maestría y no pude evitar preguntarme dónde había aprendido a usar los dedos así.

"¿Se sienten bien?"

Asentí.

"¿No está muy apretado?"

"No." Susurré.

Él se movió a mis pies y enganchó sus manos alrededor de la parte trasera de mis rodillas, arrastrando mi cuerpo hacia abajo por la cama para que mis brazos estuvieran estirados completamente sobre mi cabeza. Él me miró, buscando mi reacción y yo cogí mi labio entre mis dientes cuando seguí mirándole con anticipación. Empezó con mi pierna derecha, pasando sus manos por el interior de la misma y bajar por mi gemelo para estirar mi pierna. Frunció el ceño con concentración mientras ataba la cuerda alrededor de mi tobillo y aseguraba el otro extremo a los postes, tirando un poco para asegurarse de que mi pierna estuviera todo lo estirada posible.

Ni mis manos ni mis pies llegaban a las esquinas pero Harry se aseguró de que había suficiente cuerda para asegurar mi cuerpo a ellas.

"Quiero que sepas," empezó Harry, "que cuando tires de esto no se va a mover."

Pasó sus dedos por mi tobillo izquierdo. "Pero con un tirón de aquí," dijo, tirando del extremo de la cuerda para que se deslizara sin esfuerzo del nudo. "Puedo deshacerlo." Llevé mis brazos hacia mi cuerpo para probar las restricciones. Tenía razón, no había manera de que se deshicieran. Ató la cuerda alrededor de mi tobillo libre una vez más, antes de volver entre mis piernas e inclinarse hasta que sus labios estuvieron encima de los míos. "Si en algún momento no estás cómoda, dímelo y te desato en un momento." Cuando asentí, se inclinó para besar mis labios.

Estaba tumbada ahí, atada... indefensa... expuesta... impaciente... viva. Este era el lugar al que pertenecía mi cuerpo y mi mente. Era el lugar donde no tenía que pensar en nadie ni en nada; un lugar donde podía, simplemente, estar.

"¿Cómo te sientes?" Me preguntó Harry suavemente, pasando sus dedos por el costado izquierdo de mi cuerpo. ¿Estás relajada?"

"Sorprendentemente." Susurré.

"¿Estás poniéndote cachonda?"

Sus dedos se acercaron al lugar donde se juntan mis muslos y todo mi cuerpo tembló. "Si."

Luego, rozó con sus dedos entre mis piernas y dejé escapar un suspiro ahogado, desesperada por más. "No te muevas," sonrió travieso, "No tardo nada." Caminó fuera de mi perímetro y giré la cabeza para localizarle.

"Harry," Respiré pesadamente.

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